julio 14, 2010

Sobre la nueva cadena televisiva del Estado

Leo Zuckermann
Juegos de Poder
Excélsior

El Conaculta, institución del gobierno federal en materia cultural, tiene un canal de televisión: el 22. La UNAM, la más grande universidad pública del país, también cuenta con su propio canal. El Poder Legislativo Federal tiene el canal del Congreso y el Poder Judicial Federal otro más. Por su parte, los gobiernos de los estados disfrutan de su propia señal televisiva en cada uno de sus regiones. Finalmente, el Instituto Politécnico Nacional, la segunda institución de educación superior pública más grande del país, trasmite el Canal 11 desde hace muchos años.

Todos estos canales los pagamos los mexicanos con nuestros impuestos. ¿Cuánto nos cuesta? No lo sé. El proceso de averiguarlo es difícil ya que la información se encuentra desagregada en varias fuentes. Sin embargo, se trata de muchos millones de pesos al año con cargo a los contribuyentes. Y muchos de estos canales trasmiten el mismo tipo de programas. Compiten entre ellos. Se arrebatan al pequeño segmento de la sociedad que busca una televisión más educativa que de entretenimiento.

Ahora el gobierno federal ha anunciado la ampliación de la señal del Canal 11 a una mayor parte del territorio nacional. La idea es convertirla en una cadena nacional de televisión pública que ya no dependa del Politécnico sino de la Secretaría de Gobernación. De acuerdo al presidente Calderón, se trata de "una televisión del Estado mexicano pública, gratuita, abierta y plural [.] una televisión del conocimiento, con producciones del Estado, producciones que puedan ofrecer y diversificar la oferta de televisión educativa, científica, tecnológica, artística, cultural e informativa [.] una televisión pública que promueva el debate democrático de las ideas, una televisión que aliente a la reflexión serena, profunda y madura de los retos y problemas que tiene el país".

Perfecto. Si entiendo bien, el gobierno calderonista está pensando en una cadena pública como la BBC en el Reino Unido o PBS en Estados Unidos. Ambas televisoras cuentan con contenidos excelentes. La diferencia es que, en la Gran Bretaña, la BBC se financia con un impuesto especial a los que tienen televisión y, en la Unión Americana, PBS se mantiene mayoritariamente de donaciones y venta de artículos (sólo 24% del financiamiento proviene del subsidio del gobierno federal).

Pero aquí en México, todo indica que la nueva cadena pública se financiará con los impuestos de la gente y, además, que continuarán al aire la gran cantidad de canales de otras instituciones públicas que también le cuestan al contribuyente. Yo me pregunto: ¿por qué no consolidar todos los canales públicos que hoy existen en uno solo? ¿Por qué mantener muchos canales que pocos ven y que compiten entre ellos? ¿De verdad se justifican los canales 11, 22, de la UNAM, del Congreso, del Poder Judicial y de los gobiernos estatales?

Hacer buena televisión cuesta mucho dinero. En este sentido, es una mala decisión tener tantos canales públicos que, si se consolidaran en uno solo, con una red nacional, tendrían más recursos para producir mejores contenidos.

Finalmente, por lo que toca a la decisión de pasar al Canal 11 al mando de la Secretaría de Gobernación dentro de un organismo a cargo de un funcionario que antes trabajaba en el Cisen, el órgano de inteligencia del Estado, y que al parecer no sabe nada de la producción de contenidos televisivos, pues me lleva a pensar que la nueva cadena tendrá un fuerte componente político. Ojalá los contenidos noticiosos y de análisis sean lo "plurales, independientes, objetivos y veraces" que prometió el Presidente en el anuncio sobre la ampliación de la cobertura del 11. En este sentido, bienvenida la competencia. En los hechos veremos si el gobierno federal hace televisión de calidad con el dinero de nuestros impuestos.

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