Pablo HiriartVida Nacional
Excélsior
A propósito de la ola de inseguridad que azota al país, López Obrador dijo que el problema seguirá mientras haya tanta pobreza.
Hay que disminuir la pobreza, desde luego. Y es tarea urgente, por elemental justicia, pero no porque ahí esté la causa de los secuestros, los asesinatos y el narcotráfico.
Lo que dice López Obrador es tan ruin como afirmar que los pobres son delincuentes por naturaleza.
De ahí se explica la actuación de las autoridades capitalinas, seguidoras de López Obrador, en contra de jóvenes de escasos recursos en la discoteca News Divine, donde murieron asfixiados nueve de ellos.
Como eran jóvenes y adolescentes pobres, los discípulos de AMLO creen que eso los etiqueta como delincuentes y los trataron como tales: a la delegación, sin orden de un juez y sin motivo alguno.
Adentro de la discoteca, encerrados y muertos por asfixia.
Adentro del Ministerio Público, humillados, robados y extorsionados.
Son pobres, ergo, son delincuentes, según la filosofía de López Obrador.
Chiapas es de los estados con menor índice de delitos en el país, y es el más pobre.
¿Pobreza es igual a delincuencia?
Claro que no. La delincuencia se genera por la impunidad y por esa “hermandad” que hay entre autoridades y delincuentes.
Una de las plazas donde la “hermandad” tiene mayores espacios y prosperidad es precisamente el Distrito Federal, donde existen los mayores niveles de bienestar en el país.
Aquí, y en otras entidades, el enemigo está en casa.
El comandante José Luis Romero Ángel, presunto cerebro de los secuestros y los crímenes en el DF que han sacudido al país en días recientes, fue ampliamente reconocido por otra víctima suya como autor de su secuestro... ¡en 2003!
Fernando Ruiz sostiene que fue secuestrado en octubre de 2003 por la banda del comandante Romero Ángel, por lo que se abrió la averiguación COY-1T3/1852/03-10.
Cinco años después, el comandante de la PGJDF acumuló premios, promociones y hasta el ascenso como jefe del perímetro del aeropuerto un par de días antes de que se desatara la ola de repudio en contra de los secuestros que él presuntamente cometía.
¿Por qué se le promovió como comandante en jefe de un grupo especial de la PGJDF, adscrito al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, si sabían que estaba en la “banda de La Flor”?
Esa “hermandad” viene operando desde hace muchos años, al cobijo de los gobernantes capitalinos que dijeron que iban a “limpiar” el cochinero en las policías del Distrito Federal.
No lo limpiaron. Se metieron al cochinero, porque les sirve.
Va otro ejemplo:
La PGR detuvo en junio de 2004 a una banda de secuestradores a la que le seguía la pista desde hacía tiempo, por su peligrosidad y porque se asentaban en el DF como los capos de la industria del secuestro. La encabezaba César Gómez Enríquez, alias El César o El Diputado.
¿Por qué pudieron ese sujeto y su banda, conocida como Los Cobras, escalar tan rápido a la cúspide de las bandas de secuestradores en el Distrito Federal?
Porque operaban cobijados por autoridades del gobierno capitalino.
Gómez Enríquez tenía escolta de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal.
Y no sólo él, también su familia tenía escolta proporcionada por la Judicial capitalina.
La escolta oficial a este secuestrador se otorgó mediante oficio fechado el 5 de agosto de 2002, según se anota en la investigación 8520207.
Pero eso no era todo. La banda de secuestradores que encabezaba El César o El Diputado la integraban cuatro policías de élite de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, además de un agente antisecuestros de la Policía Judicial capitalina.
De esa banda era, y fue capturado por la PGR, Marco Polo Cervantes Hernández, subdirector adscrito a las Fuerzas Especiales del Grupo Cobra de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, quien era el responsable de la logística de la organización criminal.
La PGR siguió la pista y pudo capturar a más miembros de esa organización: cayeron Francisco Alberto Martínez y David López León, éste, policía del Grupo Alfa de la Secretaría de Seguridad Pública del DF.
El último en caer de esa banda fue Janeth Nicanor Rojas, también del Grupo Cobra de la SSP del DF, acusado de participar en la intercepción y detención de las víctimas.
¿Qué tiene que ver la pobreza con todo esto?
El problema está en las autoridades.