octubre 16, 2008

El vértigo

Germán Dehesa
german@plazadelangel.com.mx
Gaceta del Ángel
Reforma

No se puede competir con la realidad. Es su condición ser vertiginosa y fugaz. Hay días en que creemos haberla atrapado y se nos olvida lo que dice Eliot: "Porque siempre que aprendemos a nombrar una cosa es porque ésta ya es otra cosa". Hay días más benévolos que con toda claridad nos avisan de que ni pretendamos competir; con la pura lectura de los periódicos tenemos para saber que ya, a las nueve de la mañana, estamos abrumados. Hoy es uno de esos días. Han pasado tantas cosas que la realidad mexicana semejaría la última gran oferta de "La Comer" (don Octubre regalado).

Cómo estará la cosa que hasta un santo varón como Don Onésimo Cepeda salió al baile y ahora resulta que lo denuncian por la sustracción de 130 millones de dólares. Se trata del viejo truco de ¿dónde quedó la bolita?, aunque en este caso sea ¿dónde quedó el pagaré?. Yo sufro en silencio esta prueba que viene de muy arriba, pero no dejo de advertir que esto ya degeneró en pachanga, que ya los patos le tiran a las escopetas y que ya los laicos demandan a los hombres de Dios. Cualquier día de éstos nos vamos a enterar de que el Huracán Norberto anda metido en el trafique de arte religioso, o que allá en Guadalajara, el mínimo y dulce Johnny Sandoval resulta involucrado en alguna perrería estilo "Policías y Ladrones" del gran Trino que sigue cultivando sabiamente su locura. ¡Zuuum! viene una ráfaga y nos lleva a otro lugar.

Fita está de plácemes: ya se va a legalizar la mota y hoy tuvimos un serio conciliábulo al respecto. Ella dice que jamás la ha probado, ni la probará. Yo le comento que ha llegado la hora de hacernos ricos porque en el amplio jardín interior de mi casa de piedra y flores podemos poner un próspero plantío que ella se encargará de cuidar; es más, si aplicamos la técnica hidropónica produciríamos el equivalente a lo que producía "El Búfalo" allá en Chihuahua y sin hacer tanto bulto. Fita está aterrada. Ya le dije que la vamos a vender de poquito en poquito y que se vaya preparando porque seguramente a las cinco de la mañana ya va a haber colas inmensas que deseen la vital sustancia. Ella nada más calla y mira al cielo como preguntando: ¿por qué a mí me tenía que tocar el orate de la cuadra?. Esta noticia conecta de lleno con la de la reducción de nuestras exportaciones petroleras. Yo digo que si ya estamos en ese momento en el que le perdimos el respeto a la motita y si ya está tendida la red de oleoductos, pues los hacemos motaductos (con toda seguridad AMLO y su escuadrón del ritmo saldrá a defender la soberanía de nuestra motita) y, ahora sí, inundamos el mercado yanqui. De algún lado tenemos que obtener el biyuyo para crear empleos para todos nuestros paisanos que están regresando. Me puedo imaginar perfectamente MOTAMEX, una industria paraestatal que se encargará de que la Golden Acapulco sin semilla penetre en todos los mercados internacionales. ¡Zuuum!.

Resulta que a tempranísimas horas, compareció ante los legisladores, la Secretaria de Educación Pública. Me dicen mis informantes que estuvo muy bien, que defendió con mucha galanura la Alianza por la Educación y que con firmeza y suavidad se deslindó de esa locura galopante que representan las Hummers de la Gordillo quien, por cierto, estaba ayer con Azcarraguita luciendo un disfraz de colegiala como de película porno (horroporno, lo ha bautizado la Rosachiva). ¡Zooom!.

Ayer martes, de modo más o menos inesperado, tuve una emocionante y amorosa comida que me reacomodó el alma. ¡Zuuum!.

Mientras tú, lectora lector querido, lees esto yo estaré volando a Veracruz ¡Zuuum!.



¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDIV (1404)

Ahí viene de regreso el PRI. Culpa de una mayoría silenciosa y abúlica y de un partido en el poder timorato y cobarde.


Cualquier correspondencia con esta vertiginosa columna, favor de dirigirla a german@plazadelangel.com.mx (D.R.)

¿Luz verde a la verde?

Yuriria Sierra
Nudo Gordiano
Excélsior

Cuando hablamos del consumo de drogas, nadie hace oídos sordos a las opiniones. Los más liberales levantan los brazos en espera de leyes que no castiguen a quienes forman parte de los consumidores, que respeten (y lo hagan legalmente) la libertad de elegir (incluso de elegir la mejor forma de autodestruirse). Los conservadores también aguardan por leyes, sin embargo, por leyes que castiguen de manera más enérgica a aquellos que mueven el mundo del narcomenudeo, del lado de la oferta y la demanda, pero que el mundo de las drogas no está formado sólo por el grupo que se refiere a los consumidores de manera particular.

Cuánto no hemos escuchado sobre los peligrosos cárteles que hacen negocio a lo grande. Ese es asunto aparte, porque por algo son organizaciones criminales; además de traficar con drogas, lo hacen con órganos y personas, roban, matan, secuestran y extorsionan. El “sí” o el “no” a la legalización del consumo de una o varias drogas no nos asegura que dejaremos de escuchar de ejecuciones o venganzas entre estos capos. Ellos son criminales, no sólo por la venta de cinco gramos de mariguana.

Ayer, cuando leía y daba cuenta, en mi espacio informativo, de esa propuesta presentada por el PRD en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, que permitiría la venta de hasta cinco gramos de mariguana o, quien lo prefiera, hacerse propietario de hasta cinco plantas en su vivienda, sin que esto los convierta en criminales, pensaba en esas posturas de las que hablaba al inicio.

Por un lado, decir que se aumentará el consumo de mariguana, de manera significativa, si se legaliza, sería como asegurar que los índices de obesidad de la población se reducirán, en buena proporción, si se sacan del mercado alimentos con alto contenido en grasas. ¿Dónde queda la cultura que debe tener la población para saber qué y cómo alimentarse?

Mas también, decir que, con esto, tanto el consumo como la actividad delictiva disminuirán o bien se podrán controlar, daría lo mismo pensar que, regulando la prostitución, se reduciría el número de personas que utilizan estos servicios. La práctica sexual es por deseo, el consumo de drogas, por adicción (deseo fuera de control). Y eso no puede controlarse, menos mediante leyes hechas a conciencia de unos cuantos.

Porque se puede hablar de la mariguana sólo como negocio, aunque lo más importante es que provoca adicción, aunque también es una hierba con propiedades terapéuticas en el manejo de algunas enfermedades, como glaucoma, cáncer o esclerosis múltiple. Pero, ojo, no es la cura, sólo ayuda a reducir las molestias, al igual que muchos fármacos.

La mariguana es también un estigma mal aplicado por quienes siempre intentan marcar pauta y decir qué sí o no se debe hacer. Aunque eso quede fuera de su alcance.

Porque, entre todo esto, de lo que hablamos es del libre albedrío, cualidad innata al ser humano. También, de algo que existe, está presente a todos los niveles y en lo oscurito, no de algo que aparecería por arte de magia en caso de ser incluido en la ley.

Sin embargo, lo más importante es que, para que leyes así funcionen, antes de la discusión del sí o no, lo que se debe garantizar es la plena conciencia de los riesgos y eso no se da sólo con la puesta en marcha de campañas de prevención, eso es cosa de percepción individual y en ello nadie puede inmiscuirse.

Aunque también hay que ser sumamente honestos: jamás se ganará la guerra contra el narco. ¿Entonces, el paso de la legalización, será, acaso (dicen algunos entusiastas del tema) el que permita, en el futuro, por lo menos, cobrarles enormes cantidades de impuestos a los hijos de su madre que a tantos niños y adolescentes esclavizan con la venta de sustancias?

Porque, al final del día, con o sin ley, la mariguana seguirá estando en “guatos” a la espera de ser consumidos por quien así desee hacerlo…

Y sí, debo confesarlo: tengo sentimientos encontrados al respecto. Ultraliberal que soy, creo que la libertad individual es más importante que cualquier otro valor a la hora de diseñar políticas públicas. Pero también sé que las drogas no sólo destruyen a individuos, sino a sociedades completas, al despojar a los primeros de la voluntad y al agregado de su capital humano de largo plazo…

Especulación

Macario Schettino
schettino@eluniversal.com.mx
Profesor de Humanidades del ITESM-CCM
Economía Informal
El Universal

Desde los años 70, los mexicanos entendemos por especulación cuando alguien acapara algo para venderlo después más caro

En el caso específico de los dólares, lo asociamos con personas que tienen información privilegiada y por eso compran justo antes de una devaluación para ganar, a costa de que la devaluación sea más pronunciada, sobre todo cuando esas personas no sólo tienen esa información, sino mucho dinero.

Algo de esto se dijo que había ocurrido en 1976, luego en 1982, y seguramente en 1994, cuando la noche anterior a que se “desplazara la banda de flotación en 15%”, un grupo de empresarios y líderes sindicales se reunieron con el director del Banco de México y el secretario de Hacienda, según información periodística que desde entonces se ha conocido.

Así que ahora ha resultado muy sencillo confundirnos. Cuando el secretario de Hacienda, al referirse al brusco ajuste del tipo de cambio en la semana pasada, dice que “es un problema de orden especulativo,” nuestra mente actúa en automático e imagina a los empresarios sacadólares de López Portillo, regresando un cuarto de siglo después a saquearnos nuevamente. En esta imaginación participan no solamente personas normales, sino también medios de comunicación y políticos, que de pronto exigen la lista de especuladores que saquean las reservas internacionales para que sean castigados.

Sin embargo, lo que ocurrió fue muy diferente. Hubo empresas que especularon, pero no acumulando dólares, sino obligaciones en dólares, de forma que cuando el peso se ajustó en la semana pasada, estas empresas perdieron carretadas de dinero. Es decir, a diferencia del sacadólar del cuento, lo que estos directivos de empresa hicieron fue perder millones de dólares por especular… a favor del peso.

Para que sea más claro esto, permítame recordarle que desde hace ya ocho años el peso mexicano no sufría un ajuste importante, y ni siquiera se corregía poco a poco. Muy por el contrario, cada día y cada mes se hacía más fuerte. De hecho, el valor futuro del peso mexicano, calculado a un mes, ha sido tradicionalmente superior al valor spot en la fecha correspondiente. Sólo en nueve ocasiones, en los últimos siete años, el spot ha superado el valor futuro del peso.

Para que no nos hagamos bolas, me voy con más calma. Para saber cuál puede ser el valor del tipo de cambio en alguna fecha del futuro, lo que se hace es estimarlo utilizando las tasas de interés en México y en Estados Unidos. En teoría, el tipo de cambio debe ajustarse de forma que las tasas sean equivalentes. Si, por ejemplo, la tasa en México es de 8% anual, y en Estados Unidos de 4% anual, entonces el peso se devaluará 4% durante el año para que la ganancia en ambos países sea exactamente la misma. Si usted quiere estimar el valor para dentro de un año del peso, utilice esta fórmula.

Bueno, pues usando esa fórmula, el valor que debería tener el peso resultaba siempre mayor al valor que efectivamente tenía al paso del tiempo. Por ejemplo, el 2 de enero de 2002, se necesitaban 9.11 pesos para comprar un dólar. Si usted quería calcular el tipo de cambio para un mes después, la tasa de interés en México era de 8% y la de Estados Unidos de 1.7% (era poco después de las torres gemelas, recuerde). Con esa gran diferencia en tasas, al calcular el valor del dólar para el primer día de febrero, resultaba en 9.68 pesos por dólar. Sin embargo, el primer día de febrero, el dólar estaba en 9.16. Si usted hubiese vendido dólares el 2 de enero para entregar el 2 de febrero, habría ganado 52 centavos por cada dólar.

Entonces, la fortaleza del peso invitaba a especular a su favor, y según parece así le hicieron muchos. Cada mes vendían dólares a futuro, y ganaban. Pero después vieron que no era necesario hacer la venta del dólar, sino que bastaba hacer una opción sobre la venta del dólar, es decir, un derivado financiero sobre el valor futuro de la moneda. Así, en lugar de “congelar” 9 o 10 pesos en la operación por cada dólar, lo único que se está jugando es el puro margen, de forma que la opción cuesta unos pocos centavos, y genera unos pocos centavos.

Salvo cuando el peso no sólo cae en el valor futuro calculado, sino que lo rebasa de calle, como ocurrió la semana pasada. Entonces, en lugar de la ganancia de centavos, se tiene una pérdida de pesos. Uno o dos pesos por cada dólar. Pero recuerde que no estaban invirtiendo dólares enteros, sino sólo los centavos de la opción. Esto implica que la pérdida, calculada contra la inversión, puede ser de varios cientos por ciento.

Es de las primeras cosas que uno aprende con las opciones, pueden tener pérdidas infinitas. Pero nadie cree en la existencia del infinito. Pues si no es infinito, lo que perdieron los tesoreros de las empresas mexicanas que hicieron esto se parece mucho.

Ésta es la especulación a la que se ha referido el secretario de Hacienda, no a sacar dólares ni mucho menos. Es una apuesta absurda para empresas cuyo negocio es vender al menudeo o producir algún bien, pero es una apuesta que pagarán esas empresas con la desaparición o con muchos años de trabajar para pagar. Para las autoridades, la molestia es que esto provocó un ajuste del peso que no tenía por qué ocurrir y que complica todo. Para nosotros, lo mismo. Pero están pagando sus malas decisiones, no se preocupe.

Verde que te quieren verde

Carlos Marín
cmarin@milenio.com
El asalto a la razón
Milenio

Algo peor que mariguana deben haber horneado las neuronas en la Asamblea Legislativa del DF para que su Comisión de Gobierno promueva el cultivo, mercado y consumo de mota.

El “razonamiento” huele a petate chamuscado: la legalización sería un candado a la importación y exportación de la Cannabis indicus, ya que los adictos… ¡fumarían sólo de la cosecha nacional!

Los sembradores actuales pudieran seguir abasteciendo el mariguanomenudeo, pero se alentaría el cultivo doméstico: en cada hogar (orgullosamente mexicano, claro) podrían tenerse hasta cinco macetas de mota, de modo que la chota no sospecharía de un matorral (con técnicas de invernadero, las matas harían un “arbolito de Navidad” o un descomunal “ahuehuete”).

Dizque se acabaría con el trasiego de drogas que causó la guerra y dizque se aprovecharían las bondades terapéuticas de la hierba.

Horneados como están, los impulsores de esta idiotez olvidan que la mota es el primer peldaño hacia el tráfico letal de cocaína, morfina, cristal, metanfetaminas, crack y… ¿escaños en la ALDF?

¿Legalizar la mariguana?

Jorge Fernández Menéndez
Razones
Excélsior

Pocos temas generan tantos y tan intensos debates en el mundo, y deberían generarlos más en nuestro país, que el de la legalización o no de las drogas ilícitas. Personajes de concepciones tan distintas como Gabriel García Márquez o Milton Friedman han opinado a favor de la legalización y muchos más se inclinan por la despenalización del consumo, sobre todo de la mariguana. Hoy, en California está permitida la producción, venta y consumo de mariguana con “fines medicinales” y son más de 200 mil los consumidores autorizados por el gobierno estatal. La historia se repite en otras 12 entidades de la Unión Americana y, aunque las leyes federales lo prohíben, lo cierto es que actualmente cerca de 60% de la mariguana que se consume en Estados Unidos se produce dentro de ese país y en buena medida proviene de plantíos que son legales según los reglamentos locales e ilegales según las leyes federales.

En México, el debate no se ha dado con la profundidad necesaria. Entre las posiciones blanco y negro, entre la legalización y la prohibición absoluta, existe una enorme gama de grises que no suele ser abordada. Apenas hace unas semanas, para tratar de poner un poco de orden en un terreno donde las normas son disímiles y contradictorias, el gobierno federal presentó una propuesta de reforma a la Ley General de Salud en la que establece cantidades mínimas de droga para uso personal que podría ser permitida a los consumidores. Partidos como el Socialdemócrata, plantearon la despenalización de la mariguana. Pero, hasta ahora, nunca se había presentado una propuesta tan amplia y concreta con el fin de legalizar (que es diferente a despenalizar) la producción, la venta y el consumo de mariguana en todo el país, como la que presentó el líder de la Asamblea Legislativa del DF, Víctor Hugo Círigo, el martes pasado. La iniciativa, que tendría que ser aprobada por la ALDF para ser enviada más tarde a la Cámara de Diputados y a la de Senadores con miras a que también fuera aprobada allí, establece normas muy precisas sobre producción, comercialización, zonas de consumo y cantidades destinadas a éste en un comercio con pequeños productores individuales y regido por el Estado.

La iniciativa tiene virtudes y defectos. El principal de éstos es que se encuentra mal enfocado el sentido original de la misma: dice Círigo que esa iniciativa se deriva del fracaso en la lucha contra las drogas y de la violencia que se genera en torno a ella. En ese punto se equivoca: la violencia derivada de la lucha contra las drogas pasa, sobre todo, por el control de rutas de la cocaína y los precursores de drogas sintéticas. Controlar esas rutas es lo que abre el mercado a las mayores utilidades del narcotráfico y ello genera en buena medida la violencia y, también, según los adelantos de la más reciente Encuesta Nacional de Adicciones son ésas, cada vez más, las drogas de inicio de muchos jóvenes, lo que explica también el tipo de violencia que se genera entre esos consumidores. En términos generales, un consumidor medio de mariguana (salvo que la consuma en grados muy altos, combinada con otros productos, como el alcohol o porque sufra de alteraciones mentales) no suele tener un comportamiento violento, por lo menos no como un consumidor de crack, cocaína o ciertas drogas sintéticas. La razón es fisiológica: la primera es una droga depresora del sistema nervioso; las segundas, lo estimulan.

En otras palabras, si se va a discutir la legalización de la mariguana, debe partirse de otros principios: no es por el fracaso o no de la lucha contra el narcotráfico, sino debe debatirse con base en los beneficios o los daños que esa legalización podría generar. Quienes lo proponen tienen un punto a su favor cuando indican que, a dosis normales, la mariguana ha demostrado no ser más dañina que el alcohol o el tabaco. Tampoco, que necesariamente se convierta en la droga que se utiliza de trampolín hacia otras más duras. Por lo menos en México, es bastante claro que el principal trampolín para ello está siendo, sobre todo en los muy jóvenes, el alcohol. Por supuesto que la mariguana, como el alcohol, el tabaco o incluso el chocolate, crea adicción y puede causar daños graves al organismo consumida en exceso o en personas que sufren de alguna alteración mental. E incluso es verdad que se le han encontrado algunos usos medicinales, sobre todo para tratamiento del dolor y la ansiedad. Pero la pregunta es si debe legalizarse.

El tema se dificulta porque hoy la mariguana es parte de un negocio ilegal multimillonario y transnacional en el que el conjunto de las drogas ilícitas se interrelaciona y a su vez son parte de otros negocios del crimen organizado que van desde el secuestro hasta el tráfico de personas. Suponiendo que se legalizara la mariguana, la pregunta es cómo se haría para separar ese negocio de los otros y no darle a las organizaciones criminales un enorme espacio con el fin de “legalizar” o “lavar” sus demás actividades ilícitas. La pregunta podría escalar aún más para saber, luego de la mariguana, qué otras drogas podrían ser consideradas lícitas. La cocaína lo fue hasta bien entrados los años 20, era de venta libre, y autores como Sigmund Freud escribieron amplios textos sobre sus bondades medicinales.

Y queda la pregunta clave: ¿Puede un país decidir despenalizar alguna de estas drogas sin un consenso internacional?, ¿puede hacerlo cuando tiene una frontera de miles de kilómetros con el principal mercado consumidor de drogas en el mundo que mantiene, sobre todo con respecto a la mariguana, una actitud por lo menos dual en lo legal y en lo moral? Veo difícil que la propuesta de Círigo avance, pero merece un debate serio, profundo, que vaya más allá de las descalificaciones o los apoyos acríticos, porque el tema, nos guste o no, muy pronto estará en la agenda bilateral, sobre todo si gana Obama.

Pemex: pelean PRD y AMLO reforma

Ricardo Alemán
aleman2@prodigy.net.mx
Itinerario Político
El Universal

La iniciativa que combate en la calle el “legítimo” es la de su partido
Le apuesta “a que se hunda” la paraestatal, porque sólo él la salvará


Pocos saben que luego de meses de discusión pública, la pelea por la reforma petrolera ya no es de los opositores amarillos y tricolores contra el gobierno de Calderón.

Más aún, de la iniciativa que envió al Congreso el Presidente queda muy poco, si no es que nada. Lo que está cerca de ser aprobado por una mayoría en el Congreso —en las dos cámaras— es lo más parecido a una iniciativa que desde los primeros meses de 2007 acordaron un puñado de legisladores del PRD y el PRI, quienes estuvieron a punto de enviarla al Congreso, incluso con el apoyo del PAN, que no la veía mal. ¿Pero entonces qué fue lo que pasó?

Pues resulta que en el extremo de la locuacidad y las ambiciones desmedidas —comprobadas en la descarnada pelea por Guerrero, que dejó hecho jirones al PRD—, la disputa que hoy endereza Andrés Manuel López Obrador contra la dizque privatización de Pemex no es contra la iniciativa de Calderón, sino contra la reforma negociada por el PRD —Los Chuchos y aliados— que, muertos de miedo armaron la reforma, la negociaron, pero al final se negaron a votarla en comisiones. No sea que si votan a favor de su reforma, desaten la furia divina.

Y si existen dudas, sólo basta con hacer un seguimiento elemental de las declaraciones de diputados y senadores amarillos —entre ellos Carlos Navarrete y Graco Ramírez— quienes recio y quedito, en voz baja y a gritos, reclaman la paternidad de la reforma que la semana entrante será enviada al pleno en el Senado, y que pudiera ser aprobada por PRI, PAN y PRD. Carlos Navarrete ha advertido, incluso, que no volverán a perder lo que ya es un triunfo, en relación a que AMLO pretende derribar la reforma diseñada, articulada y negociada del PRD.

¿Por qué entonces la reforma petrolera es impugnada por AMLO, si es producto de las propuestas del PRD o de Los Chuchos?

Porque como lo hemos dicho aquí desde hace por lo menos 15 meses, a López Obrador no le importa ni Pemex ni la privatización de la empresa petrolera, ni el saneamiento petrolero, ni el PRD, y menos la supervivencia de su partido, ni nada. Lo que le importa es su proyecto político personalísimo. Es decir, que estaría de acuerdo sólo con una reforma petrolera; la suya. No importa la del PRD, ni la del PRI y menos la del PAN.

¿Y por qué sólo le importa su iniciativa? Porque AMLO se cree el salvador de la patria —si no es que de la humanidad— y pregona que se avecina el fin del mundo, de México, salvo, ¡claro!, si los insensatos reconocen que él es el iluminado, el que debe ser ungido como mesías, el salvador de la patria, en su modalidad de presidente de los mexicanos. “Ciudadanos necios que no entendéis que Andrés es el único salvador de la patria y que Pemex se hundirá si no llega la salvadora mano tabasqueña”.

En realidad vivimos la confirmación de lo que aquí revelamos en el Itinerario Político del 28 de mayo de 2007 —con el título: “¡Que se hunda Pemex!”, que reproducimos en sus partes medulares.

“Apenas cerró la puerta del pequeño despacho, López Obrador estalló furioso: “¿Qué les pasa... trabajan para el espurio o para el movimiento?”. Los senadores le habían explicado que estaba terminada una propuesta de reforma para fortalecer las finanzas de Pemex, para reorganizar su estructura, su relación con el sindicato, su papel en el mundo... en términos generales, para salvarlo de la quiebra. Y lo más importante, que en el proyecto estaba de acuerdo el PRI, y la reforma incluía una buena parte de las propuestas de campaña de AMLO.

“¡No, no... no se metan con Pemex, ese es mi tema! A Pemex lo vamos a arreglar cuando lleguemos a la Presidencia”, reclamó agitado. Pero en el otro extremo no todos se quedaron callados. Carlos Navarrete y Graco Ramírez argumentaron sobre la urgencia de rescatar a Pemex… de romper el binomio PRI-PAN en el Congreso.

A gritos, López Obrador insistía: “¡No, no, no, nada que fortalezca al espurio!”, mientras que los senadores insistían en fortalecer Pemex. “¡No, Andrés, no podemos permitir que se hunda Pemex... por el bien del país, por el bien de todos!”, dijo Navarrete en abierto reto al presidente legítimo. Pero la respuesta de Obrador dejó fríos, paralizados a sus interlocutores. “¡No me importa que se hunda Pemex... si se tiene que hundir, que se hunda... si tenemos que incendiar pozos, los incendiamos...! pero no vamos a hacer nada que fortalezca al espurio”. Hasta aquí la cita.

Hoy AMLO lanzará su movimiento contra una iniciativa del PRD para “rescatar Pemex”. Porque si no es él, nadie salvará a Pemex. Mejor que se hunda… ¿No que no?