enero 27, 2009

Paco Calderón

Purificación

Joaquín López-Dóriga
lopezdoriga@milenio.com
En privado
Milenio

El toro, como la vida, pone a los hombres en su sitio. Florestán


Cuando Purificación Carpinteyro tomó posesión como directora general del Servicio Postal Mexicano, en abril de 2007, hubo quienes afirmaron que había nacido una estrella.

Luis Téllez, el secretario de Comunicaciones y Transportes, le dio una bienvenida cálida, entendiendo que quien la había designado para el cargo era el Presidente de la República.

Pasaron los meses y Purificación mantenía la mira hacia la oficina de Téllez, al que consideraba, como los hay que lo consideran, alguien que por su pasado priista no podía formar parte de un gabinete presidencial panista, y ella era la sucesora con todo el apoyo de Los Pinos. No en balde había llegado hasta allí.

Cuando Rafael del Villar pasó de la Subsecretaría de Comunicaciones a la Cofetel, el 9 de septiembre de 2008, Purificación fue ascendida a ese cargo, y vio más cerca la puerta del secretario. Sólo había que tirarla, y se dispuso a eso.

“La nueva subsecretaria tiene una carrera impresionante y su carácter y eficacia han dejado huella en las empresas de México y del extranjero en las que se ha desempeñado”, se llegó a escribir, y ella a creérselo, ambición que le llevó pasar por encima de Téllez, protegida, decía, por el halo presidencial y a tomar decisiones por encima de todos.

El punto de ruptura se llamaría ambición y MVS, los reproches coincidentes de Joaquín Vargas y Téllez en Los Pinos.

Al pedirle éste la renuncia, ella lo ignoró y buscó un encuentro con Calderón, que no se dio y ya no se dará, no obstante la información y evidencias que sobre el tema de telecomunicaciones afirman que se apertrechó. Con ese respaldo Purificación pidió vacaciones para que no la acusaran de abandono de trabajo. Regresará este fin de semana sólo para confirmar que el blindaje fue insuficiente, el paracaídas no alcanzó y el encanto se agotó; que ha terminado su breve ciclo en el gobierno federal y que renuncia o la cesan, porque ya está fuera.

RETALES

1. ESPEJITO. Andrés Manuel López Obrador repitió que apoyará al que esté mejor posicionado para la Presidencia en 2012, un nuevo modo de decir que le den por muerto. En todo caso, ¿apoyaría a Marcelo Ebrard? ¿Con qué partido?;

2. FACTOR. Aunque habría que decir que si busca esa apuesta, Ebrard sería el único que podría reunir lo hoy fracturado: PRD, AMLO y hasta las comparsas del PT y Convergencia. Pero, ¿lo dejaría pasar?;

2. PERO GORDO. El rechazo de Marcelo de los Santos al candidato panista a sucederlo en el gobierno de San Luis Potosí, Alejandro Zapata Perogordo es, en parte, por las amenazas que suelta éste de meterlo en la cárcel en cuanto llegue al palacio de gobierno. ¡Salud! De los Santos ya le ganó a Zapata dos veces en San Luis: la alcaldía y el gobierno. A ver si se la vuelve a ganar el 5 de julio.

Nos vemos mañana, pero en privado.

La aprehensión de Mariano Herrán

Jorge Fernández Menéndez
Razones
Excélsior

La aprehensión del ex fiscal antidrogas del gobierno federal y luego del estado de Chiapas durante la administración de Pablo Salazar Mendiguchía, Mariano Herrán Salvatti, no es un capítulo más de un proceso de ajustes de cuentas entre distintos grupos políticos. Herrán fue un muy poderoso funcionario durante la administración de Zedillo y le tocó reemplazar en la oficina de lucha contra el narcotráfico al ahora ex general Jesús Gutiérrez Rebollo, acusado de ser parte del cártel de Amado Carrillo. Durante el periodo de Herrán se dieron algunos de los golpes más exitosos contra el narcotráfico en esos años, y destacaron, entre otras cosas, la muerte de Amado Carrillo Fuentes y la depuración que se dio en el entonces todopoderoso cártel de Juárez, incluida la caída del entonces gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva, actualmente detenido con pedido de extradición de Estados Unidos.

Herrán fue un funcionario con mucho poder en la administración federal, tuvo la confianza del presidente Ernesto Zedillo y al terminar esa administración se incorporó al equipo de Pablo Salazar, quien acababa de ganar la elección en Chiapas luego de abandonar el PRI y de ser candidato de una coalición PAN-PRD. Durante la gestión de Salazar, el fiscal Herrán tuvo también mucho poder y capacidad de operación. En buena medida, el gobierno de Pablo Salazar se apoyó, para bien o para mal, en la labor de Herrán. Fue una gestión donde se dieron muchos enfrentamientos y en la cual literalmente se reorientó el desarrollo del estado, se intervino políticamente en las comunidades zapatistas y éstas comenzaron a alejarse de ese grupo político.

El último periodo de Salazar fue muy confuso. El gobierno estatal presumía de su cercanía con el presidente Fox, incluso se habló en algún momento, cuando Santiago Creel dejó la Secretaría de Gobernación para buscar la candidatura del PAN, que Salazar podría ocupar esa posición. No fue así y, de ser uno de los gobernadores más cercanos a Fox, el mandatario pareció decantarse hacia el apoyo a López Obrador, con el consiguiente desgaste de la relación presidencial. Todo ello se daba en el contexto de un durísimo enfrentamiento entre el gobierno estatal y muchos grupos de poder y particularmente de medios de comunicación del estado, enfrentamiento que comenzó prácticamente desde el inicio de la administración de Salazar. Herrán fue quien asumió en buena medida ese conflicto, que tuvo capítulos notables, como el enfrentamiento con el periódico Cuarto Poder.

Pero también en ese enfrentamiento se entremezclaban las luchas de poder, que cruzan horizontalmente los partidos en la entidad y que impiden, en muchas ocasiones definir con claridad cuáles son los límites entre ellos.

Juan Sabines ganó, durante el gobierno de Salazar, la alcaldía de Tuxtla, al competir por el PRI y todo indicaba que podría ser el candidato de ese partido. Por alguna razón no lo fue y Sabines se convirtió en candidato del PRD, con una fuerte relación sobre todo con la corriente de Jesús Ortega. Venció por un estrecho margen y Sabines se convirtió en un gobernador con un grupo propio, proveniente de distintos sectores, con el que ejerció el poder. Sabines también se ha caracterizado por mantener una buena relación con el presidente Calderón.

Algo sucedió en el trato entre la administración de Sabines con su antecesor: se han sucedido las acusaciones de malos manejos contra distintos funcionarios y destaca, en ese sentido, la iniciada, hace ya varias semanas, contra Herrán Salvatti, por el peso indudable de éste e incluso porque durante toda la primera etapa del gobierno de Sabines, Herrán operó la instrucción y detención de funcionarios anteriores. Pero repentinamente fue reemplazado del cargo de fiscal estatal, enviado a otro puesto sin relación con la seguridad y en su lugar llegó otro ex militante priista de mucha experiencia, Amador Rodríguez Lozano, quien comenzó, a su vez, a instruir las acusaciones contra Herrán y otros ex funcionarios. Apenas la semana pasada se anunció que Amador Rodríguez dejaría la fiscalía para buscar una candidatura a diputado por su entidad, Baja California, y unas horas después se dio a conocer la orden de captura contra Herrán Salvatti, al mismo tiempo que trascendía que Salazar Mendiguchía buscaría una diputación (con el fin de garantizar fuero, dicen sus adversarios) por la coalición Convergencia-PT y con el respaldo de López Obrador, lo que buscaría dividir las fuerzas en torno a Sabines.

Lo cierto es que Herrán Salvatti tuvo una imagen de funcionario eficiente durante su paso por el gobierno federal y en parte de su gestión con Pablo Salazar. Lo cierto también es que en los últimos meses se han acumulado denuncias, en su contra, desde el gobierno. Será parte de las autoridades establecer con claridad las responsabilidades penales que pudieran o no existir, y el caso destaca por el pasado de Herrán y la información que acumuló sobre todo durante su gestión por la Procuraduría General de la República.

En términos políticos, la lectura inevitable es que el gobernador Sabines ha consolidado sus espacios de poder en la entidad, y desplazado sobre todo a sus adversarios, especialmente los internos, de cara a unas elecciones intermedias que determinarán mucho de lo que suceda en el futuro del estado. Y en ese sentido, la detención de Mariano Herrán es un capítulo clave.

Archivos recuperados

En Nuevo León tendría que haber habido un acuerdo para el lanzamiento de la candidatura a gobernador de Rodrigo Medina, por el PRI, desde días atrás. Su principal contendiente, Abel Guerra, a pesar de que especuló con ello, hace tiempo que perdió la posibilidad de recibir apoyo de Manlio Fabio Beltrones, quien respalda al joven secretario de Gobierno. Pero el acuerdo no termina de llegar porque la CTM sigue insistiendo con Guerra. En unas horas más, el tema tendría que estar resuelto.

Laico

Germán Martínez Cázares
Presidente nacional del PAN
El Universal

¿ En la democracia mexicana, puede el Presidente acudir a un acto religioso de manera pública? ¿Se pone en riesgo la laicidad del Estado por la participación del Presidente en ese evento?

Para nadie es un secreto que la relación entre la Iglesia católica y el Estado mexicano estuvo caracterizada, en palabras de Pablo Latapí Sarre, por la incomunicación, la suspicacia, la hostilidad y la simulación (Andante con brío, FCE, 2008, p.32).

La relación accidentada se explica por un conflicto armado conocido como la cristiada y, sobre todo, por unos “arreglos” celebrados entre los obispos y el gobierno de Emilio Portes Gil.

Esos arreglos provocaron un modus vivendi, según Latapí Sarre, que “consistía en un conjunto de reglas no escritas que normaban necesariamente la actuación tanto de los católicos (y de los sacerdotes y obispos) como de los funcionarios del Estado. A estos últimos ese modus vivendi les marcaba las conductas políticamente correctas, establecía los límites de lo permitido, interpretaba las leyes y prescribía los estilos de comunicación con el mundo eclesiástico.

A las autoridades eclesiásticas y a los católicos en general ese modus vivendi les imponía múltiples comportamientos en la vida pública, sobre todo en su relación con el gobierno. Podemos calificar de polarización ideológica el saldo que ha dejado en la sociedad mexicana el conflicto político-religioso; ese “cisma permanente”, como lo calificó Vasconcelos, dividió —y todavía divide— “a católicos y anticlericales en relación con la interpretación de nuestra historia, las características de nuestra cultura y nuestro proyecto como nación” (ídem, p.18).

Desde ese mismo modus vivendi se juzgó la presencia y las palabras del Presidente en el Sexto Encuentro Mundial de la Familias convocado por la Iglesia católica en días pasados. Volvieron a salir la suspicacia, la hostilidad y la convocatoria a la simulación del pasado.

Los críticos no pueden probar una sola política pública del gobierno federal, iniciativa de ley o decreto, animado por la convicción personal religiosa del Presidente.

La construcción de las decisiones del Estado debe ser y es laica (sobre todo la educación pública). ¿Tiene derecho el Presidente a tener creencia religiosa? ¿Compromete la laicidad del Estado que el Presidente vaya a misa fuera de Los Pinos? ¿En verdad, los ciudadanos mexicanos son manipulables en su fe, por un acto del Presidente? ¿Cambiaría usted su creencia para emular al Presidente? Quienes afirman que sí ven una sociedad infantil y una democracia con tutelajes.

Ninguna decisión del gobierno de Calderón tiene filia o fobia religiosa. El derecho humano de libertad religiosa que ampara a todos los ciudadanos a conducir su vida por cualquier convicción religiosa, sea judía, musulmana, cristiana, está vigente e intacto.

¿Cómo explican los que creen que el Estado claudicó ante la Iglesia católica la entrega en la Secretaría de Salud de las “píldoras del día siguiente”, o el reparto de 30 millones de condones el año pasado? ¿Impiden a un hijo de una madre soltera la entrada en una guardería del IMSS por no tener fe de bautismo? ¿Se reparte leche en las parroquias? ¿Reclaman el acta de matrimonio religioso para expedir un pasaporte? ¿Sedesol no entrega beneficios a protestantes o evangélicos? Simple alharaca contra el Presidente.

El PAN no tienen el modus vivendi de la simulación de tiempos Priístas. Creemos en la libertad. No es cierto que el presidente Calderón inmiscuya los asuntos celestiales de la Iglesia con los terrenales del Estado.