julio 20, 2010

¿Seguridad o economía?

Ricardo Pascoe Pierce
Especialista en análisis político
ricardopascoe@hotmail.com
Excélsior

Debatir si existe o no el terrorismo en México es pertinente para conocer a fondo el reto que el país enfrenta.

El estallido de un carro bomba en Ciudad Juárez, con una carga de C-4, ha abierto un nuevo debate acerca del carácter de la lucha contra el narcotráfico en México. Hasta ahora el debate se había centrado en dilucidar si la estrategia del gobierno es la correcta o no. Los detractores del régimen, políticos e intelectuales de izquierdas y derechas, critican pero no ofrecen ninguna alternativa real. Sin embargo, la bomba de C-4 cambia el centro del debate. ¿Existe o no el terrorismo en México? Incluso generó un diferendo dentro de las filas gubernamentales. Mientras el procurador general de la República afirmaba que no existe el terrorismo, pues el narcotráfico no tiene "ideología política", la Sedena asentaba lo contrario: son actos terroristas los que intentan intimidar a la población civil, provengan de donde provengan.

El comparativo con Colombia resulta inevitable. En un país donde coexisten narcotráfico, guerrilla, ejército y policía nacionales y paramilitarismo, todo mezclado y muchas veces incluso coordinado, las tentaciones comparativas pueden conducir a cometer graves errores. El presidente Uribe planteó una conceptualización sobre la delincuencia que denominó "seguridad democrática" y que tuvo, en su momento, una gran aceptación en la sociedad de ese país. Pero Colombia no es México. En el evento de toma de posesión del nuevo titular de la Segob el presidente Calderón evocó el concepto de "seguridad democrática", haciéndolo suyo, pero en el contexto mexicano. ¿Tendrá en nuestro país el éxito que tuvo la estrategia uribista? El nuevo presidente de Colombia, Manuel Santos, se está distanciando de la visión uribista en varios sentidos, pero uno de ellos se refleja en la difusión de un programa denominado "economía democrática", en vez de "seguridad democrática", en el cual sugiere que es prioritario atender lo económico por encima de la seguridad. Sólo así se puede entender el intento de Santos de acercarse a Venezuela: por razones económicas, sin dejar de reconocer que ese país ofrece refugio a la guerrilla de las FARC.

El nuevo debate colombiano nos ofrece una mirada oportuna hacia el futuro: ante la existencia de todo tipo de ofensivas de la ilegalidad contra la sociedad y el Estado nacionales, la gran pregunta es: ¿el dilema central del país refiere a economía o a seguridad?

Debatir si existe o no el terrorismo en nuestro territorio es pertinente para conocer a fondo el reto que la seguridad nacional enfrenta. Pero no necesariamente define los parámetros que usará la sociedad para medir y decidir su voto en 2012. El tema económico es y seguirá siendo crucial para extensos sectores de la clase media y de las populares. Gira en torno al narcotráfico el fantasma de la carencia de empleos suficientemente bien pagados y, por tanto, en efecto imán para muchas personas atraídas por la posibilidad de acceder a un nivel de vida que no oferta la economía formal.

Sería un error tratar de jerarquizar los dos grandes temas en una conceptualización teórica que los confrontara. Especialmente si se trata de adivinar el motor detrás de las decisiones de los votantes. ¿Economía o seguridad? Ambos, francamente. Una estrategia que pretenda ganar elecciones ignorando la economía o el peligro que representa la delincuencia no tendrá la densidad necesaria para conducir al país hacia la resolución de sus graves conflictos.

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