29-Oct-2007
Leo Zuckermann
Juegos de Poder
Excélsior
Comienzo con la conclusión: 1+2+3+4+5+6=la captura definitiva del Instituto Federal Electoral (IFE) por parte de los partidos políticos.
1. Permanencia de los consejeros
En el IFE hay nueve consejeros. De ellos, tres fueron destituidos este año, incluido el consejero presidente, Luis Carlos Ugalde. Otros tres serán removidos en 2008 y sólo tres podrán permanecer en su cargo hasta 2010 en que termina el periodo para el que fueron elegidos. Al momento, sólo la suerte de Ugalde está echada: se va porque así quedó establecido en la Constitución. De los ocho restantes, la Cámara de Diputados tendrá que elegir a los otros dos que se irán con él, a los tres que lo harán el año que entra y a los tres que podrán terminar. Si tomamos en cuenta que son los partidos los que controlan la Cámara de Diputados, tenemos que los entes regulados decidirán el despido y la permanencia de los consejeros del ente regulador.
¿Bajo qué criterio tomarán los partidos dicha decisión? La tentación es clara: los consejeros más dóciles a los intereses partidistas permanecerán, mientras que los más inflexibles se irán. El diseño de esquema de remoción escalonada afianzará, así, el poder de los partidos frente al IFE. Por un lado, los consejeros que quieran quedarse tendrán que acudir a ellos buscando protección. Por el otro, el Consejo General quedará muy desgastado con esta política de “sálvese quien pueda”. Como cuando se hunde un barco y los pasajeros se pelean por subirse a los botes de emergencia: un proceso divisivo que deja muchas heridas. Va a resultar muy complejo volver a cohesionar al Consejo. Y los partidos serán los más beneficiados al tener enfrente a un ente regulador fracturado.
2. Nombramiento de los nuevos consejeros
A los nuevos consejeros del IFE, incluido el presidente, los elegirá una mayoría calificada de dos terceras partes de la Cámara de Diputados. Una vez más, serán los partidos los que decidan quiénes llegarán. Los legisladores han anunciado que quieren mecanismos para transparentar el proceso de selección. Son juegos de artificio. Si los partidos ya se atrevieron a destituir a los consejeros de una manera mañosa como se describió arriba, ¿por qué renunciarán a la magnífica oportunidad de meter a cuadros afines a ellos al IFE?
Los diputados dicen que deberán inscribirse al proceso de selección los que quieran ser consejeros. Suscribo la brillante idea de Héctor Aguilar Camín: que los distintos medios envíen a un reportero a inscribirse con la misión de hacer la crónica de su experiencia. ¿Cómo recibieron su currículum? ¿Cómo los entrevistaron? ¿Cómo los trataron? Sería, sin duda, un gran ejercicio periodístico. ¿De verdad la selección será como si Sabritas estuviera reclutando a su gerente de ventas? Sospecho que la crónica dará cuenta de cómo los partidos pastorearon a sus verdaderos candidatos a lo largo del proceso y cómo los votaron por un arreglo de cuotas de los altos mandos del PAN, el PRI y el PRD. Así, los nuevos consejeros, como los viejos, llegarán con un sello partidista al IFE.
3. Amenaza de remoción
Pero a lo mejor a estos consejeros nuevos, como a algunos de los anteriores, les pica el gusanito de ser árbitros autónomos renuentes a recibir órdenes de los partidos que los apoyaron. Pero ahora, a diferencia del pasado, sabrán que los partidos sí pueden removerlos. El fantasma de Ugalde rondará los pasillos del IFE. La amenaza de una remoción ya no es teórica sino bastante real y por tanto creíble. El incentivo para un consejero será regular a modo a los partidos para proteger su puesto.
4. Amenaza del contralor
A la amenaza de la posible remoción habrá que incluir ahora la de una acción por parte del contralor del IFE que será nombrado por la Cámara de Diputados (léase los partidos). El contralor tendrá la capacidad de fiscalizar a todos los empleados del ente regulador incluidos los consejeros. De esta forma, los partidos contarán con una especie de Torquemada dentro del IFE que podrá aplacar cualquier iniciativa del que se atreva a ser duro con ellos.
5. Reelección del consejero presidente
De acuerdo con la reforma electoral, el nuevo consejero presidente tendrá un periodo de seis años con posibilidad de reelegirse por un periodo más. La reelección estará en manos de la Cámara de Diputados (perdón por insistir, pero son los partidos). En este caso, los partidos reconocen las virtudes de la reelección. Ellos podrán premiar o castigar al consejero presidente del IFE. Si se porta bien, lo regresarán al IFE. Si se porta mal, lo mandarán a volar. Lástima que los partidos no acepten las mismas virtudes de la reelección cuando se trata de que los ciudadanos premien o castiguen a los legisladores. Ahí ya no les gusta porque ellos son los calificados. Pero vaya que les complace cuando son los partidos los que tienen la capacidad de calificar y reelegir al próximo consejero presidente del IFE.
6. Partidos con derecho a voto
Y ahora resulta que los legisladores quieren regresar el voto de los partidos a las decisiones internas del IFE. De acuerdo con una nota de Reforma, en el Cofipe se creará una comisión de TV y radio, integrada por tres consejeros del IFE y tres del Poder Legislativo (léase los partidos). El presidente de este órgano, que regulará los tiempos en los medios, será nombrado por el Consejo General, a propuesta del presidente del IFE y “tendrá voto de calidad en caso de empate”. La lectura de esta nota sugiere que los consejeros del Legislativo podrán votar en la comisión lo cual contraviene uno de los principios básicos de la autonomía del IFE: que los partidos tienen derecho de voz, pero no de voto, en las decisiones del árbitro electoral.