agosto 14, 2010

Qué bonita conspiración

Andrés Pascoe Rippey
apascoe@cronica.com.mx
Invasión retrofutura
La Crónica de Hoy

Ahora sí, francamente: no mames, Fidel. ¿Guerra nuclear? ¿Complot del “Imperio” para evitar que Andrés Manuel López Obrador tome la Presidencia? Me deja pasmado que Fidel, a estas alturas del partido, piense que a los gringos les importa quién gobierna México: sea quien sea, la relación sería exactamente igual por la simple razón de que no hay músculo para hacer nada distinto. ¿Qué estaría haciendo AMLO diferente a lo que hace Calderón? Quizá más ruido, quizá más escándalo, pero nada sustancial sería diferente.

Ver a Fidel escribiendo —que siempre es peor lo que uno pone por escrito que lo que uno simplemente dice— que viene una guerra nuclear y que AMLO será clave para detenerla me genera, como izquierdista y como sincero admirador de Cuba en muchos sentidos, un pesar profundo: este vato se está desmoronando y nadie le dice lo contrario. Es escalofriante.

Pero si hay algo que Fidel ha demostrado con reiterada eficacia es que, ante el conflicto interno, ante la fragilidad del régimen, hay siempre que apostar al conflicto externo. Toda crisis al interior del sistema político, sobre todo cuando es autoritario, se puede reconvenir con una buena amenaza de guerra internacional.

No sería sensato leer los artículos que escribe el Comandante sin recordar el contexto internacional de Cuba: tenemos el rollo Fariñas, las huelgas de hambre, el acuerdo con España para liberar a disidentes y todo lo que eso significa. El gobierno cubano puede decir lo que quiera, pero la verdad es que lo obligaron a ceder ante la presión internacional y la ya inocultable situación gravísima de los derechos humanos en la isla.

Es justo ahí, mientras su hermano se dobla y accede a relajar las reglas —lo cual causa un impacto muy poderoso al interior de la estructura política cubana y de su Comité Central— que de pronto Castro determina que viene una guerra nuclear y que justo será el despojado del Imperio (AMLO) quién nos salvará a todos de apocalipsis zombie.

Recuerdo que los cubanos siempre tenían una opinión pésima de Rusia, al punto que incluso si con ellos uno se ponía de pie para hacer un entusiasta brindis con un mojito, decían “no, de pie no se brinda, eso lo hacen los rusos”. La explicación tiene mil justificaciones —la cuasi colonización de Cuba por parte de la Unión Soviética y su posterior abandono, en particular— son clave, pero siempre pensé que había algo más: la crisis de los misiles.

No debe haber habido un momento más crítico en la historia mundial que cuando la guerra sí estaba verdaderamente a punto de darse, con poderosas fuerzas tanto estadunidenses como rusas empujando para desatar la hecatombe. Fue ese un punto climático en nuestro destino y Fidel jugó un rol enorme. Estuvo, como nunca más, en el centro del mundo. Y los rusos lo traicionaron. Pactaron con Kennedy y se llevaron sus armas, dejándolo como un peón.

Quizá con ese recuerdo truncado y esa frustración es que hoy Fidel retoma el tema de la guerra nuclear —seguramente usando cuestionables fuentes de inteligencia— con la ilusión de volver a estar en medio de la Historia. Y al atraer a AMLO a su complot maravilloso sabe que habrá todo un sector nacional que gozoso le tomará la palabra. Marcelo Ebrard mismo ya decidió que pues si el Comandante lo dice, es tal cual, y por lo tanto el Imperio impidió que López Obrador gobernara la patria. Diablos.

El delirio de Fidel se puede explicar — no justificar. El de Marcelo no. Es de una irresponsabilidad máxima y es totalmente típico de él. Pero sí está en nuestras manos tener la claridad de mente para no olvidar que el poder es engañoso y temporal, como también lo es la lucidez. Usémosla mientras la tengamos y no creamos en tristes, aunque bonitas, conspiraciones.

Fábula de la rana y el alacrán

Alejandro Lanoël D'Aussenac
Tomado de Tu editor

Una vez, en la tierra de Shien-Lon, llovió intensamente durante muchos días seguidos...

Las semanas transcurrían bajo el intenso aguacero, desgranando, gota a gota, el paso inexorable de las horas...

Llovió tanto, que el gran río Yang-Tse, llegó a desbordarse, inundando como un mar todas las comarcas vecinas.

Sólo quedaban sobre el nivel de las aguas, algunas colinas bajas y aisladas, que formaban pequeños remansos, entre el turbulento correr de las aguas...

Pronto también aquellos pequeños promontorios quedarían anegados y todos los seres vivientes en esos refugios se ahogarían.

En una de esas pequeñas islas, rodeadas por un mar de aguas marrones y lodosas, había quedado atrapado un alacrán...

De repente, el alacrán vio a una rana nadando alegremente en el agua.

Entonces el alacrán le dijo:

-Oye rana, llévame sobre tu lomo hasta tierra firme... Si no me salvas, moriré ahogado...

La rana miró al alacrán, dubitativa, y le contestó:

-No... no puedo llevarte, porque si subes sobre mi lomo me picarás y moriré...

-Anda, rana... ¡Sálvame! Prometo formalmente no picarte con mi aguijón...

La rana asomó la verde cabeza fuera del agua y dijo:

-No, no me fío de ti...

-Me picarás... Eres un alacrán...

-¡No!! -respondió el alacrán- ¡No te picaré! ¡Lo juro!

-¡Anda, sálvame! Y puedes tener mi palabra de honor de que no te picaré...

-Está bien -dijo la rana- Acepto tu palabra, pero lo haré con esa condición.

Y así fue como el alacrán montó sobre el lomo de la rana y ambos se dirigieron nadando hacia la salvación...

La rana vigorosa daba amplias brazadas sobre la superficie espejada del agua. Sus fuertes patas traseras impulsaban a ambos en dirección de las tierras altas, dejando una estela de espuma ondulante.

Estuvieron nadando varias horas, hasta que ya se empezaba a divisar sobre el brumoso horizonte la oscura línea que anunciaba las verdes colinas de Lushan, aquellas donde el agua ya no podía llegar y que serían la salvación del alacrán.

Y así, iban bogando, a través de aquel inmenso piélago interior, cuando de repente la rana sintió un fuerte dolor en la nuca..

Era un dolor agudo, lacerante, adormecedor...

Enseguida, comenzó a estremecerse...

El veneno corría raudo a través de sus venas, paralizando los miembros y obnubilando los sentidos...

La rana se dio cuenta de que el aguijón del alacrán había penetrado en sus carnes, inyectando el letal veneno...

Ya, en el último instante de lucidez, alcanzó a musitar:

-Alacrán... ¿Por qué me has picado?

-La tierra firme aún está muy lejos, ahora moriremos los dos...

Y mientras ambos se hundían en el agua, irremisiblemente, el alacrán alcanzó a decir:
-Perdóname... No pude evitarlo...

-Soy un alacrán...

"Qué tanto, como la rana, ha actuado el gobierno de Calderón con los regímenes dictatoriales latinoamericanos de Cuba y Venezuela)

La pinza

Jaime Sánchez Susarrey
Reforma

Los casi cuatro años de la guerra contra el narco han consolidado el poder económico y de fuego de los cárteles frente a un Estado que ha sido incapaz de fortalecerse y trazar una estrategia efectiva

Tesis 1. La legalización de las drogas no resolverá el problema de la violencia en México.

Respuesta: por supuesto que no. La violencia es un asunto complejo. La proliferación de cárteles y el entrelazamiento de delitos complican enormemente la situación. El tráfico de drogas asociado al secuestro, la extorsión -derecho de piso- y el robo son cabezas de la misma hidra. Se puede cortar de tajo una sin que desaparezcan las demás.

Todo eso es cierto. Pero también es cierto que los mayores recursos del crimen organizado provienen del tráfico de drogas. De ahí su enorme poder de corrupción. A la cifra de García Luna -los cárteles invierten mil 277 millones de pesos anuales para cooptar y corromper las policías municipales-, habría que agregar lo que destinan a ministerios públicos, jueces y, por supuesto, policías estatales y federales.

Frente a semejantes datos, sólo un obtuso no vería la importancia de golpear al crimen organizado allí donde más le duele: sus recursos. En ese contexto, la marihuana aporta casi el 60 por ciento de lo que obtienen los cárteles en Estados Unidos por venta de drogas. Por eso nadie en sus cinco sentidos puede sub- estimar la importancia de golpear esa columna vertebral.

Corolario: la legalización de las drogas, la marihuana para empezar, no eliminaría de un solo golpe el poder de fuego y el nivel de la violencia de los cárteles, pero asestaría un golpe estructural a su capacidad financiera y, consecuentemente, a su poder de corrupción, de avituallamiento e, incluso, de reclutamiento. No existe una forma más simple, eficaz e inmediata de alcanzar ese objetivo.

Tesis 2. La unificación de las policías municipales en una sola policía estatal atenta, primero, contra la Constitución y, segundo, contra el principio de que el nivel más bajo de la autoridad, la municipal, se involucre en la garantía de la paz y el orden público. Ese entramado es parte esencial de todo sistema democrático.

Falso. Los ejemplos internacionales refutan la última tesis. Basta referirse a los casos de España, Chile y Colombia. En todos ellos existe una policía nacional única, profesional y con un alto espíritu de cuerpo. A nadie, sin embargo, se le ocurriría cuestionar las credenciales democráticas de esos países por el hecho de que no cuenten con corporaciones municipales.

El argumento constitucional resulta más aberrante. El Constituyente del 17 diseñó un orden federal inspirado en la Constitución de 1857 y en Estados Unidos. Pero en la historia de México ese orden formal jamás coincidió con el orden real. La autonomía de los municipios y la soberanía de los estados fueron verdaderas entelequias bajo el porfirismo y el priato.

El fortalecimiento de los gobiernos estatales, que no siempre de los municipales, ha sido consecuencia del desmantelamiento del sistema presidencialista. Por eso la alternancia de 2000 a la fecha y el ascenso de los virreyes (perdón, gobernadores) han sido procesos simultáneos. El problema está en que la gran mayoría de los municipios no cuenta con recursos propios ni con la capacidad de formar cuerpos policiacos profesionales y bien equipados.

Eso por una parte. Por la otra, al Estado y la sociedad nos alcanzó el futuro. El terror y la violencia se han generalizado. Los casi cuatro años de la guerra contra el narcotráfico han consolidado el poder económico y de fuego de los cárteles frente a un Estado que ha sido incapaz de fortalecerse y trazar una estrategia efectiva de combate.

El mejor y más dramático ejemplo de esa incapacidad de Estado, y no sólo del gobierno de Calderón, es el asunto de la policía. La urgencia de profesionalizar las policías nadie la discute, cuando menos en teoría. Pero cuando se trata de los cómo y cuándo las diferencias son mayores. La resistencia a una policía nacional única es absoluta.

Por eso fue un verdadero avance cuando la mayoría de los integrantes de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) se pronunció por la desaparición de las policías municipales y la integración de una corporación única por cada una de las 32 entidades.

Los opositores a esta propuesta son de chile, mole y picadillo. La mayoría de los alcaldes de toda la República la rechazan por razones entendibles, aunque no atendibles: se niegan a perder un espacio de poder. Pero entre los opositores hay también panistas y priistas de primer nivel.

Como en el caso de los detractores de la legalización de las drogas, "los contras" de la policía estatal advierten que no será la solución definitiva y se montan en el argumento de que contraviene un precepto constitucional que no debe ser tocado.

Sobra subrayar que la tesis legalista no tiene fundamento. Si para alcanzar un objetivo hay que modificar la Constitución, pues hay que enmendarla y ya. ¡Cuál es el problema! De hecho, se ha modificado cientos de veces a lo largo de la historia. El verdadero hoyo negro en la argumentación no está, sin embargo, en lo que dice sino en lo que omite.

Ninguno de los municipalistas ofrece una alternativa viable para enfrentar la situación que viven Estado y sociedad. Hay que repetirlo. Policías capaces y profesionales no son una varita mágica que resolverá el problema de la noche a la mañana. Pero sin esos cuerpos el crimen organizado jamás será contenido.

Llegó la hora de cerrar la pinza. La legalización de la marihuana y una política de Estado para forjar cuerpos policiacos modernos y eficaces son las condiciones indispensables para cambiar la correlación de fuerzas. La ventana de oportunidad existe, pero no estará abierta indefinidamente.

¿Pare de chochear?

Yuriria Sierra
Nudo Gordiano
Excélsior

A últimas fechas Fidel Castro, quien acaba de celebrar su cumpleaños, ha estado muy mirón hacía nuestro país.

Cumplió ayer 84 años, y la isla entera se veía casi exigida a celebrarle como se celebra a los ídolos a punto de derrumbe: con caras demacradas, ojos de sospecha y ojeras colectivas de cansancio, silencios obligados que cuidan con temerosa solemnidad el momento grisáceo que precede a la muerte del padre dictatorial y omnipresente. Silencios encogidos para que la voz apagada, agónica, del dictador, siga dominado el espacio. Para que encuentre, aunque susurrantes, algunas ilusiones de eco. Y los encontró...

En fin, metáforas aparte (o no tanto): nuevamente, Fidel Castro. A últimas fechas ha estado muy mirón hacía nuestro país y, sobre todo, hacía el rey de chocolate empeñado (otra voz menguante, en hacer de este país su imperio de juguete. Hace un par de días en su columna del diario cubano, el oficial, Granma, Castro le dedico unas líneas al Pejesaurio.prosa escrita para el regodeo de este: "López Obrador será la persona de más autoridad moral y política de México cuando el sistema se derrumbe y, con él, el imperio. Su contribución a la lucha por evitar que el Presidente Obama desate esa guerra será de gran valor (.) Andrés Manuel López Obrador, una persona con la que nunca hablé, ni sostuve con él relación de amistad, es el autor de un pequeño volumen que acaba de ser editado, a quien agradezco la brillante exposición que hace de lo que está sucediendo en ese hermano país.." Y es que, ¡oh, qué oportuno!, justo estos días AMLO está presentando su libro La mafia que se adueñó de México.y el 2012, y pareciera que esas palabras dichas por Castro es el prólogo que nunca se atrevió El Peje pedirle que lo escribiera.

¡Ah! Pero otro dato importantísimo, es que Fidel señala a AMLO como uno de los líderes que impedirá la guerra ".nuclear de Estados Unidos contra Irán.", porque claro, Andrés Manuel López Obrador es uno de los más grandes activistas en contra de la guerra nuclear, le hemos escuchado trescientos cuarenta y cinco mil discursos al respecto.incluso más de los que ha dedicado al asunto de seguridad nacional. De ahí que Castro le regale esas líneas y lo ubique como el líder que México necesita.así nomás, con tal sólo mirarlo.

Y es que tan emocionado habla del Peje, que incluso se dio tiempo para comentar aquel asunto de los video escándalos y de cómo Salinas de Gortari, según lo cuenta, armó perfecto el golpe que nombró a René Bejarano como el "señor de las ligas". En su versión, evidentemente, Castro señala de víctima a López Obrador porque se vio envuelto en un truculento juego cuya finalidad era sacarlo de la elección del 2006. Olvida que nadie obligó a Bejarano a tomar el dinero como lo vimos todos. Aquí sí, citando a mi querido Pepe Cárdenas: "señor Castro, pare de chochear..."

Y haciéndole segunda -obvio-, Andrés Manuel, que muy a su estilo, y para que nadie piense mal, se limitó a decir: "Agradezco los comentarios y opiniones en la distinguida personalidad del comandante Fidel Castro, y estemos o no de acuerdo con sus ideas y con su práctica política, es sin duda uno de los más importantes dirigentes del mundo de nuestra época, como lo fueron Gandhi, Roosevelt, Winston Churchill, Charles de Gaulle, Martin Luther King, Ho Chi Minh, Salvador Allende y nuestro bien amado Nelson Mandela.", ¡ah! Le cayeron de sorpresa las líneas castristas y, seguramente, de los nervios de recibir tal honor no le permitieron decir nada más al respecto. Aunque claro, aprovechó todo lo escrito por Castro, pues queda perfecto para la coyuntura de su movimiento. A uno, "pare de chochear", al otro "pare de pejear". Y las preguntas obligadas: ¿de dónde le salió a Fidel la idea de abrazar epistolarmente al Peje? Y dos, ¿por qué Marcelo Ebrard abrazó la coyuntura?