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Interludio
Milenio

Al mismo tiempo, nunca antes se había ridiculizado y escarnecido y denostado tan abiertamente al “Señor Presidente de la República”. Para ser éste el “régimen fascista” que denuncian los trasnochados izquierdosos y para estar gobernados, como dicen, por “la oligarquía” pues entonces nuestros fascistas y nuestros oligarcas bien tolerantes y bien sosegados que son: corre, ve y dile a Fidel (Castro) en sus narices que es un “espurio” o un “pelele” a ver cómo te va; es más, junta a tus fieles en la Plaza de la Revolución de La Habana y arma un numerito de coronación como el escenificó nuestro otro presidente, el “legítimo”, y espérate a que te toquen las durísimas sentencias de cárcel dictadas por los tribunales de un régimen tan represivo y antidemocrático como la peor de las dictaduras de derechas.
Al mismo tiempo, hemos dejado, creo yo, de ser aquel pueblo dispuesto a encandilarse por el caudillo de turno. Adviertan ustedes, para mayores señas, qué rasgos definen mayormente la personalidad del actual presidente de la República y reconocerán a un tipo razonablemente sensato y discreto: nada que ver con esos engallados homólogos suyos de Sudamérica que trabajan, día y noche, para acrecentar su poder personal. Y, por favor, hasta los propios adversarios de Calderón deberán reconocer que el hombre está completamente atado de manos y que sus atribuciones se han visto drásticamente disminuidas por el Congreso. Eso, lo de tener a un presidente de carne y hueso en vez de adorar a un salvador de la patria, eso ¿no es una muestra de desarrollo democrático?
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