El Universal

Pero en medio de todas esas noticias la que me parece más significativa fue el encuentro entre un grupo de twitteros y algunos senadores. En principio la cita no tendría nada extraordinario. Todo el tiempo, legisladores de todos los partidos se reúnen con grupos de interés para escuchar sus propuestas, más en un momento en que se discute el paquete fiscal. Pero lo extraordinario fue cómo surgió esa reunión pues a diferencia de lo que ocurre usualmente, el grupo que asistió no lo hizo portando una representación oficial, no fueron electos y en sentido estricto no representaban a nadie, sin embargo era una clara muestra de un grupo de la sociedad.
Cómo llegaron exactamente ahí, no lo tengo muy claro. Tampoco sé porqué fueron ellos y no otros. En cualquier caso lo evidente es que la reunión se produjo como resultado de un grupo que nació en internet con una causa común: el rechazo del tres por ciento al servicio de la red.
Lo que empezó como un grupo de personas expresando su rechazo fue creciendo mediante el poder del reenvío hasta que adquirió el carácter de noticia por el peso que alcanzó en el conjunto de Twitter. Una vez que adquirió ese estatus comenzó a saltar de redacción en redacción – en unas más, en otras menos – hasta que la demanda se consolidó como un hecho que salió del ciberespacio a los canales tradicionales.
Hasta ahí pudo haber quedado en una anécdota de no haber sido por el encuentro de ayer. Más allá de la elocuencia de unos u otros, los asistentes lograron fijar su postura y expresar, sin agresiones ni insultos, sus razones para echar atrás la medida. Las cuales, al oírlos me quedó cada vez más claro, tienen que ver menos con razones económicas que con la defensa de un vehículo para difundir conocimiento, construir relaciones, formar redes, articular a la sociedad, conectarse con el mundo, etc.
Los impulsores de este movimiento – que no los líderes, pues una particularidad es que no existen como tales – saben que otros impuestos pueden tener un impacto mayor en el bolsillo pero han asumido que la defensa de esta causa tiene que ver con una manera de ver al mundo de hoy y la forma en que nos ubicamos en él.
El tema es relevante porque algo que hasta ahora se ha visto como hipótesis, es cada vez más una realidad: la creciente capacidad de la sociedad (o de alguna de sus partes) para usar internet para encontrarse, discutir, identificar puntos de interés común y plantear formas de acción para impulsar sus causas. Y en ese proceso es evidente que cada vez se gana más peso para imponer esa agenda a los medios de comunicación y a los actores políticos.
Lo que está en juego en este movimiento no es el impuesto del 3 por ciento. Honestamente creo que no es lo más importante a estas alturas, sino la posibilidad de que una parte de los mexicanos venzan el cinismo y descubran que es posible que su voz sea escuchada – como al parecer ocurrió ayer – y que su opinión puede influir en los tomadores de decisiones.
Si se revierte la medida se estará estableciendo un importante precedente para futuras demandas. No ignoro las particularidades de este caso: internet no es un asunto de clase, tampoco ideológico como lo prueba la participación de sectores muy diversos, y es el medio – la red – el vehículo de la protesta al mismo tiempo que la causa a defender. Habría que ver si otras batallas pueden convocar el mismo entusiasmo y cohesión en esas esferas.
En cualquier caso la lección es la misma: organizados los ciudadanos pueden hacer la diferencia. La frase anterior es la premisa del trabajo político desde siempre, lo mismo para un sindicato que para una organización de vecinos.
Lo novedoso es que los protagonistas son en su mayoría jóvenes profundamente decepcionados de lo político, lo que implica que en este proceso están construyendo una confianza en si mismos, y en una de esas, hasta en las instituciones que sean capaces de tomarlos en cuenta.
Esto que está pasando es positivo y creo que debemos celebrarlo. Más aún si como es de esperarse los políticos toman nota y descubren el capital que hay en esta cruzada. Ayer, algunos como Carlos Navarrete – que incluso ya se unió a la red de Twitter – mostraron que son capaces de leer lo que está pasando. Es de esperarse que cuando vean las notas al respecto, los priístas y panistas también quieran una parte del pastel.
Ojalá así sea. Si los políticos empiezan a competir por nuestra simpatía...bienvenidos, no se los vamos a reprochar.
Vamos a ver en los próximos días si la clase política está viendo el fenómeno. Por lo pronto, felicidades a todos los que ayer: Andrés Lajous, Albero Serdán, Luis Felipe Sánchez, Alejandro Pisanty, Ricardo Zamora y muchos más, que estuvieron en el Senado mostrando lo que pueden ser estas nuevas herramientas cuando se ponen al servicio de la sociedad.