
Desiderio Morales, Francisco Blanco
IndigoNomics
Reporte Índigo
Llegó al poder en 1999. Ha derrochado los petrodólares en populismo para mantenerse en la Presidencia. La inflación está desbordada, la inversión extranjera paralizada y ante el alza del dólar de más de 1,300 acaba de asestar el control total de cambios. La economía de Venezuela, con el populista Hugo Chávez en el poder estaba ya al borde del abismo...
El virtual dictador ha empujado a su nación de 29 millones de habitantes un centímetro más al despeñadero, cerrando la pinza del control de cambios, que se ha vuelto ya asfixiante. El país donde se gestó el sueño bolivariano es uno de los pocos islotes donde conviven, tropicalizadas, las ideas de Marx, que es prácticamente un difunto a lo largo y ancho del planeta, con un populismo atroz que ha generado resultados económicos desastrosos.
La inflación en la era chavista, que arrancó en 1999, llegará muy pronto a acumular un 1000 por ciento. Por obra y gracia de Chávez, a partir del mes de junio, desapareció por decreto el mercado libre de dólares que convivía con los controles que había impuesto el presidente venezolano con billetes verdes ofrecidos a precio preferencial...pero también ilusorio.
Y es que se ofrecen dólares a 2.3 bolívares para los artículos básicos y a 4.3 bolívares para los importadores, un esquema fantasioso, que nada tiene que ver con la vida cotidiana de la mayoría de los venezolanos. El último precio del mercado libre de 8 bolívares por dólar, ya está siendo rebasado en el mercado negro.
El dólar, partiendo de la cotización del mercado negro, se vende a un precio casi 1400 por ciento superiores a cuando Chávez ingresó al poder. La economía continuará cayendo este año cuando el repunte ahora es la norma en América Latina. La inversión extranjera está paralizada.
Los derechos de propiedad se violan cotidianamente. Y, todo ello, se presenta, irónicamente, en una economía inundada de dólares por los ingresos petroleros. ¿Cómo llegó a estos extremos la situación de Venezuela? ¿Cuál es el perfil del fracaso del llamado Socialismo del Siglo XXI que festeja Chávez y sus seguidores pero tiene postrado al pueblo venezolano? Veamos.
PASOS GOLPISTAS
El hombre que va para su tercer período consecutivo en el poder llegó a la primera posición política en 1999, pero su incursión viene de más atrás, en 1992, cuando tras un frustrado golpe de Estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, fue encarcelado por dos años. Chávez fue indultado por el presidente Rafael Caldera. En 1999, con el apoyo del Movimiento Quinta República (MVR) arribó a la presidencia, buscado consolidar lo que bautizó como la "Revolución Bolivariana" basada en el "Socialismo del siglo XXI". Muy pronto cambió el paradigma para mostrar su cara oculta. El 10 de enero de 2007, ya pregona "Patria, Socialismo o Muerte", reflejo del viraje hacia la izquierda, que se aprecia en su cercanía con Castro. La Cuba de Castro y Venezuela con Chávez, son de los últimos reductos de una ideología con tinte marxista en el mundo, que hasta China y por supuesto Rusia han abandonado para seguir el libre mercado. Muy pronto después de llegar a la presidencia. Chávez, como Castro en su tiempo, mostró una metamorfosis.
A partir de 2005, ordenó la expropiación de latifundios y tierras aparentemente improductivas, para repartirlas entre quien las quisiera trabajar. En los últimos 6 años el Gobierno de Chávez ha expropiado unos 3 millones de hectáreas. Desde 2007 exhibe su rostro favorito: el del nacionalizador.
En ese año el estado se hace del control de industrias estratégicas, entre ellas la petrolera, telecomunicaciones y electricidad. También en 2007 decreta la nacionalización de La Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela. El dictador en ciernes extiende un cheque de 1,300 millones de dólares, incluyendo un pago de 527 millones a la compañía de Estados Unidos, Verizon, que controlaba el 28.5 por ciento de las acciones, operación esta última en la que se adelanta al mexicano Carlos Slim.
El 2007 nacionaliza la Compañía Electricidad de Caracas, controlada por AES, empresa estadounidense. Chávez paga a la compañía norteamericana 740 millones de dólares por el 82% de las acciones. En mayo de 2007 toma el control de las instalaciones de cuatro refinerías de crudo pesado [1] en la rica Faja Petrolífera del Orinoco que eran operados por petroleras internacionales. En todas ellas la fórmula es la misma. El estado asume el control y el estado fija el precio. La medida ocasionó que las norteamericanas Exxon Mobil y ConocoPhillips interpusieran demandas de arbitraje en las cortes internacionales. Chevron, junto con la británica BP, la noruega Statoil y la francesa Total aceptaron los términos de Chávez manteniéndose como socios minoritarios.
ACECHO A LAS EMPRESAS REGIAS
En abril de 2008 toca el turno a las empresas cementeras: Chávez ordena nacionalizarlas. Esta vez el blanco principal fue la corporación mexicana CEMEX que controlaba la mitad del mercado. La compañía que preside Lorenzo Zambrano se sumó al club de las empresas que han interpuesto litigios mediante arbitrajes para inconformarse. En mayo de 2010 asestó otro golpe a las empresas mexicanas establecidas en Venezuela. Chávez decretó la "adquisición forzosa" de Monarca subsidiaria de la mexicana Grupo Maseca (Gruma) con al argumento de garantizar el abasto de rubros estratégicos para la seguridad y soberanía agroalimentaria. Monarca aportaba el 13 por ciento de las ventas anuales de GRUMA. Alfa padeció también en carne propia la poca suerte de las compañías mexicanas en Venezuela. En los años previos al arribo de Chávez adquirió con un grupo de socios argentinos y brasileños, la acerera venezolana SIDOR, en unos 2,300 millones de dólares. Alfa tenía el paquete mayoritario. Para el 2003, por los problemas de la crisis mundial, las cuestiones sindicales y el bajo precio del acero, entre otras razones, ALFA se deshizo de su inversión, con quebrantos en la operación, vendiéndole su parte a la filial venezolana de Ternium, una acerera argentina. Cinco años después, en 2008, Chávez nacionalizó a Ternium Venezuela. Adquirió el 59.7 por ciento del capital con un cheque del estado de 1970 millones de dólares. Un año después, en 2009 nacionalizó dos filiales de otra acerera, el Grupo Argentino Tubos de Acero y Materiales Siderúrgicos, transacciones que causaron revuelo en el sector privado argentino, considerado un país amigo FEMSA, Bimbo, Mabe, el Grupo Zapata y Farmacias El Fénix, con inversiones conjuntas de unos mil 100 millones de dólares, mantienen un estado de desasosiego.
Las compañías mexicanas fueron afectadas por la decisión de Chávez del 2007, de retirarse del Grupo de los Tres, que incluía además a México y Colombia y ofrecía protección a la inversión extranjera. El consorcio cervecero y alimenticio FEMSA, con sede en Monterrey, ha sufrido desde 2006 bloqueos en sus centros de distribución, que han sido tomados por comisionistas, y le han ocasionado quebrantos de más de 22 millones de dólares.
Signo de los tiempos fue el incidente donde FEMSA se vio obligado por el gobierno chavista a desalojar un terreno luego de la llamada de una vecina quien se quejó del uso de este inmueble como estacionamiento. La empresa no tuvo más remedio que ceder la propiedad al gobierno, a cambio de otro terreno.
OPRESIÓN FINANCIERA
En agosto de 2008 Chávez anuncia la nacionalización del Banco de Venezuela filial del Grupo financiero Español Santander, cubriendo un pago de 1050 millones de dólares. En diciembre de 2009 apretó las tenazas sobre el sector financiero. El Gobierno chavista, por presuntas irregularidades, decretó la intervención de ocho bancos, liquidando a dos.
En enero de 2010 acrecentó la órbita estatista, ahora al sector comercial. Acusada de especular los precios por la devaluación, Chávez asumió el control de la cadena de supermercados Éxito, de capital francés y colombiano. En febrero de 2010, Chávez ordenó la expropiación de por lo menos cuatro edificios antiguos del centro de esta ciudad para preservar la memoria histórica de la capital venezolana.
En junio de 2010 le declaró la guerra al sector privado e inició las ocupaciones temporales de unas 18 empresas distribuidoras de alimentos y mercancías como papel higiénico, y compañías empacadoras de azúcar. Otra vez, la razón de estado consistió en supuestas irregularidades en el almacenamiento de los productos. También ha criticado el desempeño de Empresas Polar, el mayor fabricante de alimentos. Como suele pasar en los experimentos izquierdistas, las restricciones a los derechos de propiedad, terminan coartando las libertades. En marzo pasado, fue detenido el presidente de Globovision, Guillermo Zuloaga. ¿El delito? Supuestas declaraciones ofensivas a Chávez,tras el cierre de la señal de cable de la cadena RCTV en enero, que era propiedad de Zouloga. Chávez le había quitado sus licencias a 32 emisoras radiales por presuntas irregularidades técnicas en sus registros. Y había amenazado con cancelar las concesiones de otras 200. En mayo pasado, ante la agudización de la descomposición del sistema financiero provocado por las medidas estatistas, Chávez volvió, nuevamente, a apretar la tuerca. Por supuestas irregularidades en las operaciones, ordenó el allanamiento de 30 casas de bolsa. Ocho fueron incautadas. Cinco personas fueron detenidas tras denuncias de presuntos delitos cambiarios y lavado de dinero. La pinza que cerró el círculo estaba por venir este mes, con el control de cambios.
LEGADO DE CRISIS
En el mes de junio los venezolanos amanecieron con la noticia de que había desaparecido el mercado libre de dólares. Chávez apagó este brote de transacciones privadas de la paridad con el decreto absoluto de control de cambios.
La disposición reserva a las autoridades financieras la facultad de decidir a quién asignar dólares. Elimina de cuajo la libre flotación, paralela, que había llevado el dólar a 8 bolívares, muy por arriba de las cotizaciones preferenciales, no accesibles para la gran mayoría de los venezolanos.
El dólar debe conseguirse en el mercado negro a un precio muy superior a los 8 bolívares. Aún a 8 bolívares el dólar, no obstante, habría crecido 1328% desde que Chávez arribó al poder. El despertar abrupto del billete verde se debe en parte a que Chávez mantuvo fijo el dólar, en 2.14 bolívares, de 2005 a 2009. Con una inflación creciente, y la caída en los ingresos petroleros en 2009, fue imposible sostener la divisa. La ironía es que el dólar está por los cielos en un país que en teoría debería de nadar en billetes verdes por los ingresos petroleros. En los once años que marcan la gestión de Chávez, Venezuela ha recibido 411 mil 483 millones de dólares. Es un 60 por ciento más que lo que ha ingresado México en ese lapso. Los petrodólares han reflotado la economía pero esta capacidad ha llegado a un límite. De 1999 a 2010 la economía venezolana creció en términos de dólares un 4.4 por ciento, aunque no se dio el mismo efecto en el nivel de vida por la ilusión óptica de que la vara, el dólar, estuvo barato durante mucho tiempo. La capacidad venezolana para apuntalar la economía se ha agotado. Las erráticas políticas de Chávez y la crisis mundial de 2009, que trajo consigo una baja en los ingresos petroleros, ocasionó una caída en el PIB de 3.3 por ciento. En el primer trimestre del año la economía cayó 5.8 por ciento. Se espera para el 2010 una baja de 2 por ciento. Venezuela, con Haití, será el único país en decaer. El agotamiento del modelo obedece a otra razón: Chávez dilapida los petrodólares. Por decreto presidencial el precio de la gasolina es de 5 centavos de dólar por litro el más barato del mundo. Con precios mucho mayores en los países vecinos eso ha suscitado el contrabando. La inversión extranjera, otra fuente de crecimiento, se ha paralizado, e incluso bajado, en la era chavista. En los 12 años en el poder, acumuladamente, la inversión foránea ha caído en caso 13 mil millones de dólares. Como ejemplo, en ese lapso México recibió 394 mil millones de dólares del exterior. En una visión que parece apocalíptica, los venezolanos padecen restricciones de suministro de energía y escaseces de productos básicos, algo similar a lo que se ha vuelto un una norma en la Cuba de Castro que Chávez admira. Hoy, tras 12 años de chavismo, Venezuela vive en el suspenso. Nadie sabe que pasará en las elecciones de 2013, cuando Chávez tendrá que pasar a la báscula de las preferencias electorales de sus gobernados. Aunque tiene aún un arsenal de armas para capitalizar la posición de sus simpatizantes, con políticas dispendiosas que aún puede seguir, el destino es incierto. El país donde nació Bolívar se juega más que su destino económico. Quizá esté apostando también la libertad.
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