febrero 26, 2010

Truncan sueño reeleccionista de Uribe

La decisión del alto tribunal es inapelable
Por Octavio Pineda / Corresponsal
Reforma

Bogotá, Colombia (26 febrero 2010).- La Corte Constitucional de Colombia rechazó este viernes una ley para convocar un referendo reeleccionista, informó el líder del tribunal, Mauricio González Cuervo.

Por numerosos vicios de trámite, el alto tribunal encargado de velar por la Carta Magna determinó que una nueva reforma a su articulado para permitir una segunda reelección presidencial consecutiva no es posible.

Con esta resolución, el Presidente Uribe no podrá aspirar como candidato para una nueva reelección en los comicios de mayo.

"La Corte Constitucional de la república de Colombia, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución, resuelve declarar inexequible en su totalidad la ley 1354 de 2009, por medio de la cual se convoca a un referendo constitucional", señaló González.

Electo en 2002, Uribe fue reelecto en 2006 por sus logros en seguridad, gracias a una reforma constitucional presentada por el Ejecutivo, aprobada en el Congreso y avalada por la Corte Constitucional en 2005, que entonces aclaró que la reelección presidencial sólo podía darse una sola vez.

En 2008, con el aval de 4 millones de firmas, seguidores de Uribe presentaron al Congreso una iniciativa de ley para convocar a un referendo que preguntaría a los colombianos si estaban de acuerdo en reformar la Constitución para permitir una segunda reelección presidencial consecutiva.

La iniciativa de ley fue aprobada en el Congreso el año pasado, pero había quedado a la espera del aval de la Corte Constitucional.

Entre los diversos vicios de trámite en los que la Corte fundamentó su decisión figuran la violación de topes de financiamiento a la campaña que promovió la iniciativa ciudadana, así como el cambio de la pregunta del texto de referendo en el Congreso.

'Mantras tanto...' por Paco Calderón

La Generación del No

Macario Schettino
schettino@eluniversal.com.mx
Profesor de Humanidades del ITESM-CCM
El Universal

Hace unos días, casi un centenar de personas publicaron un desplegado con el título “La Generación del No”. Con el respeto debido a los firmantes, a la mayoría de los cuales profeso admiración, y cariño personal a algunos de ellos, me parece que se equivocan.

La idea de que se trata de una generación fracasada, me parece, la inició Ciro Gómez Leyva, aunque el epíteto con que titulan el desplegado es de la autoría de Federico Reyes Heroles. Referirse a una generación, si es en el sentido de Ortega y Gasset, que después aplicó con ingenio Luis González y González a nuestro país, tendría que incluir en el calificativo no sólo a los políticos, sino a empresarios, comentócratas, militares y científicos, por lo menos. Ya Felipe Calderón se lo hizo notar a Ciro en una entrevista, y tenía razón.

Pero más allá de esta descripción generacional, el llamado a los políticos para que decidan es un poco extraño. ¿Se piensa acaso que no han decidido por falta de ánimos, por distracción, por simple flojera? Porque si esa falta de decisión corresponde más bien a un problema de fondo, entonces no veo cómo el desplegado pudiese tener alguna utilidad. Y me parece que es éste el caso: la falta de decisiones en México es producto de un problema de fondo.

De acuerdo con los firmantes, hemos dejado de decidir hace 13 años. Me imagino que la última reforma que reconocen es la que creó el IFE, de forma que entendería que se concretan al tema político. Entonces debieron reconocer que además de no tener reformas en esos 13 años, sufrimos una contrarreforma, producto del enojo del PRD después de la elección del 2006. (Seamos justos, varios de los que firman el desplegado rechazaron esa reforma en su momento, y algunos iniciaron un recurso jurídico en su contra.)

Si las reformas a las que hacen referencia no se restringen al ámbito político, sino que incluyen todas aquellas que pudiesen hacer competitiva nuestra economía, entonces habría que analizar por qué éstas no han ocurrido. Y cuando lo hacemos, con una única excepción, veremos que todas las reformas han sido bloqueadas por el PRD, acompañado en varias ocasiones por el PRI, de manera abierta o a trasmano. La excepción es la reforma eléctrica de 1998, que el PAN rechazó. Valdría la pena recordar que en ese mismo 1998 ese partido aprobó la creación del IPAB, que ya era un costo político alto.

Es decir que la Generación del No a que se refieren los firmantes no abarca a todos los políticos. Se reduce a aquellos que, efectivamente, han votado en contra de las reformas o han impedido su presentación durante los últimos 15 años. Trece, pues, si nos quedamos en lo político. No se requiere demasiado esfuerzo para encontrar a este grupo, reitero. Incluye a la casi totalidad del PRD y a una parte del PRI, que hoy coincidentemente es la inmensa mayoría de la fracción parlamentaria de ese partido en la Cámara de Diputados. Son ellos quienes impidieron la reforma fiscal en 2003 y nuevamente en 2009, quienes deformaron la reforma energética, quienes han impedido la presentación de una reforma laboral. No son otros, son ellos.

Queda entonces claro quiénes forman parte de esa Generación del No, de forma que no entiendo por qué no decirlo sin ambages. Si lo que los firmantes desean es un cambio profundo del funcionamiento de nuestra política y nuestra economía, podrían empezar por ser mucho más claros. O es que tal vez no coinciden con esta secuencia lógica, y podrán entonces dar ejemplos que demuestren mi equivocación. Porque puede uno culpar a Vicente Fox y a Felipe Calderón de muchísimas cosas, pero la responsabilidad de que no hayamos hecho las reformas que tanto necesitamos no termina en ellos. Ni siquiera, me parece, tienen parte relevante de ella.

Reitero que el problema es la incapacidad de salir de esa forma de pensar que llamamos nacionalismo revolucionario, que se refleja en no poder explotar el petróleo como país civilizado, ni poder cobrar impuestos como es debido, ni destruir el corporativismo obrero, ni terminar con los subsidios a los campesinos, ni meter en orden a la educación pública, hasta los más altos niveles. Esta mentalidad se mantiene en el PRD y en buena parte del PRI. Y es eso lo que ha impedido las decisiones. No la buena o mala fe de un grupo generacional de políticos. Hay que llamar a enterrar la Revolución, dejémonos de subterfugios.

El nuevo club de países latinoamericanos

Andrés Oppenheimer
El Informe Oppenheimer
Reforma

La reciente cumbre de países latinoamericanos y caribeños realizada en Playa del Carmen, México, decidió crear un nuevo bloque regional que excluirá a Estados Unidos y Canadá, en lo que muchos medios internacionales calificaron como un acto de abierto desafío hacia Washington.

Pero existen tres razones importantes para creer que, pese a las aseveraciones de Venezuela y sus satélites de que el grupo reemplazará a la Organización de Estados Americanos (OEA) y se convertirá en frente contra la política exterior estadounidense, la nueva asociación regional será algo muy diferente.

En primer lugar, muchos de los 32 países que participaron de la cumbre del 22-23 de febrero están atrasados en sus pagos anuales a las Naciones Unidas, la OEA y otras instituciones internacionales, y lo que menos quieren es crear una nueva burocracia.

El Presidente mexicano Felipe Calderón, que presidió la cumbre, dijo que el nuevo grupo -provisionalmente llamado Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe- será un "mecanismo" para discutir asuntos políticos y económicos a nivel latinoamericano, que no intentará reemplazar a la OEA.

Rafael Fernández de Castro, el principal asesor de Calderón en política exterior, me dijo en una entrevista que el nuevo grupo será una cumbre "flexible" que se reunirá anualmente o cada dos años, pero que probablemente no tendrá un edificio propio, ni personal permanente.

Más bien, cada país sede de la próxima cumbre presidirá el grupo por uno o dos años, y proveerá el personal para preparar la siguiente reunión, explicó.

"México considera que no es necesario constituir un organismo, ni crear un acuerdo vinculante", dijo Fernández de Castro. "No queremos gastar dinero en estructuras que consideramos innecesarias".

Entonces, ¿qué será este grupo?, le pregunté.

La idea es reducir -no aumentar- el número de cumbres regionales, respondió.

Mientras que ahora hay dos cumbres anuales que reúnen a los líderes latinoamericanos y caribeños sin la presencia de Estados Unidos, Canadá y España -la Cumbre del Grupo de Río, que se centra en temas políticos, y la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), que se ocupa del desarrollo y la integración económica-, el nuevo grupo fusionaría ambas cumbres en una sola, dijo.

Según Fernández de Castro, "esto debería ser como las cumbres de Asia-Pacífico de la APEC, que nadie quiere perderse, porque se tratan temas de importancia para todos".

La segunda razón por la que es probable que la nueva comunidad no se convierta en un foro de discursos antiestadounidenses es que la comisión de cinco países designada para redactar la carta constitutiva del nuevo grupo está integrada en su mayoría por países que no quieren crear fricciones con Estados Unidos.

El grupo de trabajo está compuesto por México, Brasil, Jamaica, República Dominicana y Venezuela, y tendrá que presentar sus recomendaciones a tiempo para una cumbre en Venezuela en 2011 o -más probablemente- para una cumbre en Chile en 2012.

"Hicimos lo que hacen los gobiernos cuando no quieren hacer algo: creamos una comisión", me dijo un Ministro de un país miembro del grupo de trabajo. "Venezuela es la opinión minoritaria dentro del grupo".

La tercera razón es que el Grupo de Río -la base de la nueva Comunidad- será presidido durante los próximos dos años por Chile, cuyo Presidente electo, Sebastián Piñera, asumirá la presidencia el 11 de marzo.

En una entrevista reciente, Piñera me dijo que como presidente del Grupo de Río se propone trabajar duro para fortalecer los mecanismos de defensa de la democracia y los derechos humanos de la OEA, que son anatema para el gobernante venezolano, Hugo Chávez.

Mi opinión: Lo que está detrás de la creación del nuevo grupo regional es un intento de México por recuperar el espacio que ha perdido en Latinoamérica en los últimos tres años, en que Brasil prácticamente eliminó a México del mapa político regional.

Durante los últimos tres años, Brasil ha consolidado a Unasur, el bloque diplomático sudamericano, que de hecho excluye a México. Eso le permitió a Brasil convertirse en el líder indiscutido de América Latina, mientras México estaba dormido, o ensimismado en sus problemas económicos y de seguridad.

Desde el inicio de su mandato, Calderón se ha dedicado a reparar las relaciones de México con Venezuela y Cuba, tal vez para evitar problemas con la izquierda radical mexicana, mientras proseguía con su guerra contra los carteles del narcotráfico, al costo de renunciar a su anterior defensa de la democracia en la región y al protagonismo de México en asuntos latinoamericanos.

Ahora, probablemente sin intención de cambiar su timorata política exterior, México está tratando de crear un grupo regional más amplio, donde tanto Brasil como México puedan ser considerados líderes.

Eso es lo que hay detrás de la nueva comunidad regional latinoamericana y caribeña, más que alguna conspiración secreta para desafiar a los Estados Unidos.

El nuevo frente de Google

Antulio Sánchez
Internet
twitter.com/tulios41
tulios41@yahoo.com.mx
Milenio

Google ha destacado en los más de 11 años de haberse fundado por ser una empresa innovadora, que no sólo es el buscador más exitoso sino que se apresta a devenir en la empresa de contenidos más grande del planeta. Pero a pesar de que los múltiples frentes que abre Google la hacen más susceptible de enfrentar líos con la justicia de diferentes países, ahora acaba de anunciar que se lanza al terreno del servicio de acceso a internet.

Recientemente la empresa de Menlo Park anunció un proyecto de conexión y cableado con fibra óptica (http://goo.gl/V23e) que permitirá la increíble velocidad de 1 Gb por segundo. Por ahora trabaja en una experiencia piloto que alcanza únicamente a 500 mil hogares en Estados Unidos, en donde usará a los cibernautas que tengan dicho servicio para perfeccionar su modelo y estudiar los hábitos de consumo de las personas.

Para quienes tenemos una conexión de dos megas seguramente eso nos parece algo alucinante y para darse una idea de lo que se puede hacer con este ancho de banda pensemos, por ejemplo, que se puede descargar en 40 segundos una película en alta definición, o que son suficientes unas 24 horas para descargarse más de 14 mil películas. Con tal ancho de banda prácticamente se puede garantizar en el futuro la llegada de la televisión de alta definición por internet y el usuario podrá hacerse de cualquier contenido desde su equipo. Así, de paso, Google piensa hacer redituable a YouTube.

Google apuesta por esto porque va a tono con su concepto de neutralidad de la red y no le interesa lo que los usuarios descarguen sino garantizarles un medio para hacerlo. Conexiones de un ancho de banda como con el que ahora experimenta Google no son los únicos, pero alientan a subir materiales y que descargarlos sea algo rutinario y habitual; pero también advierten que mientras unos quieren proteger celosamente los contenidos y ponerle candados al por mayor, otros, como Google, promueven indiscriminadamente la circulación libre de cualquier contenido por redes y servidores, lo que hace necesario debatir sin prejuicio y públicamente sobre los aspectos positivos y negativos que esto conlleva.

La tercera revolución

Francisco Martín Moreno
fmartinmoreno@yahoo.com
Excélsior

No por el hecho de que México haya iniciado el movimiento de Independencia en 1810 y haya estallado la Revolución en 1910, en 2010 nuestro país vaya a vivir una nueva convulsión armada

No creo en el historicismo ni acepto, tal y como ya lo sentenció Karl Popper, la predicción histórica ni “el descubrimiento de los “ritmos”, o “patrones”, las “leyes” o las “tendencias” que subyacen a la evolución de la historia.” Es decir, no por el hecho de que México haya iniciado el movimiento de Independencia en 1810 y haya estallado la Revolución en 1910 (en realidad estalló en 1913 con el asesinato de Madero) en este año 2010 necesariamente nuestro país vaya a vivir una nueva convulsión armada.

Sin embargo, los mexicanos deberíamos aprovechar este momento histórico del Bicentenario para iniciar una “tercera revolución”, pacífica, inteligente, constructiva, útil y metódica en todos los órdenes de la vida nacional. Comenzar tal vez por sentar las bases de una “revolución moral” efectiva. La corrupción es un gigantesco cáncer, cuya metástasis ha alcanzado a todo nuestro organismo y amenaza con extinguirnos y acabar con toda esperanza de evolución. Resulta imperativo intentar una “revolución espiritual” que multiplique exponencialmente el producto per cápita e impida los procesos de resignación y abatimiento. A continuación debemos proceder a ejecutar, sin tardanza y con audacia y talento, una auténtica revolución educativa y cultural liberando a la educación de sus salvajes secuestradores y rescatando los auténticos valores patrios, nuestras auténticas raíces. No podemos diferir ni un momento más la puesta en práctica de una “revolución industrial” que modernice al país y se oriente a abastecer de productos mexicanos al mundo entero y no sólo a Estados Unidos. Diversifiquemos mercados sin descuidar a nuestros socios del TLC. Diseñemos la mejor estrategia para llevar a cabo una revolución política en el entendido de que el modelo actual respondía tal vez a exigencias de la diarquía Obregón-Calles pero que han sido sobradamente superadas por la marcha de los tiempos. Nuestras necesidades tanto políticas, como económicas y sociales son imposibles de satisfacer con los esquemas vigentes que a diario dan muestras de evidente caducidad. Estudiemos las mejores alternativas para instrumentar una “revolución verde” aplicando la ingeniería genética a la mejora de las plantas que nos sostienen. Hagamos una “revolución ecológica” para rescatar a nuestro país de la desertificación que ya alcanza niveles temerarios superiores a 75 por ciento. Propongamos una “revolución de las comunicaciones” que integre al país en materia de infraestructura carretera, aeroportuaria y ferrocarrilera, además de impulsar la unión entre todos nosotros a través de la red de internet, la magia a través de la cual se puede lograr que una enorme proporción de mexicanos nos tomemos de la mano, hablemos el mismo idioma y nos acerquemos para tratar de compartir los mismos objetivos.

Si la corrupción somos todos, al gobierno le corresponde iniciar el largo proceso de renovación moral de la sociedad. La autoridad está obligada a actuar de buena fe y evidentemente dentro de la ley. ¿Quién dará el primer paso para empezar a respetar las reglas que nosotros mismos emitimos para regular nuestro comportamiento ciudadano? La gran purga se impone. ¿Quién debe comenzar a ingerirla? Obviamente los gobernantes deben comenzar por imponer el ejemplo. Lo primero que se pudre del pescado es la cabeza, insiste la legendaria sabiduría china y nuestra cabeza está podrida.

La Iglesia católica se apresta a celebrar, desgraciadamente, el quinto centenario de su monopolio espiritual. De la misma manera en que se ha impuesto el pluralismo político en nuestro país, es conveniente promover el pluralismo espiritual en el México moderno. Abramos con confianza las puertas a todas las iglesias del mundo. Es la hora de la revolución espiritual fundada en la libertad de credos. ¿A dónde va un país que identifica el origen de la injusticia, de la pobreza y de la insalubridad y se resigna rezando para ganarse supuestamente una paz eterna? Es imperativo despertarlos de ese sueño narcotizado, de ese letargo mental, de esa sonámbula resignación. Si pudiéramos convencerlos de las infamias del conformismo. Si el ocio fuera un pecado capital en México, si la miseria fuera una causal de excomunión, tendríamos otro país.

La concentración de la educación y del saber en grupos privilegiados que tienen acceso a las grandes universidades se traduce en la concentración de ingresos que amenaza a nuestro país porque la riqueza, de acuerdo a lo anterior, la detentan unos cuantos.

Nada mejor para celebrar nuestro Bicentenario, no así sólo para conmemorarlo, que instrumentar de manera pacífica, sensata y efectiva, una “tercera revolución” en todos los órdenes de la vida nacional. Precisemos la metodología de una revolución moral, de una revolución espiritual, de una revolución educativa y cultural, de una revolución industrial, de una revolución comercial, de una revolución política, de una revolución ecológica, de una revolución en materia de comunicaciones, finalmente de una “tercera revolución” en la que destaque la inteligencia nacional que en nuestros días nadie encuentra por ningún lado…