
agosto 31, 2007
Second Life parece estar pasando a mejor vida
LAS BURBUJAS DEL CIBERESPACIO
www.adlatina.com
Parece evidente que las compañías invirtieron en SL en forma apresurada, obnubiladas por el afán de no perderse lo que prometía ser una panacea cibernética.
Por Verónica Rímuli, jefa de redacción de Adlatina Magazine
Luego de muchos meses de excitación –genuína o generada por el marketing-, de ocupar las portadas de incontables medios en todo el mundo –y, quizá la gran cuestión, atraer una gran cantidad de inversiones corporativas– Second Life, el ciberparaíso creado por Linden Lab parece replegarse a su origen: un experimento atractivo y una plataforma con potencial en un futuro más o menos distante.
En mayo del año pasado, la nota de portada de la revista Business Week contaba de qué se trataba esto de Second Life. Por entonces, era un mundo virtual con 200 mil habitantes que disfrutaban de una vida ‘como si’, e interactuaban a través de avatares. Wells Fargo ya había lanzado su isla en 2005, y American Apparel decidió crear una tienda virtual. Aquel artìculo periodístico y la publicidad generada por el negocio online de American Apparel, que abrió sus puertas al comenzar el verano de 2006, empujaron la bola de nieve.
El final de ese año encontró a Second Life convertida en ‘el’ destino para las inversiones corporativas. Se crearon las islas virtuales de IBM, Pontiac, Adidas, las tiendas de Reebok, Circuit City, Sears, y esa ‘segunda vida’ aparecía en todas las reuniones de directorio de las grandes empresas y en las publicaciones globales.
Nadie quería quedarse afuera. Parecía el sueño de todo marketinero hecho realidad: un lugar donde encontrar fácilmente a los potenciales clientes, con la garantía de obtener cobertura mediática casi instantánea. Mientras tanto, esa popularidad incrementaba día a día la cantidad de usuarios registrados. No tenían dudas: había nacido la gallina de los huevos de oro. Del lado de las empresas, los gerentes tenían una sola cosa clara: que querían estar allí. Claro, de ahí a obtener rédito económico, vender, había un largo camino que al parecer nunca se encontró.
The dream is over?
La pregunta que se repite en sitios especializados y blogs es: ¿dónde están los 8 millones de residentes de Second Life, qué hacen? Según señaló Frank Rose en una de sus últimas columnas en la revista Wired, “de acuerdo con Linden Lab, la compañía detrás de SL, el número de avatares creados por diferentes individuos ronda los 4 millones. De esos, sólo un millón se ha conectado en los últimos 30 días (la medida estándar del tráfico en Internet), y un escaso tercio del total se dio una vuelta en la última semana. La mayoría lo hizo desde Europa y Asia, dejando algo menos de 100 mil estadounidenses por semana como target para los marketineros de ese paìs”.
En los picos de máxima audiencia, sólo están activos entre 30.000 y 40.000 usuarios, afirma Brian Haven, un analista de Forrester Research que habló con el Times.
Esto significa, en términos económicos, que –como mínimo- las compañías plantaron sus inversiones en forma apresurada, obnubilados por el afán de no perderse lo que prometía ser una panacea cibernética. Lo cierto es que el número real de usuarios es demasiado pequeño y los negocios virtuales están vacíos.
En el diario Los Angeles Times se cita a Brian McGuinnes, vicepresidente de Aloft, una marca de Starwood Hotels & Resorts, en la que señalan que en esa compañía no ven razones para permanecer allí. No es la única empresa que ha comprobado cómo ha invertido en esta idea para nada: la Geek Squad Island de Best Buy no tiene tampoco visitantes ni staff virtual.
La planificación de un evento de Sun también quedó en blanco, y la isla de Dell está desierta. Varias señales en la tienda virtual de American Apparel (las puertas cerradas con cadenas) indican también que ese negocio se ha cerrado, según el LA Times.
Ian Schafer, director de marketing online de Deep Focus, que aconseja a sus clientes sobre la entrada en mundos virtuales, señaló que era complicado establecer un plan de marketing decente en un sitio donde “uno de los objetos más frecuentemente comprados son los genitales”. Aludiendo, claro, a que una de las dos áreas más activas en ese mundo es la de sexo. La otra, el juego.
Hace más de una década explotó la burbuja de las punto com. Esta nueva experiencia hace pensar que los managers no pueden evitar tropezar una y otra vez con la misma piedra.
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Parece evidente que las compañías invirtieron en SL en forma apresurada, obnubiladas por el afán de no perderse lo que prometía ser una panacea cibernética.
Por Verónica Rímuli, jefa de redacción de Adlatina Magazine
Luego de muchos meses de excitación –genuína o generada por el marketing-, de ocupar las portadas de incontables medios en todo el mundo –y, quizá la gran cuestión, atraer una gran cantidad de inversiones corporativas– Second Life, el ciberparaíso creado por Linden Lab parece replegarse a su origen: un experimento atractivo y una plataforma con potencial en un futuro más o menos distante.
En mayo del año pasado, la nota de portada de la revista Business Week contaba de qué se trataba esto de Second Life. Por entonces, era un mundo virtual con 200 mil habitantes que disfrutaban de una vida ‘como si’, e interactuaban a través de avatares. Wells Fargo ya había lanzado su isla en 2005, y American Apparel decidió crear una tienda virtual. Aquel artìculo periodístico y la publicidad generada por el negocio online de American Apparel, que abrió sus puertas al comenzar el verano de 2006, empujaron la bola de nieve.
El final de ese año encontró a Second Life convertida en ‘el’ destino para las inversiones corporativas. Se crearon las islas virtuales de IBM, Pontiac, Adidas, las tiendas de Reebok, Circuit City, Sears, y esa ‘segunda vida’ aparecía en todas las reuniones de directorio de las grandes empresas y en las publicaciones globales.
Nadie quería quedarse afuera. Parecía el sueño de todo marketinero hecho realidad: un lugar donde encontrar fácilmente a los potenciales clientes, con la garantía de obtener cobertura mediática casi instantánea. Mientras tanto, esa popularidad incrementaba día a día la cantidad de usuarios registrados. No tenían dudas: había nacido la gallina de los huevos de oro. Del lado de las empresas, los gerentes tenían una sola cosa clara: que querían estar allí. Claro, de ahí a obtener rédito económico, vender, había un largo camino que al parecer nunca se encontró.
The dream is over?
La pregunta que se repite en sitios especializados y blogs es: ¿dónde están los 8 millones de residentes de Second Life, qué hacen? Según señaló Frank Rose en una de sus últimas columnas en la revista Wired, “de acuerdo con Linden Lab, la compañía detrás de SL, el número de avatares creados por diferentes individuos ronda los 4 millones. De esos, sólo un millón se ha conectado en los últimos 30 días (la medida estándar del tráfico en Internet), y un escaso tercio del total se dio una vuelta en la última semana. La mayoría lo hizo desde Europa y Asia, dejando algo menos de 100 mil estadounidenses por semana como target para los marketineros de ese paìs”.
En los picos de máxima audiencia, sólo están activos entre 30.000 y 40.000 usuarios, afirma Brian Haven, un analista de Forrester Research que habló con el Times.
Esto significa, en términos económicos, que –como mínimo- las compañías plantaron sus inversiones en forma apresurada, obnubilados por el afán de no perderse lo que prometía ser una panacea cibernética. Lo cierto es que el número real de usuarios es demasiado pequeño y los negocios virtuales están vacíos.
En el diario Los Angeles Times se cita a Brian McGuinnes, vicepresidente de Aloft, una marca de Starwood Hotels & Resorts, en la que señalan que en esa compañía no ven razones para permanecer allí. No es la única empresa que ha comprobado cómo ha invertido en esta idea para nada: la Geek Squad Island de Best Buy no tiene tampoco visitantes ni staff virtual.
La planificación de un evento de Sun también quedó en blanco, y la isla de Dell está desierta. Varias señales en la tienda virtual de American Apparel (las puertas cerradas con cadenas) indican también que ese negocio se ha cerrado, según el LA Times.
Ian Schafer, director de marketing online de Deep Focus, que aconseja a sus clientes sobre la entrada en mundos virtuales, señaló que era complicado establecer un plan de marketing decente en un sitio donde “uno de los objetos más frecuentemente comprados son los genitales”. Aludiendo, claro, a que una de las dos áreas más activas en ese mundo es la de sexo. La otra, el juego.
Hace más de una década explotó la burbuja de las punto com. Esta nueva experiencia hace pensar que los managers no pueden evitar tropezar una y otra vez con la misma piedra.
Una nueva clase política emergió de la rebelión
JUAN ARVIZU ARRIOJA
El Universal
Viernes 31 de agosto de 2007
Con la nacionalización bancaria, López Portillo desató las amarras a los empresarios neopanistas encabezados por Clouthier
Violento, Manuel Clouthier bajó las escaleras del Palacio Legislativo. En el caos mostró la furia. Su desprecio al presidente José López Portillo era desafiante. Y gritó a todo pulmón:
—¡Si El Perro hubiera aguantado más, habrían salido más dólares!
Desgarraba sus vestiduras en San Lázaro. López Portillo aún leía el último trozo de informe. Nadie antes se atrevió a gritar a los cuatro vientos el apodo presidencial. Decirlo —El Perro— no apagaba la cólera del presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), un banquero más de los que amanecieron expropiados.
Era propietario agrícola (70 hectáreas) en Sinaloa, así como accionista del Banco del Noroeste. Años antes tuvo un intento fallido de ser candidato a diputado por el PRI. Desistió y no buscó más la arena política.
Su liderazgo empresarial casi lo lleva a un enfrentamiento con López Portillo, al inicio de 1982. Tras la expropiación encabezó un movimiento de protesta, “México en la libertad”.
Ello fue el principio. Más tarde irrumpió en el PAN con otros neopanistas. Fue derrotado en la elección de gobernador en Sinaloa, fue candidato presidencial en 1988.
En campaña, al llegar al Bajío le pidió al líder estatal panista, Ramón Martín Huerta, que invitara a cenar a un grupo de empresarios, con el fin de reclutar adeptos y obtener financiamiento. Ajeno a la política, uno de los asistentes, quedó prendido por el arrastre de Maquío: Vicente Fox.
¿De qué hablaba ese empresario vehemente con aire de anciano rebelde? Decía que había que acabar con el dominio de un solo hombre; de fortalecer al Poder Legislativo; dar a la Corte estatus de tribunal constitucional; al ciudadano, el referéndum para aprobar reformas sustanciales, además de robustecer las garantías del derecho de propiedad.
Era la reacción contra la nacionalización bancaria llevada a la política, tras el fracaso judicial.
Cuando Fox era presidente, banqueros y politólogos decían que con la nacionalización bancaria, López Portillo desató las amarras del futuro.
Carlos Abedrop Dávila, quien asistió al informe como presidente de la Asociación de Banqueros de México, años después dijo: “Ese fue el origen histórico del cambio que se presentó en las elecciones del 2000”.
Con Clouthier irrumpió una nueva generación de políticos en el PAN. Los empresarios neopanistas, los “bárbaros del norte”.
En conflictos agudos con la burocracia política, “los empresarios han logrado cierta expresión político-partidaria por medio del PAN”, señala Ricardo Tirado, en el ensayo Los empresarios y la derecha en México.
Una de las consecuencias políticas de la nacionalización, escribe Carlos Elizondo Mayer-Sierra, “es el surgimiento de una nueva fuerza política activa, la del grupo que finalmente llega a la Presidencia el 2 de julio del 2000”. Elizondo subraya: “Clouthier y ese grupo de empresarios que entra a la política después de la nacionalización de la banca, con el llamado ‘México en la libertad’, inspiran a Fox a participar en la política mexicana”.
Fue un proceso largo —agrega— con triunfos y derrotas, en el que “fue construyéndose una clase política que llegaría a Los Pinos”.
Señala: En México, “los empresarios habían permanecido alejados del ejercicio del poder y habían aceptado un acuerdo tácito: estaban del lado de las utilidades; el control político y la vida política no era para ellos”. Ese pacto acabó con la expropiación. López Portillo, crecido con el efecto popular de la medida, supera la frustración que arrastraba en agosto.
Hay un cambio en su lenguaje. Como “revolucionario” enfrenta en sus memorias a una “oligarquía”, a la “burguesía” y al “imperialismo”.
Señala que “los empresarios se sienten agredidos”, e “identifican sus propios intereses en y con el extranjero”. Anota: Esos empresarios representan “la primera generación de norteamericanos nacidos en México”.
Deplora “la debilidad de las izquierdas mexicanas”, acusa el abandono del “partido”, volcado en apoyo al presidente entrante; ve riesgos para su revolución nacionalista. Dice que “desde la base norteamericana, hasta los francotiradores de derecha, todos buscan un cambio en el sistema político mexicano”.
También ventila sus heridas, a tres semanas de entregar el poder: “He acumulado rencores y prejuicios contra los yanquis y contra los empresarios”. Ambas partes tienen la meta común de debilitar el presidencialismo mexicano, manifiesta.
La nacionalización, según López Portillo, provocó “un enfrentamiento entre la revolución y los intereses del imperialismo norteamericano”.
Percibe que ello impulsa a una clase política “trasnacionalizada”, a la que llama “Poinsett en el Congreso”.
Evoca la figura de Joel Robert Poinsett, embajador de Estados Unidos, gestor fracasado de la compra de Texas, bajo la doctrina Monroe, de “América para los americanos”.
Acusa a Clouthier haberlo amenazado en febrero, en nombre de sus socios de Estados Unidos, con fuga de capitales, desinversiones y desestabilización, si seguía “mi amistad con los comunistas” de Nicaragua.
A Clouthier y seguidores los llama entonces: “Egoístas, rapaces, pobres diablos”, que se “exhiben y declaran, pero a la hora de la verdad, humo”. Nunca pasó por su mente que ese humo llegaría a la Presidencia de la República. Veinticinco años después, la nueva clase política se mudó a Los Pinos.
El Universal
Viernes 31 de agosto de 2007
Con la nacionalización bancaria, López Portillo desató las amarras a los empresarios neopanistas encabezados por Clouthier
Violento, Manuel Clouthier bajó las escaleras del Palacio Legislativo. En el caos mostró la furia. Su desprecio al presidente José López Portillo era desafiante. Y gritó a todo pulmón:
—¡Si El Perro hubiera aguantado más, habrían salido más dólares!
Desgarraba sus vestiduras en San Lázaro. López Portillo aún leía el último trozo de informe. Nadie antes se atrevió a gritar a los cuatro vientos el apodo presidencial. Decirlo —El Perro— no apagaba la cólera del presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), un banquero más de los que amanecieron expropiados.
Era propietario agrícola (70 hectáreas) en Sinaloa, así como accionista del Banco del Noroeste. Años antes tuvo un intento fallido de ser candidato a diputado por el PRI. Desistió y no buscó más la arena política.
Su liderazgo empresarial casi lo lleva a un enfrentamiento con López Portillo, al inicio de 1982. Tras la expropiación encabezó un movimiento de protesta, “México en la libertad”.
Ello fue el principio. Más tarde irrumpió en el PAN con otros neopanistas. Fue derrotado en la elección de gobernador en Sinaloa, fue candidato presidencial en 1988.
En campaña, al llegar al Bajío le pidió al líder estatal panista, Ramón Martín Huerta, que invitara a cenar a un grupo de empresarios, con el fin de reclutar adeptos y obtener financiamiento. Ajeno a la política, uno de los asistentes, quedó prendido por el arrastre de Maquío: Vicente Fox.
¿De qué hablaba ese empresario vehemente con aire de anciano rebelde? Decía que había que acabar con el dominio de un solo hombre; de fortalecer al Poder Legislativo; dar a la Corte estatus de tribunal constitucional; al ciudadano, el referéndum para aprobar reformas sustanciales, además de robustecer las garantías del derecho de propiedad.
Era la reacción contra la nacionalización bancaria llevada a la política, tras el fracaso judicial.
Cuando Fox era presidente, banqueros y politólogos decían que con la nacionalización bancaria, López Portillo desató las amarras del futuro.
Carlos Abedrop Dávila, quien asistió al informe como presidente de la Asociación de Banqueros de México, años después dijo: “Ese fue el origen histórico del cambio que se presentó en las elecciones del 2000”.
Con Clouthier irrumpió una nueva generación de políticos en el PAN. Los empresarios neopanistas, los “bárbaros del norte”.
En conflictos agudos con la burocracia política, “los empresarios han logrado cierta expresión político-partidaria por medio del PAN”, señala Ricardo Tirado, en el ensayo Los empresarios y la derecha en México.
Una de las consecuencias políticas de la nacionalización, escribe Carlos Elizondo Mayer-Sierra, “es el surgimiento de una nueva fuerza política activa, la del grupo que finalmente llega a la Presidencia el 2 de julio del 2000”. Elizondo subraya: “Clouthier y ese grupo de empresarios que entra a la política después de la nacionalización de la banca, con el llamado ‘México en la libertad’, inspiran a Fox a participar en la política mexicana”.
Fue un proceso largo —agrega— con triunfos y derrotas, en el que “fue construyéndose una clase política que llegaría a Los Pinos”.
Señala: En México, “los empresarios habían permanecido alejados del ejercicio del poder y habían aceptado un acuerdo tácito: estaban del lado de las utilidades; el control político y la vida política no era para ellos”. Ese pacto acabó con la expropiación. López Portillo, crecido con el efecto popular de la medida, supera la frustración que arrastraba en agosto.
Hay un cambio en su lenguaje. Como “revolucionario” enfrenta en sus memorias a una “oligarquía”, a la “burguesía” y al “imperialismo”.
Señala que “los empresarios se sienten agredidos”, e “identifican sus propios intereses en y con el extranjero”. Anota: Esos empresarios representan “la primera generación de norteamericanos nacidos en México”.
Deplora “la debilidad de las izquierdas mexicanas”, acusa el abandono del “partido”, volcado en apoyo al presidente entrante; ve riesgos para su revolución nacionalista. Dice que “desde la base norteamericana, hasta los francotiradores de derecha, todos buscan un cambio en el sistema político mexicano”.
También ventila sus heridas, a tres semanas de entregar el poder: “He acumulado rencores y prejuicios contra los yanquis y contra los empresarios”. Ambas partes tienen la meta común de debilitar el presidencialismo mexicano, manifiesta.
La nacionalización, según López Portillo, provocó “un enfrentamiento entre la revolución y los intereses del imperialismo norteamericano”.
Percibe que ello impulsa a una clase política “trasnacionalizada”, a la que llama “Poinsett en el Congreso”.
Evoca la figura de Joel Robert Poinsett, embajador de Estados Unidos, gestor fracasado de la compra de Texas, bajo la doctrina Monroe, de “América para los americanos”.
Acusa a Clouthier haberlo amenazado en febrero, en nombre de sus socios de Estados Unidos, con fuga de capitales, desinversiones y desestabilización, si seguía “mi amistad con los comunistas” de Nicaragua.
A Clouthier y seguidores los llama entonces: “Egoístas, rapaces, pobres diablos”, que se “exhiben y declaran, pero a la hora de la verdad, humo”. Nunca pasó por su mente que ese humo llegaría a la Presidencia de la República. Veinticinco años después, la nueva clase política se mudó a Los Pinos.
Cuestionan primer año de gobierno de Calderón
Mexicanos en California consideran que no ha hecho suficiente por migrantes
www.laopinion.com
Eileen Truax
eileen.truax@laopinion.com
31 de agosto de 2007
A escasas horas del primer informe de gobierno del presidente de México, Felipe Calderón, líderes mexicanos en California criticaron la gestión del mandatario.
"Nuestra evaluación sobre el primer año del sexenio es que deja muchísimo que desear", dijo Arturo Carmona, director ejecutivo del Consejo de Federaciones Mexicanas en Norteamérica (COFEM). "Cuando entró [el presidente Vicente] Fox, al menos entró con una agenda para crear infraestructura de apoyo a los emigrantes; creemos que eso no ha sido el caso con Calderón, cuyo liderazgo en el tema emigrante es nulo".
Carmona dijo que platicando con otros dirigentes, la calificación que le darían a la gestión de Calderón es "6 ó D". "Falta mucho por trabajar. Lo invitaríamos a que tome en cuenta las necesidades que tenemos como inmigrantes, desde el apoyo para la seguridad social hasta la inversión para parar la emigración en las regiones expulsoras en México", apuntó.
"Lo que yo critico es la falta de una política para 25% de la población exiliada en Estados Unidos por razones económicas", afirmó Armando Vázquez Ramos, coordinador del Proyecto California México de CalState Long Beach.
"El país sigue comiendo de las remesas que envía esta población y, a pesar de eso, Calderón no ha tenido la integridad para incluir en su proyecto de nación una política para estos 30 millones de mexicanos en Estados Unidos, como si no fuera su obligación gobernar para todos los mexicanos", agregó.
"Yo siento que su propuesta de generar empleos no es suficiente y que los inmigrantes no tenemos un espacio donde podamos generar impacto" dijo por su parte Gustavo Santiago, presidente de Federaciones y Organizaciones de Migrantes Unidas en USA (FOMUUSA), aunque sí reconoció que en el ámbito internacional hay una actuación muy superior a la del sexenio de Vicente Fox. Dijo "que dejó las relaciones internacionales por los suelos".
Alberto Avilés, integrante del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (CC-IME), dijo que "el presidente Calderón no tiene una perspectiva real de lo que ocurre con nosotros, porque no nos ha consultado, a pesar de que existe el canal idóneo que es el CC-IME".
Avilés también hizo referencia a la declaración de Calderón cuando tomó posesión, al afirmar que iba a "rebasar al PRD por la izquierda". "Fue una figura alegórica y demagógica, porque no ha dado una sola señal de que su gobierno esté comprometido con el abatimiento de la pobreza extrema, y sí muchas señales de que está comprometido con los grupos económicos que le ayudaron a llegar a la silla presidencial".
www.laopinion.com
Eileen Truax
eileen.truax@laopinion.com
31 de agosto de 2007
A escasas horas del primer informe de gobierno del presidente de México, Felipe Calderón, líderes mexicanos en California criticaron la gestión del mandatario.
"Nuestra evaluación sobre el primer año del sexenio es que deja muchísimo que desear", dijo Arturo Carmona, director ejecutivo del Consejo de Federaciones Mexicanas en Norteamérica (COFEM). "Cuando entró [el presidente Vicente] Fox, al menos entró con una agenda para crear infraestructura de apoyo a los emigrantes; creemos que eso no ha sido el caso con Calderón, cuyo liderazgo en el tema emigrante es nulo".
Carmona dijo que platicando con otros dirigentes, la calificación que le darían a la gestión de Calderón es "6 ó D". "Falta mucho por trabajar. Lo invitaríamos a que tome en cuenta las necesidades que tenemos como inmigrantes, desde el apoyo para la seguridad social hasta la inversión para parar la emigración en las regiones expulsoras en México", apuntó.
"Lo que yo critico es la falta de una política para 25% de la población exiliada en Estados Unidos por razones económicas", afirmó Armando Vázquez Ramos, coordinador del Proyecto California México de CalState Long Beach.
"El país sigue comiendo de las remesas que envía esta población y, a pesar de eso, Calderón no ha tenido la integridad para incluir en su proyecto de nación una política para estos 30 millones de mexicanos en Estados Unidos, como si no fuera su obligación gobernar para todos los mexicanos", agregó.
"Yo siento que su propuesta de generar empleos no es suficiente y que los inmigrantes no tenemos un espacio donde podamos generar impacto" dijo por su parte Gustavo Santiago, presidente de Federaciones y Organizaciones de Migrantes Unidas en USA (FOMUUSA), aunque sí reconoció que en el ámbito internacional hay una actuación muy superior a la del sexenio de Vicente Fox. Dijo "que dejó las relaciones internacionales por los suelos".
Alberto Avilés, integrante del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (CC-IME), dijo que "el presidente Calderón no tiene una perspectiva real de lo que ocurre con nosotros, porque no nos ha consultado, a pesar de que existe el canal idóneo que es el CC-IME".
Avilés también hizo referencia a la declaración de Calderón cuando tomó posesión, al afirmar que iba a "rebasar al PRD por la izquierda". "Fue una figura alegórica y demagógica, porque no ha dado una sola señal de que su gobierno esté comprometido con el abatimiento de la pobreza extrema, y sí muchas señales de que está comprometido con los grupos económicos que le ayudaron a llegar a la silla presidencial".
agosto 27, 2007
Ciudadanos reprueban a PRD y aprueban a PAN
Jorge Buendía y Janet Oropeza
El Universal
Lunes 27 de agosto de 2007
A unos días de que Felipe Calderón rinda su primer Informe de Gobierno, ¿quién es la principal oposición en México y cómo califican los mexicanos su desempeño?, ¿cuál es la opinión sobre los partidos políticos en general? Esta y otras preguntas se responden en la encuesta nacional de Ipsos-Bimsa/EL UNIVERSAL
A unos días de que Felipe Calderón rinda su primer Informe de Gobierno, ¿quién es la principal oposición en México y cómo califican los mexicanos su desempeño?, ¿cuál es la opinión sobre los partidos políticos en general? Esta y otras preguntas se responden en la encuesta nacional de Ipsos-Bimsa/EL UNIVERSAL.
Destaca que los ciudadanos perciben al PRD como la principal oposición al gobierno de Calderón. Esto, a pesar de que la cifra ha descendido 15 puntos porcentuales de enero a agosto (de 78% a 63%). En lo que respecta al PRI, su percepción como la fuerza opositora más importante ha aumentado ligeramente, de 11% en enero a 15% en agosto.
Respecto de los rostros opositores, la encuesta revela que, no obstante que ha perdido respaldo, López Obrador aún se percibe como el político que encarna el principal antagonismo a Calderón. Aunque disminuyó la proporción de mexicanos que lo considera el principal político opositor, la mayoría, 50%, todavía lo percibe como tal. A nueve meses de gobierno calderonista, el campo opositor mexicano aún está dominado por el PRD y por su ex candidato a la Presidencia.
Dominar el espectro opositor no es favorable necesariamente. La mayoría de los mexicanos desaprueba el desempeño del PRD y de AMLO: aproximadamente 5 de cada 10 mexicanos reprueban su trabajo como oposición al gobierno de Calderón. Beatriz Paredes y el PRI tienen menos opiniones negativas, pero sus porcentajes de aprobación son bajos, 28% y 25%, respectivamente.
La encuesta muestra que en el campo opositor mexicano nadie se salva, ni siquiera los legisladores, ésto, debido a que la mayoría de los mexicanos aún desconoce quiénes son los líderes legislativos de oposición: aproximadamente 4 de cada 10 mexicanos no saben quién es Manlio Fabio Beltrones, Javier González Garza, Carlos Navarrete o Emilio Gamboa. Su desconocimiento dificulta que reciban evaluaciones favorables.
Los resultados revelan que el PAN tiene una mejor imagen y calificaciones superiores a las del PRI y el PRD. Actualmente, 43% de los mexicanos tiene una imagen positiva del PAN, mientras que el porcentaje es de 33% en el caso del PRI y sólo 17% para el PRD (que también tiene el mayor porcentaje de opiniones negativas, 48%). La misma tendencia muestra la evaluación de los partidos: la fuerza política que recibe una calificación más alta es el PAN con 6.6, le sigue el PRI con 6.0 y PRD con 5.2.
El Universal
Lunes 27 de agosto de 2007
A unos días de que Felipe Calderón rinda su primer Informe de Gobierno, ¿quién es la principal oposición en México y cómo califican los mexicanos su desempeño?, ¿cuál es la opinión sobre los partidos políticos en general? Esta y otras preguntas se responden en la encuesta nacional de Ipsos-Bimsa/EL UNIVERSAL
A unos días de que Felipe Calderón rinda su primer Informe de Gobierno, ¿quién es la principal oposición en México y cómo califican los mexicanos su desempeño?, ¿cuál es la opinión sobre los partidos políticos en general? Esta y otras preguntas se responden en la encuesta nacional de Ipsos-Bimsa/EL UNIVERSAL.
Destaca que los ciudadanos perciben al PRD como la principal oposición al gobierno de Calderón. Esto, a pesar de que la cifra ha descendido 15 puntos porcentuales de enero a agosto (de 78% a 63%). En lo que respecta al PRI, su percepción como la fuerza opositora más importante ha aumentado ligeramente, de 11% en enero a 15% en agosto.
Respecto de los rostros opositores, la encuesta revela que, no obstante que ha perdido respaldo, López Obrador aún se percibe como el político que encarna el principal antagonismo a Calderón. Aunque disminuyó la proporción de mexicanos que lo considera el principal político opositor, la mayoría, 50%, todavía lo percibe como tal. A nueve meses de gobierno calderonista, el campo opositor mexicano aún está dominado por el PRD y por su ex candidato a la Presidencia.
Dominar el espectro opositor no es favorable necesariamente. La mayoría de los mexicanos desaprueba el desempeño del PRD y de AMLO: aproximadamente 5 de cada 10 mexicanos reprueban su trabajo como oposición al gobierno de Calderón. Beatriz Paredes y el PRI tienen menos opiniones negativas, pero sus porcentajes de aprobación son bajos, 28% y 25%, respectivamente.
La encuesta muestra que en el campo opositor mexicano nadie se salva, ni siquiera los legisladores, ésto, debido a que la mayoría de los mexicanos aún desconoce quiénes son los líderes legislativos de oposición: aproximadamente 4 de cada 10 mexicanos no saben quién es Manlio Fabio Beltrones, Javier González Garza, Carlos Navarrete o Emilio Gamboa. Su desconocimiento dificulta que reciban evaluaciones favorables.
Los resultados revelan que el PAN tiene una mejor imagen y calificaciones superiores a las del PRI y el PRD. Actualmente, 43% de los mexicanos tiene una imagen positiva del PAN, mientras que el porcentaje es de 33% en el caso del PRI y sólo 17% para el PRD (que también tiene el mayor porcentaje de opiniones negativas, 48%). La misma tendencia muestra la evaluación de los partidos: la fuerza política que recibe una calificación más alta es el PAN con 6.6, le sigue el PRI con 6.0 y PRD con 5.2.
agosto 22, 2007
Episodios naconales
Jairo Calixto Albarrán
Milenio
Esta semana comienza a circular el libro Episodios naconales, publicado por la editorial Planeta, donde su autor levanta, con su carecterístico humor e implacable irreverencia, la nómina de los hechos y personajes que animaron el sexenio foxista. A manera de ejemplo, tres momentos irrepetibles —uno de ellos trágico y absurdo— de ese tiempo de barbarie.
Yo sí lo voy a extrañar
¿Dónde está el México bronco?, nos preguntamos quienes siempre pensamos que la única manera de sacar al PRI de Los Pinos sería de la misma manera en que entró, narrada por ese prócer del sindicalismo charro llamado Fidel Velázquez: a balazos.
A unos días de los comicios electorales del año 2000 y el triunfo de la Alianza por el Cambio de Vicente Fox, todo parecía sospechosamente civilizado. Incluso, en la mañana del 3 de julio, que bien podría habernos ofrecido un panorama ciberpunk cuando menos de Mad Max III luego de las estentóreas celebraciones panistas, fue en realidad una de los días más soleados que se recuerden. Incluso un pajarillo pecho amarillo se posó en mi ventana y comenzó a gorgorear. Las calles estaban de lo más tranquilas, y el panorama típico de la Ciudad de México, cuajado de embotellamientos y tráfico despiadado, se borró de manera insólita del mapa. ¿Dónde estaba el México bronco con el que nos venían amenazando como si fuera el petate del muerto? ¿Dónde las movilizaciones obreras con las que nos había amenazado la Güera Rodríguez Alcaine? ¿Dónde el caos apocalíptico anunciado por Pancho Labastida? […]
Cuando imaginaba el día del fin tricolor veía un escenario de película de Oliver Stone, y resulta que termina siendo un capítulo de Mundo de juguete. Muchos nos sentimos tan decepcionados como cuando Dorothy descubre que tras la gran parafernalia de bufidos, chasquidos, rayos y centellas del temido Mago de Oz, se encontraba escondido un sujeto como cualquier otro, sin poderes especiales ni presencia arrolladora ni terribles capacidades para la destrucción y la venganza.
Jelipillo
Asombró un poco que Fox hubiera regañado a Felipillo Calderón, su encargado de Energía, por saltarse las trancas electorales —las mismas que don Vicente se saltó en su momento— para denominarse candidato a la Presidencia, luego de ser destapado por el entonces gobernador de Jalisco, Francisco Javier Ramírez Acuña, cuya audacia le valdría, sin querer queriendo, la Secretaría de Gobernación. Sobre todo después de que fue el propio Presichente el que dio el banderazo de salida a todos aquellos que sintieran la necesidad de llegar a Los Pinos.
Más asombroso aún fue que, por este hecho que desembocó en la propia renuncia de Calderón, nuestros más profundos analistas hablaran de un rompimiento entre el PAN histórico y el neopanismo foxista. Hasta ese momento no se tenía suficientemente documentado que los blanquiazules estuvieran organizados en tribus como en el PRD o el PRI que, en buena medida, se dedican a la antropofagia.
Esto, en vez de preocupar a los blanquiazules, que siempre avanzaban como un solo hombre, los hizo sentirse reconfortados, porque de alguna manera se humanizaron. Al demostrar que en su interior pueden convivir y confrontarse corrientes irreconciliables, el PAN pudo relajarse y, finalmente, salir de clóset hasta llegar a lo que se vio en pleno 2007, cuando el peor enemigo de Calderón no era el Peje, sino el propio CEN del PAN encabezado por un personajazo en busca de autor: Manuel Espino.
Digo, para el PAN ya era muy agotador sostener una imagen de impecable armonía y perfecto orden conservador y totalitario, sólo para darle gusto a los control freaks que lo encabezan.
De ahí que, un poco harto de sentirse como niño de colegio militar envidiando a sus amiguitos de las escuelas activas y los colegios Montessori del PRI y el PRD, Felipillo Calderón comenzara a acariciar un sueño libertario cuando se preguntaba: ¿por qué todos se divierten en videoescándalos, cuchilladas traperas y luchas fraticidas, mientras nosotros sólo nos preocupamos por arreglar bien nuestros cajones, oh, Dios mío?
Era como aquel perro cubano al que todos sus congéneres mexicas le preguntaban sus razones para dejar la bella isla si, mal que bien, comía una vez al día, a lo que el cuadrúpedo caribeño contestó: “Es que tenía muchas ganas de ladrar”.
Así, armado con su pasamontañas, herido por la incomprensión presidencial, Felipillo se convirtió en algo que, desde su pasado monaguillesco y ultrapanista, jamás hubieran imaginado ni su entrenador de la YMCA, ni su miss, Lupita, ni Manuel Gómez Morín, que todo lo ve y todo lo juzga: se convirtió en un transgresor, un disidente, casi hermanado con cualquier globalifóbico revoltoso de esos que mandó madrear Francisco Ramírez Acuña siendo el mero mero de Jalisco, y que es como su Cuyo Hernández.
En ese momento, después de haber roto las cadenas de esclavitud foxista tradicional, Calderón Hinojosa debió sentirse en otra dimensión pues, como dice “La Internacional”, los que antes no eran nada...
Cuando salí de Tláhuac, válgame Dios
Cuando las autoridades reconocieron que llegaron tarde a impedir el linchamiento porque Tláhuac está muy lejos, tenían toda la razón. Era increíble que la turba enardecida no se haya tomado la molestia de cometer sus tropelías desbocadas sobre las insólitas personas de los policías de la PFP en lugares más céntricos y menos intrincados, como la Zona Rosa, el Monumento a la Revolución o, ya entrados en gastos, en la plancha del Zócalo que, como bien sabemos, es aula de usos múltiples y tiene suficiente espacio como para que la banda hubiera linchado a sus anchas a las víctimas y que los granaderos hubieran entrado a impedir ese acto tan bárbaro de manera mucho más expedita. Ahora bien, lo que no se comprende es que, a sabiendas de que San Juan Ixtayopan, ese pueblo hermano de San Juan Canoa, no se encontraba precisamente en la periferia de la delegación Cuauhtémoc, la policía que siempre vigila no se haya tomado la molestia de acudir a Santiago Creel o a Luis Ernesto Derbez para pedirles prestados los helicópteros que usufructuaban para sus viajes de placer. Para una emergencia de esta magnitud, ambos secretarios hubieran ofrecido inmediatamente sus artefactos para que los policías pudieran ser rescatados de ese Fuenteovejuna de petatiux que terminó por quemarlos vivos.
Tenía razón Carlos Monsiváis cuando afirmó que este espectáculo de la muerte, más allá de las razones sociológicas, políticas y comunicológicas que se le puedan atribuir (la aburrida cantaleta de la impunidad, la injusticia y la impericia de las autoridades), este linchamiento debe ser condenado simplemente por su naturaleza bárbara.
Quizá lo más impresionante haya sido ver cómo la masa, enfebrecida por sus apetitos de venganza, aparentemente cegada por el grito de “¡Mátenlos a todos!”, se tomó el tiempo necesario para que uno de los ajusticiados, antes de que lo quemaran vivo, pudiera dar una conferencia de prensa frente a las bien dispuestas y puntuales cámaras y micrófonos.
Eso era conciencia mediática y no jaladas.
Jairo Calixto Albarrán
Milenio
Esta semana comienza a circular el libro Episodios naconales, publicado por la editorial Planeta, donde su autor levanta, con su carecterístico humor e implacable irreverencia, la nómina de los hechos y personajes que animaron el sexenio foxista. A manera de ejemplo, tres momentos irrepetibles —uno de ellos trágico y absurdo— de ese tiempo de barbarie.
Yo sí lo voy a extrañar
¿Dónde está el México bronco?, nos preguntamos quienes siempre pensamos que la única manera de sacar al PRI de Los Pinos sería de la misma manera en que entró, narrada por ese prócer del sindicalismo charro llamado Fidel Velázquez: a balazos.
A unos días de los comicios electorales del año 2000 y el triunfo de la Alianza por el Cambio de Vicente Fox, todo parecía sospechosamente civilizado. Incluso, en la mañana del 3 de julio, que bien podría habernos ofrecido un panorama ciberpunk cuando menos de Mad Max III luego de las estentóreas celebraciones panistas, fue en realidad una de los días más soleados que se recuerden. Incluso un pajarillo pecho amarillo se posó en mi ventana y comenzó a gorgorear. Las calles estaban de lo más tranquilas, y el panorama típico de la Ciudad de México, cuajado de embotellamientos y tráfico despiadado, se borró de manera insólita del mapa. ¿Dónde estaba el México bronco con el que nos venían amenazando como si fuera el petate del muerto? ¿Dónde las movilizaciones obreras con las que nos había amenazado la Güera Rodríguez Alcaine? ¿Dónde el caos apocalíptico anunciado por Pancho Labastida? […]
Cuando imaginaba el día del fin tricolor veía un escenario de película de Oliver Stone, y resulta que termina siendo un capítulo de Mundo de juguete. Muchos nos sentimos tan decepcionados como cuando Dorothy descubre que tras la gran parafernalia de bufidos, chasquidos, rayos y centellas del temido Mago de Oz, se encontraba escondido un sujeto como cualquier otro, sin poderes especiales ni presencia arrolladora ni terribles capacidades para la destrucción y la venganza.
Jelipillo
Asombró un poco que Fox hubiera regañado a Felipillo Calderón, su encargado de Energía, por saltarse las trancas electorales —las mismas que don Vicente se saltó en su momento— para denominarse candidato a la Presidencia, luego de ser destapado por el entonces gobernador de Jalisco, Francisco Javier Ramírez Acuña, cuya audacia le valdría, sin querer queriendo, la Secretaría de Gobernación. Sobre todo después de que fue el propio Presichente el que dio el banderazo de salida a todos aquellos que sintieran la necesidad de llegar a Los Pinos.
Más asombroso aún fue que, por este hecho que desembocó en la propia renuncia de Calderón, nuestros más profundos analistas hablaran de un rompimiento entre el PAN histórico y el neopanismo foxista. Hasta ese momento no se tenía suficientemente documentado que los blanquiazules estuvieran organizados en tribus como en el PRD o el PRI que, en buena medida, se dedican a la antropofagia.
Esto, en vez de preocupar a los blanquiazules, que siempre avanzaban como un solo hombre, los hizo sentirse reconfortados, porque de alguna manera se humanizaron. Al demostrar que en su interior pueden convivir y confrontarse corrientes irreconciliables, el PAN pudo relajarse y, finalmente, salir de clóset hasta llegar a lo que se vio en pleno 2007, cuando el peor enemigo de Calderón no era el Peje, sino el propio CEN del PAN encabezado por un personajazo en busca de autor: Manuel Espino.
Digo, para el PAN ya era muy agotador sostener una imagen de impecable armonía y perfecto orden conservador y totalitario, sólo para darle gusto a los control freaks que lo encabezan.
De ahí que, un poco harto de sentirse como niño de colegio militar envidiando a sus amiguitos de las escuelas activas y los colegios Montessori del PRI y el PRD, Felipillo Calderón comenzara a acariciar un sueño libertario cuando se preguntaba: ¿por qué todos se divierten en videoescándalos, cuchilladas traperas y luchas fraticidas, mientras nosotros sólo nos preocupamos por arreglar bien nuestros cajones, oh, Dios mío?
Era como aquel perro cubano al que todos sus congéneres mexicas le preguntaban sus razones para dejar la bella isla si, mal que bien, comía una vez al día, a lo que el cuadrúpedo caribeño contestó: “Es que tenía muchas ganas de ladrar”.
Así, armado con su pasamontañas, herido por la incomprensión presidencial, Felipillo se convirtió en algo que, desde su pasado monaguillesco y ultrapanista, jamás hubieran imaginado ni su entrenador de la YMCA, ni su miss, Lupita, ni Manuel Gómez Morín, que todo lo ve y todo lo juzga: se convirtió en un transgresor, un disidente, casi hermanado con cualquier globalifóbico revoltoso de esos que mandó madrear Francisco Ramírez Acuña siendo el mero mero de Jalisco, y que es como su Cuyo Hernández.
En ese momento, después de haber roto las cadenas de esclavitud foxista tradicional, Calderón Hinojosa debió sentirse en otra dimensión pues, como dice “La Internacional”, los que antes no eran nada...
Cuando salí de Tláhuac, válgame Dios
Cuando las autoridades reconocieron que llegaron tarde a impedir el linchamiento porque Tláhuac está muy lejos, tenían toda la razón. Era increíble que la turba enardecida no se haya tomado la molestia de cometer sus tropelías desbocadas sobre las insólitas personas de los policías de la PFP en lugares más céntricos y menos intrincados, como la Zona Rosa, el Monumento a la Revolución o, ya entrados en gastos, en la plancha del Zócalo que, como bien sabemos, es aula de usos múltiples y tiene suficiente espacio como para que la banda hubiera linchado a sus anchas a las víctimas y que los granaderos hubieran entrado a impedir ese acto tan bárbaro de manera mucho más expedita. Ahora bien, lo que no se comprende es que, a sabiendas de que San Juan Ixtayopan, ese pueblo hermano de San Juan Canoa, no se encontraba precisamente en la periferia de la delegación Cuauhtémoc, la policía que siempre vigila no se haya tomado la molestia de acudir a Santiago Creel o a Luis Ernesto Derbez para pedirles prestados los helicópteros que usufructuaban para sus viajes de placer. Para una emergencia de esta magnitud, ambos secretarios hubieran ofrecido inmediatamente sus artefactos para que los policías pudieran ser rescatados de ese Fuenteovejuna de petatiux que terminó por quemarlos vivos.
Tenía razón Carlos Monsiváis cuando afirmó que este espectáculo de la muerte, más allá de las razones sociológicas, políticas y comunicológicas que se le puedan atribuir (la aburrida cantaleta de la impunidad, la injusticia y la impericia de las autoridades), este linchamiento debe ser condenado simplemente por su naturaleza bárbara.
Quizá lo más impresionante haya sido ver cómo la masa, enfebrecida por sus apetitos de venganza, aparentemente cegada por el grito de “¡Mátenlos a todos!”, se tomó el tiempo necesario para que uno de los ajusticiados, antes de que lo quemaran vivo, pudiera dar una conferencia de prensa frente a las bien dispuestas y puntuales cámaras y micrófonos.
Eso era conciencia mediática y no jaladas.
Jairo Calixto Albarrán
Perderá PRD si boicotea Informe, afirma Calderón
Sergio Jiménez y José Carreño
El Universal
Miércoles 22 de agosto de 2007
A 10 días de que rinda su primer Informe de Gobierno, el presidente Felipe Calderón advirtió que la ciudadanía castigaría al PRD en caso de violar las reglas del Congreso para la ceremonia del Informe de Gobierno
MONTEBELLO, Canadá.— A 10 días de que rinda su primer Informe de Gobierno, el presidente Felipe Calderón advirtió que la ciudadanía castigaría al PRD en caso de violar las reglas del Congreso para la ceremonia del Informe de Gobierno.
Aseguró que “el único que pierde en este tema es quien rompe las reglas de la vida institucional”.
Tras llamar al partido a la “madurez y la sensatez”, el jefe del Ejecutivo lamentó que no haya habido una respuesta positiva para el diálogo.
En días pasados la dirigencia nacional del PRD se declaró lista para impedir que Calderón haga uso de la tribuna y envíe un mensaje a la nación con motivo de su Informe.
El diputado panista Héctor Larios consideró extraña la resolución del PRD, pues se avanzaba hacia un acuerdo con algunos perredistas. Insistió en que el PAN está abierto a negociar en el marco de la ley.
Fuentes de la fracción del PRD en San Lázaro dijeron que aún no toman una decisión, pero se prevé un acuerdo para que Calderón entregue su Informe sin hablar en tribuna.
El Universal
Miércoles 22 de agosto de 2007
A 10 días de que rinda su primer Informe de Gobierno, el presidente Felipe Calderón advirtió que la ciudadanía castigaría al PRD en caso de violar las reglas del Congreso para la ceremonia del Informe de Gobierno
MONTEBELLO, Canadá.— A 10 días de que rinda su primer Informe de Gobierno, el presidente Felipe Calderón advirtió que la ciudadanía castigaría al PRD en caso de violar las reglas del Congreso para la ceremonia del Informe de Gobierno.
Aseguró que “el único que pierde en este tema es quien rompe las reglas de la vida institucional”.
Tras llamar al partido a la “madurez y la sensatez”, el jefe del Ejecutivo lamentó que no haya habido una respuesta positiva para el diálogo.
En días pasados la dirigencia nacional del PRD se declaró lista para impedir que Calderón haga uso de la tribuna y envíe un mensaje a la nación con motivo de su Informe.
El diputado panista Héctor Larios consideró extraña la resolución del PRD, pues se avanzaba hacia un acuerdo con algunos perredistas. Insistió en que el PAN está abierto a negociar en el marco de la ley.
Fuentes de la fracción del PRD en San Lázaro dijeron que aún no toman una decisión, pero se prevé un acuerdo para que Calderón entregue su Informe sin hablar en tribuna.
agosto 20, 2007
Bastaron 13 palabras para ‘reventar’ el congreso perredista
Jorge Octavio Ochoa y Jorge Ramos
El Universal
Lunes 20 de agosto de 2007
Un párrafo de 13 palabras fue suficiente para romper el décimo congreso y enconar la disputa en el PRD.
Juegos de palabras en medio de un solo objetivo: “la disputa por el control del aparato del partido”, admitió Alejandro Encinas.
El llamado a la unidad de López Obrador —tres días antes— fue desoído. En el salón del lujoso hotel se confundieron los gritos “¡Obrador! ¡Obrador!” contra “¡PRD! ¡PRD!”, en un duelo extraño, disímbolo. AMLO había dicho que “el único caudillo es el PRD”. El párrafo de la discordia: “…manteniendo nuestro rechazo a debatir con quien usurpa la Presidencia de la Republica”, 74 letras que fueron desechadas y que dieron pie para una afirmación lapidaria: “El Yunque ya entró al PRD”.
Pablo Gómez se acerca con paso lento al líder del PRD en el DF, Ricardo Ruiz.: “Lo que acaba de hacer tu gente son pendejadas, ustedes querían romper el congreso”. Dirigentes del Frente Político de Izquierda habían abandonado el salón.
A su paso llueven ligas, para recordar el caso René Bejarano, pero su esposa Dolores Padierna, Gerardo Fernández Noroña, Armando Quintero, Alejandro Sánchez Camacho y Alejandra Barrales, entre otros, salen enfurecidos, seguidos por una veintena.
Alejandro Encinas intenta detenerlos, les pide que regresen. Lo desoyen, regresa solo al salón. Había pedido hacer uso de la palabra en la tribuna, pero luego da marcha atrás y guarda silencio. Sólo hace comentarios sueltos a los periodistas. El golpe estaba dado.
Jesús Ortega va y lo busca hasta su lugar. Le ruega que suba a la tribuna. Encinas se niega. En el fondo del salón, un grupo de tabasqueños grita: “¡Fecales!¡Fecales!”.
Ante los medios informativos, el debate por ese párrafo solitario ya se había dado: “¡Compañeros! El tema de la discusión sobre el próximo 1 de septiembre se trata en un resolutivo especial, no lo metamos en el asunto de modificar el régimen político”, dice Pablo Gómez quien agrega: “¡Se trata de acabar con el informe y poner como institución de la democracia, el debate parlamentario y republicano! ¡Son dos temas! ¡Yo propongo que el tema del informe se apruebe en una resolución especial!”. Alguien le grita: “¡Eres un vendido!”.
Martí Batres (Izquierda Social) se encarga de atizar el debate: “Esta propuesta de ir a debatir con Calderón, que se quiere dejar viva, con un subterfugio, no afecta a la derecha, nos afecta a nosotros. Calderón no quiere debatir con Andrés Manuel, claro, porque Andrés Manuel contendió con él y le ganó”.
Recibe una respuesta no menos furibunda del senador Carlos Navarrete: “¡Es fácil pronunciar un discurso, desde una cómoda oficina del gobierno”.
Entonces surgen los gritos “¡Obrador! ¡Obrador!, a los que el otro grupo responde: “¡PRD! ¡PRD!”. Desde la presidencia de la mesa de debates, Jesús Zambrano, líder de Nueva Izquierda somete a votación rechazar el párrafo. Fernández Noroña baja de la mesa enardecido: “¡Quédense con el partido!”, grita y empieza la retirada... Así terminó el congreso, en el que López Obrador pidió unidad.
El Universal
Lunes 20 de agosto de 2007
Un párrafo de 13 palabras fue suficiente para romper el décimo congreso y enconar la disputa en el PRD.
Juegos de palabras en medio de un solo objetivo: “la disputa por el control del aparato del partido”, admitió Alejandro Encinas.
El llamado a la unidad de López Obrador —tres días antes— fue desoído. En el salón del lujoso hotel se confundieron los gritos “¡Obrador! ¡Obrador!” contra “¡PRD! ¡PRD!”, en un duelo extraño, disímbolo. AMLO había dicho que “el único caudillo es el PRD”. El párrafo de la discordia: “…manteniendo nuestro rechazo a debatir con quien usurpa la Presidencia de la Republica”, 74 letras que fueron desechadas y que dieron pie para una afirmación lapidaria: “El Yunque ya entró al PRD”.
Pablo Gómez se acerca con paso lento al líder del PRD en el DF, Ricardo Ruiz.: “Lo que acaba de hacer tu gente son pendejadas, ustedes querían romper el congreso”. Dirigentes del Frente Político de Izquierda habían abandonado el salón.
A su paso llueven ligas, para recordar el caso René Bejarano, pero su esposa Dolores Padierna, Gerardo Fernández Noroña, Armando Quintero, Alejandro Sánchez Camacho y Alejandra Barrales, entre otros, salen enfurecidos, seguidos por una veintena.
Alejandro Encinas intenta detenerlos, les pide que regresen. Lo desoyen, regresa solo al salón. Había pedido hacer uso de la palabra en la tribuna, pero luego da marcha atrás y guarda silencio. Sólo hace comentarios sueltos a los periodistas. El golpe estaba dado.
Jesús Ortega va y lo busca hasta su lugar. Le ruega que suba a la tribuna. Encinas se niega. En el fondo del salón, un grupo de tabasqueños grita: “¡Fecales!¡Fecales!”.
Ante los medios informativos, el debate por ese párrafo solitario ya se había dado: “¡Compañeros! El tema de la discusión sobre el próximo 1 de septiembre se trata en un resolutivo especial, no lo metamos en el asunto de modificar el régimen político”, dice Pablo Gómez quien agrega: “¡Se trata de acabar con el informe y poner como institución de la democracia, el debate parlamentario y republicano! ¡Son dos temas! ¡Yo propongo que el tema del informe se apruebe en una resolución especial!”. Alguien le grita: “¡Eres un vendido!”.
Martí Batres (Izquierda Social) se encarga de atizar el debate: “Esta propuesta de ir a debatir con Calderón, que se quiere dejar viva, con un subterfugio, no afecta a la derecha, nos afecta a nosotros. Calderón no quiere debatir con Andrés Manuel, claro, porque Andrés Manuel contendió con él y le ganó”.
Recibe una respuesta no menos furibunda del senador Carlos Navarrete: “¡Es fácil pronunciar un discurso, desde una cómoda oficina del gobierno”.
Entonces surgen los gritos “¡Obrador! ¡Obrador!, a los que el otro grupo responde: “¡PRD! ¡PRD!”. Desde la presidencia de la mesa de debates, Jesús Zambrano, líder de Nueva Izquierda somete a votación rechazar el párrafo. Fernández Noroña baja de la mesa enardecido: “¡Quédense con el partido!”, grita y empieza la retirada... Así terminó el congreso, en el que López Obrador pidió unidad.
agosto 19, 2007
PRD: congreso y cadalso
Itinerario Político
Ricardo Alemán
19 de agosto de 2007
Convertido en crisol de lo más cuestionable de la política partidista mexicana —en donde la trampa y el autoengaño fueron la nota—, el décimo Congreso Nacional del PRD pasará a la historia de ese partido —más allá incluso que la elección presidencial de julio de 2006— como el evento de la autodestrucción, de la negación de sí mismo —en tanto motor de la revolución democrática—, y como el más lamentable salto al pasado, por la macrocefalia que al estilo soviético se impuso.
En su congreso, la izquierda mexicana que dice representar el PRD no sólo mostró una inocultable división entre sus concepciones ideológicas y sus objetivos programáticos como partido político, sino que impulsó la mayor fractura de sus raíces históricas, al sepultar al cardenismo, que era el vínculo con la gesta social que reivindicaba a las clases populares. El PRD ya no es el partido del “cardenismo” —entre comillas—, sino del grosero mesianismo. Y en unas semanas esa arrogante jubilación le podría costar la derrota electoral en Michoacán.
En su congreso, esa izquierda tribal, capaz de todo tipo de trampas, que se niega a la autocrítica y que incluye en sus documentos básicos la satanización de los que no piensan igual que el mesías, decidió tirar al caño los 15 millones de votos alcanzados en julio de 2006, y convertir en estatuas de sal a sus diputados y senadores, quienes conforman la histórica segunda fuerza parlamentaria que alcanza en su corta vida. Y acaso sea la última, ya que por decisión del congreso perredista, sus diputados y senadores no podrán dialogar, negociar, pactar nada, con nadie, sea o no “espurio”. Se aprobó la parálisis política y legislativa; parálisis que en política es lo más cercano al cadalso.
En su congreso, esa izquierda fue incapaz de entender, y menos discutir, su papel como motor de la reconstrucción política nacional —en consonancia con el fraude electoral de 1988 que le dio origen—, y de un plumazo aceptó que la transformación del régimen ya no se hará desde abajo, desde la construcción o reconstrucción de un partido político y de una alternativa de poder; que ya no se hará con el empuje de la izquierda en el Congreso, sino desde lo alto del poder. Cuando el PRD llegue al poder, entonces se harán los cambios. Mientras, le apostarán al fracaso de todos los gobiernos que antecedan esa “luminosa” aspiración. Por decisión de congreso le apuestan a la reedición histórica del PRI, y mientras tanto dejan intocada a la derecha, en espera de su extinción por muerte natural.
Y en el absurdo, el congreso del PRD quedó reducido al reparto de las cuotas de poder para marzo de 2008 y para julio de 2009. Es decir, el Congreso sirvió para confirmar lo que todos sabían, pero que en el PRD se negaban a reconocer: que la fuerza electoral y parlamentaria resultante de julio de 2006 no servirá para nada, que también ya fue jubilada, y que de ahora en adelante —en especial en marzo de 2008— el grupo de Los Chuchos y sus aliados serán los nuevos dueños del partido. Triunfos históricos, por pírricos, de la izquierda, del partido, del congreso. Derrota histórica para los 15 millones que creyeron en esa izquierda y cuyo voto inundó las cañerías del PRD.
Cardenismo sepultado
Penoso espectáculo el del Congreso Nacional del PRD, que arrancó el jueves pasado con llamados de unidad, con discursos de Andrés Manuel López Obrador, Leonel Cota y Marcelo Ebrard, que no resisten la más elemental prueba de congruencia; que confirman ruptura cuando se habla de unidad; que ratifican el caudillismo mesiánico cuando se dice que el único caudillo es el partido, que niega la autocrítica cuando se pregona la libre expresión, y que deja ver las peores prácticas políticas de la antidemocracia, cuando se habla de democracia interna.
Pero acaso lo más lamentable, contra los discursos grandilocuentes pero vacíos, es la orfandad histórica que por grillas miserables y mezquinas, y por ambiciones desmedidas se impuso todo el PRD en su congreso. No, nadie puede cuestionar la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, pero tampoco nadie puede cuestionar que la de AMLO no es más que eso, “po-pu-la-ri-dad”, que está muy lejos de las raíces históricas y sociales del cardenismo, esa corriente política que sintetizó como pocas los reclamos sociales de la gesta revolucionaria —sin olvidar, por supuesto, los signos del autoritarismo priísta—, y que fue capaz de vincular a la izquierda mexicana con los grandes movimientos de millones de mexicanos sin esperanza.
Al sepultar al cardenismo en su congreso, el PRD no sólo rompió su vínculo con la historia de los grandes movimientos sociales y con la defensa histórica del patrimonio nacional —el petróleo—, sino que rompió con su propia historia —el PRD, hay que recordarlo, se formó a partir del desprendimiento del movimiento cardenista del PRI y de su capacidad combustible de mover en dirección a la revolución democrática las muchas expresiones de la llamada izquierda mexicana— y se encamina a un suerte de “trasplante”, para florecer en otra cepa y con otras raíces, cuyos nutrientes no son los de las grandes causas nacionales, las causas de las mayorías empobrecidas, y menos la organización y movilización social, sino la grosera popularidad y la nada ética resultante del “poder por el poder”.
¿Qué movimientos sociales organizados, de obreros, campesinos, precaristas, mineros, de los sin techo, sin trabajo, sin educación ni escuela estuvieron representados en el congreso del PRD? Nada, sólo estuvieron presentes los jefes de las tribus —pastoreando cada uno a sus rebaños—, que lo son de movimientos clientelares, de cuotas de poder. Una izquierda que dice reivindicar las causas populares, pero que en la práctica está muy lejos de esas causas, a las que ignora en sus deliberaciones internas, pero también desde su fantástico poder como segunda fuerza en el Congreso.
Y no faltará quien diga que el “legítimo” está cerca de la gente, que los escucha y arenga las viejas consignas que los desposeídos saben de memoria, sea porque las escucharon del EZLN, del EPR, del PRD o cualquier otra franquicia que dice dar la vida por sus causas.
En el fondo, López Obrador no propone nada y no organiza nada que le sirva a la izquierda y menos al PRD. Eso sí, mantiene vivo el germen de su popularidad y acumula membresías para lo que tarde o temprano será su propio partido. Lo que importa es el poder, a partir de la rentable popularidad. El papel del nuevo líder del PRD parece reducido a la vieja figura del “abonero”, que de tanto en tanto regresa por su cuota de fidelidad, con la promesa de algo mejor. Y esas ya son las nuevas raíces del PRD, el mayor partido de la izquierda mexicana, el que sepultó no a los Cárdenas, sino al cardenismo, el movimiento social más enraizado en los movimientos sociales y en la defensa del patrimonio nacional.
En política, las facturas se pagan, y en las próximas semanas veremos la reacción de los cardenistas en Michoacán. Y son muchos los que “con los pelos de la burra en la mano”, auguran otra estrepitosa derrota del PRD y, en consecuencia, otro triunfo de la derecha.
Ganan ‘Los Chuchos’
A pesar del penoso espectáculo que ofrecieron los congresistas del PRD —del escandaloso fraude que los lopistas hicieron en no pocas votaciones en las mesas de trabajo, y el vergonzoso culto al “hombre fuerte” que mostraron santones de izquierda como Alejandro Encinas y Martí Batres al negarse a la autocrítica—, quedó claro que el congreso de ese partido y la unidad mediática que simularon, no fue más que un acuerdo interno para el reacomodo de piezas, una vez que en la derrota electoral de 2006 algunos grupos resultaron gananciosos.
Es evidente que la alianza que llegó con el mayor número de congresistas, Los Chuchos y otras tribus menores, debieron ceder en posiciones que, para efectos de imagen mediática, mostraron un notable predominio del liderazgo de AMLO. Negociadores como pocos, y con una depurada habilidad política, Los Chuchos sabían que sin López Obrador como figura central en el congreso, su mayoría y sus logros resultarían cuestionados. Por eso hicieron todo lo posible por garantizar la presencia del líder social, a quien le brindaron el escenario de apertura, y le ofrecieron garantías de que los resolutivos no plantearían una dirección contraria a sus postulados.
Por eso no debe extrañar a nadie que entre los resolutivos se alcanzara un acuerdo unánime que ratifica que el PRD no acepta la legitimidad del gobierno de Calderón, que no se negociará nada con “el espurio”, que está en contra de la reforma fiscal, y que se reivindica el liderazgo de López Obrador, por lo que muchos se negaron a la autocrítica, dizque para no dañar la imagen del “legítimo”. Todos esos son puntos que sin duda ganó el grupo lopista, pero que eran parte de acuerdo que hizo posible que AMLO acudiera al congreso. Para Los Chuchos todo eso era lo de menos. Nueva Izquierda entendió que en su estrategia lo importante no eran las cuestiones de forma, sino los que ellos llaman “el fondo”. ¿Y eso qué quiere decir? Lo importante para Los Chuchos es el control del partido. Un vez que logren eso cobrarán las facturas. Son dos los elementos fundamentales para Nueva Izquierda: que el congreso ratifique que la elección de la nueva dirigencia del PRD —prevista para marzo de 2008— se haga a partir del voto sólo de los militantes. Esa fórmula le dará ciertas garantías a Los Chuchos de alcanzar, finalmente luego de una década, el control del partido. Ese objetivo ya fue alcanzado por Nueva Izquierda, cuyos delegados finalmente ganaron la batalla.
Pero además, Los Chuchos y sus aliados propusieron lo que ellos llaman “la institucionalización” del partido. Es decir, que dirigentes, líderes, gobernadores y jefes legislativos se sometan a una línea única dictada por el partido, y que ya no ocurra lo que hoy todos saben, que cada quien hace lo que le place, entiende la línea y la estrategia del partido como le place, y hasta existen líderes y gobernantes que actúan contra el partido. Para ello se propuso la desaparición del Comité Ejecutivo Nacional y se propuso la creación de un Consejo Político Nacional (CPN), un órgano macrocefálico, al estilo del buró soviético, que mete al mismo saco a los dirigentes del partido, ex presidentes, personalidades y gobernantes. Ese salto al pasado también fue ganado por Los Chuchos, lo que significa que los grandes ganadores del congreso, en cuanto a los objetivos políticos internos, son el grupo de Nueva Izquierda y sus aliados.
Con esos dos triunfos, Los Chuchos podrán llevar a uno de los suyos a la dirigencia del CPN, y tendrán muchas posibilidades de ganar más de 70% de los lugares a puestos de elección popular para las elecciones federales de 2009, para la renovación de la Cámara de Diputados. Ese es el objetivo de ese grupo político del PRD. Lo demás, es lo de menos.
Miedo a la verdad
¿Pero qué pasó con la discusión que muchos esperaban, con la revisión ideológica, táctica y estratégica que otros creían debía realizarse en el congreso? En los días previos al congreso del PRD, entre dirigentes, líderes y hasta gobernadores surgió un debate al que muchos le entraron, pero que no llegó al congreso. Las interrogantes centrales de ese debate eran las siguientes: si el 2 de julio hubiese ganado la Presidencia el candidato López Obrador, ¿el partido con el que habría ganado sería el modelo de partido? ¿La crisis del PRD es una crisis de la derrota o una crisis estructural?
Un sector del PRD entendió que la cercanía del poder desvió al partido de su origen, sus objetivos fundacionales, y hasta de su ideología, táctica y estrategia. ¿Por qué no llegó ese debate al congreso? Lo que ocurre es que a nadie le importa una discusión seria y a fondo de lo que pasa en el partido; ¿por qué la derrota electoral, las fallas en la estrategia, en el programa del candidato? A nadie le importa cambiar el rumbo, rectificar las desviaciones, impulsar la autocrítica como partido de izquierda, y menos les interesa ponderar la conveniencia de impulsar desde los órganos legislativos el cambio que se propuso el PRD como bandera fundacional.
¿Por qué los perredistas no presentaron una discusión sobre el partido que quieren, frente al supuesto fraude, como se hizo en 1988, frente al fraude de Salinas, que precisamente dio origen al PRD? ¿Por qué el miedo a la crítica y sobre todo a la autocrítica? Las respuestas parecen básicas. Según algunos perredistas que impulsaron la autocrítica y que proponen una revisión de fondo, esos temas no llegaron al congreso porque si se designa una comisión que investigue lo ocurrido en la elección de 2006, se podría comprobar que más allá del supuesto fraude —de los fallos y errores de las instituciones, y de la intromisión ilegal de Fox y de grupos empresariales—, la derrota electoral y la pérdida de la Presidencia se debió a los errores del partido y de AMLO, quien al viejo estilo del PRI controló hasta el último detalle de la campaña, sometió al partido y se equivocó en tantas cosas que sería posible hablar no de un triunfo del PAN, sino de una autoderrota del PRD. Y eso lo saben no pocos perredistas que no se atreven a decirlo en público. Es el miedo a la verdad.
El día después
Por lo pronto, hoy muchas voces del PRD, de la llamada izquierda, que saldrán a los medios a festejar los resolutivos del décimo Congreso Nacional del PRD, le acreditarán el triunfo de las escaramuzas al “legítimo”; otros dirán que ganaron Los Chuchos y sus aliados, y serán muy pocos los que reconozcan que el de los días previos entre las tribus perredistas fue mucho más que un congreso; fue lo más parecido a colocarse en el cadalso, ante el riesgo de que en cualquier momento alguien jale la cuerda. Al tiempo
Ricardo Alemán
19 de agosto de 2007
Convertido en crisol de lo más cuestionable de la política partidista mexicana —en donde la trampa y el autoengaño fueron la nota—, el décimo Congreso Nacional del PRD pasará a la historia de ese partido —más allá incluso que la elección presidencial de julio de 2006— como el evento de la autodestrucción, de la negación de sí mismo —en tanto motor de la revolución democrática—, y como el más lamentable salto al pasado, por la macrocefalia que al estilo soviético se impuso.
En su congreso, la izquierda mexicana que dice representar el PRD no sólo mostró una inocultable división entre sus concepciones ideológicas y sus objetivos programáticos como partido político, sino que impulsó la mayor fractura de sus raíces históricas, al sepultar al cardenismo, que era el vínculo con la gesta social que reivindicaba a las clases populares. El PRD ya no es el partido del “cardenismo” —entre comillas—, sino del grosero mesianismo. Y en unas semanas esa arrogante jubilación le podría costar la derrota electoral en Michoacán.
En su congreso, esa izquierda tribal, capaz de todo tipo de trampas, que se niega a la autocrítica y que incluye en sus documentos básicos la satanización de los que no piensan igual que el mesías, decidió tirar al caño los 15 millones de votos alcanzados en julio de 2006, y convertir en estatuas de sal a sus diputados y senadores, quienes conforman la histórica segunda fuerza parlamentaria que alcanza en su corta vida. Y acaso sea la última, ya que por decisión del congreso perredista, sus diputados y senadores no podrán dialogar, negociar, pactar nada, con nadie, sea o no “espurio”. Se aprobó la parálisis política y legislativa; parálisis que en política es lo más cercano al cadalso.
En su congreso, esa izquierda fue incapaz de entender, y menos discutir, su papel como motor de la reconstrucción política nacional —en consonancia con el fraude electoral de 1988 que le dio origen—, y de un plumazo aceptó que la transformación del régimen ya no se hará desde abajo, desde la construcción o reconstrucción de un partido político y de una alternativa de poder; que ya no se hará con el empuje de la izquierda en el Congreso, sino desde lo alto del poder. Cuando el PRD llegue al poder, entonces se harán los cambios. Mientras, le apostarán al fracaso de todos los gobiernos que antecedan esa “luminosa” aspiración. Por decisión de congreso le apuestan a la reedición histórica del PRI, y mientras tanto dejan intocada a la derecha, en espera de su extinción por muerte natural.
Y en el absurdo, el congreso del PRD quedó reducido al reparto de las cuotas de poder para marzo de 2008 y para julio de 2009. Es decir, el Congreso sirvió para confirmar lo que todos sabían, pero que en el PRD se negaban a reconocer: que la fuerza electoral y parlamentaria resultante de julio de 2006 no servirá para nada, que también ya fue jubilada, y que de ahora en adelante —en especial en marzo de 2008— el grupo de Los Chuchos y sus aliados serán los nuevos dueños del partido. Triunfos históricos, por pírricos, de la izquierda, del partido, del congreso. Derrota histórica para los 15 millones que creyeron en esa izquierda y cuyo voto inundó las cañerías del PRD.
Cardenismo sepultado
Penoso espectáculo el del Congreso Nacional del PRD, que arrancó el jueves pasado con llamados de unidad, con discursos de Andrés Manuel López Obrador, Leonel Cota y Marcelo Ebrard, que no resisten la más elemental prueba de congruencia; que confirman ruptura cuando se habla de unidad; que ratifican el caudillismo mesiánico cuando se dice que el único caudillo es el partido, que niega la autocrítica cuando se pregona la libre expresión, y que deja ver las peores prácticas políticas de la antidemocracia, cuando se habla de democracia interna.
Pero acaso lo más lamentable, contra los discursos grandilocuentes pero vacíos, es la orfandad histórica que por grillas miserables y mezquinas, y por ambiciones desmedidas se impuso todo el PRD en su congreso. No, nadie puede cuestionar la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, pero tampoco nadie puede cuestionar que la de AMLO no es más que eso, “po-pu-la-ri-dad”, que está muy lejos de las raíces históricas y sociales del cardenismo, esa corriente política que sintetizó como pocas los reclamos sociales de la gesta revolucionaria —sin olvidar, por supuesto, los signos del autoritarismo priísta—, y que fue capaz de vincular a la izquierda mexicana con los grandes movimientos de millones de mexicanos sin esperanza.
Al sepultar al cardenismo en su congreso, el PRD no sólo rompió su vínculo con la historia de los grandes movimientos sociales y con la defensa histórica del patrimonio nacional —el petróleo—, sino que rompió con su propia historia —el PRD, hay que recordarlo, se formó a partir del desprendimiento del movimiento cardenista del PRI y de su capacidad combustible de mover en dirección a la revolución democrática las muchas expresiones de la llamada izquierda mexicana— y se encamina a un suerte de “trasplante”, para florecer en otra cepa y con otras raíces, cuyos nutrientes no son los de las grandes causas nacionales, las causas de las mayorías empobrecidas, y menos la organización y movilización social, sino la grosera popularidad y la nada ética resultante del “poder por el poder”.
¿Qué movimientos sociales organizados, de obreros, campesinos, precaristas, mineros, de los sin techo, sin trabajo, sin educación ni escuela estuvieron representados en el congreso del PRD? Nada, sólo estuvieron presentes los jefes de las tribus —pastoreando cada uno a sus rebaños—, que lo son de movimientos clientelares, de cuotas de poder. Una izquierda que dice reivindicar las causas populares, pero que en la práctica está muy lejos de esas causas, a las que ignora en sus deliberaciones internas, pero también desde su fantástico poder como segunda fuerza en el Congreso.
Y no faltará quien diga que el “legítimo” está cerca de la gente, que los escucha y arenga las viejas consignas que los desposeídos saben de memoria, sea porque las escucharon del EZLN, del EPR, del PRD o cualquier otra franquicia que dice dar la vida por sus causas.
En el fondo, López Obrador no propone nada y no organiza nada que le sirva a la izquierda y menos al PRD. Eso sí, mantiene vivo el germen de su popularidad y acumula membresías para lo que tarde o temprano será su propio partido. Lo que importa es el poder, a partir de la rentable popularidad. El papel del nuevo líder del PRD parece reducido a la vieja figura del “abonero”, que de tanto en tanto regresa por su cuota de fidelidad, con la promesa de algo mejor. Y esas ya son las nuevas raíces del PRD, el mayor partido de la izquierda mexicana, el que sepultó no a los Cárdenas, sino al cardenismo, el movimiento social más enraizado en los movimientos sociales y en la defensa del patrimonio nacional.
En política, las facturas se pagan, y en las próximas semanas veremos la reacción de los cardenistas en Michoacán. Y son muchos los que “con los pelos de la burra en la mano”, auguran otra estrepitosa derrota del PRD y, en consecuencia, otro triunfo de la derecha.
Ganan ‘Los Chuchos’
A pesar del penoso espectáculo que ofrecieron los congresistas del PRD —del escandaloso fraude que los lopistas hicieron en no pocas votaciones en las mesas de trabajo, y el vergonzoso culto al “hombre fuerte” que mostraron santones de izquierda como Alejandro Encinas y Martí Batres al negarse a la autocrítica—, quedó claro que el congreso de ese partido y la unidad mediática que simularon, no fue más que un acuerdo interno para el reacomodo de piezas, una vez que en la derrota electoral de 2006 algunos grupos resultaron gananciosos.
Es evidente que la alianza que llegó con el mayor número de congresistas, Los Chuchos y otras tribus menores, debieron ceder en posiciones que, para efectos de imagen mediática, mostraron un notable predominio del liderazgo de AMLO. Negociadores como pocos, y con una depurada habilidad política, Los Chuchos sabían que sin López Obrador como figura central en el congreso, su mayoría y sus logros resultarían cuestionados. Por eso hicieron todo lo posible por garantizar la presencia del líder social, a quien le brindaron el escenario de apertura, y le ofrecieron garantías de que los resolutivos no plantearían una dirección contraria a sus postulados.
Por eso no debe extrañar a nadie que entre los resolutivos se alcanzara un acuerdo unánime que ratifica que el PRD no acepta la legitimidad del gobierno de Calderón, que no se negociará nada con “el espurio”, que está en contra de la reforma fiscal, y que se reivindica el liderazgo de López Obrador, por lo que muchos se negaron a la autocrítica, dizque para no dañar la imagen del “legítimo”. Todos esos son puntos que sin duda ganó el grupo lopista, pero que eran parte de acuerdo que hizo posible que AMLO acudiera al congreso. Para Los Chuchos todo eso era lo de menos. Nueva Izquierda entendió que en su estrategia lo importante no eran las cuestiones de forma, sino los que ellos llaman “el fondo”. ¿Y eso qué quiere decir? Lo importante para Los Chuchos es el control del partido. Un vez que logren eso cobrarán las facturas. Son dos los elementos fundamentales para Nueva Izquierda: que el congreso ratifique que la elección de la nueva dirigencia del PRD —prevista para marzo de 2008— se haga a partir del voto sólo de los militantes. Esa fórmula le dará ciertas garantías a Los Chuchos de alcanzar, finalmente luego de una década, el control del partido. Ese objetivo ya fue alcanzado por Nueva Izquierda, cuyos delegados finalmente ganaron la batalla.
Pero además, Los Chuchos y sus aliados propusieron lo que ellos llaman “la institucionalización” del partido. Es decir, que dirigentes, líderes, gobernadores y jefes legislativos se sometan a una línea única dictada por el partido, y que ya no ocurra lo que hoy todos saben, que cada quien hace lo que le place, entiende la línea y la estrategia del partido como le place, y hasta existen líderes y gobernantes que actúan contra el partido. Para ello se propuso la desaparición del Comité Ejecutivo Nacional y se propuso la creación de un Consejo Político Nacional (CPN), un órgano macrocefálico, al estilo del buró soviético, que mete al mismo saco a los dirigentes del partido, ex presidentes, personalidades y gobernantes. Ese salto al pasado también fue ganado por Los Chuchos, lo que significa que los grandes ganadores del congreso, en cuanto a los objetivos políticos internos, son el grupo de Nueva Izquierda y sus aliados.
Con esos dos triunfos, Los Chuchos podrán llevar a uno de los suyos a la dirigencia del CPN, y tendrán muchas posibilidades de ganar más de 70% de los lugares a puestos de elección popular para las elecciones federales de 2009, para la renovación de la Cámara de Diputados. Ese es el objetivo de ese grupo político del PRD. Lo demás, es lo de menos.
Miedo a la verdad
¿Pero qué pasó con la discusión que muchos esperaban, con la revisión ideológica, táctica y estratégica que otros creían debía realizarse en el congreso? En los días previos al congreso del PRD, entre dirigentes, líderes y hasta gobernadores surgió un debate al que muchos le entraron, pero que no llegó al congreso. Las interrogantes centrales de ese debate eran las siguientes: si el 2 de julio hubiese ganado la Presidencia el candidato López Obrador, ¿el partido con el que habría ganado sería el modelo de partido? ¿La crisis del PRD es una crisis de la derrota o una crisis estructural?
Un sector del PRD entendió que la cercanía del poder desvió al partido de su origen, sus objetivos fundacionales, y hasta de su ideología, táctica y estrategia. ¿Por qué no llegó ese debate al congreso? Lo que ocurre es que a nadie le importa una discusión seria y a fondo de lo que pasa en el partido; ¿por qué la derrota electoral, las fallas en la estrategia, en el programa del candidato? A nadie le importa cambiar el rumbo, rectificar las desviaciones, impulsar la autocrítica como partido de izquierda, y menos les interesa ponderar la conveniencia de impulsar desde los órganos legislativos el cambio que se propuso el PRD como bandera fundacional.
¿Por qué los perredistas no presentaron una discusión sobre el partido que quieren, frente al supuesto fraude, como se hizo en 1988, frente al fraude de Salinas, que precisamente dio origen al PRD? ¿Por qué el miedo a la crítica y sobre todo a la autocrítica? Las respuestas parecen básicas. Según algunos perredistas que impulsaron la autocrítica y que proponen una revisión de fondo, esos temas no llegaron al congreso porque si se designa una comisión que investigue lo ocurrido en la elección de 2006, se podría comprobar que más allá del supuesto fraude —de los fallos y errores de las instituciones, y de la intromisión ilegal de Fox y de grupos empresariales—, la derrota electoral y la pérdida de la Presidencia se debió a los errores del partido y de AMLO, quien al viejo estilo del PRI controló hasta el último detalle de la campaña, sometió al partido y se equivocó en tantas cosas que sería posible hablar no de un triunfo del PAN, sino de una autoderrota del PRD. Y eso lo saben no pocos perredistas que no se atreven a decirlo en público. Es el miedo a la verdad.
El día después
Por lo pronto, hoy muchas voces del PRD, de la llamada izquierda, que saldrán a los medios a festejar los resolutivos del décimo Congreso Nacional del PRD, le acreditarán el triunfo de las escaramuzas al “legítimo”; otros dirán que ganaron Los Chuchos y sus aliados, y serán muy pocos los que reconozcan que el de los días previos entre las tribus perredistas fue mucho más que un congreso; fue lo más parecido a colocarse en el cadalso, ante el riesgo de que en cualquier momento alguien jale la cuerda. Al tiempo
agosto 17, 2007
Carta a Santaclós
Carlos Marín
Milenio
agosto 17, 2007
Caudillo inapelable del perredismo, López Obrador terminó así su arenga:
“El PRD sólo puede tener como caudillo al PRD, y un solo compromiso: la gente”.
Si caudillo es el hombre que, como cabeza, guía y manda; el que dirige algún gremio, comunidad o cuerpo, el caudillaje de AMLO es tan indisoluble que opera como único factor de unidad del perredismo.
Lo del compromiso con la gente, bueno, en cuanto que la palabra significa pluralidad de personas, lo mejor fue que no le añadiera ningún adjetivo excluyente ni siquiera de sus adversarios.
Pidió: “No rehuyamos al debate y a la autocrítica”, pero no llamó a la congruencia para debatir en el Congreso con el “ilegítimo” Calderón, y volvió a derrapar contra los medios con “la campaña de odio en contra nuestra”, quizá porque no vio a Encinas con Adela, escuchado a Leonel Cota con Joaquín, o que no se dé por enterado de las reiteradas peticiones de Ciro para entrevistarlo.
Pero así es Él.
Milenio
agosto 17, 2007
Caudillo inapelable del perredismo, López Obrador terminó así su arenga:
“El PRD sólo puede tener como caudillo al PRD, y un solo compromiso: la gente”.
Si caudillo es el hombre que, como cabeza, guía y manda; el que dirige algún gremio, comunidad o cuerpo, el caudillaje de AMLO es tan indisoluble que opera como único factor de unidad del perredismo.
Lo del compromiso con la gente, bueno, en cuanto que la palabra significa pluralidad de personas, lo mejor fue que no le añadiera ningún adjetivo excluyente ni siquiera de sus adversarios.
Pidió: “No rehuyamos al debate y a la autocrítica”, pero no llamó a la congruencia para debatir en el Congreso con el “ilegítimo” Calderón, y volvió a derrapar contra los medios con “la campaña de odio en contra nuestra”, quizá porque no vio a Encinas con Adela, escuchado a Leonel Cota con Joaquín, o que no se dé por enterado de las reiteradas peticiones de Ciro para entrevistarlo.
Pero así es Él.
agosto 09, 2007
Es el peronismo, estúpido
Gabriel Dreyfus
09 de Agosto de 2007
www.adlatina.com
“Aún hoy no entiendo como un extraordinario político como Eduardo Duhalde pudo cometer semejante error estratégico”.
En esta oportunidad, Dreyfus realiza un análisis sobre la decisión de Daniel Scioli –candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires- de contratar al consultor político estadounidense, James Carville, el mismo que asesoró a Eduardo Duhalde, para trabajar en los lineamientos políticos de su campaña.
Acabo de leer en el diario Clarín que Daniel Scioli -candidato a gobernador y casi seguro ganador en la Provincia de Buenos Aires- contrató al consultor político estadounidense (demócrata) James Carville para trabajar en “los grandes lineamientos de su campaña”.
“Es la economía, estúpido” -aclara Clarín- “es la célebre frase que acuñó Carville, cuando asesoró al demócrata Bill Clinton en la campaña que en 1992 lo llevó a la Casa Blanca”.
Felicitaciones, James.
Ese concepto reflejó un profundo conocimiento de la situación política y económica de su país y, sin duda, contribuyó al triunfo de Clinton.
Y también dice Clarín: “Se enamoró de la Argentina en 1999 cuando asesoró a Eduardo Duhalde en su campaña electoral contra Fernando de la Rúa. Carville no hablaba español ni conocía el juego político argentino. No obstante, el primer día que aterrizó en Ezeiza, cuando le dieron una encuesta con un cuadro de la situación política lo primero que dijo fue: “Es Menem, estúpido”. Y desde ese momento su consejo fue que había que concentrarse en pegarle a Menem y no a De la Rúa. Quienes trabajaron con él, recuerdan que gracias a su asesoramiento Duhalde logró repuntar enormemente en todos los sondeos de opinión.
Bullshit.
Duhalde perdió las elecciones justamente por esto.
Y no me baso en un estúpido sondeo de opinión sino en el resultado de las urnas.
Lo que lo hizo Presidente a De la Rúa no fue la extraordinaria campaña de Ramiro Agulla -que sólo sobrevendió a un mal “producto” acelerando su caída- sino la pelea entre el entonces Presidente Menem y su ex vicepresidente y -siendo gobernador de Buenos Aires- miembro del mismo Partido Justicialista.
Obviamente Menem prefería que ganara De la Rúa y Duhalde -¿o Carville?- cometió el más grande error político de su vida (después tuvo otro…).
Ciertamente, el gran opositor a Menem -agresivamente demostrado en su campaña- fue otro peronista.
Ningún menemista -aún había muchos- votaría a Duhalde después de esa campaña.
Ningún antiperonista convencido -aún hoy quedan bastantes- lo haría por eso: sin duda Duhalde era más peronista y eso los ahuyentaba más.
Y la enorme mayoría (ganó en primera vuelta) votó a desgano a De la Rúa.
Aún la gran mayoría de los radicales, que eran alfonsinistas.
Por supuesto, De la Rúa también contó con el incomprensible regalo de los votos del peronismo progre aportados por el luego renunciante vicepresidente Alvarez.
De eso Mister Carville no tiene la culpa.
Aún hoy no entiendo cómo un extraordinario político como Eduardo Duhalde pudo cometer semejante error estratégico.
Y Daniel Scioli -sin duda menos político y menos peronista que Duhalde- va por el mismo camino.
Ahora en beneficio del gringo que le vende espejitos de colores a los indios.
Porque Scioli no puede perder a menos que Carville haga cien goles en contra…
Quienes hemos sido paridos por el peronismo -a favor o en contra, no importa- no entendemos cómo se puede contratar a un asesor estadounidense para comunicarse con el pueblo peronista.
¡Y cómo puede volverse a contratar al mismo!
09 de Agosto de 2007
www.adlatina.com
“Aún hoy no entiendo como un extraordinario político como Eduardo Duhalde pudo cometer semejante error estratégico”.
En esta oportunidad, Dreyfus realiza un análisis sobre la decisión de Daniel Scioli –candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires- de contratar al consultor político estadounidense, James Carville, el mismo que asesoró a Eduardo Duhalde, para trabajar en los lineamientos políticos de su campaña.
Acabo de leer en el diario Clarín que Daniel Scioli -candidato a gobernador y casi seguro ganador en la Provincia de Buenos Aires- contrató al consultor político estadounidense (demócrata) James Carville para trabajar en “los grandes lineamientos de su campaña”.
“Es la economía, estúpido” -aclara Clarín- “es la célebre frase que acuñó Carville, cuando asesoró al demócrata Bill Clinton en la campaña que en 1992 lo llevó a la Casa Blanca”.
Felicitaciones, James.
Ese concepto reflejó un profundo conocimiento de la situación política y económica de su país y, sin duda, contribuyó al triunfo de Clinton.
Y también dice Clarín: “Se enamoró de la Argentina en 1999 cuando asesoró a Eduardo Duhalde en su campaña electoral contra Fernando de la Rúa. Carville no hablaba español ni conocía el juego político argentino. No obstante, el primer día que aterrizó en Ezeiza, cuando le dieron una encuesta con un cuadro de la situación política lo primero que dijo fue: “Es Menem, estúpido”. Y desde ese momento su consejo fue que había que concentrarse en pegarle a Menem y no a De la Rúa. Quienes trabajaron con él, recuerdan que gracias a su asesoramiento Duhalde logró repuntar enormemente en todos los sondeos de opinión.
Bullshit.
Duhalde perdió las elecciones justamente por esto.
Y no me baso en un estúpido sondeo de opinión sino en el resultado de las urnas.
Lo que lo hizo Presidente a De la Rúa no fue la extraordinaria campaña de Ramiro Agulla -que sólo sobrevendió a un mal “producto” acelerando su caída- sino la pelea entre el entonces Presidente Menem y su ex vicepresidente y -siendo gobernador de Buenos Aires- miembro del mismo Partido Justicialista.
Obviamente Menem prefería que ganara De la Rúa y Duhalde -¿o Carville?- cometió el más grande error político de su vida (después tuvo otro…).
Ciertamente, el gran opositor a Menem -agresivamente demostrado en su campaña- fue otro peronista.
Ningún menemista -aún había muchos- votaría a Duhalde después de esa campaña.
Ningún antiperonista convencido -aún hoy quedan bastantes- lo haría por eso: sin duda Duhalde era más peronista y eso los ahuyentaba más.
Y la enorme mayoría (ganó en primera vuelta) votó a desgano a De la Rúa.
Aún la gran mayoría de los radicales, que eran alfonsinistas.
Por supuesto, De la Rúa también contó con el incomprensible regalo de los votos del peronismo progre aportados por el luego renunciante vicepresidente Alvarez.
De eso Mister Carville no tiene la culpa.
Aún hoy no entiendo cómo un extraordinario político como Eduardo Duhalde pudo cometer semejante error estratégico.
Y Daniel Scioli -sin duda menos político y menos peronista que Duhalde- va por el mismo camino.
Ahora en beneficio del gringo que le vende espejitos de colores a los indios.
Porque Scioli no puede perder a menos que Carville haga cien goles en contra…
Quienes hemos sido paridos por el peronismo -a favor o en contra, no importa- no entendemos cómo se puede contratar a un asesor estadounidense para comunicarse con el pueblo peronista.
¡Y cómo puede volverse a contratar al mismo!
agosto 07, 2007
La historia detrás de Carlos Slim
CNN • EXPANSIÓN
“Recuerdo el tiempo en que el valor de las empresas de mi padre era muy módico” evoca Patrick, el hijo más joven de Carlos Slim Helú. Eran al inicio de la década de los 80’s y México se encontraba sumergido en una enorme crisis financiera. Slim reunía a sus tres hijos adolescentes en el salón de la casa familiar y les daba lecciones de economía, les presentaba una lista escrita a mano con ejemplos de cómo una compañía aseguradora mexicana vendía a precios más bajos que una empresa similar estadounidense, o comparaba la drástica devaluación de los fabricantes mexicanos de dulces y cigarrillos frente a los fabricantes europeos. “Fue hace mucho tiempo, pero recuerdo muy bien cómo nos enseñaba desde chicos estas cosas” afirma Patrick.
Para Slim, que había sido profesor de matemáticas, no se trataba de un ejercicio académico, quería inculcar a sus hijos la misma lección que aprendió de su padre (un inmigrante libanés que inició su periplo adquiriendo bienes raíces en Ciudad de México durante la revolución de 1910): Aunque México tenga sus altibajos, nunca dejes de tomarlo en cuenta. Pero Slim no sólo enseña, también compraba. Gastó 55 millones de dólares en una aseguradora, consiguió participaciones en Sanborns e invirtió en una cadena hotelera.
Hoy estas inversiones dan sus frutos. Sus tres hijos (Carlos Jr., 40, Marco Antonio, 39; y Patrick, 38) dirigen varios de los negocios familiares y toman decisiones estratégicas, mientras que el patriarca se retira. ¿Qué hay de las inversiones de Slim en un México oprimido? No han parado de expandirse, constituyen un imperio empresarial de 150 mil millones de dólares con un crecimiento que ha convertido a Carlos Slim Helú en el hombre más rico sobre la Tierra.
De acuerdo a nuestros cálculos, este hombre de 67 años ha amasado una fortuna de 59 mil millones de dólares, basada en el valor de sus acciones públicas alcanzado a fines de julio. Esta cifra lo ubica por encima del sempiterno número 1: Bill Gates, fundador de Microsoft, cuyo patrimonio neto se estima en 58 mil millones de dólares. Pero Gates está vendiendo su fuente de riqueza, los valores de Microsoft, para financiar su fundación, mientras que la fortuna de Slim crece a pasos impresionantes. El valor neto del magnate mexicano creció en 12,000 millones de dólares sólo en lo que va del año. Sus compañías representan más del 5% del Producto Interno Bruto de México y las empresas controladas por Slim representan un tercio de los 422 mil millones de dólares que se cotizan en la Bolsa Méxicana de Valores.
Slimlandia
El perfil empresarial del rey de Telmex lo acerca a John D. Rockefeller, quien también prosperó en un entorno de pocas regulaciones, pero la riqueza de Rockefeller no se acerca ni de lejos a la del mexicano. El ciudadano mexicano común contribuye al negocio de Slim cada vez que visita un cajero automático, cuando conduce un auto, al entrar a una cafetería y, especialmente, cuando usa el teléfono: Teléfonos de México controla el 92% de las líneas telefónicas del país, y su servicio de telefonía celular América Móvil posee el 70% del mercado. Esta realidad es descrita por el profesor George W. Grayson de la Universidad William & Mary como “Slimlandia”, la penetración de las empresas Slim en la vida diaria de los mexicanos.
No es un término halagador, significa más bien un monopolio ineludible. Muchos mexicanos esperaban que la privatización fomentara la competitividad y bajara los precios, pero ocurrió justo lo contrario. “Slim es uno entre un puñado de peces gordos que impiden el crecimiento de México debido a sus monopolios y oligarquías” afirma Grayson.
Carlos Jr. rechaza estas acusaciones, sostiene que el precio promedio de las llamadas de larga distancia en México está, comparado con otros países, entre los más baratos. (Sin embargo, un reciente estudio realizado por el Banco Mundial ofrece una imagen diferente: las tarifas mensuales en México y el servicio de conexión residencial están entre las más caras del mundo.)
Slim intenta ganarse a la opinión pública prometiendo aumentar sus fundaciones filantrópicas. Mientras tanto, sus hijos hacen lo que mejor sabe hacer la familia: hacer más dinero.
Extraña austeridad
Slim no ha levantado rascacielos ni ha construido estadios, de hecho, América Móvil, la proveedora más importante en Latinoamérica de telefonía celular, está alojada en una antigua fábrica de llantas. Las oficinas centrales de Inbursa, la empresa financiera de Slim, muestran una galería improvisada donde se exponen obras del Museo Soumaya, el lugar está descuidado, con pobre iluminación y tufo a cigarrillos. Esta extraña yuxtaposición de riqueza y austeridad es algo típico de Slim y sus empresas, hace años hizo distribuir entre los empleados del Grupo Carso una copia de sus “principios” que incluía un punto donde se leía “Sé austero en tiempos prósperos, en tiempos de vacas gordas, eso acelerará el desarrollo corporativo y evitará los cambios drásticos en tiempos de crisis.”
Los inicios
Slim heredó la facilidad para los números de su padre, Julian, quien emigró a México en 1902 huyendo del reclutamiento militar del imperio Otomano. Julian Slim inició con un almacén, y luego adquirió propiedades en el centro de la ciudad de México durante la revolución. Obligaba a su hijo a registrar sus compras infantiles en cuadernos, algunos de esos cuadernos aún los conserva el magnate.
Carlos Slim se graduó de la UNAM como ingeniero a principios de los 60’s. Luego abrió una casa de bolsa y empezó a adquirir empresas industriales. Reinvertía el dinero de estos negocios o lo usaba para adquirir más propiedades, bautizó a este conglomerado como Grupo Carso.
En 1982 la economía mexicana se fue a pique. El país no pudo pagar su deuda externa y las empresas se vendieron a precios irrisorios. Y Slim aprovechó esta situación. La economía se recuperó eventualmente, y a finales de los 80’s Slim ya estaba entre los más exitosos hombres de negocios. Cuando el gobierno puso en venta la paraestatal Teléfonos de México, Slim se lanzó. Hacia fines de los 90’s, asociado con SBC (hoy AT&T) y France Telecom compró el 20% de la compañía pagando 2 mil millones de dólares. Lo que molestó a los competidores de Telmex fueron los términos de la privatización: Slim consiguió siete años de garantía monopólica en un momento en que todas las empresas de telefonía alrededor del mundo tenían el dinero y la intención de expandirse a nuevos mercados.
Otro aspecto que enturbió la compra de Telmex fue el hecho de que Slim había donado grandes cantidades de dinero al PRI, el partido del presidente Carlos Salinas de Gortari. “Hizo sus millones gracias a la cercana y ventajosa relación que tenía con el gobierno de Salinas” afirma el profesor Grayson. Slim ahora es más pragmático, invierte en varios partidos políticos, una práctica común entre los oligarcas mexicanos.
La estrategia
Según comenta Marco Muñoz, director adjunto del Instituto Teresa Lozano Long de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Texas, los beneficios de la privatización, tan esperada por los mexicanos, nunca llegaron: en su lugar, la compañía obtuvo un monopolio virtual por más de 15 años luego de que el gobierno vendiera Telmex.
Esto se debe, en parte, a la manera en que Slim neutralizó a sus oponentes. AT&T y MCI se quejaban de que Telmex bloqueaba sus esfuerzos de expansión en México cobrando tarifas exorbitantes por usar la red Telmex. Hoy día, AT&T es propiedad de SBC, el socio original de Slim en Telmex. Verizon, por su parte, aceptó vender participaciones de sus servicios de telecomunicaciones alámbrica e inalámbrica en América Latina a Slim.
Al mismo tiempo que Slim mantenía a raya a sus competidores en México, hacía planes para expandirse más allá de las fronteras nacionales. Comenzó a comprar acciones de servicios inalámbricos en la región, y también aprovechó la crisis de las puntocom en el 2000 para adquirir participaciones de empresas de telefonía que habían quebrado, incluida AT&T Latin America, lo que le proporcionó la columna vertebral para moverse por la región.
Randall Stephenson, CEO de AT&T, recuerda que en una reciente visita a Slim éste “sacó una larga hoja de papel que desdoblaba y desdoblaba.” Se trataba de una lista escrita a mano (Slim no usa computadoras) que contenía las principales empresas de comunicación del mundo. En una columna enlistó todas las compañías que poseía o controlaba, en la otra enumeró al resto, junto con sus ingresos, beneficios netos y operativos. “Tomé la hoja e hice un comentario sobre una de las empresas, y enseguida él empezó a repasar las métricas financieras de la empresa. Tenía toda la información en su cabeza” afirma admirado Stephenson.
El linaje
Estoy en un salón de conferencias en las oficinas capitalinas de Inbursa, esperando conocer al hijo mayor del hombre más rico del mundo. Guardias de seguridad vigilan la puerta. De repente, Carlos Slim Domit aparece sin anunciarse, con las mangas de su camisa arremangadas y se disculpa por la tardanza. A pesar de que Carlos Slim no ha hecho ninguna declaración formal relativa a sus planes sucesorios, su hijo mayor y homónimo podría ser de hecho el rostro público de la familia Slim (actualmente él dirige el Grupo Carso, una de las empresas más complejas de Slim). Es un papel que le viene al dedillo: amigos y socios afirman que todos los hijos son sociables, pero Carlos hijo es el más carismático de los tres. A diferencia de los retoños de los magnates internacionales, él y sus hermanos no estudiaron en universidades europeas ni se doctoraron en las mejores escuelas de negocios. Estudiaron hasta la licenciatura en instituciones mexicanas y aprendieron sobre la marcha.
Carlos hijo empezó a trabajar para su padre desde muy joven. Se inició oficialmente en el imperio Sanborns, iba al mercado de La Merced a horas tempranas para comprar productos. Luego se hizo cargo de la cadena, bajo su mando Sanborns se convirtió en el principal vendedor de libros y música al por menor. Desde 1998 dirige el Grupo Carso.
Marco Antonio es el financiero de la familia, heredó de su padre la pasión por las matemáticas, ha presidido Inbursa desde 1992, desde que tenía 24 años. El benjamín de la casa, Patrick, trabaja con su cuñado Daniel Hajj en América Móvil, los valores de la empresa se han triplicado desde que Patrick llegó a la presidencia en el 2004 y es una de las principales fuentes de riqueza de la familia Slim.
Pocos días después de las entrevistas que realicé, la familia Slim al completo, con todo y nietos, planeaba vacacionar en las playas de la región del Mar de Cortés. Les gusta estar juntos, cada lunes por la noche se reúne todo el clan en la casa familiar. “Mis padres nos enseñaron a buscar la felicidad pero también a estar conscientes de la responsabilidad que tenemos,” afirma Carlos hijo.
El tema de la responsabilidad está ya en la mente de todos los miembros de la familia, así como de los extraños, dada la nueva designación de Slim como el hombre más rico sobre el planeta. Él tiene la “oportunidad histórica de convertirse en el Rockefeller de Latinoamérica” afirma José Antonio Ríos, empresario inmobiliario en EU. “Una poderosa y multimillonaria familia como son los Slim puede ser un factor tremendamente positivo para el desarrollo de Latinoamérica en los próximos 25 años” añade.
No ser ‘Santa’
¿Cómo lo harán? Las tres principales fundaciones filantrópicas de los Slim cuentan con 4 mil millones de dólares, y prometen donar otros 6 mil millones más en los próximos años. Entre las causas que apoyan están los institutos de salud y la educación, cada uno con una inyección de 500 millones para empezar. Asimismo, Slim ha sido un gran patrocinador del proyecto de Nicholas Negroponte: una laptop por niño, y Bill Clinton lo convenció hace poco de donar 100 millones de dólares a su lucha contra la pobreza en Latinoamérica. También ha invertido grandes cantidades en la restauración del centro histórico de ciudad de México. La familia prefiere apostar por el desarrollo económico para erradicar la pobreza en lugar de hacer donaciones. “Creo que la mejor manera de ayudar a las personas no es dándoles dinero, sino dándoles trabajo” declara Marco Antonio. “Apoyamos la educación, la salud y el empleo, eso es lo que la gente necesita para mejorar su vida” añade. Sin embargo, Carlos Slim Helú fue severamente criticado por la prensa mexicana cuando declaró no tener intenciones “de andar como Santa Claus” repartiendo su riqueza.
En efecto, los Slim tienen sus propias ideas sobre cómo ayudar. Cuando Slim fue galardonado por el Fondo Mundial para la Educación y el Desarrollo pronunció en su discurso la siguiente frase: “Muchas personas quieren dejar un mundo mejor para sus hijos, yo intento dejar mejores hijos para mi mundo.”
(Las reporteras asociadas Lisa Bergtraum, Patricia A. Neering y Lillian Ruiz contribuyeron a la elaboración de este artículo.)
“Recuerdo el tiempo en que el valor de las empresas de mi padre era muy módico” evoca Patrick, el hijo más joven de Carlos Slim Helú. Eran al inicio de la década de los 80’s y México se encontraba sumergido en una enorme crisis financiera. Slim reunía a sus tres hijos adolescentes en el salón de la casa familiar y les daba lecciones de economía, les presentaba una lista escrita a mano con ejemplos de cómo una compañía aseguradora mexicana vendía a precios más bajos que una empresa similar estadounidense, o comparaba la drástica devaluación de los fabricantes mexicanos de dulces y cigarrillos frente a los fabricantes europeos. “Fue hace mucho tiempo, pero recuerdo muy bien cómo nos enseñaba desde chicos estas cosas” afirma Patrick.
Para Slim, que había sido profesor de matemáticas, no se trataba de un ejercicio académico, quería inculcar a sus hijos la misma lección que aprendió de su padre (un inmigrante libanés que inició su periplo adquiriendo bienes raíces en Ciudad de México durante la revolución de 1910): Aunque México tenga sus altibajos, nunca dejes de tomarlo en cuenta. Pero Slim no sólo enseña, también compraba. Gastó 55 millones de dólares en una aseguradora, consiguió participaciones en Sanborns e invirtió en una cadena hotelera.
Hoy estas inversiones dan sus frutos. Sus tres hijos (Carlos Jr., 40, Marco Antonio, 39; y Patrick, 38) dirigen varios de los negocios familiares y toman decisiones estratégicas, mientras que el patriarca se retira. ¿Qué hay de las inversiones de Slim en un México oprimido? No han parado de expandirse, constituyen un imperio empresarial de 150 mil millones de dólares con un crecimiento que ha convertido a Carlos Slim Helú en el hombre más rico sobre la Tierra.
De acuerdo a nuestros cálculos, este hombre de 67 años ha amasado una fortuna de 59 mil millones de dólares, basada en el valor de sus acciones públicas alcanzado a fines de julio. Esta cifra lo ubica por encima del sempiterno número 1: Bill Gates, fundador de Microsoft, cuyo patrimonio neto se estima en 58 mil millones de dólares. Pero Gates está vendiendo su fuente de riqueza, los valores de Microsoft, para financiar su fundación, mientras que la fortuna de Slim crece a pasos impresionantes. El valor neto del magnate mexicano creció en 12,000 millones de dólares sólo en lo que va del año. Sus compañías representan más del 5% del Producto Interno Bruto de México y las empresas controladas por Slim representan un tercio de los 422 mil millones de dólares que se cotizan en la Bolsa Méxicana de Valores.
Slimlandia
El perfil empresarial del rey de Telmex lo acerca a John D. Rockefeller, quien también prosperó en un entorno de pocas regulaciones, pero la riqueza de Rockefeller no se acerca ni de lejos a la del mexicano. El ciudadano mexicano común contribuye al negocio de Slim cada vez que visita un cajero automático, cuando conduce un auto, al entrar a una cafetería y, especialmente, cuando usa el teléfono: Teléfonos de México controla el 92% de las líneas telefónicas del país, y su servicio de telefonía celular América Móvil posee el 70% del mercado. Esta realidad es descrita por el profesor George W. Grayson de la Universidad William & Mary como “Slimlandia”, la penetración de las empresas Slim en la vida diaria de los mexicanos.
No es un término halagador, significa más bien un monopolio ineludible. Muchos mexicanos esperaban que la privatización fomentara la competitividad y bajara los precios, pero ocurrió justo lo contrario. “Slim es uno entre un puñado de peces gordos que impiden el crecimiento de México debido a sus monopolios y oligarquías” afirma Grayson.
Carlos Jr. rechaza estas acusaciones, sostiene que el precio promedio de las llamadas de larga distancia en México está, comparado con otros países, entre los más baratos. (Sin embargo, un reciente estudio realizado por el Banco Mundial ofrece una imagen diferente: las tarifas mensuales en México y el servicio de conexión residencial están entre las más caras del mundo.)
Slim intenta ganarse a la opinión pública prometiendo aumentar sus fundaciones filantrópicas. Mientras tanto, sus hijos hacen lo que mejor sabe hacer la familia: hacer más dinero.
Extraña austeridad
Slim no ha levantado rascacielos ni ha construido estadios, de hecho, América Móvil, la proveedora más importante en Latinoamérica de telefonía celular, está alojada en una antigua fábrica de llantas. Las oficinas centrales de Inbursa, la empresa financiera de Slim, muestran una galería improvisada donde se exponen obras del Museo Soumaya, el lugar está descuidado, con pobre iluminación y tufo a cigarrillos. Esta extraña yuxtaposición de riqueza y austeridad es algo típico de Slim y sus empresas, hace años hizo distribuir entre los empleados del Grupo Carso una copia de sus “principios” que incluía un punto donde se leía “Sé austero en tiempos prósperos, en tiempos de vacas gordas, eso acelerará el desarrollo corporativo y evitará los cambios drásticos en tiempos de crisis.”
Los inicios
Slim heredó la facilidad para los números de su padre, Julian, quien emigró a México en 1902 huyendo del reclutamiento militar del imperio Otomano. Julian Slim inició con un almacén, y luego adquirió propiedades en el centro de la ciudad de México durante la revolución. Obligaba a su hijo a registrar sus compras infantiles en cuadernos, algunos de esos cuadernos aún los conserva el magnate.
Carlos Slim se graduó de la UNAM como ingeniero a principios de los 60’s. Luego abrió una casa de bolsa y empezó a adquirir empresas industriales. Reinvertía el dinero de estos negocios o lo usaba para adquirir más propiedades, bautizó a este conglomerado como Grupo Carso.
En 1982 la economía mexicana se fue a pique. El país no pudo pagar su deuda externa y las empresas se vendieron a precios irrisorios. Y Slim aprovechó esta situación. La economía se recuperó eventualmente, y a finales de los 80’s Slim ya estaba entre los más exitosos hombres de negocios. Cuando el gobierno puso en venta la paraestatal Teléfonos de México, Slim se lanzó. Hacia fines de los 90’s, asociado con SBC (hoy AT&T) y France Telecom compró el 20% de la compañía pagando 2 mil millones de dólares. Lo que molestó a los competidores de Telmex fueron los términos de la privatización: Slim consiguió siete años de garantía monopólica en un momento en que todas las empresas de telefonía alrededor del mundo tenían el dinero y la intención de expandirse a nuevos mercados.
Otro aspecto que enturbió la compra de Telmex fue el hecho de que Slim había donado grandes cantidades de dinero al PRI, el partido del presidente Carlos Salinas de Gortari. “Hizo sus millones gracias a la cercana y ventajosa relación que tenía con el gobierno de Salinas” afirma el profesor Grayson. Slim ahora es más pragmático, invierte en varios partidos políticos, una práctica común entre los oligarcas mexicanos.
La estrategia
Según comenta Marco Muñoz, director adjunto del Instituto Teresa Lozano Long de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Texas, los beneficios de la privatización, tan esperada por los mexicanos, nunca llegaron: en su lugar, la compañía obtuvo un monopolio virtual por más de 15 años luego de que el gobierno vendiera Telmex.
Esto se debe, en parte, a la manera en que Slim neutralizó a sus oponentes. AT&T y MCI se quejaban de que Telmex bloqueaba sus esfuerzos de expansión en México cobrando tarifas exorbitantes por usar la red Telmex. Hoy día, AT&T es propiedad de SBC, el socio original de Slim en Telmex. Verizon, por su parte, aceptó vender participaciones de sus servicios de telecomunicaciones alámbrica e inalámbrica en América Latina a Slim.
Al mismo tiempo que Slim mantenía a raya a sus competidores en México, hacía planes para expandirse más allá de las fronteras nacionales. Comenzó a comprar acciones de servicios inalámbricos en la región, y también aprovechó la crisis de las puntocom en el 2000 para adquirir participaciones de empresas de telefonía que habían quebrado, incluida AT&T Latin America, lo que le proporcionó la columna vertebral para moverse por la región.
Randall Stephenson, CEO de AT&T, recuerda que en una reciente visita a Slim éste “sacó una larga hoja de papel que desdoblaba y desdoblaba.” Se trataba de una lista escrita a mano (Slim no usa computadoras) que contenía las principales empresas de comunicación del mundo. En una columna enlistó todas las compañías que poseía o controlaba, en la otra enumeró al resto, junto con sus ingresos, beneficios netos y operativos. “Tomé la hoja e hice un comentario sobre una de las empresas, y enseguida él empezó a repasar las métricas financieras de la empresa. Tenía toda la información en su cabeza” afirma admirado Stephenson.
El linaje
Estoy en un salón de conferencias en las oficinas capitalinas de Inbursa, esperando conocer al hijo mayor del hombre más rico del mundo. Guardias de seguridad vigilan la puerta. De repente, Carlos Slim Domit aparece sin anunciarse, con las mangas de su camisa arremangadas y se disculpa por la tardanza. A pesar de que Carlos Slim no ha hecho ninguna declaración formal relativa a sus planes sucesorios, su hijo mayor y homónimo podría ser de hecho el rostro público de la familia Slim (actualmente él dirige el Grupo Carso, una de las empresas más complejas de Slim). Es un papel que le viene al dedillo: amigos y socios afirman que todos los hijos son sociables, pero Carlos hijo es el más carismático de los tres. A diferencia de los retoños de los magnates internacionales, él y sus hermanos no estudiaron en universidades europeas ni se doctoraron en las mejores escuelas de negocios. Estudiaron hasta la licenciatura en instituciones mexicanas y aprendieron sobre la marcha.
Carlos hijo empezó a trabajar para su padre desde muy joven. Se inició oficialmente en el imperio Sanborns, iba al mercado de La Merced a horas tempranas para comprar productos. Luego se hizo cargo de la cadena, bajo su mando Sanborns se convirtió en el principal vendedor de libros y música al por menor. Desde 1998 dirige el Grupo Carso.
Marco Antonio es el financiero de la familia, heredó de su padre la pasión por las matemáticas, ha presidido Inbursa desde 1992, desde que tenía 24 años. El benjamín de la casa, Patrick, trabaja con su cuñado Daniel Hajj en América Móvil, los valores de la empresa se han triplicado desde que Patrick llegó a la presidencia en el 2004 y es una de las principales fuentes de riqueza de la familia Slim.
Pocos días después de las entrevistas que realicé, la familia Slim al completo, con todo y nietos, planeaba vacacionar en las playas de la región del Mar de Cortés. Les gusta estar juntos, cada lunes por la noche se reúne todo el clan en la casa familiar. “Mis padres nos enseñaron a buscar la felicidad pero también a estar conscientes de la responsabilidad que tenemos,” afirma Carlos hijo.
El tema de la responsabilidad está ya en la mente de todos los miembros de la familia, así como de los extraños, dada la nueva designación de Slim como el hombre más rico sobre el planeta. Él tiene la “oportunidad histórica de convertirse en el Rockefeller de Latinoamérica” afirma José Antonio Ríos, empresario inmobiliario en EU. “Una poderosa y multimillonaria familia como son los Slim puede ser un factor tremendamente positivo para el desarrollo de Latinoamérica en los próximos 25 años” añade.
No ser ‘Santa’
¿Cómo lo harán? Las tres principales fundaciones filantrópicas de los Slim cuentan con 4 mil millones de dólares, y prometen donar otros 6 mil millones más en los próximos años. Entre las causas que apoyan están los institutos de salud y la educación, cada uno con una inyección de 500 millones para empezar. Asimismo, Slim ha sido un gran patrocinador del proyecto de Nicholas Negroponte: una laptop por niño, y Bill Clinton lo convenció hace poco de donar 100 millones de dólares a su lucha contra la pobreza en Latinoamérica. También ha invertido grandes cantidades en la restauración del centro histórico de ciudad de México. La familia prefiere apostar por el desarrollo económico para erradicar la pobreza en lugar de hacer donaciones. “Creo que la mejor manera de ayudar a las personas no es dándoles dinero, sino dándoles trabajo” declara Marco Antonio. “Apoyamos la educación, la salud y el empleo, eso es lo que la gente necesita para mejorar su vida” añade. Sin embargo, Carlos Slim Helú fue severamente criticado por la prensa mexicana cuando declaró no tener intenciones “de andar como Santa Claus” repartiendo su riqueza.
En efecto, los Slim tienen sus propias ideas sobre cómo ayudar. Cuando Slim fue galardonado por el Fondo Mundial para la Educación y el Desarrollo pronunció en su discurso la siguiente frase: “Muchas personas quieren dejar un mundo mejor para sus hijos, yo intento dejar mejores hijos para mi mundo.”
(Las reporteras asociadas Lisa Bergtraum, Patricia A. Neering y Lillian Ruiz contribuyeron a la elaboración de este artículo.)
agosto 06, 2007
Me gustaría debatir con legisladores: Calderón
Sergio Javier Jiménez y Natalia Gómez
El Universal
Ciudad de México
Lunes 06 de agosto de 2007
Dice el Presidente estar dispuesto a escuchar los planteamientos de los partidos políticos el próximo 1 de septiembre, cuando rinda su Primer Informe de Gobierno
“Me gustaría debatir con los legisladores”. Así respondió Felipe Calderón a la propuesta de modificar el formato del Informe Presidencial que él tendrá que dar el próximo 1 de septiembre.
En una conferencia que ofreció con el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, en Palacio Nacional, el titular del Ejecutivo aseguró:
“Mi obligación es asistir a la sesión inaugural del Congreso de la Unión y presentar por escrito un informe, tengan por seguro que cumpliré”.
Sin embargo, Calderón Hinojosa señaló que él en lo personal le gustaría escuchar los planteamientos de los partidos políticos y también sus preguntas “y tener un diálogo con ellos”.
El mandatario, durante su gira por Europa ya había manifestado su disposición a que se modifique el formato del Informe. Ahora, agregó, la decisión está en manos de los legisladores.
“Estoy a las órdenes del Congreso y con plena disposición a acudir con lo que se tiene mandatado y con disposición personal de escuchar”.
Calderón sostuvo que el diálogo es la vía para el entendimiento, “he sido parlamentario mucho tiempo de mi vida, me gustaría debatir con los legisladores”.
Señaló que ahora que el tema se discute en el Congreso serán los partidos quienes determinen las modificaciones para este evento.
El Universal
Ciudad de México
Lunes 06 de agosto de 2007
Dice el Presidente estar dispuesto a escuchar los planteamientos de los partidos políticos el próximo 1 de septiembre, cuando rinda su Primer Informe de Gobierno
“Me gustaría debatir con los legisladores”. Así respondió Felipe Calderón a la propuesta de modificar el formato del Informe Presidencial que él tendrá que dar el próximo 1 de septiembre.
En una conferencia que ofreció con el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, en Palacio Nacional, el titular del Ejecutivo aseguró:
“Mi obligación es asistir a la sesión inaugural del Congreso de la Unión y presentar por escrito un informe, tengan por seguro que cumpliré”.
Sin embargo, Calderón Hinojosa señaló que él en lo personal le gustaría escuchar los planteamientos de los partidos políticos y también sus preguntas “y tener un diálogo con ellos”.
El mandatario, durante su gira por Europa ya había manifestado su disposición a que se modifique el formato del Informe. Ahora, agregó, la decisión está en manos de los legisladores.
“Estoy a las órdenes del Congreso y con plena disposición a acudir con lo que se tiene mandatado y con disposición personal de escuchar”.
Calderón sostuvo que el diálogo es la vía para el entendimiento, “he sido parlamentario mucho tiempo de mi vida, me gustaría debatir con los legisladores”.
Señaló que ahora que el tema se discute en el Congreso serán los partidos quienes determinen las modificaciones para este evento.
agosto 03, 2007
Vicente Fox Center and RAND Launch Joint Program to Find Policies to Combat Poverty in Mexico and Latin America
Former Mexican President Vicente Fox and RAND Corporation Executive Vice President Michael Rich today signed a memorandum of understanding to establish a joint research program that will study ways to fight poverty and aid vulnerable groups in Mexico and Latin America.
The signing took place at the Vicente Fox Center of Studies, Library and Museum – an organization founded by Fox – located near the former president's ranch in Guanajuato, Mexico. The new research program announced today will be based at the Fox Center.
Studies conducted by the Fox Center and RAND will be published jointly. The Fox Center and RAND will also conduct seminars, conferences and international forums designed to promote democracy, leadership, transparency, gender equality and strategies to fight poverty.
The first study arising out of the new collaboration is scheduled to be completed by fall 2008 and will be titled: “Fighting Poverty and Improving Health for the Elderly in Mexico.”
RAND Associate Economist Emma Aguila and Director of RAND Labor and Population Arie Kapteyn also spoke at the signing ceremony today.
The Fox Center joins with universities and research institutions to examine ways to preserve and promote democracy in Mexico and all of Latin America.
RAND is a nonprofit research organization that provides objective analysis and effective solutions that address the challenges facing the public and private sectors around the world. There are more than 900 RAND researchers around the world with backgrounds in a diversity of fields including the physical sciences, engineering, economics, mathematics and statistics, behavioral science, law, business, medicine and political science. Over RAND's nearly 60-year history numerous Nobel Prize winners have been a part of its research teams.
Established in 1948 with a focus on military and national security policy, RAND has expanded its focus to offer research and analysis on critical social and economic issues such as health care, education, poverty, crime, and the environment, as well as a range of national security issues. Headquartered in Santa Monica, Calif., RAND also has U.S. offices near Washington, D.C.; in Pittsburgh; and in Jackson, Miss. RAND also operates RAND Europe (based in the United Kingdom) and the RAND-Qatar Policy Institute in Doha, Qatar.
The signing took place at the Vicente Fox Center of Studies, Library and Museum – an organization founded by Fox – located near the former president's ranch in Guanajuato, Mexico. The new research program announced today will be based at the Fox Center.
Studies conducted by the Fox Center and RAND will be published jointly. The Fox Center and RAND will also conduct seminars, conferences and international forums designed to promote democracy, leadership, transparency, gender equality and strategies to fight poverty.
The first study arising out of the new collaboration is scheduled to be completed by fall 2008 and will be titled: “Fighting Poverty and Improving Health for the Elderly in Mexico.”
RAND Associate Economist Emma Aguila and Director of RAND Labor and Population Arie Kapteyn also spoke at the signing ceremony today.
The Fox Center joins with universities and research institutions to examine ways to preserve and promote democracy in Mexico and all of Latin America.
RAND is a nonprofit research organization that provides objective analysis and effective solutions that address the challenges facing the public and private sectors around the world. There are more than 900 RAND researchers around the world with backgrounds in a diversity of fields including the physical sciences, engineering, economics, mathematics and statistics, behavioral science, law, business, medicine and political science. Over RAND's nearly 60-year history numerous Nobel Prize winners have been a part of its research teams.
Established in 1948 with a focus on military and national security policy, RAND has expanded its focus to offer research and analysis on critical social and economic issues such as health care, education, poverty, crime, and the environment, as well as a range of national security issues. Headquartered in Santa Monica, Calif., RAND also has U.S. offices near Washington, D.C.; in Pittsburgh; and in Jackson, Miss. RAND also operates RAND Europe (based in the United Kingdom) and the RAND-Qatar Policy Institute in Doha, Qatar.
agosto 01, 2007
Sí hay clase media
Jorge G. Castañeda
jorgegcastaneda@gmail.com
Reforma
Ya Luis de la Calle y Pablo Hiriart, entre otros, han comentado algunos de los resultados a la vez sorprendentes e ilustrativos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del 2006, publicada hace unos días por el INEGI. Las cifras son comparables con aquellas de las pesquisas levantadas para los periodos 1996-98, 98-00, 00-02, 02-04 y 04-06. Es cierto que al excluir el annus terribilis de 1995 se proporciona una imagen algo distorsionada de la realidad; igual nos permite detectar las tendencias de la evolución de la pobreza, la clase media y la distribución del ingreso en México para el último decenio. Sin ser de oro, seguramente éste es el mejor decenio que ha vivido el país desde aquel que comenzó en 1965 y terminó en 1975, en vísperas de la debacle de 1976. Como recordarán los viejos, y sabrán los jóvenes por haberlo estudiado, desde 1976 hasta 1995 el país no disfrutó en ningún momento de 10 años consecutivos sin descalabro económico mayúsculo.
La primera estadística reveladora es la más global: entre 1996 y 2006 el ingreso corriente total promedio por hogar trimestral aumentó 30 por ciento en términos reales. Se trata de una variación notable que tuvo sus mejores momentos entre 1998 y 2000 (+13.7 por ciento) y 2004-06 (+10.1 por ciento) y su peor periodo entre 2000 y 02 (-2.2 por ciento). Pero los números se vuelven aun más interesantes al entrar al detalle de la distribución por deciles de hogares, donde el primer decil es el más pobre y el décimo el más rico. A reserva de que los peritos puedan abundar en esta rápida reseña, subrayemos algunos resultados. Entre 2000 y 2006, limitándonos al sexenio de Fox, el ingreso corriente monetario (que representa el 80 por ciento de ingreso de las personas), aumentó 22.6 por ciento para el decil más pobre, 21.8 por ciento para el segundo decil, 22.9 por ciento para el tercer decil y, saltándonos el cuarto para ir a los deciles de clase media baja, 18.4 por ciento para el quinto y 16 por ciento para el sexto. Aunque la variación relativa para los mexicanos más pobres (deciles 1 y 2) es la más alta de todas, la evolución de los deciles medios es, en términos absolutos, mucho más grande. Y por supuesto, la variación para el decil más rico, el décimo, es decir para los 2 millones 654 mil 130 hogares más prósperos del país, la evolución fue la más baja: 10 por ciento para los seis años transcurridos.
Como es lógico, entonces, si el ingreso corriente monetario de los pobres, en precios constantes de 2006, aumentó más rápidamente que el de la clase media, pero el de la clase media creció mucho también y el de los ricos se incrementó relativamente poco la distribución del ingreso debe haber mejorado. Efectivamente así fue. El índice más comúnmente utilizado para medir la distribución del ingreso o igualdad/desigualdad, el llamado Coeficiente de Gini, pasó de 0.501 en el año 2000 a 0.473 en el año 2006. El Coeficiente de Gini va de 1 a 0, donde 1 significa que una sola persona dispondría de todo el ingreso de una sociedad -la desigualdad extrema- y 0 que el ingreso estuviera perfectamente repartido entre los integrantes de esa sociedad. Para seis años ésta es una mejora excepcional y que se reproduce cualquiera que sea la medición: en términos per cápita (de 0.523 a 0.490), con transferencias o sin transferencias, o con el ingreso corriente monetario ajustado.
Se puede cuestionar la transparencia o exactitud del trabajo del INEGI, aunque estas cifras abarcan dos sexenios seguidos. Se puede considerar que la evolución, por sensible que haya sido, es muy insuficiente. Y se puede, como muchos lo hacemos, pensar que sigue habiendo demasiados pobres en México. Y también se puede atribuir a varios posibles factores esta sobresaliente evolución: las reformas estructurales de Salinas, la estabilidad macroeconómica de Zedillo y de Fox, o el combate a la pobreza de Progresa/Oportunidades.
Pero dos cosas son seguras. La primera: en estos números -y no en fantasías de un algoritmo o de un fraude descomunal- yace la explicación de la derrota del Peje. Y dos, estas cifras corroboran lo que todos podemos ver de manera cotidiana a lo largo y ancho del país: se ha producido una expansión descomunal, ésta sí, de la clase media baja mexicana. Como prenda basta un botón: en una encuesta levantada hace menos de un año entre los pasajeros de una de las líneas aéreas de bajo costo en México 47 por ciento de dichos pasajeros confesó que viajaba por primera vez en avión. México quizás no sea Foxilandia, pero tampoco es la Pejepesadilla que muchos creen, lamentan o, seamos honestos, festejan.
jorgegcastaneda@gmail.com
Reforma

La primera estadística reveladora es la más global: entre 1996 y 2006 el ingreso corriente total promedio por hogar trimestral aumentó 30 por ciento en términos reales. Se trata de una variación notable que tuvo sus mejores momentos entre 1998 y 2000 (+13.7 por ciento) y 2004-06 (+10.1 por ciento) y su peor periodo entre 2000 y 02 (-2.2 por ciento). Pero los números se vuelven aun más interesantes al entrar al detalle de la distribución por deciles de hogares, donde el primer decil es el más pobre y el décimo el más rico. A reserva de que los peritos puedan abundar en esta rápida reseña, subrayemos algunos resultados. Entre 2000 y 2006, limitándonos al sexenio de Fox, el ingreso corriente monetario (que representa el 80 por ciento de ingreso de las personas), aumentó 22.6 por ciento para el decil más pobre, 21.8 por ciento para el segundo decil, 22.9 por ciento para el tercer decil y, saltándonos el cuarto para ir a los deciles de clase media baja, 18.4 por ciento para el quinto y 16 por ciento para el sexto. Aunque la variación relativa para los mexicanos más pobres (deciles 1 y 2) es la más alta de todas, la evolución de los deciles medios es, en términos absolutos, mucho más grande. Y por supuesto, la variación para el decil más rico, el décimo, es decir para los 2 millones 654 mil 130 hogares más prósperos del país, la evolución fue la más baja: 10 por ciento para los seis años transcurridos.
Como es lógico, entonces, si el ingreso corriente monetario de los pobres, en precios constantes de 2006, aumentó más rápidamente que el de la clase media, pero el de la clase media creció mucho también y el de los ricos se incrementó relativamente poco la distribución del ingreso debe haber mejorado. Efectivamente así fue. El índice más comúnmente utilizado para medir la distribución del ingreso o igualdad/desigualdad, el llamado Coeficiente de Gini, pasó de 0.501 en el año 2000 a 0.473 en el año 2006. El Coeficiente de Gini va de 1 a 0, donde 1 significa que una sola persona dispondría de todo el ingreso de una sociedad -la desigualdad extrema- y 0 que el ingreso estuviera perfectamente repartido entre los integrantes de esa sociedad. Para seis años ésta es una mejora excepcional y que se reproduce cualquiera que sea la medición: en términos per cápita (de 0.523 a 0.490), con transferencias o sin transferencias, o con el ingreso corriente monetario ajustado.
Se puede cuestionar la transparencia o exactitud del trabajo del INEGI, aunque estas cifras abarcan dos sexenios seguidos. Se puede considerar que la evolución, por sensible que haya sido, es muy insuficiente. Y se puede, como muchos lo hacemos, pensar que sigue habiendo demasiados pobres en México. Y también se puede atribuir a varios posibles factores esta sobresaliente evolución: las reformas estructurales de Salinas, la estabilidad macroeconómica de Zedillo y de Fox, o el combate a la pobreza de Progresa/Oportunidades.
Pero dos cosas son seguras. La primera: en estos números -y no en fantasías de un algoritmo o de un fraude descomunal- yace la explicación de la derrota del Peje. Y dos, estas cifras corroboran lo que todos podemos ver de manera cotidiana a lo largo y ancho del país: se ha producido una expansión descomunal, ésta sí, de la clase media baja mexicana. Como prenda basta un botón: en una encuesta levantada hace menos de un año entre los pasajeros de una de las líneas aéreas de bajo costo en México 47 por ciento de dichos pasajeros confesó que viajaba por primera vez en avión. México quizás no sea Foxilandia, pero tampoco es la Pejepesadilla que muchos creen, lamentan o, seamos honestos, festejan.
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