Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario, SC
El Universal

El escándalo de estos días: la adquisición de un departamento de casi 400 metros en el piso 13 de una torre ubicada en Rubén Darío, quizás la avenida más cara de México, por una tercera parte de su valor comercial, ha querido ser explicado a partir de un “ofertón”. César Nava habría logrado tocarle el corazón a los usualmente insensibles desarrolladores inmobiliarios, en este caso de Residencial Fundición, para que le vendieran ese departamento de lujo en siete millones de pesos, con lo que se habría ahorrado unos 18 millones. Como diría el inefable Vicente Fox: “¡Que se lo crea su abuela!”.
Pero eso no es todo, habría que agregarle el costo de decorarlo y el del mobiliario, y los gastos del fiestón “de rigurosa etiqueta” del sábado pasado en el piso 51 de la Torre Mayor, con el que celebró su boda… y los de la luna de miel en las islas Fidji, con escala en Nueva York… y la pensión alimenticia para los tres hijos de su primera familia, la que formó con Covadonga Baños Ardavín.
¿De dónde saca tanto dinero el todavía presidente del Partido Acción Nacional? ¿Heredó de alguna tía rica? ¿De su paso por Pemex, como abogado general, como afirman unos? ¿De gestiones extraoficiales mientras fue secretario particular del presidente Felipe Calderón? ¿De alguna ayudadita a Inmobiliaria Brom que le permitió aumentar pisos a su torre y, por ende, sus ganancias? ¿De “guardaditos” exentos de comprobación de la presidencia del partido? Lo que es evidente es que no encontró forma de justificar la adquisición de semejante propiedad en su valor real y tuvo que inventar el cuento de la ganga.
En El Yunque, la ultraderecha al poder, Álvaro Delgado identifica a César Nava Miranda, su padre recientemente fallecido, como uno de los dirigentes de organismos de la ultraderecha en México, y al propio recién casado como integrante de esa organización clandestina. ¡Así se las gastan los nuevos meones de agua bendita!
Los panistas no han resistido la prueba del poder y si en otro tiempo los políticos priístas se jactaban de que “les había hecho justicia la Revolución”, ahora a los “místicos del voto” les está haciendo justicia la alternancia. Baste recordar a “la pareja presidencial” de Vicente Fox y Martha Sahagún y a los muchachos Bribiesca, al gobernador Armando Reynoso Femat de Aguascalientes, a Emilio González Márquez de Jalisco y a innumerables alcaldes, sobre todo del llamado “corredor azul” en el estado de México, que se han despachado con la cuchara grande.
Detrás de los contratos de obra pública, de las concesiones, de las autorizaciones que se otorgan desde el poder, hay beneficios ilegales; las posiciones importantes se asignan a partir de criterios de militancia o cercanía…
Manuel Gómez Morín, el fundador de Acción Nacional, llamaba a dotar de ética al ejercicio público, a formar ciudadanía, procurar el bien común y privilegiar el interés nacional. Pero en una nueva generación de panistas abundan los frívolos que gustan, como lo hacía Juan Camilo Mouriño, de ostentar sus relaciones con “los dueños de México”, su gusto por los antros de moda y la ropa de marca. No es todo, está también la farandulización de la política. Por eso, en la recepción de la boda se mezclaban lo mismo figurones de la política que figurines del show business. Patylú ya tiene su príncipe azul.
En 2000, el PAN y Vicente Fox tuvieron, para ganar, un arma secreta: el desprestigio acumulado del PRI. Hoy, para regresar, el PRI cuenta con otra arma secreta: las malas cuentas y los escándalos de la nueva clase gobernante, la filocracia.
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