julio 27, 2008

Apuesta AN a Fox rumbo al 2009

Horacio Jiménez y Xóchitl Álvarez Enviado y Corresponsal
horacio.jimenez@eluniversal.com.mx
El Universal

Asesorará a la dirigencia blanquiazul. Germán promete “guanajuatizar al país”

LEÓN, Gto.— El ex presidente Vicente Fox robó cámara en la sesión extraordinaria del Consejo Nacional panista, al ser ratificado como miembro del Comité de Planeación Estratégica, donde asesorará a la dirigencia rumbo a las elecciones de 2009.

“Me siento cobijado, me siento seguro de hacer mi aportación”, dijo el ex mandatario en su discurso.


Desde esa posición, Fox operará política y electoralmente, y sus opiniones serán determinantes en la estrategia que seguirá el Partido Acción Nacional (PAN) para los comicios del año próximo, donde se disputarán seis gubernaturas y la renovación de la Cámara de Diputados.

En medio de los casi 10 mil asistentes al acto masivo del panismo en el Polyforum de esa ciudad, quienes coreaban su nombre y aplaudían su presencia, Vicente Fox afirmó que la designación lo mantendrá activo a él y a su esposa Marta Sahagún “hasta el fin de nuestro días”.

El presidente del PAN, Germán Martínez Cázares, definió la Comisión Nacional de Elecciones, el Comité de Plataforma Electoral y el Comité de Planeación Estratégica.

El dirigente se comprometió a repetir en todo el país los éxitos electorales logrados por el blanquiazul en la tierra del ex presidente Fox. “Hay que guanajuatizar al país”, dijo Martínez.

Los encargados de la Comisión de Plataforma Electoral son: Rogelio Carvajal, al frente; Carlos Abascal, Juan José Rodríguez Prats, Francisco Salazar Díez de Sollano, Ricardo Rodríguez Jiménez, Kenya López, Adriana González, Alejandro González Alcocer y Makí Ortiz Ortiz.

El Comité de Planeación Estratégica, que asesorará a la dirigencia blanquiazul estará encabezado por Germán Martínez y participarán Vicente Fox, Carlos Medina Plascencia, Rogelio Carbajal, Eugenio Elorduy, Ernesto Ruffo, Gabriela Ruiz, Gustavo Madero, Héctor Larios, Gerardo Buganza y Teresa Madero.

Todos ellos son “panistas probados y confiables que buscarán poner en alto los hábitos democráticos y la unidad del partido”, dijo Martínez Cázares.

'Devotos y paganos' por Paco Calderón

Víctor Hugo y su carta a Benito Juárez

Juan María Alponte
México y el mundo
El Universal

Víctor Hugo, el poeta admirable y autor dramático que sigue en los escenarios del mundo con Los miserables, fue la voz más alta, en el siglo XIX, en la lucha contra la pena de muerte

Víctor Hugo, el poeta admirable y autor dramático que sigue en los escenarios del mundo con Los miserables, fue la voz más alta, en el siglo XIX, en la lucha contra la pena de muerte. Hijo de un general francés estuvo con él, en España, durante la ocupación francesa y fue a los colegios españoles (nació en 1802 y murió en 1885) algunos años.

La guillotina y el patíbulo tuvieron siempre, en frente, a Víctor Hugo. La barbarie de los procedimientos y los padecimientos derivados de modos de ejecución inasumibles, le condujeron a una permanente guerra con las autoridades y las leyes que ratificaban y presidían. Sus hijos continuaron la tarea del padre y cuando uno de ellos fue sentenciado por su protesta contra las ejecuciones. Fue condenado a ir a la cárcel. El padre solicitó autorización para defender a su hijo y sus palabras todavía conmueven la memoria: “Yo soy el que debía ir preso; yo soy la voz que lleva años pugnando contra leyes que no imponen la justicia, sino la barbarie”. Fue inútil: su hijo fue a la prisión.

No hubo, en el siglo, condena a muerte que no encontrara la palabra de Víctor Hugo. Su relato sobre una ejecución ha pasado a la historia. Francia, Inglaterra, Estados Unidos, México recibieron, en casos famosos, su reclamo. El 2 de diciembre de 1859 pidió a EU que se evitara la ejecución de John Brown, un blanco norteamericano que, con sus hijos, se levantó contra las leyes de la esclavitud y fue condenado a muerte.

Sufrió Hugo, políticamente, por ello. Se opuso, en 1851, al golpe de Estado que convirtió al presidente Luis Napoleón Bonaparte en Napoleón III. Tuvo que huir de Francia y no regresó hasta 1870, es decir, hasta después de la batalla de Sedán. Ante esa derrota, Napoleón III abdicó y Víctor Hugo regresó a París.

El 20 de junio de 1867 escribía así: “Hoy pido la vida de Maximiliano a Benito Juárez”. Explicaba: “El usurpador, le dice, será salvado y liberado por el Libertador. Hace ocho años, el 2 de diciembre de 1859, tomé la palabra, en nombre de la democracia y solicité de EU la vida de John Brown. No la obtuve. Hoy demando a México la vida de Maximiliano. ¿La obtendré? Sí. Y puede ser que, para estas horas, sea ya un hecho. Maximiliano deberá la vida a Juárez. ¿Y el castigo se me dirá? El castigo hele aquí: Maximiliano vivirá por la gracia de la República”.

El 19 de junio de 1867, un día antes del texto firmado por Víctor Hugo, Maximiliano de Habsburgo murió fusilado en Querétaro. El día antes de su muerte Maximiliano escribió una carta a Benito Juárez (que nunca he visto publicada) a la cual puso la fecha del 19: el día de su final. Decía: “A punto de sufrir la muerte por haber ensayado, con nuevas instituciones, poner fin a la guerra sangrienta que desde hace años desolaba este desgraciado país, yo daré mi vida con alegría si este sacrificio puede contribuir a la paz y la prosperidad de mi nueva patria. Profundamente convencido de que nada durable puede ser fundado sobre un terreno regado de sangre, sacudido por las más violentas agitaciones, os conjuro —dice a Juárez— de la manera más solemne, con la sinceridad que comporta el momento al que he llegado, que mi sangre sea la última derramada. Consagraros a proseguir el noble objetivo que os habéis propuesto con perseverancia y a la causa que usted ha defendido y que acabáis de hacer triunfar, perseverancia que yo he reconocido incluso en la prosperidad. Reconciliar los partidos y haced, con unos principios sólidos, una paz durable para este país…”.

Artemio del Valle Arizpe, en su libro El Palacio Nacional dice que, a la muerte de Maximiliano, el palacio fue saqueado: “Fue una rebatiña vergonzosa, constante y desaforada. Republicanos e imperialistas se dieron con afán el hacer bonitos y cuantiosos hurtos…”.