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Carta de viaje
Milenio

A mediados de los 90, el Patronato para la Cultura y las Artes de Oaxaca tuvo la iniciativa de repatriar los restos de Díaz. En ella confluían varios intereses, entre ellos los de Televisa, pero la iniciativa no tuvo éxito, básicamente porque no contó con el apoyo del gobierno del presidente Zedillo. Así lo recuerda una nota ya vieja titulada “Los restos de Porfirio Díaz generan polémica” (MILENIO, 18-11-2008). “Más allá de la polémica”, dice, “que pueda suscitar la sugerencia que periódicamente resurge de la repatriación de los restos del presidente Porfirio Díaz, que descansan en el panteón de Montaparnasse, en París, algunos historiadores plantean que México debe reconciliarse con este personaje central en la historia del país”. La nota cita en ese sentido las opiniones de Andrés Lira, ex director del Colegio de México; Gisela von Wobeser, directora de la Academia Mexicana de la Historia; Cristina Torales, directora del Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana. También menciona que en aquel patronato estaba entonces José Manuel Villalpando, quien “realizó los estudios históricos para sustentar el regreso del militar”.
Villalpando tiene, como es sabido, un interés profesional por los cadáveres. En los 80 exhumó en París los restos del general Almonte para ver si ahí yacían los de su padre, José María Morelos, que están desaparecidos (hay incluso un video donde aparece el cadáver bien embalsamado de Almonte, la piel morena, el bigote negro, el paño azul y los botones dorados de su uniforme de general, pero sin los restos de Morelos). Más tarde, en los 90, también en París, consiguió el acta de defunción de Díaz (por él conocí el parte médico de los doctores que trataron su cadáver con sales de alúmina, pues don Porfirio fue asimismo embalsamado, bajo su espada de general y la bandera de México). En París están también, por cierto, los restos de Limantour (en Montmartre) y Landa y Escandón (en Père Lachaise), y allá creo que también están (¿o en Biarritz?) los restos de otro ex presidente, Francisco León de la Barra.
Mi opinión es que todos están bien donde están, como también estaban bien los restos de los héroes de la Independencia, que han sido desplazados sinsentido por las calles de la capital de México. Importan sus vidas, no sus restos. Sus restos no agregan nada al conocimiento de sus vidas.
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