Fran Ruizfran@cronica.com.mxLa aldea global
La Crónica de HoyLa foto (comentada) de la semana (pasada) 
No vengo a hablar de futbol, sino de Teología. Rectifico, vengo a hablar más bien de fanatismo religioso, como el que profesan los portadores de la pancarta al “Dios” en ella pintado. Es muy probable que a estas alturas muchos de los presentes en la imagen se apresuren para regresar de Sudáfrica a Buenos Aires y lanzarse al diván de su psicoanalista con el siguiente catálogo de preguntas: ¿No que Maradona era Dios? ¿Es acaso un Dios caído? ¿Puede Dios reencarnarse, como hizo en Maradona, cuando metió con la mano el gol de la victoria argentina sobre Inglaterra en la final del Mundial México 86, y luego abandonarlo a su suerte, como hizo este sábado? Cuando Maradona reveló en la víspera del encuentro de Argentina contra Alemania que la albiceleste iba a llegar a la final, porque se lo había revelado Dios ¿lo supo porque es el Hijo de Dios en la Tierra o porque es un profeta? Si es lo primero ¿por qué se burla Dios de su Hijo en la Tierra? Si es lo segundo ¿por qué le mintió Dios?; peor aún, ¿por qué se burló Dios de los argentinos permitiendo que le encajen una humillante goleada? ¿No es, acaso, Dios argentino? No tengo yo, desde luego, respuesta para estas preguntas, ya que los misterios de Dios son insondables, pero si yo fuera alguno de esos psicólogos que proliferan en la capital argentina aconsejaría a los desconsolados seguidores de la religión maradoniana un cursillo intensivo de humildad y, por qué no, un serio replanteamiento de las relaciones entre Dios y Argentina.
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