julio 13, 2009
El peje que huye...
A las 7:58 de la mañana del jueves 9 de julio de 2009, Eduardo Ruiz-Healy invito nuevamente a su programa a Andrés Manuel López Obrador, después de que éste dijera, en el programa de Ricardo Rocha, que es víctima de una cerrazón de los medios. Durante más de 4 años Eduardo a invitado a su programa a López Obrador y éste nunca ha aceptado ser entrevistado por un periodista independiente, que no sea su amigo. Este video muestra la cobardía de López Obrador, que ni siquiera se atrevio a darle la cara a Eduardo.
El PAN se calienta con el fuego amigo
Alejandro Sánchez y Leticia Robles
Excelsior
La carta del ex presidente Vicente Fox en la que se deslinda de su sucesor, Felipe Calderón, agudizó la pugna interna en Acción Nacional tras la debacle electoral del domingo y la renuncia de su líder, Germán Martínez.
Consultado sobre la misiva que Fox envió al periodista Jorge Fernández Menéndez, columnista de Excélsior, Gustavo Madero, coordinador de los senadores panistas, consideró que se trata de dos liderazgos diferentes y la ciudadanía los tiene que evaluar y juzgar a cada uno en su contexto.
“El ambiente que tuvo la administración pasada con precios del petróleo más bonancibles y aquí una desaceleración mundial como la mayor que hemos tenido en 70 años, creo que no es justo, no son comparables”, dijo Madero, quien rechazó que el PAN esté en la antesala de un cisma.
En ese punto coincidió Héctor Larios, coordinador de los diputados panistas, aunque señaló que en esta crisis no se trata de “echarnos las culpas” ni de “linchar a nadie”, sino de evaluar “qué nos dijo la sociedad”.
Entrevistado por Jorge Fernández Menéndez para Grupo Imagen, el coordinador de Proyectos Especiales del PAN, Ignacio Zavala, mencionó que no es un buen momento para críticas como la de Fox, dada la fragilidad del partido.
En tanto, el diputado Gerardo Priego consideró que ni el presidente Calderón es el responsable de la debacle del PAN ni Fox el ejemplo de gobernanza. La crisis, dijo, obedece al proyecto que ha venido construyendo ese partido. “Por ejemplo, fue una locura designar al 70% de los candidatos por dedazo y sostener alianzas nocivas”, indicó.
Los panistas mantuvieron su activismo en la promoción de sus candidatos a la dirigencia nacional, y a los nombres de Jorge Zermeño, Ricardo García Cervantes, Gabriel Jiménez Remus y José González Morfin se sumaron el de Humberto Aguilar, quien ayer mismo tuvo reuniones con el ex líder Manuel Espino; el del gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, y por la noche el de Rodolfo Elizondo, secretario de Turismo
Tres días después del derrumbe electoral del PAN y luego de que Vicente Fox cuestionara la falta de cercanía de la administración calderonista hacia la gente, en el PAN se intensificaron las críticas internas por la manera en que se han llevado las riendas del partido, y ya se mencionan más nombres para relevar a Germán Martínez en la dirigencia nacional y recuperar la “cultura política” de ese instituto.
El diputado Gerardo Priego, quien le compitió en su momento a Martínez Cázares la presidencia blanquiazul, considera que Felipe Calderón no es el responsable de la debacle del PAN ni el ex presidente Vicente Fox el ejemplo de la gobernanza. El motivo de la desgracia panista, sostiene, obedece al proyecto político que ha venido construyendo el partido.
“Por ejemplo, fue una locura designar a 70 por ciento de los candidatos por dedazo desde la presidencia del partido y sostener alianzas nocivas y vergonzosas que desdibujan al instituto político frente a la sociedad, como es el caso de Valdemar Gutiérrez, líder del (sindicato) del IMSS y ahora seguro diputado de nuestro partido”, argumenta el tabasqueño en entrevista.
“Ésa es la principal causa que nos ha dañado. Vamos al revés, invadiéndonos de prácticas contaminantes priistas. Sin embargo, tampoco hay que culpar directamente al ex presidente Germán Martínez Cázares, porque son prácticas que venimos adoptando desde hace más de diez años”, reflexiona Priego.
El diputado federal asegura que no es momento de prender el ventilador ni aventarle mermelada para que todos salgan salpicados, más bien es momento, dice, “de entender que necesitamos como presidente de partido a alguien con capacidad, primero, de conciliar las diversas expresiones de Acción Nacional, que no cause tensión para llegar a acuerdos, que sepa negociar, que luzca visión demócrata, dé respaldo total al presidente Calderón y sume simpatías tanto al interior como al exterior del PAN”, enfatiza.
—¿Fox sí supo gobernar y Calderón no, como dice el de Guanajuato? —se le pregunta.
—Con mucho respeto a los dos, creo que cada quien tiene su estilo personal de gobernar y me parece que no se pueden comparar. Los dos han tenido características importante, por supuesto, con errores cada uno y logros.
—Asegura Fox que él sí supo trabajar. ¿Usted qué dice?
—Como hay tantas circunstancias diferentes entre sus sexenios es imposible comparar, es como comparar peras con manzanas o tamales con tortas.
Priego añadió que, en un ánimo de serenidad entre panistas, es necesario reflexionar y evitar cruce de acusaciones, como lo que ocurre en Jalisco.
En ese sentido, los líderes panistas en el Congreso de la Unión, Gustavo Madero y Héctor Larios, descartaron que el ataque de Vicente Fox a su sucesor signifique un cisma en el PAN.
Interrogado sobre la carta que el ex mandatario envió a Excélsior para deslindarse de la derrota electoral del panismo, ensalzar los que considera logros de su gestión y de paso criticar al presidente Felipe Calderón, Gustavo Madero, coordinador de los senadores del blanquiazul, considera que se trata de dos liderazgos diferentes, con méritos y claroscuros y que la historia y la ciudadanía los tienen que evaluar y juzgar a cada uno en su contexto.
“El presidente Calderón está dando todo en este momento por sacar adelante a nuestro país de los principales retos que tienen en materia de seguridad, en materia de generación de unas mejores condiciones de crecimiento económico.
“Son contextos distintos, el ambiente que tuvo la administración pasada, con precios del petróleo más bonancibles y aquí una desaceleración mundial como la mayor que hemos tenido en los pasados 70 años, creo que no es justo, no son comparables”, destacó.
—¿Estamos en la antesala de un cisma en el interior del PAN?
—No. El día de ayer mandamos un mensaje muy fuerte de institucionalidad, de sacar adelante este proceso de renovación de la dirigencia nacional de una manera institucional, serena y constructiva. Y estamos apelando a este espíritu noble de todos los panistas, y yo le apuesto a que de esta manera vamos a poder salir adelante.
Héctor Larios, coordinador de los diputados del PAN, se negó a hacer un comentario específico sobre la carta de Fox contra el Presidente de la República, con el argumento de que no la leyó; sin embargo, descartó que los problemas que vive Acción Nacional impliquen un cisma.
Además, comentó que en esta crisis “no se trata de echarnos culpas. No se trata de linchar a nadie. No se trata de soluciones sencillas. Se trata de un análisis de fondo, no de si la filosofía de fulano o la filosofía de perengano, sino (entender) qué nos dijo la sociedad y eso nos dará elementos para entrar con nuevos bríos para ser un partido competitivo”.
En el marco de las críticas internas, los panistas mantuvieron activismo en la promoción de sus candidatos a relevar a Germán Martínez Cázares en la dirigencia panista, y a los nombres de Jorge Zermeño Infante, Ricardo García Cervantes, Gabriel Jiménez Remus y José González Morfín se sumó el del creelista Humberto Aguilar Coronado, quien ayer mismo sostuvo reuniones con Manuel Espino Barrientos, ex dirigente nacional del PAN, y con Javier Corral Jurado, próximo diputado federal.
Además, ayer hasta la sesión del pleno de la Comisión Permanente llegó la versión de que el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, se autopromueve para sustituir a Martínez y que ya hasta sus cercanos, Gerardo Mosqueda y Miguel Márquez, se disputan la oficina vacante del gobernador.
No obstante, desde Guanajuato, el dirigente local del partido, Fernando Torres Graciano, se encargó de desmentir dicha versión, al aclarar que el mandatario no será propuesto por el Comité Directivo Estatal para dirigir al PAN en el país.
“Es un rumor y no hay sustento para ello, yo veo al gobernador Oliva comprometido en su responsabilidad, no lo veo con la intención de buscar el puesto”, subrayó el dirigente partidista.
Gustavo Enrique Madero Muñoz, presidente de la Mesa Directiva del Senado, coincidió con el grupo de panistas tradicionales que busca retornar al principio panista de triunfo basado en una nueva cultura política, no en la reproducción de la política priista.
“Hay que buscar fundar las propuestas hacia adelante de la nueva dirigencia (...) en los conceptos que nos unen más a todos los panistas, más que en algún liderazgo o pertenencia a algún grupo particular”. Francisco Ramírez Acuña, ex secretario de Gobernación y próximo diputado, compartió ese punto de vista.
“Hoy tenemos que rescatar ese sentido y esa visión de Acción Nacional que tenemos desde 1939 y que nos fue de mucha utilidad mucho tiempo”, manifestó.
—¿La existencia de grupos le hizo daño al PAN?
—Creo que al PAN nos empezó a hacer daño el que estuvimos viendo temas del día de hoy el día de manaña y dejamos nuestra esencia (...); creo que si regresamos a nuestras raíces y vamos nuevamente por una visión única y una sola disciplina (nos recuperaremos).
Excelsior
La carta del ex presidente Vicente Fox en la que se deslinda de su sucesor, Felipe Calderón, agudizó la pugna interna en Acción Nacional tras la debacle electoral del domingo y la renuncia de su líder, Germán Martínez.
Consultado sobre la misiva que Fox envió al periodista Jorge Fernández Menéndez, columnista de Excélsior, Gustavo Madero, coordinador de los senadores panistas, consideró que se trata de dos liderazgos diferentes y la ciudadanía los tiene que evaluar y juzgar a cada uno en su contexto.
“El ambiente que tuvo la administración pasada con precios del petróleo más bonancibles y aquí una desaceleración mundial como la mayor que hemos tenido en 70 años, creo que no es justo, no son comparables”, dijo Madero, quien rechazó que el PAN esté en la antesala de un cisma.
En ese punto coincidió Héctor Larios, coordinador de los diputados panistas, aunque señaló que en esta crisis no se trata de “echarnos las culpas” ni de “linchar a nadie”, sino de evaluar “qué nos dijo la sociedad”.
Entrevistado por Jorge Fernández Menéndez para Grupo Imagen, el coordinador de Proyectos Especiales del PAN, Ignacio Zavala, mencionó que no es un buen momento para críticas como la de Fox, dada la fragilidad del partido.
En tanto, el diputado Gerardo Priego consideró que ni el presidente Calderón es el responsable de la debacle del PAN ni Fox el ejemplo de gobernanza. La crisis, dijo, obedece al proyecto que ha venido construyendo ese partido. “Por ejemplo, fue una locura designar al 70% de los candidatos por dedazo y sostener alianzas nocivas”, indicó.
Los panistas mantuvieron su activismo en la promoción de sus candidatos a la dirigencia nacional, y a los nombres de Jorge Zermeño, Ricardo García Cervantes, Gabriel Jiménez Remus y José González Morfin se sumaron el de Humberto Aguilar, quien ayer mismo tuvo reuniones con el ex líder Manuel Espino; el del gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, y por la noche el de Rodolfo Elizondo, secretario de Turismo
Tres días después del derrumbe electoral del PAN y luego de que Vicente Fox cuestionara la falta de cercanía de la administración calderonista hacia la gente, en el PAN se intensificaron las críticas internas por la manera en que se han llevado las riendas del partido, y ya se mencionan más nombres para relevar a Germán Martínez en la dirigencia nacional y recuperar la “cultura política” de ese instituto.
El diputado Gerardo Priego, quien le compitió en su momento a Martínez Cázares la presidencia blanquiazul, considera que Felipe Calderón no es el responsable de la debacle del PAN ni el ex presidente Vicente Fox el ejemplo de la gobernanza. El motivo de la desgracia panista, sostiene, obedece al proyecto político que ha venido construyendo el partido.
“Por ejemplo, fue una locura designar a 70 por ciento de los candidatos por dedazo desde la presidencia del partido y sostener alianzas nocivas y vergonzosas que desdibujan al instituto político frente a la sociedad, como es el caso de Valdemar Gutiérrez, líder del (sindicato) del IMSS y ahora seguro diputado de nuestro partido”, argumenta el tabasqueño en entrevista.
“Ésa es la principal causa que nos ha dañado. Vamos al revés, invadiéndonos de prácticas contaminantes priistas. Sin embargo, tampoco hay que culpar directamente al ex presidente Germán Martínez Cázares, porque son prácticas que venimos adoptando desde hace más de diez años”, reflexiona Priego.
El diputado federal asegura que no es momento de prender el ventilador ni aventarle mermelada para que todos salgan salpicados, más bien es momento, dice, “de entender que necesitamos como presidente de partido a alguien con capacidad, primero, de conciliar las diversas expresiones de Acción Nacional, que no cause tensión para llegar a acuerdos, que sepa negociar, que luzca visión demócrata, dé respaldo total al presidente Calderón y sume simpatías tanto al interior como al exterior del PAN”, enfatiza.
—¿Fox sí supo gobernar y Calderón no, como dice el de Guanajuato? —se le pregunta.
—Con mucho respeto a los dos, creo que cada quien tiene su estilo personal de gobernar y me parece que no se pueden comparar. Los dos han tenido características importante, por supuesto, con errores cada uno y logros.
—Asegura Fox que él sí supo trabajar. ¿Usted qué dice?
—Como hay tantas circunstancias diferentes entre sus sexenios es imposible comparar, es como comparar peras con manzanas o tamales con tortas.
Priego añadió que, en un ánimo de serenidad entre panistas, es necesario reflexionar y evitar cruce de acusaciones, como lo que ocurre en Jalisco.
En ese sentido, los líderes panistas en el Congreso de la Unión, Gustavo Madero y Héctor Larios, descartaron que el ataque de Vicente Fox a su sucesor signifique un cisma en el PAN.
Interrogado sobre la carta que el ex mandatario envió a Excélsior para deslindarse de la derrota electoral del panismo, ensalzar los que considera logros de su gestión y de paso criticar al presidente Felipe Calderón, Gustavo Madero, coordinador de los senadores del blanquiazul, considera que se trata de dos liderazgos diferentes, con méritos y claroscuros y que la historia y la ciudadanía los tienen que evaluar y juzgar a cada uno en su contexto.
“El presidente Calderón está dando todo en este momento por sacar adelante a nuestro país de los principales retos que tienen en materia de seguridad, en materia de generación de unas mejores condiciones de crecimiento económico.
“Son contextos distintos, el ambiente que tuvo la administración pasada, con precios del petróleo más bonancibles y aquí una desaceleración mundial como la mayor que hemos tenido en los pasados 70 años, creo que no es justo, no son comparables”, destacó.
—¿Estamos en la antesala de un cisma en el interior del PAN?
—No. El día de ayer mandamos un mensaje muy fuerte de institucionalidad, de sacar adelante este proceso de renovación de la dirigencia nacional de una manera institucional, serena y constructiva. Y estamos apelando a este espíritu noble de todos los panistas, y yo le apuesto a que de esta manera vamos a poder salir adelante.
Héctor Larios, coordinador de los diputados del PAN, se negó a hacer un comentario específico sobre la carta de Fox contra el Presidente de la República, con el argumento de que no la leyó; sin embargo, descartó que los problemas que vive Acción Nacional impliquen un cisma.
Además, comentó que en esta crisis “no se trata de echarnos culpas. No se trata de linchar a nadie. No se trata de soluciones sencillas. Se trata de un análisis de fondo, no de si la filosofía de fulano o la filosofía de perengano, sino (entender) qué nos dijo la sociedad y eso nos dará elementos para entrar con nuevos bríos para ser un partido competitivo”.
En el marco de las críticas internas, los panistas mantuvieron activismo en la promoción de sus candidatos a relevar a Germán Martínez Cázares en la dirigencia panista, y a los nombres de Jorge Zermeño Infante, Ricardo García Cervantes, Gabriel Jiménez Remus y José González Morfín se sumó el del creelista Humberto Aguilar Coronado, quien ayer mismo sostuvo reuniones con Manuel Espino Barrientos, ex dirigente nacional del PAN, y con Javier Corral Jurado, próximo diputado federal.
Además, ayer hasta la sesión del pleno de la Comisión Permanente llegó la versión de que el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, se autopromueve para sustituir a Martínez y que ya hasta sus cercanos, Gerardo Mosqueda y Miguel Márquez, se disputan la oficina vacante del gobernador.
No obstante, desde Guanajuato, el dirigente local del partido, Fernando Torres Graciano, se encargó de desmentir dicha versión, al aclarar que el mandatario no será propuesto por el Comité Directivo Estatal para dirigir al PAN en el país.
“Es un rumor y no hay sustento para ello, yo veo al gobernador Oliva comprometido en su responsabilidad, no lo veo con la intención de buscar el puesto”, subrayó el dirigente partidista.
Gustavo Enrique Madero Muñoz, presidente de la Mesa Directiva del Senado, coincidió con el grupo de panistas tradicionales que busca retornar al principio panista de triunfo basado en una nueva cultura política, no en la reproducción de la política priista.
“Hay que buscar fundar las propuestas hacia adelante de la nueva dirigencia (...) en los conceptos que nos unen más a todos los panistas, más que en algún liderazgo o pertenencia a algún grupo particular”. Francisco Ramírez Acuña, ex secretario de Gobernación y próximo diputado, compartió ese punto de vista.
“Hoy tenemos que rescatar ese sentido y esa visión de Acción Nacional que tenemos desde 1939 y que nos fue de mucha utilidad mucho tiempo”, manifestó.
—¿La existencia de grupos le hizo daño al PAN?
—Creo que al PAN nos empezó a hacer daño el que estuvimos viendo temas del día de hoy el día de manaña y dejamos nuestra esencia (...); creo que si regresamos a nuestras raíces y vamos nuevamente por una visión única y una sola disciplina (nos recuperaremos).
Voto en blanco, un balance…
Juan P. Becerra-Acosta
jpbecerracostam@prodigy.net.mx
Doble Fondo
Milenio
Vamos a revisar las cifras definitivas del voto en blanco…
Hubo un millón 869 mil 270 votos nulos. Esto representó 5.40% de los sufragios, aunque hubo lugares, como el Distrito Federal (10.82%), Zapopan, en Jalisco (8.55%), o Tlalnepantla, en el Estado de México (8.60%), donde el voto en blanco fue más copioso. Más que el sufragio obtenido por todos los partidos pequeños a escala nacional, a excepción del Partido Verde, que tuvo 6.71%.
Sin embargo, hay que desmenuzar las cifras con honestidad. En los últimos procesos electorales el porcentaje de votos nulos rondaba entre 2 y 3 por ciento de la votación. No sabemos, porque no hay estudios que nos informen al respecto, qué porcentaje de ese voto nulo —que cada elección crecía— era intencional.
Por lo tanto, al sufragio nulo del pasado 5 de julio habría que restarle la mitad: así, el voto en blanco, producto del movimiento ciudadano de protesta, sería de 934 mil 635 sufragios. Me voy a quedar, para fines de esta columna —a fin de redondear cifras— con 65 mil 365 votos extra…
Un millón de ciudadanos votaron en blanco y manifestaron así un rechazo absoluto a nuestro sistema político. No quieren, de acuerdo con los primeros datos que recogió una encuesta organizada por Federico Reyes Heroles para la revista Este País, derrumbar el Sistema. Anhelan (anhelamos) un mejor sistema político-electoral, más funcional, más transparente y eficaz. Un régimen donde haya reelección de legisladores y alcaldes como una forma democrática de castigar o premiar a los políticos que gobiernan. Un régimen con referéndum y plebiscito donde se nos consulte sobre decisiones trascendentales (por ejemplo, el aborto y la eutanasia en todo el país). Un régimen donde haya candidaturas independientes, ciudadanas…
El millón de ciudadanos que fuimos a las urnas a votar en blanco, junto con los otros 56 mil 460 mexicanos que sufragaron por candidatos no registrados, queremos cambios. Queremos transformaciones para ver si de esa forma el tan fallido Estado mexicano cumple tan sólo con dos cosas: darnos seguridad e impulsarnos para que todos los mexicanos, especialmente los 50 millones de jodidos, tengan mejores condiciones de vida.
Somos mayoría: al millón de ciudadanos que votamos en blanco hay que sumarle 38 millones (55% de los que podían votar y que despreciaron las urnas) que estamos hasta la madre (decepcionados) de una ineficaz alternancia que no fue transición.
Así que, señores políticos, escuchen de una vez el contundente ruido de la abstención y el intenso sonido del naciente voto nulo. O sigan con su sordera. Y ya nos veremos de nuevo…
jpbecerracostam@prodigy.net.mx
Doble Fondo
Milenio
Vamos a revisar las cifras definitivas del voto en blanco…
Hubo un millón 869 mil 270 votos nulos. Esto representó 5.40% de los sufragios, aunque hubo lugares, como el Distrito Federal (10.82%), Zapopan, en Jalisco (8.55%), o Tlalnepantla, en el Estado de México (8.60%), donde el voto en blanco fue más copioso. Más que el sufragio obtenido por todos los partidos pequeños a escala nacional, a excepción del Partido Verde, que tuvo 6.71%.
Sin embargo, hay que desmenuzar las cifras con honestidad. En los últimos procesos electorales el porcentaje de votos nulos rondaba entre 2 y 3 por ciento de la votación. No sabemos, porque no hay estudios que nos informen al respecto, qué porcentaje de ese voto nulo —que cada elección crecía— era intencional.
Por lo tanto, al sufragio nulo del pasado 5 de julio habría que restarle la mitad: así, el voto en blanco, producto del movimiento ciudadano de protesta, sería de 934 mil 635 sufragios. Me voy a quedar, para fines de esta columna —a fin de redondear cifras— con 65 mil 365 votos extra…
Un millón de ciudadanos votaron en blanco y manifestaron así un rechazo absoluto a nuestro sistema político. No quieren, de acuerdo con los primeros datos que recogió una encuesta organizada por Federico Reyes Heroles para la revista Este País, derrumbar el Sistema. Anhelan (anhelamos) un mejor sistema político-electoral, más funcional, más transparente y eficaz. Un régimen donde haya reelección de legisladores y alcaldes como una forma democrática de castigar o premiar a los políticos que gobiernan. Un régimen con referéndum y plebiscito donde se nos consulte sobre decisiones trascendentales (por ejemplo, el aborto y la eutanasia en todo el país). Un régimen donde haya candidaturas independientes, ciudadanas…
El millón de ciudadanos que fuimos a las urnas a votar en blanco, junto con los otros 56 mil 460 mexicanos que sufragaron por candidatos no registrados, queremos cambios. Queremos transformaciones para ver si de esa forma el tan fallido Estado mexicano cumple tan sólo con dos cosas: darnos seguridad e impulsarnos para que todos los mexicanos, especialmente los 50 millones de jodidos, tengan mejores condiciones de vida.
Somos mayoría: al millón de ciudadanos que votamos en blanco hay que sumarle 38 millones (55% de los que podían votar y que despreciaron las urnas) que estamos hasta la madre (decepcionados) de una ineficaz alternancia que no fue transición.
Así que, señores políticos, escuchen de una vez el contundente ruido de la abstención y el intenso sonido del naciente voto nulo. O sigan con su sordera. Y ya nos veremos de nuevo…
Respeto
Pedro Ferriz
El búho no ha muerto
Excélsior
Una vía para ganarse el respeto es la temeridad… otra, la propuesta inteligente. La mezcla de las dos resulta ideal, ya que el balance de la intransigencia con la argumentación asertiva, conduce sin duda al convencimiento. Por lo general estas dos formas no se juntan. O se tiende a ser autoritario para estar al frente o bien el intelecto es sustento que navega por sus propios medios. El liderazgo ha sido siempre una actividad obligatoria para el género humano y debemos admitir que no siempre se ejerce con tino. Las fallas de su acción resultan costosas. Por excesos o carencias. Digamos que el respeto como concepto, requiere de un balance. Ni más para dominar en un puño, ni menos para perderlo. Ahora que está tan “de moda” hablar de liderazgo, éste no es otra cosa más que respeto.
Luego de las elecciones intermedias y analizando las consecuencias de los resultados, México se encuentra en la bifurcación del camino que por una vía iría al caos… a una segura revuelta. O bien al progreso. Resultado de la suma de ideas, propuestas, iniciativas y trabajo que definan la ruta del bienestar. La apuesta de Felipe Calderón fue claramente orientada a ganar adeptos que le allanaran el camino de un incondicional Congreso. Jugó fuerte y perdió. El PRI, por su parte, llegó a resentir los ataques del panismo. Aguantó como buen “fajador” y encontró al final de la pelea, la noticia feliz de la victoria. Ni el PAN calculó tan descomunal derrota. Ni el PRI tanto éxito luego de la “voz de las urnas”.
Lo que los hace comunes, es la mutua persecución de lo mismo. El PAN tiene algo que el PRI no posee… la Presidencia de México. El PRI tiene algo que el PAN carece. La tendencia coyuntural de estar ganando adeptos que lo llevan a la conquista de las mayorías. Volúmenes altos de voluntades que se encuentran cercanas al hartazgo. Los núcleos de poder están cercanos a perder la sintonía fina de las lealtades del pueblo. El respeto, será recurso en mayúsculas. Tanto el Presidente y su partido, como el PRI y su camino, resultan “obligados solidarios” en este tramo de tres años que nos separan de las siguientes elecciones federales. El Presidente y su gente deberán mostrar templanza en la adversidad. Su desgaste por ser gobierno. El PRI y su antigua fuerza —parece mentira— tendrán que entender que su futuro radicará en un balance entre temeridad e inteligencia, para dosificar su intransigencia y aguzar talento, para hacer del Congreso una equivalencia de “silla presidencial”. Decirle “no” en todo a Felipe Calderón, será igual a pegarse un tiro en el pie. Esto acabaría con el respeto del que todavía gozan, en amplios sectores de la sociedad. Las urnas dieron su obsecuencia al PRI para que pasen cosas. Manlio, Chuayffet, Gamboa donde quede Beatriz,Peña Nieto y toda la estructura tricolor tendrá que abandonar “principios ideológicos” que vendieron como inalterables, para avanzar y hacer prosperar al país en el fértil terreno de las reformas. En otras palabras… El IVA parejo resulta impostergable. Una reforma energética seria y progresista, imprescindible. Flexibilizar la relación obrero patronal, ineludible. Entiendo que al PRI le resulta apetecible hacer del Presidente un rehén de sus caprichos, aunque seguro estoy que perderán si lo intentan.
Yo sé que todos en el PRI se frotan las manos, ante el advenimiento de una nueva era de poder. Qué bueno que así sea. Después de todo, para eso se trabaja en un partido político. Esto no es juego de niños que una vez terminado, no hay consecuencias. No. Aquí se apuesta para ganar o perder. Ni siempre se gana todo, ni se pierde al cien por ciento.
Hay quienes dicen que el trienio que tenemos delante será una pesadilla para Calderón. Espero no sea así. Sus dolores de cabeza ante la imposibilidad de avanzar en la agenda de pendientes, no serán sólo de él… serán de México. La victoria suele tener en la humildad a su mejor compañera. La derrota requiere de claridad a fin de encontrar el camino más corto a superarla.
Felipe Calderón perdió la partida. El liderazgo del PRI… ganó el round del trienio. Pero ese resultado es sólo numérico. El verdadero fondo de una victoria se basa en el respeto. Se puede perder ganando. Se puede ganar perdiendo. La potestad de aquel que es respetado resulta irremplazable. El respeto no se compra ni alquila. El respeto no se roba ni secuestra. Respeto es reconocimiento por aquel que entrega con su esfuerzo lo mejor de sí mismo. El Cid Campeador ganó muerto su última batalla. Cabalgó entre sus enemigos, ensillado en el respeto. Impulsado en el legado de una vida congruente.
Me gusta ver el fondo de una coyuntura. Por lo general, los hombres nos dejamos llevar por el oropel de la inmediatez. Suelo preguntarme cuando estoy ante alguien. ¿Estoy frente a un poderoso o un hombre respetable? ¿Me apabulla su presencia o me convence? La mezcla de temeridad e inteligencia me subyuga. La cercanía con distancia, marca el punto ideal que mueve. Un grado de ejercicio de poder con imprescindible pensamiento. Esta sociedad tiene que discernir ya, entre poder y el respeto. Evitemos la tentación de la mera intransigencia.
Tanto el Presidente y su partido, como el PRI y su camino, resultan “obligados solidarios” en este tramo de tres años.
El búho no ha muerto
Excélsior

Luego de las elecciones intermedias y analizando las consecuencias de los resultados, México se encuentra en la bifurcación del camino que por una vía iría al caos… a una segura revuelta. O bien al progreso. Resultado de la suma de ideas, propuestas, iniciativas y trabajo que definan la ruta del bienestar. La apuesta de Felipe Calderón fue claramente orientada a ganar adeptos que le allanaran el camino de un incondicional Congreso. Jugó fuerte y perdió. El PRI, por su parte, llegó a resentir los ataques del panismo. Aguantó como buen “fajador” y encontró al final de la pelea, la noticia feliz de la victoria. Ni el PAN calculó tan descomunal derrota. Ni el PRI tanto éxito luego de la “voz de las urnas”.
Lo que los hace comunes, es la mutua persecución de lo mismo. El PAN tiene algo que el PRI no posee… la Presidencia de México. El PRI tiene algo que el PAN carece. La tendencia coyuntural de estar ganando adeptos que lo llevan a la conquista de las mayorías. Volúmenes altos de voluntades que se encuentran cercanas al hartazgo. Los núcleos de poder están cercanos a perder la sintonía fina de las lealtades del pueblo. El respeto, será recurso en mayúsculas. Tanto el Presidente y su partido, como el PRI y su camino, resultan “obligados solidarios” en este tramo de tres años que nos separan de las siguientes elecciones federales. El Presidente y su gente deberán mostrar templanza en la adversidad. Su desgaste por ser gobierno. El PRI y su antigua fuerza —parece mentira— tendrán que entender que su futuro radicará en un balance entre temeridad e inteligencia, para dosificar su intransigencia y aguzar talento, para hacer del Congreso una equivalencia de “silla presidencial”. Decirle “no” en todo a Felipe Calderón, será igual a pegarse un tiro en el pie. Esto acabaría con el respeto del que todavía gozan, en amplios sectores de la sociedad. Las urnas dieron su obsecuencia al PRI para que pasen cosas. Manlio, Chuayffet, Gamboa donde quede Beatriz,Peña Nieto y toda la estructura tricolor tendrá que abandonar “principios ideológicos” que vendieron como inalterables, para avanzar y hacer prosperar al país en el fértil terreno de las reformas. En otras palabras… El IVA parejo resulta impostergable. Una reforma energética seria y progresista, imprescindible. Flexibilizar la relación obrero patronal, ineludible. Entiendo que al PRI le resulta apetecible hacer del Presidente un rehén de sus caprichos, aunque seguro estoy que perderán si lo intentan.
Yo sé que todos en el PRI se frotan las manos, ante el advenimiento de una nueva era de poder. Qué bueno que así sea. Después de todo, para eso se trabaja en un partido político. Esto no es juego de niños que una vez terminado, no hay consecuencias. No. Aquí se apuesta para ganar o perder. Ni siempre se gana todo, ni se pierde al cien por ciento.
Hay quienes dicen que el trienio que tenemos delante será una pesadilla para Calderón. Espero no sea así. Sus dolores de cabeza ante la imposibilidad de avanzar en la agenda de pendientes, no serán sólo de él… serán de México. La victoria suele tener en la humildad a su mejor compañera. La derrota requiere de claridad a fin de encontrar el camino más corto a superarla.
Felipe Calderón perdió la partida. El liderazgo del PRI… ganó el round del trienio. Pero ese resultado es sólo numérico. El verdadero fondo de una victoria se basa en el respeto. Se puede perder ganando. Se puede ganar perdiendo. La potestad de aquel que es respetado resulta irremplazable. El respeto no se compra ni alquila. El respeto no se roba ni secuestra. Respeto es reconocimiento por aquel que entrega con su esfuerzo lo mejor de sí mismo. El Cid Campeador ganó muerto su última batalla. Cabalgó entre sus enemigos, ensillado en el respeto. Impulsado en el legado de una vida congruente.
Me gusta ver el fondo de una coyuntura. Por lo general, los hombres nos dejamos llevar por el oropel de la inmediatez. Suelo preguntarme cuando estoy ante alguien. ¿Estoy frente a un poderoso o un hombre respetable? ¿Me apabulla su presencia o me convence? La mezcla de temeridad e inteligencia me subyuga. La cercanía con distancia, marca el punto ideal que mueve. Un grado de ejercicio de poder con imprescindible pensamiento. Esta sociedad tiene que discernir ya, entre poder y el respeto. Evitemos la tentación de la mera intransigencia.
Tanto el Presidente y su partido, como el PRI y su camino, resultan “obligados solidarios” en este tramo de tres años.
Con todo y nulos, el PAN pierde
Luis González de Alba
La Calle
Milenio
Los “anulistas”, como nos dicen a quienes llamamos a anular los votos en protesta equitativa contra todos los partidos, somos de sabor tutti fruti. Esto significa que le quitamos votos también al PRI, ganador de la contienda. Tomando números de Raúl Trejo en Eje Central, el PAN obtuvo en 2009, en proporción, la misma cantidad de votos que en 2003 dado que el padrón electoral aumentó un 16.6 por ciento. Nada le quitamos.
Pero si el PAN hubiera logrado atraer todos los votos anulados, que fueron el doble que en 2003, habría tenido 11 millones y medio… contra 12 millones y medio del PRI. Sin campaña anulatoria tampoco lo alcanza.
Además, anulando su voto hubo desde priistas furiosos con su partido (y furiosos por razones a veces opuestas: porque ha hecho y porque no ha hecho reformas), hasta amlistas desencantados al ver a su héroe derrumbarse en la vil táctica de torpedear al PRD para levantar partidos peleles que le garantizan fondos abundantes para su campaña presidencial adelantada. Pero en ese invierno de nuestro descontento, ¿por qué el PAN no atrajo los votos anulados? Por varias y sencillas razones:
1. Avaló la contrarreforma que eliminó la inamovilidad de los consejeros del IFE y así lo entregó a los humores partidistas. Tanto peca el que mata la vaca como el que le amarra la pata, y sin la complicidad del PAN los partidos no hubieran logrado decapitar al IFE y alentar la idea de que “algo”, y nadie define qué, hubo en la elección del 2006 que mereció la unánime expulsión del árbitro.
Al llegar a la casilla donde voté y saludar a mis vecinos a cargo de la elección, me pregunté cómo logró López Obrador deslizar el gusano de la insidia en quienes piensan que pudo haber fraude en 2006. ¿Dónde, cómo y cuándo si vecinos y partidos vigilan cada paso? Misterio, pero el gusano cayó en fruta madura: una población quemada por 70 años de fraude electoral orquestado desde gobiernos del PRI, le sopla al jocoque del IFE.
A las encuestas les ha faltado una variable: luego de preguntar si hubo fraude, deberían añadir “¿y usted votó?”. De seguro habrá correlación entre no votar y creer que hubo fraude. Es que mirando la casilla nomás no se explica cómo le pudieron escamotear votos a un candidato y a otros no, siendo todos del PRD.
2. El PAN avaló la cancelación, sin amparo posible, del derecho ciudadano a la información, completa y abundante; así como la anulación de la libertad de expresión en todos los medios.
3. El PAN aplaudió la no-reforma fiscal, no-reforma energética y no-reforma educativa. De ahí que sigamos peleando por construir una refinería, cuando necesitamos cinco, sigamos dependiendo del petróleo, que se acaba y baja de precio, y estemos entre los peores niveles educativos.
El PAN propuso la apertura de petróleo y electricidad a todos los capitales, es verdad. Pero se dio de palmadas en la espalda con los partidos que nos vendieron como oro los espejitos del consenso en una “reforma” que dejó todo igual. Nos ocultan cómo el consenso de marras nos obliga a comprar gasolinas en la India y prohíbe que esas mismas refinerías se instalen en México, den empleo a mexicanos y abaraten precios de las gasolinas; esa caprichosa prohibición obligó a Pemex a asociarse con capital extranjero en Texas para construir una refinería allá y no aquí, refinería que, por cierto, es la única en reportar utilidades. El sindicato de petroleros ha logrado lo imposible: refinerías que pierden dinero.
4. Además de “apoyar al Presidente en su combate al narcotráfico”, que no está mal, no supe qué más ofrecía el PAN porque en su tajada de los 23 millones y medio de spots con que nos aturdieron no hablaron de un proyecto de infraestructura digna de un Estado moderno.
5. No supe el nombre del candidato del PAN a diputado federal sino al recibir la boleta en la casilla. Y sólo me fijé en él porque su nombre es un pleonasmo: Israel Jacobo No-sé-qué. Y el patriarca Jacob tomó el nombre de Israel luego de combatir con un ángel y ganar. Es el mismo personaje. A pesar de eso, traicioné mis convicciones y voté por él, quesque para darle fuerza al Presidente. Anulé lo demás.
Como dice Román: Pues eso.
HONDURAS. Era necesario condenar la expulsión del presidente Zelaya, depuesto por su Congreso y su Corte Suprema de Justicia a causa de su intentona reeleccionista. Bien. Pero retirar al embajador mexicano, paso previo a la ruptura de relaciones, fue meterse en honduras y en Honduras.
La Calle
Milenio
Pero si el PAN hubiera logrado atraer todos los votos anulados, que fueron el doble que en 2003, habría tenido 11 millones y medio… contra 12 millones y medio del PRI. Sin campaña anulatoria tampoco lo alcanza.
Además, anulando su voto hubo desde priistas furiosos con su partido (y furiosos por razones a veces opuestas: porque ha hecho y porque no ha hecho reformas), hasta amlistas desencantados al ver a su héroe derrumbarse en la vil táctica de torpedear al PRD para levantar partidos peleles que le garantizan fondos abundantes para su campaña presidencial adelantada. Pero en ese invierno de nuestro descontento, ¿por qué el PAN no atrajo los votos anulados? Por varias y sencillas razones:
1. Avaló la contrarreforma que eliminó la inamovilidad de los consejeros del IFE y así lo entregó a los humores partidistas. Tanto peca el que mata la vaca como el que le amarra la pata, y sin la complicidad del PAN los partidos no hubieran logrado decapitar al IFE y alentar la idea de que “algo”, y nadie define qué, hubo en la elección del 2006 que mereció la unánime expulsión del árbitro.
Al llegar a la casilla donde voté y saludar a mis vecinos a cargo de la elección, me pregunté cómo logró López Obrador deslizar el gusano de la insidia en quienes piensan que pudo haber fraude en 2006. ¿Dónde, cómo y cuándo si vecinos y partidos vigilan cada paso? Misterio, pero el gusano cayó en fruta madura: una población quemada por 70 años de fraude electoral orquestado desde gobiernos del PRI, le sopla al jocoque del IFE.
A las encuestas les ha faltado una variable: luego de preguntar si hubo fraude, deberían añadir “¿y usted votó?”. De seguro habrá correlación entre no votar y creer que hubo fraude. Es que mirando la casilla nomás no se explica cómo le pudieron escamotear votos a un candidato y a otros no, siendo todos del PRD.
2. El PAN avaló la cancelación, sin amparo posible, del derecho ciudadano a la información, completa y abundante; así como la anulación de la libertad de expresión en todos los medios.
3. El PAN aplaudió la no-reforma fiscal, no-reforma energética y no-reforma educativa. De ahí que sigamos peleando por construir una refinería, cuando necesitamos cinco, sigamos dependiendo del petróleo, que se acaba y baja de precio, y estemos entre los peores niveles educativos.
El PAN propuso la apertura de petróleo y electricidad a todos los capitales, es verdad. Pero se dio de palmadas en la espalda con los partidos que nos vendieron como oro los espejitos del consenso en una “reforma” que dejó todo igual. Nos ocultan cómo el consenso de marras nos obliga a comprar gasolinas en la India y prohíbe que esas mismas refinerías se instalen en México, den empleo a mexicanos y abaraten precios de las gasolinas; esa caprichosa prohibición obligó a Pemex a asociarse con capital extranjero en Texas para construir una refinería allá y no aquí, refinería que, por cierto, es la única en reportar utilidades. El sindicato de petroleros ha logrado lo imposible: refinerías que pierden dinero.
4. Además de “apoyar al Presidente en su combate al narcotráfico”, que no está mal, no supe qué más ofrecía el PAN porque en su tajada de los 23 millones y medio de spots con que nos aturdieron no hablaron de un proyecto de infraestructura digna de un Estado moderno.
5. No supe el nombre del candidato del PAN a diputado federal sino al recibir la boleta en la casilla. Y sólo me fijé en él porque su nombre es un pleonasmo: Israel Jacobo No-sé-qué. Y el patriarca Jacob tomó el nombre de Israel luego de combatir con un ángel y ganar. Es el mismo personaje. A pesar de eso, traicioné mis convicciones y voté por él, quesque para darle fuerza al Presidente. Anulé lo demás.
Como dice Román: Pues eso.
HONDURAS. Era necesario condenar la expulsión del presidente Zelaya, depuesto por su Congreso y su Corte Suprema de Justicia a causa de su intentona reeleccionista. Bien. Pero retirar al embajador mexicano, paso previo a la ruptura de relaciones, fue meterse en honduras y en Honduras.
DF: legitimidad bajo mínimos
Leonardo Curzio
Analista político
El Universal
Es un lugar común decir que la ciudad de México es la más politizada del país y que cuenta con una sociedad civil activa. Esta reputación proviene de dos hechos. El primero es la solidaridad y la espontánea organización ciudadana frente a la ineptitud del gobierno en 1985. El segundo es que desde 1997 es adversa a los presidentes de la República. Zedillo, Fox y Calderón han tenido su agujero negro en la capital.
La democracia en la ciudad, inaugurada en 1997, permitió al PRD instalar su hegemonía. El PRD es un partido capitalino y la ciudad de México es su bastión. No entraré a juzgar si han sido buenos o malos los gobiernos de la ciudad, simplemente constato que al cabo de 12 años de vida democrática, la capital parece controlada por intereses que tienen asegurada su reproducción y que en modo alguno representan, y mucho menos entusiasman, a la mayoría.
De los más de 7 millones de capitalinos empadronados, acudimos a votar por los jefes delegacionales menos de cuatro de cada 10 ciudadanos. En otras palabras, la autoridad local no suscita el interés de 60% de los vecinos. El voto nulo fue el más alto del país y en delegaciones como la céntrica Cuauhtémoc, la Magdalena Contreras y Tlalpan, la cifra de votos anulados fue de dos dígitos.
Hagamos cuentas y pensemos que el delegado en Tlalpan gobernará con poco más de 30% de los sufragios emitidos. Si consideramos que en Tlalpan votó más o menos un tercio de los vecinos, el señor delegado va a “gobernar” con una escasísima base de legitimidad que resulta de representar a un tercio del tercio de la población. Nada que pueda entusiasmar.
Gobiernan porque siguen contando con una base electoral que les asegura el número suficiente de votantes leales o controlados, pero es inocultable el hecho de que allí al igual que en Gustavo A. Madero, Iztacalco y Álvaro Obregón el porcentaje de abstencionismo y de voto nulo supera con creces la representación de todos los partidos. Tenemos autoridades locales bajo mínimos de legitimidad y me pregunto cómo una ciudadanía activa puede vivir con una representación tan anémica.
La ciudad de México es rehén de un régimen de partido oficial que controla un enorme presupuesto que le permite perpetuarse, pero no parece inclinado a usar ese poder para mejorar la calidad de la representación. En muchos casos pienso que la tendencia kakistrocrática (el gobierno de los peores) se consolida. En la ciudad de México perdieron candidatos como Laura Esquivel y ganaron personajes de trayectoria oscura o peor aún invisible.
No haré comentarios clasistas, simplemente constato que si un vendedor ambulante, convertido en el pelele del caudillo, triunfa y una escritora de renombre internacional pierde, significa que la culta y politizada ciudad de México se siente mejor representada por Juanito que por Laura Esquivel. Para muchos progresistas es un trago amargo el reconocer que la izquierda en la capital ha empobrecido los contenidos de la democracia y ha reforzado la hegemonía de una cierta clase media baja, menos interesada en la movilidad social y más demandante de la expansión de sus mercados ambulantes y sus taxis pirata.
Hubo un tiempo en que la izquierda ofreció el IPN y la UNAM como canales de movilidad social y de dignificación de las clases populares. Hoy en la ciudad de México la izquierda gobernante parece más preocupada por controlar sus clientelas que por mitigar las terribles desigualdades que tiene nuestro país. Creo que la ciudad de México se merece una lectura autocrítica por parte de sus élites.
Analista político
El Universal

La democracia en la ciudad, inaugurada en 1997, permitió al PRD instalar su hegemonía. El PRD es un partido capitalino y la ciudad de México es su bastión. No entraré a juzgar si han sido buenos o malos los gobiernos de la ciudad, simplemente constato que al cabo de 12 años de vida democrática, la capital parece controlada por intereses que tienen asegurada su reproducción y que en modo alguno representan, y mucho menos entusiasman, a la mayoría.
De los más de 7 millones de capitalinos empadronados, acudimos a votar por los jefes delegacionales menos de cuatro de cada 10 ciudadanos. En otras palabras, la autoridad local no suscita el interés de 60% de los vecinos. El voto nulo fue el más alto del país y en delegaciones como la céntrica Cuauhtémoc, la Magdalena Contreras y Tlalpan, la cifra de votos anulados fue de dos dígitos.
Hagamos cuentas y pensemos que el delegado en Tlalpan gobernará con poco más de 30% de los sufragios emitidos. Si consideramos que en Tlalpan votó más o menos un tercio de los vecinos, el señor delegado va a “gobernar” con una escasísima base de legitimidad que resulta de representar a un tercio del tercio de la población. Nada que pueda entusiasmar.
Gobiernan porque siguen contando con una base electoral que les asegura el número suficiente de votantes leales o controlados, pero es inocultable el hecho de que allí al igual que en Gustavo A. Madero, Iztacalco y Álvaro Obregón el porcentaje de abstencionismo y de voto nulo supera con creces la representación de todos los partidos. Tenemos autoridades locales bajo mínimos de legitimidad y me pregunto cómo una ciudadanía activa puede vivir con una representación tan anémica.
La ciudad de México es rehén de un régimen de partido oficial que controla un enorme presupuesto que le permite perpetuarse, pero no parece inclinado a usar ese poder para mejorar la calidad de la representación. En muchos casos pienso que la tendencia kakistrocrática (el gobierno de los peores) se consolida. En la ciudad de México perdieron candidatos como Laura Esquivel y ganaron personajes de trayectoria oscura o peor aún invisible.
No haré comentarios clasistas, simplemente constato que si un vendedor ambulante, convertido en el pelele del caudillo, triunfa y una escritora de renombre internacional pierde, significa que la culta y politizada ciudad de México se siente mejor representada por Juanito que por Laura Esquivel. Para muchos progresistas es un trago amargo el reconocer que la izquierda en la capital ha empobrecido los contenidos de la democracia y ha reforzado la hegemonía de una cierta clase media baja, menos interesada en la movilidad social y más demandante de la expansión de sus mercados ambulantes y sus taxis pirata.
Hubo un tiempo en que la izquierda ofreció el IPN y la UNAM como canales de movilidad social y de dignificación de las clases populares. Hoy en la ciudad de México la izquierda gobernante parece más preocupada por controlar sus clientelas que por mitigar las terribles desigualdades que tiene nuestro país. Creo que la ciudad de México se merece una lectura autocrítica por parte de sus élites.
Reflexiones después del proceso electoral
María Elena Álvarez de Vicencio
malvarezb@diputadospan.org.mx
La Crónica de Hoy
En muchos países democráticos que funcionan por el sistema de partidos, cuando tienen elecciones, la mayoría de los ciudadanos conocen las plataformas y la ideología en que la sustentan los distintos partidos. También casi todos conocen el comportamiento de los gobernantes en el ejercicio del poder y tienen la capacidad de analizar, discernir y elegir al candidato que responda a sus intereses y a sus formas de pensar y vivir.
Para los ciudadanos que han tenido esa preparación y formación y que además la han vivido, cuando participan en un proceso electoral, ya sea como candidatos o electores, su comportamiento se apega a esos principios y valores. Puede haber excepciones, pero son sólo eso, excepciones, y además, a quienes violan las leyes o tienen comportamientos inadecuados se les aplican prontamente las sanciones a las que se hicieron merecedores.
Desafortunadamente, México no ha tenido estos antecedentes históricos ni cuenta con un sistema educativo de esas características. A México todavía le falta mucho para vivir en un Estado de derecho y los ciudadanos están muy lejos de practicar en la vida pública los valores que enriquecen y ennoblecen la vida política.
El pasado proceso electoral se dio, naturalmente, en este entorno, pero además con muchos agravantes. Nuestro proceso de transición a la democracia, tras siete décadas de simulación, no se ha terminado de consolidar. La mayoría de los gobernadores, presidente municipales y Congresos locales provienen del que fuera el Partido Oficial y ejercen su mandato casi en la misma forma que antaño, con el agravante de que el impulso al federalismo que le ha dado el Ejecutivo ha dotado a los estados de mayores recursos económicos que ejercen, muchas veces sin transparencia, y pueden disponer de ellos, inclusive, para encaminar votos en la elección.
En el Partido Acción Nacional los resultados de la elección para algunos fueron inesperados, sorpresivos y desastrosos. Para otros panistas eran ya esperados, temidos y hasta, particularmente, por algunos deseados, porque piensan que se han cometido errores y que la pérdida ayudará a enmendarlos.
Para Acción Nacional el proceso de reflexión que habrá de llevar a cabo por los resultados electorales seguramente partirá de la realidad que viven los comités en todos sus niveles. Los nuevos panistas que han ingresado, y seguirán ingresando, fueron educados y formados por el sistema educativo nacional que por confundir la moral con la religión formó a casi tres generaciones de mexicanos con un vacío de valores cívicos que no favorecen la ética en la vida pública ni forman a los ciudadanos en el concepto de que la política, es decir, el poder, es para servir y no para servirse.
En los primeros cincuenta años de la vida del partido, quien ingresaba a Acción Nacional lo hacía porque quería que México cambiara hacia una verdadera democracia y lo daba todo con ese fin, sin esperar nada personal a cambio. La estructura jurídica del partido respecto a sus militantes, se adecuaba más a una organización de voluntarios, los panistas iban a cumplir deberes que sentían tener respecto a su país, no a exigir derechos personales. Los que en esos tiempos llegaron a puestos públicos los ejercían como un apostolado. Basta recordar a los primeros diputados y a los presidentes municipales de los triunfos iniciales como Luis Torres Serranía en Quiroga, Michoacán; Víctor Manuel Correa Rachó en Mérida, y Luis Álvarez en Chihuahua.
Acción Nacional siguió aumentando triunfos gracias a las reformas electorales que primero él sólo impulsaba, y que posteriormente la izquierda también promovió. Tal vez las reformas a su estructura interna no fueron suficientes para enfrentar la lucha por el poder, que se convirtió en el principal objetivo de los nuevos panistas que sólo conocían la experiencia de la vida política del partido oficial. La doctrina del PAN era conocida por muy pocos. Hay que recordar que los medios estaban cerrados a todo lo que no fuera el gobierno y su partido.
En el pasado proceso electoral, el PRI actuó aprovechando su “nueva realidad” y el PAN padeciendo la suya, y los resultados ya los conocemos. Acción Nacional tiene mucho en que reflexionar, no todo lo que sucedió es negativo, no toda la estrategia fue fallida, está el caso de Sonora y el avance en el DF. Además, Germán Martínez no tomó solo todas las decisiones, las aprobó el Comité Ejecutivo Nacional. Yo creo que el Presidente no debió renunciar, aunque su renuncia demuestra su sentido de responsabilidad y compromiso. Su presencia y experiencia como autoridad hubiera ayudado al proceso de reflexión y análisis, ahora se corre el riesgo de que la renovación del presidente del partido distraiga el proceso de reflexión que deberá ser de gran profundidad para la recomposición interna de la organización, y la revisión del modelo de gobierno panista que los funcionarios electos por el partido habrán de seguir
Lo importante ahora es que el partido está de pie y que tiene que seguir trabajando para impulsar las políticas públicas del Ejecutivo y el trabajo del Grupo Parlamentario, que aún cuando es menor al anterior tendrá muchas posibilidades de impulsar acciones legislativas para mejorar la calidad de vida de los mexicanos.
malvarezb@diputadospan.org.mx
La Crónica de Hoy

Para los ciudadanos que han tenido esa preparación y formación y que además la han vivido, cuando participan en un proceso electoral, ya sea como candidatos o electores, su comportamiento se apega a esos principios y valores. Puede haber excepciones, pero son sólo eso, excepciones, y además, a quienes violan las leyes o tienen comportamientos inadecuados se les aplican prontamente las sanciones a las que se hicieron merecedores.
Desafortunadamente, México no ha tenido estos antecedentes históricos ni cuenta con un sistema educativo de esas características. A México todavía le falta mucho para vivir en un Estado de derecho y los ciudadanos están muy lejos de practicar en la vida pública los valores que enriquecen y ennoblecen la vida política.
El pasado proceso electoral se dio, naturalmente, en este entorno, pero además con muchos agravantes. Nuestro proceso de transición a la democracia, tras siete décadas de simulación, no se ha terminado de consolidar. La mayoría de los gobernadores, presidente municipales y Congresos locales provienen del que fuera el Partido Oficial y ejercen su mandato casi en la misma forma que antaño, con el agravante de que el impulso al federalismo que le ha dado el Ejecutivo ha dotado a los estados de mayores recursos económicos que ejercen, muchas veces sin transparencia, y pueden disponer de ellos, inclusive, para encaminar votos en la elección.
En el Partido Acción Nacional los resultados de la elección para algunos fueron inesperados, sorpresivos y desastrosos. Para otros panistas eran ya esperados, temidos y hasta, particularmente, por algunos deseados, porque piensan que se han cometido errores y que la pérdida ayudará a enmendarlos.
Para Acción Nacional el proceso de reflexión que habrá de llevar a cabo por los resultados electorales seguramente partirá de la realidad que viven los comités en todos sus niveles. Los nuevos panistas que han ingresado, y seguirán ingresando, fueron educados y formados por el sistema educativo nacional que por confundir la moral con la religión formó a casi tres generaciones de mexicanos con un vacío de valores cívicos que no favorecen la ética en la vida pública ni forman a los ciudadanos en el concepto de que la política, es decir, el poder, es para servir y no para servirse.
En los primeros cincuenta años de la vida del partido, quien ingresaba a Acción Nacional lo hacía porque quería que México cambiara hacia una verdadera democracia y lo daba todo con ese fin, sin esperar nada personal a cambio. La estructura jurídica del partido respecto a sus militantes, se adecuaba más a una organización de voluntarios, los panistas iban a cumplir deberes que sentían tener respecto a su país, no a exigir derechos personales. Los que en esos tiempos llegaron a puestos públicos los ejercían como un apostolado. Basta recordar a los primeros diputados y a los presidentes municipales de los triunfos iniciales como Luis Torres Serranía en Quiroga, Michoacán; Víctor Manuel Correa Rachó en Mérida, y Luis Álvarez en Chihuahua.
Acción Nacional siguió aumentando triunfos gracias a las reformas electorales que primero él sólo impulsaba, y que posteriormente la izquierda también promovió. Tal vez las reformas a su estructura interna no fueron suficientes para enfrentar la lucha por el poder, que se convirtió en el principal objetivo de los nuevos panistas que sólo conocían la experiencia de la vida política del partido oficial. La doctrina del PAN era conocida por muy pocos. Hay que recordar que los medios estaban cerrados a todo lo que no fuera el gobierno y su partido.
En el pasado proceso electoral, el PRI actuó aprovechando su “nueva realidad” y el PAN padeciendo la suya, y los resultados ya los conocemos. Acción Nacional tiene mucho en que reflexionar, no todo lo que sucedió es negativo, no toda la estrategia fue fallida, está el caso de Sonora y el avance en el DF. Además, Germán Martínez no tomó solo todas las decisiones, las aprobó el Comité Ejecutivo Nacional. Yo creo que el Presidente no debió renunciar, aunque su renuncia demuestra su sentido de responsabilidad y compromiso. Su presencia y experiencia como autoridad hubiera ayudado al proceso de reflexión y análisis, ahora se corre el riesgo de que la renovación del presidente del partido distraiga el proceso de reflexión que deberá ser de gran profundidad para la recomposición interna de la organización, y la revisión del modelo de gobierno panista que los funcionarios electos por el partido habrán de seguir
Lo importante ahora es que el partido está de pie y que tiene que seguir trabajando para impulsar las políticas públicas del Ejecutivo y el trabajo del Grupo Parlamentario, que aún cuando es menor al anterior tendrá muchas posibilidades de impulsar acciones legislativas para mejorar la calidad de vida de los mexicanos.
Vive PAN su peor derrota.- Creel
Creel denunció que el PAN ha servido para consolidar lo peor del viejo régimen; pide tiempo y elección abierta para el sucesor de Germán Martínez
Claudia Guerrero
Reforma
Ciudad de México (12 julio 2009).- El senador Santiago Creel aseguró que su partido, el PAN, vive la peor derrota política de su historia como consecuencia de tolerar la corrupción y el corporativismo del viejo régimen, al que debía derrotar.
"Acabamos de pasar por la peor derrota política de la historia de Acción Nacional. Antes habíamos perdido muchas elecciones, pero nunca por las causas y en las circunstancias que se da este fracaso.
"Entramos a esta contienda ya derrotados, hay que reconocerlo. Desde antes del proceso electoral ya se anticipaba la derrota, las encuestas no mentían", dijo.
Por medio de una carta dirigida a la militancia del blanquiazul, el ex aspirante presidencial sostuvo que los errores cometidos por los dirigentes y gobernantes panistas han llevado a esta fuerza política a fortalecer el sistema que debían combatir.
"No hemos sabido combatir, con inteligencia, al viejo régimen. Al que derrotamos electoralmente en el año 2000, con el que paradójicamente seguimos gobernando y con el que nuestros opositores -fundadores de ese viejo régimen- nos ganan elecciones en el colmo de las contradicciones", lamentó.
Según el ex presidente del Senado, el fracaso no es obra de la casualidad, sino producto de la decisión del PAN de defender y alentar a personas y causas corruptas a las que ahora se han asociado.
"En un autoexamen justo habrá que reconocer que el viejo sistema autoritario sigue vigente con plena fuerza; inclusive, algunas veces con vigor renovado o -como dicen nuestros opositores- con una 'nueva actitud'", sentenció.
En el documento, el cual será difundido esta misma noche, el ex Secretario de Gobernación criticó las alianzas de Acción Nacional con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), encabezado por Elba Esther Gordillo.
Creel sostuvo que no sólo le han entregado el poder al SNTE, sino que le han permitido entrometerse desde las instituciones a cambio de utilizar su corporativismo como arma electoral.
"Hemos dejado en manos de una dirigencia sindical antidemocrática el instrumento más importante para combatir la desigualdad social: la educación.
"No nos ha bastado mantener una relación institucional con la dirigencia de ese sindicato, sino que además hemos permitido que se entrometa en la propia SEP y que además utilizando su fuerza corporativa del viejo régimen, nos ayuden a ganar unas elecciones y en otras, en la máxima expresión de contradicción, compitan contra nuestros candidatos.
"Como partido gobernante no hemos sabido compaginar nuestros principios con el trabajo político del día a día. De esta manera se han defendido centrales sindicales, campesinas y grupos de interés económico que eran los pilares corporativos, clientelares y antidemocráticos del viejo régimen", denunció.
En su misiva, Creel descalificó la tolerancia a Gobernadores del PRI involucrados en los peores escándalos.
"Se han protegido también a Gobernadores que cometieron actos que el más elemental sentido de ética y de congruencia nos debió haber hecho que los repudiáramos y que por todos los medios legales los sacáramos del poder", señaló.
El senador afirmó que la derrota electoral estuvo precedida por un PAN con propuestas desdibujadas y con un Gobierno que mantuvo delegados federales que alentaron las viejas prácticas y hasta operaron contra el PAN.
Además, explicó, los panistas no fueron capaces ni siquiera de exhibir a sus adversarios cuando en el Congreso se opusieron a las reformas necesarias para el País.
Tras describir el panorama, Creel indicó que el espacio de reflexión obligada que requiere el PAN está en riesgo como consecuencia de la renuncia de Germán Martínez.
Explicó que la decisión desató un activismo político al interior de ese partido que impide observar con claridad la ruta a seguir.
Por ello, el legislador federal propuso iniciar un proceso interno de reflexión para generar consensos internos, antes de siquiera pensar en la renovación de la dirigencia nacional del PAN.
Además, adelantó que el nuevo presidente del partido deberá alcanzar esa posición producto de una elección abierta a la militancia panista, que participe ejerciendo el voto directo y secreto.
"Que en tanto este proceso de reflexión no concluya, no se elija al nuevo jefe nacional y que, cuando se haga, se considere modificar nuestros estatutos para darle a la militancia el derecho a voto directo y secreto.
"Para que de esta manera elija a quien habrá de ser el máximo responsable de impulsar los cambios que el partido necesita y, a la vez, enfrentar las futuras elecciones, incluyendo las del año 2012", agregó.
Claudia Guerrero
Reforma
Ciudad de México (12 julio 2009).- El senador Santiago Creel aseguró que su partido, el PAN, vive la peor derrota política de su historia como consecuencia de tolerar la corrupción y el corporativismo del viejo régimen, al que debía derrotar.
"Acabamos de pasar por la peor derrota política de la historia de Acción Nacional. Antes habíamos perdido muchas elecciones, pero nunca por las causas y en las circunstancias que se da este fracaso.
"Entramos a esta contienda ya derrotados, hay que reconocerlo. Desde antes del proceso electoral ya se anticipaba la derrota, las encuestas no mentían", dijo.
Por medio de una carta dirigida a la militancia del blanquiazul, el ex aspirante presidencial sostuvo que los errores cometidos por los dirigentes y gobernantes panistas han llevado a esta fuerza política a fortalecer el sistema que debían combatir.
"No hemos sabido combatir, con inteligencia, al viejo régimen. Al que derrotamos electoralmente en el año 2000, con el que paradójicamente seguimos gobernando y con el que nuestros opositores -fundadores de ese viejo régimen- nos ganan elecciones en el colmo de las contradicciones", lamentó.
Según el ex presidente del Senado, el fracaso no es obra de la casualidad, sino producto de la decisión del PAN de defender y alentar a personas y causas corruptas a las que ahora se han asociado.
"En un autoexamen justo habrá que reconocer que el viejo sistema autoritario sigue vigente con plena fuerza; inclusive, algunas veces con vigor renovado o -como dicen nuestros opositores- con una 'nueva actitud'", sentenció.
En el documento, el cual será difundido esta misma noche, el ex Secretario de Gobernación criticó las alianzas de Acción Nacional con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), encabezado por Elba Esther Gordillo.
Creel sostuvo que no sólo le han entregado el poder al SNTE, sino que le han permitido entrometerse desde las instituciones a cambio de utilizar su corporativismo como arma electoral.
"Hemos dejado en manos de una dirigencia sindical antidemocrática el instrumento más importante para combatir la desigualdad social: la educación.
"No nos ha bastado mantener una relación institucional con la dirigencia de ese sindicato, sino que además hemos permitido que se entrometa en la propia SEP y que además utilizando su fuerza corporativa del viejo régimen, nos ayuden a ganar unas elecciones y en otras, en la máxima expresión de contradicción, compitan contra nuestros candidatos.
"Como partido gobernante no hemos sabido compaginar nuestros principios con el trabajo político del día a día. De esta manera se han defendido centrales sindicales, campesinas y grupos de interés económico que eran los pilares corporativos, clientelares y antidemocráticos del viejo régimen", denunció.
En su misiva, Creel descalificó la tolerancia a Gobernadores del PRI involucrados en los peores escándalos.
"Se han protegido también a Gobernadores que cometieron actos que el más elemental sentido de ética y de congruencia nos debió haber hecho que los repudiáramos y que por todos los medios legales los sacáramos del poder", señaló.
El senador afirmó que la derrota electoral estuvo precedida por un PAN con propuestas desdibujadas y con un Gobierno que mantuvo delegados federales que alentaron las viejas prácticas y hasta operaron contra el PAN.
Además, explicó, los panistas no fueron capaces ni siquiera de exhibir a sus adversarios cuando en el Congreso se opusieron a las reformas necesarias para el País.
Tras describir el panorama, Creel indicó que el espacio de reflexión obligada que requiere el PAN está en riesgo como consecuencia de la renuncia de Germán Martínez.
Explicó que la decisión desató un activismo político al interior de ese partido que impide observar con claridad la ruta a seguir.
Por ello, el legislador federal propuso iniciar un proceso interno de reflexión para generar consensos internos, antes de siquiera pensar en la renovación de la dirigencia nacional del PAN.
Además, adelantó que el nuevo presidente del partido deberá alcanzar esa posición producto de una elección abierta a la militancia panista, que participe ejerciendo el voto directo y secreto.
"Que en tanto este proceso de reflexión no concluya, no se elija al nuevo jefe nacional y que, cuando se haga, se considere modificar nuestros estatutos para darle a la militancia el derecho a voto directo y secreto.
"Para que de esta manera elija a quien habrá de ser el máximo responsable de impulsar los cambios que el partido necesita y, a la vez, enfrentar las futuras elecciones, incluyendo las del año 2012", agregó.
Abstención y voto nulo
José Antonio Crespo
Horizonte político
Excélsior
Mientras el movimiento del voto nulo convocaba esencialmente a los abstencionistas activos a expresar en las urnas su inconformidad y hartazgo con los partidos políticos, los defensores del statu quo —los que se conforman con lo poco que hay, porque hace 20 años teníamos menos— intentaban convencer a los anulistas de votar por algún partido, por cualquiera, por el menos malo. Y, en medio de ese debate, aparecieron también algunos promotores de la abstención activa, que descalificaron a su vez a los anulistas como comparsas del régimen, por legitimarlo en las urnas. La posición de los abstencionistas es evidentemente más radical que la de los anulistas. Por ello, los partidos y sus apologistas no debieran medir el alejamiento ciudadano sólo a través del voto nulo, sino también del enorme abstencionismo. Por otro lado, si bien no todos los votos nulos lo fueron deliberadamente, varios consejeros distritales y funcionarios de casilla del DF atestiguan que alrededor de 80% de votos nulos eran de clara y abierta protesta. Tampoco es adecuado evaluar el movimiento anulista como si hubiera sido nacional, pues no lo fue. Hubo varios movimientos autónomos, de carácter urbano y regional, que alcanzaron esencialmente a sectores sociales con altos índices de escolarización y politización (su Asamblea Nacional tuvo lugar a días de la elección). A través de esa lente, la convocatoria anulista sí tuvo un impacto nada despreciable en la mayoría de las ciudades en que surgió. En primer lugar viene Morelia con 12.3%, seguida de la ciudad de Puebla (11.9%), el DF (11%), Chihuahua (8.9 %), Aguascalientes (8.8%), Ciudad Juárez (8.2%) San Luis (8.1%) y Tijuana (8%), entre otras más.
Evidentemente, era más difícil transformar la abstención en un voto nulo de protesta. Pero al parecer el voto nulo logró detener —e incluso revertir en cierta medida— la pronunciada pendiente de la abstención. Recordemos que, en 1991, cuando debutó el recién instaurado IFE, la participación fue de 66 por ciento. Seis años después bajó a 58% y en 2003 se redujo aún más, al llegar a 41%. Es decir, una caída de 25 puntos porcentuales en 12 años. De ahí que la proyección de esa tendencia apuntara este año a una abstención incluso mayor, quizá de 70%, como se llegó a sugerir. Si el movimiento anulista de verdad ayudó a revertir el abstencionismo, pues enhorabuena. El voto nulo prevalece donde menor participación hubo: es decir, probablemente el voto nulo sí le ganó terreno a la abstención. Pero también sabemos que, donde se celebran elecciones para gobernador, la participación tiende a elevarse; en los seis estados en que eso ocurrió, el promedio de participación fue 57%, en tanto que, en los 26 restantes, fue 42%; quince puntos porcentuales de diferencia.
Dicen los abstencionistas que el voto nulo ayudó a legitimar un régimen que no sufrirá ninguna transformación positiva, ante la sordera y prepotencia de los partidos (tesis, esta última, compartida, paradójicamente, por los defensores del voto partidista). Esperemos que se equivoquen. Los defensores del statu quo partidario también auguraban que el voto nulo le haría el juego a poderes oscuros o a ansiosos golpistas. Hay en ello una contradicción inherente, pues, si por un lado se insistía —quizá con razón— en que la convocatoria anulista no sería tomada en cuenta por los partidos, menos podría ser el ariete para dar un golpe de Estado. Algunos desencantados con el espectacular triunfo del PRI quieren responsabilizar de ello a los movimientos anulistas. Bastaría con que sacaran la calculadora para percatarse de que no es así. Javier Aparicio, colega del CIDE, calculó que, de haber votado la mitad de anulistas por el PSD (no sé por qué tendrían que hacerlo), éste hubiera mantenido el registro con cuatro diputados (El Universal, 9/VIl/09). Esas curules se repartieron entre los demás partidos, proporcionalmente a su votación. Sin el voto de protesta y con un PSD manteniendo su registro, el PRI hubiera tenido… un diputado menos de ventaja frente al PAN. Gran diferencia, sin duda. Pero no es posible suponer que la mayoría de los anulistas hubiera votado en un mismo sentido. El movimiento fue variopinto. Un análisis del PREP sugiere que, no siendo prioritariamente priistas (aunque los había), los anulistas se dividían de manera equilibrada entre el PAN y el PRD, tal vez con una fracción proveniente del PSD. Con la lógica de que los anulistas pudieron haber votado por un mismo partido (distinto del PRI), se podría afirmar que, si la mitad de los abstencionistas hubieran votado por el PAN, los resultados hubieran sido muy distintos. Y eso hubiera ocurrido también si hubiera caído un meteorito que extinguiera a los dinosaurios del PRI. Pero los abstencionistas no votaron por el PAN (no tenían por qué) ni le cayó un meteorito al PRI.
Más sentido tendría, entonces, que los decepcionados por el triunfo priista preguntaran, ¿por qué el PAN y el PRD no pudieron convocar a los millones de votantes que decidieron quedarse en casa? Los partidos que sufrieron un descalabro perdieron casi siete millones de votos en conjunto, respecto de 2006, en tanto que los únicos que ganaron, el PRI y el PVEM (en coalición hace tres años), ganaron ahora algo más de dos millones de votos. De los casi cinco millones que quedan al restar esas cifras, menos de un millón anularon su voto como protesta y los otros cuatro millones decidieron abstenerse (todo ello, sin tomar en cuenta a los votantes nuevos). El bloque de abstencionistas sí pudo provocar resultados distintos de haber votado por el PAN o el PRD. Pero simplemente no quisieron refrendar a ninguno de esos partidos, y muy en su derecho. Los partidos derrotados, en vez de descalificar con disparates a esos votantes, debieran preguntarse con realismo por qué siete millones de electores los abandonaron.
Algunos desencantados con el espectacular triunfo del PRI quieren responsabilizar de ello a los movimientos anulistas.
Horizonte político
Excélsior

Evidentemente, era más difícil transformar la abstención en un voto nulo de protesta. Pero al parecer el voto nulo logró detener —e incluso revertir en cierta medida— la pronunciada pendiente de la abstención. Recordemos que, en 1991, cuando debutó el recién instaurado IFE, la participación fue de 66 por ciento. Seis años después bajó a 58% y en 2003 se redujo aún más, al llegar a 41%. Es decir, una caída de 25 puntos porcentuales en 12 años. De ahí que la proyección de esa tendencia apuntara este año a una abstención incluso mayor, quizá de 70%, como se llegó a sugerir. Si el movimiento anulista de verdad ayudó a revertir el abstencionismo, pues enhorabuena. El voto nulo prevalece donde menor participación hubo: es decir, probablemente el voto nulo sí le ganó terreno a la abstención. Pero también sabemos que, donde se celebran elecciones para gobernador, la participación tiende a elevarse; en los seis estados en que eso ocurrió, el promedio de participación fue 57%, en tanto que, en los 26 restantes, fue 42%; quince puntos porcentuales de diferencia.
Dicen los abstencionistas que el voto nulo ayudó a legitimar un régimen que no sufrirá ninguna transformación positiva, ante la sordera y prepotencia de los partidos (tesis, esta última, compartida, paradójicamente, por los defensores del voto partidista). Esperemos que se equivoquen. Los defensores del statu quo partidario también auguraban que el voto nulo le haría el juego a poderes oscuros o a ansiosos golpistas. Hay en ello una contradicción inherente, pues, si por un lado se insistía —quizá con razón— en que la convocatoria anulista no sería tomada en cuenta por los partidos, menos podría ser el ariete para dar un golpe de Estado. Algunos desencantados con el espectacular triunfo del PRI quieren responsabilizar de ello a los movimientos anulistas. Bastaría con que sacaran la calculadora para percatarse de que no es así. Javier Aparicio, colega del CIDE, calculó que, de haber votado la mitad de anulistas por el PSD (no sé por qué tendrían que hacerlo), éste hubiera mantenido el registro con cuatro diputados (El Universal, 9/VIl/09). Esas curules se repartieron entre los demás partidos, proporcionalmente a su votación. Sin el voto de protesta y con un PSD manteniendo su registro, el PRI hubiera tenido… un diputado menos de ventaja frente al PAN. Gran diferencia, sin duda. Pero no es posible suponer que la mayoría de los anulistas hubiera votado en un mismo sentido. El movimiento fue variopinto. Un análisis del PREP sugiere que, no siendo prioritariamente priistas (aunque los había), los anulistas se dividían de manera equilibrada entre el PAN y el PRD, tal vez con una fracción proveniente del PSD. Con la lógica de que los anulistas pudieron haber votado por un mismo partido (distinto del PRI), se podría afirmar que, si la mitad de los abstencionistas hubieran votado por el PAN, los resultados hubieran sido muy distintos. Y eso hubiera ocurrido también si hubiera caído un meteorito que extinguiera a los dinosaurios del PRI. Pero los abstencionistas no votaron por el PAN (no tenían por qué) ni le cayó un meteorito al PRI.
Más sentido tendría, entonces, que los decepcionados por el triunfo priista preguntaran, ¿por qué el PAN y el PRD no pudieron convocar a los millones de votantes que decidieron quedarse en casa? Los partidos que sufrieron un descalabro perdieron casi siete millones de votos en conjunto, respecto de 2006, en tanto que los únicos que ganaron, el PRI y el PVEM (en coalición hace tres años), ganaron ahora algo más de dos millones de votos. De los casi cinco millones que quedan al restar esas cifras, menos de un millón anularon su voto como protesta y los otros cuatro millones decidieron abstenerse (todo ello, sin tomar en cuenta a los votantes nuevos). El bloque de abstencionistas sí pudo provocar resultados distintos de haber votado por el PAN o el PRD. Pero simplemente no quisieron refrendar a ninguno de esos partidos, y muy en su derecho. Los partidos derrotados, en vez de descalificar con disparates a esos votantes, debieran preguntarse con realismo por qué siete millones de electores los abandonaron.
Algunos desencantados con el espectacular triunfo del PRI quieren responsabilizar de ello a los movimientos anulistas.
Condena nacional de inmovilidad
Román Revueltas Retes
revueltas@mac.com
Interludio
Milenio
Todo cambia y todo sigue igual. México es un país muy extraño, tan peculiar como Islandia o Ruanda o Paraguay pero con la particularísima particularidad de que todo puede suceder —por ejemplo, que al Himno Nacional le enjareten la salerosa marcha de la bandera y produzcan el más cacofónico de los contrapuntos— y, al mismo tiempo, de que nada se modifique porque rendimos un culto supersticioso a los grandes dogmas oficiales.
Dense ustedes una vuelta por el terruño y encontrarán un paisaje devastado, un escenario de ciudades desfiguradas por la demolición de casonas y edificios antiguos, un espacio apocalíptico de ríos inmundos, montes rapados y valles polvorientos. A nadie le importa derribar un árbol ni destruir la antigua estación del tren pero, de manera paralela, cambiar una ley absurda —para mayores señas, los trasplantes de riñón sólo pueden realizarse entre familiares directos y México, mira tú, ocupa uno de los últimos lugares en trasplantes de órganos— es una empresa prácticamente imposible. El país que destruye su patrimonio es el que salvaguarda empecinadamente sus más irracionales reglamentos.
Lo vemos ahora mismo: el IFE, por ejemplo, ha sido prácticamente desmantelado en tanto que institución ejemplarmente ciudadana pero el sistema político mexicano, cada vez más inoperante porque nuestro presidencialismo estaba diseñado para funcionar bajo el modelo de un partido único y hegemónico, es incapaz de renovarse: ni hablar, entre otras cosas, de instaurar un régimen parlamentario para asegurar unas mayorías que garanticen ya no digamos una mínima gobernabilidad sino la ejecución de reformas urgentísimas; olvídense ustedes de una Policía Nacional y de la homologación de los Códigos Penales; ni se les ocurra tampoco proponer períodos presidenciales de cuatro años con reelección. Dicho en otras palabras: tenemos delante un tiempo muerto —los último tres años del sexenio, cruciales por cuenta de una crisis económica brutal— en que el país no se moverá ni un centímetro.
revueltas@mac.com
Interludio
Milenio

Dense ustedes una vuelta por el terruño y encontrarán un paisaje devastado, un escenario de ciudades desfiguradas por la demolición de casonas y edificios antiguos, un espacio apocalíptico de ríos inmundos, montes rapados y valles polvorientos. A nadie le importa derribar un árbol ni destruir la antigua estación del tren pero, de manera paralela, cambiar una ley absurda —para mayores señas, los trasplantes de riñón sólo pueden realizarse entre familiares directos y México, mira tú, ocupa uno de los últimos lugares en trasplantes de órganos— es una empresa prácticamente imposible. El país que destruye su patrimonio es el que salvaguarda empecinadamente sus más irracionales reglamentos.
Lo vemos ahora mismo: el IFE, por ejemplo, ha sido prácticamente desmantelado en tanto que institución ejemplarmente ciudadana pero el sistema político mexicano, cada vez más inoperante porque nuestro presidencialismo estaba diseñado para funcionar bajo el modelo de un partido único y hegemónico, es incapaz de renovarse: ni hablar, entre otras cosas, de instaurar un régimen parlamentario para asegurar unas mayorías que garanticen ya no digamos una mínima gobernabilidad sino la ejecución de reformas urgentísimas; olvídense ustedes de una Policía Nacional y de la homologación de los Códigos Penales; ni se les ocurra tampoco proponer períodos presidenciales de cuatro años con reelección. Dicho en otras palabras: tenemos delante un tiempo muerto —los último tres años del sexenio, cruciales por cuenta de una crisis económica brutal— en que el país no se moverá ni un centímetro.
Todos somos Le Barón
Denise Maerker
Atando Cabos
El Universal
Quienes asesinaron a Benjamín Le Barón sabían lo que estaban haciendo. Ese hombre que cuestionaba con su sentido común y su valentía el imperio del miedo que tan eficazmente han construido era un peligro para ellos y un ejemplo para nosotros.
Benjamín se había convertido en un símbolo. Desde que la comunidad de mormones de Galeana decidió que no iban a negociar ni a pagar rescates para no convertirse en víctimas permanentes de los grupos del crimen organizado, el caso se convirtió en un ejemplo nacional de resistencia pacífica. Mormones y no mormones de la zona acudían a Benjamín para que los aconsejara en casos de extorsión, robo y secuestro. Benjamín tenía línea directa y frecuente con la procuradora de Justicia del estado y convenció a muchos para que denunciaran. Por eso su muerte ha sido un golpe tremendo para quienes creyeron en Benjamín y en las autoridades. “Si lo mataron a él, qué va a ser de nosotros”, confiesan asustados desde el anonimato. Algunos piden dejar un testimonio grabado para que se difunda sólo en caso de que los maten. Y es que ven pasar las semanas con preocupación: no sólo mataron a Benjamín, sino que las autoridades no hacen nada con la información muy precisa, nos explican, que ellos confiados les entregaron.
Los que asesinaron a Benjamín sabían lo que estaban haciendo porque su asesinato tuvo el efecto esperado. En Le Barón dudan sobre la estrategia a seguir.
El sábado el general Espitia, comandante de la quinta Zona Militar, se reunió con los mormones. Escuchó sus reclamos, su miedo. Se comprometió a poner dos retenes ese mismo día, uno en Galeana y otro en Le Barón. Pero no fue suficiente. Los Le Barón se sienten vulnerables. —Ustedes se van y ellos regresan, ¿cómo nos defendemos?—. El general les explicó que la ley mexicana les permite tener armas de pequeño calibre y hasta cinco armas en cada casa. Y para quienes quieran tener calibres más grandes les recomendó inscribirse en grupos de cacería. Lo escucharon atentos.
Pero el sueño de Benjamín no era ése. Él no imaginaba una comunidad armada hasta los dientes, llena de falsos cazadores y donde sus jóvenes se convierten en policías estatales para poder portar armas y defender a los suyos.
Ese no era el sueño de Benjamín y no puede ser el nuestro. Benjamín le exigía a las autoridades que asumieran su responsabilidad: que les garantizaran seguridad y el cumplimiento de la ley.
En Galeana se está jugando un capítulo más de nuestra batalla común para hacerle frente a la violencia y a la corrupción. No los dejemos solos.
Atando Cabos
El Universal

Benjamín se había convertido en un símbolo. Desde que la comunidad de mormones de Galeana decidió que no iban a negociar ni a pagar rescates para no convertirse en víctimas permanentes de los grupos del crimen organizado, el caso se convirtió en un ejemplo nacional de resistencia pacífica. Mormones y no mormones de la zona acudían a Benjamín para que los aconsejara en casos de extorsión, robo y secuestro. Benjamín tenía línea directa y frecuente con la procuradora de Justicia del estado y convenció a muchos para que denunciaran. Por eso su muerte ha sido un golpe tremendo para quienes creyeron en Benjamín y en las autoridades. “Si lo mataron a él, qué va a ser de nosotros”, confiesan asustados desde el anonimato. Algunos piden dejar un testimonio grabado para que se difunda sólo en caso de que los maten. Y es que ven pasar las semanas con preocupación: no sólo mataron a Benjamín, sino que las autoridades no hacen nada con la información muy precisa, nos explican, que ellos confiados les entregaron.
Los que asesinaron a Benjamín sabían lo que estaban haciendo porque su asesinato tuvo el efecto esperado. En Le Barón dudan sobre la estrategia a seguir.
El sábado el general Espitia, comandante de la quinta Zona Militar, se reunió con los mormones. Escuchó sus reclamos, su miedo. Se comprometió a poner dos retenes ese mismo día, uno en Galeana y otro en Le Barón. Pero no fue suficiente. Los Le Barón se sienten vulnerables. —Ustedes se van y ellos regresan, ¿cómo nos defendemos?—. El general les explicó que la ley mexicana les permite tener armas de pequeño calibre y hasta cinco armas en cada casa. Y para quienes quieran tener calibres más grandes les recomendó inscribirse en grupos de cacería. Lo escucharon atentos.
Pero el sueño de Benjamín no era ése. Él no imaginaba una comunidad armada hasta los dientes, llena de falsos cazadores y donde sus jóvenes se convierten en policías estatales para poder portar armas y defender a los suyos.
Ese no era el sueño de Benjamín y no puede ser el nuestro. Benjamín le exigía a las autoridades que asumieran su responsabilidad: que les garantizaran seguridad y el cumplimiento de la ley.
En Galeana se está jugando un capítulo más de nuestra batalla común para hacerle frente a la violencia y a la corrupción. No los dejemos solos.
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