
septiembre 09, 2008
Alegre acusación sin pruebas
Román Revueltas Retes
Interludio
Excélsior
La impunidad de que gozamos en este país, un privilegio muy dudoso porque todos pagamos las nefastas consecuencias de que nadie rinda cuentas, no se limita al oscuro mundo de la delincuencia. Los periodistas también somos impunes. Los médicos son impunes. Los políticos son impunes. Para mayores señas, ahí tienen ustedes la aparatosa denuncia contra Pemex –entre tantas otras acusaciones tremebundas— que López Obrador ha lanzado para celebrar, a su manera, este insufrible Mes de la Patria en que los mexicanos, olvidándonos de que millones de compatriotas han preferido irse a vivir del otro lado y de que más millones esperan poder hacerlo en cuanto logren traspasar subrepticiamente la frontera que nos separa de Estados Unidos (de América), salimos a las calles a lanzar fieras bravatas y vítores encendidos, además de tragarnos la odiosa retórica nacionalista de las televisiones y de papá Gobierno.
Sí, estamos no sólo en pleno delirio patriotero sino que la ocasión se presta para que Rayito, el más mexicano de todos los mexicanos, deje su huella indeleble en el altar de los grandes episodios nacionales: va a bramar su propio Grito en la mismísima plaza de la Constitución para recordarnos que sigue ahí y, en caso de que los representantes populares elegidos libremente por los votantes decidan promulgar por sus pistolas y sin el debido permiso una reforma energética, nos amenaza con disturbios de dimensiones apocalípticas.
La cereza del pastel, con todo, es un arsenal de denuncias de las cuales ésta del barco petrolero sería la primera. Resulta, sin embargo, que el tal buque no es un mero transportador de crudo sino toda una fábrica flotante y que figura entre los cinco más grandes del mundo. Y ahí están, las cifras publicadas por Pemex, tan transparentes como la aritmética. Vaya petardazo del gran denunciador, entonces. Pero, el daño está hecho y la especie de que costó más de lo que vale va a ser creída por mucha gente. Acusa, que algo quedará. Y no des excusas cuando te equivocas.
Interludio
Excélsior
La impunidad de que gozamos en este país, un privilegio muy dudoso porque todos pagamos las nefastas consecuencias de que nadie rinda cuentas, no se limita al oscuro mundo de la delincuencia. Los periodistas también somos impunes. Los médicos son impunes. Los políticos son impunes. Para mayores señas, ahí tienen ustedes la aparatosa denuncia contra Pemex –entre tantas otras acusaciones tremebundas— que López Obrador ha lanzado para celebrar, a su manera, este insufrible Mes de la Patria en que los mexicanos, olvidándonos de que millones de compatriotas han preferido irse a vivir del otro lado y de que más millones esperan poder hacerlo en cuanto logren traspasar subrepticiamente la frontera que nos separa de Estados Unidos (de América), salimos a las calles a lanzar fieras bravatas y vítores encendidos, además de tragarnos la odiosa retórica nacionalista de las televisiones y de papá Gobierno.
Sí, estamos no sólo en pleno delirio patriotero sino que la ocasión se presta para que Rayito, el más mexicano de todos los mexicanos, deje su huella indeleble en el altar de los grandes episodios nacionales: va a bramar su propio Grito en la mismísima plaza de la Constitución para recordarnos que sigue ahí y, en caso de que los representantes populares elegidos libremente por los votantes decidan promulgar por sus pistolas y sin el debido permiso una reforma energética, nos amenaza con disturbios de dimensiones apocalípticas.
La cereza del pastel, con todo, es un arsenal de denuncias de las cuales ésta del barco petrolero sería la primera. Resulta, sin embargo, que el tal buque no es un mero transportador de crudo sino toda una fábrica flotante y que figura entre los cinco más grandes del mundo. Y ahí están, las cifras publicadas por Pemex, tan transparentes como la aritmética. Vaya petardazo del gran denunciador, entonces. Pero, el daño está hecho y la especie de que costó más de lo que vale va a ser creída por mucha gente. Acusa, que algo quedará. Y no des excusas cuando te equivocas.
El jet set del PRD
Yuriria Sierra
Nudo Gordiano
Excélsior
Ayer, mi compañero Ulises Beltrán publicó en este periódico los resultados de una encuesta que Excélsior realizó en conjunto con BCG y Asociados. La intención de este estudio de opinión era conocer cómo ve el electorado a los excelsos miembros del Partido de la Revolución Democrática. Los resultados, sorpresivos, entendibles, y con categoría “deben tomarse en cuenta”. Veamos.
Como era de esperarse, y porque él se ha metido solo en un callejón sin salida, Andrés Manuel López Obrador salió con calificación poco favorable, la mayoría de las respuestas lo ubicaron como un personaje que poco beneficia a la imagen del PRD. No así, y para sorpresa de muchos, uno de los fundadores del partido, Cuauhtémoc Cárdenas, quien es reconocido como una figura histórica positiva de ese partido. Atrás han quedado sus tres intenciones presidenciales y sus encontronazos con el gobierno federal o, por lo menos, AMLO lo ha opacado en ese aspecto con creces. ¿Podría ser que esto lo motive a un cuarto intento?
Marcelo Ebrard, el jefe de jefes de la ciudad y presidenciable número uno de ese partido, es ubicado como un personaje ambiguo; por un lado, lo conoce la mayoría de los encuestados, pero una parte, casi una cuarta de ellos, lo relaciona con una imagen poco favorable en pro de su partido y su persona. Los costos de su alianza con AMLO y las estadísticas de la inseguridad poco han beneficiado para que su trabajo sea reconocido de manera independiente, menos aún, si recordamos el laberinto en que está metido el PRD. Le reconocen lo bueno, pero saben que la sangre perredista circula por sus venas.
Aunque no a todos les fue tan mal, además de Cuauhtémoc Cárdenas, otras figuras importantes del perredismo son reconocidas de manera favorable. Amalia García, gobernadora de Zacatecas, es ubicada como un personaje mesurado y, de todos los evaluados, es quien mejor calificación recibe de parte de los electores encuestados. A Amalia le agradecen su escaso radicalismo, cosa contraria a los de lista negra que encabeza AMLO.
Caso similar ocurre con Ruth Zavaleta que, aunque no es tan conocida como otros personajes, quienes la ubican lo hacen favorablemente. Mucho tiene que ver con esos oídos sordos para un sector de su partido y que la han llevado a entablar diálogos que no han seguido esa corriente radical que representan algunos de sus compañeros.
Pero también hay otros que, muy a su pesar, pasan sin pena ni gloria. Más se recuerda el ridículo de su elección que el personaje que resultó de todo esto. Guadalupe Acosta Naranjo es ubicado apenas por 12% de los encuestados. Apenas ha logrado un lucimiento menor, gracias a su intercambio de insultos con Porfirio Muñoz Ledo la semana pasada, pero ni así logra figurar en el jet set perredista.
Así es como este ejercicio de opinión nos da una vista del rumbo que sigue la tercera fuerza política del país. Aunque mejor sería que les diera una brújula a ellos, quienes se han encargado de sepultar la credibilidad que alguna vez les acompañó de manera más cercana.
Aunque seguramente habrá quien diga que todo está amañado, lo cierto es que son precisamente sus mañas —las buenas y las malas, de los buenos y los malos— lo que los puso en ese lugar…
Nudo Gordiano
Excélsior

Como era de esperarse, y porque él se ha metido solo en un callejón sin salida, Andrés Manuel López Obrador salió con calificación poco favorable, la mayoría de las respuestas lo ubicaron como un personaje que poco beneficia a la imagen del PRD. No así, y para sorpresa de muchos, uno de los fundadores del partido, Cuauhtémoc Cárdenas, quien es reconocido como una figura histórica positiva de ese partido. Atrás han quedado sus tres intenciones presidenciales y sus encontronazos con el gobierno federal o, por lo menos, AMLO lo ha opacado en ese aspecto con creces. ¿Podría ser que esto lo motive a un cuarto intento?
Marcelo Ebrard, el jefe de jefes de la ciudad y presidenciable número uno de ese partido, es ubicado como un personaje ambiguo; por un lado, lo conoce la mayoría de los encuestados, pero una parte, casi una cuarta de ellos, lo relaciona con una imagen poco favorable en pro de su partido y su persona. Los costos de su alianza con AMLO y las estadísticas de la inseguridad poco han beneficiado para que su trabajo sea reconocido de manera independiente, menos aún, si recordamos el laberinto en que está metido el PRD. Le reconocen lo bueno, pero saben que la sangre perredista circula por sus venas.
Aunque no a todos les fue tan mal, además de Cuauhtémoc Cárdenas, otras figuras importantes del perredismo son reconocidas de manera favorable. Amalia García, gobernadora de Zacatecas, es ubicada como un personaje mesurado y, de todos los evaluados, es quien mejor calificación recibe de parte de los electores encuestados. A Amalia le agradecen su escaso radicalismo, cosa contraria a los de lista negra que encabeza AMLO.
Caso similar ocurre con Ruth Zavaleta que, aunque no es tan conocida como otros personajes, quienes la ubican lo hacen favorablemente. Mucho tiene que ver con esos oídos sordos para un sector de su partido y que la han llevado a entablar diálogos que no han seguido esa corriente radical que representan algunos de sus compañeros.
Pero también hay otros que, muy a su pesar, pasan sin pena ni gloria. Más se recuerda el ridículo de su elección que el personaje que resultó de todo esto. Guadalupe Acosta Naranjo es ubicado apenas por 12% de los encuestados. Apenas ha logrado un lucimiento menor, gracias a su intercambio de insultos con Porfirio Muñoz Ledo la semana pasada, pero ni así logra figurar en el jet set perredista.
Así es como este ejercicio de opinión nos da una vista del rumbo que sigue la tercera fuerza política del país. Aunque mejor sería que les diera una brújula a ellos, quienes se han encargado de sepultar la credibilidad que alguna vez les acompañó de manera más cercana.
Aunque seguramente habrá quien diga que todo está amañado, lo cierto es que son precisamente sus mañas —las buenas y las malas, de los buenos y los malos— lo que los puso en ese lugar…
La crisis inmobiliaria
Macario Schettino
schettino@eluniversal.com.mx
Profesor de Humanidades del ITESM-CCM
Economía Informal
El Universal
Este domingo, de manera un poco sorpresiva, el gobierno de EU anunció la nacionalización de las dos grandes empresas de respaldo inmobiliario: Fannie Mae y Freddie Mac
Fannie Mae fue creada en 1938 por Franklin Roosevelt, para darle liquidez al mercado inmobiliario. Lo que esta empresa hacía era comprar las hipotecas que los bancos otorgaban a las personas, permitiendo a aquellos financiar a nuevos clientes. Si le suena un poco raro es que nosotros apenas hace poco empezamos a tener empresas de este tipo (sociedades inmobiliarias, o financieras de objeto limitado, por ejemplo).
El nombre de la empresa creada por Roosevelt era la Asociación Federal de Hipotecas Nacionales, pero por su nombre en inglés, Federal National Mortgage Association, acabó en un acrónimo fácil de recordar, Fannie Mae. Para 1968, cuando el gobierno de Estados Unidos estaba en un proceso de déficit fiscal creciente, decidieron sacar a Fannie Mae del presupuesto, y aprovechando, intentaron hacer un poco competitivo el mercado secundario de hipotecas, en donde Fannie era un monopolio. La solución fue mala: privatizaron a Fannie Mae, pero como nosotros, dejando al gobierno como pagador de último recurso, y crearon una nueva empresa, la Federal Home Loan Mortgage Corporation, que también para no sufrir con el nombre es apodada Freddie Mac.
Estas dos empresas son una excelente muestra de lo que los economistas llaman Moral Hazard, riesgo moral. En ocasiones, hay quien traduce la frase como “azar moral”, pero es una pésima traducción. En el Moral Hazard no hay nada de azar, muy por el contrario. Este concepto describe una situación en la que los incentivos están hechos de forma tal que la gente se acabe portando mal, por eso lo de “moral”. En el caso de estas dos empresas, son negocios privados pero respaldados prácticamente por completo por el gobierno estadounidense. Así, los administradores tienen un incentivo para correr riesgos, porque si ganan, ganan ellos, y si pierden, paga el gobierno.
La mejor comparación con nosotros es lo que ocurrió con la privatización de la banca en 1991, y su posterior hundimiento en 1995. El gobierno privatizó como con Fannie Mae, sin dejar a los bancos en manos del mercado, sino que continuó garantizando 100% de los ahorros. Por eso en la crisis de 1995 tuvimos que financiar entre todos la quiebra de los bancos. No quiero decir que sin ese seguro total al ahorro los bancos no hubiesen quebrado, sino que el pago de esa quiebra se hubiese distribuido de forma diferente.
Bueno, pues ahora el gobierno de Estados Unidos enfrenta lo mismo que el de México en abril de 1995: sus empresas mal privatizadas están al borde de la quiebra.
Cuando eso nos pasó, el gobierno mexicano optó por el rescate, financiando a los bancos a través de la compra de pasivos incobrables.
En su momento, esta columna insistió en que ésa era un pésima idea, porque promovía una nueva forma de Moral Hazard: le permitía a los banqueros meter créditos mal dados entre los incobrables por cuestión macroeconómica.
Es decir, aunque la gran mayoría de Fobaproa resulta de un problema general, hubo banqueros que aprovecharon para esconder ahí sus ineptitudes (o peor, sus fraudes), trasladando el costo a los demás.
En aquel entonces lo que Economía Informal proponía es precisamente lo que el gobierno de Estados Unidos está haciendo: estatizar las empresas, limpiarlas, y luego volverlas a vender a los privados, bajo condiciones que reduzcan el Moral Hazard y promuevan la competencia.
Es muy interesante ver que lo que Fannie Mae y Freedie Mac representan se parece a nuestro Fobaproa. Entre las dos empresas respaldan hipotecas por 5.3 billones de dólares (billones de los nuestros, de 12 ceros), que es cosa de 40% del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos. Si la mitad de esos créditos fuesen incobrables, el país vecino enfrentaría un costo exactamente del mismo tamaño que el nuestro: 20% del PIB.
Esta decisión es muy importante en el proceso de resolver el problema financiero estadounidense, y tenía que tomarse ahora, antes de la elección presidencial.
No tengo duda de que los funcionarios esperaron a la culminación de las dos convenciones (la Demócrata y la Republicana) para anunciar una decisión que ya se había tomado.
El anuncio, como era de esperarse, envió las bolsas para arriba.
Pero, como también se podía esperar, el impulso no alcanzó para todo el día. Y es que todavía falta para saber si la crisis inmobiliaria ha quedado atrás o no.
schettino@eluniversal.com.mx
Profesor de Humanidades del ITESM-CCM
Economía Informal
El Universal
Este domingo, de manera un poco sorpresiva, el gobierno de EU anunció la nacionalización de las dos grandes empresas de respaldo inmobiliario: Fannie Mae y Freddie Mac

El nombre de la empresa creada por Roosevelt era la Asociación Federal de Hipotecas Nacionales, pero por su nombre en inglés, Federal National Mortgage Association, acabó en un acrónimo fácil de recordar, Fannie Mae. Para 1968, cuando el gobierno de Estados Unidos estaba en un proceso de déficit fiscal creciente, decidieron sacar a Fannie Mae del presupuesto, y aprovechando, intentaron hacer un poco competitivo el mercado secundario de hipotecas, en donde Fannie era un monopolio. La solución fue mala: privatizaron a Fannie Mae, pero como nosotros, dejando al gobierno como pagador de último recurso, y crearon una nueva empresa, la Federal Home Loan Mortgage Corporation, que también para no sufrir con el nombre es apodada Freddie Mac.
Estas dos empresas son una excelente muestra de lo que los economistas llaman Moral Hazard, riesgo moral. En ocasiones, hay quien traduce la frase como “azar moral”, pero es una pésima traducción. En el Moral Hazard no hay nada de azar, muy por el contrario. Este concepto describe una situación en la que los incentivos están hechos de forma tal que la gente se acabe portando mal, por eso lo de “moral”. En el caso de estas dos empresas, son negocios privados pero respaldados prácticamente por completo por el gobierno estadounidense. Así, los administradores tienen un incentivo para correr riesgos, porque si ganan, ganan ellos, y si pierden, paga el gobierno.
La mejor comparación con nosotros es lo que ocurrió con la privatización de la banca en 1991, y su posterior hundimiento en 1995. El gobierno privatizó como con Fannie Mae, sin dejar a los bancos en manos del mercado, sino que continuó garantizando 100% de los ahorros. Por eso en la crisis de 1995 tuvimos que financiar entre todos la quiebra de los bancos. No quiero decir que sin ese seguro total al ahorro los bancos no hubiesen quebrado, sino que el pago de esa quiebra se hubiese distribuido de forma diferente.
Bueno, pues ahora el gobierno de Estados Unidos enfrenta lo mismo que el de México en abril de 1995: sus empresas mal privatizadas están al borde de la quiebra.
Cuando eso nos pasó, el gobierno mexicano optó por el rescate, financiando a los bancos a través de la compra de pasivos incobrables.
En su momento, esta columna insistió en que ésa era un pésima idea, porque promovía una nueva forma de Moral Hazard: le permitía a los banqueros meter créditos mal dados entre los incobrables por cuestión macroeconómica.
Es decir, aunque la gran mayoría de Fobaproa resulta de un problema general, hubo banqueros que aprovecharon para esconder ahí sus ineptitudes (o peor, sus fraudes), trasladando el costo a los demás.
En aquel entonces lo que Economía Informal proponía es precisamente lo que el gobierno de Estados Unidos está haciendo: estatizar las empresas, limpiarlas, y luego volverlas a vender a los privados, bajo condiciones que reduzcan el Moral Hazard y promuevan la competencia.
Es muy interesante ver que lo que Fannie Mae y Freedie Mac representan se parece a nuestro Fobaproa. Entre las dos empresas respaldan hipotecas por 5.3 billones de dólares (billones de los nuestros, de 12 ceros), que es cosa de 40% del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos. Si la mitad de esos créditos fuesen incobrables, el país vecino enfrentaría un costo exactamente del mismo tamaño que el nuestro: 20% del PIB.
Esta decisión es muy importante en el proceso de resolver el problema financiero estadounidense, y tenía que tomarse ahora, antes de la elección presidencial.
No tengo duda de que los funcionarios esperaron a la culminación de las dos convenciones (la Demócrata y la Republicana) para anunciar una decisión que ya se había tomado.
El anuncio, como era de esperarse, envió las bolsas para arriba.
Pero, como también se podía esperar, el impulso no alcanzó para todo el día. Y es que todavía falta para saber si la crisis inmobiliaria ha quedado atrás o no.
Martí. Lo que les falta
Joaquín López-Dóriga
lopezdoriga@milenio.com
En privado
Milenio
Se ha convertido en el dios de sus disimulos. Florestán
El caso Martí ha devaluado al gobierno de Marcelo Ebrard, al que no le funcionó el recurso de tomar delante de todos el reto de Alejandro: "Si no pueden renuncien".
El viernes pasado, les saltó una posibilidad a sus investigadores: un ex comandante de la extinta DIPD llevaba 20 días internado en un hospital en calidad de víctima de un atentado, que le dejó paralítico y vivía atado a un respirador artificial. El moribundo fue identificado como Humberto Ortiz Juárez, y su localización, en la sala de terapia intensiva de la clínica 32 del IMSS a la que fue conducido con un tiro en el cuello la noche del 22 de agosto, el mismo día de la plenaria del Sistema de Seguridad Pública en Palacio Nacional.
Para entonces ya estaban arraigados el comandante de la Policía Judicial José Luis Romero y el agente Fernando Hernández Santoyo por el secuestro y homicidio de Fernando Martí y su chofer Jorge Palma Lemus, y Marco Antonio Moreno Jiménez por el robo del auto en el que encontraron el cadáver de Fernando.
Y ahí estaban hasta el descubrimiento de una casa de seguridad en Coyoacán, de la que derivaron la captura de los hermanos Noe e Israel Cañas Ovalle, y después de Lorena González Hernández, la operadora del secuestro en el falso retén que montó y dirigió la mañana del 4 de junio.
A decir del mismo procurador Miguel Ángel Mancera, imputaciones directas de víctimas y testigos le llevaron a identificar a Ortiz Suárez como el jefe de la banda de La Flor, que secuestró, entre otros, a Fernando, cambiando su situación de víctima a arraigado, y a encontrar una veta perdida que, de confirmarse la información, podría llevarles a la ubicación de una de las más peligrosas bandas de secuestradores: éxito policiaco que no se traducirá en millas políticas para Ebrard, pues hay aspectos por aclarar, gente por detener, bandas por desmantelar y tranquilidad perdida por recuperar.
Un caso como éste, no obstante su importancia, por ser la excepción, no basta.
Retales
1. LAZOS.- Santiago Creel, en algo que negará, ha comenzado a solicitar en privado acercamientos y suturas de cara a su candidatura presidencial de 2012, o al menos para navegar el resto de esta legislatura;
2. TONTOS.- A diferencia del presidente Calderón, Marcelo Ebrard, que para eso tiene mayoría en su Congreso, rendirá su Informe de gobierno el día 17. Los panistas, ilusos, quieren hacer un acuerdo con el PRD para que sólo vaya y lo entregue; que no lo lea. ¡Hasta creen estos tontos!; y
3. EL SECRETARIO. El presidente Calderón no está en el ánimo de aceptar presiones para la designación del nuevo secretario técnico del Sistema Nacional de Seguridad Pública, ante el abandono de Roberto Campa. Sólo falta que las tolerara y sentara a negociarlo, lo que no veo.
Nos vemos mañana, pero en privado.
lopezdoriga@milenio.com
En privado
Milenio
Se ha convertido en el dios de sus disimulos. Florestán

El viernes pasado, les saltó una posibilidad a sus investigadores: un ex comandante de la extinta DIPD llevaba 20 días internado en un hospital en calidad de víctima de un atentado, que le dejó paralítico y vivía atado a un respirador artificial. El moribundo fue identificado como Humberto Ortiz Juárez, y su localización, en la sala de terapia intensiva de la clínica 32 del IMSS a la que fue conducido con un tiro en el cuello la noche del 22 de agosto, el mismo día de la plenaria del Sistema de Seguridad Pública en Palacio Nacional.
Para entonces ya estaban arraigados el comandante de la Policía Judicial José Luis Romero y el agente Fernando Hernández Santoyo por el secuestro y homicidio de Fernando Martí y su chofer Jorge Palma Lemus, y Marco Antonio Moreno Jiménez por el robo del auto en el que encontraron el cadáver de Fernando.
Y ahí estaban hasta el descubrimiento de una casa de seguridad en Coyoacán, de la que derivaron la captura de los hermanos Noe e Israel Cañas Ovalle, y después de Lorena González Hernández, la operadora del secuestro en el falso retén que montó y dirigió la mañana del 4 de junio.
A decir del mismo procurador Miguel Ángel Mancera, imputaciones directas de víctimas y testigos le llevaron a identificar a Ortiz Suárez como el jefe de la banda de La Flor, que secuestró, entre otros, a Fernando, cambiando su situación de víctima a arraigado, y a encontrar una veta perdida que, de confirmarse la información, podría llevarles a la ubicación de una de las más peligrosas bandas de secuestradores: éxito policiaco que no se traducirá en millas políticas para Ebrard, pues hay aspectos por aclarar, gente por detener, bandas por desmantelar y tranquilidad perdida por recuperar.
Un caso como éste, no obstante su importancia, por ser la excepción, no basta.
Retales
1. LAZOS.- Santiago Creel, en algo que negará, ha comenzado a solicitar en privado acercamientos y suturas de cara a su candidatura presidencial de 2012, o al menos para navegar el resto de esta legislatura;
2. TONTOS.- A diferencia del presidente Calderón, Marcelo Ebrard, que para eso tiene mayoría en su Congreso, rendirá su Informe de gobierno el día 17. Los panistas, ilusos, quieren hacer un acuerdo con el PRD para que sólo vaya y lo entregue; que no lo lea. ¡Hasta creen estos tontos!; y
3. EL SECRETARIO. El presidente Calderón no está en el ánimo de aceptar presiones para la designación del nuevo secretario técnico del Sistema Nacional de Seguridad Pública, ante el abandono de Roberto Campa. Sólo falta que las tolerara y sentara a negociarlo, lo que no veo.
Nos vemos mañana, pero en privado.
“Camaleónico, veleidoso y megalómano”
Francisco Garfias
Arsenal
Excélsior
Nos asomamos al acto de entrega del paquete económico para 2009, llevado a San Lázaro por el mismísimo Agustín Carstens. Llama la atención que lo hiciera en persona. Salvo el año pasado, cuando entraba en vigor la reforma fiscal, el secretario de Hacienda no acostumbra asistir a ese tipo de eventos. Manda a sus subalternos,
“Su presencia es un gesto de respaldo, de apoyo al titular del Ejecutivo, y un tapabocas a los que dicen que el Presidente está solo, que no lo respalda su gabinete”, nos explicó Manuel Minjares, coordinador de asesores de Carstens. Parecía una referencia a declaraciones del senador priista Manlio Fabio Beltrones, quien ha repetido que Felipe Calderón puede ser un buen Presidente pero que “no puede solo”.
El también ex diputado federal del PAN definió como “de seguridad nacional” la característica principal del Presupuesto para 2009. Sube 45% nominal el gasto en este rubro. Habrá 50% más para la Secretaría de Seguridad Pública, 25% para la PGR, 20% para la Secretaría de la Defensa Nacional y 13% para la Secretaría de Marina.
Minjares, por otro lado, nos hizo notar que es la primera vez, en lo que va del sexenio, que no hay miscelánea fiscal ni nuevos impuestos ni modificaciones a las leyes tributarias. En el primer año fue el impuesto a los activos; en el segundo, el famoso IETU. “Esto significa que el gobierno del presidente Calderón camina hacia la certidumbre jurídica de los contribuyentes, no hay cambios en las reglas de juego”, dijo.
Al coordinador de asesores lo van a mover pronto. Eso nos dijo una fuente que vio a este reportero charlar con él. “Estabas hablando con el próximo director de Banobras”, aseguró. Buscamos a Minjares en su celular. Juró que no sabe nada. “No creo que me muevan antes de diciembre”, puntualizó.
Notamos, sin embargo, que la idea de irse a Banobras no le desagrada. Lo que sí nos dijo tajante es que no va a Nafin. “Son meras especulaciones”, aseguró.
* * *
Personaje pintoresco, camaleónico, veleidoso y megalómano. Así describe el ex ceuista Fernando Belaunzarán, secretario de Formación Política del CEN del PRD, a Porfirio Muñoz Ledo, coordinador del Frente Amplio Progresista, en un artículo titulado “Derrocar a Calderón”, publicado en su blog personal Herejia Política.
El artículo reflexiona sobre la estrategia golpista de los dirigentes del FAP, develada por Muñoz Ledo en la entrevista que le concedió a Gina Morett, una aguda y experimentada reportera de Milenio Diario, y las posteriores “aclaraciones” de Porfirio en el sentido de que no promueve la caída de Felipe, sino la inclusión en la ley de la revocación de mandato.
“No era necesario oír las predicciones alucinantes de Porfirio Muñoz Ledo para darse cuenta que detrás de esa estrategia, que castiga la potencialidad electoral en aras de la ingobernabilidad, se persigue un objetivo rupturista que plantea cambiar de gobierno antes de que concluya el mandato del actual. A eso se le llama derrocar, aunque se encuentre una fórmula legal que sustente jurídicamente la salida y el reemplazo en el Poder Ejecutivo.”
Belaunzarán precisa que las explicaciones del embajador foxista se caen solas, al margen de que “en sus delirios” llegó a hablar hasta de llevar a cabo una revolución de terciopelo. “Legislar sobre mecanismos de democracia directa que incluyan la revocación del mandato es correcto y democrático, pero Muñoz Ledo sabe bien que no se pueden hacer leyes con dedicatoria, mucho menos que se apliquen retroactivamente”, puntualiza el perredista de Nueva Izquierda.
* * *
En exactamente un mes se iniciará la campaña interna para la elección del candidato del PAN a la gubernatura de San Luis Potosí. Conforme el tiempo avanza, se hace más evidente que quien gane esa contienda, a celebrarse el 7 diciembre próximo, es el que más posibilidades tiene de ser gobernador.
Las encuestas colocan al senador Alejandro Zapata a la cabeza en la intención de voto. Lleva entre 15 y 20 puntos de ventaja. En segundo lugar aparece el también senador Eugenio Govea y muy atrás viene el ex secretario del Trabajo, Francisco Javier Salazar.
El nerviosismo ya se apoderó del senador Govea. Nos cuentan que ahora exige, nada más y nada menos, que corran a todo el comité estatal del PAN, para poner allí a su gente. Uno que tenía que irse, ya se fue. Se trata de Héctor Mendizábal, presidente del citado comité estatal. Es suplente de Zapata en el Senado. En su lugar pusieron a Salvador Herrán. ¿Pero correr a todo el comité estatal?
Arsenal
Excélsior

“Su presencia es un gesto de respaldo, de apoyo al titular del Ejecutivo, y un tapabocas a los que dicen que el Presidente está solo, que no lo respalda su gabinete”, nos explicó Manuel Minjares, coordinador de asesores de Carstens. Parecía una referencia a declaraciones del senador priista Manlio Fabio Beltrones, quien ha repetido que Felipe Calderón puede ser un buen Presidente pero que “no puede solo”.
El también ex diputado federal del PAN definió como “de seguridad nacional” la característica principal del Presupuesto para 2009. Sube 45% nominal el gasto en este rubro. Habrá 50% más para la Secretaría de Seguridad Pública, 25% para la PGR, 20% para la Secretaría de la Defensa Nacional y 13% para la Secretaría de Marina.
Minjares, por otro lado, nos hizo notar que es la primera vez, en lo que va del sexenio, que no hay miscelánea fiscal ni nuevos impuestos ni modificaciones a las leyes tributarias. En el primer año fue el impuesto a los activos; en el segundo, el famoso IETU. “Esto significa que el gobierno del presidente Calderón camina hacia la certidumbre jurídica de los contribuyentes, no hay cambios en las reglas de juego”, dijo.
Al coordinador de asesores lo van a mover pronto. Eso nos dijo una fuente que vio a este reportero charlar con él. “Estabas hablando con el próximo director de Banobras”, aseguró. Buscamos a Minjares en su celular. Juró que no sabe nada. “No creo que me muevan antes de diciembre”, puntualizó.
Notamos, sin embargo, que la idea de irse a Banobras no le desagrada. Lo que sí nos dijo tajante es que no va a Nafin. “Son meras especulaciones”, aseguró.
* * *
Personaje pintoresco, camaleónico, veleidoso y megalómano. Así describe el ex ceuista Fernando Belaunzarán, secretario de Formación Política del CEN del PRD, a Porfirio Muñoz Ledo, coordinador del Frente Amplio Progresista, en un artículo titulado “Derrocar a Calderón”, publicado en su blog personal Herejia Política.
El artículo reflexiona sobre la estrategia golpista de los dirigentes del FAP, develada por Muñoz Ledo en la entrevista que le concedió a Gina Morett, una aguda y experimentada reportera de Milenio Diario, y las posteriores “aclaraciones” de Porfirio en el sentido de que no promueve la caída de Felipe, sino la inclusión en la ley de la revocación de mandato.
“No era necesario oír las predicciones alucinantes de Porfirio Muñoz Ledo para darse cuenta que detrás de esa estrategia, que castiga la potencialidad electoral en aras de la ingobernabilidad, se persigue un objetivo rupturista que plantea cambiar de gobierno antes de que concluya el mandato del actual. A eso se le llama derrocar, aunque se encuentre una fórmula legal que sustente jurídicamente la salida y el reemplazo en el Poder Ejecutivo.”
Belaunzarán precisa que las explicaciones del embajador foxista se caen solas, al margen de que “en sus delirios” llegó a hablar hasta de llevar a cabo una revolución de terciopelo. “Legislar sobre mecanismos de democracia directa que incluyan la revocación del mandato es correcto y democrático, pero Muñoz Ledo sabe bien que no se pueden hacer leyes con dedicatoria, mucho menos que se apliquen retroactivamente”, puntualiza el perredista de Nueva Izquierda.
* * *
En exactamente un mes se iniciará la campaña interna para la elección del candidato del PAN a la gubernatura de San Luis Potosí. Conforme el tiempo avanza, se hace más evidente que quien gane esa contienda, a celebrarse el 7 diciembre próximo, es el que más posibilidades tiene de ser gobernador.
Las encuestas colocan al senador Alejandro Zapata a la cabeza en la intención de voto. Lleva entre 15 y 20 puntos de ventaja. En segundo lugar aparece el también senador Eugenio Govea y muy atrás viene el ex secretario del Trabajo, Francisco Javier Salazar.
El nerviosismo ya se apoderó del senador Govea. Nos cuentan que ahora exige, nada más y nada menos, que corran a todo el comité estatal del PAN, para poner allí a su gente. Uno que tenía que irse, ya se fue. Se trata de Héctor Mendizábal, presidente del citado comité estatal. Es suplente de Zapata en el Senado. En su lugar pusieron a Salvador Herrán. ¿Pero correr a todo el comité estatal?
Castillo Peraza
Germán Martínez Cázares
Presidente nacional del PAN
El Universal
“Cada mañana es un desastre, sufro como un perro, por la mala calidad del periodismo escrito”, exclamó recientemente en Monterrey, Nuevo León, el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Y remató: “Es raro encontrar notas o reportajes que sean auténticas joyas”.
El sentimiento del autor de El amor en los tiempos del cólera frente a la prensa escrita me recordó el mal humor de Carlos Castillo Peraza frente a sus colegas periodistas.
En su oficina de Coyoacán —ya retirado del Partido Acción Nacional— dedicaba algunas mañanas a criticar con fruición y corregir divertido las cabezas y notas de los periódicos capitalinos.
Fustigaba con humor negro, como un Karl Kraus mexicano —el maestro de Elías Canetti— a los escribidores claudicantes de la gramática. Tenía, como Kraus, “luchas titánicas con las comas” y vapuleaba los intentos de los aprendices de ponerlas desordenadamente “con salero”.
Castillo Peraza presumió una sintaxis impecable. Fueron célebres muchos de sus textos provocadores y puntillosos. Sabía, pues, acomodar correctamente las palabras. Conocía el sentido y el alcance de ellas. Ese fue el cimiento de su tarea política.
La política para Castillo Peraza era entrelazar palabra y tiempo. Es decir, dialogar. Sabía que la política sin diálogo es fetichismo, política sin palabra, espectáculo, imagen hueca de ideas. Combatió la ideología del marketing.
Carlos aprendió a escribir correctamente, en la corresponsalía campechana del Diario de Yucatán, cuando apenas tendría 20 años. Su último periódico fue EL UNIVERSAL.
Pero entendió del uso adecuado del tiempo cuando estudió en Friburgo, Suiza, precisamente en la misma universidad donde el filósofo Martin Heidegger cultivó las ideas de la existencia y el tiempo.
Castillo Peraza entendía el valor del tiempo. Con aires de clásico liberal, sentenció en alguna ocasión: “Un gobierno será mejor en la medida que salve a sus ciudadanos de perder el tiempo”.
Pronto, por alguna herencia maya, se dedicó a ordenar en un calendario ideas y palabras. Pasó de la lucha gramática a la lucha política, en la que, según Enrique Krauze, fue “la última llamarada del vasconcelismo”.
Desde el PAN imaginó, soñó y ayudó a construir la transición democrática mexicana. Puso en cadencia el anhelo ciudadano de democratización, las posibilidades panistas de empujarla y los niveles de resistencia del gobierno priísta.
Como un “Maquiavelo moral” —la expresión es de Javier Sicilia—, puso en el juego democrático y en el tiempo de las urnas todas sus palabras.
Ese fue su éxito y, en gran medida, lo que el propio Castillo bautizó como la “victoria cultural” de Acción Nacional.
Una victoria de tejer palabras y tiempo con todos al desterrar “la cultura maniquea del mural mexicano” que pinta a unos mexicanos como buenos permanentes y a otros como malos eternos.
Sus adversarios buscaron ofenderlo de mil maneras. Unos con el mote de “gradualista”. No fue insulto, fue un elogio.
El gradualista Castillo Peraza es la descripción de un éxito. De ese triunfo panista, típicamente castillista, de ordenar cronológicamente en el tiempo cada palabra, cada exigencia y acordarla con quien piensa diferente en diálogo plural, parlamentario y pacífico.
Hoy, hace exactamente ocho años, el tiempo terrenal se le terminó a Carlos Castillo Peraza en la ciudad de Bonn, Alemania.
Su legado ya logró la victoria al tiempo. Trascendió. Hoy todo el mundo habla de diálogo, de la importancia de las palabras y de las urgencias del tiempo.
***
Fuente inagotable de orgullo nacional en este mes patrio y para siempre: los atletas mexicanos en los Juegos Paralímpicos en Beijing, China.
Presidente nacional del PAN
El Universal

El sentimiento del autor de El amor en los tiempos del cólera frente a la prensa escrita me recordó el mal humor de Carlos Castillo Peraza frente a sus colegas periodistas.
En su oficina de Coyoacán —ya retirado del Partido Acción Nacional— dedicaba algunas mañanas a criticar con fruición y corregir divertido las cabezas y notas de los periódicos capitalinos.
Fustigaba con humor negro, como un Karl Kraus mexicano —el maestro de Elías Canetti— a los escribidores claudicantes de la gramática. Tenía, como Kraus, “luchas titánicas con las comas” y vapuleaba los intentos de los aprendices de ponerlas desordenadamente “con salero”.
Castillo Peraza presumió una sintaxis impecable. Fueron célebres muchos de sus textos provocadores y puntillosos. Sabía, pues, acomodar correctamente las palabras. Conocía el sentido y el alcance de ellas. Ese fue el cimiento de su tarea política.
La política para Castillo Peraza era entrelazar palabra y tiempo. Es decir, dialogar. Sabía que la política sin diálogo es fetichismo, política sin palabra, espectáculo, imagen hueca de ideas. Combatió la ideología del marketing.
Carlos aprendió a escribir correctamente, en la corresponsalía campechana del Diario de Yucatán, cuando apenas tendría 20 años. Su último periódico fue EL UNIVERSAL.
Pero entendió del uso adecuado del tiempo cuando estudió en Friburgo, Suiza, precisamente en la misma universidad donde el filósofo Martin Heidegger cultivó las ideas de la existencia y el tiempo.
Castillo Peraza entendía el valor del tiempo. Con aires de clásico liberal, sentenció en alguna ocasión: “Un gobierno será mejor en la medida que salve a sus ciudadanos de perder el tiempo”.
Pronto, por alguna herencia maya, se dedicó a ordenar en un calendario ideas y palabras. Pasó de la lucha gramática a la lucha política, en la que, según Enrique Krauze, fue “la última llamarada del vasconcelismo”.
Desde el PAN imaginó, soñó y ayudó a construir la transición democrática mexicana. Puso en cadencia el anhelo ciudadano de democratización, las posibilidades panistas de empujarla y los niveles de resistencia del gobierno priísta.
Como un “Maquiavelo moral” —la expresión es de Javier Sicilia—, puso en el juego democrático y en el tiempo de las urnas todas sus palabras.
Ese fue su éxito y, en gran medida, lo que el propio Castillo bautizó como la “victoria cultural” de Acción Nacional.
Una victoria de tejer palabras y tiempo con todos al desterrar “la cultura maniquea del mural mexicano” que pinta a unos mexicanos como buenos permanentes y a otros como malos eternos.
Sus adversarios buscaron ofenderlo de mil maneras. Unos con el mote de “gradualista”. No fue insulto, fue un elogio.
El gradualista Castillo Peraza es la descripción de un éxito. De ese triunfo panista, típicamente castillista, de ordenar cronológicamente en el tiempo cada palabra, cada exigencia y acordarla con quien piensa diferente en diálogo plural, parlamentario y pacífico.
Hoy, hace exactamente ocho años, el tiempo terrenal se le terminó a Carlos Castillo Peraza en la ciudad de Bonn, Alemania.
Su legado ya logró la victoria al tiempo. Trascendió. Hoy todo el mundo habla de diálogo, de la importancia de las palabras y de las urgencias del tiempo.
***
Fuente inagotable de orgullo nacional en este mes patrio y para siempre: los atletas mexicanos en los Juegos Paralímpicos en Beijing, China.
Sin futuro deseable
Héctor Aguilar Camín
acamin@milenio.com
Día con día
Milenio
La democracia, en su acepción de elecciones libres, le dio durante décadas un rumbo claro, deseable, a los esfuerzos y a los sueños del país.
Fue una épica nacional que se impuso lenta pero irrevocablemente. Una oferta clara de futuro: le dijo al país a dónde ir y lo arrastró hacia ese punto.
El clímax de aquel futuro deseado fue la alternancia del año 2000.
Ocho años después de aquella fecha, se tiene la impresión de que el país quería la democracia pero no sabía para qué.
¿Para qué querían el poder los panistas, que lo han ganado dos veces desde entonces? Es asunto que no han respondido públicamente bajo la forma de un proyecto preciso ni de país ni de gobierno.
Los gobiernos panistas de Vicente Fox y de Felipe Calderón mantuvieron el rumbo heredado de las reformas priistas de los años 90, sin abundar o empeñarse en ellas. Los gobiernos del cambio democrático fueron los gobiernos de la continuidad inercial
Nos han dejado claro que querían el poder pero no sabían para qué. No han dado al país un horizonte de futuro al cual dirigir las energías despertadas por la vida democrática.
El camino del PRI ha sido renegar de sus propias reformas y resistir sus derrotas políticas maniobrando en la sombra. Toda su apuesta parece reducirse a que la historia dé la vuelta y les regrese el poder, de la mano de los errores de los otros.
Se cuidan muy bien de decirnos para qué quieren de nuevo el poder, probablemente porque tampoco lo saben con claridad, porque no tienen tampoco la oferta de futuro que tan ostensiblemente falta en el gobierno, en la política y en el país.
Respecto de la izquierda, es difícil imaginar un desperdicio mayor de potencialidades y oportunidades que las que esa corriente y su partido histórico, el PRD, han tirado por la borda en estos años.
Han gobernado lo que la democracia les dio repitiendo viejas ideas y prácticas del populismo político y el clientelismo burocrático del PRI.
A la hora de mirar hacia delante, por ejemplo en materia petrolera, no han sabido sino mirar hacia atrás.
Nada ha sustituido el llamado de futuro cumplido de la democracia mexicana. La democracia mexicana es por eso un espectáculo de pequeñas batallas que nadie gana, un empate continuo de proyectos que se estorban entre sí.
Los rasgos dominantes de la democracia mexicana son por ahora la falta de un piso común de propósitos y de un futuro deseable para los esfuerzos de la nación.
acamin@milenio.com
Día con día
Milenio

Fue una épica nacional que se impuso lenta pero irrevocablemente. Una oferta clara de futuro: le dijo al país a dónde ir y lo arrastró hacia ese punto.
El clímax de aquel futuro deseado fue la alternancia del año 2000.
Ocho años después de aquella fecha, se tiene la impresión de que el país quería la democracia pero no sabía para qué.
¿Para qué querían el poder los panistas, que lo han ganado dos veces desde entonces? Es asunto que no han respondido públicamente bajo la forma de un proyecto preciso ni de país ni de gobierno.
Los gobiernos panistas de Vicente Fox y de Felipe Calderón mantuvieron el rumbo heredado de las reformas priistas de los años 90, sin abundar o empeñarse en ellas. Los gobiernos del cambio democrático fueron los gobiernos de la continuidad inercial
Nos han dejado claro que querían el poder pero no sabían para qué. No han dado al país un horizonte de futuro al cual dirigir las energías despertadas por la vida democrática.
El camino del PRI ha sido renegar de sus propias reformas y resistir sus derrotas políticas maniobrando en la sombra. Toda su apuesta parece reducirse a que la historia dé la vuelta y les regrese el poder, de la mano de los errores de los otros.
Se cuidan muy bien de decirnos para qué quieren de nuevo el poder, probablemente porque tampoco lo saben con claridad, porque no tienen tampoco la oferta de futuro que tan ostensiblemente falta en el gobierno, en la política y en el país.
Respecto de la izquierda, es difícil imaginar un desperdicio mayor de potencialidades y oportunidades que las que esa corriente y su partido histórico, el PRD, han tirado por la borda en estos años.
Han gobernado lo que la democracia les dio repitiendo viejas ideas y prácticas del populismo político y el clientelismo burocrático del PRI.
A la hora de mirar hacia delante, por ejemplo en materia petrolera, no han sabido sino mirar hacia atrás.
Nada ha sustituido el llamado de futuro cumplido de la democracia mexicana. La democracia mexicana es por eso un espectáculo de pequeñas batallas que nadie gana, un empate continuo de proyectos que se estorban entre sí.
Los rasgos dominantes de la democracia mexicana son por ahora la falta de un piso común de propósitos y de un futuro deseable para los esfuerzos de la nación.
Golpistas esconden la mano
Pablo Hiriart
Vida Nacional
Excélsior
El tema de la salida anticipada del Presidente no fue un invento de los periodistas.
Hay un sector del Frente Amplio Progresista busca que enturbiar el ambiente para que al país le vaya mal y llegar al poder por la puerta de atrás.
Como ayuda de memoria, aquí está lo que dijo Porfirio Muñoz Ledo, coordinador nacional del Frente Amplio Progresista, en la entrevista con Georgina Morett que aquí hemos citado en varias ocasiones:
-Usted (le pregunta Morett) habla de una absoluta descomposición. ¿La respuesta es un gobierno encabezado por López Obrador?
-No has entendido el proyecto. Primero se tiene que acabar con el gobierno de Calderón, luego tiene que surgir un gobierno interino. Si es después de diciembre va a durar cuatro años, si hubiera sido antes duraría 18 meses y este gobierno puede dividirse en jefatura de estado y de gobierno, eso es lo que estoy proponiendo.
-¿Y no se trata de que el gobernador interino sea López Obrador?
-Yo creo que la solución a corto plazo en el país es el gobierno interino. El movimiento de Andrés Manuel es de mediano y largo plazo; tiene 20 ó 22 por ciento de la población, con eso se puede hacer una transición, pero lo urgente es la suspensión constitucional del mandato de Calderón. Si no, el país se hunde, podenos discutir cómo se maneja la tripulación, pero si el barco se hunde no hay tripulaciones.
-¿Si Calderón termina?
-Ya no hay solución, no va a terminar, y el problema sería que vendría una ola de ingobernabilidad en el país.
Bueno, después de las críticas que algunos periodistas hemos hecho de esas estrafalarias pretensiones, importantes miembros y aliados del FAP han salido a tergiversar los dichos de Muñoz Ledo, en lugar de condenarlos. Hay proyecto.. Los exabruptos de Porfirio los delatan.
El editorial institucional de un importante medio de comunicación del DF, expresión periodística del lopezobradorismo, apuntó lo siguiente en su edición del viernes:
“La reciente declaración del coordinador del FAP, Porfirio Muñoz Ledo sobre la pertinencia de instaurar los mecanismos del referendo y la revocación de mandato, ha dado pie a una enésima campaña de linchamiento mediático en la que se ha distorsionado el planteamiento hasta el grado de acusar al declarante de buscar el ‘derrocamiento’ de Felipe Calderón. Lejos de tal escenario, que llevaría implícita una ruptura de la institucionalidad, Muñoz Ledo se refirió a un posible escenario de presidencia interina —prevista en la Constitución— antes de 2012 propuso perfeccionar el marco republicano vigente con la incorporación de un mecanismo de control ciudadano sobre las autoridades”.
¿Hay o no manipulación de las declaraciones del coordinador del FAP para ocultar lo evidente? Están por la caída del Presidente, punto.
Más de la manipulación, Manuel Camacho escribió ayer en su columna:
“Es un contrasentido: desde Los Pinos se alimenta la idea de que Felipe Calderón está en riesgo. Son los periodistas más cercanos a la Presidencia quienes han difundido la idea. Si no se trata de un acto de extrema torpeza, solo caben dos explicaciones.. La primera: existe una estrategia de comunicación donde se presenta a Calderón como una víctima, para así ganar el apoyo de los ciudadanos que se inclinan por proteger al débil. La segunda: dentro del más rancio autoritarismo, se busca desacreditar al adversario, para crear el clima que justifique después la represión”.
Otro que quiere sacar las castañas del fuego.
Fue Muñoz Ledo, en distintas entrevistas, quien planteó y desarrolló el escenario de la salida anticipada como única alternativa: “ya no hay de otra. No va a terminar”.
Tiran la piedra y esconden la mano. Y quieren que nadie se de cuenta de sus intenciones.
Camacho habla de un escenario para “justificar la represión”, gubernamental.
Puras calenturas del ex regente del DF.
Él, Víctor Manuel Camacho Solís, declaró hace poco más de una semana que si el PRI y el PAN van a un “mayoriteo” en la reforma energética, entonces “vamos a restablecer los enfrentamientos y las movilizaciones en todo el país”.
¿Vamos? ¿Vamos, quiénes?
No se puede tanto cinismo.
Han tocado todos los resortes para descomponer al país y han fracasado. Ahora esperan la oportunidad de la reforma petrolera, como amenazó Camacho.
Descomponer, enrarecer, eso hacen.
Son los mismos, los mismitos que descompusieron el ambiente cuando se lanzó a Colosio como candidato presidencial del PRI.
Quieren hacer de México otra Bolivia. Que el país caiga en una espiral de violencia e ingobernabilidad, y así quedarse con los despojos de la nación.
Vida Nacional
Excélsior
Hay un sector del Frente Amplio Progresista busca que enturbiar el ambiente para que al país le vaya mal y llegar al poder por la puerta de atrás.
Como ayuda de memoria, aquí está lo que dijo Porfirio Muñoz Ledo, coordinador nacional del Frente Amplio Progresista, en la entrevista con Georgina Morett que aquí hemos citado en varias ocasiones:
-Usted (le pregunta Morett) habla de una absoluta descomposición. ¿La respuesta es un gobierno encabezado por López Obrador?
-No has entendido el proyecto. Primero se tiene que acabar con el gobierno de Calderón, luego tiene que surgir un gobierno interino. Si es después de diciembre va a durar cuatro años, si hubiera sido antes duraría 18 meses y este gobierno puede dividirse en jefatura de estado y de gobierno, eso es lo que estoy proponiendo.
-¿Y no se trata de que el gobernador interino sea López Obrador?
-Yo creo que la solución a corto plazo en el país es el gobierno interino. El movimiento de Andrés Manuel es de mediano y largo plazo; tiene 20 ó 22 por ciento de la población, con eso se puede hacer una transición, pero lo urgente es la suspensión constitucional del mandato de Calderón. Si no, el país se hunde, podenos discutir cómo se maneja la tripulación, pero si el barco se hunde no hay tripulaciones.
-¿Si Calderón termina?
-Ya no hay solución, no va a terminar, y el problema sería que vendría una ola de ingobernabilidad en el país.
Bueno, después de las críticas que algunos periodistas hemos hecho de esas estrafalarias pretensiones, importantes miembros y aliados del FAP han salido a tergiversar los dichos de Muñoz Ledo, en lugar de condenarlos. Hay proyecto.. Los exabruptos de Porfirio los delatan.
El editorial institucional de un importante medio de comunicación del DF, expresión periodística del lopezobradorismo, apuntó lo siguiente en su edición del viernes:
“La reciente declaración del coordinador del FAP, Porfirio Muñoz Ledo sobre la pertinencia de instaurar los mecanismos del referendo y la revocación de mandato, ha dado pie a una enésima campaña de linchamiento mediático en la que se ha distorsionado el planteamiento hasta el grado de acusar al declarante de buscar el ‘derrocamiento’ de Felipe Calderón. Lejos de tal escenario, que llevaría implícita una ruptura de la institucionalidad, Muñoz Ledo se refirió a un posible escenario de presidencia interina —prevista en la Constitución— antes de 2012 propuso perfeccionar el marco republicano vigente con la incorporación de un mecanismo de control ciudadano sobre las autoridades”.
¿Hay o no manipulación de las declaraciones del coordinador del FAP para ocultar lo evidente? Están por la caída del Presidente, punto.
Más de la manipulación, Manuel Camacho escribió ayer en su columna:
“Es un contrasentido: desde Los Pinos se alimenta la idea de que Felipe Calderón está en riesgo. Son los periodistas más cercanos a la Presidencia quienes han difundido la idea. Si no se trata de un acto de extrema torpeza, solo caben dos explicaciones.. La primera: existe una estrategia de comunicación donde se presenta a Calderón como una víctima, para así ganar el apoyo de los ciudadanos que se inclinan por proteger al débil. La segunda: dentro del más rancio autoritarismo, se busca desacreditar al adversario, para crear el clima que justifique después la represión”.
Otro que quiere sacar las castañas del fuego.
Fue Muñoz Ledo, en distintas entrevistas, quien planteó y desarrolló el escenario de la salida anticipada como única alternativa: “ya no hay de otra. No va a terminar”.
Tiran la piedra y esconden la mano. Y quieren que nadie se de cuenta de sus intenciones.
Camacho habla de un escenario para “justificar la represión”, gubernamental.
Puras calenturas del ex regente del DF.
Él, Víctor Manuel Camacho Solís, declaró hace poco más de una semana que si el PRI y el PAN van a un “mayoriteo” en la reforma energética, entonces “vamos a restablecer los enfrentamientos y las movilizaciones en todo el país”.
¿Vamos? ¿Vamos, quiénes?
No se puede tanto cinismo.
Han tocado todos los resortes para descomponer al país y han fracasado. Ahora esperan la oportunidad de la reforma petrolera, como amenazó Camacho.
Descomponer, enrarecer, eso hacen.
Son los mismos, los mismitos que descompusieron el ambiente cuando se lanzó a Colosio como candidato presidencial del PRI.
Quieren hacer de México otra Bolivia. Que el país caiga en una espiral de violencia e ingobernabilidad, y así quedarse con los despojos de la nación.
El Presidente está enojado
Salvador García Soto
Serpientes y Escaleras
El Universal
Sin asesores que lo ayuden a mantener fría la cabeza y a tomar decisiones ecuánimes, más bien rodeado de un grupo de amigos, Calderón está teniendo arranques que lo alejan de su discurso conciliador y democrático
“N’hombre, éste no es de mecha corta, no tiene mecha”, dijo un día un panista encumbrado acerca de Felipe Calderón cuando éste asumió la Presidencia. Y el carácter irritable e impulsivo del Presidente está saliendo a relucir en momentos en que enfrenta la que hasta ahora es la etapa más conflictiva de sus dos años de gobierno.
Sin asesores que lo ayuden a mantener fría la cabeza y a tomar decisiones ecuánimes, y más bien rodeado de un grupo de amigos que le dicen lo que quier oír y le calientan el ánimo, Calderón está teniendo arranques que lo alejan de su discurso conciliador y democrático y colocan sus intenciones y decisiones más cercanas al presidencialismo autócrata.
El problema para el Presidente es que, aunque tiene aún poder suficiente para dar manotazos y pedir que rueden cabezas, por ejemplo en los medios, esa práctica hoy día tendría un altísimo costo político y le abriría un delicado y explosivo frente en momentos en que ya tiene abiertos flancos como el de la inseguridad, el combate al narcotráfico y la crisis económica que amenaza con volverse recesión en los próximos meses.
¿Tiene entonces algún sentido que colaboradores suyos, de los más cercanos, le estén llevando expedientes, con todo y textos subrayados, para convencerlo de que su problema son los medios y ponerlo a pelear contra periodistas y directivos?
Para empezar, no se entiende cómo secretarios del gabinete que se supone están metidos de lleno en el tema de la inseguridad o colaboradores de Los Pinos crean torpemente que su papel es acusando a directores de medios o pidiendo su cabeza, como si con eso ayudaran en algo al Presidente para enfrentar las crisis que, en distintos ámbitos, enfrenta en estos momentos el país.
Calderón ha tenido en las últimas semanas desplantes y actitudes públicas y privadas que muestran variaciones en su ánimo. De pronto, en un mismo evento, como el que tuvo con directivos y empleados de la transnacional Wal-Mart el jueves pasado, se le ve eufórico y excesivamente optimista, pero al mismo tiempo que cuenta anécdotas familiares, aprovecha para enderezar un duro discurso a los críticos de su gobierno, y mete en el mismo paquete a medios críticos que, acusa, tratan de “eliminar todo resquicio de esperanza de los mexicanos”; a sus detractores políticos “que auguran catástrofes”, y a “un puñado de delincuentes (que) no es significativo para decidir el futuro del país”.
Así, Calderón ubica, en su óptica obnubilada, igual a medios y periodistas críticos que a enemigos políticos que han hablado irresponsablemente de derrocarlo o a los delincuentes que desafían al Estado mexicano y a su gobierno.
Confundir tres cosas tan claramente distintas, grupos que persiguen objetivos completamente opuestos, sólo habla de un Presidente enojado, confundido y que en la ira que —por sí mismo o por obra de sus colaboradores— experimenta, no distingue diferencias de fondo y señala públicamente, y con un mismo rasero, a periodistas que ejercen su labor de informar y su derecho a la crítica y a delincuentes organizados que desestabilizan con violencia o a locuaces y deslenguados conspiradores contra su gobierno.
Decía Plutarco (50 AC) que es la crítica y no la alabanza lo que aleja del error al gobernante. Confundir la crítica con un crimen o con ánimos desestabilizadores sólo habla de la pequeñez política de quienes aconsejan al Presidente. Le hacen más daño a él y al país colaboradores ineptos, aduladores e irresponsables, que la crítica más mordaz que se le pueda hacer desde cualquier medio.
¿Tendrá Calderón en su círculo alguien que lo contradiga, que le muestre un ángulo distinto al que él ve de los problemas del país? ¿Alguien que no sólo lo adule y le diga lo que quiere oír, sino que lo ayude a equilibrar su visión y sus acciones?
Convendría que el Presidente se serenara. Que entendiera que no todos los amigos son capaces de decir la verdad al gobernante y que a veces para llegar a la verdad hay que escuchar tanto lo que dicen los amigos como los enemigos. Un par de frases escritas por José Martí a propósito de los gobernantes ayudaría a serenar los ánimos en la casa presidencial: “La vanidad tiene el hígado sensible; tiene artes increíbles la lisonja. El que le adula, le sujeta… Sólo resisten el vaho venenoso del poder las cabezas fuertes”.
Serpientes y Escaleras
El Universal
Sin asesores que lo ayuden a mantener fría la cabeza y a tomar decisiones ecuánimes, más bien rodeado de un grupo de amigos, Calderón está teniendo arranques que lo alejan de su discurso conciliador y democrático

Sin asesores que lo ayuden a mantener fría la cabeza y a tomar decisiones ecuánimes, y más bien rodeado de un grupo de amigos que le dicen lo que quier oír y le calientan el ánimo, Calderón está teniendo arranques que lo alejan de su discurso conciliador y democrático y colocan sus intenciones y decisiones más cercanas al presidencialismo autócrata.
El problema para el Presidente es que, aunque tiene aún poder suficiente para dar manotazos y pedir que rueden cabezas, por ejemplo en los medios, esa práctica hoy día tendría un altísimo costo político y le abriría un delicado y explosivo frente en momentos en que ya tiene abiertos flancos como el de la inseguridad, el combate al narcotráfico y la crisis económica que amenaza con volverse recesión en los próximos meses.
¿Tiene entonces algún sentido que colaboradores suyos, de los más cercanos, le estén llevando expedientes, con todo y textos subrayados, para convencerlo de que su problema son los medios y ponerlo a pelear contra periodistas y directivos?
Para empezar, no se entiende cómo secretarios del gabinete que se supone están metidos de lleno en el tema de la inseguridad o colaboradores de Los Pinos crean torpemente que su papel es acusando a directores de medios o pidiendo su cabeza, como si con eso ayudaran en algo al Presidente para enfrentar las crisis que, en distintos ámbitos, enfrenta en estos momentos el país.
Calderón ha tenido en las últimas semanas desplantes y actitudes públicas y privadas que muestran variaciones en su ánimo. De pronto, en un mismo evento, como el que tuvo con directivos y empleados de la transnacional Wal-Mart el jueves pasado, se le ve eufórico y excesivamente optimista, pero al mismo tiempo que cuenta anécdotas familiares, aprovecha para enderezar un duro discurso a los críticos de su gobierno, y mete en el mismo paquete a medios críticos que, acusa, tratan de “eliminar todo resquicio de esperanza de los mexicanos”; a sus detractores políticos “que auguran catástrofes”, y a “un puñado de delincuentes (que) no es significativo para decidir el futuro del país”.
Así, Calderón ubica, en su óptica obnubilada, igual a medios y periodistas críticos que a enemigos políticos que han hablado irresponsablemente de derrocarlo o a los delincuentes que desafían al Estado mexicano y a su gobierno.
Confundir tres cosas tan claramente distintas, grupos que persiguen objetivos completamente opuestos, sólo habla de un Presidente enojado, confundido y que en la ira que —por sí mismo o por obra de sus colaboradores— experimenta, no distingue diferencias de fondo y señala públicamente, y con un mismo rasero, a periodistas que ejercen su labor de informar y su derecho a la crítica y a delincuentes organizados que desestabilizan con violencia o a locuaces y deslenguados conspiradores contra su gobierno.
Decía Plutarco (50 AC) que es la crítica y no la alabanza lo que aleja del error al gobernante. Confundir la crítica con un crimen o con ánimos desestabilizadores sólo habla de la pequeñez política de quienes aconsejan al Presidente. Le hacen más daño a él y al país colaboradores ineptos, aduladores e irresponsables, que la crítica más mordaz que se le pueda hacer desde cualquier medio.
¿Tendrá Calderón en su círculo alguien que lo contradiga, que le muestre un ángulo distinto al que él ve de los problemas del país? ¿Alguien que no sólo lo adule y le diga lo que quiere oír, sino que lo ayude a equilibrar su visión y sus acciones?
Convendría que el Presidente se serenara. Que entendiera que no todos los amigos son capaces de decir la verdad al gobernante y que a veces para llegar a la verdad hay que escuchar tanto lo que dicen los amigos como los enemigos. Un par de frases escritas por José Martí a propósito de los gobernantes ayudaría a serenar los ánimos en la casa presidencial: “La vanidad tiene el hígado sensible; tiene artes increíbles la lisonja. El que le adula, le sujeta… Sólo resisten el vaho venenoso del poder las cabezas fuertes”.
Tarea para Hércules
Carlos Marín
cmarin@milenio.com
El asalto a la razón
Milenio
La probable responsabilidad de un ex agente de la desaparecida Dirección de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia en el secuestro y asesinato del niño Fernando Martí, sugiere lo acertado pero insuficiente de uno de los compromisos presidenciales asumidos en el Consejo Nacional de Seguridad Pública.
En el punto 1.3 del Artículo Tercero, se responsabiliza a la PGR y a las secretarías de Seguridad Pública, Gobernación y Hacienda de dar “seguimiento a elementos dados de baja…”, para lo cual tienen como plazo un triste año.
La DIPD tuvo su auge (1976-1982) en una de las etapas más siniestras de la policía capitalina (del “general” Arturo Durazo) y fue compinche de la criminal Dirección Federal de Seguridad (de Miguel Nazar Haro): dos de las corporaciones que nutrieron de persecutores y homicidas a la (más temible aún) Brigada Blanca.
En el país, deben ser muchos más los ex que los 400 mil policías en activo ahora.
Para cumplir la palabra de Felipe Calderón, hace falta un ejército de arqueólogos y gerontólogos criminalistas.
cmarin@milenio.com
El asalto a la razón
Milenio

En el punto 1.3 del Artículo Tercero, se responsabiliza a la PGR y a las secretarías de Seguridad Pública, Gobernación y Hacienda de dar “seguimiento a elementos dados de baja…”, para lo cual tienen como plazo un triste año.
La DIPD tuvo su auge (1976-1982) en una de las etapas más siniestras de la policía capitalina (del “general” Arturo Durazo) y fue compinche de la criminal Dirección Federal de Seguridad (de Miguel Nazar Haro): dos de las corporaciones que nutrieron de persecutores y homicidas a la (más temible aún) Brigada Blanca.
En el país, deben ser muchos más los ex que los 400 mil policías en activo ahora.
Para cumplir la palabra de Felipe Calderón, hace falta un ejército de arqueólogos y gerontólogos criminalistas.
Sobre la caída de Calderón
Leo Zuckermann
Juegos de Poder
Excélsior
Como si estuviéramos en el siglo XIX donde los presidentes caían como moscas, regreso a México y me encuentro que uno de los temas que se litiga en los medios es la posible caída del presidente Calderón. No se trata, al parecer, de una ocurrencia sino de un debate en serio. Yo me pregunto: ¿de verdad hay una posibilidad de que esto suceda? Objetivamente, no lo veo. Sin embargo, alguien se está beneficiando al hablar de eso. La pregunta es quién.
Aquí también hay otra polémica. El sentido común diría que el primer beneficiario es el movimiento lopezobradorista. Nada mejor que una noticia escandalosa para mantenerse vivos en los medios. Es un escándalo andar hablando de la desaparición de un gobierno: implica plantear la existencia de una crisis mayor. Y esta narrativa a quienes más beneficia es a los adversarios más acérrimos del Presidente.
No por nada fue Porfirio Muñoz Ledo, lopezobradorista de hueso colorado, el que puso el tema sobre la mesa. En una entrevista en Milenio afirmó que “se tiene que acabar con el gobierno de Calderón”. Ante la insistencia de la reportera, el dirigente del Frente Amplio Progresista dijo: “Lo urgente es la suspensión constitucional del mandato de Calderón. Si no el país se hunde”. Y remató: “No va a terminar, y el problema sería que vendría una ola de ingobernabilidad en el país”. Se trata, sin duda, de una declaración polémica de ésas que tanto le gustan a los medios. Comenzaron, entonces, las especulaciones. ¿A qué se refería Muñoz Ledo? Después del ruido que se generó, él mismo aclaró: “Estamos hablando de una solución constitucional al drama del país […] no estoy proponiendo un derrocamiento, que implicaría una subversión en México en dos sentidos: popular o militar. Cualquiera de las dos cosas es impensable, imposible e indeseable”.
Pero ahora resulta que López Obrador y compañía dicen que el gran beneficiario del asunto de la posible caída de Calderón es… Calderón. El tabasqueño asegura que “el supuesto intento de derrocamiento responde a una estrategia política diseñada desde Los Pinos, con la deliberada intención de manipular una situación […] Nosotros no queremos el derrocamiento de Calderón, porque el Presidente pelele se cae sólo. Se acaba de caer de una bicicleta”.
Sus colaboradores más cercanos le hacen eco. José Agustín Ortiz Pinchetti en La Jornada: están “sembrando la acusación de que intentamos derrocar a Felipe. Esas denuncias no se sustentan en ningún hecho concreto. Son elaboradas por ‘plumíferos’ inteligentes, bien pagados y colocados en posiciones estratégicas. Cuando la derecha y el gobierno quieren provocar una reacción de opinión pública coordinan esos ataques”. Manuel Camacho en El Universal: “Desde Los Pinos se alimenta la idea de que el cargo de Calderón está en riesgo. Son los periodistas más cercanos a Presidencia quienes han difundido la idea. Si no se trata de un acto de extrema torpeza, sólo caben dos explicaciones. La primera: existe una estrategia de comunicación donde se presenta a Calderón como una víctima, para así ganar el apoyo de los ciudadanos que se inclinan por proteger al débil. La segunda: dentro del más rancio autoritarismo, se busca desacreditar al adversario, para crear el clima que justifique después la represión”.
Entonces, ¿a quién creerle? ¿A quién beneficia más estar hablando de la caída del Presidente? Resulta que un lopezobradorista destacado da una declaración polémica. Los medios, haciendo su trabajo, la explotan al máximo. Y luego el lopezobradorismo dice que todo se trata de un complot urdido desde el gobierno para desacreditarlos. ¿Suena familiar? ¿No deberíamos estar cansados de esta dinámica?
Juegos de Poder
Excélsior

Aquí también hay otra polémica. El sentido común diría que el primer beneficiario es el movimiento lopezobradorista. Nada mejor que una noticia escandalosa para mantenerse vivos en los medios. Es un escándalo andar hablando de la desaparición de un gobierno: implica plantear la existencia de una crisis mayor. Y esta narrativa a quienes más beneficia es a los adversarios más acérrimos del Presidente.
No por nada fue Porfirio Muñoz Ledo, lopezobradorista de hueso colorado, el que puso el tema sobre la mesa. En una entrevista en Milenio afirmó que “se tiene que acabar con el gobierno de Calderón”. Ante la insistencia de la reportera, el dirigente del Frente Amplio Progresista dijo: “Lo urgente es la suspensión constitucional del mandato de Calderón. Si no el país se hunde”. Y remató: “No va a terminar, y el problema sería que vendría una ola de ingobernabilidad en el país”. Se trata, sin duda, de una declaración polémica de ésas que tanto le gustan a los medios. Comenzaron, entonces, las especulaciones. ¿A qué se refería Muñoz Ledo? Después del ruido que se generó, él mismo aclaró: “Estamos hablando de una solución constitucional al drama del país […] no estoy proponiendo un derrocamiento, que implicaría una subversión en México en dos sentidos: popular o militar. Cualquiera de las dos cosas es impensable, imposible e indeseable”.
Pero ahora resulta que López Obrador y compañía dicen que el gran beneficiario del asunto de la posible caída de Calderón es… Calderón. El tabasqueño asegura que “el supuesto intento de derrocamiento responde a una estrategia política diseñada desde Los Pinos, con la deliberada intención de manipular una situación […] Nosotros no queremos el derrocamiento de Calderón, porque el Presidente pelele se cae sólo. Se acaba de caer de una bicicleta”.
Sus colaboradores más cercanos le hacen eco. José Agustín Ortiz Pinchetti en La Jornada: están “sembrando la acusación de que intentamos derrocar a Felipe. Esas denuncias no se sustentan en ningún hecho concreto. Son elaboradas por ‘plumíferos’ inteligentes, bien pagados y colocados en posiciones estratégicas. Cuando la derecha y el gobierno quieren provocar una reacción de opinión pública coordinan esos ataques”. Manuel Camacho en El Universal: “Desde Los Pinos se alimenta la idea de que el cargo de Calderón está en riesgo. Son los periodistas más cercanos a Presidencia quienes han difundido la idea. Si no se trata de un acto de extrema torpeza, sólo caben dos explicaciones. La primera: existe una estrategia de comunicación donde se presenta a Calderón como una víctima, para así ganar el apoyo de los ciudadanos que se inclinan por proteger al débil. La segunda: dentro del más rancio autoritarismo, se busca desacreditar al adversario, para crear el clima que justifique después la represión”.
Entonces, ¿a quién creerle? ¿A quién beneficia más estar hablando de la caída del Presidente? Resulta que un lopezobradorista destacado da una declaración polémica. Los medios, haciendo su trabajo, la explotan al máximo. Y luego el lopezobradorismo dice que todo se trata de un complot urdido desde el gobierno para desacreditarlos. ¿Suena familiar? ¿No deberíamos estar cansados de esta dinámica?
¿Debemos creerle a Marcelo?
Ricardo Alemán
aleman2@prodigy.net.mx
Itinerario Político
El Universal
La confianza en los gobiernos no es un acto de fe, sino de eficacia
“Chivos expiatorios”, en casos Stanley, Bejarano y New’s Divine
Lo seguro es que nadie sería capaz de escatimar reconocimiento y aplauso a Marcelo Ebrard de confirmar a plenitud que los responsables del secuestro y crimen de Fernando Martí han sido detenidos.
Lo que muchos dudan, sin embargo, es que resulte efectiva, cierta y hasta confiable la versión que ayer ofreció el procurador capitalino, Miguel Ángel Marcera, sobre la captura del jefe y miembros de la banda de La Flor. Y es que contra lo que muchos suponen, la confianza ciudadana en la eficacia de los gobiernos no es un acto de fe. Se construye de un proceso multifactorial que involucra historia, experiencia, capacitación, inteligencia…
Una revisión elemental de la historia reciente de los crímenes notorios en la ciudad de México concluye que —desde el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas hasta el de Ebrard— grandes escándalos fueron resueltos a partir de “chivos expiatorios”. No fueron resueltos en apego a la ley, sino sólo a través del cuestionable espectáculo mediático. En pocas palabras, que en muchos casos los gobiernos nos tomaron el pelo.
Pero, además, si echamos un vistazo a la respuesta que ofrecieron el GDF y la PGJDF apenas horas después de que se desató el escándalo por el secuestro y crimen de Fernando Martí, podemos encontrar una primera contradicción. En efecto, en ese momento se difundió la versión de que habían sido detenidos dos jefes policiacos del DF, presuntos responsables del crimen. Hoy ya se les olvidó esa versión —y esos policías ya son acusados de otros secuestros—, mientras que con potencia mediática se hace crecer que ahora sí los verdaderos responsables ya están detenidos.
¿Por qué tenemos que creerle a Marcelo Ebrard y/o a Miguel Ángel Mancera?
La interrogante resulta obligada, sobre todo luego que apenas hace semanas el GDF nos regaló un monumental engaño colectivo, cuando el entonces procurador Rodolfo Félix Cárdenas se lavó las manos —y la cara del GDF en el caso New’s Divine— al acusar como responsable del crimen colectivo al superpolicía, Guillermo Zayas, quien hoy está en su casa como si nada. ¿Y quién va a pagar por el crimen contra esos jóvenes? Nadie. A todos nos jugaron el dedo en la boca. ¿Quién va a hacer justicia en ese caso? Nadie.
Pero vale hacer memoria. ¿Se acuerdan de qué pasó luego del crimen de Francisco Stanley, cómico de TV Azteca asesinado en el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas? El entonces procurador Samuel del Villar juró y perjuró que los criminales eran el socios de Stanley, el también cómico Mario Bezares —quien según el procurador “puso a Stanley”— y la famosa edecán Paola Durante. Igual que hoy, autoridades del GDF y la PGJDF aseguraron haber resuelto el crimen con la respectiva detención de los presuntos responsables.
Sin embargo, de nueva cuenta todo terminó en una tomada de pelo, en un recurso mediático impulsado por el entonces procurador Samuel del Villar para justificar la incapacidad del gobierno para esclarecer el crimen de Stanley. Hoy todos los presuntos criminales del cómico están libres y fueron exonerados de toda responsabilidad.
¿Y qué decir de los videoescándalos?
¿Se acuerdan? Videos en los que el empresario Carlos Ahumada entregaba pacas de dólares a René Bejarano y a Carlos Imaz. Revuelo en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador que terminó en un montaje grosero e insultante que por semanas llevó a prisión a Bejarano —con todos los privilegios— con la presión extrema a nivel de venganza política para el señor Ahumada y el perdón para Imaz. Al final, otra colectiva tomadura de pelo. ¿Quién hizo justicia? Nadie. ¿Quién pagó por los delitos producto de los videoescándalos? Nadie.
¿Por qué tenemos que creerles al jefe de Gobierno y al procurador del DF?
Y es que desde los tiempos de Manuel Camacho como regente del DF, desde los tiempos de Cárdenas, de AMLO, de Marcelo como director de la policía del DF, lo más socorrido, la salida fácil, era y fue la creación de “chivos expiatorios” para resolver los grandes escándalos. No se recurrió a la aplicación de la ley, la investigación y el castigo de los responsables, sino a tramoyas mediáticas muy parecidas a la exhibición de ayer, cuando se presenta como jefe de la peligrosa banda de La Flor a un ex policía que podría no hablar nunca, pero que hoy vemos como principal presunto responsable del crimen de Fernando Martí.
La confianza en los gobiernos no es o no debiera ser un acto de fe. Pero la solución a los grandes crímenes no es o no debiera ser un acto mediático, sino de certeza, inteligencia, investigación, confianza…
aleman2@prodigy.net.mx
Itinerario Político
El Universal
La confianza en los gobiernos no es un acto de fe, sino de eficacia
“Chivos expiatorios”, en casos Stanley, Bejarano y New’s Divine

Lo que muchos dudan, sin embargo, es que resulte efectiva, cierta y hasta confiable la versión que ayer ofreció el procurador capitalino, Miguel Ángel Marcera, sobre la captura del jefe y miembros de la banda de La Flor. Y es que contra lo que muchos suponen, la confianza ciudadana en la eficacia de los gobiernos no es un acto de fe. Se construye de un proceso multifactorial que involucra historia, experiencia, capacitación, inteligencia…
Una revisión elemental de la historia reciente de los crímenes notorios en la ciudad de México concluye que —desde el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas hasta el de Ebrard— grandes escándalos fueron resueltos a partir de “chivos expiatorios”. No fueron resueltos en apego a la ley, sino sólo a través del cuestionable espectáculo mediático. En pocas palabras, que en muchos casos los gobiernos nos tomaron el pelo.
Pero, además, si echamos un vistazo a la respuesta que ofrecieron el GDF y la PGJDF apenas horas después de que se desató el escándalo por el secuestro y crimen de Fernando Martí, podemos encontrar una primera contradicción. En efecto, en ese momento se difundió la versión de que habían sido detenidos dos jefes policiacos del DF, presuntos responsables del crimen. Hoy ya se les olvidó esa versión —y esos policías ya son acusados de otros secuestros—, mientras que con potencia mediática se hace crecer que ahora sí los verdaderos responsables ya están detenidos.
¿Por qué tenemos que creerle a Marcelo Ebrard y/o a Miguel Ángel Mancera?
La interrogante resulta obligada, sobre todo luego que apenas hace semanas el GDF nos regaló un monumental engaño colectivo, cuando el entonces procurador Rodolfo Félix Cárdenas se lavó las manos —y la cara del GDF en el caso New’s Divine— al acusar como responsable del crimen colectivo al superpolicía, Guillermo Zayas, quien hoy está en su casa como si nada. ¿Y quién va a pagar por el crimen contra esos jóvenes? Nadie. A todos nos jugaron el dedo en la boca. ¿Quién va a hacer justicia en ese caso? Nadie.
Pero vale hacer memoria. ¿Se acuerdan de qué pasó luego del crimen de Francisco Stanley, cómico de TV Azteca asesinado en el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas? El entonces procurador Samuel del Villar juró y perjuró que los criminales eran el socios de Stanley, el también cómico Mario Bezares —quien según el procurador “puso a Stanley”— y la famosa edecán Paola Durante. Igual que hoy, autoridades del GDF y la PGJDF aseguraron haber resuelto el crimen con la respectiva detención de los presuntos responsables.
Sin embargo, de nueva cuenta todo terminó en una tomada de pelo, en un recurso mediático impulsado por el entonces procurador Samuel del Villar para justificar la incapacidad del gobierno para esclarecer el crimen de Stanley. Hoy todos los presuntos criminales del cómico están libres y fueron exonerados de toda responsabilidad.
¿Y qué decir de los videoescándalos?
¿Se acuerdan? Videos en los que el empresario Carlos Ahumada entregaba pacas de dólares a René Bejarano y a Carlos Imaz. Revuelo en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador que terminó en un montaje grosero e insultante que por semanas llevó a prisión a Bejarano —con todos los privilegios— con la presión extrema a nivel de venganza política para el señor Ahumada y el perdón para Imaz. Al final, otra colectiva tomadura de pelo. ¿Quién hizo justicia? Nadie. ¿Quién pagó por los delitos producto de los videoescándalos? Nadie.
¿Por qué tenemos que creerles al jefe de Gobierno y al procurador del DF?
Y es que desde los tiempos de Manuel Camacho como regente del DF, desde los tiempos de Cárdenas, de AMLO, de Marcelo como director de la policía del DF, lo más socorrido, la salida fácil, era y fue la creación de “chivos expiatorios” para resolver los grandes escándalos. No se recurrió a la aplicación de la ley, la investigación y el castigo de los responsables, sino a tramoyas mediáticas muy parecidas a la exhibición de ayer, cuando se presenta como jefe de la peligrosa banda de La Flor a un ex policía que podría no hablar nunca, pero que hoy vemos como principal presunto responsable del crimen de Fernando Martí.
La confianza en los gobiernos no es o no debiera ser un acto de fe. Pero la solución a los grandes crímenes no es o no debiera ser un acto mediático, sino de certeza, inteligencia, investigación, confianza…
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