diciembre 16, 2008

'Thanks for the memories' por Paco Calderón

El maloso conocido

Carlos Loret de Mola
Historias de un reportero
El Universal

El PRI amenaza con volver a Los Pinos no con democratización o renovación, sino con autoritarismo como respuesta al desorden

El PRI amenaza con volver a Los Pinos. Amenaza. Porque la vuelta del PRI —con escala en un arrollador triunfo previsto en las elecciones legislativas del próximo año— no está sustentada en su democratización o renovación, sino en que el autoritarismo, la mano dura y el control que lo han caracterizado siempre, pueden sacar a México del desorden. Es el pragmatismo de quien triunfa no por ser mejor, sino porque los otros fueron iguales o peores. Es el “más vale maloso conocido”.

Cuando fue derrotado por el foxismo en 2000 y cayó al tercer lugar con Madrazo en 2006, el conjunto de los analistas opinaron que al llamado “partidazo” sólo le quedaba renovarse a fondo si quería evitar la desaparición. El PRI no se renovó, y sin embargo no solamente no ha muerto, sino que es puntero en las encuestas.

Resulta que la mejor oferta electoral del PRI no es una cara nueva, sino viejas mañas. La ciudadanía no busca en el tricolor democracia, transparencia, apertura ni respeto a los derechos humanos. Busca resultados. Y el PRI se posiciona como el partido que puede generar que el gobierno “se haga sentir”.

Tras dos derrotas presidenciales consecutivas, los priístas parecen haber aprendido dos cosas: que todos ganan si se mantienen unidos y que eso de poner cara de buenos —como lo intentó Madrazo en 2006— nomás no se los cree nadie. Llevan dos años repartiendo sus dividendos políticos para mantener la unidad y ahora se presentan como “los duros” que le hacen falta a esta película.

La impunidad y el desencanto constituyen un clima ideal para el triunfo del PRI de siempre: el de la corrupción, el compadrazgo, las partidas secretas, los abusos, la represión, los frenos a la libertad de expresión, los arreglos en lo oscurito, los negocios a la sombra del poder, los crímenes de Estado, la demagogia y todo eso en lo que me da la impresión que la sociedad está dispuesta a retroceder con tal de ganar “orden”, ganar una versión malentendida de la palabra “gobierno”.

Y si el PRI triunfa electoralmente, lo hará como casi nunca lo ha hecho a nivel federal: bajo reglas de democracia. Es decir, el peligro es que quedará legitimada por las urnas toda esa política del cheque en blanco, la de “déjenme hacer, nomás no me pregunten cómo le hice”.

La otra es que la sociedad no esté dispuesta a ceder en ninguna de sus conquistas libertarias y el PRI acomode y acote sus formas tradicionales de hacer política a los nuevos escrutinios y vigilancias que ya operan en México. Si no, será indudablemente otro retroceso.

SACIAMORBOS

Sus focas aplaudidoras lo presentan como “el ideólogo de la reforma del Estado”. Se solicita verlo por la mañana porque en dos de sus recientes apariciones públicas vespertinas, en un templete de Chapultepec y en un funeral, el individuo llegó hasta las manitas.

Red Presidencial vulnerada

Francisco Garfias
Arsenal
Excélsior

Es una bomba de tiempo. La modernización de la Red Privada Presidencial, que es una instancia de seguridad nacional, fue adjudicada por la SCT, en noviembre pasado, a filiales de las empresas representantes de la transnacional Cisco y la estadunidense Motorola.

El problema es grave. Por ley, los fabricantes estadunidenses están obligados a entregar toda la información de que dispongan a las autoridades de ese país, sin notificarlo a los clientes. Es decir, todo lo que hable el Presidente mexicano por esa red privada podría escucharlo el gobierno gringo.

Eso es lo que alega la queja presentada por el Grupo Swagger, filial de la francesa Matra, empresa que participó en el concurso. El recurso de inconformidad, cuya copia obra en poder del reportero, subraya el imperativo de que el Estado Mexicano tenga la certeza de que las llaves de encripción de la Red Presidencial sólo estén a su resguardo y no se proporcionen a un gobierno extranjero.

“La Red Presidencial Federal y de Gobernadores es una red estratégica e indispensable para la seguridad nacional, ya que funciona como el medio de más alta seguridad con el que cuenta el Ejecutivo Federal para la gobernabilidad, el flujo de información crítica; la toma de decisiones del más alto nivel y confidencialidad”, señala.

La adjudicación del contrato a Cisco, que utiliza en forma “encubierta” tecnología Motorola, según los quejosos, es contraria a la Ley de Seguridad Nacional que, entre otros puntos, prohíbe actos de interferencia extranjera en los asuntos nacionales.

La queja de Swagger recuerda que la operación de un sistema de comunicaciones para la Red Presidencial encuadra en un régimen de excepción (artículo 41, fracción IV de la Ley de Adquisiciones y Arrendamientos y Servicios del Sector Público) y que la SCT nunca debió de lanzar una invitación a los proveedores.

“No se siguió el procedimiento de confidencialidad de la información, sobre configuración, topología, equipos, protocolos, instalaciones estratégicas, que por fuerza necesitaron conocer más de cinco proveedores, los cuales fueron invitados a presentar una propuesta a la SCT”, dice la filial de Matra.

Remata: “El convocante, con este acto, dejó en posición de vulnerabilidad a la Seguridad Nacional del Estado Mexicano, al permitir que los Códigos de Seguridad o Llaves de Encripción estén en posesión de un gobierno extranjero; específicamente el gobierno de los Estados Unidos, a través de NSA (Agencia Nacional de Seguridad ), la cual solicita a los fabricantes estadunidenses las llaves de encripción de sus equipos comerciales”.

* * *

Fui uno de los privilegiados que asistió a la vibrante final Toluca-Cruz Azul. Me tocó ser testigo de cómo los cementeros hicieron la hombrada de remontar, como visitantes, el 0-2 en contra, para luego perder en penaltis. Me encontraba justo al lado del palco asignado a Billy Álvarez en el estado Nemesio Díez.

El dueño del Cruz Azul es un buen perdedor. No hay duda. No mentó madres ni se quejó del deplorable trabajo del árbitro Roberto García, que se comió un penalti más grande que la Torre Mayor. Tampoco se dijo robado o le gritó ratero al del silbato. Apenas desvío Hernán Cristante el tiro de Alejandro Vela, el hombre se levantó a aplaudir. De sus labios se escapó un resignado “se acabó...”

Pero donde acabó la esperanza azul, comenzó el festejo rojo. Antes de abandonar la capital mexiquense, alcanzamos a ver los ríos de gente, unos a pie, otros en auto, que se enfilaban ya hacia el centro de la ciudad, para el gran festejo. Algunos llevaban rojas banderas en las manos, otros diademas con los cuernos de los Diablos, todos sonreían, todos se veían felices.

“Mejor imposible…”, repuso César Camacho, cuando le preguntamos sobre la novena copa ganada por el Toluca. El diputado federal utilizó el nombre de la laureada película de James L. Brooks, protagonizada por Jack Nicholson y Helen Hunt, para ilustrar no sólo el ambiente de triunfo en el aspecto deportivo, sino en el político.

Él era uno de los cinco ex gobernadores que cumplieron con la regla de oro priista de cerrar filas alrededor de Enrique Peña Nieto. Allí estaban, codo a codo, Alfredo del Mazo y Emilio Chuayffet, más allá de sus personales diferencias. Pero también Ignacio Pichardo Pagaza y Alfredo Baranda. “El respeto al liderazgo del gobernador es parte de la cultura política del estado”, puntualizó Camacho.

El único que no asistió fue Arturo Montiel. El predecesor de Peña Nieto, quien llegó a ser precandidato presidencial del Tucom priista, se vio salpicado por escándalos de corrupción. Su presencia en el palco principal del Nemesio Díez no era precisamente deseable.

Un solidario abrazo al ingeniero Cárdenas y a sus hijos Camila, Lázaro y Cuauhtémoc.

Treta

Germán Martínez Cázares
Presidente nacional del PAN
El Universal

Era uno de esos sacerdotes de la religión de la avaricia. Respetado, aclamado y hasta venerado en Nueva York. Pontífice de la “meca capitalista”. Sus atributos eran el honor, la decencia y, sobretodo, la confianza. Su feligresía le depositaba no sólo sus inversiones y dinero, sino su confianza.

Se llama Bernard L. Madoff y al amparo del delirio provocado por la devoción al lucro, defraudó a sus clientes y construyó el más grande timo mundial en la historia de las finanzas.

El credo de la avaricia, parafraseando a Francis Fukuyama, funciona sólo con la confianza. “In Madoff we trust” clamaron la crema y nata de los grandes inversores mundiales. Así les fue. Se perdieron 50 mil millones de dólares, en un embuste de “proporciones épicas” que tiene lastimado el prestigio de muchos inversores. Lo mismo al Banco Santander, a los propietarios de los Metz de Nueva York o de las Águilas de Filadelfia. También a un grupo de obras de beneficencia (los estafadores limpian sus culpas con regalos de caridad) de la comunidad judía.

Bernard Madoff, de 70 años, era en su juventud un salvavidas en las playas de Queens. Ahorró cinco mil dólares y empezó a construir unas redes de préstamos entre sus amigos (lo que aquí se conoce como “tandas”), después comenzó a captar dinero y prestarlo en una pirámide de usuarios. Pronto prometió y cumplió rentas o intereses atractivos. Al esquema entran nuevos inversores que en realidad son pagadores de las rentas de los más antiguos. Mientras los ingresos crecían se pagaban los intereses, cuándo no crecen, obvio, la treta se descubre y se derrumba la pirámide.

Madoff duró toda una vida en la estafa. Conocía la ingeniería financiera, los juegos de ficción especulativa, los pasillos de Wall Street y sobretodo los recovecos legales de las estructuras bursátiles. Fue presidente de Nasdaq, el mercado de valores tecnológicos, y conquistó para ese mercado a Apple, Cisco y Google. Representó a las firmas de corretaje ante los reguladores del mercado de valores de Estados Unidos. En Miami se movía como pez en el agua en los centros sociales más exclusivos y, además, era donante del Partido Demócrata. Quizá aportó a la campaña de Barack Obama.

El andamiaje financiero de garantizar rendimientos más elevados que las inversiones normales, burlando las normas financieras y la fiscalización gubernamental, es una práctica conocida en México. Hace algunos años en cajas populares, con ese mismo engaño, Mauricio Dromundo defraudó a miles de jaliscienses, guanajuatenses y michoacanos. La Caja “el Arbolito” dejó en “la chilla” a otros tantos bajacalifornianos y sonorenses.

Bernard Madoff confesó todo. Llamó a sus hijos Andrew y Mark y desveló el secreto. Toda su reputación y riqueza era una gran mentira. El jueves pasado entró a la cárcel. Fue puesto en libertad tras garantizar, con su departamento de Manhattan, una fianza millonaria. Le espera un juicio y cinco años de prisión.

La pregunta es la misma ¿cómo detener ese impulso de sofisticación financiera para la avaricia sin un Estado fuerte y, al mismo tiempo, promover la libre empresa? La respuesta es el modelo que propone la economía social de mercado.

***

El gobernador de Illinois, Rod Blagojevich, buscó vender la silla del Senado de Obama. Cierto. Con ese Estado, tampoco se puede regular eficientemente al mercado.

Sólo doña Amalia

Joaquín López-Dóriga
lopezdoriga@milenio.com
En privado
Milenio

Una parte de uno es, es lo que uno fue. Florestán

Amedia mañana del viernes pasado fallecía, a sus 97 años, doña Amalia Solórzano, en la misma casa en la que hace 38 años, el 19 de octubre de 1970, moría su marido, el general Lázaro Cárdenas.

Y no sólo era la misma casa, era el mismo escenario. El ataúd al pie de la escalera, como el del general, aquél cubierto con la bandera nacional, el de doña Amalia con un chal; eran los mismos deudos, y tras la criba del tiempo, también los mismos dolientes.

El velorio del general Cárdenas reunió a los ex presidentes Emilio Portes Gil y Adolfo Ruiz Cortines; Adolfo López Mateos había muerto un año antes, el 22 de septiembre de 1969. El momento más tenso fue cuando llegaron juntos, después de su irreversible fractura por el lance en la universidad Nicolaíta de Morelia, Gustavo Díaz Ordaz, presidente de la República, y Luis Echeverría, presidente electo.

La muerte de doña Amalia, 38 años después, reunió a quienes habían roto y a los que no se habían sentado a la misma mesa. El presidente Felipe Calderón montó una guardia de honor, y ante el féretro pasaron los que no se veían, los que no se hablaban, quienes habían ofendido a la descendencia del general.

El momento más intenso fue la llegada de Andrés Manuel López Obrador, después de los desencuentros que provocó y las descalificaciones que toleró.

Cuauhtémoc Cárdenas lo recibió a la entrada, se saludaron con respeto al pie del ataúd de doña Amalia y conversaron un rato. Era la medianoche del viernes. Cuando se retiró, el ingeniero lo acompañó a la salida.

Era el espíritu de doña Amalia, una mujer excepcional, quien en su último suspiro logró lo que nadie más hubiera logrado. Acercar desde su diáspora a los que habían roto.

Retales

1. SUERTE. No cabe duda que la Constructora Riobo tiene algo más que suerte. Después del cochinero que dejó en el segundo piso, pero también en el primero del Periférico con sus salidas asesinas y estrechamientos de los carriles, ahora Gabriela Cuevas le da a la favorita que fue de López Obrador el rudimentario “desfogue” que quiere hacer en las Lomas, con un carril de salida y otro de rebase, lo que es claramente insuficiente. Le digo que lo de Riobo es más que suerte;

2. FRAUDE. El megafraude de Bernard Madoff, genio de Wall Street con el viejo truco de la pirámide, supera los 50 mil millones de dólares. Atrapó a los grandes de Nueva York y Palm Beach. Banco Santander quedó con un agujero de dos mil 200 millones de dólares. Y en México, ¿a quienes estafó Madoff y con cuánto?; y

3. RELEVO. Le decía la semana pasada de la salida de Jessica Miranda de Comunicación Social del GDF y el arribo de Óscar Argüelles para enderezar esa oficina lastrada. Así lo transmitió Marcelo Ebrard al darle posesión a su relevo. Ni una lágrima.

Nos vemos mañana, pero en privado.

Silvia y Fernando, la impunidad

Jorge Fernández Menéndez
Razones
Excélsior

No hay peor pesar que no saber qué ha sucedido con un ser querido, si vive, si murió, ¿cómo podría estar viviendo o dónde han quedado sus restos? El calvario que vivió la familia Vargas Escalera después del secuestro de Silvia, sólo puede ser comparable al que padecieron miles de familias durante los años de las dictaduras militares, sobre todo en Sudamérica, y con su práctica más extendida en Argentina, en los años 70, con la política de las desapariciones de sus opositores políticos. O con la incalificable estrategia de las FARC de mantener a sus rehenes por años en condiciones de extrema precariedad en la selva, sin ninguna razón humana que pudiera justificarla.

Pero, incluso, aquella era una política de Estado o la de las FARC un crimen con coartada política: finalmente existía, existe, la conciencia de que más temprano o más tarde se tendrán que pagar los crímenes cometidos, aunque sea por el desprecio ético y moral de las sociedades contra los criminales, se vistan de gobernantes o de falsos guerrilleros. En el caso de Silvia Vargas Escalera o de muchas otras personas que han sido secuestradas por bandas de delincuentes y han desaparecido, el hartazgo de la sociedad no parece ser suficiente, porque el mismo va de la mano con la convicción de que perdura la impunidad.

Hoy, 98% de los delitos quedan impunes y más de 400 mil órdenes de aprehensión sin ejecutar. Si a eso sumamos la debilidad de las instancias policiacas y de justicia, desde la prevención hasta la investigación, pasando por los ministerios públicos y los tribunales, el panorama resulta desolador. Incluso en los casos que mayor impacto han tenido en la opinión pública, como son los de Fernando Martí y Silvia Vargas.

En el caso de Silvia el secuestro se dio en septiembre de 2007. La familia hizo la denuncia correspondiente y el caso quedó prácticamente estancado durante meses hasta que, al cumplirse un año, la familia hizo un reclamo público para demandar la aparición de su hija. La respuesta fueron filtraciones, algunas de ellas francamente inverosímiles y fuera de contexto. Finalmente, cuando semanas atrás Nelson denunció que había presentado el nombre de un antiguo chofer de la familia, Óscar Ortiz González, que no había sido investigado y resultó ser parte de una familia de secuestradores cuyo hermano era Raúl González Ortiz, quien para colmo, luego de ser detenido, se había fugado sin esfuerzo alguno del hospital de Xoco. Entonces, el caso, como la paciencia ciudadana, parecieron estallar y sorpresivamente, sin que se nos explique cómo, alguien informó sobre el lugar donde estaban enterrados en forma clandestina los restos de Silvia. Lo demás es historia conocida y Silvia finalmente descansa con los suyos desde este fin de semana. Pero de la investigación no tenemos información, ni siquiera sabemos cómo se llegó a esa casa de Tlalpan y mientras en algunos ámbitos de la seguridad y la justicia se asegura que existían datos de la participación de la banda de Los Rojos, que encabezan los hermanos González Ortiz desde 2003, otros, como la Procuraduría capitalina, dicen que no tenían información alguna sobre su existencia. ¿Fueron ellos, como afirma la familia Vargas Escalera, quienes secuestraron a Silvia?, ¿si no fueron ellos, quién? Nadie ha podido responderlo con certidumbre aunque el solo hecho de que alguien pudiera saber dónde estaban los restos es un eslabón que permitiría tener toda la cadena delincuencial en las manos.

En el caso de Fernando Martí tampoco la investigación convence: según las autoridades, los responsables son los integrantes de la banda de La Flor, que estaría encabezada por Sergio Humberto Ortiz, apodado El Apá. Este hombre, el 22 de julio fue tiroteado en el sur de la ciudad y habría quedado parapléjico por las heridas. Según las versiones policiales no le habrían podido tomar declaración porque se habría negado a hacerlo (sic). Lo cierto es que nadie nos ha dicho por qué llegaron a la conclusión de que ese personaje estuvo detrás del secuestro y el asesinato de Fernando. Aparentemente, el hombre es un criminal con larga historia, ¿pero por qué es el jefe de la banda de La Flor ?, ¿cómo lo saben las autoridades?, ¿con base en qué información? Es verdad que existe un secreto sumarial, sin embargo, son innumerables las filtraciones que ha habido al respecto. A eso se deben sumar hechos incomprensibles para una investigación seria. El reportero David Vicenteño obtuvo las declaraciones ministeriales del único custodio que quedó con vida, cuando supuestamente los secuestradores pensaron que lo habían estrangulado y lo dejaron en la cajuela de un automóvil, Ignacio Salmones, quien llevaba apenas dos días trabajando con la familia Martí. En sus declaraciones, este hombre, el principal testigo de la Procuraduría capitalina, cae en innumerables contradicciones: la más importante, el falso retén en el que fue secuestrado Fernando. En una declaración dice que quien lo comandaba era una mujer de baja estatura, con el cabello corto, que llevaba lentes oscuros y chaleco de la AFI; en la siguiente, que el retén era encabezado por un hombre de un metro 70, robusto, con barba crecida, chaleco azul sin siglas. En una habla de 30 personas, en la otra, de diez. No son contradicciones menores: van al centro de la investigación. Con base en ellas se detuvo a la llamada comandante Lore, una policía federal que venía de la AFI y quien asegura que ese día estuvo en Cancún. Puede ser, pero nadie nos ha explicado cómo hicieron para identificarla plenamente y cómo supieron cuál era la declaración real de Salmones: la de la mujer con lentes o la del hombre con barba. Quizá las autoridades en los dos casos están realizando una investigación acertada y precisa, pero tal vez simplemente nos están mintiendo. Se debe confiar en lo primero, mas lo deben demostrar. No lo han hecho ni con Fernando ni con Silvia.

Las leyes buenonas

Héctor Aguilar Camín
acamin@milenio.com
Día con día
Milenio

Promulgar leyes que no le cuestan a nadie y visten a quien las promueve es una especialidad mexicana. Llamémoslas “leyes buenonas”.

Nuestra Constitución abunda en preceptos que están puestos ahí no porque nadie haya pensado que van a cumplirse, sino porque muestran las aspiraciones de justicia y democracia que supuestamente caracterizan al pueblo de México.

Los legisladores se hacen cargo de esa tierra deseable, del todo utópica, pero sin la cual México no sería lo que es, y proceden a volver preceptos legales el magma de nuestros sueños históricos, tan justos como incumplibles.

Es así como han pasado a la Constitución los más desmesurados compromisos que pueda asumir un Estado. Por ejemplo, el derecho a la alimentación, a la salud, a la vivienda, a la educación.

Hubo quien legisló en materia de sentimientos, diciendo que había derecho al amor y era punible la indiferencia.

Los legisladores acaban de subirse al siguiente peldaño de la epopeya legal mexicana. Esta vez en materia educativa. Han decretado como obligatoria la educación media y superior.

El Estado mexicano no ha cumplido, ni podría cumplir ningún Estado, con sus obligaciones educativas previas: primaria obligatoria, secundaria obligatoria, preescolar obligatoria. Pero, de la mano de sus legisladores, contrae una nueva obligatoriedad histórica.

Los derechos son flojos cuando no tienen sanción ni pueden exigirse en un tribunal —otra especialidad legislativa mexicana: leyes que obligan sin sanción y que no pueden litigarse.

Sabemos quién es el titular de estas leyes buenonas: todos los mexicanos, por el hecho de serlo. Pero no está claro quién es responsable de cumplirlas y a quién puede demandarse en caso de incumplimiento.

¿A quién demanda un joven que no va a la secundaria “obligatoria” y cuál es la pena por no cumplirle?

Uno de los más interesantes proyectos jurídicos del país es el que ha puesto en marcha Ana Laura Magaloni buscando la manera de hacer “justiciables” (exigibles en un tribunal) los derechos constitucionales.

La verdad es que si el Estado mexicano tratara de cumplir con uno solo de esos derechos —educación universal, alimentación universal, vivienda universal— quebraría.

Pero México sigue produciendo leyes buenonas, tan admirables como inalcanzables, en el fondo una manera de decir que se resigna a no producir leyes que simplemente se cumplan.

Lista

Federico Reyes Heroles
Reforma

vida sigue, así andemos entre terribles secuestros, asesinatos viles y decapitados. Y precisamente porque hay que valorar la vida en todas sus expresiones hoy retomo el privilegio de poder compartir con mis lectores algunos provocadores de gozo y reflexión. Comencé el año con el regalo de una amiga querida, se llama Seda de Alessandro Baricco (Anagrama, 2005), novela, breve, brevísima y, a pesar de ser un best seller en Italia, es literatura de una gran calidad. Amor atravesado por el misterio y la lejanía, amor unido por los hilos de la seda. No le sobra un renglón, el ritmo es maravilloso. La versión cinematográfica también es muy bella. Seda es ya un grato recuerdo.

El tema es muy socorrido, Lolita de Nabokov es el referente más usado. Pero hay otras obras, por ejemplo Auto de Fe, gran novela de Elías Canetti, en la cual Teresa, si no mal recuerdo, lleva a la autodestrucción del siempre serio filólogo, Professor Kien. Otro clásico en esa línea es El ángel azul de Heinrich Mann. Otro profesor de nombre Basura cae en las garras de Rosa Fröhlich. La versión cinematográfica es recordada por las infinitas piernas de Marlene Dietrich. Pero precisamente porque hay varios clásicos se podría pensar riesgoso incursionar en ese territorio. Antonio Skármeta, el novelista chileno que brincara a la fama por su obra El cartero de Neruda, tomó el reto. Las piernas doradas y atléticas de una tenista de 15 años son sólo la puerta de entrada a una trampa de la cual no podrá escapar el doctor Raymond Papst. El lector llorará de risa y de coraje. Perversión deliciosa que lleva por título Match Ball, La velocidad del amor (Galaxia Gutenberg).

Para quien ande en busca de una lectura más filosófica y provocadora, sugiero Una historia de la felicidad de Darrin M. McMahon (Taurus). Se trata de una investigación muy amplia de la evolución del concepto mismo de felicidad. Se inscribe en la larga lista de libros recientes que buscan explicaciones a la depresión y a la pérdida de sentido de las sociedades desarrolladas. Un testimonio desgarrador pero muy útil sobre ese grave problema -la depresión- que aqueja a un alto porcentaje de mexicanos es el libro de Anamari Gomís, Los demonios de la depresión, Cuadernos de Quirón. Increíble pero la autora logra sacarnos risas de lo que puede ser trágico si no se aborda profesionalmente. El Acantilado nos tiene acostumbrados a bellas y bien cuidadas ediciones. Desde hace algunos años ha tomado la sabia decisión de reeditar la obra de Stefan Zweig, el gran novelista, biógrafo y ensayista nacido en Viena y quien se quitara la vida junto con su esposa en Brasil. En la colección hay muchas joyas. Este año gocé enormemente la breve Biografía de Montaigne. Para los admiradores de Montaigne (me declaro uno de ellos) es fantástico revivir al personaje. Para quien no conoce la apasionante vida del autor de los Ensayos es una bella introducción que puede devenir en pasión.

Otro querido amigo me regaló hace un par de semanas un texto con el cual nunca había topado y que lleva el enredado título de Prólogos con un Prólogo de Prólogos (Alianza Editorial). El autor es nada menos que Jorge Luis Borges. Se trata de una recopilación de los prólogos que Borges fue regando en su vida sobre autores tan importantes como Cervantes o Walt Whitman. Está lleno de erudición que por momentos apabulla. Fernando Escalante Gonzalbo es una excelente cabeza que igual aborda problemas de la coyuntura, que de historia o casi lo que sea. Su más reciente entrega A la sombra de los libros (El Colegio de México) es una brillante radiografía del complejo mundo de los libros y su mercado. Gerardo Laveaga es un conocido jurista y estudioso de la literatura, además de apasionado observador del poder. En este año publicó un libro de muy breves viñetas biográficas, de Solón a David Ben-Gurión pasando por Alfonso X "El Sabio", Richelieu, Metternich, Disraelí, Bismarck, Churchill, Roosevelt o Juan XXIII. Pero la lista más importante es quizá la de los menos conocidos. Muy recomendable, se aprende. El título: Hombres de gobierno (Aguilar).

Hace unos días cayeron en mis manos tres bellísimos libros de Ediciones Tecolote. Dos son para niños, uno nada menos que con un texto de Julio Cortázar, Discurso del oso, con ilustraciones de Emilio Urberuaga. Otro de Eduardo Galeano con ilustraciones de Antonio Santos, Historia de la resurrección del papagayo. El tercero es un acto de mínima justicia a Jaime Saldívar. Se trata de un artista que es recordado por haber sido director del Club de Industriales e iniciador de la colección de arte de esa institución. Pero con frecuencia se olvida su pintura. Antonio, su hermano, retomó un cuadro dedicado por Jaime a la Suave Patria (título del libro) de López Velarde. Carlos Fuentes escribió un prólogo cariñoso y puntual. El texto es muy bello. Una rareza es el libro Oda a Eiffel (UNAM, Embajada de Francia) en donde se combinan los nombres de Salvador Elizondo, Roland Barthes, Carmen Parra y Pablo Ortiz Monasterio, entre otros. Difícil describir la aventura visual de que se trata. El diseño es arriesgado y fantástico. Me queda poco espacio. Una introducción a Seamus Heaney, el gran poeta irlandés, Al buen entendedor, prólogo y selección de textos de -¿quién más podría ser?- Pura López Colomé. Grandes temas contemporáneos en la colección Para Entender de Nostra Ediciones, por ejemplo La institución ciudadana, por Ricardo Rafael; El liberalismo, por Leonardo Curzio, entre otros. Breves y bien hechos. La idea de Europa, FCE, Cenzontle, prólogo de Vargas Llosa. Faltan música y videos pero ya me tengo que ir. Ojalá sea útil.

¡Cambiemos de objetivo!

Armando Salinas Torre
Excélsior

A mi amigo Nelson Vargas.

Hemos recibido con profunda tristeza la confirmación del asesinato de Silvia Vargas Escalera. Sin duda alguna nos unimos al dolor que embarga a su familia, así como a sus oraciones por su descanso en paz.

A pesar de que existen muchos otros temas que debiéramos abordar, día a día la inseguridad que padecemos nos obliga a insistir en asuntos que debieran estar ya superados.

De manera insistente nos dicen que el índice delictivo ha disminuido algunos puntos porcentuales, como si se tratara de un indicador de la bolsa de valores, cuando dicha información no sólo es incorrecta, porque no refleja la realidad de las ciudades ni mucho menos tiene la sensibilidad de abordar este tema a partir de la ineficacia del sistema en su conjunto.

El número de denuncias no puede ser empleado como un indicador válido para medir la situación delictiva. Desde hace muchos años se ha demostrado, a través de otros instrumentos metodológicos, que dicha cifra únicamente refiere el número de personas que acuden a denunciar un hecho presumiblemente ilícito. Quienes nos hemos enfrentado al via crucis de presentar una denuncia podemos afirmar que se trata de uno de los trámites que genera molestia, coraje, frustración, entre muchos otros sentimientos, en vez de generar respaldo y seguridad para quien la formula.

Se ha dicho en muchas ocasiones también que, generalmente, sólo una persona de cada diez que han sido víctimas de un delito presentan su denuncia. De este diez por ciento, sólo uno por ciento de los casos llega a una sentencia condenatoria. Una simple conjetura se formula en el imaginario colectivo con respecto al nivel de impunidad y de inseguridad. No se trata de que todas las denuncias concluyan con una sentencia condenatoria, sino de contar con un diagnóstico real de la situación que, al igual que otros aspectos de la inseguridad, como son las deficiencias institucionales, nos conduzcan a las acciones estratégicas del Estado mexicano para generar confianza y seguridad a sus integrantes.

El Presidente de la República ha asumido de manera personal e institucional el liderazgo de la lucha contra el crimen organizado, empleando todos los recursos a su alcance y promoviendo, mediante reformas legales, el fortalecimiento de otros más. En un sistema de gobierno republicano y federal como es el nuestro, todos deben asumir sus responsabilidades y tender a cumplir la demanda de la sociedad. Este sistema no fue diseñado para escudar y proteger a ninguna persona que viole la ley y atente contra los derechos de la gente, sino para su protección misma y evitar los abusos del autoritarismo y el centralismo que victimizaban al mismo individuo.

La reciente reforma constitucional y las legales otorgan a las instituciones públicas mayores atribuciones para investigar, perseguir y sancionar a los delincuentes; sin embargo, será insuficiente si el Estado en su conjunto no lleva a cabo la transformación de la actitud de sus servidores públicos e instituciones, para responder a las demandas de la sociedad.

Se requiere que, ahora que nos encontramos en plena crisis, hagamos un esfuerzo de la dimensión de la misma, para que logremos desterrar corrupción, impunidad, indolencia y tantos otros vicios que han contribuido al sistema gubernamental en los diferentes órdenes de gobierno en perjuicio de la persona.

En muchas ocasiones se han planteado también las deficiencias de los sistemas de rendición de cuentas institucionales en nuestro país. Existen importantes resistencias al cambio porque se ponen en riesgo los privilegios de reducidos pero influyentes segmentos de la población. Es necesario que las mismas demandas de la sociedad se dirijan a construir los nuevos mecanismos de evaluación y seguimiento de las acciones y el resultado de las actividades del Estado mexicano.

Es insostenible que, a pesar de los muchísimas campañas para mejorar la atención ciudadana en todas las instituciones públicas, aún no se logre hacer sentir a las personas satisfechas en los trámites que formulan, ya no digamos para crear una nueva fuente de empleos, sino con el fin de denunciar el secuestro de un hijo, el robo, la violación o el homicidio de una persona.

Es indispensable que las instituciones transformen su actitud hacia el ciudadano, dejen de verlo como el objetivo de sus extorsiones, vejaciones y todas las conductas ilícitas que día a día se acumulan a las ya de por sí ocasionadas por la delincuencia común. La respuesta que estamos esperando los ciudadanos de parte de las instituciones no es sólo el recuento de las acciones hasta ahora ejecutadas, sino el índice de satisfacción ciudadana por los servicios públicos proporcionados con cargo al erario.

No existe sociedad en la que se carezca de la delincuencia, desafortunadamente hay la maldad en la condición humana, a la cual debemos sancionar por sus actos. Sin embargo, es inaceptable la doble victimización que se recibe por el Estado cuando se acude a denunciar las agresiones de que hemos sido ya víctimas.

Partiendo de la premisa de que la democracia no sólo está conformada por el sistema electoral, sino por la vigencia de los derechos de las personas, hablar de una democracia fallida podría ser exagerado, a pesar de ello, cada vez que observamos o sufrimos los lamentables acontecimientos que diariamente suceden, ello nos obliga a reflexionar sobre el riesgo que se cierne sobre nuestra frágil democracia.

Durante los últimos años se han otorgado mayores atribuciones a la autoridad, bajo el argumento de garantizar la seguridad pública y el orden público, pero se ha arriesgado la tutela de los derechos del individuo. Considero que debemos cambiar de objetivo estratégico de las instituciones de seguridad: proteger y defender los derechos de las personas.

Operación “desangre al PRD”

Salvador García Soto
Serpientes y Escaleras
El Universal

El problema para López Obrador es que, ante el escenario de salir del partido o de las bancadas del PRD, como lo hizo Monreal, las lealtades más incondicionales se diluyen y tal vez el grupo que decida seguirlo a otro partido, se achique

El éxodo de lopezobradoristas del PRD no es casual ni se trata de decisiones individuales o aisladas. Andrés Manuel López Obrador definió con su grupo más cercano una estrategia de presión a Jesús Ortega y a su corriente Nueva Izquierda, que consiste en una serie de renuncias de figuras del grupo para dar la imagen de un partido fracturado y sin control de Los Chuchos.
Maquiavélicamente, esas renuncias no serán en bloque ni se busca una ruptura mayor; la idea de AMLO es dosificar las salidas en los próximos meses y escalar, conforme se acerquen los comicios federales de 2009, el nivel de personajes que abandonen el PRD. Primero fue Gerardo Fernández Noroña —cosa que a Los Chuchos debió darles risa—, luego fue Mario di Constanzo, y después el senador Ricardo Monreal.

Lo que busca el tabasqueño, que eventualmente también está dispuesto a renunciar él al PRD, es que Ortega y su grupo, si quieren parar la sangría, negocien posiciones y candidaturas con su grupo y no pretendan quedarse “con todo el pastel para ellos”.

Hasta ahora la respuesta de Jesús Ortega ha sido minimizar las renuncias. Aunque en el caso de Monreal, el escándalo mediático tuvo un impacto negativo que contradice su discurso y su nueva campaña publicitaria de un PRD unido que pide “perdón” y reconoce sus errores. Ese es el daño del desangre lopezobradorista: ¿cómo hablar de un partido que busca reconciliarse con los electores cuando siguen los pleitos entre corrientes, junto con las renuncias y rupturas de sus miembros?

En el duelo de estrategias Los Chuchos también mueven sus piezas. En las últimas semanas se intensificaron las negociaciones entre Nueva Izquierda y René Bejarano con su Izquierda Democrática Nacional, con lo que Ortega y compañía no sólo se apertrechan para la nueva correlación de fuerzas en el perredismo, sino que le quitan su principal base social en el Distrito Federal a López Obrador.

En Nueva Izquierda estiman que la fuerza de Andrés Manuel es de una tercera parte del partido y con base en encuestas que han mandado a hacer ex profeso, calculan que el voto lopezobradorista representa a lo sumo 6% u 8% de la votación total del perredismo.

El problema para López Obrador es que, ante el escenario de salir del partido o de las bancadas del PRD, como lo hizo Monreal, las lealtades más incondicionales se diluyen y tal vez el grupo que decida seguirlo a otro partido se achique.

Y eso lo acaba de experimentar en carne propia. López Obrador llamó la semana pasada a cinco senadores leales que tiene en Xicoténcatl —Salomón Jara, Rosalinda López, Yeidckol Polenvsky, Alfonso Sánchez Anaya y Ricardo Monreal— para ayudar al Partido del Trabajo a no desaparecer como bancada. “Renunciamos todos y nos pasamos al PT”, le dijeron los senadores envalentonados.

“No, con uno basta. Pónganse de acuerdo entre ustedes, quién”.

El problema es que, al salir de ver al caudillo ya ninguno de los cinco senadores dijo “esta boca es mía” y nadie se ofreció a sacrificarse. Monreal fue el único que, al ver que ninguno quería dejar las canonjías de la bancada perredista, se lanzó al vacío.

Veremos cómo funciona la Operación Desangre; si Los Chuchos deciden retener a AMLO y los suyos o si, después de un éxodo por goteo y si no hay disposición de Ortega a negociar, Andrés Manuel se atreve a vivir fuera del presupuesto partidista.

NOTAS INDISCRETAS… Notorio, sobresaliente, dirían los cronistas deportivos, fue el desaire que le hizo Cuauhtémoc Cárdenas a Porfirio Muñoz Ledo en los funerales de doña Amalita Solórzano. Cuentan testigos que cuando Porfirio intentó acercarse a darle el pésame, Cuauhtémoc se siguió de largo con el pretexto de una llamada por celular que atendía en ese momento. La gente notó el desaire y Muñoz Ledo, apenado, se acercó a donde estaba Leonel Godoy a hacerle plática. “Ah que Porfirio”, comentó ante la penosa escena un testigo. “Pos qué no se acuerda que apenas hace días acusó a la familia Cárdenas de haberse enriquecido… qué falta de tacto tuvo al venir”… Será el estrés y el caos que provocan sus obras desordenadas en la ciudad o será que le fallaron sus colaboradores, pero a Marcelo Ebrard se le tensó tanto la relación con los reporteros que cubren su fuente que la semana pasada, después de una serie de desencuentros y reclamos de los periodistas, el jefe de Gobierno accedió a hablar con ellos; pero cuando llegó Marcelo y se paró frente a los reporteros, éstos en protesta le dieron la espalda y ninguno le hizo preguntas. ¿Sería eso lo que detonó la salida de Jéssica Miranda y la llegada de Óscar Argüelles a Comunicación?… Paran los dados. Escalera y subimos.

Secuela de los zapatazos

Carlos Marín
cmarin@milenio.com
El asalto a la razón
Milenio

ANSA (la agencia de noticias italiana) consultó en Bagdad a un experimentado penalista local sobre el par de zapatazos que el periodista Muntazer Al-Zaidi lanzó el domingo contra George W. Bush.

Según el abogado Tariq Harb, el beiszapatista repentino “podría ser condenado incluso a siete años de cárcel”, pero sólo, “según el código penal iraquí, si se reconoce la premeditación del acto…”.

¿Quién dudará que los lanzamientos fueron hechos de manera deliberada?

El buen Al-Zaidi se volvió héroe de la lucha contra el intervencionismo bushiano, y decenas de miles marchan hoy por las calles del mundo islámico enarbolando el nuevo símbolo de la explicable resistencia nacionalista y del delirante terrorismo fundamentalista: un par de zapatos.

Lo preocupante del caso es que ahora, se trate de Bush, Rodríguez Zapatero, Calderón, Da Silva o Bachelet, los periodistas que cubren actividades presidenciales corren el riesgo de ser obligados a descalzarse o a soportar, como animales, la colocación de flejes que hagan imposible repetir el ejemplo.

Doña Amalia

Miguel Ángel Granados Chapa
Plaza Pública
Reforma

Interesada tanto como su marido en que se respetaran los derechos de los pueblos indios, durante y después del ejercicio presidencial, la señora viuda de Cárdenas formó parte de la Comisión de seguimiento y verificación de los acuerdos de San Andrés

Treinta y ocho años y dos meses sobrevivió doña Amalia al general Lázaro Cárdenas. Él murió el 19 de octubre de 1970, y ella el 12 de diciembre de 2008. En el prolongado tramo de su viudez, doña Amalia Solórzano, llamada Mamu en la confianza familiar, ejerció con dignidad la responsabilidad histórica que significó ser la esposa del Presidente más arraigado en la sensibilidad popular, y también hizo valer su propia presencia. No en balde unos días antes de su fallecimiento había encabezado la lista de los 15 consejeros eméritos que por su trayectoria forman parte del consejo nacional del Partido de la Revolución Democrática.

En ese lapso, tanto como ocurrió en vida del General (como por antonomasia se llama a Cárdenas) doña Amalia expresó de palabra y obra vivo interés por los pueblos indígenas. Cuando el 1o. de enero de 1994 brotó la insurgencia armada zapatista, ella se afanó primero por comprender los alcances y el sentido de la rebelión, luego se unió al esfuerzo de lograr entre los alzados y el gobierno una paz digna, y después fue llamada a tener una colaboración activa en ese propósito cuando se la invitó a participar en la Cosever (Comisión de seguimiento y verificación de los acuerdos de San Andrés), que a fines de 1996 pretendió sin éxito que se pusieran en práctica los resultados del diálogo entre el zapatismo armado y el gobierno de Zedillo, que en un ejemplo típico del doble lenguaje utilizado por los líderes de la sociedad mestiza ante los pueblos indígenas los incumpliría sin rubor alguno.

Meses atrás, en febrero, el subcomandante Marcos había escrito a la viuda de Cárdenas "para hacerle a usted la invitación de que, alguna tarde amable, se diera tiempo y modo de llegarse hasta nosotros, y poder escucharla y escucharnos, y poder encontrarnos... que usted nos hablara un poco de esa fuerza que la hace y la llena. Para eso, para encontrarnos, quisiera invitarla y, cómo es evidente, no se cómo... Vale. Salud y, no se crea, mi General tiene todavía muchas cosas que ver en nosotros... y en el nosotros". En una segunda carta, del 21 de marzo, el líder insurgente se refirió, en términos que pueden corresponder al día de hoy, al propósito de un grupo de ciudadanos que mediante una colecta nacional buscaban "rescatar la industria petrolera de las manos de quienes dar marcha atrás en la historia y entregarla (la industria y la historia) a manos extranjeras". El subcomandante explicó que "a pesar de la hambruna que nos amenaza para los meses siguientes", los jefes zapatistas "me han ordenado que disponga de la cantidad de tres mil pesos del fondo de resistencia, para destinarlos a apoyar esa acción patriota. Ignoro quiénes son los encargados de administrar lo que se recabe. Por eso le estoy pidiendo a usted que por favor reciba la cantidad citada y la haga llegar a quienes se encarguen de esto. Estamos seguros de que en manos de usted, o de quien usted confíe, nuestra pequeña colaboración será bien empleada... Salud, y que la historia pasada nos ayude a conquistar la futura".

El 30 de marzo doña Amalia acusó recibo de la carta y de la aportación zapatista que "entregaré a la tesorería del Comité pro Petroquímica para México, que está por formalizar su constitución en unos cuantos días... Agradezco, creo poder hacerlo así, en nombre de los mexicanos patriotas que vemos hoy en la defensa de la petroquímica la defensa de nuestra independencia económica, su colaboración a este esfuerzo que, estoy cierta, efectúan en condiciones de sacrificio extremo, ante la amenaza de la hambruna y cuando todo tipo de carencias -alimentos, medicinas, ropa, trabajo e ingresos- golpea severamente a las comunidades de la montaña del sureste donde ustedes se encuentran... firmemente deseo que pronto puedan concluirse las negociaciones de un a paz digna, que sea el principio de un nuevo florecimiento de la región y del país entero, y estoy segura de que el sacrificio que hacen al enviar esta contribución a la defensa de la petroquímica lo ve el pueblo mexicano como una muestra de la solidaridad de los zapatistas de la selva chiapaneca con las grandes causas de nuestra nación... Espero pronto haya condiciones para poder expresarles este agradecimiento de manera personal. Reciba, mientras tanto, mi afecto y mi cálida amistad".

El encuentro personal se produjo en noviembre siguiente, al ser instalada la Cosever: "cuando Marcos pasó cerca de nosotros -escribió doña Amalia- hizo un alto, se separó del enjambre y con una sonrisa franca se dirigió hacia mí. Lo vi muy delgado, aunque fuerte, con ojeras de no haber dormido lo suficiente...".

Se encontraron de nuevo en febrero de 2001, en el congreso indigenista de Nurío, uno de los momentos culminantes de la Caravana por la dignidad indígena. Doña Amalia participó en ese congreso "porque desde hace varios años he apoyado en lo que puedo a los indígenas mexicanos, pero también porque sentí que mi participación significaría algo para mucha gente que estaría en ese encuentro, pues es una presencia que quiero guardar para el General. Me acordé que fue precisamente en tierras michoacanas donde se llevó a cabo un congreso sobre el tema indígena durante el último año de su presidencia... Fue para él un momento decisivo, importantísimo, porque allí recogió sentimientos y conceptos de los pueblos indios de México y de otros países de América Latina".

(Las citas proceden de Estampas para el recuerdo. Los caminos indígenas de doña Amalia, escrito por ella misma y Julio Moguel).



Cajón de Sastre


Hace un año la señora viuda de Cárdenas recibió la Cruz de la orden Carlos III. Al entregarla, Trinidad Jiménez, secretaria de Estado del gobierno español para Iberoamérica, dijo: "Sobre los méritos que concurren en doña Amalia para recibir el más importante reconocimiento que concede España, tampoco caben dudas. Me gustaría que en México se tuviera plena conciencia de lo que para los demócratas españoles representan los nombres de Lázaro Cárdenas y Amalia Solórzano; de cómo su participación en momentos críticos de la historia de mi país ha quedado grabada en nuestra memoria. Cómo su gesto aun se percibe como un oasis de humanidad entre tanta barbarie". Doña Amalia presidió el Comité de apoyo a los niños del pueblo español, que acogió a medio millar de chavales en Morelia.

Pueblerina

Marcelino Perelló
bruixa@prodigy.net.mx
Excélsior

“Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer”, reza un conocido dicho popular. Es un lugar común, pero que no por ello debe ser desdeñado. “Sí, pero detrás...”, dijo alguna vez una de las mujeres de mi vida, con amargura y halagándome. Y, de paso, halagándose a sí misma.

De todos modos la afirmación lapidaria no es del todo cierta. Al menos no lo es en numerosos casos. Vincent van Gogh nunca tuvo una pareja duradera. Se enamoró locamente (no podía ser de otra manera) varias veces en su vida, pero acabó siempre siendo desdeñado. Antoni Gaudí se apasionó por una mujer una sola vez, en su juventud. Pero la muy ingrata se fue y lo dejó, sin duda por otro más hombre que él. Nunca más quiso saber de amores. Murió, ya viejo, atropellado por un tranvía, cuando vivía en su taller de la Sagrada Familia, y donde dormía sobre un jergón.

Aquí es preciso aclarar, en descargo del aforismo, que la “gran mujer” no es necesariamente la pareja, esposa o amante. Puede ser la madre, la abuela, la madrastra, una tía o una chava que pasaba por ahí. Y que, además, no es precisa la compañía física y constante de la fémina. A veces, basta una aparición efímera, fulgurante, para que su presencia simbólica determine toda la vida. A veces se vive la vida por y para el fantasma, para el símbolo.

Pero los ejemplos en sentido contrario, que dan la razón a nuestra máxima, son muchos más. Rainer María Rilke vivió y creó para Lou Andreas-Salomé, el amor imposible que lo acompañó hasta la muerte. Por ella, incluso, se cambió el nombre del original René, a Rainer.

Jaime II, conde de Urgell, pretendía el trono catalán, después de la muerte, sin hijos vivos varones, del rey Martín el Humano. En Cataluña regía la ley sálica, que impedía la descendencia por línea femenina. Todas las coronas en que imperaba la susodicha ley acabaron, obviamente, desapareciendo. Hoy, la mayoría de los reyes son reinas.

El caso es que el otro pretendiente, Fernando de Antequera, castellano, abuelo de Fernando II, el Católico, se casó con Isabel, igualmente católica, que se encuentra entre Bolívar y 5 de Febrero, y a la que los americanos debemos el haber sido descubiertos. Fernando tenía mucha más fuerza, política y militar. Y le propuso un pacto a Jaime. Si se hacía a un lado, le ofrecía tierras y privilegios. Jaime lo pensó seriamente.

Pero la madre de Jaime, Margarita de Montferrat, le habría dicho: Fill, o rei o no res, “hijo, o rey o nada”. Jaime ya no tuvo para dónde hacerse y se levantó en armas. Con todo en contra. Aunque contó con el apoyo de los gascones y los genoveses. El príncipe heredero de Inglaterra, Tomás de Clarenza, le ofreció, en principio, su apoyo. Pero en ese mal momento muere el padre, Enrique V, y tiene que regresar de urgencia a Inglaterra, con los mil jinetes y tres mil arqueros prometidos, para defender la sucesión, que finalmente perdió frente a su hermano Enrique VI.

Jaime queda medio desamparado. Y pierde la batalla de Balaguer, en la que es capturado. Fernando le perdona la vida, pero todos sus bienes son confiscados y pasará el resto de su existencia confinado en una mazmorra. Murió, veinte años después, en un calabozo del castillo de Játiva, en el País Valenciano. Tuvo tres hijas, pero tampoco ningún vástago macho. Su madre, finalmente tuvo razón. O rey o nada. Nada.

La otra madre funesta fue la del sultán Mohamed XII, llamado Boabdil el Chico, rey de Granada. En 1482, los cristianos, encabezados precisamente por Fernando II, le ofrecen negociar. Pero su madre, la sultana Aixa, se lo prohíbe. Boabdil hace la guerra, y también la pierde. Contra él estaba también su tío, El Zagal, que dominaba lo que hoy es Extremadura. Boabdil, en 1492, el año del llamado descubrimiento de las Indias Occidentales, después América, debe rendir Granada. Se exilia, primero en Las Alpujarras, en Almería, y después, cruzando el estrecho, en Fez, en África. Ahí morirá en combate.

El caso es que, al abandonar Granada, la leyenda cuenta que, sobre una colina, Boabdil se volteó para ver por última vez la ciudad mágica. Y que lloró, al ver la joya perdida. En ese momento, la madre, que cabalgaba al paso junto a él, le habría dicho: Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre. Duro, muy duro. Lo más duro. No hay nada más duro que la sanción de la madre.

Hoy ese cerro es conocido como El Exilio del Moro. Y el notable compositor catalán Gabriel Cassadó escribirá la bella sonata para cello y piano, El lamento de Boabdil.

La mujer. La madre, la esposa, la abuela, la amante, la hermana. El papel de la mujer. Los franceses tienen una expresión: Cherchez la femme, busca la mujer, que hoy se ha vuelto universal. Cuando se produce una gran acción, temeraria o heroica, cuando tiene lugar un gran conflicto, entre parientes o entre naciones, hay que buscar siempre la mujer que lo ocasiona y propicia. Cherchez la femme. Indispensable para detectives e historiadores. A veces, digámoslo también, el recíproco de nuestro apotegma es igualmente cierto. Hasta hace unos decenios, y en buena medida hasta el día de hoy, el papel social, público, de la mujer, era disminuido, mínimo. Era difícil que una hembra estuviera por delante del macho. Por delante en la consideración general, entendámonos. En el ámbito familiar es muy común que sea la mujer, y no el hombre, la que domina, la hegemónica, la que lleva los pantalones.

El matriarcado. Es habitual que todos nosotros estemos más atados a la madre que al padre. Y que la rama femenina de nuestro árbol genealógico sea mucho más robusta y frondosa que la masculina. Pero en el plano mediático, en el plano de poder, las cosas no son así. Y quien sobresale y da la cara, es el hombre. Las cosas empiezan a cambiar, pero no lo han hecho del todo.

A pesar de eso, Madame, Marie Curie fue mucho más célebre que su esposo, Pierre. Él fue el gran hombre detrás de ella. El propio Fernando de Aragón, del que acabamos de hablar, siempre estuvo a la sombra de la esposa, Isabel la castellana. Y ni usted ni yo tenemos la más puta idea de quién fue el esposo de Margaret Thatcher. De su padre o su maestro, menos. Y de sus amantes ya ni hablemos. Si es que hubiere tenido alguno, cosa poco probable.

Amalia nació en Tacámbaro. Un pueblecito purépecha entre Morelia y Uruapan, digamos. No era pobre, pero tampoco rica. Su papá era ranchero y mercaba sus productos. Su llegada al mundo se produjo en pleno pródromo de la Revolución Mexicana. Madero estaba en el poder, pero todo el mundo sabía que no iba a durar. Al menos todos los ilustrados. Y la familia de Amalia era ilustrada.

Un buen día, el gobernador de Michoacán visitó Tacámbaro. Así era aquel gobernador. Visitaba cuanto caserío se le atravesaba. Y los que no se le atravesaban, también. Se les atravesaba él. Recorría triunfante las principales calles del pueblo cuando una joven lo saludó desde su balcón. No era un saludo natural. La muchacha era de una familia católica y el gobernador era ateo y revolucionario.

El gobernador respondió el saludo y detuvo durante varios segundos la mirada sobre aquella mujer atractiva e insólita. Al día siguiente pudo estrecharle la mano, en una recepción oficial y de gala. Y se casaron. Tuvieron que pasar años, sin embargo, pues la familia de Amalia no veia con buenos ojos el enlace con ese hereje alzado.

Aquella recepción tuvo lugar en una finca llamada Los Pinos, y Amalia quiso que su casa de casada se llamara así, Los Pinos. Ahí vivieron. Y allí hicieron historia. Qué tanto pesó Amalia en las decisiones trascendentales de su esposo, de su hijo y de su nieto, no lo sabremos nunca. Pero yo sospecho que mucho. El último personaje de la historia de México. La pueblerina que forjó una patria.

El suicidio asistido del PRD

Ricardo Alemán
aleman2@prodigy.net.mx
Itinerario Político
El Universal

  • Monreal confirma la traición a los amarillos y… sus dotes como trapecista
  • Ni revolución ni democracia, sino una vulgar cubeta de cangrejos


Con un poco de humor e imaginación podríamos decir que de la sede nacional del PRD cuelga un espectacular con la leyenda: “¡Ayuden a bien morir a este enfermo terminal!”.

Y afanosos que son los amarillos, todos parecen ocupados en esa sesuda tarea de destruir un partido político que no les pertenece, cuyas siglas y prerrogativas pelean como perros y gatos, sin importar un comino que confirman que más que principios les importa el poder a secas. Lo demás, los actos de fe, los golpes de pecho, la doctrina y los desplantes de fervor no son más que demagogia insultante. ¿A quién en el PRD —más allá de la franquicia que significa— le importa el significado de ese partido político? Está claro que a nadie.

Y es que a causa de sus vulgares ambiciones de poder —a nadie le importan la historia, la doctrina, el futuro y la responsabilidad social del PRD— las rabiosas tribus amarillas parecen dispuestas a convertir en cenizas lo que apenas hace dos décadas nació como el más importante partido de la llamada izquierda mexicana. Porque, a querer o no, el PRD fue la aventura política más prometedora en muchas décadas.

Todo eso ya no le importa a nadie, sobre todo en momentos como los actuales, de definición, en los que todos enseñan no sólo el cobre, sino que confirman que lo de menos es la doctrina, la ideología, los principios, la gente y menos las libertades básicas que dijeron defender y el futuro del país. Todo frente a la dolorosa realidad de que buena parte de los constructores del PRD ni son demócratas ni revolucionarios de la democracia ni nada. Si acaso vulgares practicantes del rentable pero siempre cuestionable principio “del poder por el poder”.

Y la más reciente muestra de cinismo, desfachatez, valemadrismo —y, por supuesto, capacidad destructiva del partido amarillo—, la ofreció apenas en días pasados y de manera pública el ex priísta, ex perredista y hoy petista Ricardo Monreal; animal político —en la más pura acepción aristotélica— que perfeccionó sus habilidades para el trapecio, el engaño y la simulación.

Circunspecto él, sereno él, congruente él, el senador Monreal dijo que aceptó la recomendación de su jefe AMLO para dejar la senaduría y la vicecoordinación parlamentaria por el PRD para llevarla a las siglas del PT. ¿Por qué ese cambio de trapecio? Elemental, porque el “legítimo” no puede darse el lujo de perder 20 millones de pesos que le deja regentear a un grupo parlamentario de senadores como los del PT. Y todo, claro, porque el PRD le quitó al PT uno de los senadores que le había prestado para sangrar de dinero público al Senado.

¿Qué es, sino una insultante inmoralidad, una total falta de ética, un insulto a los electores, que el senador Monreal cambie su investidura de senador amarillo por la de senador del PT, a partir de un mero criterio mercantil? Pero no es todo. Además, el senador Monreal se aventó la puntada de asegurar que no impugnaría la decisión de ser expulsado del PRD. Y esperanzado dijo que desearía que el PRD respetara que fuera senador por el PT, sin merecer siquiera una llamada de atención. Tampoco fue todo, pues dijo que no se afiliaría al PT. ¿Alguien entendió tamaño cinismo?

De Monreal se debe decir que hace meses ya había sido expulsado del PRD, debido a que hizo propaganda en su natal Zacatecas a favor de un hermano que aspiraba a gobernar un municipio local. Siempre negó la especie, pero hoy confirmó eso que en política se llama traición. Pero tiene razón el clásico; si así se llevan, pues que se aguanten. Ya olvidaron todos que en 1997 Ricardo Monreal fue uno de los mayores impugnadores del triunfo opositor que echó al PRI de la mayoría en la Cámara de Diputados. Claro, hoy pretende dar lecciones de congruencia. ¿Habrá quien le crea? No sólo eso, sino que seguramente muchos lo justificarán, porque está al servicio del “jugo gástrico”. El fanatismo que aplasta todo indicio de razón.

Otra perla la ofrecieron en días pasados PT y Convergencia, los que de manera ilegal, contra los estatutos básicos fundacionales del Frente Amplio Progresista, registraron su alianza electoral como FAP, para llevarse la renta electoral de eso que —debemos insistir, ni es frente, ni es amplio y menos es progresista— quiere ser vendido como el nuevo frente de la izquierda mexicana. El IFE echará abajo esa alianza que no sólo resulta contranatural, sino ilegal.

Pero en venganza, y como de lo que se trata es de destruir al PRD que está en manos de Los Chuchos, las corrientes obradoristas que siguen dentro del partido amarillo inventaron una potencial alianza con el nuevo Partido Socialdemócrata. ¿Por qué? Porque el PRD se ha convertido en una cubeta de cangrejos. Y eso es un suicidio político asistido. Al tiempo.