octubre 03, 2010

Yo disculpo, tú disculpas, él ofrece disculpas...

Vianey Esquinca
La inmaculada percepción
Excélsior

Pedir perdón en público se puso de moda en la semana que acaba de terminar; aquí diferentes modalidades y categorías de disculpas.

Habrá sido la alineación de los planetas o el sereno, pero ésta fue una semana de pedir o exigir el perdón público. Ante lo que parece ser una nueva tendencia o moda internacional, la Inmaculada y los investigadores arrepentidos del sagrado corazón del santísimo perpetuo, se dieron a la tarea de catalogar los distintos tipos de disculpas.

La primera categoría conocida como "a toro pasado" es aquella en la que los individuos se dedican a ofrecer disculpas por algo que no hicieron, en lo que no estuvieron involucrados y que generalmente fue tiempo atrás por lo que no está en riesgo su carrera ni su reputación. Suelen tener una motivación política y raramente trae alguna consecuencia seria.

Dentro de esta categoría se encuentra el gobierno de Estados Unidos que a través de su presidente, Barack Obama y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, le ofreció disculpas el jueves pasado al presidente de Guatemala, Álvaro Colom, después que se dio a conocer que los norteamericanos realizaron un estudio entre 1946 y 1948 que infectó con sífilis y gonorrea a unos 700 guatemaltecos, en su mayoría presos, sexoservidoras y pacientes de hospitales siquiátricos.

El investigador que encabezó el estudio ya murió, al igual que el Presidente de ese entonces Harry S. Truman, así que no pasa nada. El mundo tendrá que esperar unos 60 años antes de que algún presidente estadunidense se disculpe por haber invadido Irán con el pretexto de buscar terroristas.

Otro ejemplo de este tipo de disculpas, fueron las que el Secretario de Transportes y Vialidad, Armando Quintero, ofreció en representación del Gobierno del Distrito Federal, al pueblo de México y a las familias de los estudiantes que fueron asesinados el 2 de octubre de 1968.

Quintero no pidió perdón porque el gobierno va a construir otro segundo piso, ni tampoco por la proliferación de los taxis pirata, se disculpó por algo en lo que no tuvo vela en el entierro.

El funcionario también aprovechó la ocasión para exigirle al Ejército, a la Secretaria de Gobernación y al PRI que también se disculparan por la matanza del 2 de octubre.

Este tipo de disculpas entran de la categoría de "sueños guajiros".

Las disculpas de "me agarraron con las manos en la masa" son aquellas en las que ante la evidencia no queda otra que pedir perdón, porque no hay nadie más a quién echarle la culpa.

Este tipo de disculpas se presenta en programas en vivo como fue el caso de la presentadora Sarah Murdoch quien en la final del concurso Top Model Australia, se equivocó y le dio el triunfo a la concursante que no era, para minutos después corregir el error muerta de pena por semejante oso.

Muchas figuras públicas han tenido que dar este tipo de disculpas, porque los han cachado en la movida y aunque hayan negado sus errores en un primero momento, tarde o temprano acaban por pedir perdón.

Otra categoría de disculpas es las "No hay" que son aquellas que aunque se pidan no se darán.

Por ejemplo, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, le adelanté a sus detractores que ni intentaran ofrecerle disculpas, después de que fue retenido por unas 11 horas: "No habrá perdón y se sancionará (a los responsables de la rebelión)".

Finalmente están las disculpas de "dientes para afuera", que son las obligadas por la presión pública.

Dentro de este grupo están lo mismo las disculpas que ofrece la Iglesia católica a las víctimas de los abusos sexuales cometidas por curas pederastas; que las del conductor Esteban Arce o las del presidente de Bolivia, Evo Morales, quienes después de recibir críticas por sus declaraciones homofóbicas contra la comunidad gay tuvieron que retractarse.

Este tipo de categorías sólo arroja una verdad, y es que las disculpas a tiempo, que les llegue directamente a las personas o grupos afectados, con reposición del daño y genuinas están en vías de extinción, si no es que ya desaparecieron.

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