julio 18, 2010

Hay síndrome de abstinencia... amorosa

Luis González de Alba
Se descubrió que...
Milenio

Al menos en cine, al heroinómano que decide curarse lo encierren bajo llave en una habitación previamente acolchonada, desprovista de vidrios, sin ventana por donde arrojarse al aire… y luego de dos días acaba dándose de cabezazos contra la pared que ha desnudado de colchonetas protectoras, la llena de sangre, entran los amigos y lo atan. Se llama “síndrome de abstinencia” y puede causar la muerte, no sólo por suicidio, sino por la abstinencia misma.

¿Recuerdan a Anthony Perkins, adolescente, de traje oscuro, esperando bajo un chubasco parisino a que salga Ingrid Bergman de Maxim’s a donde fue acompañada de un cuarentón a su medida? Las lágrimas se le confunden con la lluvia (como dijo una buena amiga que le ocurrió hace muuchos años). Es la imagen viva de la desolación. Aimez-vous Brahms?, se llamó la cinta. Yo tenía unos 16 años y llegué a casa directo a poner la Tercera de Brahms, cuyo tercer movimiento: re-mi faaaa, lá-sol-miiii… (si es que le atiné a la tonalidad) es el tema, y ponerme a llorar como Perkins… aunque no tenía por quién… todavía.

Pues resulta que ese joven, Fedra enamorada de su hijastro (que también hizo Perkins jovencito, con Melina Mercuri madurona, y Ralph Valone en versión modernizada de Eurípides) y cuantos amores rechazados conocemos, y sólo conocemos los de final trágico porque son los que hacen literatura, tienen respuesta cerebral idéntica a la falta de cocaína, heroína y cualquier droga dura.

Eso dicen investigadores de Bethesda, Maryland: “El dolor y la angustia por el rechazo de una pareja romántica puede ser el resultado de actividad en partes del cerebro asociadas con la motivación, la recompensa y el hambre extrema (craving) por una adicción, según un estudio publicado en el número de julio del Journal of Neurophysiology” . (http://jn.physiology.org/).

Los investigadores reunieron estudiantes universitarios, heterosexuales, hombres y mujeres, que hubieran sido rechazados recientemente por sus parejas afectivas y, lo más importante, reportaran sentirse todavía “intensamente enamorados”. El tiempo promedio entre el rechazo y su inscripción al estudio fue de 63 días. “Todos los participantes dijeron que gastaban más del 85 por ciento de sus horas de caminata pensando en la persona que los había dejado y aún amaban, anhelaban que la persona volviera y querían volver a seguir juntos”.

Luego los sometieron a revisión con resonancia magnética funcional (fMRI) para estudiarles la actividad cerebral. Con inmensa crueldad les presentaron una fotografía de su ex pareja. También completaron un sencillo ejercicio: contar hacia atrás desde un número al azar, con cuatro dígitos, de 7 en 7: por ejemplo, desde 2831… 2824, 2817, 2810, 2803…, con el fin de distraer la atención antes puesta en pensamientos románticos. Por último, les presentaron una foto de una persona conocida “neutral”, como un amigo o compañero de cuarto.

Cuando los abandonados vieron las fotografías de sus ex, se les estimularon áreas clave:

-el área ventro-tegmental del cerebro medio, que controla motivación y recompensa y se conoce que está involucrada en los sentimientos de amor romántico,

-el nucleus accumbens y la corteza órbito-frontal/prefrontal, que están asociados a la adicción y al deseo insoportable, en especial al sistema de recompensa activado por dopamina (un neurotransmisor que nos da el término “doparse”), básico en la adicción a cocaína, y

-la ínsula y el cíngulo anterior, que se asocian a dolor físico y estrés.

Los investigadores señalan que sus hallazgos son evidencia de que la pasión, el amor romántico, es un estado de motivación orientada a una meta, más que una emoción específica, y que sus resultados son “consistentes con la hipótesis de que el rechazo romántico es una forma de adicción”… ¿Explicaría eso el vaivén de quienes truenan y vuelven, vuelven y truenan, y parecen hallarse muy a gusto en ese estado ya permanente?

Quienes pasan por un rechazo romántico podrían estar peleando contra un fuerte sistema de sobrevivencia que parece estar en la base de muchas adicciones. Eso explica por qué es tan difícil renunciar a la persona amada.

Contacto: Donna Krupa, DKrupa@the-aps.org

Y para ilustrar lo dicho, aquí tienen al rey de los zeibékikos (baile griego de taberna para un hombre solo después de varios ouzos:

O Paliatzís (El ropavejero)

http://www.youtube.com/watch?v=8_E0hhCFY2c

Mi página web: www.luisgonzalezdealba.com

1 comentario:

jorge trejo rayón dijo...

Luis: creo que yo soy adicto a tí, no me pierdo tus columnas del domingo y del lunes en milenio. te admiro desde hace algunos años y no pierdo la esperanza de saludarte personalmente algún día que vengas a la cd. de méxico. me tomé el atrevimiento de escribir un cuento basándome en un artículo tuyo, pero ni cómo pedirte permiso para utilizar algunos conceptos de dicho artículo,
te mando un fuerte abrazo