Oasis
Excélsior

Esto último en las guerras civiles causadas y manipuladas por un dictador con asesinatos de millones de personas. Pienso en el fascismo franquista de la guerra civil en España, (1936-1939) con el apoyo de los aviones de Hitler y Mussolini bombardeando a la población que huía por las carreteras. Y en otras más cercanas dictaduras en el mundo, entre ellas las de América Latina.
En algún otro artículo para Excélsior me referí al poder como coerción. Insisto ahora porque el poder como forma de dominio persiste.
El ciudadano está dominado —estamos dominados— por los partidos políticos, por sus dirigentes, sus integrantes, diputados que en varios casos ni siquiera terminaron estudios de secundaria, ambiciosos que no tienen ni nunca tuvieron ideales y siguen luchando por su propio beneficio. Ante esto el presidente Calderón trata de complacer a todos y con todos queda mal, recurre a la demagogia, apapacha, trata de mostrar optimismo en el que ya nadie cree y ha perdido a muchos seguidores. Acción Nacional, el partido, antes representante de la derecha y el conservadurismo, ahora más bien representa el fracaso. El PRI aspira antes que nada a recuperar el poder perdido. El PRD, o la izquierda, lamentablemente fracturada, desmenuzada en grupos y grupitos, ha perdido su fuerza. Aquella izquierda que le robaron a Cuauhtémoc Cárdenas y cuyos ideales —que los había— y fuerza no se han podido recuperar.
Y ahí va nuestro México, navegando con bandera de democracia, pero país en el que todos los partidos políticos tratan de imponer su poder y así obtener, no precisamente el bienestar, el dominio de la población.
En la historia de México, tan sometido a injusticias y dictaduras, no es la primera vez en que es devoradora la lucha por el poder.
A la fecha la imposición del poder se deja ver no solamente en la amenaza implícita o explicita al ciudadano sino también en la manipulación de información . Y en las “reuniones” que en la burocracia de las instituciones gubernamentales tanto agradan a los funcionarios que tienen entre dos y tres secretarias, frecuentemente mediolíngües, para informar que “el licenciado”, o “la licenciada”, “está en reunión”.
Así el burócrata deja de atender al ciudadano y aprovecha la “reunión” para manipular la orden del día en asambleas donde podrían discutirse peticiones de quienes se niegan a ser dominados y para eludir técnicas apropiadas de debate colectivo que puedan contradecir a quien ejerce el dominio. Con lo cual la ganancia podrá ser doble para los que “protegen” al que ejerce el poder y esperan ser recompensados.
En suma, manipular el orden del día de asambleas y consejos para que en ellos no se pueda incluir el tema político ni la posibilidad de manifestar oposición y sustentarla hasta hacerla objeto de discusión.
Navegamos en México con bandera de democracia, pero son muchos los que a la democracia anteponen el beneficio personal. Así las cosas, el poder como forma de dominio es uno de los factores fundamental de la estratificación social.
El presidente Calderón trata de complacer a todos y con todos queda mal.