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Investigador del CIESAS
El Universal

Al terminar la conflictiva sucesión presidencial de 1988, el PRI, que había sido vapuleado por la candidatura común de Cuauhtémoc Cárdenas que sostuvieron 4 partidos políticos, se dio a la tarea de arreglar las reglas de competencia. La pluralidad, que ya era una realidad para ese momento, no tenía canales adecuados para expresarse libremente. En la lógica gubernamental había que generar nueva legitimidad para los instrumentos electorales, para lo cual se creó el IFE y se hicieron otras modificaciones en la dinámica de organizar comicios; no se perdió el control de los organismos electorales, pero se estrenó un nuevo marco institucional. Lo que se tenía claro en el salinismo era que la amenaza que produjo la candidatura de Cárdenas no se repitiera. Para ello, en la reforma de 1990 se establecieron candados y obstáculos en la formación de alianzas y coaliciones y, además, se estableció un artificial sistema de mayorías para que el partido dominante, en ese momento el PRI, no tuviera problemas para formar una mayoría.
La historia de las reformas electorales de los últimos 30 años está repleta de esta lógica: abrir algunas partes del sistema, pero mantener el control; controlar los daños, es decir, la caída del voto priísta, por la vía del ajuste a las reglas del juego para mantener las ventajas. Exactamente en eso piensa Peña Nieto al impulsar los cambios al Código Electoral del Estado de México, que ya se ganó el apodo del Góber Miedoso. La defensa del PRI dice que la misma reforma la han tenido más de 20 estados, como en Guanajuato, en donde el PAN hizo una operación similar. Mal de muchos...
El 2012, para el PRI y su posible candidato, pasan por el triunfo de las elecciones locales en el Edomex el 3 de julio de 2011. La experiencia exitosa de las alianzas este año entre PRD y PAN en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, fue como una pesadilla para los priístas. La posibilidad de que se repitan estas experiencias en 2011 ha llevado a elaborar una estrategia que se inició con la descalificación en el Quinto Informe de Peña Nieto, luego, en la contrarreforma electoral que desapareció las candidaturas comunes y redujo el tiempo de campaña, entre otras modificaciones que benefician al partido gobernante en la entidad más poblada del país. Con estos movimientos y los que sigan, queda establecido que el PRI está dispuesto a regresarnos en el tiempo de las contrarreformas para volver a Los Pinos en el 2012. Ya Beatriz Paredes dijo que promoverán la “Ley Peña” a nivel federal.
Esta contrarreforma, que restringe derechos y posibilidades para beneficiar al partido gobernante y a los intereses de Peña Nieto, fue aprobada además del PRI, por el PVEM (que la promovió), Nueva Alianza y Convergencia, y votaron en contra el PRD, el PT y el PAN. La siguiente fase de esta historia tiene que ver con el litigio que se dará en el espacio jurisdiccional. Los opositores a la reforma han señalado que la impugnarán ante la SCJN.
En estos momentos la posible alianza es sólo una idea que todavía no se concreta. Hay que señalar que las alianzas PRD-PAN tienen no sólo a los priístas en contra, sino también a grupos internos dentro de cada uno de los partidos. El panorama más complicado parece estar en el PRD, en donde varios grupos y corrientes abiertamente se han opuesto a la posibilidad de una alianza con el panismo. En el blanquiazul también hay algunas voces en contra de las alianzas con el perredismo. En caso de que la contrarreforma siga vigente, la polémica alianza opositora tendría que hacerse mediante una coalición, figura que obliga a un programa común y restringe el número de representantes, así como el financiamiento, pero al mismo tiempo, abre el reto de hacer un programa de gobierno que supere la fase electoral y establezca un proyecto para gobernar el estado de México.
La historia de la elección en el Estado de México sólo está en la etapa de preparación; ya se modificaron las reglas, pero falta casi todo por definirse…
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