septiembre 19, 2010

La nueva encrucijada del Partido Acción Nacional

La Redacción
Leticia Robles de la Rosa
Excelsior

El relevo de César Nava tendrá que ser el árbitro rumbo a 2012. Arranca festejo por 71 años de la fundación del albiazul

CIUDAD DE MÉXICO, 19 de septiembre.- Fundado en 1939 para frenar el crecimiento de la izquierda de Lázaro Cárdenas del Río en el poder político del país, el PAN llegó a sus 71 años con un rostro tan pragmático que en 2010 recurrió a la izquierda para frenar el ascenso electoral de su enemigo histórico: el PRI, y evitar así regresarle la banda presidencial en dos años más.
Considerado durante medio siglo como la única oposición del Partido Revolucionario Institucional, pero con escasos recursos económicos y humanos que casi era un partido en la clandestinidad, el panismo es desde hace una década el partido en el poder federal, con acceso a recursos, información e influencia que antes le eran exclusivas al priismo.

Y con ello acarreó en su interior los problemas inminentes de un partido en el poder: militancia por conveniencia y no por convicción, cuotas de poder y no retribución a talentos mostrados, grupos antagónicos y no la unidad como fórmula de fortaleza; el uso del corporativismo y el clientelismo, más que el convencimiento del electorado, y el pragmatismo más que los principios.

Así, con el PAN en el gobierno federal también llegaron casos inéditos en su historia, como el tener un alcalde actor; un grupo de regidores que mataron a una de sus compañeras; servidores públicos federales corruptos con compras de toallas a cuatro mil pesos, venta de favores a empresas farmacéuticas; gobernadores con excesos como comprar un helicóptero para pasear a la novia; la conquista de líderes sindicales con el regalo de diputaciones federales y los pleitos internos entre sus grupos por la visión de gobierno, junto con la represión a la disidencia.

Pierde impacto electoral

En contraste, su arribo a la Presidencia no significó mejora electoral, pues desde el 2000, año en que Vicente Fox sacó al PRI de los Pinos, el partido ha perdido ocho gubernaturas: Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Yucatán, Nayarit, Aguascalientes, Tlaxcala y Chiapas; sólo ha ganado una, Sonora y en coalición con el PRD logró el triunfo en Oaxaca, Sinaloa y Puebla.

Además, perdió la hegemonía electoral en el llamado corredor azul del Estado de México y hace dos meses perdió absolutamente todas las presidencias municipales y la mayoría absoluta del Congreso estatal en Baja California, que por cierto fue el primer estado que gobernó.

Desde la ultraderecha o desde las posiciones más moderadas, las críticas al uso pragmático y al afán de impedir la crítica del poder son constantes y se realizan en corto y públicamente. Manuel Espino, Javier Corral, Santiago Creel, Ricardo García Cervantes, Alejandro González Alcocer, quien por cierto es igual que Felipe Calderón, uno de los herederos activos de los fundadores del PAN, han expresado en varias ocasiones los disensos con las decisiones asumidas por la dirigencia nacional del partido y por las instancias de gobierno federal.

Con estas características, el PAN arranca esta semana los festejos oficiales por su 71 aniversario, pero también la carrera por su presidencia nacional, donde por tercera ocasión consecutiva las posiciones de quienes se dicen calderonistas y de los que se oponen al poder aplastante del Presidente de la República sobre el partido se enfrentan en busca de los votos.

Los panistas registraron hace sólo 13 meses un momento de división tan crítico, luego de la derrota electoral de julio del 2009 y la renuncia de su presidente nacional, Germán Martínez, que el propio presidente Felipe Calderón debió convocar a los disidentes y a varios de sus seguidores a una cumbre a puerta cerrada en el Estado de México, para tratar de superar la división, pero a partir de pedir el respaldo unánime a su entonces candidato César Nava.

El ejemplo democrático

Caracterizado desde su fundación por ser un ejemplo del ejercicio de elecciones democráticas en su interior, como parte de sus afanes por demostrarle al PRI que el juego limpio también genera triunfos en el poder, el PAN no ha estado exento de rebeliones internas que le han acarreado escisiones importantes; una de las más significativas fue a finales de los ochenta y principios de los noventa, que llevó a la salida de su ex presidente nacional Pablo Emilio Madero.

En 2002 registró el primer proceso de sucesión interna ya como partido en la Presidencia de la República, y aunque el entonces mandatario federal Vicente Fox apoyó abiertamente a su amigo Carlos Medina Plascencia para lograr el triunfo frente a Felipe Bravo Mena, quien iba por la reelección, la fuerza de las familias tradicionales panistas ratificaron a Bravo Mena y demostraron que su dinámica interna seguiría como siempre, en función de los intereses de lo que los poderosos panistas consideraban mejor para el partido.

Para la salida de Bravo Mena, Carlos Medina Plascencia volvió a competir, y esta vez lo hizo frente a Manuel Espino, representante de uno de los grupos de ultraderecha histórica del PAN, y nuevamente fue derrotado, por la decisión mayoritaria del Consejo Nacional, que a final de cuentas impuso su decisión a Vicente Fox, quien en la última recta del proceso interno respaldó a Espino.

Ganan Los Pinos

Bravo Mena logró para el PAN el triunfo presidencial y el poderío en el Estado de México, mientras que Manuel Espino obtuvo la primera minoría en Cámara de Diputados y el Senado de la República, así como la victoria de Felipe Calderón en la Presidencia.

Pero para el tercer proceso de sucesión interna como partido en la Presidencia de la República, al concluir el periodo de Manuel Espino en 2007 la dinámica en el Consejo Nacional se modificó y, por primera ocasión, el candidato del Presidente de la República logró los votos suficientes para imponerse.

De acuerdo con los relatos periodísticos de ese momento, que no registraron desmentidos o aclaraciones, Germán Martínez contó con el respaldo del entonces naciente grupo de los calderonistas, que había logrado la hegemonía en la composición del Consejo, por encima de las familias tradicionales del partido.

Pero el respaldo presidencial y el arropamiento del grupo calderonista no fue suficiente para que Germán Martínez rindiera las cuentas electorales que le urgían al gobierno federal. Sólo le ganó al PRI el estado de Sonora y perdió el resto de las gubernaturas en disputa, incluidas las de San Luis Potosí y Querétaro, donde eran gobierno, y además, perdió la mayoría en San Lázaro y colocó en desventaja legislativa a Felipe Calderón.

Germán Martínez renunció de inmediato y eso evidenció las diferencias internas.

Los escenarios

“La imposición de candidatos cultivó innumerables discordias e inconformidades en la militancia, provocó gran desánimo en las campañas y en el peor de los casos, ocasionó la renuncia de destacados panistas, como la de Sergio Estrada Cajigal Ramírez, panista de 24 años, primer alcalde de Cuernavaca y primer gobernador panista de Morelos; de Jorge Lozano Armengol actual presidente municipal de San Luis Potosí; de Eugenio Govea Arcos, panista de 15 años, actual senador también de San Luis Potosí; de Marco Antonio Rodríguez Hurtado, alcalde de Tlalnepantla en el estado de México; de Fernando Garza Martínez ex presidente municipal de Guadalajara, además de otros muchos militantes panistas, que se sintieron defraudados por las nuevas prácticas panistas”, acusó en ese entonces el senador Marko Cortés.

“No estoy en contra de nadie. Estoy en contra de prácticas excluyentes, segregacionistas, de cerrazón, de estrechez en la entrada al partido, que por su puesto tiene que ser un ingreso por convicción y no por el beneficio efímero del poder. Es importante la reflexión y la rectificación, no puede ser que con el cambio de una o varias personas queda arreglado el mundo”, aseguró en su momento el senador Ricardo García Cervantes.

Pero la decisión por César Nava se impuso y aun en contra del sentir de la militancia tradicional, con ayuda del Partido de la Revolución Democrática (PRD) lograron el triunfo en Oaxaca, Sinaloa y Puebla, pero perdieron Tlaxcala, Aguascalientes y la local completa de Baja California.

A partir de esta semana el PAN buscará a su nuevo dirigente nacional de entre Gustavo Madero, Francisco Ramírez Acuña, Blanca Judith Díaz y Cecilia Romero, aunque las cartas calderonistas parecen favorecer a Madero.

Gustavo Madero
El bárbaro del norte

Bromista perpetuo, pero siempre dispuesto a cerrar filas con el gobierno de Felipe Calderón, Gustavo Madero busca convertirse en el presidente nacional del PAN con la apuesta a su disciplina institucional que lo ha llevado a ocupar cargos de alta responsabilidad para el Presidente de la República, a pesar de no pertenecer a su grupo político.

Heredero de la familia de Francisco I. Madero y su hermano Gustavo A. Madero, el senador panista desarrolló su actividad política en su estado natal Chihuahua, en una génesis centrada en el mundo empresarial.

En los ochenta fue parte de los llamados Bárbaros del Norte y siempre se mantuvo cerca del grupo de Francisco Barrio, con quien trabajó como director general de Planeación y Evaluación.

Durante su paso en la Cámara de Diputados conoció a Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón, de quien se hizo muy amigo.

Fue Margarita Zavala quien le presentó a Felipe Calderón hasta 2003, pero más allá de los lazos de amistad con Margarita Zavala, no desarrolló un trabajo con el grupo cercano de Calderón.

Cuando Francisco Barrio declinó participar en el proceso interno de elección del candidato presidencial para las elecciones de 2006, Madero decidió trabajar por la candidatura de Calderón en Chihuahua, donde compitió por el Senado.

Arrancó su labor en el Senado como presidente de la Comisión de Hacienda, posición desde la cual le tocó parte de la negociación de la reforma hacendaria de 2007, pero fue hasta junio de 2008 cuando su poder aumentó al coordinar la bancada. Operó la reforma petrolera.

Se convirtió en presidente del Senado y luego de la Junta de Coordinación Política; renunció a la coordinación para competir por la presidencia nacional del partido.

Francisco Ramírez Acuña
Contrapeso y equilibrio

Tan cercano al presidente Felipe Calderón que el 30 de mayo de 2004 lo destapó como candidato del PAN a la Presidencia de la República, Francisco Ramírez Acuña es ahora visto también como una opción que puede lograr equilibrio de fuerzas en el partido por quienes no pertenecen al grupo calderonista, entre ellos Santiago Creel Miranda.

Ramírez Acuña fue amigo de don Luis Calderón, padre de Felipe Calderón, y su relación con la familia del Presidente fue tan cercana, que cuando Luisa María, hermana de Felipe, fue a estudiar al Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidentes (ITESO) de Guadalajara, don Luis se le pidió que la cuidara.

Diputado federal por mayoría, Ramírez Acuña fue el primer secretario de Gobernación, de Calderón, posición a la cual renunció para ser sustituido por el amigo del Presidente, el extinto Juan Camilo Mouriño.

Ramírez Acuña protagoniza un alejamiento político de trascendencia estatal con su antecesor en el gobierno de Jalisco, el ahora senador Alberto Cárdenas, y desde su arribo al poder estatal su grupo ha logrado prácticamente todos los triunfos electorales a escala local y nacional.

Desde julio pasado, Ramírez Acuña comenzó a ser visitado por diversos militantes para solicitarle que compitiera a la presidencia nacional del PAN, incluso frente a César Nava, en caso de que decidiera reelegirse, pero ahora tendrá en Gustavo Madero a uno de sus fuertes competidores.

Creel, ex secretario de Gobernación con Vicente Fox y ex coordinador de los senadores panistas, informó que su respaldo y trabajo político en el proceso de sucesión interna están con Francisco Ramírez Acuña, a quien considera un hombre de alto talento político.

Blanca Judith Díaz Delgado
Con arrastre popular

Blanca Judith Díaz Delgado es una panista que goza de una popularidad tan fuerte en Nuevo León que sólo puede compararse con una dirigente de izquierda en el centro o sur del país.

Sin pertenecer a los grandes grupos de poder panistas, Blanca Judith se ha abierto espacio en el partido con base en arrastre popular que tiene en Nuevo León.

Le ganó al PRI la senaduría, y desde ahí, se colocó en posiciones de decisión en el PAN, al grado de que fue candidateada para sustituir a José González Morfín, en la secretaría general, pero ella prefirió competir por la presidencia del partido.

Nació en el Distrito Federal, pero a los dos años se fue a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Es la cuarta de ocho hermanos e hija de un pastor de la Iglesia evangélica, y su mamá fue maestra de primaria y concertista.

Aunque la vida le puso varias veces retos, el pasado no parece hacer estragos en el ánimo de esta senadora, en su niñez fue víctima de abuso sexual y también sufrió violencia intrafamiliar.

Su primer contacto con los problemas de la gente en Nuevo León fue en las filas de Leche Liconsa, donde estaba todas las mañanas como ama de casa, donde sabía compartir conflictos, como la violencia y la discriminación, pues ella misma y su familia fueron aislados por profesar una religión diferente a la católica.

Fue ama de casa durante 13 años, y decidió modificar su destino al ingresar a la Universidad Autónoma de Nuevo León a estudiar Comunicación, y lo hizo con su segundo hijo en brazos; convertirse en profesionista no la alejó de sus deberes de esposa, y mientras concluyó la carrera fue madre dos veces más.

Su historia le permite contar, como pocos panistas, con un arrastre social natural.

Cecilia Romero
El ala dura del partido

Ubicada como una militante de poder dentro del PAN desde hace 27 años, a partir de su activismo en organizaciones civiles de perfil conservador y religioso, Cecilia Romero es amiga del presidente Felipe Calderón.

Su influencia en el partido es de tal magnitud que sus lazos familiares políticos con César Nava y su amistad con Felipe Calderón avivaron las versiones extraoficiales panistas de que Nava debe a ella su ascenso en el primer círculo del Presidente.

Romero fue fundadora y presidenta en dos ocasiones de la Asociación Nacional Cívica Femenina (Ancifem), considerada una organización civil de ultraderecha, y que desde su arribo a las filas del PAN, en 1981, le arropó de un poder que la llevó casi de inmediato a una diputación.

En los noventa se convirtió, junto con otros grupos de extrema derecha, en los principales opositores de los llamados panistas tradicionales, entonces encabezados por José Ángel Conchello, quien los consideraba como un grave problema para el panismo, por el radicalismo.

De hecho, en un artículo escrito en el Unomásuno, Conchello explicó que sus compañeros panistas le habían advertido del radicalismo de los ultraderechistas y le pidieron que tuviera cuidado, pues eran capaces de matar, a lo cual el panista agregó en ese artículo su confianza de que eso no sucediera.

Incluso ahora una de las versiones en torno a la repentina decisión de que César Nava no repitiera como presidente del PAN se basan en las protestas que Cecilia Romero y los grupos ultraconservadores hicieron llegar a Calderón.

La ex senadora arrancó desde hace dos semanas su activismo con integrantes del Consejo Nacional del PAN en busca de presidir el panismo.

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