marzo 01, 2007

Acusaciones de nepotismo y corrupción ponen a la familia de Chávez en Venezuela bajo escrutinio

(Del boletín Sentido Común)

por Simón Romero
New York Times News Service

Sabaneta, Venezuela, 21 de febrero – En la entrada de este polvoriento poblado, donde nació Hugo Chávez en 1954, un anuncio espectacular recibe a los visitantes con la reluciente imagen del presidente de Venezuela y las palabras, “Cuna de la Revolución”.

Otros panorámicos y carteles en todo el pueblo muestran a Chávez abrazando a su hermano menor, Aníbal, alcalde de la ciudad, y a su padre, Hugo de los Reyes Chávez, el gobernador de Barinas, el estado donde se encuentra el poblado. Estos recuerdos del poder amasado por la familia de Chávez han sido evidentes aquí desde que ascendió a la presidencia hace ocho años.

Nacido humilde, en una casa de adobe con piso de tierra que fue derribada por un buldózer para dar lugar a un puesto de hamburguesas, la creciente influencia política de la familia ha sido cada vez más analizada a medida que los críticos del presidente venezolano hablan de abusos de poder y corrupción en las instituciones que el controla, incluyendo la Asamblea Nacional, la Suprema Corte y la burocracia federal.

Las revelaciones de corrupción bajo el mandato de su familia en Barinas y las acusaciones de nepotismo han perseguido a Chávez, a pesar que, de acuerdo a él, una de sus prioridades es combatir tales irregularidades.

“Los llamamos la familia real de Barinas”, dijo Antonio Bastidas, de 46 años, opositor político que creció jugando béisbol y pescando con Chávez y sus hermanos. “Empezaron sin nada y ahora se hacen llamar revolucionarios, aunque lo son con todos los ornamentos del poder”.

Bastidas y otros opositores políticos de Barinas han presentado numerosas quejas por corrupción y malos manejos en contra de la administración del padre de Chávez, profesor retirado de primaria y conocido universalmente como el “Maestro”. Muchas de las acusaciones se han perdido en la bizantina burocracia venezolana, en tanto que la familia y los partidarios de Chávez en Barinas han obtenido, de manera reiterada, grandes victorias en las elecciones.

“Estoy aquí porque la gente me puso”, dijo el alcalde Aníbal Chávez, de 50 años, en una entrevista en su oficina, sentado bajo los retratos del presidente, el héroe de la independencia Simón Bolívar, nacido en Caracas, y Jesús. “Estamos recuperando el amor por la patria de nuestros padres, contrario a la política del imperio, que es la de esclavizarnos”, agregó, refiriéndose a Estados Unidos.

“Sabaneta está en auge”, dijo, presentando la lista de proyectos financiados por el estado, como plantas de asfalto y procesamiento de jitomate y una enorme empresa para cultivar caña, apoyada por la asistencia de docenas de consejeros traídos en avión desde Cuba. “Soy un soñador, pero creo que estamos transformando a este municipio en algo más grande”.
Un de los esfuerzo para sacar a Sabaneta de la oscuridad, el proyecto de azúcar de caña venezolano-cubano, ha sido particularmente vergonzante para Chávez. Se enfureció el año pasado, luego que los investigadores descubrieron un fraude por 1.5 millones de dólares en el complejo de procesamiento del azúcar, que lleva el nombre de Ezequiel Zamora, un general que luchó en una de las sangrientas guerras civiles que asolaron a Venezuela en el siglo XIX.

Los investigadores no han implicado a ninguno de los cinco hermanos o al padre de Chávez en este escándalo, aunque se desarrolló poco después que Anibal fue electo alcalde y a siete años de la administración de su padre, quien desechó las acusaciones de corrupción casi desde su primera victoria electoral en 1998.

“Que Dios me perdone por lo que voy a decir, pero en casos como este, le juro que si pudiera ordenar la ejecución de alguien, lo haría”, dijo el año pasado el presidente Chávez, cuando surgió el escándalo.

Chávez, quien se ha divorciado dos veces, cuida con mucho empeño la privacidad de sus hijos y ex esposas. La semana pasada, un tribunal multó a Tal Cual, un periódico de oposición, y un editorialista, por publicar un diálogo imaginario sobre temas políticos entre Chávez y su hija más joven, Rosa Inés.

Pero su padre y hermanos, todos ellos figuras públicas en Barinas, han estado abiertos al escrutinio.

La familia no sólo puede presumir de tener un alcalde y un gobernador, sino también a un secretario de estado de Barinas, puesto creado para Argenis, otro hermano del presidente, quien lleva a cabo sus funciones diarias en el palacio del gobernador. Otro hermano, Adelis, es un alto ejecutivo del Banco Sofitasa, que hace muy buenos negocios con el gobierno estatal. Adelis también supervisa la construcción, por parte del gobierno, de un nuevo estadio de fútbol en Barinas.

Su hermano Narciso, profesor de inglés que vivió en Ohio por varios años, fue acusado de tráfico de influencias en el gobierno estatal, luego de participar sin éxito en la campaña para obtener la alcadía de Bolivar, municipio cercano a Sabaneta. Luego fue colocado en puestos importantes en las embajadas venezolanas en Canadá y Cuba, donde fue encargado de supervisar varios de los acuerdos bilaterales a los que llegaron Fidel Castro y Chávez.

Adán, el hermano mayor de Chávez y quien fue el segundo hijo de sus padres, tal vez sea el más influyente de los hermanos del presidente: ha sido embajador en Cuba, secretario privado del presidente y ahora ministro de educación.

Adán, el presidente y Aníbal, los tres hermanos mayores, ya están en la cincuentena; los menores andan en los cuarenta.
Los residentes de Barinas, un estado de ranchos ganaderos, palmas y camiones de carga, escuchan casi mensualmente las historias de generosidad de la familia Chávez, algunas ciertas y otras infundadas.

Éstas se refieren a los frecuentes viajes a Cuba que realiza el gobernador, Hugo de los Reyes Chávez, para tratamiento médico: un lujo fuera del alcance de muchos venezolanos. Mediante un vocero, el gobernador declinó las reiteradas solicitudes para dar una entrevista.

El septuagenario gobernador ha sido desde hace tiempo todo un personaje de la política estatal en Barinas, donde por décadas fue un leal organizador de Copei, un partido político conservador. De sus orígenes como maestro de escuela, se elevó hasta convertirse en director de programas educativos de Barinas a principios de la década de 1980. Ahora viaja por Barinas en una caravana de vehículos todo terreno encabezada por una escolta de policía, algo raro en la provincia venezolana.

Aquí, los políticos de oposición dicen que la madre de Chávez, Elena, quien empezó como maestra, ejemplifica el ascenso de la familia hasta la clase de nuevos ricos. Ahora aparece en fotografías de periódicos cargando a su poodle, Caqui, con atuendos de diseñador y joyería de oro. Su cirujano plástico, Bruno Pacillo, fue a la Asamblea Nacional en 2004 a quejarse que lo proscribieron de un club de la alta sociedad de Caracas, presumiblemente debido a sus contactos con la familia de Chávez.

Traducido por Luis Cedillo
Editado por Juan Carlos Jolly
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