diciembre 31, 2008

2009: las definiciones

Alfonso Zárate
Usos del poder
El Universal

Aunque muchos confían en que el mero transcurso del tiempo ponga las cosas en su lugar, en los próximos días y meses muchas piezas políticas cambiarán de posición como fruto de acciones u omisiones. Una, muy importante, definirá la nueva correlación de fuerzas en la Cámara de Diputados. Las tendencias favorecen al PRI, no al “nuevo PRI” sino al PRI de siempre.

Al grito “¡Que regresen los corruptos y se vayan los pendejos!”, anchas franjas del electorado votarán por el PRI en las elecciones federales intermedias. A pesar de que la mayor parte de los problemas que abruman a la sociedad fueron cuidadosamente cimentados durante gobiernos priístas —el “estancamiento estabilizador” y sus saldos perniciosos: desempleo, propagación de la economía informal, emigración; el desbordamiento de la delincuencia—, el PRI está de regreso.

La corta memoria y la conducción decepcionante de los gobiernos de la alternancia, lo mismo a nivel federal que estatal o municipal son, entre otros, factores que explican la recuperación del partidazo.

Mientras tanto el PAN desfallece como partido en el gobierno. Son muchas las malas cuentas de oportunistas, ineptos y corruptos. Para colmo, las señales contradictorias que envía su dirección nacional a la dupla Fox-Espino y lo que ésta representa (“te quiero/no te quiero”) afectarán más al partido.

Otra decisión que no podrá posponerse es la permanencia o no de López Obrador y los suyos en el PRD. Andrés Manuel se ha preparado para ese escenario y en Convergencia se aprestan a recibirlo. La ruptura acelerará otras definiciones: Marcelo Ebrard no podrá mantener indefinidamente el precario equilibrio en ese tema, sobre todo porque con López Obrador no hay medias tintas: o se está con él o contra él.

En el PRI estará en juego la coordinación parlamentaria en la Cámara de Diputados y, si Beatriz Paredes ocupa esa posición, deberá decidirse el reemplazo en la presidencia nacional. No será fácil, los grupos con mayor poder tendrán que encontrar una solución que satisfaga a los principales jugadores (Peña Nieto, Manlio y algunos gobernadores) que tienen la mira puesta en el 2012.

El Partido del Trabajo y el Partido Socialdemócrata enfrentarán la verdad de las urnas; difícilmente mantendrán su registro.

Otras definiciones surgirán de la casa presidencial. Algunos miembros del equipo de Calderón podrán, como César Nava, salir en busca de una candidatura; será la mejor ocasión para recomponer el equipo con el menor costo. Pero si el Presidente se equivoca, si desaprovecha la oportunidad o nos receta “más de lo mismo”, estará cancelando las posibilidades de dar el jalón que reclama el país en esta hora crítica.

El Programa Nacional de Infraestructura y la mejora regulatoria pondrán a prueba la capacidad de la administración pública para vencer resistencias, mover las cosas y avanzar en materia de competitividad, reclamo cada vez más enérgico de los sectores productivos.

En los terrenos de la procuración de justicia los términos legales obligarán a otras definiciones. Los “arraigados” (integrantes de la banda de La Flor, el ex zar antidrogas y otros detenidos por la Operación Limpieza) deberán ser consignados o puestos en libertad, esto último significaría una derrota severa para la PGR. Por su parte, el Consejo de la Judicatura deberá decidir si le entra en serio a la depuración en su casa: sancionar severamente a los jueces corruptos, sin la cual la lucha contra el crimen organizado se frustrará.

Son muchas las definiciones que deberán tomarse en los próximos días y meses, lo único inadmisible sería la inercia; no hacer nada llevaría al país a una degradación mayor y, quizá, a severos desarreglos sociales. Pero quizá el hecho de encarar “condiciones límite” en distintas materias (estancamiento económico, delincuencia, educación) obligue a movilizar a los principales actores políticos, económicos, académicos y religiosos, a todos los recursos sistémicos, en una sola dirección: qué país queremos ser y cómo lograrlo. Esa convocatoria le toca al Presidente de la República.

diciembre 30, 2008

Atenas

Germán Martínez Cázares
Presidente nacional del PAN
El Universal

Atenas, precisamente la ciudad, la polis que inventó la democracia, tuvo un año terrible, y deja una sensación de que nuestro sistema democrático, pensado y ejecutado por primera vez en esa ciudad por Solón, 600 años antes de Cristo, tiene algunos pendientes. El brutal asesinato de Alexandros, un estudiante de 15 años, a manos de la policía griega destapó la crisis y desbordó a su gobierno. Grecia nos deja una lección a valorar con cuidado: la democracia no satisface a muchos de nuestros jóvenes.

Atenas vivió recientemente una nueva primavera de Praga, un nuevo amanecer 40 años después de aquel emblemático 1968. Los desmanes callejeros protagonizados por una juventud enojada, sin ilusión, es, a primera vista, la victoria de una sociedad nihilista que sólo tiene como valor el consumo.

La muerte de Alexandros es una típica tragedia griega alcanzada en el final a sí misma. El día que la bala perforó su pecho, las manifestaciones de protesta incendiaron y destruyeron muchas tiendas del barrio más elegante de la ciudad, el Kolonaki. La zona de la ciudad —como Polanco con tiendas exclusivas—, extendida desde los pies de la imponente colina de Lykavitos hasta el centro de la ciudad, plaza Sintagma, fue escenario de otra tragedia, porque una de las joyerías saqueadas era de la mamá de Alexandros.

Atenas, como siempre, desde Sócrates, nos interpela. Nos pregunta. Atenas siempre será un reclamo a la razón. Las manifestaciones griegas de repudio a su gobierno, al Estado, a las leyes —le prendieron fuego a la biblioteca de la Facultad de Derecho—, pueden leerse con ligereza como un simple desmán juvenil, o bien, como una duda sobre la calidad de la democracia. En el oráculo de Delfos, la pitonisa que presagiaba el destino, entraba, antes de emitir su sentencia, en un estado de éxtasis, se dejaba poseer por Apolo.

A esa convulsión los griegos le llamaban entusiasmos. La democracia, al menos en la ciudad que la inventó, no está entusiasmando a los jóvenes y esa señal no debe ser menospreciada. ¿Por qué los jóvenes prefieren los métodos violentos a la simple rutina de depositar un sufragio en una urna, para hacerse escuchar? ¿Por qué a los jóvenes no los entusiasma la democracia?

Creo que la respuesta la tiene Platón en sus Diálogos. Es el triunfo de Calicles. Ese personaje clave del Gorgia, que dijo las siguientes palabras: “La filosofía tiene su encanto si se toma moderadamente en la juventud; pero si se insiste en ella más de lo conveniente es la perdición de los hombres. Por bien dotada que esté una persona, si sigue filosofando después de su juventud, necesariamente se hace inexperta de todo lo que es preciso que conozca el que tiene el propósito de ser un hombre esclarecido y bien considerado. En efecto, llegan a desconocer las leyes que rigen la ciudad, las palabras que se deben usar para tratar con los hombres en las relaciones privadas y públicas y los placeres y pasiones humanos; en una palabra, ignoran totalmente las costumbres. Así pues, cuando se encuentran en un negocio privado o público, resultan tan ridículos, del mismo modo que son ridículos, a mi juicio, los políticos cuando vienen a nuestras discusiones”.

Triunfó Calicles: la política está divorciada del pensamiento. Allí debe estar parte de la respuesta al porqué del repudio de algunos jóvenes, al menos griegos, y seguro mexicanos, a la democracia.

***

Que en el Año Nuevo se entusiasmen muchos jóvenes con nuestra democracia. Es mi deseo sincero.

Doce uvas

Juan Manuel Asai
jasaicamacho@yahoo.com
Códice
La Crónica de Hoy

El que coma 12 uvas al compás de las campanadas del reloj que marca las 12 de la noche del 31 de diciembre tendrá, dice la tradición, un Año Nuevo próspero. De igual forma, cada uva ingerida representa un deseo con muchas posibilidades de cumplirse, siempre y cuando la uva, fresca o pasa, se coma en tiempo y forma.

Confieso que a lo largo de mi vida he seguido éstas y otras tradiciones que animan las fiestas familiares de fin de año. Los resultados han sido disparejos. Mis deseos siguen a lo largo del año un camino errático y, al cabo de los 12 meses, regresan a su lugar en el contenedor de uvas.

Por supuesto que vale la pena intentarlo de nuevo. En realidad, lo sabemos todos, el gran logro es vivir un año más para pedir otros 12 deseos. Este año, sin embargo, dejaré de lado las peticiones de salud, dinero y amor para mí y los seres queridos y revelaré desde ahora la docena de peticiones para el 2009, con la intención de que la mayoría de los mexicanos tenga la oportunidad de subir por la empinada cuesta que nos aguarda el primero de enero y lleguen todos, vivitos y coleando, al próximo fin de año.

Que se detenga la caída de las remesas que nuestros compatriotas que trabajan en el extranjero envían a sus familiares en nuestro país. Si dejan de llegar dólares, comenzarán a regresar emigrantes que conocieron el lado oscuro del sueño americano.

Que los programas emergentes para la protección del empleo funcionen. Claro que ya nadie espera que Calderón sea el “presidente del empleo”, pero que por lo menos no se pierdan los que hay. Un padre de familia sin empleo es un fracaso colectivo.

Que no perdamos las divisas que genera el turismo. La derrama que dejan en nuestro país los visitantes extranjeros es agua fresca en el desierto. Hay que proteger al turismo, porque puede ser nuestro único aliado.

Que el precio internacional del barril de petróleo se estabilice por encima de los 70 dólares y que la reforma energética rinda frutos.

Que el gobierno de Estados Unidos detenga, a partir del primer día del 2009, el tráfico masivo de armas hacia México. Mientras el Tío Sam mantenga abiertas sus armerías las 24 horas del día, y sus esforzados guardias fronterizos dejen trabajar sin ninguna molestia a los traficantes de armas, la matazón en nuestro país no tiene para cuándo terminar.

Que el gobierno de Estados Unidos detenga desde el primer día del año próximo las operaciones de lavado de dinero de narcos mexicanos en el sistema financiero norteamericano. Si no hay controles y los sistemas de verificación del origen de los recursos siguen sin funcionar, no se golpeará a los narcos donde más les duele, que es en su bolsillo.

Que la ciudadanía, que la gente común y corriente, los chavos de los barrios populares y las colonias de la alta sociedad, asuman que consumir drogas como esparcimiento es un acto de complicidad con grupos de asesinos desalmados. Que en sus ensoñaciones provocadas por el consumo de estupefacientes, se les aparezcan cuerpos sin cabeza.

Que Barack Obama, en un momento de lucidez, recuerde que el sur existe. Si el nuevo gobierno norteamericano continúa con la idea de que lo que suceda en su llamado patio trasero es irrelevante, se llevará muy pronto una desagradable sorpresa.

Que en las listas de candidatos a diputados federales aparezcan personajes, sin importar de qué partido, con tamaños para rescatar, desde el Congreso, al país.

Que los integrantes del gabinete presidencial den por fin el estirón, o se dediquen a otras cosas.

Que la nueva dirigencia nacional del PRD recuerde que es un partido de oposición al gobierno federal, no de oposición a sus propios militantes. Que alguien les diga que en el espectro político el espacio correspondiente a la centro-derecha ya está ocupado.

Que los periodistas que tomen la decisión de aventarle sus zapatos a los políticos fallidos, mejoren su puntería.

Una sociedad valiosa

Armando Salinas Torre
Excélsior

El año que concluye nos deja una estela de violencia, inseguridad y crisis financiera que no tiene precedentes en los últimos 80 años. Es responsabilidad del Estado encabezar las acciones que hagan frente a dichos problemas, sin menoscabo de la corresponsabilidad social de cada uno de nosotros para contribuir en las soluciones de estos problemas y en la lucha contra la adversidad del próximo año.

Existen muchas formas en que la sociedad puede participar de manera responsable en esta función, sin embargo, en esta ocasión quisiera únicamente referirme a la formación de los valores esenciales de la vida.

En un Estado democrático —como el que deseamos consolidar— la responsabilidad de formar a las familias con los valores que deseamos para la sociedad corresponde, esencialmente, a quienes la integramos.

El liberalismo recuperó de la potestad del Estado, y a favor de la persona, la facultad de autodeterminarse, la cual debe ser ejercida no sólo hasta donde se ubica la libertad del resto de los individuos, sino, además, promoviendo una sociedad comprometida con el bienestar común.

La cotidianidad nos conduce, generalmente, a una perspectiva materialista de la vida; es obvio que se requiere de recursos para satisfacer nuestras necesidades; sin embargo, adoptando aquella perspectiva, nosotros mismos incrementamos dichas necesidades y nos alejamos de lo esencial en la vida.

Cuando se finca la realización de la persona en la obtención de bienes materiales, aquélla se agota una vez que se obtienen estos últimos y sobreviene un vacío e insatisfacción individual y social. En tanto que, cuando dicha realización radica en valores trascendentes y perennes, como la paz, el respeto por uno mismo, el aprecio por los demás, la amistad, entre otros, la satisfacción, alegría y tranquilidad adquieren tales características.

Se ha arraigado la imagen de que el éxito de la persona depende de la cuantía de su patrimonio material, incluso, sin importar los medios que se utilicen para acceder a ellos. Sin pretender una sociedad utópica, en la que carezcan de importancia los bienes, considero que es indispensable recuperar los valores que dignifican a la persona.

Cultivar y promover el respeto a la dignidad humana y el bienestar común, sin mezquindad, contribuirá a enfrentar los factores que alimentan la violencia e inseguridad que padecemos.

Los seres humanos, independientemente de su credo religioso o aun sin él, suspenden un momento su actividad cotidiana para reflexionar sobre los valores fundamentales de la vida, como la paz, la prosperidad, el amor y la esperanza.

Pensar en lo que le otorga verdadero sentido a la existencia humana, cultiva y recrea la riqueza del espíritu de una persona.

Durante estos días debemos hacer de la convivencia con nuestros seres queridos, motivo de reflexión sobre los valores que le otorgan sustento a nuestra vida. Se trata de un ámbito en el que sólo nosotros podremos librar esta batalla que no se finca en la imposición, sino en el convencimiento, en la congruencia del pensamiento y el desempeño cotidiano.

Es de sobra conocido que el año próximo será aún más difícil para encarar los retos de la inseguridad y la incertidumbre económica. Por lo que respecta al primer tema, existe un firme compromiso del Presidente de la República para enfrentar a las organizaciones criminales y recuperar los espacios públicos y privados, pero, sobre todo, la tranquilidad, confianza y seguridad de la sociedad. A pesar de ello, no será suficiente sin el respaldo y colaboración de la nación entera.

Hay quienes pretenden una sociedad fragmentada, temerosa, amenazada e insegura; sin duda alguna que corresponde al Estado emplear toda la fuerza pública y los instrumentos que le proporcionan su condición de poder público para hacerle frente al problema; no obstante ello, insisto, nos corresponde a todos, en lo individual, la formación de nuestros hijos y seres queridos en los valores de la honestidad, el respeto, y la dignidad.

Por otro lado, enfrentaremos una crisis financiera en la que el Estado debe asumir una responsabilidad frente a la sociedad para emplear los recursos que tiene a su cargo, con la finalidad de aminorar los efectos de la misma; también, en este caso, corresponde a todos que redoblemos el empeño para cumplir nuestras actividades de manera profesional y responsable. Estoy seguro de que si todos nosotros hacemos un esfuerzo, como el que demandan las condiciones del país, para asumir y transmitir los valores que pueden hacer de ésta una sociedad que rechace la corrupción como medio para satisfacer sus necesidades, la violencia para comunicarse e imponerse, la desidia y la apatía en el desempeño de sus funciones, entre otras, lograremos superar éstas y cualquier otra crisis que se nos presente.

Nos encontramos en un momento que pone a prueba la entereza y capacidad de los mexicanos para asumir con responsabilidad nuestro presente y el futuro de nuestros hijos. Hagamos de ésta una sociedad valiosa.

El 2008, ¿qué recordaremos?

Alberto Aziz Nassif
aziz@ciesas.edu.mx
Investigador del CIESAS
El Universal

Con el cambio de calendario viene una momentánea renovación, pero en realidad 2009 llegará cargado de una pesada herencia. Se va un año que fue terrible en muchos sentidos y, al mismo tiempo, tuvo momentos luminosos y esperanzadores.

Los días de 2008 se recordarán durante muchos años, pero no por las inercias de los viejos conflictos, como el enfrentamiento de seis décadas entre palestinos y judíos, a pesar de las novedades fatales de estos días, como el bombardeo en la Franja de Gaza que ya suma más de 300 muertos. Tampoco se recordará que en África hubo noticias importantes, como la violencia que se desató en Kenia por un conflicto electoral que provocó más de un millar de muertos y 300 mil desplazados. Es la maquinaria de muerte que azota a ese continente.

En cambio, quizá sí se recordará que en Zimbabue el partido oficial perdió la mayoría después de gobernar 28 años ese país. El 2008 será el año en el que Kosovo declaró su independencia en contra de la posición de Belgrado, y también quedará la noticia de que Medvedev —el sucesor designado por el propio Putin— ganó las elecciones en Rusia. Es posible que la tercera victoria de Berlusconi en Italia se pierda en la memoria.

Por el contrario, en América Latina será recordado el rescate de Íngrid Betancourt, que estuvo secuestrada por las FARC de Colombia desde 2002.

Sin duda, hubo tres asuntos que capturaron el interés internacional y permanecerán en la memoria. El primero son las Olimpiadas en China, que estuvieron antecedidas de una serie de enfrentamientos y protestas por el añejo conflicto con el Tíbet. El segundo, las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que pasarán a los libros de texto en ese país y se recordarán porque hubo cambios muy significativos, como la meteórica carrera de Barack Obama, quien pasó de ser un precandidato relativamente desconocido a ser el primer presidente negro en ese país de histórico y profundo racismo.

Y el más estrujante de los tres será la crisis económica que estalló con fuerza en los últimos meses del año y sobre la cual muchos especialistas miran a 1929 para hacer comparaciones.

Para México, 2008 fue un año complicado y terrible. Incluso en los espacios internacionales nuestro país alcanzó una de las cifras más altas de asesinatos violentos en la guerra contra el narcotráfico. Se acumularon más de 5 mil 500 muertes. Salvo que 2009 sea más violento, este año que termina se llevará el récord en décadas. La inseguridad, los secuestros y los atentados se han vuelto un clima cotidiano al que los mexicanos nos resistimos a acostumbrarnos.

Sin embargo, cada día la noticia es peor que la del día anterior (matanzas en Creel, La Marquesa, Morelia, Chilpancingo). Sobre ese lienzo de muerte se tejieron historias desgarradoras de víctimas inocentes que recordaremos porque volvieron a despertar la protesta social bajo la demanda a las autoridades de: “Si no pueden, renuncien”. Casos conocidos y cientos de casos anónimos formaron una avalancha que desnudó a un Estado penetrado por la delincuencia hasta sus más altos niveles. Esa será una marca perdurable de 2008.

Otro hecho que atrapó la atención fue la reforma de Pemex, que sintetizó las posturas políticas, mostró un nivel de debate que podemos tener sobre los temas importantes del desarrollo del país y develó espacios de negociación, porque a pesar de vivir un clima polarizado, hubo acuerdos. Sin embargo, es posible que recordemos más la toma de las tribunas en el Congreso que los debates en el Senado.

De 2008 permanecerán las imágenes sobre la caída del Learjet 45 donde murieron el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y el ex fiscal antidrogas José Luis Santiago Vasconcelos. De los partidos políticos permanecerá la elección interna del PRD, cuyo litigio duró más de ocho meses, la recuperación electoral del PRI y las múltiples derrotas del panismo que tuvo un año electoral muy malo. Se recordará también la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de mantener la despenalización del aborto. Llegó también un repunte inflacionario.

Adiós a 2008 y suerte en 2009, que todos la vamos a necesitar…

El ansia de llegar

Román Revueltas Retes
revueltas@mac.com
Interludio
Milenio

La carretera. Una especie de maldición, en vacaciones. Un espacio no habitado que sólo sirve para transitar hacia otra parte y que, justamente por ello, carece de interés propio (a no ser que sea el escenario de maravillosos paisajes en cuyo caso no debería ser recorrido sino visitado). La exasperante impaciencia de los niños hace de la carretera un interminable rosario de reclamaciones condensado en una sola pregunta: ¿ya vamos a llegar? Y, así, lo que sería un trayecto meramente necesario se transmuta en la más agobiante odisea a través del tiempo, un viaje en que cada minuto adquiere la dimensión del aburrimiento supremo.

Pero, todo esto es desagradecimiento puro. Nos olvidamos que la vida es un regalo y que el tiempo, ese bien desechable que deseamos consumir lo más prontamente posible para llegar a nuestra “destinación” —alguna gente habla de “destino”, lo cual es bien revelador por más que se trate de una designación arbitraria en tanto que supone un dominio absoluto sobre cuestiones inmanejables (si chocas y te mueres en la autopista, ése hubiera sido, con perdón, tu destino, en vez de Puerto Vallarta o Manzanillo)—, nos olvidamos, repito, que el tiempo es un bien precioso e irrecuperable. Luego, pasados muchos años, ya en la cama del hospital y conectados a los tubos que nos prolongarán piadosamente la existencia, habremos tal vez de lamentar nuestra dispendiosa, e irresponsable, administración del tiempo y, a lo mejor, en un fugaz aleteo de la memoria, recordaremos esa tarde pasada en la carretera, desentendidos de nuestra plenitud, maldiciendo las colas del peaje y deseando, en todo momento, arribar al final de la jornada.

Me ha sorprendido, anteayer, mi propia ansia de llegar cuanto antes, de cancelar el momento presente y glorificar el instante del arribo, como si la vida no estuviera en la carretera, sino únicamente en el puerto de llegada. Algún día, tomaré el coche y conduciré lentamente; me pararé mil veces para mirar el campo y el cielo. Algún día.

Bicentenario de una indigestión

Luis Miguel Martínez Anzures
lmmtz@prodigy.net.mx
Doctor en Administración Pública y Maestro de Posgrado de la FCPS-UNAM.
Iconoclastia
La Crónica de Hoy

Historia de dos colonias. Una nación colonial coloniza a un continente colonial. Vendamos mercancía a los españoles para obtener oro y plata, ordenó Luis XVI, en clara referencia a que lo importante era la producción no los territorios de ultramar; Gracián exclamó en El Criticón: España es de las Indias de Francia. Pero también pudo haber dicho: España es las Indias de Europa. Y la América española fue la colonia de una colonia posando como un imperio.

Lo que se observó en la Corona, durante todo el periodo de colonización y ocupación, fue la exportación de lana, importación de textiles y fuga de metales preciosos. Todo ello fue enviado al norte de Europa con el objeto de compensar el déficit de la balanza de pagos ibérica, y fin de importar los lujos del Oriente para la aristocracia ibérica, pagar las cruzadas contrarreformistas y los monumentos mortificados de Felipe II y sus sucesores, los defensores de la fe. En su “Memorial” de la política necesaria, escrito en 1600, el economista González de Celorio, citado por John Elliot en su España Imperial, dice que si en España no hay dinero, ni oro ni plata, es porque los hay; y si España no es rica, es porque lo es. Sobre España, concluye Celorio, es posible, de esta manera, decir dos cosas contradictorias y ciertas a la vez.

La enfermedad del centro se extendió a la periferia y desafortunadamente las colonias no escaparon a la ironía de Celorio. Después de casi dos siglos de ocupación peninsular, la tradición heredada del Imperio español no fue otra sino un patrimonialismo desaforado, a escala gigantesca, en virtud del cual las riquezas dinásticas de España crecieron desorbitadamente, pero no la riqueza de los españoles.

Si Inglaterra, como indican los Stein, eliminó todo lo que restringía el desarrollo económico —privilegios de clase, reales o corporativos; monopolios; prohibiciones—, España los multiplicó. El imperio americano de los Asturias fue concebido como una serie de reinos añadidos a la corona de Castilla. Los demás reinos españoles estaban legalmente incapacitados para participar directamente en la explotación y la administración del Nuevo Mundo.

América fue el patrimonio personal del rey de Castilla, como lo fue Comala de Pedro Páramo, el Guarari de los Ardavines y Limón en Zacatecas del cacique don Mónico.

A pesar de las grandes riquezas obtenidas en las Indias, España no creció, creció el patrimonio real. Pese al dinero, oro, plata, mano de obra y materia prima, España no produjo ningún crecimiento. Todo lo obtenido se usó para financiar una corte parasitaria e inútil, en donde lo único que aumentó fueron la aristocracia, la Iglesia y la burocracia. El número de dependientes se acrecentó tanto que llegó al grado en que en 1650 había 400,000 edictos relativos al Nuevo Mundo en vigor. La militancia castrense y eclesiástica pasa, sin solución de continuidad, de la reconquista española a la conquista y colonización americanas; en la península permanece una aristocracia floja, una burocracia centralizadora y un ejército de pícaros, rateros y mendigos.

Hernán Cortés está en México y es miembro de una generación que representa a un tiempo distinto; Cortés es el hombre nuevo de la clase media extremeña, hermano activo de Nicolás Maquiavelo y de su política para la conquista, para la novedad, para el príncipe que se hace a sí mismo y no hereda nada. Pero es derrotado por el imperium de los Habsburgo españoles, el absolutismo impuesto a España primero por la derrota de la revolución comunera en 1521, y en una segunda ocasión por la derrota de la reforma católica en el Concilio de Trento de 1545 a 1563.

La América Española debe aceptar lo que la modernidad europea juzga intolerable: el privilegio como norma, la Iglesia militante, el oropel insolente y el uso privado de los poderes y recursos públicos.

Tomó a España ochenta años ocupar su imperio americano y dos siglos establecer la economía colonial sobre tres columnas, nos dicen Bárbara y Stanley Stein: los centros mineros de México y Perú: los centros agrícolas y ganaderos en la periferia de la minería; y el sistema comercial orientado a la exportación de metales a España para pagar las importaciones del resto de Europa.

La minería pagó los costos administrativos del Imperio pero también protagonizó el genocidio colonial, la muerte de la población que entre 1492 y 1550 descendió, en México y el Caribe, de 25 millones a un millón y en las regiones andinas, entre 1530 y 1750, de seis millones a medio millón. En medio de este desastre demográfico, la columna central del Imperio, la minería, potenció la catástrofe, la castigó y la prolongó mediante una forma de esclavismo, el trabajo forzado, la mita, acaso la forma más brutal de una colonización que primero destruyó la agricultura indígena y luego mandó a los desposeídos a los campos de concentración mineros porque no podían pagar sus deudas.

La guerra de los dioses

Marcelino Perelló
bruixa@prodigy.net.mx
Excélsior

Realmente. La cosa realmente no tiene nombre. ¿Qué extraña y perversa maldición cayó desde el inicio de los tiempos sobre esa tierra yerma llamada Santa? Se trata de uno de los parajes más pobres y desolados del mundo. No hay yacimientos ni de petróleo ni de minerales. Apenas hay agua. Los escasos y escuálidos ríos son prácticamente de estiaje. Y cultivar ahí una brizna de olivo representa toda una proeza.

Lo que sí hay son hombres. Muchos. Que se aferran con una tenacidad feroz a esa tierra triste y sombría. ¿Cómo explicarlo? Así ha sido desde siempre y así será para siempre, por los siglos de los siglos. Hay hombres. Y hambre y sangre. Mucha. Y hay rezos, muchos. Oran a sus dioses, cada uno al suyo. A alguna de las tres deidades que se disputan el territorio: Alá, Jehová y el Dios de los cristianos.

A lo mejor es eso: quienes se empeñan en permanecer ahí y en defender su feudo a sangre y fuego son los dioses. No los hombres. Y los hombres se ven arrastrados por la mítica y la mística que sus respectivos dioses les imponen. Y no hay nada qué hacer. Donde manda capitán, no gobierna marinero. Donde reina el altísimo, no rige el feligrés.

Es la guerra de los dioses. En la antigua Judea, en la antigua Palestina, en la antigua Israel, en la antigua Fenicia, en la antigua Canaán, las guerras se han sucedido durante milenios, de manera interminable. Tan pegadas que podríamos hablar de una sola guerra. La guerra eterna.

Dicen que no es ahí exactamente el lugar elegido para dar origen al hombre. Aseguran los antropólogos que es muy cerquita, en el cuerno de África, en el actual resort de los piratas. Pero hay que atravesar el Mar Rojo. Lo que sí es seguro es que es ahí donde nace la civilización. Valiente civilización. Quién sabe quién fue el primero que decidió cruzar el canal de Suez, que aún no existía, y estacionarse por allá. ¿Qué le gustó, qué le convino, qué lo inmovilizó? Pero pinche idea, me cae.

A lo mejor, también, tiene que ver el que es el punto de confluencia de los tres continentes. Los únicos tres que existían hasta anteayer. Pero así que diga uno qué tanta geografía sabían aquellos hombres y qué tan precisos mapas habían elaborado, pos no. Pero la geografía y la historia tienen su propia dinámica y sus propios misterios.

He ahí un término clave: misterio. En el Oriente Medio habita un misterio. Un misterio clave. La cantidad de masacres terroríficas, inverosímiles, que han ido teniendo lugar en ese paisaje agobiante, en nombre del misterio, es estremecedora. El antiguo testamento describe muchas, pero muchas más se le barrieron, por antiguas, y otras muchas ocurrieron después.

El número de pueblos que han pasado por esas colinas, en el fondo del fondo del Mediterráneo, también es innumerable. Ni crea que voy a intentar una lista, ni que fuera parcial. Es inabordable. Y todos llegaban a partirles la madre a los que ya estaban ahí. ¿Por qué? ¿Qué disputaban? Ni ellos mismos lo sabían. El misterio.

De los últimos en llegar fueron los árabes, en el siglo VII de nuestra era. Después irrumpieron Alejandro Magno, Eduardo VII de Inglaterra y George W. Bush. Entre otros. Los musulmanes, que todavía no sabían que eran musulmanes, se asentaron. Matando a quien se les ponía enfrente. Y dejándose matar, también digámoslo, por el que, al ponérseles enfrente, resultaba más fuerte que ellos. A fin de cuentas, sin embargo, establecieron su hegemonía. Los árabes no sólo conquistaron, colonizaron.

Había ahí, sin embargo, un problema que ellos desconocían y que no había manera que conocieran. Los judíos. Ellos habían sido expulsados de su tierra, mil años antes, por Nabucodonosor II, el babilonio. Fue la primera diáspora. Muchos mosaicos se propusieron y lograron quedarse, sin embargo, la segunda se produjo en el año 70 de nuestra era, ante la represión atroz que desencadenó el general y futuro emperador romano Tito. La tercera tuvo lugar 60 años más tarde, cuando fue ahogada en sangre la rebelión de Bar Kojba, de los hebreos rejegos que permanecían ahí.

La cosa es que los judíos no se disolvieron en las naciones a las que fueron llegando, como hacen todos los migrantes decentes. Ellos no. No se desnaturalizaron y permanecieron judíos. Milenios enteros. Con sus costumbres, su religión, incluso sus hábitos culinarios y vestimentarios. Eso no estaba previsto. No hay precedente histórico de algo así. A no ser el de los gitanos, pero ya es otra historia. Y otro misterio.

Lo peor de todo, sin embargo, es que los judíos querían regresar a esa pinche tierra estéril, buena para nada. A la que ellos consideraban, dos mil años después, su tierra. Así se los ordenaba, por lo visto, Jehová.

Y regresaron. De qué manera regresaron. Gracias a Hitler. Gracias a la bestialidad del holocausto, las naciones del mundo se proponen encontrar una solución final (término nazi) a la cuestión judía. En 1947, la flamante ONU decide la creación del Estado de Israel en la antigua Judea, dividiendo la antigua colonia británica, Jordania, en dos partes: una árabe, la actual Jordania, y otra judía, el actual Israel.

Ello provoca un desaguisado. No podía ser de otra manera. La creación de todo Estado es sangrienta. En la gestación de todo ser humano existe una cogida. Y en la de todo país, también. En la génesis de cualquier país hay los cuatro líquidos esenciales: sangre, sudor, lágrimas y semen.

Del flamante Estado israelí no se corre a nadie ni se expropia nada. De hecho, actualmente, cerca de 20% de la población de Israel es árabe. Pero les cambian la jugada. Y Alá les prohíbe que se instalen ahí los herejes. Muchos, por ello, se van, por propia decisión. Otros se quedan, y hoy, contrariamente a los que nos sirven las versiones maniqueas, sostienen una convivencia armónica con los judíos. Unos van a comprar a la recaudería del otro y el otro toma café apaciblemente en el bar del uno.

Pero el conflicto está armado. Si los dejaran solos, seguro se entendían. A pesar de los dioses. Pero no. Ahí están los game masters, el poder mundial, los señores del capital, que atizan el fuego y amarran navajas. Quién sabe por qué y para qué. No es como Irak, manantial de oro negro. Allí no. No van a sacar nada, más que sangre y dominio. Criterios estratégicos que a nosotros se nos escapan, a pesar de Alfredo Jalife.

La cuestión, una de las facetas de la cuestión, es que los árabes actuales se erigen como racistas, como nazis elevados al cubo. No solamente hay que echar a los judíos al mar, sino que hay que exterminarlos de la faz de la Tierra. Goebbels, desde el purgatorio, los envidia. La Carta de la organización Hamas pone los pelos de punta. Afirma que los judíos son los culpables de todos los males sobre la Tierra. De guerras, hambrunas, enfermedades y crisis. De todas. Hay que aniquilarlos. Como al bacilo del cólera. Como al demonio, que no existe en el Corán.

Le acabo de decir que hay muchos árabes que viven en Israel. Es impensable, del todo, que un judío viva en un país árabe. La sola idea mueve a risa. Aunque el judío en cuestión sea pro árabe. Que los hay y muchos. En Israel hay a cada rato manifestaciones pro Palestina. Pensar en el recíproco provoca ya no risa, sino hilaridad incontenible. Cuando no lágrimas.

Soy ferviente partidario de la libertad y la independencia del pueblo palestino. Que ni qué. Pero no voy a dejar de creer que los judíos tienen el mismo derecho a defender la tierra que consideran suya. Y que como tal han trabajado. La tierra es de quien la trabaja, dijo un ranchero cercano a mi corazón. Y la arena también. Y un territorio rodeado de enemigos enrabiados no es, créame, una situación fácil.

Pa’ acabarla de amolar, por ahí están también los cristianos, los entrañables maronitas del Líbano y los coptos de Egipto, nomás mirando. A ver a qué hora les toca. Les vuelve a tocar. En fin. Ese nudo, a pesar de lo que dice la topología, no tiene solución. No es que no haya a quién irle. Es que le va uno a todos. Si es la guerra de los dioses, que la resuelvan los dioses. Pero, por lo visto, no quieren. Les gusta, a los tres, la sangre.

Hacer una pausa

Javier Corral Jurado
Profesor de la FCPyS de la UNAM
El Universal

Las postrimerías de 2008 nos conducen a pensar en un balance necesario de nuestras vidas y a reflexionar sobre nuestra vida en comunidad. Del ejercicio personal habría que recordar a George Steiner cuando afirma que “el pensamiento es inmediato sólo para sí mismo”, y ahí cada quien tendrá los resultados de sus acciones y omisiones en la medida que tenga el valor de descender a las carencias y a las insuficiencias personales, a quien realmente le interese reconocer su obra personal en la vida. Pero de ese ejercicio singular puede sobrevenir una reflexión colectiva, capaz de cambiar al mundo en sus malas maneras.

El hombre de nuestro tiempo debiera detenerse con más frecuencia para pensar en la forma que está resolviendo su vida y, con su actuar, la de los demás. Si estamos o no haciendo las cosas bien, con relación a la mismísima sustentabilidad del planeta que habitamos.

De estos seres humanos, pienso, los que se dedican preferentemente a la política debieran tener como otro de los imperativos estratégicos hacer un receso para generar un momento retrospectivo. Pero entre ellos no es un proceso frecuente, porque pensar retrospectivamente conduce a hacer una pausa, detener por un momento los elementos que constituyen la base de control y autoridad a nuestro alcance, de poder y significación. Y pausar tiene la aberrante connotación en la disputa por el poder, de generar un vacío. Luego aplican como dogma, la máxima de que en política no hay vacíos, porque alguien los llena. Y en ese torbellino que es el quehacer público, gana la acción apresurada sobre la meditación, y no se pueden parar un momento.

El hombre diario, el hombre en general, no se detiene. Lo que es peor, vivimos el frenesí de la velocidad en todo, y así como en el mundo de la tecnología de la comunicación cada día tenemos más información pero sabemos menos, la aceleración no nos está funcionando para llegar puntuales a nuestros destinos, sino que tiene accidentado al planeta; la mayoría de la humanidad está herida por el hambre, la ignorancia, la insalubridad y la guerra. Mil 400 millones de personas viven en extrema pobreza.

Sólo en este año se nos juntaron cuatro crisis mundiales —la ambiental, la alimentaria, la energética y la financiera— y a nuestro país lo sacuden la inseguridad y la violencia criminal del narcotráfico. He pensado en esto los últimos días de 2008, movido por una singular convocatoria que me dejó girando: me invitó el cineasta Alfonso Cuarón a la casa de mi querida y admirada Denise Dresser para hablarnos a un grupo multidisciplinario de la importancia de pausar. Cuarón tiene clarísimo el potencial que significa esa acción en la transformación de la faz de la Tierra, exactamente como tiene el conocimiento para hacernos del cine un instrumento de elevación humana. Esperemos que pronto se concrete el proyecto que sólo él puede anunciar.

Lo importante es dar cabida a la pausa como espacio para la reflexión en el destino de nuestra vida y de nuestro prójimo. Hacerlo de manera tranquila o al menos apaciguados. Como lo recomienda la Desiderata poética: “Camina plácido entre el ruido y la prisa, y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio”. Es menester formularnos muchas preguntas, cada quien de su entorno y en sus responsabilidades. ¿Cómo estamos haciendo las cosas como personas, como ciudadanos? ¿Hacia dónde se conduce el concepto de familia? ¿Todavía hay patria? ¿De qué manera se comportan los gobernantes? ¿A qué intereses sirve el gobierno? ¿Hacia dónde camina la política de los partidos? ¿Cuál es la misión de las iglesias? ¿Qué tanto están educando los maestros? ¿Cómo realizan los médicos su vocación frente a los enfermos? ¿Qué relación tienen los comunicadores con sus auditorios?

Si, de acuerdo con Oscar Wilde, el vicio supremo de la conducta humana es la superficialidad, no habría peor rostro de ella que la mera contemplación del tiempo que transcurre, sobre todo del tiempo perdido, sin un balance real. Y en México hemos perdido enormes oportunidades este año frente a lo que podríamos ser como nación.

Auscultemos, pues, un poco ese transcurrir anual que se acaba; y reflexionemos también, como escribió el enorme Sándor Márai en La hermana, la novela que le siguió a El último encuentro, “sobre la curiosa indiferencia con que el destino regula nuestras vidas”.

diciembre 28, 2008

'Hogaño antaño' por Paco Calderón

2009: ¿Hacia Somalia o hacia Noruega?

Pascal Beltrán del Río
Bitácora del director
Excélsior

El gran reto para la sociedad mexicana en 2009 será mantener la viabilidad del Estado.

Escribo sociedad a propósito, porque éste no es un problema que ataña únicamente al gobierno federal y a las autoridades locales.

No es exageración decir que la nave en la que vamos todos —gobernantes y gobernados— ha tomado peligrosamente el rumbo de las cataratas por las que han desaparecido los Estados fallidos.

No estamos a punto de caer, pero la corriente nos jala hacia Somalia y no hacia Noruega, los extremos de la lista de naciones sustentables que publica anualmente la organización no gubernamental The Fund for Peace.

En la más reciente edición de ese listado, México aparece prácticamente a la mitad del camino (en el lugar 105 de 177), pero no deja de llamar la atención que nos superen países como Albania, Sudáfrica y Rumanía, tres naciones cuyas transiciones democráticas han sido mucho más complicadas que la nuestra.

No da gusto afirmarlo, pero sería engañoso negar que la viabilidad del Estado mexicano está en entredicho.

La situación actual no condena a todo el país a la desesperanza, pero se puede sostener que el margen para la inacción o las equivocaciones se ha reducido de manera dramática.

Hoy está en duda que el Estado mexicano pueda mantener su monopolio legal en el cobro de impuestos, la aplicación de la justicia y el uso de la fuerza. También lo está su capacidad de dotar de servicios básicos a su población, de garantizarle oportunidades para acceder a un nivel de vida con satisfactores mínimos y esperanza de desarrollo en lo material y lo intelectual, así como de procurarle un entorno saludable y seguro.

Se necesita un cambio de rumbo: legislar en busca de instituciones más sólidas y el reforzamiento del imperio de la ley; programar el presupuesto con base en planes diseñados con criterios científicos y no electorales, que respondan a las necesidades del país y al contexto internacional, y aplicar el gasto público con honradez y precisión.

Eso es lo que han hecho los noruegos, quienes hace algunas décadas eran el vecino pobre de Escandinavia y hoy tienen el mejor país para vivir. En cambio, Somalia, independiente hacia medio siglo, no apostó nunca por la creación de instituciones, y desde 1991 vive un desgarramiento social que la aleja de cualquier concepción de Estado.

A nivel internacional, se utiliza una combinación de indicadores económicos, sociales y ambientales para medir si un Estado es sustentable.

Sería bueno reconocer que, en todos ellos, México tiene problemas estructurales que requieren de políticas públicas para ser corregidos. Es decir, no podemos aspirar a que una mano invisible —sea la del mercado o cualquier otra— venga a resolverlos.

He aquí una lista de algunos de nuestros mayores desafíos:

Población: Se ha frenado la explosión demográfica, que dificulta la capacidad del Estado de dotar de servicios a los nuevos mexicanos, pero seguimos enfrentando varios problemas en este terreno. Entre ellos, la alta densidad poblacional en algunas zonas del país. Cinco áreas metropolitanas —México, Guadalajara, Monterrey, Puebla y Toluca— concentran la tercera parte de la población, mientras que una cuarta parte de ella habita en caseríos dispersos a lo largo del territorio mexicano.

Seguridad: Llevamos 90 años de un modelo policiaco fallido que ahora está en franca crisis. Desde que el presidente Venustiano Carranza separó, por razones políticas, a las policías en preventiva y judicial, la corrupción se implantó en nuestros cuerpos de seguridad y procuración de justicia. A diferencia de otros países en transición democrática, esos organismos se mantuvieron casi inalterados y altamente dependientes de los cuadros formados en el autoritarismo.

Hemos encargado a las Fuerzas Armadas una tarea que no les corresponde: combatir a la delincuencia organizada. Esto las ha puesto en riesgo, como demuestran los hechos recientes de Chilpancingo, y ha colocado al resto de los mexicanos en un peligroso predicamento: no tenemos policías confiables, así que hay que encargar su trabajo a los militares, pero, después de éstos, nadie queda para hacer frente a una delincuencia que está cada vez más presente en la vida pública, desde los campeonatos de futbol hasta los concursos de belleza.

Estado de derecho: la corrupción y la ineficacia de las policías han dado lugar a una impunidad que rebasa el 98 por ciento. Eso hace que el crimen sea un negocio rentable y manda un mensaje ominoso: ¿Para qué arriesgar en una actividad productiva, como profesionista o como empresario, si ser delincuente paga más?

Además, existe la impresión extendida de que no hay problema legal que no se arregle con dinero, con lo cual la ley se vuelve un instrumento gelatinoso que sirve para castigar únicamente al pobre y al tonto, en lugar de ser una base de certeza para la convivencia social.

Ecología: Hemos depredado el medio ambiente en niveles alarmantes. El problema está en todos los estratos sociales y lo aceitan la indolencia y la corrupción. La mayoría de nuestras cuencas acuíferas está contaminada. Las cañadas son depósitos de basura. Los bosques y selvas se arrasan en aras del beneficio y la ganancia inmediatos. Los cauces de ríos se fraccionan y se venden. Los manglares desaparecen para dar lugar a desarrollos turísticos o inmobiliarios de dudoso beneficio social.

Economía: Nuestro país es uno de los más desiguales. El 10% más privilegiado de la población posee 37% de la toda riqueza, mientras el 10% más pobre sólo posee 1.2 por ciento. No hay nada en el panorama que nos indique que esa diferencia se irá cerrando. Al contrario, la falta de oportunidades para los mexicanos más desfavorecidos y las brechas educativa y tecnológica apuntan a una mayor separación.

Aunado a eso, la acción de los mexicanos emprendedores se topa con la cerrazón de quienes luchan por implantar o mantener privilegios monopólicos. Que la competencia se dé entre los bueyes de mi compadre, opinan esos defensores del proteccionismo. Aquí, que sólo mis chicharrones truenen.

Mis deseos para 2009 —un año de crisis económica internacional que puede exacerbar todos nuestros males— son que el país comience a remontar algunas de esas situaciones, producto de décadas de desidia, corrupción, errores y dejadez.

Para navegar hacia Somalia, basta con no hacer nada y dejar que la corriente nos siga arrastrando. En cambio, para ir hacia Noruega, todos tendremos que remar, y fuerte. ¿Hacia dónde queremos ir?

2008: Año en que los humanos se jugaron su futuro

Luis Manuel Guerra
quimicoguerra@quimicoguerra.com
La Crónica de Hoy

Primera Parte

Escribo este artículo desde Big Bear, en la Sierra Nevada de California, en las Montañas de San Bernardino en un lugar maravilloso en donde el ser humano ha tenido la sabiduría de desarrollarse en armonía con la Naturaleza, y en donde la paz y los maravillosos paisajes entre la nieve y árboles bi-y tricentenarios, ponderosas, cedros blancos, oyameles, le permiten a uno reflexionar acerca de nuestro papel en la vida.

En donde la cálida hospitalidad de Vicky y Steve Durand, ella mexicana, él californiano oriundo de estos bosques majestuosos y amante de nuestro México, le refrenda a nuestro espíritu la convicción de que encontrando un propósito común en el amor a la vida, los humanos resolveremos los grandes problemas que estamos empezando a enfrentar en el 2009.

Pues se nos fue el 2008, querida y querido lector, como en un suspiro. Hicimos los humanos del 2008 un año turbulento, angustioso, violento, incierto: seguimos inmersos en guerras fútiles, primitivas "para ganarle la partida al otro", presenciamos el sacudimiento de las finanzas mundiales por la especulación avariciosa, sin límites, de los que persiguen el vellocino de oro sin pensar ni el futuro ni en los demás, sino sólo en ellos aquí y ahora.

Henry Kissinger, diplomático Premio Nobel de la Paz, escribe en el último número de The Economist : "El evento más importante del 2009 será sin duda la transformación del llamado Consenso de Washington, que estableció que las reglas del mercado estaban por encima de las fronteras nacionales.

Tanto la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario Internacional, como el Banco Mundial defendieron este sistema globalmente. Las crisis financieras periódicas fueron siempre interpretadas por estos organismos no como señales de alarma de los que le podía suceder a las naciones industrializadas, sino como aberraciones del mundo en vías de desarrollo que debían corregirse con astringencia doméstica, una política que las naciones avanzadas no estuvieron dispuestas a aplicar en ellas mismas al requerirse cuando fue necesario.

La ausencia de auto-restricción incentivó una especulación cuya sofisticación creciente sólo fue igualada por una falta masiva de transparencia. Un periodo sin paralelo de crecimiento económico siguió, pero junto con él la ilusión de que un sistema económico se podía sostener a sí mismo indefinidamente a través de la adquisición de deuda.

En realidad, un país podría vivir en tal forma de abundancia sólo mientras el resto del mundo mantuviera la confianza en sus recetas económicas. Este periodo ha terminado ahora. Cualquier sistema económico, pero especialmente una economía de mercado, produce ganadores y perdedores (como en la Naturaleza).

Si la brecha entre ambos se hace demasiado grande, los perdedores se organizarán políticamente entre ellos para modificar el sistema, tanto dentro de sus propias naciones como entre ellas. Este será el tema principal del 2009. Para el medio ambiente esto tiene una importancia extraordinaria: El gran reto que enfrentamos los humanos para redefinir nuestra relación con la Naturaleza y garantizarnos un futuro puede pasar fácilmente a un segundo plano debido a la crisis financiera: Curioso el ser humano, —los dineros siempre han sido y serán más importantes que cualquier otra cosa—aunque en el proceso ponga en riesgo su propia existencia.

Pero en vez de condenar esta actitud, diciendo: "qué malos los especuladores y los gobiernos laxos e injustos" lo invito, querida, querido lector, a pensar en categorías más sabias y productivas: así como los humanos luchamos por el dinero a toda costa, los seres vivos no humanos luchan por su territorio y por los recursos para sobrevivir a toda costa. La gran diferencia es que nosotros no tenemos ninguna regulación natural para evitar abusos, y precisamente eso es lo que tenemos que crear a través de nuestra inteligencia y recursividad.

Debemos crear un sistema económico igualitario que impida los abusos. En nuestro país existen grandes empresas mexicanas que desde hace décadas prácticamente no pagan impuestos o hacen hasta lo imposible por pagar lo menos posible, sin tomar en cuenta que con esa actitud debilitan al mismo Estado al que le exigen que las proteja.

Y la recursividad nos va a permitir salir de la crisis precisamente a través del cuidado del medio ambiente. El año más importante para el combate al Cambio Climático desde 1997 en el que se estableció el Protocolo de Kyoto será el 2009: el primer período de este instrumento fenece en el 2012. El acuerdo para reemplazarlo deberá estar terminado para la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático que tendrá lugar en Copenhagen, Dinamarca, del 30 de noviembre al 11 de diciembre del 2009. Este acuerdo tiene que tener sustancia y no ser únicamente un acuerdo para guardar las apariencias diciendo que el problema debe ser atacado.

El mundo desarrollado, especialmente los Estados Unidos, deben comprometerse a reducciones de sus emisiones de carbono legalmente vinculantes para el segundo periodo de Kyoto, del 2012 al 2016, y aún más allá de este periodo. Pero también es cierto que los grandes emisores del mundo en vías de desarrollo como China, deben comprometerse a cumplir con obligaciones sustanciales, si no reducciones amplias que engloben a todos los sectores de su economía, pero sí a metas intensivas en carbono, como por ejemplo reducción de emisiones de carbono por unidad de Producto Interno Bruto.

El mundo afluente, que ha sido responsable de la mayor parte de las emisiones hasta ahora y que reconoce que debe pagar por eso, debe encontrar también la forma de transferir recursos a los países emergentes, China, India, Rusia, Brasil, Indonesia, Sudáfrica y México, para que éstos puedan financiar sus propias reducciones de carbono.

El Mecanismo de Desarrollo Limpio, MDL, que quedó establecido en Kyoto para permitir a los países ricos comprar créditos de carbón de los países pobres que hayan reducido sus emisiones, hace precisamente eso: transferir recursos para reducir emisiones, pero probablemente no es lo suficientemente robusto para hacer este trabajo en la escala necesaria para el reto que enfrentamos.

Pero existen signos positivos en el horizonte: Mientras escribo este artículo, veo en el periódico la noticia de fin de año de que sólo en este año, y sólo en California, se han instalado 133 megawatts fotovoltaicos en hogares, escuelas y comercios en este estado, (suficientes para alimentar a 18,000 usuarios) y que la Legislatura local ha determinado que para el año 2018, dentro de diez años, deberá haber por lo menos un millón de techos fotovoltaicos en el estado, suficientes para producir 3,000 megawatts y desconectar cinco grandes termoeléctricas.

Leo también acerca de un joven empresario de Palo Alto, Shai Agasssi (no más de 28 años de edad), que presentó esta semana su proyecto "Auto 2.0" para cambiar el mundo a través de una red mundial de autos eléctricos. Ya ha conseguido 200 millones de dólares para su empresa "Un lugar mejor" y ha firmado convenios con la municipalidad de San Francisco, el estado de Hawai, los gobiernos de Israel, Dinamarca y Australia. Retos tenemos, sí, capacidad para resolverlos, por supuesto.

Feliz (y ecológico) Año Nuevo.

Te invito a ver hoy el programa de televisión Vida Verde que presenta precisamente esta capacidad de resolver problemas. Es por el canal 416 de cablevisión a las 11 de la mañana.

No queremos realidades, ¡sino promesas!

Jean Meyer
Profesor investigador del CIDE
jean.meyer@cide.edu
El Universal

Queremos promesas porque las realidades, que se deban a las acciones o a las omisiones humanas, colectivas y personales, son bastante pesadas. Veamos un breve inventario de las cuentas pendientes que 2008 pasa a 2009.

Primero, la crisis económica mundial que algunos vieron venir desde 1997 y 1998 cuando reventó la burbuja de los .com y, ciertamente, el año pasado cuando empezó el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. No hay mal que por bien no venga: recuerdo que hace unos meses alguien escribió que para salvar al planeta necesitamos una “pequeña recesión”. Y es que crecer y crecer como meta universal tiene algo de suicida, ¿o no? No es demasiado tarde para empezar las obras de reparación, desde la reforma del sistema financiero mundial, como pide Paul Krugman, el Nobel de Economía, hasta una revolucionaria estrategia energética: que México dé el ejemplo y piense más allá de sus hidrocarburos, que enfrente la reflexión sobre lo nuclear, por ejemplo, y se dote de una red ferrocarrilera moderna, tanto para el transporte de las mercancías como de las personas.

Segundo: la actividad criminal del narcotráfico nos encuentra de nuevo en primera línea, si bien es un problema mundial, en el que producción y consumo, distribución, venta y blanqueamiento del dinero implican millones, decenas de millones de personas, pobres y ricas, y de empresas comerciales, industriales, financieras.

El narco ha permeado nuestras instituciones políticas y administrativas, la justicia y la seguridad, desde abajo hasta arriba; la actividad de nuestros sicarios ha costado, cifras oficiales, cerca de 6 mil vidas y ha invadido el país vecino, puesto que el gobierno de Guatemala ha declarado que nuestro cártel del Golfo controla todo el departamento de Huehuetenango. ¿Estaremos reconstituyendo el imperio mexicano del tiempo de Iturbide, conquistando a toda Centroamérica? ¡Qué orgullo!

En el campo internacional los riesgos son grandes y evidentes. Como hace cinco años, Paquistán e India, dos potencias nucleares, se encuentran en una peligrosa tensión, después de los atentados perpetrados en Bombay/Mumbay por un comando islamista paquistaní; que la organización terrorista que montó la operación esté prohibida y condenada por Karachi, desde 2002, no basta para calmar el juego. Además, Paquistán, atrapado en el conflicto afgano, está al borde del colapso y el caos; su ruina tendría consecuencias incalculables en Asia.

La guerra de Afganistán es uno de los tantos conflictos interminables, como la de Irak, la guerra en Sri Lanka entre los Tigres Tamules y el gobierno, las guerras que se suceden sin parar en el gigantesco Congo, corazón de África, en Sudán con el Darfur que implica a los países vecinos, empezando por Chad; la guerrilla kurda repunta en el sureste de Turquía y conecta con Irak; al norte de Turquía el Cáucaso es un polvorín que afecta Armenia, Azerbaidzhan, Georgia, Rusia y sus pequeñas repúblicas autónomas. No se puede olvidar la disputa geopolítica con potencial destructivo mayor que es la cuestión palestina que implica, además de israelíes y palestinos, Irán, Siria, Líbano y todo el Medio Oriente. La bomba de tiempo sigue con su tic-tac…

Un tic-tac que nos lleva a mencionar la proliferación de las armas nucleares y demás de destrucción masiva, grandes o miniaturizadas, que comprará, algún día, el narco o algún dictador. El terrorismo, puramente político, de corte nacionalista y étnico, va a la par con el terrorismo político-religioso y ambos han tejido lazos sustanciales con el narcotráfico y todos tipos de actividades criminales.

La solución a todo lo enumerado hasta ahora depende de nosotros, de nuestros gobiernos, pero ¿podemos hacer algo para parar el recalentamiento del planeta o sólo podremos adaptarnos a sus efectos? Peor tantito, ¿cómo, si no poner fin, a lo menos frenar la “sexta extinción” de toda forma de vida, vegetal, animal, microorgánica, que nuestro “desarrollo” explosivo ha puesto en marcha? Afrontar todos estos problemas no resueltos necesita inteligencia y voluntad; necesita sentido común, pero, para obtener resultados debemos formar un verdadero “nosotros” a dos niveles, un “nosotros los mexicanos” y un “nosotros global”, puesto que tenemos una sola Tierra, como lo demuestra el incesante flujo migratorio que transforma el mundo de sur a norte y de oriente a poniente.

Mi meta en ese último artículo del año no es suscitar la angustia, sino ver la realidad de frente para formular, para exigir promesas que puedan mejorar nuestro mundo. ¡Feliz Año!

2008 fue un gran año en ciencia

Luis González de Alba
Se descubrió que...
Milenio

A 25 años del descubrimiento del VIH, el virus que produce el sida, podemos afirmar que nunca supimos tanto de un organismo tan pequeño. Las últimas noticias, publicadas en Cell Press de enero por la Escuela de Medicina de Harvard, muestran un inesperado talón de Aquiles del virus. Al VIH le bastan nueve genes que codifican 15 proteínas. Ese mínimo equipo genético es su mayor debilidad, pues debe tomar diversas proteínas humanas que no puede producir. Esas proteínas “podrían representar poderosas metas terapéuticas”, señala la nota de Harvard en línea.

El equipo de investigadores ha identificado 273 proteínas humanas necesarias para que el VIH logre propagarse, señala Science Express del 10 de enero. Los hallazgos parecen resolver problemas enfrentados en la creación de una vacuna. La alta variabilidad de la cubierta del virus es uno de los mayores: se enmascara con moléculas de azúcar y así evita el ataque de los anticuerpos lanzados por las defensas corporales.

El nuevo estudio revela cómo el virus distrae el ataque inmune. El conocimiento de piezas clave en la membrana viral hará posibles terapias que permitan a los anticuerpos alcanzar el virus e impedir su fusión con la célula humana. El talón de Aquiles del virus está expuesto y resulta ideal para diseñar vacunas.

Cuántica

El viernes 29 de febrero, la revista Science dedicó una sección especial al extraño y maravilloso mundo de la física cuántica, la física del átomo y de sus componentes: ¿gases cuánticos?, ¿sólidos cuánticos, cristales, que se comportan como líquidos cuánticos? Todo ello con muy próximas aplicaciones industriales, pero ¿cuántos físicos tenemos que nos puedan explicar qué es eso? Serán los pilares de un futuro que ya llegó.

Por lo pronto, podemos conformarnos con la presentación hecha por Ian Osborne y Robert Coontz, titulada “Quantum Wonderland”. En breve, dicen que, como Alicia en su país de las maravillas, los físicos también tienen acceso a dos mundos: el clásico y el cuántico. En éste, los componentes de la materia dan origen a estados que no vemos en el mundo clásico. Allí las cosas se vuelven tan raras que es posible que “los objetos puedan estar en múltiples lugares a la vez”.

Los efectos cuánticos se usarán para construir chips de computadora con eficiencia ahora ni siquiera imaginable. La propiedad del mundo subatómico llamada “enlace”, por la que dos partículas separadas pueden afectarse una a la otra de forma instantánea, sin importar la distancia a que se encuentren, es uno de los efectos cuánticos con aplicaciones más asombrosas, desde la computación a la teleportación de objetos.

Superconducción

“Si pudieran existir superconductores a temperatura ambiente, la crisis mundial de energía estaría resuelta”, afirma X.H. Chen del Laboratorio Nacional Hefei para Física en Microescala de la Universidad de Ciencia y Tecnología en Anhui, China.

Investigadores de la Universidad Johns Hopkins en China han logrado importantes avances en el área de los recién descubiertos superconductores basados en hierro.

¿Y qué es un superconductor? Es un material que transporta corriente eléctrica sin fricción alguna. Como todos hemos constatado, los equipos eléctricos se calientan, a veces tanto que sus sistemas de seguridad los apagan. Ocurre así porque los circuitos eléctricos generan calor al oponer resistencia al paso de la electricidad. Hasta llamamos “resistencia” a un alambre enrollado que se calienta al rojo blanco y usamos como hornilla eléctrica.

Pero en un material superconductor la corriente eléctrica puede fluir por siempre en un circuito eléctrico. Usted enciende su compu, entra con eso electricidad, la desconecta … y la electricidad sigue girando allí por los siglos de los siglos. Pensemos en una fábrica, un alto horno para producir acero, y ocurre lo mismo: el horno, una vez cargados sus circuitos eléctricos, jamás vuelve a consumir electricidad, nomás la recircula.

Hidrógeno

En el universo no hay combustible más abundante que el hidrógeno, el más sencillo de los elementos, con un solo electrón por átomo, la expresión básica de la materia. Es un gas explosivo: perfecto para motores que se llaman, precisamente, de explosión, o de combustión interna.

Los motores ya existen y mueven autos que corren en pistas de prueba. Presentaban un problema serio: si una gasolinera es riesgosa, más lo será una surtidora de hidrógeno. Pero tenemos hidrógeno abundante en una molécula cuya fórmula todos conocemos y no estalla: H2O, agua. El agua simple tiene dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno en cada molécula. Un tanque lleno de agua es dos tercios de hidrógeno. El estallido de hidrógeno no produce gases residuales como ocurre con la gasolina, un compuesto de estructura con hidrógeno y carbono, de ahí el nombre hidro/carburos. Empleando hidrógeno del agua, lo único que sobra es oxígeno: autos que oxigenan la atmósfera. Eso.

diciembre 24, 2008

FELIZ 2008 - MEJOR 2009

Maris Bustamante
Centro de artes, humanidades y ciencias transdisciplinarias, Sociedad Civil (Cahctas,SC)
www.cahctas.org


Cahctas-México se dedicó a la edición 2008 del Seminario Permanente sobre Transdisciplinas, estuvo dedicada a explorar las relaciones y manifestaciones de las tecnologías, artes y ciencias con un enfoque transdisciplinario. Se realizó en el Desván de las Quimeras del Restaurante Fritz de la ciudad de México, y contó con la asistencia de aproximadamente 40 personas. Las sesiones de Marzo a Julio estuvieron a cargo de Manuel Zavala artista-fotógrafo y Director del Portal Artes e Historia (www.arts-history.mx), Juan José Díaz Infante artista y promotor hoy Director Suplente de Cahctas (www.altamiracave.com), Tania Aedo artista visual especializada en nuevas tecnologías; Javier Flores, médico especializado en Ciencias y Biofísica y divulgador de la ciencia, y José Luis García Nava, ingeniero, artista, profesor, especializado en arte transdisciplinario.

Se realizaron varias ediciones del Curso de Mercadotecnia y Arte imaginado y llevado a la práctica por Juan José Diaz Infante siempre con el apoyo de Efraín Parada y Magdalena Mas socios fundadores de Cahctas. "Nuevas Visiones" fue la repercusión de los cursos de Mercadotecnia donde se generó un proyecto guiado por Ernesto Navarrete y Ana Maria Casanueva. La Exposición Changos y Poetas y el Encuentro de Ciencia y Arte en el CNA fueron también firmados por Cahctas.

Fue un año lleno de éxitos y logros para nuestro centro que inició sus actividades en 2005, como lo será también el 2009 y como somos optimistas, creemos que incluso este año que viene será mucho mejor, ya que como hasta los políticos han podido comprobar, esta realidad ya cambió y las nuevas formas de pensar son ya un hecho indiscutible.

Precisamente, y estando como todos ustedes saben en la ciudad de San Francisco como la Fulbright Scholar 2008-2009 en la San Francisco State University, es que atendí una cita muy especial, accedí entrevistarme con el personaje con el que aparezco en la foto para explicarle de una vez por todas que es Cahctas, S.C. ya que recibió tal cantidad de cartas-deseos que lo llevaban a nuestro centro que necesitó enterarse.
Felices fiestas, y cuidémonos más que antes, que lo mejor está por venir….

'Asnos y bueyes' por Paco Calderón

2008: más negro que amarillo

Yuriria Sierra
Nudo Gordiano
Excélsior

Decir que este año, al que le quedan pocos días, fue el mayor dolor de cabeza para el PRD, es quedarnos cortos. No sólo por la cruda que aún cargan por el apoyo dado a los movimientos de su ex candidato presidencial. Solitos y tan políticamente torpes que hasta parecían gozosos de lo que hacían con su partido: destruirlo.

Este 2008 les pintó más negro que amarillo. Aunque con algunas excepciones, como Ruth Zavaleta, quien fue desdeñada por algunos de sus compañeros debido a que no se prestó a los juegos radicales que los han caracterizado, el PRD enfrentó su peor crisis desde su formación. El proceso interno que pretendía llevarlos, desde marzo, a nuevos rumbos, terminó en una disputa que los confrontó, los dividió y los evidenció como un partido conocedor de las usanzas de las que tanto criticaban a sus rivales políticos. Tuvieron que pasar meses, muchos, para que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación avalara los resultados de sus comicios internos. Los Chuchos, representados por Jesús Ortega, y Los Pejes, con Alejandro Encinas como candidato, terminaron por ubicarse cada uno en su esquina. Al conocerse el fallo del TEPJF, a Los Pejes no les quedó otra que aceptar su derrota. Los Chuchos terminaron por tomar posesión del partido hace casi un mes. Pero en el ínter, las diferencias que marcaron la división también vinieron cuando algunos quisieron hacer de la reforma energética su estandarte para mantenerse como defensores de las causas perdidas. El secuestro, de 17 días, que los perredistas miembros del Frente Amplio Progresista perpetraron al Congreso de la Unión, los puso en la tablita, porque intentando mostrar sensatez quedaron en ridículo cuando al mismo tiempo su elección interna era descalificada por sus mismos integrantes. Hablaban de acuerdos cuando no era posible sentar en la misma mesa a Jesús Ortega y Alejandro Encinas. Pero no todo fue oscuridad para algunos perredistas. Marcelo Ebrard se perfiló como el más presidenciable de todos, pues a raíz de los constantes golpes que recibió su gobierno logró esquivar algunos y otros le dejaron la menor cantidad de moretones posibles. Así fue el bombazo en avenida Chapultepec, que pudo haberle costado la vida a unos cuantos miembros de su equipo de trabajo. Tal como supimos, el estallido tenía como objetivo las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, a unas cuantas calles de dónde finalmente ocurrió. Investigaciones, conferencias y presos por estos hechos, le dieron a Ebrard su primera palomita en 2008.

Pero con el News Divine se sintió el primer sismo en el interior del gobierno capitalino. Un operativo pésimamente planeado, resultados que llegaron de la mano con esa mala planeación y que dejó luto en varias familias. Después de un intento para pasarse la bolita entre los chilangos y los federales, las cabezas de la seguridad pública de la capital cayeron. Joel Ortega salió de la SSP del DF en un ambiente similar al que vivió Ebrard en 2004. Aquí también hubo investigaciones, conferencia, presos y ceses por estos hechos, pero dejó un sabor agrio sin llegar a la reprobación. Además, desde hacía ya un tiempo, se anunciaba una (otra) confrontación con el gobierno federal. La cantadísima reforma energética, en la que el PRD tuvo una participación lamentable, puso en sus esquinas a ambos gobiernos. El compadrazgo que identificó a Ebrard con el opositor número uno de esta iniciativa federal, sí, sí, Andrés Manuel. Claro, con baches tan grandes como los que se encontraban en el ahora casi del todo renovado Circuito Interior. Ebrard no realizó bloqueos, pero sí una encuesta con la misma calidad de un chismógrafo escolar, aunque siempre marcó su distancia con las acciones realizadas por el Frente Amplio Progresista. Esto tal vez no fue palomita para el gobierno del DF, pero sí para la carrera política de Ebrard, ya que tiene la meta puesta en 2012. El divorcio político que poco a poco ha vivido con quien fuera su carnal lo ubica como uno de los presidenciables. Una separación que se hizo más evidente cuando, por segunda vez, la primera a raíz del caso News Divine, Marcelo reconoció como tal al Presidente de la República. El Consejo Nacional de Seguridad, realizado en Palacio Nacional, lo sentó junto a Calderón para discutir y acordar, para hablar y reconocer fallas y aciertos en materia de seguridad pública.

Un encuentro que, a pesar de la expectativa, no dio nota per se, algo que sí fue una paloma a favor de ambos. Y cerrando el año con una precisa participación ese trágico 4 de noviembre, Ebrard se convirtió en la primer autoridad de todo el país en estar en el lugar donde se estrelló el Learjet en el que viajaban Juan Camilo Mouriño y José Luis Santiago Vasconcelos: Fue el primero en hacerse cargo de la situación de manera real y dar la cara cuando se sentía, a primera impresión, a un gobierno federal que no tenía certeza de nada. El resto de los perredistas, ya sin algunos de mala leche como Fernández Noroña, quien se fue para dar “apoyo” a la Coalición pirata PT- Convergencia, iniciaron la nueva etapa del partido con una campaña mediática donde piden perdón por sus errores y abogan por una nueva oportunidad. Esto les da un halo amarillo a toda la estela oscura que los envolvió durante este, su año más negro de todos.

Pendientes electorales

Lorenzo Córdova Vianello
Investigador y profesor de la UNAM
El Universal

El año que termina fue de una intensa actividad legislativa en materia electoral. Como consecuencia de la reforma constitucional de noviembre de 2007, seis ordenamientos legales fueron modificados en este año: el Cofipe, en enero; la Ley Orgánica del Congreso, en abril; y la Ley de Instituciones de Crédito, el Código Fiscal de la Federación, la Ley Orgánica del Poder Judicial y la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, en junio.

Se trató de cambios que permitieron dar operatividad a muchas de las nuevas reglas establecidas en la Constitución. Sin embargo, como ya hemos señalado en este espacio, se trató de una reforma legislativa a medias. Son muchas y delicadas las modificaciones legales que se quedaron en el tintero, lo que ha provocado que las autoridades electorales tengan que enfrentar el proceso comicial de 2009 con herramientas jurídicas, en ocasiones, insuficientes.

La última prueba de ello la acabamos de ver en la sesión del Consejo General del IFE del pasado lunes, cuando se declararon infundadas o se sobreseyeron la mayoría de las 171 denuncias que durante este año han sido presentadas por presuntas violaciones a la nueva prohibición constitucional (artículo 134) para que funcionarios públicos personalicen la propaganda gubernamental.

No pretendo ahora entrar al mérito de las razones específicas por las que el IFE tomó esa decisión, tampoco discutir la cuestionable —por decir lo menos— decisión de haber pretendido reglamentar directamente el texto constitucional supliendo así la tarea del legislador; sino meramente señalar que estamos ante uno de los casos en los que el IFE tiene que trabajar con herramientas legales insuficientes por las omisiones del Congreso.

Vale la pena recordar los grandes pendientes legislativos en esta materia:

1. Modificar las leyes de responsabilidades de los servidores públicos para hacer plenamente vigentes las prohibiciones —y las sanciones— que en materia de propaganda gubernamental establece la Constitución.

2. Adecuar la Ley de Radio y Televisión para que las obligaciones, prohibiciones y sanciones que la legislación electoral establece para los concesionarios y permisionarios se vean reflejadas también en la ley específica que los regula.

3. Crear la Ley del Derecho de Réplica para que esa garantía consagrada en el artículo sexto de la Constitución tenga plena vigencia y aplicación y deje de ser, como hasta ahora, letra muerta.

4. Adecuar las normas penales para dotar de plena autonomía a la Fepade y para introducir un catálogo de nuevos tipos penales en materia electoral que refleje el nuevo tipo de conductas delictivas que imponen los tiempos que corren (la última modificación al Código Penal en esta materia data de 1996), sobre todo en materia de financiamiento a los partidos políticos y de medios de comunicación.

Me hago cargo de que se trata de reformas complejas y que implican, en muchos casos, confrontar el poder siempre presente y amenazante de los intereses mediáticos. Eso complica las cosas, pero resulta indispensable terminar el trabajo iniciado con la reforma constitucional.

Creo que jurídicamente el Congreso aún podría hacerse cargo de esos pendientes antes de la elección con el argumento de que no se trata de modificaciones fundamentales a leyes electorales (prohibidas durante los procesos comiciales por el artículo 105 constitucional), sino a leyes no electorales, dotando así, sobre la marcha, a las autoridades en esta materia de instrumentos normativos acabados para cumplir a cabalidad sus atribuciones. Pero tal vez eso no pase de ser un mero deseo navideño e implique pedirle peras al olmo… ya veremos.

diciembre 23, 2008

'The new world order' por Paco Calderón

Todas las desventajas y ningún provecho

Román Revueltas Retes
revueltas@mac.com
Interludio
Milenio

La deflación –es decir, la tendencia a la baja de los precios—es la bestia negra de los economistas. Ellos saben de lo que hablan, desde luego, pero ya quisiera yo que tuviéramos tales preocupaciones en este país. Porque, mientras que a los responsables políticos del mundo desarrollado les parece preocupante que el kilo de patatas vaya a costar en marzo menos de lo que vale ahora en diciembre, el consumidor mexicano teme que su magro salario actual no le alcance siquiera para comprar frijoles y tortillas al concluir la cuesta de enero.

La economía es la menos exacta de las ciencias aunque sus efectos son perfectamente palpables en la vida diaria de la gente. En mi perra vida he experimentado bajada alguna de precios pero, por alguna extraña maldición, siempre he comprado caro y tenido que vender barato. Mi ex coche, por ejemplo, me costó un ojo de la cara. Sin embargo, cuando llegó el momento de colocarlo en el mercado de autos de ocasión, permaneció meses enteros varado en la tienda, sin comprador; al final, no me quedó más remedio que rematarlo a precio de rebajas. Nunca, por el contrario, he obtenido beneficios ni plusvalías porque cada vez que he intentado deshacerme de un bien, los adquirientes han brillado por su ausencia.

Cómo me gustaría que viviéramos en un país normal, es decir, un territorio sujeto a las implacables leyes del mercado en vez de tener que afrontar las extrañísimas circunstancias de la economía mexicana: aquí, si el consumo baja, los precios suben; y, si la inflación es reducida, los intereses bancarios son elevados. Tenemos el crecimiento económico del Primer Mundo y la desigualdad social de los países más pobres; somos productores de petróleo pero importamos gasolina; pagamos sueldos de miseria y nuestra competitividad es muy mediocre; nos cobran impuestos altísimos y nos devuelven baches y policías corruptos.

Ya viene la Navidad. Una probadita de deflación no sería tan mal regalo. Digo.

Una Navidad sin tregua

Alberto Aziz Nassif
aziz@ciesas.edu.mx
Investigador del CIESAS
El Universal

La época navideña es un momento que tiene diversos significados. El sentido original que recuerda el nacimiento de Jesús es para millones de cristianos el motivo de celebración más importante. Sobre ese origen se han construido otros usos culturales y económicos para hacer de esta época del año un momento de convivencia, buenos deseos y, por supuesto, un tiempo de consumo intenso.

Una de las características definitorias de esta Navidad será la crisis económica y la desigual distribución de sus costos. Para millones de personas en el país será, sin duda, una triste Navidad, ya sea por haber perdido el empleo o por estar a punto de perderlo; por recibir un incremento salarial completamente insuficiente; porque se anuncian tiempos llenos de dificultades y obstáculos en un país inundado de inseguridad.

Para las malas noticias económicas no habrá tregua navideña. Si tradicionalmente en este mes circula una mayor cantidad de dinero, los aguinaldos que compensan la precaria situación, ahora habrá millones de trabajadores a los que este recurso no les llegará. Más de 40% de los mexicanos destinará menos dinero a los regalos y gastos navideños (EL UNIVERSAL, 22/XII/08).

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pronostica dos malas noticias para nuestro país: unos 380 mil trabajadores perderán su empleo en 2009 y México tendrá uno de los crecimientos más bajos de América Latina, sólo 0.5%. La precariedad laboral resulta de nuevo, como en las últimas crisis, una de las políticas anclas. No importa si gobierna el PRI o el PAN, los resultados son similares: el salario por debajo de la inflación. Ya se perdió una parte importante del poder adquisitivo, se calcula que ya cayeron los salarios mínimos por debajo de la inflación en 2.80% entre 2007 y 2008. Ahora hay que restarle el miserable aumento a los mínimos, que sólo será de 4.6% en promedio, cuando la inflación ya rebasó 6%. Entre 51.95 y 54.80 pesos, dependiendo de la zona del país, será el salario mínimo diario de un trabajador en 2009 (EL UNIVERSAL, 19/XII/08). Un salario de cuatro dólares diarios.

A pesar de todo, hay otros sectores que no tendrán una triste Navidad. La clase política sigue de fiesta gozando de todo tipo de privilegios. Mientras que en las empresas privadas ya se han tomado medidas de austeridad, como la cancelación de las celebraciones navideñas de fin de año, los políticos celebran a manos llenas. Los panistas gastaron una millonada en su fiesta. Es la diferencia entre el dinero privado y el dinero público. Sin duda, la cereza del pastel fue la devolución de los impuestos que genera el pago del aguinaldo a los diputados, lo que se sumó a otras jugosas prestaciones. Sin dejar de lado el enorme presupuesto de viajes, porque sólo en boletos de avión se han gastado en dos años 402 millones de pesos (EL UNIVERSAL, 21/XII/08). El monto equivale a un poco más de 800 mil pesos por diputado. Está de más preguntar por qué los legisladores se ubican en el sótano de la confianza ciudadana.

Lo mismo se puede decir de ciertos gobernadores (Quéretaro, Nuevo León, Jalisco, Morelos, Aguascalientes, Guanajuato, Chiapas, Quintana Roo), que también gozarán de aguinaldos desproporcionados que van de 575 mil pesos el más alto hasta 338 mil el más austero (EL UNIVERSAL, 19/XII/08). El más alto de estos aguinaldos equivale a 350 veces el salario mínimo de un trabajador. Así, por ejemplo, el trabajador del mínimo tardaría casi 30 años en ganar el aguinaldo del gobernador de Querétaro. Esta desmesura de privilegios genera repudio y confirma la estatura de una clase política enana y voraz. Es una pequeña muestra de la enorme desigualdad que existe en México.

Si se llegó a pensar que por ser Navidad el crimen organizado haría una tregua, los ocho soldados decapitados en Chilpancingo son una expresión salvaje de que esta Navidad seguirá la funesta cuenta de muertes, que ya superó en 2008 a los soldados estadounidenses caídos en Irak.

En fin, a pesar de que no habrá tregua, le deseo una buena Navidad…

El tamaño del corazón

Federico Reyes Heroles
Reforma

Para M.A.A.

Si por estos días fuera se podría jurar que vivimos en una sociedad rebosante de amor hacia el prójimo. Se vive un auténtico desfile de expresiones de convicción religiosa y bienaventuranza. El desfile comienza con la millonaria peregrinación hacía la Basílica de Guadalupe, continúa con las posadas que invocan el nombre del cielo para abrir paso a la pachanga, le siguen los villancicos, la euforia navideña de los regalos y las reuniones de todo tipo. Acto seguido llegan los abrazos sentidos de año nuevo y los buenos deseos para todo mundo y como postre las roscas de Reyes que preparan para la Candelaria. Si por este desfile fuera se podría concluir que vivimos en una sociedad cruzada por la fraternidad. No es así.

Más allá de las festividades religiosas y todo lo que de ahí se deriva hay otras formas de pulsar la fraternidad de las sociedades. Una de ellas son los actos filantrópicos. La filantropía es el brazo más eficiente que tiene la sociedad para ayudar a quien lo necesita. No se trata entonces de una actividad romántica sin impacto, sino de una serie de acciones organizadas que auxilian sensiblemente a paliar, entre otras, las dolencias y desventuras humanas. El ánimo final no es tranquilizar las conciencias sino actuar de forma organizada para que la sociedad esté mejor, incluido uno mismo.

No es casual entonces que los países con mejores niveles de bienestar sean también aquellos con la filantropía más extendida. No se trata de suplir al Estado, para nada. Lo que ocurre es que con frecuencia las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSCs) son mucho más eficientes que el propio Estado. De allí que en esos países el Estado sea el primer interesado en apoyar la filantropía, es una relación de mutua conveniencia que en México por desgracia todavía no se entiende. En México el 85 por ciento de los ingresos de las OSCs proviene de las cuotas de recuperación, sólo 9 por ciento es aportación gubernamental. En otros países como Japón, Portugal o la República Checa alrededor del 40 por ciento de los ingresos de las OSCs son aportaciones gubernamentales. Instituciones especializadas en problemas de visión, como lo son en México el Instituto de Oftalmología Fundación Conde de Valenciana y la Asociación para Evitar la Ceguera en México, atendidos por prominentes oftalmólogos y especialistas que con frecuencia donan su tiempo, difícilmente pueden ser mejoradas por una institución gubernamental.

En México la filantropía es todavía muy delgada. En Estados Unidos hay alrededor de 2 millones de OSCs, una por cada 150 habitantes. En Chile hay 35 mil, una por cada 428 habitantes. En México hay alrededor de 8 mil 500, una por cada 12 mil 350 habitantes. En Estados Unidos el 85 por ciento de la población pertenece a cinco o más organizaciones. En México el 85 por ciento de los mexicanos no pertenece a ninguna organización. En México el trabajo voluntario es un tercio del total, lo cual es comparable a países desarrollados. Pero en México ese trabajo es todavía esporádico, el 60 por ciento aporta de una a 12 veces por año. En cambio el trabajo de todos los días es alrededor del 8 por ciento. Algo que el Estado pareciera no haber comprendido cabalmente es que el llamado tercer sector es un gran generador de empleos. En Estados Unidos uno de cada 10 empleos radica ahí, bastante más que en el sector automotriz. En México la proporción es de uno en cada 210 empleos. Hay casos como el de los Países Bajos donde más del 14 por ciento de la PEA está radicado ahí, en México es el 0.4 por ciento. Quizá la crisis sea un buen momento para repensar el asunto.

Otra forma de calibrar la fuerza de las OSCs es observar cuánto aporta la propia sociedad. Hay países, y no necesariamente ricos, como Uganda o Paquistán, en los cuales alrededor del 40 por ciento de los ingresos de las OSCs provienen de la propia sociedad. En México es sólo el 6 por ciento. Con todo y los fantásticos logros del Teletón, los mexicanos aportamos muy poco. Además la pirámide de donaciones está invertida: muy pocos aportan mucho y muchos no aportan nada. Eso introduce fragilidad a las OSCs pues dependen de la voluntad de pocos. Hay organizaciones, como la creada por el padre Chinchachoma para atender niños en situación de calle, que estuvieron a punto de naufragar porque sus donantes tuvieron requerimientos de otras organizaciones surgidas por moda sexenal. Los mexicanos parecieran confundir la filantropía con la caridad. Cuando se les pregunta cómo prefieren realizar su aportación, casi el 80 por ciento responde "Darlo directamente a una persona necesitada", es decir, abrir la ventanilla, dar unas monedas y circular tranquilo por la vida. Esa aportación es poco confiable porque, como sabemos, atrás de esos rostros sucios de mujeres con niños harapientos al hombro con frecuencia hay verdaderas mafias. Además esa aportación no tiene ningún seguimiento institucional. Sólo 13 por ciento de los mexicanos aporta a organizaciones o instituciones.

Es cierto, la filantropía, en una visión moderna, está muy ligada a la vida urbana que en México es muy reciente históricamente hablando. Las formas tradicionales de aportación como el tequio, al no ser voluntarias, están en la frontera. Lo mismo ocurre con esas niñas, mujercitas y mujeres a las cuales se les "encomienda" el cuidado de ancianos y niños. Tampoco es trabajo voluntario, además de que no es deseable que dejen la educación y se marginen del aparato productivo. Pero hay otras explicaciones: alrededor del 70 por ciento de los mexicanos considera que no se puede confiar en las otras personas; el 45 por ciento considera difícil organizarse con otros ciudadanos y el 61 por ciento considera que el resto de la gente es corrupta. Así que, a pesar del desfile Guadalupe-Reyes, nuestro corazón colectivo no es tan grande. Felicidades.

2008, de raza y género

Yuriria Sierra
Nudo Gordiano
Excélsior

Nadie puede negar que este año, como ningún otro entre los más recientes, el mundo giró al ritmo que marcaba Estados Unidos. Desde que se inició 2008, la tensión brotaba del mensaje que se nos hacía llegar desde la urnas. El proceso electoral de gringolandia se creció en bonos cuando sus protagonistas eran personajes hoy ya convertidos en parte de la historia, de esa historia que marca diferencias y hace, por el simple hecho de aparecer, cambios en la manera a como estábamos acostumbrados a reconocer el mundo.

Barack Obama, quien al final logró dar la cara por los demócratas ante los republicanos para moverlos de la Casa Blanca, está ahora convertido no sólo en el presidente electo de Estados Unidos, sino también en una representación de la esperanza de un pueblo, no sólo el estadunidense, que busca recuperar el aliento en medio del desdén urbano y la indiferencia de los gobiernos.

En suma, su condición de ciudadano afroamericano, el primero en competir y en llegar a la meta electoral, le dio un par de vuelcos, favorables, por supuesto, a la imagen ensombrecida por decisiones militares que, intentando tener tintes de Maquiavelo, se convirtieron en una estela de absurdos.

También la situación financiera del país, cuya anunciada recesión que, dicen quienes conocen el significado preciso del término, se convirtió en una crisis económica que alcanzó mercados de todo el mundo, por aquello del efecto dominó propiciado por la que se presumía como la economía más poderosa del globo.

Pero eso no fue todo. Junto a Obama, la contienda electoral en Estados Unidos se convirtió en un show político envidiable, cuando Hillary Clinton, ex primer dama estadunidense, se perfiló como la candidata más aguerrida. Y eso no sólo se dio por el carisma que goza gracias a la templanza que le demostró a su país en el episodio Lewinsky; sino a la entereza y mucha precisión con que ha manejado su carrera política, misma que la llevó a representar al estado de Nueva York en el senado gringo.

Así fue como una mujer, la primera, se quedó a una batalla de convertirse en la presidenta de Estados Unidos, pero que aun sin lograrlo, le añadió fuerza a la histórica contienda presidencial.

Ambos candidatos, sumando poderes mediáticos y políticos, decidieron cerrar el ciclo electoral con la toma de otra decisión que le da más certidumbre a su pueblo. Barack Obama, como presidente electo, le ofrece el puesto como secretaria de Estado a quien fuera su rival en la campaña demócrata y ella lo acepta; porque, al final, son también compañeros de partido que entienden que el poder de la política no está en el puesto que se tenga, sino en los alcances que se logran desde cualquier trinchera.

Por eso no suena exagerado decir que nuestro país vecino al norte, fue quien marcó la dirección que todos seguimos o, al menos, que por ellos nuestra atención giró hacía su territorio. Aunque con un halo de esperanza, que puede convertirse en demasiada presión. Sin tomar aún posesión de la oficina oval, Obama fue ya nombrado personaje del año de la revista Time, su rostro se ve en playeras, afiches y demás productos que lo perfilan como un ídolo de masas.

Tanta es la certidumbre que se espera, que incluso Raúl Castro, presidente de Cuba, ha dicho que está dispuesto a dialogar con el próximo residente en Washington. De ser esto posible, Obama se convertiría en el primer mandatario estadunidense, en 50 años, en sentarse junto a su homólogo cubano. Tal como se convirtió en el primer presidente, de muchos, en ser festejado en todo el mundo.

Es por eso que este año la política fue de raza y género. Su paso en la historia ya está otorgado y sólo será nutrido, para bien o mal, por lo que las acciones que de ellos veamos; porque en esto ya no hay marcha atrás.