La mujer, que desde entonces protagoniza una campaña en favor de los derechos de las indígenas, ha incumplido en varias ocasiones la expulsión para visitar a sus familiares en el pueblo, lo que ha hecho que reciba reiteradas "amenazas de muerte".

"En la comunidad se levantó un acta de autoridad municipal donde me desconocen como ciudadana", lamentó Cruz en una rueda de prensa.
La decisión de la asamblea de la comunidad contra ella se concretó un día antes de que varios diputados federales visitaran Quiegolani para conocer un centro que sirve de lugar de reunión para las mujeres que simpatizan con la disidente.
"En ese cuarto nadie nos amenaza, nadie nos dice que estamos locas", al contrario de lo que sucede afuera, donde "por alzar la voz te expulsan de tu comunidad", expresó Cruz en defensa del centro.
Añadió que ha denunciado estos hechos ante los responsables de derechos humanos del estado de Oaxaca.
Reiteró que continuará reivindicando el derecho de las indígenas a participar en la vida política de sus comunidades, al señalar que esa lucha "es parte del precio" que tienen que pagar como mujeres para obtener la libertad.
El caso de Eufrosina Cruz saltó a los medios de comunicación en noviembre del año pasado, cuando los caciques de su aldea retiraron las papeletas con su nombre de una votación para elegir al alcalde del pueblo.
El argumento con el que justificaron su acción fue que los "usos y costumbres" tradicionales por los que se rige la aldea no permiten a las mujeres ni votar ni ser votadas para ocupar un puesto en la asamblea de la comunidad.
La Constitución de los Estados Unidos Mexicanos recoge el derecho de los pueblos indígenas de México a regirse de acuerdo a sus normas tradicionales, pero también establece la igualdad entre hombres y mujeres a la hora de participar en procesos políticos.
"Los 'usos y costumbres' no pueden contravenir los derechos elementales", manifestó el diputado Christian Castaño, del gubernamental Partido Acción Nacional (PAN), sentado junto a Cruz en la comparecencia.
Lo sucedido en la elección del alcalde fue el inicio de una campaña liderada por Cruz, que con 11 años se escapó de su casa para evitar que la casaran con un hombre mayor, aprendió español y se convirtió en una profesional.
Hasta la fecha su logro más importante ha sido que el Congreso local de Oaxaca aprobara en abril pasado una reforma que obliga al sistema de "usos y costumbres" a respetar el derecho de las mujeres a elegir y ser elegidas en procesos políticos.
Las mujeres gobiernan únicamente en el 3,8 por ciento de los 2.439 municipios mexicanos, según datos de 2006 proporcionados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).