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El asalto a la razón
Milenio

Un día, el patrón fallece y la familia resuelve, por lo pronto, concluir las relaciones laborales con el personal, a pesar de que la mayoría está sindicalizada.
En pleno novenario, un amigo del muerto que tiene una flotilla mayor se interesa en el negocio y acuerda con el heredero arrendar los taxis y el taller.
Como los bienes no fueron comprados, el arreglo implica que ese cuate decida trabajar con los choferes que ya tiene, más algunos recontratables de Viaje feliz, en total como 60; prescindir de los asistentes y conservar a tres de los mecánicos y al velador.
Pero, ¿qué con los trabajadores y su sindicato?
Ah, pues quienes rechazaron el sobrado finiquito propuesto por el heredero hacen una huelga de hambre y le exigen al arrendatario asumirse patrón sustituto… ¡y cargar con el perico y el perro!
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