agosto 19, 2009

Ni un peso más

Denise Maerker
Atando Cabos
El Universal

Ni un peso más en impuestos si no se pone un alto al despilfarro y al abuso del dinero público del que somos testigos impotentes día con día.

Pagar impuestos es una obligación irrenunciable. De acuerdo. Dicho esto, no estoy dispuesta a pagar ni un peso más de impuestos si antes no se pone un límite a la cultura del dispendio que priva entre nuestros gobernantes y funcionarios. Las finanzas del Estado están en serias dificultades: menos producción de petróleo, precio más bajo del barril, menos turismo, menor actividad económica, menor recaudación. Falta dinero y de algún lugar lo van a tener que sacar. Las opciones no son muchas: o se endeudan, o cobran más impuestos, o gastan menos.

¿Pero nos pueden pedir legítimamente más sin un programa draconiano de austeridad? Yo creo que no. Por eso, y antes de que nos anuncien, de a cómo es el golpe, habría que enviarles un mensaje claro y contundente.

Ni un peso más si no se le pone fin a la opacidad con que los gobernadores manejan el dinero público. No puede el gobernador de Guanajuato comprar mil hectáreas a billetazo limpio sin decirnos de qué partida lo sacó y reservase la información durante cinco años.

Ni un peso más si antes no transparentan y controlan la forma en que los diputados se gastan y se reparten el dinero. Basta de acuerdos de la junta de coordinación política en la que se asignan millones a las bancadas. No más turismo legislativo.

Basta de privilegios: que todos los funcionarios y legisladores sean derechohabientes del ISSSTE y si quieren otros seguros médicos que se los paguen con su dinero.

Basta de la complicidad entre políticos que los lleva a llamar traidor al que se comporta con honestidad.

Ni un peso más si la Presidencia y el Ejecutivo no reducen su gasto corriente. No se puede pedir más cuando en Los Pinos se sobregiran año con año respecto a lo presupuestado. Ni un peso más si no desaparecen las secretarías inútiles. Y que se transparenten las millonarias partidas previstas para el festejo del bicentenario.

Estamos en una severa crisis económica, millones de mexicanos angustiosamente buscan la manera de mantener su nivel de vida. Cobrar más impuestos ahora es como hacerlo en tiempos de guerra, la justificación y el discurso tienen que ser inapelables. Y para eso hoy se necesita no un compromiso, sino una demostración de austeridad sin precedentes, un auténtico cambio en la cultura de las élites gobernantes respecto del dinero público, de lo contrario, la evasión y el no pago quedarán plenamente validados y justificados.

Diputados defraudan al erario por millones

Andrea Merlos
andrea.merlos@eluniversal.com.mx
El Universal

La Cámara sufraga además pasajes de elevado costo, sin restricciones, que luego cambian por vuelos económicos

Los diputados añaden a sus ingresos ordinarios hasta un millón de pesos al no usar boletos de avión que les otorga la Cámara o al cambiarlos por pasajes más económicos.

Durante los tres años de la 60 Legislatura que está por concluir, el Congreso destinó 600 millones de pesos para sufragar el traslado aéreo de los diputados a sus estados o al exterior del país por viajes de trabajo.

Los legisladores que viven a más de 300 kilómetros de la ciudad de México recibieron cada mes cuatro boletos para vuelos redondos clase “Y”, de elevado costo por su flexibilidad y porque no tienen restricción alguna.

Sin embargo, según una investigación de este diario, varios cambiaban su boleto para volar en clase turista, 70% más barata.

Las transacciones se realizaban generalmente en algunas de las cinco agencias de viajes instaladas dentro del Palacio Legislativo.

De acuerdo con la mecánica, la Cámara paga el boleto clase “Y”, pero el diputado adquiere el más económico. Luego de descontar 8% o 10% de la operación (ganancia de la agencia), el dinero restante se va al bolsillo de los representantes populares.

En promedio, según los datos a los que se tuvo acceso, un diputado obtiene entre 10 mil y 50 mil pesos mensuales por ese concepto.

Esta transacción se logra al margen de la normatividad interna y es avalada por el silencio de las autoridades administrativas y de los mismos diputados que aceptan los cheques rotulados por las agencias en su calidad de negocios privados, y los cuales son abonados a sus ingresos.

Además de las agencias de viaje, en el Palacio de San Lázaro hay oficinas de Mexicana y de Aeroméxico, las cuales incluso cambian el cupón que la Cámara otorga a los legisladores por los boletos de avión que soliciten y prefieran los legisladores, no necesariamente a sus lugares de origen.

Según información obtenida mediante la ley de transparencia, del presupuesto legislativo se erogaron 518 millones de pesos para la cobertura de más de 47 mil boletos conocidos como “dotación ordinaria”.

Además, hay casos de diputados que viven en Acapulco o Chilpancingo, Guerrero, tienen acceso a sus cuatro boletos de avión mensuales, pero en realidad se trasladan en sus autos particulares o en los asignados por la Cámara baja, y suman al mes el costo de esos pasajes aunque no los hayan utilizado.

En las revisiones se encontró que hay boletos internacionales con escalas en lugares turísticos que casi duplican el precio original.

Por ejemplo, en 2008, los diputados Jesús de León, Alberto Esteva, Jorge Salum y Oralia Vega ocuparon pasajes por 60 mil pesos para asistir a un foro en Ginebra, pero antes hicieron paradas en Amsterdam y París. En otro caso, Armando Barreiro y Alonso Mejía hicieron escala en Panamá, para luego asistir a una comisión en Uruguay.