julio 22, 2010

El fraude “malinche”

Rafael Cardona
racarsa@hotmail.com
El cristalazo
La Crónica de Hoy

Si uno consulta la página web de esa fábrica de engaños llamada Federación Mexicana de Futbol, una cueva de defraudadores cobijados por la bandera nacional y la ramplonería de una afición reacia a reconocer la mediocridad del deporte nacional como condena perpetua para los pamboleros del país, verá cómo se prepara un fraude.

Queda para la historia de los delitos maravillosos, a la manera de Víctor Lustig, quien en 1925 “vendió” la Torre Eiffel, el robo en público contra 90 o 100 mil aficionados al futbol a quienes se les ha vendido un partido conmemorativo del “Bicentenario” (habráse visto, el padre Hidalgo en “offside”) contra el equipo campeón del mundo en la reciente Copa de Sudáfrica.

Como todos sabemos, España confirmó muchos pronósticos y ganó el primer lugar, sus jugadores llenaron de gloria los botines de la Armada Invencible con playera y fueron recibidos como verdaderos héroes del deporte y de la patria.

Nunca fue mejor la “Hispania fecunda”.

Pero también sabemos verdades de Perogrullo. Un equipo es la conjunción de once jugadores. Si esos once no se vuelven a reunir, el nuevo equipo será otro, pero no aquel por cuyo empeño se cimbraron hasta las columnas de Hércules y se hizo menos estrecho el paso de Gibraltar.

En esas condiciones, los mexicanos pacientes, dóciles y proclives a dejarse ver la cara de memos van a rellenar el Azteca con precios inusitadamente altos (sin contar la sobrevaluación de los revendedores tolerados por la empresa y la delegación) para disfrutar de un jueguito de pipiripau con puros segundones, reservas, similares y conexos, pero eso sí, con la roja remera (dicen en Buenos Aires) de “La Furia”, uniforme con el cual –por cierto– ni siquiera ganaron los titulares el campeonato, pues quiso la suerte vestirlos de azul marino.

Y nada, ni Iniesta, ni Puyol, ni Xavi, ni Casillas. Bueno, ni la novia de Casillas. Los once inmortales tienen cosas verdaderamente importantes por delante, como seguir ganando dinero a espuertas en sus respectivos clubes; en el Madrid, el Sevilla o el Barcelona, como para perder el tiempo en cascaritas de tercer mundo.

Obviamente este partido había sido organizado como parte de la promoción del seleccionado nacional, antes siquiera de comenzar el Mundial. En ese tiempo no se sabía cómo iba a quedar México (peor, pensaba yo) ni tampoco se daba por confirmada la elevación celestial de la oncena hispana. De esa forma un juego con España se convirtió, para beneficio de la taquilla fraudulenta, en un partido con campeones del mundo.

El resultado, sea cual sea, es maravilloso para Decio, Compeán y Néstor. Si a los ratones se les atraganta el manchego, nos habrá ganado el campeón del mundo. Y si vencen, pues le habrán ganado al as mundial.

Por eso ya tocan las puertas de Los Pinos para ver si por tratarse del partido del Bicentenario el Señor Presidente dispone de un ratito para llevar a sus niños al estadio y de paso ponerse la playera (la negra o la verde) y alentar a los “muchaches...”.

Total, si en condiciones muy complejas para la patria se dio una escapadita a Sudáfrica, gusto nos daría, señor, verlo por el Azteca, ya sabe usted, su casa; bueno hablando en sentido figurado, ¿verdad?

Por eso la orgullosa FMF nos avisa de su preventa para el fraude del 11 de agosto, dos días exactamente antes de la fecha en la cual se conmemora la caída de Tenochtitlán en 1521. A los indios de antes los embaucaban con espejitos; a los de hoy con playeritas. Preferente plus mil 200 pesos; especial bajo oriente y poniente, mil pesos; especial bajo cabecera, seiscientos cincuenta pesos; preferente quinientos y general doscientos.

Y lo peor, el fraude se va a consumar con alegría de las víctimas y al divulgación masiva de la tele. “El que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame”, decía el ranchero.

TRES MUJERES

Patricia Duarte, Luz María Dávila y Cinthia Salazar han hecho en este país más por la crítica social de cuanto juntos hemos logrado todos los periodistas y “comentócratas”.

Una en Hermosillo, otra en Juárez y una más en Reynosa regresaron las cosas al mejor nivel posible: los sentimientos humanos, el dolor, la rabia y la frustración no son materias negociables cuando se niega la justicia.

Con amplitud revisaremos estos antecedentes.

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