
julio 29, 2010
Tres negociaciones peligrosas
Jorge Fernández Menéndez
Razones
Excélsior
Ninguna decisión de este gobierno tuvo tanto apoyo social como la desaparición de LyFC: ¿qué lógica puede tener echarse para atrás?
Tres negociaciones peligrosas que, en realidad, son cuatro, pero una es clandestina. La primera es la del gobierno con el Sindicato Mexicano de Electricistas. Tuvieron un primer encuentro en Gobernación el lunes en la noche y nadie sabe en realidad qué se trató: una vez más se dejó que la vocería del encuentro la tuviera Martín Esparza, que tampoco se sabe bien a quién representa, pero que quiere la toma de nota de su comité ejecutivo para apropiarse de los recursos que están congelados: se ha dicho que estos suman más de 400 millones de pesos, pero esas son sólo las cuentas bancarias, lo suculento viene en las propiedades que en total suman unos siete mil millones de pesos.
Esparza se dijo convencido de que recibirán la toma de nota. No existe argumento legal alguno que pueda respaldar ese optimismo del controvertido líder sindical. Más de la mitad de los trabajadores de la desaparecida Luz y Fuerza del Centro ya se liquidaron, los seguidores del "líder" son cada vez menos, ha quedado en claro que no hubo ninguna huelga de hambre y que todo fue un engaño que sectores del gobierno, algunos partidos y medios aceptaron ingenua o maliciosamente. Y que varios miles de supuestos trabajadores de LyFC simplemente parece que no existían y que como los salarios se pagaban en efectivo y la distribución la controlaba el sindicato, simplemente se iban a los bolsillos de los líderes. No hablamos de poco dinero: la empresa nos costaba 40 mil millones de pesos al año.
Pero además, si finalmente por medio de una negociación con el SME se da la toma de nota a Esparza, el gobierno federal se enfrentará a una crisis interna, de menor o mayor magnitud, pero que será tan inocultable como aquella que llevó al entonces secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont a renunciar a su militancia en el PAN. Con un agravante: ninguna decisión de esta administración tuvo tanto apoyo social como la desaparición de Luz y Fuerza del Centro: ¿qué lógica puede tener echarse para atrás en lo que ha tenido mayor respaldo social?, ¿qué puede trascender ese hecho como para negociar con la gente de Esparza? ¿Qué están negociando en Gobernación con el SME? Nadie lo sabe y eso no es una buena señal.
La segunda negociación se ha dado en Veracruz. Javier Duarte es ya el gobernador electo del estado, ha recibido la constancia de mayoría y la correspondiente llamada del presidente Calderón. Ya se rumora que Miguel Ángel Yunes regresa a una posición en el gobierno federal y, más importante, Duarte ya designó como su coordinador en el proceso de transición nada menos que a Tomás Ruiz, un funcionario hacendario que fue parte central del proyecto de Nueva Alianza con Elba Esther Gordillo y que tiene excelentes calificaciones profesionales. No sé si la relación de Tomás con la maestra sigue siendo tan cercana como lo fue en el pasado, creo que no, pero la señal política es evidente, porque Ruiz también es cercano a buena parte del equipo económico de la actual administración federal. Ruiz sería un hombre confiable para el gobierno federal en la administración de Duarte. Y puede haber otra sorpresa si el ex procurador general de la República, el general Rafael Macedo de la Concha, finalmente aparece como el responsable de la seguridad pública en el estado. Sería otro mensaje con demasiados destinatarios.
Una tercera negociación se ha dado en otro ámbito, el de la seguridad, en un tema que parece menor, pero que es eminentemente político. El Sistema Nacional de Seguridad Pública anunció que el ICESI, este instituto privado, que encabeza Luis de la Barreda, y en el que participan desde instituciones empresariales hasta universidades públicas y privadas, ya no realizará las encuestas sobre delincuencia y seguridad en los estados y que las mismas las efectuará el INEGI. No es que el ICESI cumpliera mal con su tarea: el problema es que lo hizo muy bien y demostró cuáles eran los verdaderos índices delictivos en las distintas entidades. A muchas, en primer lugar el DF, no les gustó lo que se reflejaba en el espejo y la decisión fue entonces evitarse problemas y dejar al ICESI de lado. Los índices delictivos también terminaron siendo parte de una negociación.
Y hay una cuarta negociación que es clandestina y delincuencial, pero que también es política. La del secuestro de Diego.
Razones
Excélsior
Ninguna decisión de este gobierno tuvo tanto apoyo social como la desaparición de LyFC: ¿qué lógica puede tener echarse para atrás?

Esparza se dijo convencido de que recibirán la toma de nota. No existe argumento legal alguno que pueda respaldar ese optimismo del controvertido líder sindical. Más de la mitad de los trabajadores de la desaparecida Luz y Fuerza del Centro ya se liquidaron, los seguidores del "líder" son cada vez menos, ha quedado en claro que no hubo ninguna huelga de hambre y que todo fue un engaño que sectores del gobierno, algunos partidos y medios aceptaron ingenua o maliciosamente. Y que varios miles de supuestos trabajadores de LyFC simplemente parece que no existían y que como los salarios se pagaban en efectivo y la distribución la controlaba el sindicato, simplemente se iban a los bolsillos de los líderes. No hablamos de poco dinero: la empresa nos costaba 40 mil millones de pesos al año.
Pero además, si finalmente por medio de una negociación con el SME se da la toma de nota a Esparza, el gobierno federal se enfrentará a una crisis interna, de menor o mayor magnitud, pero que será tan inocultable como aquella que llevó al entonces secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont a renunciar a su militancia en el PAN. Con un agravante: ninguna decisión de esta administración tuvo tanto apoyo social como la desaparición de Luz y Fuerza del Centro: ¿qué lógica puede tener echarse para atrás en lo que ha tenido mayor respaldo social?, ¿qué puede trascender ese hecho como para negociar con la gente de Esparza? ¿Qué están negociando en Gobernación con el SME? Nadie lo sabe y eso no es una buena señal.
La segunda negociación se ha dado en Veracruz. Javier Duarte es ya el gobernador electo del estado, ha recibido la constancia de mayoría y la correspondiente llamada del presidente Calderón. Ya se rumora que Miguel Ángel Yunes regresa a una posición en el gobierno federal y, más importante, Duarte ya designó como su coordinador en el proceso de transición nada menos que a Tomás Ruiz, un funcionario hacendario que fue parte central del proyecto de Nueva Alianza con Elba Esther Gordillo y que tiene excelentes calificaciones profesionales. No sé si la relación de Tomás con la maestra sigue siendo tan cercana como lo fue en el pasado, creo que no, pero la señal política es evidente, porque Ruiz también es cercano a buena parte del equipo económico de la actual administración federal. Ruiz sería un hombre confiable para el gobierno federal en la administración de Duarte. Y puede haber otra sorpresa si el ex procurador general de la República, el general Rafael Macedo de la Concha, finalmente aparece como el responsable de la seguridad pública en el estado. Sería otro mensaje con demasiados destinatarios.
Una tercera negociación se ha dado en otro ámbito, el de la seguridad, en un tema que parece menor, pero que es eminentemente político. El Sistema Nacional de Seguridad Pública anunció que el ICESI, este instituto privado, que encabeza Luis de la Barreda, y en el que participan desde instituciones empresariales hasta universidades públicas y privadas, ya no realizará las encuestas sobre delincuencia y seguridad en los estados y que las mismas las efectuará el INEGI. No es que el ICESI cumpliera mal con su tarea: el problema es que lo hizo muy bien y demostró cuáles eran los verdaderos índices delictivos en las distintas entidades. A muchas, en primer lugar el DF, no les gustó lo que se reflejaba en el espejo y la decisión fue entonces evitarse problemas y dejar al ICESI de lado. Los índices delictivos también terminaron siendo parte de una negociación.
Y hay una cuarta negociación que es clandestina y delincuencial, pero que también es política. La del secuestro de Diego.
¿Cómo dijo?
Héctor Aguilar Camín
acamin@milenio.com
Día con día
Milenio
Las elecciones del 4 de julio han fortalecido al Presidente. Sus ganancias son notorias. Las he revisado antes en este espacio:
Tiene un mecanismo creíble, la alianza con el PRD, para competir al PRI en las elecciones mexiquenses de 2011, final anticipada de las presidenciales de 2012.
Tiene, por primera vez en su sexenio, a la izquierda sentada a la mesa, dispuesta a negociar y romper el antiguo diálogo único con el PRI.
Tiene en la mano a su propio partido, el PAN.
Tiene un secretario de Hacienda disciplinado políticamente, arma fundamental de litigio de poder con los gobernadores.
Se ha quedado con la presidencia de la Cofetel, que regula el sector más dinámico de la economía del país y el más pendiente de decisiones.
Tendrá una cadena de televisión única, por la expansión del Canal 11. Y la economía está creciendo.
¿Qué hacer con ese nuevo poder?
El Presidente ha convocado, por lo pronto, a revisar la estrategia de seguridad para volverla una estrategia de todas las fuerzas políticas.
Me parece que no sería un mal momento para relanzar también su decálogo de reformas de septiembre del año pasado y dar a sus últimos meses de gobierno una clave reformadora más que electoralista.
Parece un buen momento para recordarle al país, a los adversarios políticos y a sí mismo, que hay cosas en qué aplicarse además de las estrategias electorales para el 2012.
Me atrevo a pensar que la mejor estrategia hacia el 2012 para este Calderón fortalecido no es poner el énfasis en la puja electoral, sino, otra vez, en las reformas que México necesita, el horizonte de cambios ante el que deben definirse las fuerzas políticas.
No creo que haya tiempo para legislar estas reformas, pero es buen momento para sembrar en el vacío programático de nuestra política un horizonte deseable, un rumbo.
No hay mucho que inventar en la materia: los problemas grandes de México y sus soluciones están más o menos a la vista. También parece claro el costo de no poner manos a la obra. Pero hay mucho que decir y repetir a este propósito.
Harry Truman decía: si quieres ganar las ocho columnas con un dicho tienes que repetirlo ocho veces.
¿Alguien recuerda el decálogo de Calderón? Yo he tratado, sin éxito, de recordarlo de memoria. ¿Qué decía? ¿Cómo dijo?
El país está ávido de propuestas y harto de políticos en campaña.
acamin@milenio.com
Día con día
Milenio

Tiene un mecanismo creíble, la alianza con el PRD, para competir al PRI en las elecciones mexiquenses de 2011, final anticipada de las presidenciales de 2012.
Tiene, por primera vez en su sexenio, a la izquierda sentada a la mesa, dispuesta a negociar y romper el antiguo diálogo único con el PRI.
Tiene en la mano a su propio partido, el PAN.
Tiene un secretario de Hacienda disciplinado políticamente, arma fundamental de litigio de poder con los gobernadores.
Se ha quedado con la presidencia de la Cofetel, que regula el sector más dinámico de la economía del país y el más pendiente de decisiones.
Tendrá una cadena de televisión única, por la expansión del Canal 11. Y la economía está creciendo.
¿Qué hacer con ese nuevo poder?
El Presidente ha convocado, por lo pronto, a revisar la estrategia de seguridad para volverla una estrategia de todas las fuerzas políticas.
Me parece que no sería un mal momento para relanzar también su decálogo de reformas de septiembre del año pasado y dar a sus últimos meses de gobierno una clave reformadora más que electoralista.
Parece un buen momento para recordarle al país, a los adversarios políticos y a sí mismo, que hay cosas en qué aplicarse además de las estrategias electorales para el 2012.
Me atrevo a pensar que la mejor estrategia hacia el 2012 para este Calderón fortalecido no es poner el énfasis en la puja electoral, sino, otra vez, en las reformas que México necesita, el horizonte de cambios ante el que deben definirse las fuerzas políticas.
No creo que haya tiempo para legislar estas reformas, pero es buen momento para sembrar en el vacío programático de nuestra política un horizonte deseable, un rumbo.
No hay mucho que inventar en la materia: los problemas grandes de México y sus soluciones están más o menos a la vista. También parece claro el costo de no poner manos a la obra. Pero hay mucho que decir y repetir a este propósito.
Harry Truman decía: si quieres ganar las ocho columnas con un dicho tienes que repetirlo ocho veces.
¿Alguien recuerda el decálogo de Calderón? Yo he tratado, sin éxito, de recordarlo de memoria. ¿Qué decía? ¿Cómo dijo?
El país está ávido de propuestas y harto de políticos en campaña.
“Toma de nota”
Alfonso Zárate Flores
Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario, SC
El Universal
“Es la causa y no la muerte la que hace al mártir”: Napoleón Bonaparte
La camarilla que dirige al SME —un sindicato que, amparado en un discurso radical y en la agitación permanente, ordeñó sin recato a Luz y Fuerza del Centro— está a punto de alcanzar uno de sus propósitos mayores: la “toma de nota”, que le permitiría disponer de los cuantiosos recursos sindicales.
Cuando la vida de algunos de los huelguistas de hambre del SME entró en zona de riesgo y para evitar que una muerte absurda se cargara a la cuenta del gobierno de Felipe Calderón, disparara movilizaciones y protestas violentas y propiciara la censura de organismos internacionales defensores de los derechos humanos, los negociadores del gobierno federal (el secretario de Gobernación, Francisco Blake, y el del Trabajo, Javier Lozano) aceptaron revisar la documentación para, quizás, encontrar que no hay impedimento legal para reconocer a la directiva que encabeza Martín Esparza.
Los excesos de la organización sindical y la debilidad tanto de las direcciones del organismo Luz y Fuerza como del gobierno a lo largo de muchas décadas hicieron del organismo un barril sin fondo que consumía los recursos públicos que cada año se entregaban a esa empresa sin remedio. Un sindicato maximalista y gobiernos irresponsables, a quienes les resultaba más cómodo ir cediendo en vez de poner límites razonables a las demandas laborales, le hicieron un boquete mayúsculo a las finanzas públicas.
Ante la decisión gubernamental de decretar la desaparición del organismo, el SME recurrió a todas las instancias legales, incluida la Suprema Corte de Justicia, y fue perdiendo uno a uno sus recursos; usó sin éxito todos los espacios para defender “su verdad” y, al final, sólo le quedó la presión política: las movilizaciones iracundas, los sabotajes “hormiga” y la huelga de hambre: una medida extrema por una causa menor.
La aparente decisión gubernamental de ceder en una de las demandas —la “toma de nota”— abre riesgos mayores porque anticipa la posibilidad de que esos u otros huelguistas regresen a esa forma de lucha, ahora para reclamar que los acoja la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como “patrón sustituto”. Pero hay otro riesgo: que otros grupos aprendan la lección y entonces bastará con que animen a unos cuantos a jugársela (o a simular que se la juegan) para poner contra la pared a las autoridades. En un país como el nuestro, lastimado por la inequidad y la pobreza, las “causas” sobran.
Aunque no son los únicos en el país, en el caso de los ex trabajadores de Luz y Fuerza los privilegios de que disfrutaban habían agotado al organismo. Pero, a diferencia de las empresas que entran en quiebra y que sólo reparten sus saldos ruinosos, casi nada, en este caso el gobierno ofreció a los ex trabajadores una liquidación que excede con mucho la que establece la ley, otros fueron recontratados y para algunos se abren posibilidades de constituir empresas proveedoras de la CFE. Pero muchos de estos combativos sindicalistas prefieren la comodidad del dolce far niente, eso significa la preservación de sus “conquistas laborales”.
¿Quién engañó a quién? ¿Esparza, que logró arrinconar con la huelga de hambre a las autoridades, o los negociadores del gobierno federal, que lograron que se levantara la huelga sin darles a cambio nada tangible? Habrá que ver si, en tanto se alargan las negociaciones, sigue desgastándose el movimiento o si, por el contrario, un comité central con enormes recursos, hasta hoy congelados, hace de las suyas. Por lo pronto, el acuerdo evitó que la concentración del movimiento lopezobradorista coexistiera con el campamento del SME, lo que podría haberle arrojado gasolina al fuego y que los corresponsales extranjeros, con todo y sus camarógrafos, sacaran otra “nota” perturbadora desde la plancha del Zócalo.
Posdata
Al gobernador cuyo partido perdió las más recientes elecciones en su estado, sus paisanos le dicen “el Sumo Pontífice”, y no por su jerarquía y sus profundas convicciones religiosas, sino porque mientras el Papa es Benedicto XVI, él es bien adicto desde los dieciséis.
Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario, SC
El Universal
“Es la causa y no la muerte la que hace al mártir”: Napoleón Bonaparte

Cuando la vida de algunos de los huelguistas de hambre del SME entró en zona de riesgo y para evitar que una muerte absurda se cargara a la cuenta del gobierno de Felipe Calderón, disparara movilizaciones y protestas violentas y propiciara la censura de organismos internacionales defensores de los derechos humanos, los negociadores del gobierno federal (el secretario de Gobernación, Francisco Blake, y el del Trabajo, Javier Lozano) aceptaron revisar la documentación para, quizás, encontrar que no hay impedimento legal para reconocer a la directiva que encabeza Martín Esparza.
Los excesos de la organización sindical y la debilidad tanto de las direcciones del organismo Luz y Fuerza como del gobierno a lo largo de muchas décadas hicieron del organismo un barril sin fondo que consumía los recursos públicos que cada año se entregaban a esa empresa sin remedio. Un sindicato maximalista y gobiernos irresponsables, a quienes les resultaba más cómodo ir cediendo en vez de poner límites razonables a las demandas laborales, le hicieron un boquete mayúsculo a las finanzas públicas.
Ante la decisión gubernamental de decretar la desaparición del organismo, el SME recurrió a todas las instancias legales, incluida la Suprema Corte de Justicia, y fue perdiendo uno a uno sus recursos; usó sin éxito todos los espacios para defender “su verdad” y, al final, sólo le quedó la presión política: las movilizaciones iracundas, los sabotajes “hormiga” y la huelga de hambre: una medida extrema por una causa menor.
La aparente decisión gubernamental de ceder en una de las demandas —la “toma de nota”— abre riesgos mayores porque anticipa la posibilidad de que esos u otros huelguistas regresen a esa forma de lucha, ahora para reclamar que los acoja la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como “patrón sustituto”. Pero hay otro riesgo: que otros grupos aprendan la lección y entonces bastará con que animen a unos cuantos a jugársela (o a simular que se la juegan) para poner contra la pared a las autoridades. En un país como el nuestro, lastimado por la inequidad y la pobreza, las “causas” sobran.
Aunque no son los únicos en el país, en el caso de los ex trabajadores de Luz y Fuerza los privilegios de que disfrutaban habían agotado al organismo. Pero, a diferencia de las empresas que entran en quiebra y que sólo reparten sus saldos ruinosos, casi nada, en este caso el gobierno ofreció a los ex trabajadores una liquidación que excede con mucho la que establece la ley, otros fueron recontratados y para algunos se abren posibilidades de constituir empresas proveedoras de la CFE. Pero muchos de estos combativos sindicalistas prefieren la comodidad del dolce far niente, eso significa la preservación de sus “conquistas laborales”.
¿Quién engañó a quién? ¿Esparza, que logró arrinconar con la huelga de hambre a las autoridades, o los negociadores del gobierno federal, que lograron que se levantara la huelga sin darles a cambio nada tangible? Habrá que ver si, en tanto se alargan las negociaciones, sigue desgastándose el movimiento o si, por el contrario, un comité central con enormes recursos, hasta hoy congelados, hace de las suyas. Por lo pronto, el acuerdo evitó que la concentración del movimiento lopezobradorista coexistiera con el campamento del SME, lo que podría haberle arrojado gasolina al fuego y que los corresponsales extranjeros, con todo y sus camarógrafos, sacaran otra “nota” perturbadora desde la plancha del Zócalo.
Posdata
Al gobernador cuyo partido perdió las más recientes elecciones en su estado, sus paisanos le dicen “el Sumo Pontífice”, y no por su jerarquía y sus profundas convicciones religiosas, sino porque mientras el Papa es Benedicto XVI, él es bien adicto desde los dieciséis.
La hora de la hora
Germán Dehesa
dehesagerman@gmail.com
Gaceta del Ángel
Reforma
He estudiado minuciosamente el rostro, las facciones, la silueta y el cuerpo de la señora Jan Brewer, gobernadora del Estado de Arizona. Tras estos abundantes y muy detallados estudios, el comité que yo presido, llega a la conclusión de que la señora Brewer está fea como mordida de burro, como si la hubieran manufacturado en alguna de estas fábricas aztecas donde hacen Judas, piñatas de presidentes y otros horrores. Pobrecita, pero Doña Jan no tiene salvación por más que uno quisiera mirarla con buenos ojos. Ahora bien, tampoco es cosa de cebarse con el esperpento caído; ninguna intención tengo yo de andar subrayando la desarmonía y la condición gallinácea de la señora. Yo a lo que voy es a esto: esa mujer y no AMLO es un verdadero peligro para México. Me cuentan que hace algunos años quién sabe qué le hicieron o le dejaron de hacer en su visita a la playa de Caleta; pero desde entonces nos trae en jabón y literalmente no nos puede ver. Éste no es el meollo del problema; el asunto se pone peludo cuando, en estos momentos tan delicados de la relación migratoria México-Estados Unidos, descubrimos que Doña Jan tiene múltiples poderes e influencias que se especializan en la espinosa cuestión de los migrantes. De todo esto se extrae una conclusión muy simple: hay que neutralizar a Doña Jan a como dé lugar y si esto implica el dolor y la sangre de algún mexicano, pues dibodo badito; siempre llega ese momento en el que la Patria nos pide un sacrificio y una pena. Así están las cosas. Lo diré de modo lo más inteligible que pueda: se necesita urgentemente a un mexicano de no malos bigotes y en edad de merecer para que haga por la Patria un sacrificio mayúsculo: para que se aviente a la cazuela con Doña Jan Brewer.
La comunidad nacional entiende que no será una noche fácil; que el afortunado mexicano que nos represente tiene ante sí una tarea hercúlea y que, una vez lanzado al estanque de los patos, no hay vuelta atrás, ni solicitudes de auxilio y/o de tiempo fuera. Será cosa de ver a Doña Jan y ¡papas!... todos esperaremos un feliz y benéfico amanecer; Doña Jan será colocada en su "limo" y enviada C. o D. a Arizona. "Nuestro muchacho" será convertido en diputado suplente y en retadora del Presidente. En la Avenida Altavista del sur de la Capital, todas las porquerías que ahí ha reunido José Luis Cuevas serán enviadas como regalo a Don Hugo Chávez por su notoria simpatía y don de gentes. Ya con Altavista escombrada podremos poner dos que tres imágenes de nuestro muchacho y santo remedio. Fin de la historia.
Ahí dejo las cosas. Les dará su coraje pero estoy invitado a comer con Gaby Vargas y tengo que atravesar media ciudad para presentarle mis respetos, saborear su exquisita cocina y mirarla hasta que mis ojos se conviertan en peces de la belleza.
Vengan, amigas y amigos, vamos al mundo exterior. ¿Se han dado cuenta de que el narco y la estupidez de nuestros políticos nos están aislando y arrinconando cada vez más hasta que toda la gente de bien languidezca. Opongámonos.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MDCCCLIX (1859)
MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta columna que necesita aventarse, favor de dirigirla a dehesagerman@gmail.com (D.R.)
dehesagerman@gmail.com
Gaceta del Ángel
Reforma

La comunidad nacional entiende que no será una noche fácil; que el afortunado mexicano que nos represente tiene ante sí una tarea hercúlea y que, una vez lanzado al estanque de los patos, no hay vuelta atrás, ni solicitudes de auxilio y/o de tiempo fuera. Será cosa de ver a Doña Jan y ¡papas!... todos esperaremos un feliz y benéfico amanecer; Doña Jan será colocada en su "limo" y enviada C. o D. a Arizona. "Nuestro muchacho" será convertido en diputado suplente y en retadora del Presidente. En la Avenida Altavista del sur de la Capital, todas las porquerías que ahí ha reunido José Luis Cuevas serán enviadas como regalo a Don Hugo Chávez por su notoria simpatía y don de gentes. Ya con Altavista escombrada podremos poner dos que tres imágenes de nuestro muchacho y santo remedio. Fin de la historia.
Ahí dejo las cosas. Les dará su coraje pero estoy invitado a comer con Gaby Vargas y tengo que atravesar media ciudad para presentarle mis respetos, saborear su exquisita cocina y mirarla hasta que mis ojos se conviertan en peces de la belleza.
Vengan, amigas y amigos, vamos al mundo exterior. ¿Se han dado cuenta de que el narco y la estupidez de nuestros políticos nos están aislando y arrinconando cada vez más hasta que toda la gente de bien languidezca. Opongámonos.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MDCCCLIX (1859)
MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta columna que necesita aventarse, favor de dirigirla a dehesagerman@gmail.com (D.R.)
Campañas presidenciales adelantadas
Ruth Zavaleta Salgado
ruthzavaletas@yahoo.com.mx
Maestra en derecho constitucional por la UNAM
Excélsior
Si bien es cierto, México tiene un largo periodo de estabilidad política y de libertades civiles que permiten a quien quiera anhelar la Presidencia de la República, ¿nos conviene entrar de lleno a esa guerra de frases y de egos que buscan granjearse nuestro voto?
Ruth Zavaleta Salgado
¿Cómo generar una cultura de la legalidad en una sociedad en dónde sus usos y costumbres son romper las reglas establecidas?
Ahí los dichos de que "El que madruga Dios lo ayuda", o el de que "Para uno que madruga otro que no se duerme" o "El que no transa no avanza" o el de "Un político pobre es un pobre político".
Así en las pasadas elecciones escuchamos y vimos de todo, desde funcionarios corruptos que canalizan recursos del erario para las campañas de sus delfines hasta grabaciones ilegales que dieron cuenta de ello, pero también escuchamos que a falta de la posibilidad de generar un acuerdo nacional para sacar adelante a nuestra Nación los diferentes partidos políticos y sus candidatos usaron todos los instrumentos a su alcance para denostar al adversario, al fin que, "en la guerra y en el amor todo se vale" .
Pero hace un buen rato que en el río revuelto de las múltiples elecciones que estamos teniendo en diferentes estados de la República los pescadores ya empiezan a tener sus ganancias y, ni tardos ni perezosos, aun cuando en algunas entidades del país todavía no se acaba de decidir la integración de los Congresos locales, algunos aspirantes ya afinan sus equipos y sus recursos para formalizar su candidatura a la Presidencia de la República.
De hecho, este año fue el preludio electoral que todos los partidos tuvieron para ver dónde anda errada la maquinaria.
Si bien es cierto, México tiene un largo periodo de estabilidad política y de libertades civiles que permiten a quien quiera anhelar la Presidencia de la República, ¿nos conviene entrar de lleno a esa guerra de frases y de egos que buscan granjearse nuestro voto? ¿Será adecuado que aun cuando la ley especifica los tiempos ya estén pensando en candidaturas y campañas políticas?
Parece que México vive un tiempo en el que, en materia política electoral, importa lo que decimos y el grado de convencimiento que los decires tengan, pero poco el sustento que tengan en la realidad.
Incendiar la plaza pública para adelantar en la carrera electoral parece un método ya usado por casi todos, porque exige poca responsabilidad política.
Quienes reunidos en torno a líderes y gobernantes escuchan esos discursos poco reparan en lo grave de las frases; se entiende que el descontento justificado en gran medida, les impide ver que las palabras pueden ser demagogia.
Casi todas las fuerzas políticas tienen en su agenda principal decidir quién será el candidato presidencial.
Los programas y planes, las respuestas al ¿para qué y cómo gobernar?, quedan atrás, perdidos entre el mar de las figuras y de los grupos.
Las respuestas esenciales del "poder" están fuera y por debajo del quién. Es más, ya ni siquiera importa si los partidos políticos tiene que reformarse para generara mayor confianza.
Pasados los procesos electorales estatales, entre los cuales algunos siguen pendientes, los partidos políticos no atienden de lleno las agendas de inseguridad o educativas, si éstas nos les reportan dividendos políticos.
La vida de la política pública y del trabajo legislativo simple y sencillamente sólo tiene un referente: la elección presidencial de 2012.
Hoy, el gobernante no confía plenamente en que su ejercicio de gobierno, que sus obras y su manejo adecuado de los recursos materiales y humanos, dejen en los ciudadanos buena imagen.
Por eso hay que utilizar los mecanismos ilegales. Si las fechas establecidas para contender no les convienen a los aspirantes, entonces trasgreden la norma porque en un país con el grado de impunidad y la calificación vergonzosa de niveles de corrupción no importan porque pedimos legalidad pero la violamos y violentamos en aras del triunfo.
La visión práctica por alcanzar el poder suple la necesidad de construir cultura de respeto, de tolerancia, de cumplimiento a las normas, de honorabilidad y de honestidad, es decir nos impide ver que estos valores son precisamente los que sustentan la consolidación democrática que requiere nuestro país.
ruthzavaletas@yahoo.com.mx
Maestra en derecho constitucional por la UNAM
Excélsior

Ruth Zavaleta Salgado
¿Cómo generar una cultura de la legalidad en una sociedad en dónde sus usos y costumbres son romper las reglas establecidas?
Ahí los dichos de que "El que madruga Dios lo ayuda", o el de que "Para uno que madruga otro que no se duerme" o "El que no transa no avanza" o el de "Un político pobre es un pobre político".
Así en las pasadas elecciones escuchamos y vimos de todo, desde funcionarios corruptos que canalizan recursos del erario para las campañas de sus delfines hasta grabaciones ilegales que dieron cuenta de ello, pero también escuchamos que a falta de la posibilidad de generar un acuerdo nacional para sacar adelante a nuestra Nación los diferentes partidos políticos y sus candidatos usaron todos los instrumentos a su alcance para denostar al adversario, al fin que, "en la guerra y en el amor todo se vale" .
Pero hace un buen rato que en el río revuelto de las múltiples elecciones que estamos teniendo en diferentes estados de la República los pescadores ya empiezan a tener sus ganancias y, ni tardos ni perezosos, aun cuando en algunas entidades del país todavía no se acaba de decidir la integración de los Congresos locales, algunos aspirantes ya afinan sus equipos y sus recursos para formalizar su candidatura a la Presidencia de la República.
De hecho, este año fue el preludio electoral que todos los partidos tuvieron para ver dónde anda errada la maquinaria.
Si bien es cierto, México tiene un largo periodo de estabilidad política y de libertades civiles que permiten a quien quiera anhelar la Presidencia de la República, ¿nos conviene entrar de lleno a esa guerra de frases y de egos que buscan granjearse nuestro voto? ¿Será adecuado que aun cuando la ley especifica los tiempos ya estén pensando en candidaturas y campañas políticas?
Parece que México vive un tiempo en el que, en materia política electoral, importa lo que decimos y el grado de convencimiento que los decires tengan, pero poco el sustento que tengan en la realidad.
Incendiar la plaza pública para adelantar en la carrera electoral parece un método ya usado por casi todos, porque exige poca responsabilidad política.
Quienes reunidos en torno a líderes y gobernantes escuchan esos discursos poco reparan en lo grave de las frases; se entiende que el descontento justificado en gran medida, les impide ver que las palabras pueden ser demagogia.
Casi todas las fuerzas políticas tienen en su agenda principal decidir quién será el candidato presidencial.
Los programas y planes, las respuestas al ¿para qué y cómo gobernar?, quedan atrás, perdidos entre el mar de las figuras y de los grupos.
Las respuestas esenciales del "poder" están fuera y por debajo del quién. Es más, ya ni siquiera importa si los partidos políticos tiene que reformarse para generara mayor confianza.
Pasados los procesos electorales estatales, entre los cuales algunos siguen pendientes, los partidos políticos no atienden de lleno las agendas de inseguridad o educativas, si éstas nos les reportan dividendos políticos.
La vida de la política pública y del trabajo legislativo simple y sencillamente sólo tiene un referente: la elección presidencial de 2012.
Hoy, el gobernante no confía plenamente en que su ejercicio de gobierno, que sus obras y su manejo adecuado de los recursos materiales y humanos, dejen en los ciudadanos buena imagen.
Por eso hay que utilizar los mecanismos ilegales. Si las fechas establecidas para contender no les convienen a los aspirantes, entonces trasgreden la norma porque en un país con el grado de impunidad y la calificación vergonzosa de niveles de corrupción no importan porque pedimos legalidad pero la violamos y violentamos en aras del triunfo.
La visión práctica por alcanzar el poder suple la necesidad de construir cultura de respeto, de tolerancia, de cumplimiento a las normas, de honorabilidad y de honestidad, es decir nos impide ver que estos valores son precisamente los que sustentan la consolidación democrática que requiere nuestro país.
De Ciro Gómez a Cayetano Cabrera
Ciro Gómez Leyva
gomezleyva@milenio.com
La historia en breve
Milenio
Transmitimos anoche en MILENIO Televisión la entrevista que nuestro compañero Raymundo Pérez Arellano le hizo a Cayetano Cabrera, el integrante del SME que se mantuvo 89 días en huelga de hambre.
Raymundo lo abordó cuando llegaba a su casa. Cayetano enfureció y le gritó que no aceptaba ninguna entrevista con nosotros, porque yo (me citó por mis apellidos) era un “mentiroso, hocicón, puto, sin güevos, hijo de la chingada”, que me había pasado diciendo que él nunca había estado en huelga de hambre.
En su furia, Cayetano se fue quitando la ropa para probar con el cuello, costillas, abdomen, piernas, que el ayuno había sido real y absoluto. No cesaba de insultarme.
Un poco más adelante se tranquilizó y la entrevista corrió con razonable fluidez. Puedo comprender su situación anímica, el momento límite por el que atraviesa. Lo que no puedo dejar en el aire son las calumnias.
Jamás expresé en la pantalla de MILENIO Televisión que Cayetano no respetara la huelga de hambre. Jamás. No hay siquiera una insinuación o parodia que me acerca a tal afirmación. Creo que Cayetano no veía MILENIO Noticias en el Zócalo, y que alguien con muy mala leche lo nutrió de odio con esas invenciones.
Lo invito, a él, a que venga a nuestras instalaciones y revise las 58 notas y crónicas que me tocó presentar en los 89 días de la huelga de hambre (ninguna televisora hizo una cobertura medianamente parecida). Lo invito a que consulte lo que quiera.
Si descubre que dije una vez lo que él dice que me pasé repitiendo, le doy mi palabra de que renuncio de inmediato al espacio que conduzco en la pantalla de MILENIO Noticias.
Si no encuentra nada, lo único que le pido es que se retracte de sus calumnias.
gomezleyva@milenio.com
La historia en breve
Milenio

Raymundo lo abordó cuando llegaba a su casa. Cayetano enfureció y le gritó que no aceptaba ninguna entrevista con nosotros, porque yo (me citó por mis apellidos) era un “mentiroso, hocicón, puto, sin güevos, hijo de la chingada”, que me había pasado diciendo que él nunca había estado en huelga de hambre.
En su furia, Cayetano se fue quitando la ropa para probar con el cuello, costillas, abdomen, piernas, que el ayuno había sido real y absoluto. No cesaba de insultarme.
Un poco más adelante se tranquilizó y la entrevista corrió con razonable fluidez. Puedo comprender su situación anímica, el momento límite por el que atraviesa. Lo que no puedo dejar en el aire son las calumnias.
Jamás expresé en la pantalla de MILENIO Televisión que Cayetano no respetara la huelga de hambre. Jamás. No hay siquiera una insinuación o parodia que me acerca a tal afirmación. Creo que Cayetano no veía MILENIO Noticias en el Zócalo, y que alguien con muy mala leche lo nutrió de odio con esas invenciones.
Lo invito, a él, a que venga a nuestras instalaciones y revise las 58 notas y crónicas que me tocó presentar en los 89 días de la huelga de hambre (ninguna televisora hizo una cobertura medianamente parecida). Lo invito a que consulte lo que quiera.
Si descubre que dije una vez lo que él dice que me pasé repitiendo, le doy mi palabra de que renuncio de inmediato al espacio que conduzco en la pantalla de MILENIO Noticias.
Si no encuentra nada, lo único que le pido es que se retracte de sus calumnias.
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