junio 02, 2010

Viscosidad

Diego Beas
ruta66@diegobeas.com
RUTA 66
Reforma

NUEVA YORK.- ¿Se convierte el derrame de crudo en las costas de Louisiana, como cada día se afirma con mayor frecuencia, en el "Katrina" de Obama?

De manera completamente imprevisible -no podía ser de otra- y a gran velocidad, la crisis del Golfo de México se convierte en el principal problema de la Administración Obama. En términos ambientales sin duda, pero, también, en términos políticos. De cómo lo percibe la opinión pública y cómo desde diversas trincheras ha comenzado ya la batalla por obtener réditos electorales -en noviembre, en las elecciones de medio mandato, y también en 2012-.

Conforme transcurren las semanas y los intentos por sellar el derrame fracasan, aumenta tanto la magnitud del desastre -calificado ya como el mayor de su tipo en la historia, mucho mayor que el famoso del Exxon Valdez en Alaska en 1989- como sus implicaciones políticas. Ayer se anunciaba que el crudo ha comenzado a llegar a las costas de Mississippi y que el Departamento de Justicia abrió ya una investigación criminal.

"Sí, el derrame en el Golfo es el 'Katrina' de Obama", titulaba su última columna en el Wall Street Journal Karl Rove, el abrasivo -y endemoniadamente astuto- ex asesor en jefe de George W. Bush. Rove acusa al Gobierno federal de obstaculizar decisiones clave a nivel local y de dejar en manos de British Petroleum, la compañía responsable de la plataforma, la planeación de la estrategia de emergencia. Es decir, le acusa de pasividad y falta de acción gubernamental.

"Ahora, el derrame amenaza la reputación de Obama y al 40 por ciento de los humedales del país", opina Rove. "Sus críticos incluyen a algunos de sus más fervientes admiradores, que entienden que es inaceptable que en 38 días la Administración no haya propuesto una solución".
Spin político puro en su más alto nivel. ¿De qué acusa entrelíneas Rove a la Administración Obama? De incompetencia. No sólo dispara apuntando directamente a uno de los activos más importantes con los que cuenta el Gobierno, sino lo hace a sabiendas de la negligencia con la que su ex jefe manejó la crisis del "Katrina"; y consciente de que asociando a Obama a ella dañará su imagen.

Desde una tribuna muy distinta, David Brooks del New York Times, lee la crisis del Golfo como una metáfora de los tiempos. La analogía correcta para el columnista no es el huracán "Katrina", sino la crisis de los rehenes en Irán a finales de los años setenta del siglo pasado. Aquella crisis se convirtió, dice, en un "símbolo de la inhabilidad de Estados Unidos para tomar acciones decisivas frente a grandes problemas. De la misma manera en la que el derrame se podría convertir en el correlato de la inhabilidad del país para gobernarse a sí mismo".

Y cree que podría ser el anuncio de tiempos difíciles en Washington: "Si los últimos 16 meses se caracterizaron por grandes cambios, el tema de los próximos podría ser la incompetencia del Gobierno ante la montaña de problemas que acumula el país". Brooks, a diferencia de Rove, no se refiere específicamente al Gobierno de Obama, sino a las instituciones y aquellos que las manejan. El problema, apunta, es la confusión que existe en la opinión pública sobre qué funciones específicas y en calidad de qué debería de intervenir el Estado.

Aunque este debate ha existido desde siempre, desde la llegada de la Administración Obama a Washington, se ha cargado y envenenado al punto en que hoy día un personaje como Karl Rove se queja sin un ápice de aparente cinismo de la falta de intervención del Gobierno.

Y eso fue justamente lo que Obama intentó demostrar este fin de semana. En su segunda visita a las costas de Louisiana en un mes, el Presidente quiso dar la impresión de que su Gobierno tiene la situación bajo control y que exigirá a la petrolera británica que indemnice por los daños. Pero, al final de cuentas, dijo Obama en una expresión muy americana, "the buck stops here". Es decir, el último responsable soy yo, el Jefe de Gobierno.

Ni "Katrina" ni la crisis de los rehenes, leí en un comentario en Twitter con el que concuerdo. El derrame en el Golfo es el Chernobyl de la desregulación. Es la consecuencia de una falta de intervención crónica por parte del Gobierno; no en su respuesta cuando ha estallado la crisis, sino mucho antes, cuando le tocaba construir el entramado de regulaciones necesarias para prevenirla -justamente lo que Obama anunció ex post facto ayer que encargaría a una comisión especial-.

Obama cuenta con meses -menos, semanas incluso- no sólo para contener los daños provocados por el derrame, sino para convencer a la opinión pública de que en el origen del problema está la falta de intervención del Gobierno. Justo a la inversa de como le gustaba decir a Reagan: "El Gobierno no es la solución a nuestro problema; el Gobierno es el problema".

“Greg”, todos locos

Ricardo Alemán
aleman2@prodigy.net.mx
Itinerario Político
El Universal

De suyo, el hecho de que la atención política esté centrada en el caso Greg —un pillo colgado de la política y el poder—, debía ser motivo de vergüenza colectiva.

Una revisión básica de los intríngulis del caso —que no acaba con el auto de formal prisión contra el predicador—, ratifica a la política mexicana como sucursal del manicomio, en donde todos parecen locos.

Y es que si ya es de locos que los partidos políticos sean un grosero monopolio del poder en México, resulta delirante su debilidad para ser penetrados por vividores del poder y la política. Basta que un cirquero se lo proponga, para ser candidato y hasta dueño de una franquicia estatal del PRI, PAN, PRD o de la chiquillería.

Es de locos que un pillo como Greg se diga político, se asuma como de izquierda, y que PRD, PT y Convergencia se lo compren; sólo porque es un hombre popular. Pero es demencial que Los Chuchos empeñen la historia de un partido como el PRD; enloden la izquierda como lo hacen con Greg, con el vulgar argumento del poder por el poder. Y que tengan la desvergüenza de acusar “a la prensa” del escándalo.

Es delirante la defensa a ultranza que hacen Los Chuchos de Greg y su candidatura, cuando todos saben —empezando por Jesús Ortega—, que Gregorio Sánchez es un poderoso engranaje de la mafia cubana que trafica indocumentados, drogas, y que intenta alcanzar el poder en ese emporio turístico que es Cancún.

Es una locura acusar a Fernando Gómez Mont, de querer derribar al nuevo “mesías tropical”, cuando todos saben que el titular de Gobernación vive los momentos de mayor debilidad. No se manda sólo, y es una locura suponer que en Quintana Roo, Felipe Calderón pretenda apoyar al PRI.

Es de locos pensar que Greg pudiera remontar en las encuestas en Quintana Roo, cuando su gestión mafiosa movió a buena parte de los círculos del poder en dirección al PRI, donde tienen seguridad y futuro. En realidad Greg es buen “telonero”, pero nunca el espectáculo político central. Es de locos que el gobierno federal, la PGR, y el Estado en su conjunto sólo actúen contra pillos metidos a la política, cuando esos pillos ya tienen el estatus de intocables. ¿Por qué no actuaron antes contra Greg?
Es de locos que César Nava, quien sabía la “fichita” que es Greg, quien por eso se negó a las alianzas, hoy no diga “esta boca es mía”. Y es de locos que Los Chuchos intenten con Greg un chantaje de tal vulgaridad como el que pretenden contra el gobierno azul. ¿A poco no todos parecen locos? Es nuestra clase política.

EN EL CAMINO Bien por Carlos Navarrete, quien se destapó como presidenciable. Sin duda un político respetable. Pero no lo será tanto, si mete las manos al fuego por Greg. Al tiempo.

¿Se atreverá el Presidente?

Joaquín López-Dóriga
lopezdoriga@milenio.com
En privado
Milenio

Al final juegas con las cartas que te reparten. Florestán

Cuando estamos a 90 días de septiembre, el único evento formal de las fiestas de los centenarios, Independencia y Revolución, ha sido el traslado de los restos de los héroes de la Independencia de la columna del Ángel al museo del Castillo de Chapultepec. Todo lo demás ha quedado a nivel de performance, que si un audiovisual, que si unos fuegos artificiales, y aprovechamientos, carreteras, puentes y torneos de futbol etiquetados con la marca de Bicentenario.

Sólo la ceremonia solemne del domingo ha dado un marco de peso a lo que debería ser mucho más que unos juegos florales.

Me pregunto qué estará preparando Felipe Calderón, a quien le corresponde el privilegio de ser Presidente de México en estas efemérides.

Y lo hago porque acabo de ver la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Argentina, donde todo quedó en un tedeum, bueno, fueron dos, uno de cada bando político, en una fiesta excluyente, dividida, exaltación de la pareja presidencial Fernández-Kirchner.

Una decisión de la presidenta fue no convocar a sus antecesores, excepción hecha de su marido, que le cedió más que el poder, la presidencia, que le devolverá puntualmente.

Desconozco bien a bien los planes del presidente Calderón. Sé algo en Bellas Artes, del edificio del Senado, de gritos presidenciales en Palacio Nacional y en Dolores Hidalgo, de un desfile militar.

Esto en cuanto a la forma, del fondo sólo he visto una serie de programas de televisión en los que se habla de cómo debió haber sido la historia.

Los aniversarios tendrían que ser la plataforma para lanzar el gran pendiente: la reconciliación nacional.

Y la pregunta, bueno, una de ellas, es si estos festejos serán del Presidente o, incluyentes, habrá espacio para la participación de todos los sectores, por ejemplo, los ex presidentes de México y los adversarios políticos, lo que sería uno de los mensajes políticos más importantes de la gestión calderonista.

Esa reunión, que no reencuentro, necesitaría una intensa y delicada operación política personal del mismo Calderón, porque no basta con mandar una invitación y decir que no aceptaron.

Vamos a ver hasta dónde llega la grandeza de esta conmemoración que marcará, en parte, la Presidencia de Felipe Calderón.

Retales

1. FALLO. Con el auto de formal prisión contra Gregorio Sánchez, el PRD se ha quedado sin candidato en Quintana Roo, pero, ¿se quedará sin campaña?;

2. DESLINDE. ¿Y César Nava dónde y cómo queda en esto? Lo digo porque rechazó la alianza con Sánchez como candidato y ahora calla; y

3. YA NO. Rodolfo Elizondo renunció al nombramiento presidencial que lo puso a la cabeza de la Cumbre del Medio Ambiente, en Cancún. Todo quedó a cargo de Patricia Espinosa.

Nos vemos mañana, pero en privado.

Greg en la cárcel, PRD sin candidato

Jorge Fernández Menéndez
Razones
Excélsior

La dirigencia del PRD se equivocó en todo con la candidatura de Greg Sánchez. Primero, al hacerlo candidato, incluso ejerciendo una fuerte presión para que lo fuera de unidad junto con el PAN, y a pesar de saber desde meses atrás que existía una investigación en su contra por relaciones con el narcotráfico; segundo, al centrar su defensa en cuestiones eminentemente políticas, en vez de trabajar para demostrar su inocencia, tratando de reeditar la estrategia de López Obrador cuando el desafuero, sin valorar que el personaje, las circunstancias, el lugar y las acusaciones eran complemente diferentes entre sí. Es más, de alguna forma pusieron sobre la mesa el peso y el prestigio de la corriente que detenta la dirección del partido en un personaje que era muy difícil que pudiera librar el auto de formal prisión.

Ayer fue dictado el mismo y Greg se quedó en la cárcel y el PRD sin candidato.

¿Por qué no podía serlo? Porque ese partido sabía desde enero que sería acusado y lo intentaron hacer mártir de una persecución política.

Pero no es así: va a ser la justicia la que deberá determinar si Sánchez es responsable o no de los delitos de los que se le acusa, pero la suma de presunciones en su contra es abrumadora: sus principales colaboradores en el área de seguridad, comenzando por el militar cubano Boris del Valle, familiar directo de su esposa Niurka Sáliva, y su principal asesor, están presos, acusados del asesinato del general Mauro Enrique Tello Quiñones, y algunos de ellos se han convertido en testigos protegidos. Esos y otros aprehendidos lo han señalado como parte de la estructura de protección del cártel de Los Zetas y los Beltrán Leyva. Una hermana ha estado detenida por transportar ilegalmente, junto con su esposo, 300 mil dólares de Colombia a México. Otro hermano, preso, acusado de encabezar una banda de secuestradores. Un tercer hermano estuvo detenido por delitos violentos. Las acusaciones relacionadas con lavado de dinero anteceden la llegada de Greg a Cancún. Luego de la muerte del general Tello, en vez de colocar a las fuerzas de seguridad locales bajo mandos militares, organizó redes de espionaje que terminaron acechando a rivales políticos y a los mandos militares. Está acusado de diversos delitos económicos. Y el dinero que tiene en sus cuentas bancarias supera por mucho sus ingresos comprobables, mientras que el responsable de la Tesorería del ayuntamiento se da a la fuga con nueve millones de pesos de la caja municipal.

Y la lista podría continuar, sin embargo, para ser una conspiración política, es demasiado. La pregunta es ¿por qué, con tantos elementos negativos en su contra, la dirigencia del PRD siguió insistiendo con Greg hasta ahora?

Y, peor aún, ¿por qué se ha empeñado en una defensa más política que judicial? Es verdad que la detención de Sánchez coincidió con el michoacanazo y que la mayoría de esos aprehendidos han quedado en libertad, pero se olvida que, si pareciera que hubo un arreglo político, fue precisamente en los resultados finales del michoacanazo, cuyas liberaciones coincidieron con las alianzas PAN-PRD.

Pero, precisamente para poner el acento en la alianza, la dirigencia del PRD basó su defensa de Greg en una conspiración encabezada por Fernando Gómez Mont (quien les había advertido que existía una investigación previa contra Greg, para que tomaran previsiones), con el argumento de que, como el titular de Gobernación se oponía a esas alianzas, ahora quiere reventarlas apoyando al PRI en Quintana Roo, donde hay una alianza parcial con el PAN.

La argumentación no tiene sustento. ¿Por qué, si esa fuera la lógica, hacerlo con un candidato que tenía escasas posibilidades de éxito, cuando habría otros que pudieran ser “atractivos” y sí son producto de las alianzas PAN-PRD? No deja de ser una paradoja que sea el hijo de Mario Villanueva, de su mismo nombre, y ahora candidato del PRI para Chetumal, quien salga a defender indirectamente a Greg diciendo que Quintana Roo no es un narcoestado.

Pero, por sobre todas las cosas, la pregunta es ¿por qué no se estableció una verdadera defensa jurídica, no de ahora, sino desde enero y, especialmente, desde la primera semana de mayo, cuando GregSánchez fue citado a declarar como indiciado en la causa que se le acredita y él se negó a hacerlo?

Hoy, quizá tienen una especie de mártir pero, por lo pronto, el PRD deberá buscar otro candidato.