Para los nostálgicos de las aventuras del académico-arqueólogo-aventurero Indiana Jones y después de unos 25 años, Lucas y Spielberg retoman la exitosa saga y la "actualizan' situando a su personaje a fines de la década de los 50. Una revisión y a la vez un homenaje a su personaje, a sus protagonistas y, por qué no, a ellos mismos. Digna continuación, muy recomendable, sobre todo para un domingo por la tarde.
mayo 25, 2008
EPR: las paradojas del 25 de mayo
Pascal Beltrán
Bitácora del director
exonline.com
De los ríos de tinta que han corrido bajo el endeble puente tendido entre el gobierno federal y el Ejército Popular Revolucionario (EPR), falta un dato esencial: ¿por qué un grupo guerrillero, con cuatro décadas de existencia, que se mueve por la tesis de la Guerra Popular Prolongada, decide repentinamente dialogar con el gobierno a través de una comisión de mediadores?
Entre todo lo que he leído sobre el comunicado del 24 de abril del EPR y los hechos que le han seguido, no he encontrado una sola explicación que me resulte del todo convincente.
Es un misterio.
Por supuesto, he conocido las especulaciones, algunas francamente descabelladas, como aquella de que la organización armada hizo esa propuesta porque de lo que se trataba era formalizar los intercambios que desde hace meses ya sostenía con el Cisen.
Sería de agradecer que el EPR diera a conocer sus razones por las que solicitó el diálogo y, de ese modo, cortaría de tajo las especulaciones.
Francamente intrigado, decidí acudir a quienes, creo, tienen mejor información que yo (y, sin duda, que la legión de quienes piensan que la adivinación es un género periodístico y no un simple juego de café).
Comencé por enviar mi pregunta a una vieja dirección de correo electrónico de donde solían llegar algunos comunicados del EPR y, eventualmente, negativas a solicitudes de entrevista.
Hasta ahora no he tenido respuesta, pero sigo esperando.
Mientras tanto, consulté a una fuente del gobierno federal, enterada de los contactos entre el subsecretario Abraham González Uyeda y los integrantes de la Comisión de Mediación (a quienes en la Secretaría de Gobernación prefieren llamar “facilitadores”).
Transcribo lo que me dijo: “Nuestra hipótesis más firme es que hay posiciones encontradas dentro del EPR. Los duros querían una acción radical para marcar el primer aniversario de la desaparición de sus compañeros Gabriel Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya (que se cumple hoy, 25 de mayo). Los moderados necesitaban una razón para no hacerlo y así poder seguir indagando sobre el paradero de los desaparecidos”.
Después de conocer la respuesta de ese funcionario —que solicitó el anonimato—, busqué al investigador Jorge Lofredo, del Centro de Documentación de los Movimientos Armados (Cedema), quien lleva años estudiando el fenómeno EPR y tiene contacto esporádico con la organización y con sus desprendimientos mediante correo electrónico como parte de su trabajo académico. Por e-mail obtiene los comunicados de la organización y ha podido realizar entrevistas que ayudan al entendimiento de los movimientos armados de México.
A juicio de Jorge, las posibles explicaciones son tres:
Primero, que el EPR haya decidido cambiar su estrategia de comunicación y ello implicaba recorrer la vía política.
Segundo, que el pedido de mediación responda a un afán de desarticular cualquier intentona clandestina en su contra y poner al descubierto a todo grupo capaz de realizarlo.
Y tercero, que uno de los desaparecidos —Gabriel Cruz Sánchez, hermano de Tiburcio Cruz Sánchez, fundador del EPR— tenía un alto cargo dentro de la organización, lo cual ameritaría hacer cualquier cosa para esclarecer qué sucedió con él, incluso dialogar con el gobierno.
—¿Cuál de las tres es la más probable?, le pregunté.
—Creo que las tres interactúan.
La última fuente que busqué fue el antropólogo Gilberto López y Rivas, ex diputado por el PRD, ex jefe delegacional en Tlalpan y participante en el movimiento estudiantil de 1968, además de informante del GRU —la inteligencia militar soviética— durante la Guerra Fría.
López y Rivas es uno de los miembros de la Comisión de Mediación. Lo localicé telefónicamente en Oaxaca, desde donde me dijo que, a su juicio, él cree que lo que motiva la decisión del EPR es su necesidad de esclarecer el paradero de Cruz Sánchez.
“Ellos han dicho públicamente que esto no implica un reposicionamiento, pero yo creo que sí representa un cambio fundamental. Abrirse al diálogo con el gobierno es una decisión muy importante que alterará la visión que la opinión pública tiene de este grupo insurrecto. Sin duda, hay un cambio de imagen”.
Recordé los tiempos en que el viejo Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP), antecedente directo del EPR, tenía una imagen tenebrosa para los medios. Nadie, fuera de alguna revista marginal, ponía mayor atención a sus comunicados.
Hace unos años, el EPR fue bautizado como “la guerrilla mala”, en oposición con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional que era, obviamente, “la buena”.
El dato de por qué intentar el diálogo con el gobierno es fundamental para entender la transformación del grupo, y una pieza sin la cual la comprensión de lo que venga después será limitada.
Mientras tanto, vivimos dos paradojas: la de las autoridades, federales y locales, que sólo ahora parecen tomar en serio la desaparición de dos personas (o tres, según el último comunicado del EPR), cuando pudieron haberlo hecho desde hace un año, y la del grupo guerrillero, que reniega de las instituciones y procedimientos de la democracia y, sin embargo, apela a la sociedad civil y al gobierno para que se haga justicia.
¿Por qué?
Bitácora del director
exonline.com
De los ríos de tinta que han corrido bajo el endeble puente tendido entre el gobierno federal y el Ejército Popular Revolucionario (EPR), falta un dato esencial: ¿por qué un grupo guerrillero, con cuatro décadas de existencia, que se mueve por la tesis de la Guerra Popular Prolongada, decide repentinamente dialogar con el gobierno a través de una comisión de mediadores?
Entre todo lo que he leído sobre el comunicado del 24 de abril del EPR y los hechos que le han seguido, no he encontrado una sola explicación que me resulte del todo convincente.
Es un misterio.
Por supuesto, he conocido las especulaciones, algunas francamente descabelladas, como aquella de que la organización armada hizo esa propuesta porque de lo que se trataba era formalizar los intercambios que desde hace meses ya sostenía con el Cisen.
Sería de agradecer que el EPR diera a conocer sus razones por las que solicitó el diálogo y, de ese modo, cortaría de tajo las especulaciones.
Francamente intrigado, decidí acudir a quienes, creo, tienen mejor información que yo (y, sin duda, que la legión de quienes piensan que la adivinación es un género periodístico y no un simple juego de café).
Comencé por enviar mi pregunta a una vieja dirección de correo electrónico de donde solían llegar algunos comunicados del EPR y, eventualmente, negativas a solicitudes de entrevista.
Hasta ahora no he tenido respuesta, pero sigo esperando.
Mientras tanto, consulté a una fuente del gobierno federal, enterada de los contactos entre el subsecretario Abraham González Uyeda y los integrantes de la Comisión de Mediación (a quienes en la Secretaría de Gobernación prefieren llamar “facilitadores”).
Transcribo lo que me dijo: “Nuestra hipótesis más firme es que hay posiciones encontradas dentro del EPR. Los duros querían una acción radical para marcar el primer aniversario de la desaparición de sus compañeros Gabriel Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya (que se cumple hoy, 25 de mayo). Los moderados necesitaban una razón para no hacerlo y así poder seguir indagando sobre el paradero de los desaparecidos”.
Después de conocer la respuesta de ese funcionario —que solicitó el anonimato—, busqué al investigador Jorge Lofredo, del Centro de Documentación de los Movimientos Armados (Cedema), quien lleva años estudiando el fenómeno EPR y tiene contacto esporádico con la organización y con sus desprendimientos mediante correo electrónico como parte de su trabajo académico. Por e-mail obtiene los comunicados de la organización y ha podido realizar entrevistas que ayudan al entendimiento de los movimientos armados de México.
A juicio de Jorge, las posibles explicaciones son tres:
Primero, que el EPR haya decidido cambiar su estrategia de comunicación y ello implicaba recorrer la vía política.
Segundo, que el pedido de mediación responda a un afán de desarticular cualquier intentona clandestina en su contra y poner al descubierto a todo grupo capaz de realizarlo.
Y tercero, que uno de los desaparecidos —Gabriel Cruz Sánchez, hermano de Tiburcio Cruz Sánchez, fundador del EPR— tenía un alto cargo dentro de la organización, lo cual ameritaría hacer cualquier cosa para esclarecer qué sucedió con él, incluso dialogar con el gobierno.
—¿Cuál de las tres es la más probable?, le pregunté.
—Creo que las tres interactúan.
La última fuente que busqué fue el antropólogo Gilberto López y Rivas, ex diputado por el PRD, ex jefe delegacional en Tlalpan y participante en el movimiento estudiantil de 1968, además de informante del GRU —la inteligencia militar soviética— durante la Guerra Fría.
López y Rivas es uno de los miembros de la Comisión de Mediación. Lo localicé telefónicamente en Oaxaca, desde donde me dijo que, a su juicio, él cree que lo que motiva la decisión del EPR es su necesidad de esclarecer el paradero de Cruz Sánchez.
“Ellos han dicho públicamente que esto no implica un reposicionamiento, pero yo creo que sí representa un cambio fundamental. Abrirse al diálogo con el gobierno es una decisión muy importante que alterará la visión que la opinión pública tiene de este grupo insurrecto. Sin duda, hay un cambio de imagen”.
Recordé los tiempos en que el viejo Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP), antecedente directo del EPR, tenía una imagen tenebrosa para los medios. Nadie, fuera de alguna revista marginal, ponía mayor atención a sus comunicados.
Hace unos años, el EPR fue bautizado como “la guerrilla mala”, en oposición con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional que era, obviamente, “la buena”.
El dato de por qué intentar el diálogo con el gobierno es fundamental para entender la transformación del grupo, y una pieza sin la cual la comprensión de lo que venga después será limitada.
Mientras tanto, vivimos dos paradojas: la de las autoridades, federales y locales, que sólo ahora parecen tomar en serio la desaparición de dos personas (o tres, según el último comunicado del EPR), cuando pudieron haberlo hecho desde hace un año, y la del grupo guerrillero, que reniega de las instituciones y procedimientos de la democracia y, sin embargo, apela a la sociedad civil y al gobierno para que se haga justicia.
¿Por qué?
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