agosto 20, 2010
Plegaria de los huérfanos
Fernando del Paso
La Jornada
Nosotros, Señor, los niños huérfanos y las niñas huérfanas de México te rogamos:
Déjanos gozar la plenitud de nuestra orfandad.
Nuestros padres murieron porque fue tu Voluntad. Nuestros padres nos abandonaron porque fue tu Voluntad. Porque Tú así lo quisiste, nuestras madres fueron violadas por desconocidos a los que nunca volvieron a ver, y ellas nos arrojaron a un basurero o nos dejaron a las puertas de un Templo.
Déjanos, Señor, honrar tu Divina Voluntad.
Es nuestro privilegio.
No nos entregues a la adopción de parejas del mismo sexo. Por mucho amor que piensen darnos.
Por mucho amor que, de verdad, nos den.
Preferimos el desamor del abandono.
Preferimos el desamor de la indiferencia.
Es nuestro privilegio.
Preferimos, a tener dos padres amorosos o dos madres amorosas, vivir como vinimos a este mundo: sin un solo padre, sin una sola madre. Preferimos, a tener el amor toda la vida de dos hombres o dos mujeres de buenas intenciones y buena alma, no tener el amor de nadie desde siempre y para siempre.
Preferimos el desamor de la orfandad.
Déjanos, Señor, la libertad de vivir como huérfanos en un orfanatorio. De vestir como huérfanos, el uniforme del orfanatorio. De comer, como huérfanos, la miserable comida del orfanatorio. De dormir, como huérfanos, en los multitudinarios dormitorios de los orfanatorios. Déjanos, Señor, que cuando lleguemos a los albores de nuestra adolescencia nos echen a la calle, como a todos los huérfanos, del orfanatorio.
Es nuestro privilegio.
Así honramos tu Divina Voluntad.
Déjanos, Señor, quedarnos sin estudios, crecer sin moral y sin religión, sin nadie a quien aprendamos a amar, sin nadie que nos enseñe a amarte.
Déjanos ser niños de la calle, hombres de la calle, mujeres de la calle.
Déjanos disfrazarnos de payasos y malabaristas para malganarnos la vida en las esquinas.
Déjanos ser franeleros toda la vida. Déjanos ser mendigos.
Es nuestro privilegio.
Déjanos dedicarnos a limpiar los parabrisas de los automóviles.
Déjanos ser presa fácil del crimen y de la droga, del alcohol.
Déjanos ser criminales. Déjanos ser ladrones y narcos.
Déjanos caer muertos a los veinte años de una sobredosis.
Déjanos morir de hambre en un callejón, déjanos ser asesinados en la flor de nuestra juventud.
Déjanos vivir parte de nuestra orfandad en las cárceles.
Es nuestro privilegio.
Danos la oportunidad, como se la diste a nuestros padres biológicos, de fundar hogares que podamos destruir para poder tener hijos que, con su orfandad, sean el espejo de la orfandad de sus padres y de sus madres, de su crueldad, de su irresponsabilidad, de su desapego.
Déjanos, Señor, prostituirnos a los doce, a los trece, a los catorce años.
Déjanos, Señor, ser las putitas y los putitos de los proxenetas.
Déjanos, Señor, ser pasto de los pederastas en las escuelas, en tus templos.
Pero no nos des por guía a dos mujeres, o a dos hombres, aunque todos sean, como nosotros, tus hijos, y todos, como nosotros, seres humanos. Por mucho amor que nos prometan. Por mucho amor que nos tengan. Y así nos colmen con alegrías y comprensión. Así nos dignifiquen como pobres criaturas de Dios y por mucho amor que tengan a ti mismo. No merecen nuestro amor recíproco porque no merecen, siquiera, el tuyo.
Preferimos el desamor de la ausencia. Preferimos el desamor del olvido.
Pero si es tu Divina Voluntad, Señor, darnos un hogar y arrancarnos así el privilegio de no haberlo tenido, Señor, haz que las buenas familias cristianas de México que ya tienen hijos, nos adopten; haz que todas las parejas sin hijos de México, nos adopten. A todos, Señor. Cualquiera sea el color de nuestra piel. Así seamos blancos o indios, negros. Así estemos ciegos, o cojos, o mudos. Tú, si te lo propones, Señor, puedes hacerlo.
Diles a esas buenas familias cristianas que así aliviarán sus conciencias: evitándonos ser adoptados por parejas del mismo sexo.
No nos des dos padres o dos madres, Señor. Tú nos diste el frío de la ciudad y el silencio de la noche: los preferimos al calor de sus hogares y a la dulzura de sus palabras.
Y si nada de esto puedes hacer porque no lo quieres hacer, porque tu Divina y misteriosa e inescrutable Divina Voluntad se impone a tu Divina Omnipotencia, Señor, déjanos tranquilos.
Déjanos, así como nacimos parias, ser parias toda la vida para salvaguardar tu Voluntad. Déjanos crecer desprotegidos en el desamor de la intemperie, en la periferia de la sociedad, en el vacío del rechazo y el desdén.
Déjanos Tú, tú, el Señor sin cuya voluntad no se mueve la hoja de un árbol, déjanos, Señor, que como hojas nos arrastre el viento de la soledad y la derelicción.
Es nuestro privilegio: somos los privilegiados de la Tierra porque sabemos que, gracias a tu infinita Misericordia, le has prometido, a aquellos que en esta vida habitan un infierno, que en la otra vida serán ciudadanos del Reino de los Cielos.
Gracias, Señor.
La Jornada

Déjanos gozar la plenitud de nuestra orfandad.
Nuestros padres murieron porque fue tu Voluntad. Nuestros padres nos abandonaron porque fue tu Voluntad. Porque Tú así lo quisiste, nuestras madres fueron violadas por desconocidos a los que nunca volvieron a ver, y ellas nos arrojaron a un basurero o nos dejaron a las puertas de un Templo.
Déjanos, Señor, honrar tu Divina Voluntad.
Es nuestro privilegio.
No nos entregues a la adopción de parejas del mismo sexo. Por mucho amor que piensen darnos.
Por mucho amor que, de verdad, nos den.
Preferimos el desamor del abandono.
Preferimos el desamor de la indiferencia.
Es nuestro privilegio.
Preferimos, a tener dos padres amorosos o dos madres amorosas, vivir como vinimos a este mundo: sin un solo padre, sin una sola madre. Preferimos, a tener el amor toda la vida de dos hombres o dos mujeres de buenas intenciones y buena alma, no tener el amor de nadie desde siempre y para siempre.
Preferimos el desamor de la orfandad.
Déjanos, Señor, la libertad de vivir como huérfanos en un orfanatorio. De vestir como huérfanos, el uniforme del orfanatorio. De comer, como huérfanos, la miserable comida del orfanatorio. De dormir, como huérfanos, en los multitudinarios dormitorios de los orfanatorios. Déjanos, Señor, que cuando lleguemos a los albores de nuestra adolescencia nos echen a la calle, como a todos los huérfanos, del orfanatorio.
Es nuestro privilegio.
Así honramos tu Divina Voluntad.
Déjanos, Señor, quedarnos sin estudios, crecer sin moral y sin religión, sin nadie a quien aprendamos a amar, sin nadie que nos enseñe a amarte.
Déjanos ser niños de la calle, hombres de la calle, mujeres de la calle.
Déjanos disfrazarnos de payasos y malabaristas para malganarnos la vida en las esquinas.
Déjanos ser franeleros toda la vida. Déjanos ser mendigos.
Es nuestro privilegio.
Déjanos dedicarnos a limpiar los parabrisas de los automóviles.
Déjanos ser presa fácil del crimen y de la droga, del alcohol.
Déjanos ser criminales. Déjanos ser ladrones y narcos.
Déjanos caer muertos a los veinte años de una sobredosis.
Déjanos morir de hambre en un callejón, déjanos ser asesinados en la flor de nuestra juventud.
Déjanos vivir parte de nuestra orfandad en las cárceles.
Es nuestro privilegio.
Danos la oportunidad, como se la diste a nuestros padres biológicos, de fundar hogares que podamos destruir para poder tener hijos que, con su orfandad, sean el espejo de la orfandad de sus padres y de sus madres, de su crueldad, de su irresponsabilidad, de su desapego.
Déjanos, Señor, prostituirnos a los doce, a los trece, a los catorce años.
Déjanos, Señor, ser las putitas y los putitos de los proxenetas.
Déjanos, Señor, ser pasto de los pederastas en las escuelas, en tus templos.
Pero no nos des por guía a dos mujeres, o a dos hombres, aunque todos sean, como nosotros, tus hijos, y todos, como nosotros, seres humanos. Por mucho amor que nos prometan. Por mucho amor que nos tengan. Y así nos colmen con alegrías y comprensión. Así nos dignifiquen como pobres criaturas de Dios y por mucho amor que tengan a ti mismo. No merecen nuestro amor recíproco porque no merecen, siquiera, el tuyo.
Preferimos el desamor de la ausencia. Preferimos el desamor del olvido.
Pero si es tu Divina Voluntad, Señor, darnos un hogar y arrancarnos así el privilegio de no haberlo tenido, Señor, haz que las buenas familias cristianas de México que ya tienen hijos, nos adopten; haz que todas las parejas sin hijos de México, nos adopten. A todos, Señor. Cualquiera sea el color de nuestra piel. Así seamos blancos o indios, negros. Así estemos ciegos, o cojos, o mudos. Tú, si te lo propones, Señor, puedes hacerlo.
Diles a esas buenas familias cristianas que así aliviarán sus conciencias: evitándonos ser adoptados por parejas del mismo sexo.
No nos des dos padres o dos madres, Señor. Tú nos diste el frío de la ciudad y el silencio de la noche: los preferimos al calor de sus hogares y a la dulzura de sus palabras.
Y si nada de esto puedes hacer porque no lo quieres hacer, porque tu Divina y misteriosa e inescrutable Divina Voluntad se impone a tu Divina Omnipotencia, Señor, déjanos tranquilos.
Déjanos, así como nacimos parias, ser parias toda la vida para salvaguardar tu Voluntad. Déjanos crecer desprotegidos en el desamor de la intemperie, en la periferia de la sociedad, en el vacío del rechazo y el desdén.
Déjanos Tú, tú, el Señor sin cuya voluntad no se mueve la hoja de un árbol, déjanos, Señor, que como hojas nos arrastre el viento de la soledad y la derelicción.
Es nuestro privilegio: somos los privilegiados de la Tierra porque sabemos que, gracias a tu infinita Misericordia, le has prometido, a aquellos que en esta vida habitan un infierno, que en la otra vida serán ciudadanos del Reino de los Cielos.
Gracias, Señor.
'El mexicano no está educado para triunfar'
José Ángel Parra
jose.parra@eluniversal.com.mx
El Universal
Expertos afirman que en México no estamos formados desde la infancia como triunfadores y no existe la idea de conseguir lo que se propone
El "miedo al éxito" que tanto observan sicólogos y sociólogos en el entorno mexicano, reaparece cada que se repite algún fracaso futbolero, como el que vivió el Guadalajara el pasado miércoles en la final de la Copa Libertadores 2010.
"En general, en México no estamos formados desde la infancia como triunfadores. No tenemos esa idea de que podemos conseguir lo que nos propongamos", comparte la doctora Lilia Pankowski, a la hora de analizar las causas del tropiezo de las Chivas ante el Internacional de Porto Alegre de Brasil.
"Creérsela y sentirse merecedores de que pueden ganar y no autosabotearse con el miedo al éxito", propone Pankowski, quien recuerda que en El Laberinto de la Soledad, de Octavio Paz, el autor expone ese síntoma del conquistado.
"No nos vemos como quienes realmente pueden ganar lo que se propongan, sino es ‘casi lo conseguí', es ‘tratar de hacer las cosas'. Una cosa es tratar y otra es conseguirlo, realizarlo, y aquí la gente se conforma con ‘tratar'. Es un bloqueo neurótico que se llama así, ‘trata más'. Trata, pero no lo logres, esa es la tesis", comparte la sicóloga.
Recuerda que en otras culturas, como España, Alemania, Japón o Estados Unidos, "desde niños saben que pueden conseguir lo que se propongan, pero también eso es el resultado de una disciplina, que al mexicano le falta".
A manera de ejemplo, Pankowski recuerda el reciente partido amistoso entre México y España, donde los "paseíllos" y las distinciones estuvieron a la orden del día en torno del campeón del mundo: "No sé hasta qué punto todavía se vieron a sí mismos los mexicanos como los indígenas conquistados y vieron al español conquistador frente a ellos. Eso los detonó", opina.
Al ejercicio se suma el siquiatra Gonzalo Alemán Cruz, quien agrega otros ingredientes al fracaso rojiblanco: "Creo que lo que nos falta y esto lo vemos en muchos niveles, no nada más en el futbol, es adaptabilidad a otros ambientes, ser más internacionales, menos locales. Tú ves, por ejemplo, países exitosos que tienen una colonia en todos lados del mundo y nosotros aún somos demasiado apegados a nuestros orígenes".
De hecho, prosigue, "no es un problema de capacidad, sino de adaptabilidad, porque no nada más en mi pueblito, con mi mamita, con mi papito, sino allá afuera, donde estoy solo".
Los fracasos sufridos por los denominados "grandes" del futbol, como Chivas, América, Cruz Azul y Pumas en torneos de la Conmebol, contrastan con los números del Pachuca, que con un perfil más modesto alcanza metas. Eso, según Alemán, también tiene su explicación. "Hay mucho de esto. Como que no me atrevo a ser adulto, a tener pantalones largos. Soy chiquito. Entonces se pierde, curiosamente en el momento final, a pesar de tener un buen desempeño".
De todas formas, rescata un crecimiento, aunque no con la rapidez que se requiere y también aborda el empate entre México y España, "lo cual habla de que aquí, localmente, sí pudimos desenvolvernos mejor, aquí, pero no nos atrevimos a ir a conquistar Sudáfrica", concluyen los especialistas.
jose.parra@eluniversal.com.mx
El Universal
Expertos afirman que en México no estamos formados desde la infancia como triunfadores y no existe la idea de conseguir lo que se propone
El "miedo al éxito" que tanto observan sicólogos y sociólogos en el entorno mexicano, reaparece cada que se repite algún fracaso futbolero, como el que vivió el Guadalajara el pasado miércoles en la final de la Copa Libertadores 2010.

"Creérsela y sentirse merecedores de que pueden ganar y no autosabotearse con el miedo al éxito", propone Pankowski, quien recuerda que en El Laberinto de la Soledad, de Octavio Paz, el autor expone ese síntoma del conquistado.
"No nos vemos como quienes realmente pueden ganar lo que se propongan, sino es ‘casi lo conseguí', es ‘tratar de hacer las cosas'. Una cosa es tratar y otra es conseguirlo, realizarlo, y aquí la gente se conforma con ‘tratar'. Es un bloqueo neurótico que se llama así, ‘trata más'. Trata, pero no lo logres, esa es la tesis", comparte la sicóloga.
Recuerda que en otras culturas, como España, Alemania, Japón o Estados Unidos, "desde niños saben que pueden conseguir lo que se propongan, pero también eso es el resultado de una disciplina, que al mexicano le falta".
A manera de ejemplo, Pankowski recuerda el reciente partido amistoso entre México y España, donde los "paseíllos" y las distinciones estuvieron a la orden del día en torno del campeón del mundo: "No sé hasta qué punto todavía se vieron a sí mismos los mexicanos como los indígenas conquistados y vieron al español conquistador frente a ellos. Eso los detonó", opina.
Al ejercicio se suma el siquiatra Gonzalo Alemán Cruz, quien agrega otros ingredientes al fracaso rojiblanco: "Creo que lo que nos falta y esto lo vemos en muchos niveles, no nada más en el futbol, es adaptabilidad a otros ambientes, ser más internacionales, menos locales. Tú ves, por ejemplo, países exitosos que tienen una colonia en todos lados del mundo y nosotros aún somos demasiado apegados a nuestros orígenes".
De hecho, prosigue, "no es un problema de capacidad, sino de adaptabilidad, porque no nada más en mi pueblito, con mi mamita, con mi papito, sino allá afuera, donde estoy solo".
Los fracasos sufridos por los denominados "grandes" del futbol, como Chivas, América, Cruz Azul y Pumas en torneos de la Conmebol, contrastan con los números del Pachuca, que con un perfil más modesto alcanza metas. Eso, según Alemán, también tiene su explicación. "Hay mucho de esto. Como que no me atrevo a ser adulto, a tener pantalones largos. Soy chiquito. Entonces se pierde, curiosamente en el momento final, a pesar de tener un buen desempeño".
De todas formas, rescata un crecimiento, aunque no con la rapidez que se requiere y también aborda el empate entre México y España, "lo cual habla de que aquí, localmente, sí pudimos desenvolvernos mejor, aquí, pero no nos atrevimos a ir a conquistar Sudáfrica", concluyen los especialistas.
¿Daño colateral?
Javier Solorzano
Vitral
El Universal
Quizá nunca había estado tan amenazado el ejercicio periodístico. Estamos ante nuevos tiempos de censura. De cuando los gobiernos ejercían el control político pasamos a los de la imposición informativa de la delincuencia organizada. No se han ido los tiempos en que caciques, presidentes municipales y más de algún gobernador imponen agenda e incluso las ocho columnas, pero el narco lleva ya un tiempo siendo la gran variable.
El secuestro de trabajadores de medios nacionales colocó el tema en el centro como hace tiempo no sucedía. Pero es evidente que la mirada del problema debe ser de fuera hacia dentro. Lo que ha pasado por años en muchos medios es ya una tendencia. Los delincuentes hablan al celular de reporteros e incluso de directores de diarios, para decir qué quieren y cómo lo quieren.
Si el gobierno está viendo esto como parte de los daños colaterales de la singular “guerra”, equivoca su diagnóstico. Buenos diagnósticos traen buenas soluciones. Es evidente que no todos los periodistas “levantados” o asesinados se pueden distinguir por su pulcritud. Pero muchos han sido amenazados, secuestrados y asesinados por su honestidad y sus investigaciones.
En este momento varios diarios están bajo amenaza. Han optado por el silencio porque si hacen pública su situación el resultado puede ser la muerte. Pedir ayuda a la policía se percibe como otro riesgo. Nos decían hace días: “pedirles ayuda es ir directamente con los que nos amenazan”. Varios directores de periódicos renuncian o aligeran sus diarios en un acto de sobrevivencia.
El narco está metido en gran parte del país y cada vez está más cerca de todos. El secuestro de los “4 de Durango” nos mostró sólo una de las caras de lo que se vive en Durango, Tamaulipas, Coahuila, Zacatecas, Sinaloa, Nuevo León, Chihuahua, Nayarit, y Tabasco por lo menos. Nadie pide un régimen de excepción para periodistas. Se deben crear condiciones para que los ciudadanos desarrollen sus trabajos sin importar cuáles. Relatores de la OEA y la ONU presentan el martes un informe sobre la situación de los periodistas en el país. (Casa Lamm 4:00 pm.) Será importante que ONU y OEA no dejen pasar un año para enviar sus recomendaciones. Para el gobierno, esto puede sólo ser otro “daño colateral”, pero entre civiles, periodistas, huérfanos, viudas y demás afectados por la “guerra”, el vaso se está llenando de los “daños colaterales”.
¡OUUCHCHCH! “No sabía que estaba embarazada. Mi regla siempre ha sido irregular. Me sentía mal y fui al baño. De repente empecé a sangrar. Mis padres me ayudaron y me llevaron a la clínica. No sé quién le habló al MP y me preguntó lo que me había pasado. A la semana me pidió que regresara y que no tardaría más de una hora. Fui y llevó ya siete años en la cárcel”, María Araceli Camargo, presa en el penal de “Puentecilla” Guanajuato, y condenada a 25 años de prisión por homicidio en grado de parentesco.
Vitral
El Universal

El secuestro de trabajadores de medios nacionales colocó el tema en el centro como hace tiempo no sucedía. Pero es evidente que la mirada del problema debe ser de fuera hacia dentro. Lo que ha pasado por años en muchos medios es ya una tendencia. Los delincuentes hablan al celular de reporteros e incluso de directores de diarios, para decir qué quieren y cómo lo quieren.
Si el gobierno está viendo esto como parte de los daños colaterales de la singular “guerra”, equivoca su diagnóstico. Buenos diagnósticos traen buenas soluciones. Es evidente que no todos los periodistas “levantados” o asesinados se pueden distinguir por su pulcritud. Pero muchos han sido amenazados, secuestrados y asesinados por su honestidad y sus investigaciones.
En este momento varios diarios están bajo amenaza. Han optado por el silencio porque si hacen pública su situación el resultado puede ser la muerte. Pedir ayuda a la policía se percibe como otro riesgo. Nos decían hace días: “pedirles ayuda es ir directamente con los que nos amenazan”. Varios directores de periódicos renuncian o aligeran sus diarios en un acto de sobrevivencia.
El narco está metido en gran parte del país y cada vez está más cerca de todos. El secuestro de los “4 de Durango” nos mostró sólo una de las caras de lo que se vive en Durango, Tamaulipas, Coahuila, Zacatecas, Sinaloa, Nuevo León, Chihuahua, Nayarit, y Tabasco por lo menos. Nadie pide un régimen de excepción para periodistas. Se deben crear condiciones para que los ciudadanos desarrollen sus trabajos sin importar cuáles. Relatores de la OEA y la ONU presentan el martes un informe sobre la situación de los periodistas en el país. (Casa Lamm 4:00 pm.) Será importante que ONU y OEA no dejen pasar un año para enviar sus recomendaciones. Para el gobierno, esto puede sólo ser otro “daño colateral”, pero entre civiles, periodistas, huérfanos, viudas y demás afectados por la “guerra”, el vaso se está llenando de los “daños colaterales”.
¡OUUCHCHCH! “No sabía que estaba embarazada. Mi regla siempre ha sido irregular. Me sentía mal y fui al baño. De repente empecé a sangrar. Mis padres me ayudaron y me llevaron a la clínica. No sé quién le habló al MP y me preguntó lo que me había pasado. A la semana me pidió que regresara y que no tardaría más de una hora. Fui y llevó ya siete años en la cárcel”, María Araceli Camargo, presa en el penal de “Puentecilla” Guanajuato, y condenada a 25 años de prisión por homicidio en grado de parentesco.
Biodegradables
Sergio Sarmiento
Jaque Mate
Reforma
"En un tiempo de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario". George Orwell
A los políticos les gusta prohibir. Ésa es la razón real de la decisión del gobierno capitalino de proscribir el "regalo" de bolsas de plástico en tiendas o supermercados. La medida en nada ayudará al ambiente.
Las bolsas de plástico con las que se empacan los productos en tiendas y supermercados representan menos de 1 por ciento de la basura. Pero vamos a suponer que, efectivamente, las autoridades logren que el 100 por ciento sea remplazado por otras de plástico "biodegradable". ¿Ayudaría esto a resolver un 1 por ciento de los problemas del ambiente? Para nada. El éxito agravaría los problemas ambientales.
Las bolsas "biodegradables" sólo sirven para promover la imagen ecologista de los políticos y aliviar las culpas de las buenas conciencias. Su impacto sobre el ambiente puede ser peor que el polietileno.
Hay dos tipos de plástico biodegradable. Uno es un plástico normal al que se aplica un aditivo químico. El otro se elabora a partir de productos naturales, como el maíz. Los dos tienen problemas.
El primero es el costo. Los plásticos biodegradables son significativamente más caros que los tradicionales, aunque éste es un problema que la tecnología y un aumento en el volumen de producción podrían resolver. Lo más significativo, sin embargo, es que pueden ser más dañinos para el ambiente que los tradicionales.
Los plásticos biodegradables suelen requerir mayor energía para su fabricación. Esto aumenta el calentamiento global. Los que se fabrican de productos naturales, principalmente maíz, roban tierra agrícola a los alimentos. Si realmente se generalizara su producción, se provocaría una crisis de alimentos similar o más seria que la originada por el empleo del maíz para la producción de etanol.
Los plásticos a los que se añaden químicos dejan al degradarse fragmentos que duran tanto tiempo en el ambiente como los plásticos tradicionales. Su proceso de descomposición, por otra parte, emite grandes cantidades de dióxido de carbono que contribuye al calentamiento de la atmósfera.
Para ser resistentes, las bolsas de plástico biodegradable deben ser bastante más gruesas que las de plástico ultradelgado que se emplean actualmente en los supermercados. A pesar de que tienen un proceso de degradación más rápido, terminan por representar un problema ambiental mayor por su volumen.
Para realmente ser biodegradables, los plásticos necesitan estar en un ambiente de temperaturas altas y alta oxigenación. Estas condiciones no se dan en los rellenos sanitarios ni siquiera de los países avanzados. Se necesitan plantas industriales para ello. En los tiraderos al aire libre de México el plástico biodegradable no se descompone más rápido que el tradicional.
Un problema técnico muy serio consiste en definir qué es biodegradable. Los especialistas en Estados Unidos y Europa se han peleado durante años para determinar qué productos son realmente dignos de esta políticamente correcta designación. Muchos de los productos que se presentan como biodegradables realmente no lo son. Esto es importante porque en la nueva Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México se permite regalar bolsas de plástico biodegradable mientras se prohíben las de plástico pero sin ofrecer especificaciones técnicas del material. La verdad es que en nuestros tiraderos de basura ningún plástico es realmente biodegradable.
El problema de los residuos de plástico es real. Para resolverlo hay que tomar medidas inteligentes. Prohibir que se den bolsas de plástico en los supermercados es una simple estupidez.
Cumpleaños
"Tú eres México. Cumples 200 años". La frase del gobierno federal nos ataca en toda suerte de anuncios. Si fuera verdad significaría que ni Cuauhtémoc, el joven abuelo, ni sor Juana Inés de la Cruz serían mexicanos. Qué triste que nuestros gobernantes quieran definir una nación que excluye a mexicanos de esta estatura.
Jaque Mate
Reforma
"En un tiempo de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario". George Orwell

Las bolsas de plástico con las que se empacan los productos en tiendas y supermercados representan menos de 1 por ciento de la basura. Pero vamos a suponer que, efectivamente, las autoridades logren que el 100 por ciento sea remplazado por otras de plástico "biodegradable". ¿Ayudaría esto a resolver un 1 por ciento de los problemas del ambiente? Para nada. El éxito agravaría los problemas ambientales.
Las bolsas "biodegradables" sólo sirven para promover la imagen ecologista de los políticos y aliviar las culpas de las buenas conciencias. Su impacto sobre el ambiente puede ser peor que el polietileno.
Hay dos tipos de plástico biodegradable. Uno es un plástico normal al que se aplica un aditivo químico. El otro se elabora a partir de productos naturales, como el maíz. Los dos tienen problemas.
El primero es el costo. Los plásticos biodegradables son significativamente más caros que los tradicionales, aunque éste es un problema que la tecnología y un aumento en el volumen de producción podrían resolver. Lo más significativo, sin embargo, es que pueden ser más dañinos para el ambiente que los tradicionales.
Los plásticos biodegradables suelen requerir mayor energía para su fabricación. Esto aumenta el calentamiento global. Los que se fabrican de productos naturales, principalmente maíz, roban tierra agrícola a los alimentos. Si realmente se generalizara su producción, se provocaría una crisis de alimentos similar o más seria que la originada por el empleo del maíz para la producción de etanol.
Los plásticos a los que se añaden químicos dejan al degradarse fragmentos que duran tanto tiempo en el ambiente como los plásticos tradicionales. Su proceso de descomposición, por otra parte, emite grandes cantidades de dióxido de carbono que contribuye al calentamiento de la atmósfera.
Para ser resistentes, las bolsas de plástico biodegradable deben ser bastante más gruesas que las de plástico ultradelgado que se emplean actualmente en los supermercados. A pesar de que tienen un proceso de degradación más rápido, terminan por representar un problema ambiental mayor por su volumen.
Para realmente ser biodegradables, los plásticos necesitan estar en un ambiente de temperaturas altas y alta oxigenación. Estas condiciones no se dan en los rellenos sanitarios ni siquiera de los países avanzados. Se necesitan plantas industriales para ello. En los tiraderos al aire libre de México el plástico biodegradable no se descompone más rápido que el tradicional.
Un problema técnico muy serio consiste en definir qué es biodegradable. Los especialistas en Estados Unidos y Europa se han peleado durante años para determinar qué productos son realmente dignos de esta políticamente correcta designación. Muchos de los productos que se presentan como biodegradables realmente no lo son. Esto es importante porque en la nueva Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México se permite regalar bolsas de plástico biodegradable mientras se prohíben las de plástico pero sin ofrecer especificaciones técnicas del material. La verdad es que en nuestros tiraderos de basura ningún plástico es realmente biodegradable.
El problema de los residuos de plástico es real. Para resolverlo hay que tomar medidas inteligentes. Prohibir que se den bolsas de plástico en los supermercados es una simple estupidez.
Cumpleaños
"Tú eres México. Cumples 200 años". La frase del gobierno federal nos ataca en toda suerte de anuncios. Si fuera verdad significaría que ni Cuauhtémoc, el joven abuelo, ni sor Juana Inés de la Cruz serían mexicanos. Qué triste que nuestros gobernantes quieran definir una nación que excluye a mexicanos de esta estatura.
Las cinco variables y los siete modelos básicos
José Elías Romero Apis
Excélsior
Algunas drogas ya forman parte de la cultura contemporánea, tales como el alcohol, el tabaco, el café y algunos medicamentos. Otras más, de alta lesividad, gozan de un tráfico permitido por la ley, tales como los solventes e inhalables
Tercera y última parte
Con todo lo anterior estamos en posibilidad de asomarnos, aunque sea muy brevemente, a los modelos básicos de permisibilidad en materia de drogas.
1. Modelo de legalización fáctica
Este es el modelo más simple, cómodo y cínico de legalización. Implica el laissez faire en su más pura concepción. Tal como ha sucedido en México con algunas actividades como las lúdicas y las abortivas, que durante tiempo han estado proscritas y hasta penalizadas pero que, en la vida práctica cotidiana, han contado con la mayor complacencia por parte de las autoridades.
Este modelo de legalización es prácticamente el ya existente en México, sobre todo en lo que concierne al llamado narcomenudeo.
El abasto directo de drogas a los consumidores finales es una práctica que goza de una legalización fáctica casi absoluta.
2. Modelo de legalización parcial
Este consiste en la discriminación de ciertas drogas para permitir su tráfico aunque no de manera global para todas ellas.
También es un modelo ya implantado en México y en muchos países. Algunas drogas ya forman parte de la cultura contemporánea, tales como el alcohol, el tabaco, el café y algunos medicamentos.
Otras más, de alta lesividad, gozan de un tráfico permitido por la ley, tales como los solventes e inhalables, principalmente el thinner, las pinturas y otros similares.
Baste decir que el consumo de drogas lícitas es mayor y mucho más pernicioso en nuestro país que el de drogas prohibidas. Una razón se ha encontrado en la pobreza extrema, ya que, en México, lo único que quita el hambre con dos pesos es el thinner.
3. Modelo de semilegalización
Este no debe ser confundido con el anterior. En aquel la referencia es a productos y en este el referente es la conducta oficial. Para explicarlo con brevedad, un ejemplo de semilegalización lo tenemos en la prostitución.
Ésta goza de permisividad no penalizada. El ejercicio del comercio sexual no está castigado por las leyes mexicanas pero, sin embargo, tampoco está reconocido oficialmente. Es decir, está despenalizado pero no legalizado.
De esa manera, no existe un nicho fiscal para prostitutas ni un permiso de operación municipal ni un manejo oficial como profesión u oficio. Algo similar sucedería en la semilegalización de narcóticos. No se le penaliza pero tampoco se le legaliza. Es un modelo jurídico sensato en una parte pero hipócrita en la otra.
4. Modelo de legalización controlada
Este es un modelo jurídico ya con intervención oficial. En él se establece una despenalización pero no indiferente sino que el Estado asume un posicionamiento de control sobre la cantidad, la calidad y el destino de las drogas. Pero todo ello lo hace por la vía exclusivamente policial sin llegar a mayor complicación oficial.
5. Modelo de legalización regulada
Este modelo es muy parecido al anterior en cuanto a sus propósitos pero muy diferente en cuanto a su implementación. Aquí el Estado interviene de una manera más sofisticada que en el mero modelo policial e, incluso, con la autoridad sanitaria, la fiscal, la de reglamentos, la de comercio, la escolar, la turística y muchas otras. Con este modelo se le da al suministro de drogas una regulación oficial como aquella a la que están sujetas las corporaciones financieras, las de comunicaciones o las de transportes, entre muchas más.
6. Modelo de legalización estatizada
Este es un modelo que se ha utilizado sólo de manera muy parcial. Consiste en que la producción y el comercio de drogas se ejerce monopólicamente por el propio Estado. Nunca se ha llegado, todavía, al establecimiento de una gran paraestatal de narcóticos.
Pero algunos países, sobre todo de economía muy pobre, han gozado de una permisividad internacional para que sus gobiernos produzcan una cuota de los narcóticos que requiere, de manera legal, la industria farmacéutica mundial.
No ha faltado, desde luego, el extraviado que la ha propuesto como un verdadero negocio de Estado o como un estanco fiscal. Quién sabe si el tiempo les diera la razón en un futuro.
7. Modelo de legalización libre
Este modelo jurídico implica una buena parte de todas las demás. Incluye la despenalización, el reconocimiento y, en una variante, hasta la intervención, el control o la regulación oficial.
A manera de colofón
Por ello, aunque todos los bandos poseen razones sólidas y macizas, aunque repito que no contradictorias, ninguna solución parece feliz.
Por una parte, proseguir una lucha que hasta el momento se va perdiendo y así seguirá de persistir con los métodos que hemos empleado.
Por la otra, anticipar la debacle y considerar que una casa hipotecada sólo se salva quemándola.
Dice un antiguo proverbio que resulta más fácil encender una vela que quejarse de la oscuridad.
Quizá la solución feliz la podamos encontrar en una tercera opción que nos revalore cultura y civilización; que nos reafirme valores; que nos aparte tanto del crimen como del vicio.
En apostar a la mejoría de la escuela, del hogar, de los medios, del desarrollo, del empleo y de la ocupación antes que la apuesta, siempre ilusoria, a favor de la pena o de su abolición.
Excélsior
Algunas drogas ya forman parte de la cultura contemporánea, tales como el alcohol, el tabaco, el café y algunos medicamentos. Otras más, de alta lesividad, gozan de un tráfico permitido por la ley, tales como los solventes e inhalables
Tercera y última parte

1. Modelo de legalización fáctica
Este es el modelo más simple, cómodo y cínico de legalización. Implica el laissez faire en su más pura concepción. Tal como ha sucedido en México con algunas actividades como las lúdicas y las abortivas, que durante tiempo han estado proscritas y hasta penalizadas pero que, en la vida práctica cotidiana, han contado con la mayor complacencia por parte de las autoridades.
Este modelo de legalización es prácticamente el ya existente en México, sobre todo en lo que concierne al llamado narcomenudeo.
El abasto directo de drogas a los consumidores finales es una práctica que goza de una legalización fáctica casi absoluta.
2. Modelo de legalización parcial
Este consiste en la discriminación de ciertas drogas para permitir su tráfico aunque no de manera global para todas ellas.
También es un modelo ya implantado en México y en muchos países. Algunas drogas ya forman parte de la cultura contemporánea, tales como el alcohol, el tabaco, el café y algunos medicamentos.
Otras más, de alta lesividad, gozan de un tráfico permitido por la ley, tales como los solventes e inhalables, principalmente el thinner, las pinturas y otros similares.
Baste decir que el consumo de drogas lícitas es mayor y mucho más pernicioso en nuestro país que el de drogas prohibidas. Una razón se ha encontrado en la pobreza extrema, ya que, en México, lo único que quita el hambre con dos pesos es el thinner.
3. Modelo de semilegalización
Este no debe ser confundido con el anterior. En aquel la referencia es a productos y en este el referente es la conducta oficial. Para explicarlo con brevedad, un ejemplo de semilegalización lo tenemos en la prostitución.
Ésta goza de permisividad no penalizada. El ejercicio del comercio sexual no está castigado por las leyes mexicanas pero, sin embargo, tampoco está reconocido oficialmente. Es decir, está despenalizado pero no legalizado.
De esa manera, no existe un nicho fiscal para prostitutas ni un permiso de operación municipal ni un manejo oficial como profesión u oficio. Algo similar sucedería en la semilegalización de narcóticos. No se le penaliza pero tampoco se le legaliza. Es un modelo jurídico sensato en una parte pero hipócrita en la otra.
4. Modelo de legalización controlada
Este es un modelo jurídico ya con intervención oficial. En él se establece una despenalización pero no indiferente sino que el Estado asume un posicionamiento de control sobre la cantidad, la calidad y el destino de las drogas. Pero todo ello lo hace por la vía exclusivamente policial sin llegar a mayor complicación oficial.
5. Modelo de legalización regulada
Este modelo es muy parecido al anterior en cuanto a sus propósitos pero muy diferente en cuanto a su implementación. Aquí el Estado interviene de una manera más sofisticada que en el mero modelo policial e, incluso, con la autoridad sanitaria, la fiscal, la de reglamentos, la de comercio, la escolar, la turística y muchas otras. Con este modelo se le da al suministro de drogas una regulación oficial como aquella a la que están sujetas las corporaciones financieras, las de comunicaciones o las de transportes, entre muchas más.
6. Modelo de legalización estatizada
Este es un modelo que se ha utilizado sólo de manera muy parcial. Consiste en que la producción y el comercio de drogas se ejerce monopólicamente por el propio Estado. Nunca se ha llegado, todavía, al establecimiento de una gran paraestatal de narcóticos.
Pero algunos países, sobre todo de economía muy pobre, han gozado de una permisividad internacional para que sus gobiernos produzcan una cuota de los narcóticos que requiere, de manera legal, la industria farmacéutica mundial.
No ha faltado, desde luego, el extraviado que la ha propuesto como un verdadero negocio de Estado o como un estanco fiscal. Quién sabe si el tiempo les diera la razón en un futuro.
7. Modelo de legalización libre
Este modelo jurídico implica una buena parte de todas las demás. Incluye la despenalización, el reconocimiento y, en una variante, hasta la intervención, el control o la regulación oficial.
A manera de colofón
Por ello, aunque todos los bandos poseen razones sólidas y macizas, aunque repito que no contradictorias, ninguna solución parece feliz.
Por una parte, proseguir una lucha que hasta el momento se va perdiendo y así seguirá de persistir con los métodos que hemos empleado.
Por la otra, anticipar la debacle y considerar que una casa hipotecada sólo se salva quemándola.
Dice un antiguo proverbio que resulta más fácil encender una vela que quejarse de la oscuridad.
Quizá la solución feliz la podamos encontrar en una tercera opción que nos revalore cultura y civilización; que nos reafirme valores; que nos aparte tanto del crimen como del vicio.
En apostar a la mejoría de la escuela, del hogar, de los medios, del desarrollo, del empleo y de la ocupación antes que la apuesta, siempre ilusoria, a favor de la pena o de su abolición.
Ya ni siquiera un monumento podemos construir…
Román Revueltas Retes
revueltas@mac.com
Interludio
Milenio
México es un país de solemnidades, pompas, conmemoraciones y festejos celebrados bajo cualquier pretexto. Somos pueblo de retóricas inflamadas y feroces elocuencias patrióticas. La oratoria no florece solamente en los espacios oficiales sino que el anfitrión de la fiesta, el jefe del despacho, el padre de la novia o el patrón de la empresa esperan ansiosamente el momento de poder soltar un discurso de irreprimible cursilería a los comunes mortales que se encuentren por ahí. No hay obra pública, por pequeña e intrascendente que sea, que no merezca una ostentosa inauguración y no hay tampoco proyecto, esbozado apenas en el escritorio de un oscuro burócrata, que no amerite la consabida ceremonia para cacarearlo ante el respetable.
Imaginen ustedes, entonces, los colosales alcances de la efeméride que tenemos en puerta, ese bicentenario del comienzo de la revolución de independencia (el nacimiento propiamente dicho de la nación mexicana no ocurrió hasta 1821 y me pregunto, más allá del valor simbólico que tienen ciertas cifras, si no debiéramos festejar ese aniversario más que cualquier otro) y las grandiosas celebraciones que ha de concitar.
Pues bien, resulta que el Monumento del Bicentenario no estará terminado a tiempo. Por lo visto, en este México de tantas promesa quebrantadas y tantos proyectos abortados, ya no somos capaces ni de eso. El simbolismo de este fiasco no es cosa menor: estamos hablando de la capacidad de hacer las cosas a tiempo, de cumplir, de respetar los plazos y de saldar los compromisos. Cosas que, en un país serio, se dan por descontado. Parafraseando a Shakespeare: algo está muy podrido en el reino.
revueltas@mac.com
Interludio
Milenio

Imaginen ustedes, entonces, los colosales alcances de la efeméride que tenemos en puerta, ese bicentenario del comienzo de la revolución de independencia (el nacimiento propiamente dicho de la nación mexicana no ocurrió hasta 1821 y me pregunto, más allá del valor simbólico que tienen ciertas cifras, si no debiéramos festejar ese aniversario más que cualquier otro) y las grandiosas celebraciones que ha de concitar.
Pues bien, resulta que el Monumento del Bicentenario no estará terminado a tiempo. Por lo visto, en este México de tantas promesa quebrantadas y tantos proyectos abortados, ya no somos capaces ni de eso. El simbolismo de este fiasco no es cosa menor: estamos hablando de la capacidad de hacer las cosas a tiempo, de cumplir, de respetar los plazos y de saldar los compromisos. Cosas que, en un país serio, se dan por descontado. Parafraseando a Shakespeare: algo está muy podrido en el reino.
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