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La Crónica de Hoy
(Primera de dos partes)

Independientemente de cuál sea la respuesta a la pregunta por la justificación del cobro de impuestos, tema que he tratado muchas veces en estos Pesos y Contrapesos, y sobre el cual he escrito un par de libros, le pregunto a usted, lector, si considera correcto que el gobierno le obligue a entregarle parte del producto de su trabajo para organizar fiestas, como las serán la del bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución. Si no está seguro de su respuesta, pregúntese si usted, voluntariamente, está dispuesto a darle dinero al gobierno para que organice festejos, aun tratándose de conmemoraciones "tan importantes" como los doscientos años de la Independencia y los cien de la Revolución.
Llegados a este punto, más de un lector se preguntará: ¿quién otro, si no el gobierno, debe organizar los festejos para conmemorar los doscientos años de la Independencia y los cien de la Revolución?, pregunta que supone que quien la hace ya cayó en la trampa de creer que el gobierno, además de gobierno, o peor, precisamente por ser gobierno, debe preservarnos de todos los males (gobierno ángel de la guarda) y concedernos todos los bienes (gobierno hada madrina), comenzando por las fiestas. El único problema es que, para concedernos los bienes, ¡fiestas incluidas!, el gobierno tiene que obligarnos a entregarle parte del producto de nuestro trabajo, lo cual plantea, ¡va de nuevo!, la siguiente pregunta: ¿qué justifica, suponiendo que algo realmente lo haga, que el gobierno imponga tal obligación, de la cual depende su sobrevivencia: gobierno que no puede cobrar impuestos, gobierno que desaparece?
Me queda claro que el cobro de impuestos para financiar festejos, independientemente de qué fiestas se trate, desde bailes de quinceañeras en el Zócalo capitalino hasta la conmemoración de la Independencia y la Revolución por todo el país, es un robo con todas las de la ley, que debería estar prohibido por ley, lo cual, en este país, todavía es mucho, ¡pero mucho!, pedir. ¿Orgulloso de ser mexicano y de vivir en un país en el cual el Estado de derecho no pasa de ser un Estado de chueco, en el cual los gobernantes creen que pueden meter la mano impunemente en el bolsillo de los gobernados, y gastar en lo que les dé su real gana, fiestas incluidas?
¿Quiere todo lo anterior decir que estoy en contra de que se festejen los doscientos años de la Independencia y los cien años de la Revolución?
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