jorge.chabat@cide.edu
Analista político e investigador del CIDE
El Universal

La explicación de esta paradoja reside tal vez en que buena parte de los mexicanos sigue viendo a la política como algo personal y no estructural. Es muy probable que el mexicano promedio piense que el origen de nuestros males políticos radica en la falta de valores en la sociedad y no en los incentivos del sistema que propician precisamente que los políticos actúen como actúen. También es probable que más de algún ciudadano piense que la corrupción y la irrresponsabilidad vienen ya en nuestro DNA y que más vale aceptarlo y no luchar contra ello. Y en este sentido, es mejor tener en el gobierno a un partido que sepa manejar la corrupción y no a unos ingenuos que creen que ésta se puede acabar. De hecho, la propaganda del PRI en los últimos años de que ellos “sí saben gobernar” apunta en el fondo a ese tipo de experiencia, la de manejar lo que es inevitable: la corrupción, la ilegalidad, la irresponsabilidad. Incluso quienes sugieren que es posible negociar con el narco tienen la misma perspectiva: pensar que se puede vivir de acuerdo a las leyes es una ingenuidad. Finalmente lo que hace falta es un gobernante que entienda la naturaleza perversa de la política y la sepa “administrar”. En el fondo el voto por el PRI expresa un profundo pesimismo de los mexicanos y el hecho de que simplemente éstos no creen que la democracia es posible. Ciertamente, están hartos de la ineficiencia, la irresponsabilidad y los abusos de la clase política pero no ven ninguna salida a este problema. Incluso compran los argumentos del PRI de que las reformas políticas sólo van a agravar el problema.
Es natural que las burocracias de los partidos políticos hagan todo lo que puedan para mantener sus privilegios a costa de los ciudadanos. En ese sentido, es natural que estas burocracias se opongan a la reforma política. Lo que no es tan natural es que el ciudadano premie con su voto a aquellos partidos que buscan mantener el statu quo. Es simplemente sorprendente que cuando por fin se abre la posibilidad en serio de una reforma política profunda que reduzca la impunidad de los políticos, los votantes fortalezcan con su voto al partido que ha diseñado y sigue apuntalando el sistema político que padecemos. Así no hay forma de que nadie nos ayude…