septiembre 24, 2010

Populismo tributario priista

Francisco Martín Moreno
Escritor
fmartinmoreno@yahoo.com
Excélsior

Si el PRI realmente quisiera dar un paso al frente para fortalecer las finanzas públicas y proteger a quienes menos tienen, se debería generalizar, en términos absolutos, el IVA.

Para Alberto López de Nava.

Cuando el PRI propone bajar un punto del IVA de 16 a 15%, en realidad, no está sino cayendo, una vez más, en una actitud populista que demuestra su incapacidad permanente y anacrónica de aprender y de enfrentar la realidad de nuestro país. Es falso, a todas luces, que la razón para proponer la reducción del IVA descanse en los subejercicios presupuestarios del gobierno de Felipe Calderón. Si bien es cierto que estos se han dado, todavía no concluye el ejercicio fiscal, por lo que la posición política del PRI sólo puede responder a un propositivo electorero, vulgar y antipatriótico.

Si el PRI, el que se dice un instituto político moderno que ha dejado atrás la charlatanería y la verborrea, realmente quisiera dar un paso al frente para fortalecer las finanzas públicas y proteger a quienes menos tienen, se debería generalizar, en términos absolutos, el IVA, de tal manera que ya no hubiera contribuyentes exentos en medicinas y alimentos. De esta suerte no sólo se evitaría ya que el fisco tuviera que devolver a las grandes empresas enormes cantidades mensuales que sangran las arcas nacionales, sino que se cancelaría uno de los más populares deportes mexicanos, como sin duda lo es, la evasión tributaria. La recaudación federal aumentaría sustancialmente con la generalización del IVA, sin lastimar a millones de mexicanos que compran sus comestibles en los mercados sobre ruedas y reciben sus medicinas en el Instituto Mexicano del Seguro Social.

Si el PRI contemplara el futuro con audacia se debería aumentar el IVA hasta 23%, incluyendo obviamente medicinas y alimentos, para que, con dicho incremento tributario se pudieran derogar los impuestos a las nóminas, uno de los grandes obstáculos para la contratación de trabajadores formales que implican cargas para los empresarios que pueden llegar hasta 50% del sueldo del empleado. Si se eliminaran los impuestos a las nóminas se asestaría un golpe directo a la informalidad, puesto que sería muchísimo más barato crear una plaza de trabajo legal. Se permitiría extender el seguro de invalidez y de vida a 41 millones de trabajadores en comparación con los 14 millones que hoy lo disfrutan; millones de trabajadores, ya incorporados a la formalidad, podrían disfrutar los beneficios del Infonavit; se protegería a todos los trabajadores asalariados con un seguro de desempleo; se lograría la legalización de cientos de miles de empresas pequeñas que ya podrían acceder al crédito y a la banca; se incorporarían 26 millones de trabajadores al sector formal con las consecuentes ventajas en el ahorro nacional a través de las Afores. En síntesis, al anular el costo de contratación legal de los trabajadores se disparará el empleo, se incrementará el ahorro con sus enormes beneficios a través de las cuentas de Afore. Que el incremento del IVA a 23% creará una burbuja inflacionaria, es absolutamente cierto, sólo que ésta durará un año y las ventajas que se desprenderán de esta medida durarían para toda la vida protegiendo valientemente a quien no tiene.

A quién quiere engañar otra vez este priismo tramposo que parece no haber aprendido nada, nada, de nada.

Por si lo anterior fuera insuficiente el PRI también tendría que saber y entender que el famoso Seguro Popular no sólo implica una duplicación en el otorgamiento de servicios de salud pública que implica más burocratización, sino que además beneficia a muchos trabajadores informales dedicados a la piratería y al contrabando que enajenan sus productos en plena vía pública. Dichos comerciantes tan ilegales como indeseables, se encuentran dados de alta, como desempleados, en el Seguro Popular, para tener la protección de la Secretaría de Salud. Ahora resulta que un sujeto que se dedica al contrabando, que lastima al fisco y a las empresas mexicanas, que ayuda a la creación de empleos en otros países, que no paga impuestos por las operaciones mercantiles que lleva a cabo, un delincuente vulnerable en diversos aspectos de su quehacer económico, es premiado por el gobierno federal con el seguro de gastos médicos para él y para su familia entre otros beneficios. Es rentable vivir en la economía informal por todos los privilegios que esto reporta.

El IVA generalizado es la gran solución, no sólo de cara al incremento sensible de la recaudación por haber evitado lagunas, sino porque al hacerse el fisco de más recursos, obviamente podrá enfrentar con más éxito sus objetivos de desarrollo social. Un fisco fuerte tiene evidentemente mucha más capacidad para rescatar de la miseria a los millones de mexicanos que penosamente subsisten en la marginación, que un fisco que únicamente recauda 9% del PIB. Un fisco fuerte cuenta con más presupuesto público para construir más obras de infraestructura, dotar con más y mejores servicios a la comunidad, más y mejores sistemas de impartición de justicia, más solidez institucional, más y mejor educación, más democracia, más desarrollo político, más certeza y oportunidades de negocios para los inversionistas nacionales y extranjeros, más posibilidades de abrazar más proyectos sociales, culturales y económicos y a la inversa.

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