marzo 19, 2010

Un silencio estruendoso

Jorge Fernández Menéndez
Razones
Excélsior

Se está preparando la visita de Estado del presidente Calderón a La Habana. Originalmente estaba pensada para abril del año pasado, pero problemas de agenda que se sumaron a la epidemia de influenza A H1N1, así como los desencuentros que se dieron entonces con el gobierno cubano, obligaron a su postergación. Ahora, después de la cumbre de Cancún, todo parece estar preparado para que esa visita se dé durante este año.

El problema es que en Cuba se está viviendo un notable deterioro de la situación económica, social y, sobre todo, política, con una oposición civil más presente que nunca y ante la cual los gobiernos de América Latina, incluido el de México, han tenido una actitud lamentable. No nos engañemos: después de más de medio siglo en el poder, la de Cuba, independientemente del ropaje con el que se vista, es una dictadura cada día menos tolerante con cualquier tipo de disidencia. Es en verdad vergonzoso que en la reciente cumbre de Cancún se le haya aceptado como un régimen democrático, al tiempo que, por ejemplo, se excluía de la organización que se engendró en ese encuentro al nuevo gobierno de Honduras, producto de una elección, esa sí democrática, aunque tuviera el antecedente del golpe de Estado contra Manuel Zelaya.

México se encuentra frente a un dilema que no tendría que ser tan difícil de resolver ante la situación en Cuba. El régimen cubano ha dejado morir de hambre al preso político Orlando Zapata Tamayo al mismo tiempo que se realizaba esa cumbre en Cancún. Zapata no era un terrorista ni había apelado a la resistencia violenta: era un disidente que había sido apresado una y otra vez, y a quien ya en la cárcel se le fue ampliando la condena de forma tal que no pudiera salir jamás de ese encierro. Inició una huelga de hambre con el fin de exigir mejores condiciones para los presos políticos y se le dejó morir. Su lugar lo ocupó otro disidente que ha comenzado a lo largo de los años varias acciones de resistencia civil contra el régimen, el periodista Guillermo Fariñas. Tampoco es un hombre violento, simplemente no está de acuerdo con el gobierno y exige la libertad de 26 presos políticos, de conciencia, ninguno de ellos acusado, tampoco, de acciones violentas contra el régimen.

Esta misma semana, el movimiento de las Damas de Blanco, encabezadas por la madre de Orlando Zapata, una treintena de mujeres, que exigen también la liberación de los presos políticos, realizaron tres marchas. En la primera fueron relativamente ignoradas, en la segunda las rodearon grupos pro castristas y, en la tercera, fueron simplemente hostigadas, reprimidas, golpeadas y detenidas. Todo se hizo abierta y públicamente, como para que no quedaran dudas de la actitud que se adoptará contra cualquiera que se oponga al gobierno de los Castro. Inevitablemente, recordé a las primeras movilizaciones que se realizaron en Argentina con las madres de la Plaza de Mayo, que clamaban por la aparición con vida de sus hijos e hijas, desaparecidos por la dictadura de aquellos años. También fueron reprimidas, en ese caso hasta la muerte de sus fundadoras, pero luego eran hostigadas, agredidas, tildadas de locas. Y terminaron siendo una pieza clave en la destrucción de aquel régimen militar y un ejemplo de dignidad en un momento de profunda decadencia y miedo de la sociedad. Resulta paradójico, pero después del secuestro y el asesinato de un grupo de madres de la Plaza de Mayo, en diciembre de 77, ese movimiento fue, según dijimos, hostigado y reprimido, pero nunca vimos públicamente imágenes de agresión tan abierta como la que atestiguamos esta semana contra las Damas de Blanco.

Y el gobierno de México no dice nada. Se ha limitado a pedirle al cubano que atienda a sus presos. Se podrá argumentar que no podemos quedarnos aislados: que Lula, en una actitud que debería avergonzarlo, simplemente ignoró a los presos y fue displicente ante la muerte de Zapata (aunque ese día estaba de visita oficial en La Habana) y por la huelga de hambre de Fariñas, a la que ridiculizó. Que Chávez obviamente ni se ha referido al tema, ocupado como está en su represión y en la explicación de su patrocinio de las relaciones FARC-ETA. Que Evo Morales no sólo no se opuso sino que importó para su ejército el eslogan del cubano: “Patria o muerte, venceremos”. Pero nuestro silencio, el del gobierno, de los partidos, de las instituciones, termina siendo igual de estruendoso que esas declaraciones de apoyo al castrismo. ¿Esos son nuestros socios, nuestras convicciones?, ¿tanto hemos abandonado los principios?

No nos engañemos: después de más de medio siglo en el poder, la de la isla, independientemente del ropaje con el que se vista, es una dictadura cada día menos tolerante.

¿Sólo fue Maciel?

Esteban Moctezuma Barragán
Presidente ejecutivo de Fundación Azteca
emoctezuma@tvazteca.com.mx
El Universal

Hace más de un año, escribí en este espacio, que los Legionarios de Cristo tenían la oportunidad de reflexionar con humildad, qué aprendizaje podían obtener de su crisis.

Lamentablemente, dejaron pasar el tiempo sin construir un posicionamiento y lo que no dejó de pasar fue una dolorosa e indignante información.

Hemos señalado que la agrupación está integrada, en su mayoría, por personas valiosas, que buscan hacer del servicio su forma de vida y que no son responsables de la conducta de su superior, pero hay un reclamo general de que prestaron oídos sordos a decenas de personas que afirmaban con su testimonio haber sido víctimas de los vicios de Marcial Maciel.

No reaccionaron con prontitud y verdad. No reconocieron que debían mover el espíritu de toda su agrupación y seguidores y no solamente dedicarse al “control de daños”. Por no haberlo hecho, ahora empiezan a surgir voces preguntándose si la conducta reprobable sólo fue de Maciel.

Por negar lo evidente desde años atrás, hoy los Legionarios están llevando una dura penitencia. ¿Qué más quieren que suceda para salir a reconocer categóricamente; a pedir perdón; a tratar de reparar en lo posible el daño, si es que hay forma de hacerlo? ¡Qué bien que todos lo hicieran! porque el silencio fortalece la impunidad. El silencio se convierte en complicidad.

Aceptar la falta a la verdad, de manera pública y de cara a la sociedad, es el primer paso a la sanación. Pero el miedo de hacerlo no es un asunto coyuntural de los religiosos, es condición humana.

La adversidad siempre nos ofrece la opción de claudicar o de crecer y sacar lo mejor de uno mismo.

Quienes defienden la Legión, no son su jerarquía, sino los laicos que se beneficiaron de una buena educación. Ellos señalan que no todo en la Legión es Maciel. Por ello, si no todo es Maciel, deben mostrar de qué está hecha la Legión hoy.

Si reconocen sus errores y actúan en consecuencia, de la crisis podría venir un renacimiento. Porque quien respeta la verdad, a la larga, es quien prevalece.

Lo mismo sucede en el resto del catolicismo. Ante las noticias comprobadas de sacerdotes pederastas, ¿se dirá que son ataques a la Iglesia para desprestigiarla y se ignorarán las evidencias? ¿O se enfrentarán y se actuará en consecuencia?

Si le rascamos un poquito, atrás de los escándalos yace un problema profundo en nuestra sociedad, que todos debemos analizar. Vivimos una cultura equivocada y desviada alrededor del sexo. Una falsa moralidad que debe corregirse porque provoca extremos de cerrazón o irresponsabilidad.

Una de las características humanas más fuerte y esencial, el sexo, es la menos conversada, hablada, divulgada, estudiada en la familia, en la escuela, o en la iglesia.

Y por ser tan importante para cualquier persona, al carecer de mejores fuentes de información, los adolescentes platican y exploran entre sí, con morbo, con desinformación, en el internet, cine, televisión o videos. Y muchos son engañados por adultos que nunca maduraron sexualmente.

Con humildad, la Iglesia debe reconocer que algo se puede aprender de Maciel y de los pederastas: que el actual enfoque de la Iglesia y la sociedad sobre sexualidad debe revisarse a fondo porque está siendo un obstáculo para la armonía, felicidad y espiritualidad de todos.

Se requiere de una nueva educación sexual que reduzca los embarazos infantiles, las violaciones, el abuso y las frustraciones.

Antes que esconder el tema sexual, la Iglesia debe empezar por hablar de éste a la luz de la sabiduría con que Cristo lo hizo. Es tan simple como “regresar a lo básico”.

En vísperas del Gran Colisionador de Hadrones

Gerardo Herrera Corral
gherrera@cern.ch
Investigador del Departamento de Física del Cinvestav del IPN y miembro del SNI Nivel III.
La Crónica de Hoy

El pasado 10 de marzo de 2010 apareció en el periódico de Ginebra Suiza una nota tranquilizadora sobre el proyecto del LHC (Large Hadron Collider o Gran Colisionador de Hadrones) del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN). El periódico 20 minutos, que se distribuye gratuitamente en Suiza y que desde 2004 es el diario que más se lee en el país, publicó una nota anunciando el fracaso de una ciudadana alemana que interpusiera ante la corte de su país una demanda para impedir que el LHC entre en funcionamiento.

Esto ante el temor de que esta maquina produzcan hoyos negros, que un día acabarían por devorar nuestro planeta, no obstante la corte federal dictaminó que “la demandante no proporcionó pruebas concluyentes”. Después de revisar el caso, la corte de justicia alemana consideró que “no es suficiente la desconfianza en las leyes de la física” para proceder con la solicitud interpuesta.

Posteriormente, sin pecar de negligencia, ella misma volvió a presentar la demanda en 2009, con la esperanza de que la delegación alemana que participa en el CERN se retire, obstaculizando de esta manera el desarrollo del proyecto.

El 9 de marzo finalmente la corte rechazó esta nueva solicitud.

Lo anterior se da después de un acontecimiento importante en el CERN, donde el LHC ha dado inicio a su segunda corrida para tomar datos a una energía de 7 Tera electronvolts (TeV). No es todavía la energía para la que el acelerador fue diseñado pero sí es con mucho la más alta jamás lograda.

El objetivo del CERN es hacer funcionar el acelerador por los próximos 20 meses de manera continua, para adquirir una significativa cantidad de datos. Es la primera vez en la historia del laboratorio que se emprende un periodo de operación tan largo.

Con los datos que se podrán tomar durante este tiempo será suficiente para hacer avances significativos en un gran número de temas de interés.

Así por ejemplo, con los datos que se tomara durante estos casi dos años de operación, los experimentos tendrán la sensibilidad suficiente para descubrir partículas supersimétricas. Actualmente los experimentos pueden probar la ausencia de partículas de este tipo con una masa de hasta 400 Giga electronvolts (GeV). Con los datos que se registren se podrán explorar masas hasta los 800 GeV, es decir, se podrán buscar partículas casi 1000 veces más pesadas que un átomo de hidrógeno.

En estas circunstancias, existen buenas posibilidades de que el LHC descubra partículas supersimétricas que tomarían cuenta de una cuarta parte de la masa y energía del universo.

De manera similar podría descubrir nuevas partículas. Algunas de estas quizá muy pesadas y con algunas peculiaridades cuya existencia arrojaría una mirada a la posibilidad de que existan dimensiones extras, es decir, a la posibilidad de que nuestro universo tenga más dimensiones que las que nos son familiares.

También hay una cierta posibilidad de descubrir el Higgs (partícula que los científicos creen dota de masa a las demás) si la masa de éste se encuentra en el valor previsto según los conocimientos acumulados hasta ahora.

Para esto será necesario combinar los datos que se colecten en los experimentos ATLAS (A Toroidal LHC ApparatuS) y el CMS (Compact Muon Solenoid), dos de los experimentos del Gran Colisionador. El Higgs es la partícula que aún no ha sido observada y que es necesaria para explicar el origen de la masa, es decir de la resistencia al movimiento que presentan los objetos.

Después de estos casi dos años de funcionamiento, la máquina se detendrá para hacer los preparativos que le permitan funcionar al doble de la energía, es decir a los 14 TeV para los que fue diseñada.

La probabilidad de producir agujeros negros u otros objetos exóticos como “stranglets” ha sido ampliamente estudiado a nivel teórico y no es, por mucho, la única especulación existente. El carácter destructivo de éstos ya fue advertido con anterioridad.

El profesor de física de secundaria en Honolulu, Walter Wagner, ya había presentado el caso ante la corte de justicia en su país, pero desafortunadamente para el Sr. Wagner, la corte de Honolulu no tiene injerencia en los asuntos de Ginebra, Suiza.

En realidad no tenemos nada de que alarmarnos. Sabemos que aun si durante las colisiones del acelerador se produciesen estos objetos no deberán presentar ninguna amenaza para nuestro planeta.

Desde hace millones de años el universo produce interacciones del mismo tipo y de aún mayor energía que las que se estudiarán de manera controlada en el Gran Colisionador de Hadrones. Radiación cósmica de muy alta energía llega hasta la Tierra y otros objetos en el universo producen colisiones aún más violentas que las que se observan ya en el LHC. De hecho, cada segundo se producen en el universo 10 billones de veces mas colisiones de este tipo que las que generará el Gran Colisionador en toda su vida útil. Si consideramos la edad del universo entonces el numero de colisiones que se han producido ya es inconcebiblemente mayor que lo que tendremos en 10 años de funcionamiento del LHC.

En pocas palabras es como si el universo hiciese 10 billones de experimentos LHC cada segundo. La idea de hacer uno más en CERN es que podremos ver cuidadosamente que es lo que ocurre.

EL GRAN EXPERIMENTO.

El Large Hadron Collider o Gran Colisionador de Hadrones es un anillo de casi 30 kilómetros de perímetro. Esta formado por un gran número de magnetos y una cámara de vacío de forma tubular por la que circulan protones con una velocidad cercana a la de la luz.

En varios puntos del anillo se hace chocar protones que viajan en una dirección con los protones que viajan en el sentido contrario. El acelerador también produce choques de iones pesados llevando la materia a condiciones extremas de densidad y temperatura.

El enorme anillo se encuentra en un túnel que corre a una profundidad de 100 metros entre Francia y Suiza. Esta maquina ha sido construida en el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN por sus siglas en francés: Conseil Europeen pour la Recherche Nucleaire) que se encuentra en Ginebra, Suiza.

Las primeras discusiones sobre el proyecto LHC comenzaron en los años ochenta. En los noventa se dio inicio a la construcción del acelerador y de los detectores que medirán lo que ocurra cuando las colisiones se produzcan.

En 1995 nos incorporamos al experimento ALICE (A Large Ion Collider Experiment). Desde entonces los mexicanos hemos formado parte del proyecto y hemos diseñado y construido parte del detector.

Ahora me encuentro haciendo una estancia sabática en el CERN. Durante esta estancia he tenido la oportunidad de operar los dispositivos mexicanos desde que las primeras colisiones ocurrieron en 2009.

Gerardo Herrera, pionero de la colaboración mexicana en el CERN y uno de los principales especialistas en física de partículas en el país, colabora a partir de hoy y cada tercer viernes del mes en este espacio.