Jaque Mate
Reforma
"Si lo van a llamar a uno mentiroso, lo menos que uno puede hacer es ganarse el nombre". A.A. Milne

Cuando en sus años como jefe de Gobierno del Distrito Federal Andrés Manuel López Obrador afirmaba que lo dieran por muerto como candidato a la Presidencia de la República, estaba mintiendo. Simplemente le era más fácil preparar su campaña al prometer que no sería candidato.
Roberto Madrazo mintió al afirmar que no había pretendido haber terminado el recorrido del maratón de Berlín en el 2007 cuando entró triunfante en la meta sólo para ser exhibido después por no haber completado el recorrido. También lo hizo cuando dijo que no había gastado más de lo debido en la elección de Tabasco de 1994.
Felipe Calderón prometió durante su campaña que eliminaría la tenencia de automóviles. No dijo, sin embargo, que lo haría en el último año de su gobierno, ni explicó que la abolición de este impuesto, que se estableció de manera temporal en 1968 para financiar los Juegos Olímpicos, dependería de que hubiera una buena recaudación de otras fuentes.
Los legisladores de la LX Legislatura dijeron que su reforma electoral crearía un mejor IFE, promovería campañas más limpias, haría más baratas las elecciones, daría más derechos para los ciudadanos y reduciría la "espotización" de las campañas. Lo que tuvimos fue un IFE censor, campañas sucias, elecciones caras, derechos robados a los ciudadanos y la mayor lluvia de spots políticos en la historia de nuestro país.
Los partidos mienten incluso en sus propios nombres. El PAN se presenta como Partido de Acción Nacional cuando su ideología es reaccionaria, particularmente en temas morales y religiosos. El PRI pretende ser Revolucionario e Institucional, lo cual es una contradicción en términos. El PRD se enorgullece de ser Revolucionario y Democrático, pero ni ha querido ser revolucionario ni ha sabido respetar las reglas básicas de la democracia, como reconocer los triunfos de sus opositores. El PVEM se dice Verde, pero hace campaña por la pena de muerte.
En campaña el PAN pidió apoyar al Presidente en su lucha contra el narco, pero omitió decir a los votantes que esa lucha está condenada a la derrota. El PRI se presentó como el partido que sabe gobernar, sin explicar por qué en 70 años de gobierno no pudo resolver el problema de la pobreza, el más importante del país. El PRD prometió subir los sueldos por decreto, sin explicar las consecuencias económicas negativas de la medida.
Las cosas no paran ahí. El presidente Calderón afirma que no participa en la vida interna del PAN, pero impone al presidente del partido. Enrique Peña Nieto afirma que no está comprando tiempos de medios, pero todos los días surge información que lo demuestra. Jesús Ortega promete que quienes hicieron campaña por otros partidos están fuera del PRD, pero después hace una excepción con López Obrador. Los nuevos diputados llegan a sus cargos prometiendo hacer las reformas que el país necesita, pero advierten desde un principio que no aceptarán aquellas, como una reforma fiscal o una energética de fondo, que son, precisamente, las que permitirían construir una economía más productiva y competitiva.
Yo sé que los políticos mienten por naturaleza. Pero cuando menos los ciudadanos deberíamos tener el valor de plantarnos frente a ellos y llamarlos por su nombre: mentirosos.
Tierras ejidales
Las dificultades para realizar la compra de tierras para la refinería de Tula, y el fallo que ha revertido la venta de las tierras del puerto de Altamira, son dos ejemplos del costo que tiene para el país el régimen de propiedad que representa el ejido. Una de las razones de la enorme pobreza del campo mexicano es la falta de derechos reales de propiedad en el campo.