Marielena Hoyo Bastienproducciones_serengueti@yahoo.comAnimalidades
La Crónica de HoyPRIMERA PARTE
INTRODUCCIÓN.- Antes que otra cosa, permítaseme agradecer la paciente orientación recibida para el entendimiento más amplio del tema que comienzo a tocar este miércoles con miras de acabarlo de abordar en dos más, y que aunque incomprensiblemente resulta poco popular entre el sector de la protección de los animales domésticos, se trata de una situación que requiere entrarle en pleno y para lo cual es básico el conocimiento que nos permita comprender el alcance de las propuestas, enmiendas y posiciones que cada país tiene con respecto a determinadas especies de la vida silvestre, particularmente las que afectan al Reino Animal no humano con el que se comercia. Por ello, aprecio que para la ocasión tanta complejidad me haya sido diseccionada por María Elena Sánchez, Presidenta de la Asociación Civil Teyeliz y Coordinadora de la oficina regional para Centro, Sudamérica y el Caribe del Species Survival Network (SSN), coalición conformada desde 1992 y compuesta hoy día casi por un centenar de ONGs vigilantes de las acciones CITES, de manera que una vez ello pudiera yo tratar de trasmitir lo aprendido de manera más sencilla a los siempre queridos lectores y lectoras asiduos a este espacio, una gran mayoría activos o interesados en la conservación, pues… aunque no es mi intención abrirles un frente más de batalla, sí convencerlos de que debemos colocar las miras de la protección animal mucho… ¡qué digo!… muchísimo más alto de donde ahora las tenemos y por lo que convoco a quienes se sientan con la capacidad de asumir el compromiso, a comenzar por informarse recurriendo a la página electrónica de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), que les abrirá un panorama general sobre el ser y hacer de la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de flora y fauna silvestres, conocida más comúnmente como la CITES, por sus siglas en inglés.
Posiblemente a los expertos en la materia les parezca una exageración lo expuesto, pero sépanse que para el común de los mortales interesados vocacionalmente por la naturaleza, nos resulta enormemente complicado aceptar, para empezar, la necesidad de regular el comercio de VIDA y luego peor, tratándose de la silvestre y todavía más increíble, de la que está protegida. Así que aunque la CITES parezca LA SOLUCIÓN a ese conflicto y muy facilota de entender, no cualquiera puede hacerlo a cabalidad más que nada por los enredijos políticos y académicos, y por las sorpresitas que de repente aparecen en la letra pequeña de los acuerdos de este grupo nacido a iniciativa de 23 países que en 1975 vieron la imperiosa necesidad de regular (que no prohibir, entiéndase, aunque así lo parezca) el comercio de ciertas especies vegetales y animales amenazadas en diferentes grados o en franca vía de extinción, y que actualmente conformada por alrededor de 172 países y dividida operativamente en 6 Regiones (África, Asia, Europa, América del Norte, América Central-del Sur-el Caribe y Oceanía), reunirá a todos sus Estados miembro del 13 al 25 del próximo mes de marzo, para llevar a cabo en el puerto de Doha, Qatar, la llamada CoP 15 o Reunión de las Partes, que para la ocasión presentará a discusión propuestas de gran controversia.
Para esto, debe tenerse en cuenta que la CITES maneja niveles de protección que se conocen como Apéndices, estando incluidas en el I todas aquellas especies clasificadas en peligro de extinción, cuyo intercambio con fines comerciales queda sujeto a una estricta regulación. En el II quedan las especies que no necesariamente están en ese riesgo, pero que de no controlarse su comercio podrían llegar a estarlo, y también se ubican las que presentan similitudes y que descritas como look-alike, son las que de tanto parecerse termina por dificultarse su identificación, por ejemplo, cuando ya en partes pasan por alguna aduana, partiendo de que la Convención considera como espécimen todo animal o planta enteros, vivos o muertos e incluso sus partes y derivados, esto es, productos en bruto o procesados que provengan de una especie regulada. Por su parte, en el Apéndice III quedan enlistadas las especies que decide por su cuenta proteger cada país, requiriendo con ello el apoyo del resto para su conservación.
A petición del Secretariado que dirige la Convención desde su sede en Suiza, cada nación participante debe contar con una Autoridad Administrativa que entre otros puntos queda obligada a preparar los lineamientos de su participación como país en los diversos foros CITES. En el caso de México, que ratificó su inclusión apenas en 1991, tal jerarquía corresponde a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) a través de su Dirección General de Vida Silvestre (DGVS), que cuenta a su vez con la asesoría de una Autoridad Científica, responsabilidad que recae en la CONABIO y sus expertos, y aunque hay más posiciones creo que con estas es suficiente para empezar, tomando en cuenta además que nuestro país pertenece a la Región de América del Norte junto con Canadá y los EUA, algo que no deben apartar de su mente para entender la posición de abstención que pretende mantener ante algunas propuestas que más adelante expondré, porque no quiero terminar esta parte sin citar que para 1997 se conformó para nosotros el Comité Intersecretarial de Seguimiento de la CITES, un ente que a petición del máximo órgano de la Convención se integró con el fin de lograr una armónica y fuertemente participativa intervención de todos los sectores involucrados, entre ellos, las organizaciones de la sociedad civil y los particulares que desde hace aproximadamente 11 años y muy concretamente desde el año 2000 participamos en los Foros de Consulta que dizque según ahora, no cubren los requisitos para denominarse como tales, pero que al fin de cuentas permiten la discusión abierta y la toma de acuerdos en común entre sociedad y gobierno, para que lo que se decida en ese espacio se respete íntegramente ante las CoPs. Y fíjense nada más que bajo el pretexto de dar cumplimiento… les contaba el otro miércoles… a una ley entendida cortamente y a conveniencia, la SEMARNAT de Rafael Elvira pretendía eliminar tan importante espacio ciudadano para acotarlo a un Club de Tobi que no les presentara mayor problema. Sin embargo, ante una fuerte oposición comandada precisamente por la tocaya citada en líneas anteriores, el próximo jueves 25 tendremos nuestra reunión de consulta acostumbrada, para lo cual es menester también agradecer la decidida intervención de Mateo Castillo, titular de la Unidad Coordinadora de Participación Social y Transparencia de la SEMARNAT.
Continuará.