Eduardo GarcíaSentido Común
21 de octubre (Sentido Común) – El malestar por la decisión del gobierno y los diputados de gravar los servicios de telecomunicaciones en 3% fue amplio entre consumidores, al grado que dejó su huella en el sistema de mensajes cortos, Twitter.
Muchos usuarios de este nuevo método de comunicación digital, representativo de los nuevos servicios de telecomunicaciones, protestaron la decisión al considera que el impuesto hará más costosos los servicios digitales, como la telefonía celular o el acceso a internet –dos de las múltiples herramientas que hoy muchos consideran indispensables para el trabajo, la educación y, casi casi, el desempeño de la vida cotidiana.
Con frases como: “No al impuesto al internet. Es una necesidad, ayuda al desarrollo intelectual y social” o “Nosotros los consumidores tenemos muchas cargas financieras y ya no podemos soportar más aumentos”, los usuarios de este nuevo sistema de comunicación protestaron con miles de tweets o mensajes de texto corto de 140 caractéres máximo.
Aunque algunos usuarios, consultores e empresarios aún tienen una remota esperanza de que el Senado de marcha atrás al gravamen, donde deberá ratificarse, otros creen que el malestar que está provocando el impuesto podría convertirse en un catalizador para presionar al gobierno a que genere verdaderas condiciones de competencia en la industria de las telecomunicaciones.
Esto con el fin de que en el futuro cercano bajen los precios que hoy pagan los consumidores por esos servicios.
Aunque en la industria de las telecomunicaciones en México comienza ya a verse incipientes síntomas de competencia en telefonía, internet y televisión restringida, que de hecho empiezan a reducir los precios y a mejorar el servicio, los usuarios en el país aún pagan algunas de las tarifas más altas por los servicios de telecomunicaciones, de acuerdo con los estudios que realiza año con año la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Para muchos la explicación de que los mexicanos tengan que desembolsar más para tener acceso a tecnologías digitales se debe a que la industria de las telecomunicaciones en México tiene una estructura monopólica u duopólica. Muchos mercados de telecomunicaciones en México están lejos de vivir una verdadera competencia.
En telefonía, por ejemplo, Teléfonos de México y América Móvil, dos compañías controladas por Carlos Slim, el hombre de negocios más acaudalado del planeta, dominan sus respectivos mercados: telefonía fija y telefonía celular; mientras que en la industria de la televisión, el país sólo cuenta con dos compañías de televisión abierta con cobertura nacional, Grupo Televisa, controlada por el empresario Emilio Azcárraga Jean, y TV Azteca, de Ricardo Salinas Pliego.
En internet, Telmex es también el proveedor más importante.
Esta estructura, más que el impuesto, es para algunos analistas el verdadero problema de que los costos de los servicios de telecomunicaciones en México superen los de otros países y es lo que hace que el impuesto sea tan irritante.
“El problema de fondo no es el impuesto en sí, sino que ya pagamos costos muy altos”, dijo María Cristina Capelo, investigadora asociada del Centro de Investigación para el Desarrollo (Cidac) y directora de la Red Mexicana de Competencia y Regulación, en una entrevista telefónica. El problema es: “porqué una llamada nos cuesta más aquí, porqué el servicio de telefonía móvil es mejor en Honduras. . . El problema de fondo es la falta de competencia en el sector”.
El presidente Felipe Calderón dijo en el mensaje que dio a la nación con motivo de su tercer informe de gobierno que tomaría medidas para mejorar los niveles de competencia en varias industrias. Una de las industrias que señaló fue precisamente la de las telecomunicaciones.
“México requiere que este sector realmente responda a las necesidades del desarrollo, garantice una mayor cobertura de los servicios, la convergencia de las tecnologías disponibles y la competencia entre los actores”, dijo Calderón a inicios de septiembre. “Que sea, precisamente, México un país que pueda acceder para el mayor número de sus habitantes a la telefonía, al internet, al radio, la televisión, a todos los servicios de telecomunicaciones, que son detonantes de desarrollo. Que lo haga en un ambiente de verdadera competencia, que brinde a empresas y hogares la oportunidad de tener acceso a servicios de calidad y a precios accesibles”.
De ahí que algunos tengan la esperanza de que Calderón presentará en breve iniciativas para modificar el marco regulatorio de la industria de las telecomunicaciones. Muchos esperan, aún cuando el impuesto es en el corto plazo una mala señal, que Calderón haga efectivo su planteamiento e inyecte verdadera competencia, o cierta dosis de verdadero capitalismo, a la industria de las telecomunicaciones.
Muchos creen que el presidente podría empujar las discusiones en el Congreso para aprobar reformas a la Ley de Inversión Extranjera a fin de permitir que capitales foráneos puedan controlar compañías de telefonía fija. Hoy, esa posibilidad está prohibida en materia de telefonía fija, más no así en materia de telefonía celular.
Otros creen que el presidente Calderón podría también tomar la decisión, que rehusó al inicio de su mandato, de ofrecer en concesión un tercer canal de televisión abierta nacional, para restar poder e influencia al duopolio televisivo de Televisa y TV Azteca y poder así además brindar tal vez mayor pluralidad a los contenidos televisivos abiertos en México.
Medidas de esa naturaleza podrían generar mayores inversiones y empleos en el país, con el beneficio adicional de que los consumidores podrían terminar pagando menores precios por diversos servicios digitales, con todo y el impuesto. Los servicios de internet, telefonía y televisión restringida están ya cayendo gracias a la mayor competencia que viven esos segmentos del mercado.
El gobierno podría “eliminar barreras de entradas, facilitar la tramitología para que entren todos los operadores” a fin de mejorar la competencia, dijo Ernesto Piedras, director general de la firma de consultoría en materia de telecomunicaciones, The Competitive Intelligence Unit, en una entrevista telefónica.
Claro que para Piedras, los mejoras regulatorias para fomentar la competencia no justifican el gravamen que propuso el presidente Calderón y que aprobó la Cámara de Diputados.
Para él, el nuevo impuesto representa un freno al desarrollo de la industria pues desalentará inversiones, dado que reduce la rentabilidad de las empresas en el sector, frenará el crecimiento en cobertura y, para colmo, tendrá un “bajo impacto recaudatorio”. Si en lugar de cobrar el nuevo impuesto, el gobierno fomentara las inversiones, éstas generarían más recursos fiscales que los ingresos adicionales que recabará el gobierno con el impuesto, dijo Piedras.
“Cada vez que se cursa un minuto de tráfico de voz, de datos, etcétera, va implícita la generación de empleos y generación fiscal”, dijo el especialista.
Capelo sugirió que los consumidores mantengan la presión para que el gobierno, independientemente de lo que pase con el impuesto de 3% a las telecomunicaciones, abra esa industria a una verdadera competencia.
Hay que “presionar para que puedas contratar el servicio de internet de cinco en lugar de una compañía, para que tu servicio de larga distancia lo puedas hacer con cualquier, hay que presionar para que haya un tercer canal” de televisión abierta, dijo.