El búho no ha muerto
Excélsior

En México, donde referéndum y plebiscito no son formas de expresión legalmente constituidas, tres agrupaciones políticas se abrogan el “derecho” de utilizar los mecanismos aludidos, bajo el “argumento” de que consultar al ciudadano, siempre será válido… aunque no estrictamente legal. Un partido político (o varios)… constituido, acreditado, sancionado por autoridades electorales, registrado y subsidiado por el erario, no puede actuar fuera de la ley… y si así lo hiciera… entonces, las instituciones formadas para sancionarlos, deberán de intervenir de manera automática, en aras de impedir procedimientos no aceptados por la Constitución. Desde que surgió la “iniciativa” del Frente Amplio Progresista, de llevar a consulta ciudadana, la discusión sobre la reforma energética, el Instituto Federal Electoral debió haber advertido a los partidos convocantes, que esa forma no es permitida y por ende imposible de realizar. Es como si un equipo de futbol que va perdiendo en la cancha, convoca al público asistente en el estadio, para que baje a jugar y así “todos” participando en el terreno de juego, intenten darle la vuelta al marcador, sin que el árbitro dé por terminado el encuentro. No escuché el silbatazo de nadie en el IFE… Es más. No creo que haya siquiera alguien ahí, que considere que era su responsabilidad, el haber amonestado a los convocantes de un ejercicio extralegal.
Lo primero que concluyo —bajo estas premisas— es que no hay autoridad y por lo mismo, la inminencia del peligro que corremos hacia las elecciones intermedias del 2009. Un IFE sesgado, parcial o de plano ignorante de sus funciones, es la base de una receta explosiva que podría llevar al desgobierno electoral y a un punto conflictivo y potencialmente violento de nuestra historia… esa que estaremos por escribir. IFE que ni siquiera amonesta a un PRD que cínicamente “cancela” su proceso electoral “fallido” del pasado 16 de marzo, bajo pretextos, evasivas, justificaciones y auténticos lodazales, me hace sentir que está reteniendo su mano, para sacar de la bolsa, la tarjeta roja que debieron haber mostrado desde el inicio de esa otra ilegalidad. Lo curioso de todo este asunto, no es que el IFE desconozca sus obligaciones. Lo que está “fuera de lugar” es que ni la ciudadanía anota las irregularidades, ni los adversarios políticos constituidos en organizaciones, apuntan y reclaman tantas evidentes tropelías.
Si los mexicanos, vistos como ciudadanos, somos claramente débiles. Veo que las instituciones que nos representan, son —no otra cosa— más que el reflejo de nuestra pretensión. Lo que deja el camino para que la demagogia que nos ahoga, se exprese a galope y desenfreno.
La frágil democracia que hemos podido ir formando, está infectada. La plaga que contamina el deseo de progresar, aprisiona a México. Encuentro que habrá remedio y toma de conciencia… Mientras que todo esto “cuaja”, tendremos que seguir soportando la levedad ciudadana y liderzuelos de pacotilla, para los que no hay amonestación, tarjeta amarilla y ¡ni hablar!... una expulsión.
Hablo en lenguaje futbolero, porque a eso sí… ¡le hacemos todos!