agosto 20, 2006

Usa declaraciones de Ahumada, pero le impide entrevistas

Itinerario Político
Ricardo Alemán
El Universal
20 de agosto de 2006

Interrogatorio en Cuba, para reforzar protesta de AMLO

De entre las leyes de la física, la tercera de Newton se ha convertido en una verdadera "ley de la política". Dice Newton: "A toda acción corresponde una reacción igual pero en sentido contrario". Es decir, que a toda presión o acontecimiento político corresponderá siempre una respuesta de la misma magnitud que la primera, pero en sentido contrario, a manera de respuesta.

Lo que presenciamos con la difusión de nuevos videos, editados del extenso interrogatorio que el gobierno cubano le hizo a Carlos Ahumada -que confirman no sólo la corrupción del primer círculo del gobierno de AMLO, sino que esas evidencias fueron utilizadas en su momento por círculos del gobierno de Vicente Fox para debilitar la imagen del entonces jefe de Gobierno-, no es más que eso, una respuesta desesperada del equipo de AMLO, a quien si bien no pudieron eliminar de la carrera presidencial con los videoescándalos y menos con el "desafuero", sí derrotaron los electores en las urnas.

La difusión tardía de esos nuevos videos son la respuesta del equipo de López Obrador a una realidad que se abre paso, a pesar de la confusión deliberada sembrada por el candidato de la coalición Por el Bien de Todos, y que en los hechos no ha sido más que un verdadero complot contra las instituciones electorales mexicanas. Incluso hay quienes ya señalan esa maniobra de AMLO como "golpe de Estado" contra esas instituciones.

En efecto, los videos muestran a un Carlos Ahumada revelando el entramado perverso de un puñado de funcionarios públicos de primer nivel del gobierno "del cambio", los que junto con la poderosa televisión privada hicieron estallar el escándalo de la corrupción del gobierno de AMLO con fines político-electorales. En realidad nada nuevo respecto a lo que ya se sabía del escándalo.

Pero esos nuevos videos podrían resultar contrarios a la causa que se busca, ya que dejan más preguntas sin responder y hasta pueden llevar a la confirmación de otras variables hasta el momento no exploradas. Nos referimos a la corrupción del gobierno del DF, también con fines político-electorales y, sobre todo, a la intromisión del gobierno cubano, en el más reñido de los procesos electorales mexicanos.

¿De parte de quién?

Pero vamos por partes. Todos saben que en los primeros meses de 2004 el empresario Carlos Ahumada se refugió en Cuba, presuntamente a recomendación de Carlos Salinas, en donde el otrora amigo del ex presidente mexicano, Fidel Castro, le daría protección. En efecto, Carlos Ahumada entró a Cuba sin ningún problema y durante semanas dirigió desde la isla su defensa por los videoescándalos, al grado de que era visitado por abogados, familiares y personas cercanas. Eso lo sabía el gobierno cubano, en cuyo territorio nadie se mueve sin su aval y el ojo experto de sus espías. Todo indica que en efecto, el régimen de Castro había aceptado asilar a Ahumada.

Sin embargo algo pasó, algunos hilos se movieron y, repentinamente, Ahumada pasó de asilado político a petición de un influyente amigo del presidente Castro, a perseguido. Fue detenido y sometido a un extenso interrogatorio, al estilo del gobierno cubano. De ese interrogatorio forman parte los cuatro minutos de revelaciones que el pasado viernes fueron difundidos. La crisis que provocó la detención de Ahumada y su prolongado interrogatorio se convirtieron en un conflicto diplomático que tensó al máximo las relaciones diplomáticas entre México y Cuba. Para nadie es un secreto que la diplomacia entre los dos países sigue en un momento de máxima tensión, cercano a la ruptura.

Desde entonces era claro que el gobierno de Castro brindaba todo su respaldo al entonces precandidato presidencial y jefe de Gobierno del DF, Andrés Manuel López Obrador -apoyo que también ofreció el presidente de Venezuela, Hugo Chávez-, y que algo se había fracturado entre la relación del ex presidente Salinas y Fidel Castro. Se sabía de la existencia del interrogatorio de Carlos Ahumada en Cuba, y el propio gobierno de la isla había usado fragmentos de ese interrogatorio para cobrar facturas al gobierno de México. Incluso el propio gobierno mexicano solicitó, sin éxito, una copia de las grabaciones del citado interrogatorio.

El asunto pasó a segundo plano cuando López Obrador superó no sólo los videoescándalos, sino el desafuero, y se convirtió, finalmente, en el candidato presidencial de la mal llamada izquierda mexicana. Había ganado su grito de campaña: "¡Que le ganen en las urnas!". Y en efecto, el 2 de julio le ganaron en las urnas, a pesar de la engañosa y hasta tramposa campaña de que se cometió un supuesto fraude electoral; fraude que por cierto nadie ha podido comprobar.

Preguntas sin respuesta

Pero repentinamente, cuando una buena parte de la opinión pública nacional y la mayoría de la prensa internacional han llegado a la conclusión de que el supuesto fraude no existe más que en el imaginario de AMLO y de sus generales -y de un sector duro de sus fieles-, reaparecen nuevos videos de la corrupción y López Obrador se monta de nuevo en la estrategia del complot. Pero al mismo tiempo aparecieron muchas preguntas también sin respuesta.

¿Quién puso en manos de AMLO y del PRD parte del interrogatorio que le hizo la policía cubana a Carlos Ahumada? ¿Cuál es la intención política de esa filtración? ¿Por qué ahora, y no antes, en los previos al 2 de julio? ¿Quién, del gobierno cubano, está interesado en la defensa política de AMLO? ¿Cuál es el papel, en esa estrategia, que juega el presidente venezolano, Hugo Chávez?

Resultaría ingenuo suponer, por decir lo menos, que el PRD y AMLO son ajenos a esas filtraciones, sobre todo porque se trata de un video editado en el que sólo se exhibe lo que beneficia a la causa de López Obrador. Está claro que el gobierno de Cuba sigue ofreciendo todo su respaldo a López Obrador y que ese gobierno le apuesta no sólo a la crisis política que ha generado la postura de AMLO, sino que está dispuesto a ofrecer todo lo que sabe y todos sus oficios para empujar la insurrección de AMLO y de llegar al golpe de Estado que en la práctica el candidato de la coalición Por el Bien de Todos le ha asestado ya a las instituciones democráticas.

Es reveladora la declaración de AMLO, horas después de que se conocieron las nuevas filtraciones. Dijo López Obrador: "Si así es como se procede, nos tienen que entregar la Presidencia de la República". ¿Qué quiere decir esa declaración? Es bastante clara; es la confirmación de que López Obrador no iba por la Presidencia por los cauces de la democracia, en donde gana el que obtiene más votos, sino que su estrategia era la de arrebatar el poder por los métodos que fueran, incluso por encima de la destrucción del entrañado legal que soporta la democracia electoral mexicana.

La filtración de los nuevos videos confirma que la mano del gobierno cubano está presente en el proceso electoral mexicano, y que ahora se intenta presionar al Tribunal Electoral para que declare la anulación de todo el proceso. El argumento es precisamente ese, que sin importar la elección, el resultado, sin importar las instituciones electorales y el propio Tribunal, AMLO debe ser presidente, por razones morales, porque su causa es la causa justa. En pocas palabras, se intenta un golpe de Estado a las instituciones y la imposición de un gobierno "popular", con el apoyo de gobiernos extranjeros, como el de Cuba y acaso el de Venezuela.

Existen versiones de que el PRD tenía en sus manos una parte del interrogatorio de Ahumada en Cuba -un interrogatorio nada confiable por el descrédito no sólo del interrogado, sino de los interrogadores- que no había sido utilizado porque AMLO y sus leales ya daban por descontado que ganarían el 2 de julio. Esa versión parece poco creíble, porque de haber existido antes se habría hecho pública inmediatamente después del 2 de julio e incluso habría sido parte del expediente para reclamar la nulidad abstracta de la elección. No, por la forma y por el fondo, se puede aventurar que se trató de un hallazgo de reciente manufactura. Y para guardar toda posible pista, se recurrió a mensajeros afines.

Preso político

Pero además resulta ridículo, de risa, y hasta un insulto al sentido común y a la inteligencia de los ciudadanos y los electores, que López Obrador y el PRD pretendan convertir a Carlos Ahumada en escudo para justificar el presunto complot en su contra -mediante una declaración arrancada por la policía cubana en donde los derechos humanos son letra muerta y el Estado violenta todas las garantías individuales-, cuando en México, en el arbitrario Gobierno del Distrito Federal, el jefe de Gobierno López Obrador ordenó que el propio Carlos Ahumada fuera mantenido en calidad de preso político, sin derecho a presentarse a los medios para ser entrevistado y para ofrecer su verdad. En las cárceles del Distrito Federal, por instrucciones de AMLO, primero, y de Alejandro Encinas, después, al señor Ahumada se le ha impedido que diga lo que sabe sobre los videoescándalos, sobre la corrupción en el gobierno de AMLO, sobre su huida y posterior detención en Cuba, sobre la forma en que fue tratado en la isla y cómo se obtuvo la declaración que hoy utiliza AMLO para su causa. ¿Por qué no le permiten hablar? ¿A qué le temen AMLO y el PRD si Ahumada ofrece una entrevista?

Está claro que el señor Carlos Ahumada no es una hermana de la caridad, que es un empresario que se enriqueció a partir de todas las malas artes de la política, del contubernio entre empresarios y servidores públicos. Pero también es cierto que el señor Ahumada fue uno de los mecenas de una buena cantidad de políticos del PRD, probablemente del propio AMLO, en su campaña como candidato a jefe de Gobierno del Distrito Federal. Existen evidencias y declaraciones del propio Ahumada de que reaccionó con los videos de la corrupción porque un grupo de perredistas vinculados al grupo de AMLO pretendió extorsionarlo.

Pero lo peor es que AMLO y sus leales, con la ayuda de aliados mediáticos, pretendieron desviar la atención sobre el corazón de los escándalos de la corrupción; que no es otra cosa que esa, el dinero que de manera ilegal e inmoral se manejó desde la administración de AMLO a través de sus escuderos, como René Bejarano, Carlos Ímaz y Gustavo Ponce. ¿Qué se sabe del origen y el destino del dinero que a puños se llevaron Bejarano, Ímaz y Ponce? Nada. El GDF simuló una investigación que terminó con unos meses de prisión para Bejarano -encarcelamiento en el que gozó de todos los beneficios, mientras que Ahumada era tratado como preso político-, en tanto que Ímaz sigue tan campante, como si nada. ¿Qué hay de Ponce, el hombre que derrochaba millones de pesos en Las Vegas? Resulta otro insulto a todos, sean o no simpatizantes de AMLO, que en su momento el ex jefe de Gobierno haya dicho que no estaba enterado que su secretario de finanzas era un pillo, que haya facilitado su huida, y que ahora salga con el cuento de que se trata de un complot.

Y lo más simpático, que sería de risa si no es por el agravio a la sociedad entera, es que hoy la esposa de René Bejarano, la diputada Dolores Padierna, y el señor Carlos Ímaz, que es el esposo de Claudia Sheinbaum -quien a su vez es la más cercana colaboradora de AMLO-, sean los puntales de la resistencia civil, de los plantones, y que sean responsables de la movilización contra el supuesto fraude. Parece que son muchos los mexicanos, los simpatizantes de AMLO que no quieren ver que sin corrupción, como la comprobada en turno a López Obrador, no habrían existido los videoescándalos y no habría elementos para tal persecución.

Por eso no es descabellado señalar que el otro complot, el verdadero complot es el que mediante un monstruoso engaño colectivo pretende imponer el señor López Obrador. Y en efecto, son muchos los mexicanos que se han tragado el cuento del fraude, de la persecución perversa, pero el tiempo pondrá a cada quién en su lugar. Al tiempo.

aleman2@prodigy.net.mx

Manipulan amlistas a la Guadalupana

La Virgen tiene en la mano derecha un papel que dice "Voto AMLO" y debajo, la inscripción: "la reina de todos los plantones"

Leslie Gómez e Ilich Valdez
Reforma

Ciudad de México (20 agosto 2006).- Los perredistas sumaron a sus protestas su propia versión de la imagen de Virgen de Guadalupe, lo que provocó protestas del Arzobispado.

Simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador realizaron ayer una peregrinación del Zócalo a La Villa durante la cual repartieron un cartel con un dibujo de la Virgen que tiene en la mano derecha un papel que dice "Voto AMLO" que deposita en una casilla. Debajo está la inscripción: "la reina de todos los plantones".

El Arzobispado de México protestó por la manipulación de la imagen y exhortó a los perredistas a su inmediato retiro.

"Hacemos una firme protesta porque esto es un abuso, pedimos a quien lo esté haciendo que no lo haga porque, aunque la Morenita es la patrona de todos, no tienen derecho a incluirla en un acto político", señaló el sacerdote Hugo Valdemar, vocero del Arzobispado.

Agregó que aunque la Guadalupana no es ajena a luchas populares, no puede ser manipulada porque es un símbolo universal y cultura.

"La Virgen es patrona de todos los mexicanos. Es una imagen universal que no tiene dueño. El Arzobispo de México es el encargado de proteger a la Virgen por eso, esto es una ofensa para la Iglesia católica y es tan grave que resulta un sacrilegio", dijo.

Francisco de la Cruz, secretario de la coordinación del "Campamento 2 de Octubre", responsables del cartel, comentó en entrevista que utilizaron la imagen de la Virgen tomando el ejemplo de Miguel Hidalgo, que la utilizó como estandarte en la lucha de Independencia. Recordó que Vicente Fox también lo hizo en 1991, cuando cerró carreteras.

"Ahora nosotros la utilizamos, para pedir se reconozca la victoria Andrés Manuel.

"Como se dice que la Virgen es la madre del pueblo y el pueblo es el que manda, pedimos que se cuente voto por voto y casilla por casilla; y para que vean que la Virgen también lo pide, en el póster está depositando su voto en un casilla marcada con el voto por voto", explicó De la Cruz.

Interrumpen perredistas misa en Catedral

Gerardo Fernández Noroña y Manuel Camacho Solís intentaron disuadir a los manifestantes que gritaban consignas como 'Dios no es panista'

Leslie Gómez y Ernesto Osorio
Reforma

Ciudad de México (20 agosto 2006).- Simpatizantes de la coalición Por el Bien de Todos irrumpieron de nuevo en la homilía presidida por el Cardenal Norberto Rivera Carrera.

Dos mujeres y un hombre llevaron hasta el altar sus demandas de "voto por voto" y exigieron al jerarca católico no inmiscuirse en el conflicto poselectoral.

Las tres personas fueron desalojadas por personal de seguridad poco después del incidente la administración del templo cerró las puertas principales, pues un grupo de unos 300 perredistas permanecían afuera de la Catedral Metropolitana y gritaban consignas como "Dios no es panista", "Fraude" y "Voto por voto, casilla por casilla".

Una mujer perredista tuvo un enfrentamiento verbal con un sacerdote que le solicitaba que dejaran entrar a la gente.

Virginia Hernández, simpatizante de Andrés Manuel López Obrador, Candidato Presidencial de Por el Bien de Todos, exigía a gritos que se respetara la casa de Dios, pero el grupo que mantenía bloqueada la Catedral desde casi las 11:30 horas le pidió que saliera de la iglesia si no quería protestar.

Poco después de terminada la asamblea informativa del político tabasqueño, un hombre que se identificó como dirigente del grupo Proyecto Esperanza, pero se negó a dar su nombre, llamaba desde un altavoz a los simpatizantes, para que del Zócalo acudieran a protestar contra Rivera Carrera.

Los manifestantes permanecieron tranquilos, hasta que una de las puertas laterales de Catedral fue cerrada.

Esta actitud despertó el descontento de los manifestantes que se congregaron en la puerta para reforzar sus consignas, pero un joven que no se identificó con el movimiento y bajo los efectos del alcohol despertó el enfado de los manifestantes, que de inmediato acusaron la existencia de provocadores.

El muchacho inconforme, que jaloneó la puerta, fue sacado en vilo por los manifestantes sin que se conociera su identidad.

El grupo que inició la manifestación frente a la institución eclesiástica se retiró con sus pancartas, luego de que el vocero nacional del PRD, Gerardo Fernández Noroña, y el coordinador de las Redes Ciudadanas, Manuel Camacho Solís, les pidieran calma y evitar provocaciones.

"Nosotros sólo queríamos protestar, por lo que le hicieron hace ocho días a nuestra compañera, pero nuestra voz creó mucha fuerza y todos los compañeros se unieron para exigir que el cardenal no se meta en la política", dijo Alma Rosa Guerrero, simpatizante de la coalición Por el Bien de Todos.

Al salir de su misa, el Cardenal se negó a dar declaración alguna sobre los hechos.

La administración de la Catedral informó que fue por seguridad de los fieles que las puertas se cerraron, aunque pueden ingresar al recinto por la puerta de la calle de Moneda.

AMLO: lo peor de Gandhi

Isabel Turrent
Reforma
20 de agosto de 2006

López Obrador tiene una tendencia casi compulsiva a listar personajes históricos cuyas huellas pretende seguir paso a paso. En el panteón de su muy personal historia de bronce, figuran varios mexicanos ilustres a los que en nada se parece, y más bien contradice. En un texto reciente publicado en The New York Times, ha ampliado el elenco: ahora dice actuar "en el espíritu de Gandhi y el reverendo Martin Luther King". De los dos, el más complejo es Gandhi, a quien López Obrador sumó a su lista de "guías" porque fue el creador de la célebre estrategia "resistencia pasiva". El término es equívoco. Gandhi rechazó siempre el uso de la palabra "resistencia" aplicada a su filosofía, porque tiene un sentido exactamente opuesto a "pacífica": "Satyagraha", el concepto gandhiano, no tiene nada que ver con resistencia: significa "firmeza en la verdad".

Es poco probable que López Obrador dedique esas largas horas en su tienda de campaña en el Zócalo a leer los muchos libros que han aparecido recientemente sobre Gandhi y sobre el Raj británico: no es hombre de curiosidades sino de dogmas, y nunca se ha distinguido por ser un estudiante dedicado. Si lo hiciera, entendería que los paralelismos entre él y Gandhi son casi inexistentes y que su "resistencia pacífica" es la imagen distorsionada de la filosofía gandhiana.

Gandhi persiguió toda su vida una meta justa, clara y legítima, que compartían todos los hindúes: la independencia de la India. AMLO está inmerso en una lucha confusa y minoritaria: una defensa "de la libertad y la democracia" que opera coartando libertades y subvirtiendo los cimientos y las instituciones democráticas.

Gandhi era un hombre religioso que aborrecía genuinamente la violencia. Para AMLO, hombre instintivamente agresivo, su única religión es él mismo. Imposible imaginar a Gandhi retando a las autoridades británicas para que reprimieran a sus seguidores, como hizo López hace unos días. Lo que para aquel era una creencia profunda, para éste es una fachada de plástico.

Más importante aún, a diferencia de López (incapaz de reconocer una derrota o de negociar con sus oponentes en aras del bien común), Gandhi era un político paciente, astuto e inteligente. Sabía cuándo dar marcha atrás y desmontar campañas cuando desembocaban en callejones sin salida (como lo hizo, por ejemplo, en 1922, cuando su movimiento de desobediencia civil escapó a su control y degeneró en la violencia). Gandhi negoció arduamente con virreyes, primeros ministros y todo tipo de delegados británicos, así como con sus oponentes políticos, y esperó casi tres decenios el momento propicio para conseguir la independencia hindú.

López comparte con Gandhi, si acaso, una inmensa vanidad, la capacidad de convocar lealtades casi religiosas, y una notable miopía moral frente al adversario. Mahatma Gandhi nunca pudo reconocer que su "Satyagraha" tuvo un inmenso éxito, en gran parte, porque confrontaba a una sociedad democrática y abierta que le otorgó los medios -la prensa libre, por ejemplo- que dieron resonancia y fuerza a su movimiento. De igual modo, AMLO difícilmente aceptará que, hasta ahora, lo "pacífico" de su movimiento ha sido resultado de la ponderación del gobierno y del civismo de los ciudadanos (los que votaron y los que no votaron por él) afectados por sus plantones y marchas.

Paradojas de la santidad: Gandhi, que abjuraba de la violencia, estuvo a punto de provocar un suicidio colectivo. En 1942, en el momento más crítico de la guerra para Inglaterra y sus aliados, Gandhi cometió el error más grave de su vida. Lanzó una campaña llamada "Abandona India", que dislocó la red de transporte del país a través de sabotajes a los ferrocarriles, desabasteció a las ciudades más importantes y colocó a la India en peligro de ser invadida por Japón. Gandhi no se detuvo ni ante la posibilidad de que una invasión costara la vida a millones de hindúes: las víctimas habrían triunfado, declaró, por el solo hecho de "preferir el exterminio a la sumisión". India se salvó del peligro externo porque, literalmente, a los japoneses se les acabó la gasolina. Pero la campaña creó un clima de confrontación e impunidad internas que desembocó en graves estallidos de violencia. Violencia innecesaria, por lo demás, porque Inglaterra se preparaba ya para abandonar India.

AMLO se encamina a repetir, no el admirable espíritu pacifista de Gandhi, sino uno de los contados pero abismales errores que el gran líder hindú cometió en su larga carrera política. A ese Gandhi de 1942 sí se parece López Obrador. México no vive una amenaza externa ni es una nación ocupada: es una democracia frágil, un país que en su inmensa mayoría quiere vivir y progresar en paz. Pero López Obrador alimenta un clima de confrontación que invita a la violencia y está dispuesto a asimilar los altos costos humanos que su estrategia implica.

La violencia fratricida alentada por un líder iluminado dividió a la India y cobró cientos de miles de víctimas: ésa es la lección gandhiana que López Obrador debería conocer y evitar.


Correo: iturrent@yahoo.com

Todo cae

Luis Rubio
Reforma
20 de agosto de 2006

En política, como en física, todo acaba respondiendo a las leyes de la naturaleza. Aunque la ambición puede prolongar la agonía y dar la impresión de que es posible desafiar a la realidad, ésta acaba imponiéndose tarde o temprano. El movimiento encabezado por López Obrador ha gozado de ventajas excepcionales, pero no sobrenaturales. Ha sabido explotar una gran capacidad de manipulación mediática, utilizar el perfil de víctima que construyó desde la época del desafuero y, sobre todo, sacar enorme provecho del deseo de todas las fuerzas perredistas y sus aliados de no dejar la impresión de un rompimiento interno. En adición a lo anterior, muchos de los más aguerridos aliados y operadores del tabasqueño esperan traducir su apoyo, incluidos los excesos, en una herencia directa para ellos una vez que el movimiento pase a su siguiente etapa. En otras palabras, más que por convicción, la mayoría de los soportes principales del movimiento siguen ahí por un cálculo que, como todos, les puede salir igual bien que mal.

Mucho se ha discutido y escrito sobre el porqué del movimiento de protesta postelectoral: que si AMLO nunca esperó perder y no había internalizado la posibilidad; que si en el fondo no es un demócrata y está demostrando ahora su verdadera cara; que si en realidad hubo un fraude (a la moderna o a la antigüita); que si AMLO está dispuesto a cualquier cosa, incluso el extremo de provocar la remoción del gobierno constitucional como ocurrió por su propia mano en Tabasco hace dos décadas (y como ha pasado recientemente, en manos de Evo Morales, en Bolivia). Sea cual fuere la explicación última, queda claro que no estamos viviendo una lucha democrática o por la democracia. Igual de claro es que este movimiento es posible y se mantiene porque, entre sus apoyos, hay muchos que perciben que sus pérdidas serían mayores de abandonarlo en este momento.

Todo esto comenzará a cambiar tan pronto se pronuncie el Tribunal Electoral. Una vez calificada la elección, los distintos integrantes del movimiento comenzarán a proteger y avanzar sus propias posiciones. Esto es obvio para los partidos que se integraron en la coalición electoral, pues sus intereses no coinciden con el devenir de López Obrador, sino con las curules que lograron en la cámara de diputados y el senado; en resumen, nada harán que amenace esos avances fundamentales. Pero el rompimiento necesariamente alcanzará también a las tribus del PRD, donde los cálculos y preocupaciones sobre el futuro no se han hecho esperar. Uno de los ejercicios más serios en este sentido se puede consultar en un documento publicado por el Instituto de Estudios de la Revolución Democrática con fecha del 3 de agosto del 2006 (Dos de julio de 2006: escenarios, alternativas y propuestas para impulsar la transición democrática en México) en el que se analizan los diversos escenarios postelectorales y, aunque se mantiene la ficción del triunfo de su candidato, en realidad se enfoca hacia la siguiente etapa de lucha, posterior al final del actual proceso.

No podía ser de otra manera. Si bien dentro del PRD hay contingentes dispuestos a dar la lucha hasta el final e incluso utilizar medios violentos para lograr su cometido, la mayoría de los perredistas son políticos que han aceptado la institucionalidad y la lucha democrática como valores y objetivos insoslayables. Para esos contingentes, el movimiento encabezado por López Obrador ha significado un retroceso con relación a los avances logrados por el partido para construir su propia legitimidad democrática. El movimiento no sólo ha minado la credibilidad del PRD, sino que ha puesto en primer plano a los contingentes más duros y recalcitrantes, aquellos acostumbrados a la violencia como medio de acción política, y existe el riesgo que esta sea la imagen fija en la mente del electorado durante los años por venir.

La imagen es importante. Cuando se le preguntó por qué había tan pocos estadistas en el mundo, Napoleón afirmó que "para alcanzar el poder es necesario exhibir absoluta mezquindad, algo que cualquiera puede lograr, pero para ejercerlo es necesario mostrar verdadera grandeza y generosidad". Cualquiera que sea la postura que cada ciudadano tenga sobre la elección del 2 de julio pasado, nadie puede negar que hemos vivido mucho más la mezquindad que la grandeza. La mezquindad de quienes apoyan de manera pública y activa el movimiento que ha logrado desquiciar a la ciudad de México, incomodar a la población que más decididamente apoyó y votó por el PRD y ahora sólo se pregunta: ¿qué sigue?

Lo que sigue debe ser distinto para la sociedad y el PRD que ha aceptado la institucionalidad, respecto a quienes acaben perseverando en el movimiento iniciado por López Obrador. La sociedad mexicana ha vivido un proceso de polarización política e ideológica (más que social) que ha cimbrado a las instituciones. Antes, la fortaleza estructural de la presidencia permitía corregir el rumbo cuando un presidente se excedía en su retórica o en su actuar; pero la presidencia de hoy ya no cuenta con esos atributos y el actual ocupante no sabría emplearlos aun si los tuviera.

Además de proponer cursos distintos para el desarrollo futuro del país, la contienda pasada sirvió para crear o afianzar nociones de lucha de clases que dejan un halo de incertidumbre en el futuro. Para una parte de la sociedad, aquella que cree que su situación es culpa de "los otros", la contienda habrá dejado la certeza de que, efectivamente, esos "otros" derrotaron un movimiento popular y no quedarán satisfechos con el porvenir. Para aquellos que creen en la necesidad de construir un orden social de convivencia como fundamento de credibilidad para un desarrollo económico efectivo, la contienda dejó mal sabor de boca: algo no está bien en el país y podría fácilmente empeorar. Ambas perspectivas son reales en el México de hoy y, de no matizarse, podrían convertirse en una profecía autoinfligida. Pero ahí también hay una oportunidad.

Las próximas semanas van a ser ricas en definiciones políticas y personales. Será un periodo particularmente arduo y penoso para quienes, de manera igual inocente que premeditada, apoyaron una movilización cada vez más dudosa, riesgosa y preocupante. En lugar de repetir la mezquindad del candidato perdedor, la sociedad entera, incluyendo el gobierno y el candidato ganador, debería exhibir la grandeza que ha estado ausente, darles generosa cabida y aceptar su reintegración en la sociedad institucionalizada, sin rencores.


Página de internet: www.cidac.org

La purificación del PRD

Juan E. Pardinas
Reforma
20 de agosto de 2006

"El lugar más caliente del infierno está reservado para aquellos que, en tiempos de crisis, lograron permanecer ecuánimes." Dante Alighieri, el poeta medieval italiano, reservó los peores tormentos del fuego eterno para quienes mantuvieron una serena neutralidad ante un momento histórico que exigía definiciones claras.

El peor saldo del conflicto postelectoral mexicano es que manifestar lealtad a las instituciones democráticas inmediatamente te pinta de azul. Si crees que el IFE hizo bien su trabajo, los seguidores de AMLO te miran como miembro del Yunque y de la logia de la Vela Perpetua. Hoy tomar partido por nuestro régimen democrático equivale a pedir credencial de afiliación del PAN. Cuando un grupo de intelectuales firmó un desplegado en la prensa donde sostenían que no había evidencias sólidas de fraude en los comicios, súbitamente quedaron catalogados como "escritores de derecha". Refutar la hipótesis del fraude electoral se interpretó como la definición de una postura ideológica.

Para que no te pinten de hijo de Manuel Espino, la mezcla políticamente correcta es criticar al Peje por sus dichos y hechos, pero balancear tus juicios con unos dardos para su némesis panista: "AMLO ha dicho y hecho muchas cosas feas, pero Felipe Calderón es un provocador cuando llama al Peje 'ex-candidato' o cuando habla de los 'pacíficos y los violentos'." Es una torpeza mayúscula decirle "violentos" al 35 por ciento de los votantes, pero hay una diferencia abismal entre una declaración estúpida y el bloqueo de Avenida Reforma. Poner los errores de ambos personajes en la misma categoría es una desmesura. En el afán por hacer un "análisis equilibrado" se da el mismo peso a un adjetivo desafortunado que a la perturbación en la vida de millones de habitantes del DF. En el nombre de la objetividad se escuchan muchas barbaridades.

En su discurso, el Peje mete en la misma trinchera a Felipe Calderón, al IFE, al Tribunal Electoral y a quien ose discrepar con él. La narrativa de López Obrador no es de un político profesional que compita por un cargo público, es de un Quijote que se enfrenta a una conspiración de molinos de viento. Las torres con aspas gigantes son el orden institucional que busca purificar. En los ritos religiosos, hay dos elementos de la naturaleza que sirven como agente purificador: el agua y el fuego. ¿Será con un líquido bendito o con un incendio, como AMLO busca desinfectar a la República?

En este proceso de fumigación institucional, el Peje ya purificó a una organización con presencia nacional: el PRD. En las últimas semanas, el partido del sol azteca quedó purificado de cualquier señal de sensatez y moderación. La institución que fundaron Heberto Castillo y Cuauhtémoc Cárdenas tiene hoy como vocero a Gerardo Fernández Noroña. El partido donde milita Amalia García presenta como mártir de la represión a Dolores Padierna. La fuerza política que pagó con sangre la construcción de nuestras instituciones democráticas apuesta todo para deslegitimarlas. Según esta lectura, los 586 perredistas asesinados durante el sexenio de Carlos Salinas murieron en vano.

El último círculo del infierno perredista está reservado para los autocríticos y los moderados. La purificación del sol azteca requiere del sacrificio o la inmolación de algún político equilibrado. Alejandro Encinas pasó de ser un exitoso jefe de Gobierno (y uno de los políticos más sensatos del país), al patiño de su antiguo jefe. La carrera política de Encinas es uno de los sacrificios necesarios dentro de este proceso de desinfección. Marcelo Ebrard, el líder más avanzado del neo-perredismo, también ofrece su futuro profesional a la pila sacrificial. Las fotos de Ebrard y su esposa en el plantón de Reforma seguro servirán de municiones para la campaña presidencial del 2012. En ese año tan lejano, el PRI y el PAN se encargarán de recordarnos que Ebrard pasó su luna de miel en una carpa del Zócalo. A pesar de todos los desmanes recientes, creo y espero que López Obrador no será un peligro para México, pero estoy seguro de que es una amenaza inminente para el futuro de la izquierda nacional.

Peje Munster

Señales ahumadas

Paco Calderón 20/08/06