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Excélsior
Cincuenta años de balseros que prefieren ser devorados por los tiburones caribeños a subsistir en el paraíso castrista con el que se pretende engañar a la opinión pública internacional.

Cincuenta años sin legitimidad electoral, sin respetar la voluntad popular, sin progreso económico y social; medio siglo de manipulaciones, de farsa democrática, de mentiras con respecto a la realidad cubana escondida perversamente tras el discurso demagógico de una revolución que, como la mayoría, sirvió más para concentrar el poder o no sirvió para nada… Cincuenta años de balseros que prefieren ser devorados por los tiburones caribeños a subsistir en el paraíso castrista con el que se pretende engañar también a la opinión pública internacional; medio siglo de continuar siendo el país de un solo hombre, un primate disfrazado de militar que aparece en el estrado intentando representar una ópera bufa en pleno siglo XXI, cuando sólo produce lástima y pena por el cálido pueblo cubano. Fidel es el Poder Judicial. Fidel es el Poder Ejecutivo. Fidel es el Poder Legislativo. Fidel es la prensa “libre”. Fidel es la autonomía universitaria. Fidel es la policía secreta. Fidel son los soplones y las cárceles clandestinas y la persecución. Fidel es la única fuerza política. Fidel es la encarnación del embuste y del atraso.
“La Historia me absolverá”, sentenció Castro durante el juicio del Moncada… ¿Realmente lo absolverá después de haberse eternizado como un dictador sanguinario por más de medio siglo y de haber creado el mercado racionado (libreta de abastecimiento), una muestra inequívoca de las carencias alimenticias y nutricionales de Cuba, que a pesar de la revolución no ha podido satisfacer sus necesidades materiales ni las espirituales. ¿Cuántos cubanos isleños quisieran vivir como sus compatriotas exiliados en Miami? ¿Castro será absuelto por haber alterado recurrentemente los datos relativos a la creación bruta de capital, a las transferencias brutas externas, a la deuda externa y a los precios al consumidor? ¿Será absuelto por mentiroso y estafador? Creer en las estadísticas cubanas es tanto como aceptar la validez de su sistema electoral. ¿Castro conocerá el significado de la transparencia? Sólo los burócratas, analistas domésticos, “confían” en los indicadores macroeconómicos o en ciertos datos sociales como las tasas de desempleo, parecidas a las publicadas por el PRI en sus años de apogeo autoritario. Se ha desplomado 91% de la inversión extranjera, deprimido la producción de azúcar, de cemento, de acero, de textiles, de fertilizantes, de calzado, de jabón, de cítricos, de arroz (no se aportan datos actuales para su medición, se proyecta la tendencia), la de hojas de tabaco y ganadería, así como la pesca, además de ser insuficiente energéticamente al tener que importar Cuba petróleo de Venezuela, muy a pesar de las inversiones de compañías canadienses, brasileñas, indias y noruegas.
Para entender la supervivencia política de Castro es menester no olvidar los 38 mil millones de dólares proporcionados por la extinta URSS de 1961 a 1984, así como los cinco mil millones anuales de la misma “ayuda” hasta el escandaloso derrumbe de la Cortina de Hierro que exhibió al marxismo leninismo como la peor mentira del siglo XX.
Sólo los cubanos exiliados en Miami generan tres veces el producto interno de toda la isla. Castro pretende defenderse del fracaso de su política económica culpando de la debacle al “bloqueo” comercial impuesto por Estados Unidos, cuando en Europa, Asia y en la mayor parte de América se encuentran artículos cubanos. ¿El mundo entero es Estados Unidos? ¿De qué servirá al abatimiento de analfabetos en Cuba cuando existe una censura feroz como en los años de la Santa Inquisición católica? ¿Sabrá Fidel que si abre las puertas de la isla para que la abandone quien lo desee, Raúl, su hermano, podría ser el primero en pedir un buen lugar en cualquier balsa? ¿Qué festejará el tirano..?
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El tirano violó y desconoció cualquier principio en materia de derechos humanos, suprimió, con las armas o las sogas en las manos, las más elementales garantías individuales.