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Reforma

En estas páginas he descrito esquemáticamente las dos grandes corrientes que en el siglo XX caracterizaron la relación entre los llamados intelectuales y el poder. Una, la sartriana, es la del compromiso, la de la toma de partido por o contra causas y personas; la otra, la de Paz, Berlin y Aron, la liberal y de distancia frente al príncipe. Ambas, en mi opinión, son igualmente respetables y justificadas; al final del día donde cada quien se ubica es una decisión personal y arbitraria. En vista de que he pertenecido, desde la adolescencia (como estudiante, wanna be o intelectual certificado) a la primera, me parece imprescindible compartir con los lectores mi voto y sus razones.
Voy a votar, como ya lo he dicho desde septiembre del 2005 por Calderón, por tres razones. En primer lugar, porque en conjunto su visión refleja la continuidad con Fox y con parte de Zedillo, que considero como más conveniente: un México democrático donde se respetan los derechos humanos; una economía de mercado abierta y competitiva que tiene más posibilidades de crecer; un Estado con políticas sociales modernas y eficaces, lejos del clientelismo y los subsidios generalizados del pasado; un país abierto al mundo y que busca que el mundo se abra a él. No digo que la visión de Calderón en todos estos aspectos sea perfecta pero sí es mejor que la de AMLO y Madrazo.
En segundo término votaré por Calderón, porque en puntos muy precisos algunas de sus propuestas son muy parecidas o idénticas a las que formulé durante el tiempo que duró mi candidatura ciudadana a la Presidencia. Mencionaré tres. Una: la jornada completa en las escuelas primarias, idea ya presentada por Labastida en el 2000, y cada vez más necesaria: es inconcebible que los niños mexicanos sólo permanezcan en la escuela 4:30/5 horas al día. Calderón le da un carácter optativo a la medida y la justifica por el empleo creciente de las mujeres; yo la propuse como una medida obligatoria e invertí la jerarquía: primero la educación, después las mamás. Pero en el fondo es lo mismo. Dos: en materia de seguridad, Calderón ha sugerido la necesidad de plena autonomía del MP, una unificación de las policías federales, una mayor coordinación con las policías estatales, y el establecimiento de juicios orales en todo el país. Por mi parte, desde 2003 (y quien no tenga otra cosa que hacer puede verlo en internet o en el libro Somos Muchos) propuse la creación de una policía nacional única, investigativa y preventiva, que sustituyera a las casi 2 mil 600 corporaciones policiacas existentes, y descansara en un código penal único. Insistí en la necesidad de un MP independiente y acusatorio, así como en la necesidad de establecer juicios orales en el fuero federal y común en materia penal y civil. Las dos propuestas no son idénticas, pero se parecen lo suficiente para crear afinidad. Tres: Calderón en sus referencias a temas institucionales ha insistido en la urgencia de la reelección de legisladores, en la segunda vuelta presidencial, y en algún mecanismo de conformación de mayorías en el Congreso. Yo fui un poco más específico al proponer un régimen semipresidencial/semiparlamentario y el uso del referéndum para modificar la Constitución. De nuevo, no es lo mismo pero parecido.
En tercer lugar votaré por Calderón porque puede provocar -sin que haya certeza de ello- una verdadera renovación de la clase política del país, al incorporar a la conducción de México a gente joven, que no posea los vicios de generaciones anteriores y que cuente con las virtudes de las cuales ha carecido nuestra clase política. No quiero exagerar los defectos de los de más de 50 años, ni el talento de los menores de 40, pero se impone un relevo generacional, sobre todo a la luz de los equipos de AMLO y de Madrazo.
Sobra decir que no concuerdo con todas las posturas de Calderón. No comparto su idea del "flat tax" a la Forbes; creo que su anhelo de un gobierno de coalición, sin reformas institucionales previas y pertinentes es iluso. Pero las elecciones son ejercicios imperfectos donde se escoge entre opciones imperfectas y siempre en términos relativos. Por eso voto por Calderón.