Roberto Zamarripa
Tolvanera
tolvanera06@yahoo.com.mx
Reforma
Les abren paso policías a sueldo de los ciudadanos, navegan en el mar de complicidades de funcionarios, despiertan sospechas que acallan con amenazas o con dinero, confunden con sus múltiples identidades aunque muchos sepan sus nombres o prestanombres.
Sus santuarios son las zonas residenciales. Tras el balazo a Salvador Cabañas (enero), Huixquilucan fue campo de batalla: el 27 de marzo, un tiroteo en Bosque Real de Interlomas; el 21 de abril la captura del narcotraficante Gerardo Álvarez El Indio en su casa de Bosques de la Herradura, en violento operativo. Alguna averiguación previa lo vinculó con la actriz Alicia Machado. Ella lo negó. El 23 de abril, otra balacera en Bosques de la Herradura. El 10 de agosto, el presidente Felipe Calderón por Twitter dijo que fuerzas federales perseguían a “un criminal importante”. Era La Barbie oculto en el Condominio Armoni de Bosques de las Lomas, al poniente de la Ciudad de México.
No eran visitantes ocasionales sino vecinos de la cuadra. Los capos denostados eran socios tolerados. Los más buscados eran líderes tolerados. Dicho por ellos, eran amigos de futbolistas, actores y actrices, ejecutivos, políticos bisoños, en relaciones divertidas y animadas por un ingrediente escabroso: la droga. Y aceitadas por el dinero.
Para la mafia valor/ pal enemigo balazos/ pal cerebro es el negocio/ pa las mujeres mis brazos/ el costal pa los billetes/ Colombia pal polvo blanco. (Corrido de La Barbie).
La narcocultura se extiende de los narcocorridos al lounge, de la tambora a la discoteca. La narcocultura no es folclor sino modo de vida. La Barbie, El Indio, Batman, Bruno Díaz, convivieron y disfrutaron en el jet set. Igual iban a bautizos que a bodas, se relacionaban con actrices de telenovelas que con deportistas (Cabañas y el JJ, su agresor, “eran amigos”, dijo La Barbie) y tenían grupos musicales a su disposición que después, mágicamente, triunfaban en la televisión.
La narcocultura ronda los estudios de TV, seduce a famosos, enreda a bellezas. Mansiones rentadas para filmar telenovelas resultaron madrigueras criminales (en San Angel Inn, donde se grabó Cadenas de amargura o en el Pedregal donde se grabó Rubí). Guillermo Ocaña, preso por ser lavadólares de Los Beltrán, era conductor televisivo y mánager de artistas.
Del diyei al dealer, del dealer al dueño del antro, la mafia se adueña de la fiesta, copa la vida nocturna. El jet set disfruta y encumbra. Acepta. Compra y consume. Después se histeriza por la inseguridad en la que viven sus ciudades.
El narco no los hizo hipócritas ni corruptos. En todo caso potenció las debilidades congénitas. La corrupción de una elite abrió puertas en el DF, Huixqui, Monterrey, Acapulco. Entraron por la nariz y salieron por la puerta principal a punta de balazos. El placer fue sometido. El plomo dominó el ambiente.
Pactada o no, la detención de Édgar Valdez es un logro importante del gobierno en su guerra contra el narco. Aunque a diferencia de otras detenciones, donde abundaron detalles de los operativos, en este caso prevalecen hermetismo y contradicciones.
La detención de Valdez, fijada a las 18:30 horas del 31 de agosto, fue producto de “una intervención quirúrgica”, según dijo el comisionado policial Facundo Rosas a Carmen Aristegui, y ocurrió, según la misma entrevista, en Salazar, estado de México cuando Valdez estaba “muy próximo a la finca... a punto de entrar... Estaban estacionándose...”.
El titular de la SSP, Genaro García Luna, dio otra versión a Joaquín López Dóriga: “Intentaba ya huir cuando ya se veía cercado por la policía y ahí se mete en el jardín, en el patio que está afuera de la casa”.\
Respecto a si opuso resistencia, Rosas dijo a Loret que “la puso pero la ventaja que tenía la autoridad le impedía tener alguna salida como había sucedido en ocasiones anteriores”, dando a entender que ya se les había escapado otras veces. Con Aristegui, el comisionado declaró que no hubo resistencia. Rosas declaró a Carlos Puig que en el operativo participaron “varias unidades” pero no dijo cuántos policías; a Oscar Mario Beteta, le dijo que participaron 50 efectivos. Pero García Luna contó a López Dóriga que 150 policías estuvieron en el perímetro inicial y 300 en todo el operativo.
Para Rosas, la clave fue “la mimetización” de los agentes. “Mimetizarse en el terreno para no hacerse evidente”, dijo. Aristegui preguntó: ¿Cómo se mimetizan en un lugar donde hay un portón, cemento y banqueta? “Hay detalles que sí me gustaría reservarme” para no alertar a otros delincuentes, respondió Facundo.
La mimetización vino desde antes. Desde que los Beltrán, Valdez, etcétera, protegidos por autoridades y policías, se mimetizaron con los Beverly de Huixquilucan. Cayeron ellos pero no ha sido desmontada la casa de disfraces.
septiembre 06, 2010
Un país de mentiras
Gabriel Guerra Castellanos (@gguerrac)
Internacionalista
gguerra@gcya.net
El Universal
Hace apenas unos años, los mexicanos creíamos que nuestra nacionalidad nos confería atributos y cualidades que nos hacían muy diferentes de los demás, que el nacionalismo que llevábamos dentro nos permitía sentirnos, como en el corrido, superiores a cualquiera, o por lo menos inmunes a los riesgos de la globalización o a la pérdida de valores que observábamos, no sin cierta vanidad, en nuestros vecinos o rivales históricos.
Sucesivos gobiernos se dieron a la tarea de fomentar este nacionalismo con todas las herramientas a su alcance: glorificando y maquillando la historia nacional, fomentando la adoración de santos laicos que supuestamente inculcarían en adultos, jóvenes y niños valores de una mexicanidad que nadie alcanzaba bien a bien a definir pero que todos buscaban avanzar. El “ser mexicano” era una cualidad que iba mucho más allá del folclor, que se presentaba como una virtud innata, a la que sólo se accedía por la terrestre vía del nacimiento, a la que ningún otro podía llegar por más tiempo que hubiese vivido en el país, por más que renunciara a otra nacionalidad, a otra patria, a sus orígenes.
Así construimos una serie de fetiches alrededor de lo hecho en México y de los nacidos en México, una de las muchas paradojas que hoy somos: un país de xenófobos que reclama buen trato a sus migrantes; de intolerantes que exige tolerancia a sus peculiares hábitos y costumbres; de racistas que condenan la discriminación en otras partes del mundo… Una nación de hipócritas que proclaman su patriotismo a los cuatro vientos mientras que lo minan todos los días desobedeciendo las más mínimas y elementales normas de conducta ciudadana.
Esta patria de doble moral y simulación perfeccionó las fórmulas de autoengaño que tanto nos gustan: la dictadura que no lo era; la censura que lo mismo pagaba que pegaba; la prosperidad que empobrecía a millones; las políticas sociales que enriquecían a unos pocos; la libertad de expresión que se cuidaba de sí misma; la vocación religiosa de los pecadores; la mojigatería de los libertinos; los sermones moralistas de los más corruptos; las quejas contra los impuestos de los evasores; la voluntad democrática de los autoritarios…
La hipocresía del viejo régimen permeó todas las estructuras sociales y también muchas de las individuales, aunque tal vez fue al revés: ¿será posible que no haya sido el antiguo sistema el que pervirtió a los mexicanos, sino que más bien somos los mexicanos mismos los que pervertimos a cualquier sistema que se nos pone enfrente?
A 10 años de la llegada de la alternancia en el poder no se observan demasiadas diferencias ni en la vida pública ni en la privada, ni en la política ni en la sociedad. Hay honrosas excepciones, claro, y avances que son más producto de la natural evolución que de algún cambio dramático y radical en el ADN de los mexicanos, pero sigue siendo el nuestro un país de simulaciones, de caciques, de actitudes y actos antidemocráticos, de corrupción, de impunidad, de ejercicio selectivo de la justicia, de favoritismos en el sector público y privado, de pretextos, de fallas individuales que conducen a fracasos colectivos, de absoluta falta de responsables.
Porque nadie es culpable de nada: en México vivimos en un universo paralelo en el que no hay consecuencias: ni para el funcionario público que es omiso en sus labores ni para el empresario que defrauda a proveedores y usuarios ni para el legislador que no cumple su tarea ni para el impartidor de justicia que es selectivo en su trato, ni para el pastor religioso que convoca y provoca divisiones y heridas en vez de buscar la unión y la hermandad espiritual.
¿Por qué es así? Como siempre, buscamos respuestas que no lo son, que sólo alimentan el engaño que procuramos porque nos permite evadir nuestras responsabilidades individuales y atribuirle nuestros males al destino, a la religión, al viejo o nuevo sistema, al partido político que sea el villano del momento.
Hace unos días, en una reunión, alguien se atrevió a preguntar si alguno de los presentes no había violado ninguna ley, norma o reglamento en los últimos 30 días. Ninguna mano se levantó, lo cual habla de la sinceridad de los asistentes más que de sus fallas. Ahí, en ese espejo, nos vemos todos, todos los días. Mientras no podamos, algún día, levantar la mano, seguiremos siendo lo que somos hoy: un país de mentiras con ciudadanos de mentiras…
Internacionalista
gguerra@gcya.net
El Universal

Sucesivos gobiernos se dieron a la tarea de fomentar este nacionalismo con todas las herramientas a su alcance: glorificando y maquillando la historia nacional, fomentando la adoración de santos laicos que supuestamente inculcarían en adultos, jóvenes y niños valores de una mexicanidad que nadie alcanzaba bien a bien a definir pero que todos buscaban avanzar. El “ser mexicano” era una cualidad que iba mucho más allá del folclor, que se presentaba como una virtud innata, a la que sólo se accedía por la terrestre vía del nacimiento, a la que ningún otro podía llegar por más tiempo que hubiese vivido en el país, por más que renunciara a otra nacionalidad, a otra patria, a sus orígenes.
Así construimos una serie de fetiches alrededor de lo hecho en México y de los nacidos en México, una de las muchas paradojas que hoy somos: un país de xenófobos que reclama buen trato a sus migrantes; de intolerantes que exige tolerancia a sus peculiares hábitos y costumbres; de racistas que condenan la discriminación en otras partes del mundo… Una nación de hipócritas que proclaman su patriotismo a los cuatro vientos mientras que lo minan todos los días desobedeciendo las más mínimas y elementales normas de conducta ciudadana.
Esta patria de doble moral y simulación perfeccionó las fórmulas de autoengaño que tanto nos gustan: la dictadura que no lo era; la censura que lo mismo pagaba que pegaba; la prosperidad que empobrecía a millones; las políticas sociales que enriquecían a unos pocos; la libertad de expresión que se cuidaba de sí misma; la vocación religiosa de los pecadores; la mojigatería de los libertinos; los sermones moralistas de los más corruptos; las quejas contra los impuestos de los evasores; la voluntad democrática de los autoritarios…
La hipocresía del viejo régimen permeó todas las estructuras sociales y también muchas de las individuales, aunque tal vez fue al revés: ¿será posible que no haya sido el antiguo sistema el que pervirtió a los mexicanos, sino que más bien somos los mexicanos mismos los que pervertimos a cualquier sistema que se nos pone enfrente?
A 10 años de la llegada de la alternancia en el poder no se observan demasiadas diferencias ni en la vida pública ni en la privada, ni en la política ni en la sociedad. Hay honrosas excepciones, claro, y avances que son más producto de la natural evolución que de algún cambio dramático y radical en el ADN de los mexicanos, pero sigue siendo el nuestro un país de simulaciones, de caciques, de actitudes y actos antidemocráticos, de corrupción, de impunidad, de ejercicio selectivo de la justicia, de favoritismos en el sector público y privado, de pretextos, de fallas individuales que conducen a fracasos colectivos, de absoluta falta de responsables.
Porque nadie es culpable de nada: en México vivimos en un universo paralelo en el que no hay consecuencias: ni para el funcionario público que es omiso en sus labores ni para el empresario que defrauda a proveedores y usuarios ni para el legislador que no cumple su tarea ni para el impartidor de justicia que es selectivo en su trato, ni para el pastor religioso que convoca y provoca divisiones y heridas en vez de buscar la unión y la hermandad espiritual.
¿Por qué es así? Como siempre, buscamos respuestas que no lo son, que sólo alimentan el engaño que procuramos porque nos permite evadir nuestras responsabilidades individuales y atribuirle nuestros males al destino, a la religión, al viejo o nuevo sistema, al partido político que sea el villano del momento.
Hace unos días, en una reunión, alguien se atrevió a preguntar si alguno de los presentes no había violado ninguna ley, norma o reglamento en los últimos 30 días. Ninguna mano se levantó, lo cual habla de la sinceridad de los asistentes más que de sus fallas. Ahí, en ese espejo, nos vemos todos, todos los días. Mientras no podamos, algún día, levantar la mano, seguiremos siendo lo que somos hoy: un país de mentiras con ciudadanos de mentiras…
Hoy toca
Denise Dresser
Reforma
Hoy toca, como diría Germán Dehesa, restaurar nuestra esperanza. Durante los últimos años a los mexicanos nos ha ido francamente mal. Crisis, epidemias, matanzas y catástrofes. Penurias económicas y angustias morales. Un presente hostil, un pasado en fuga y un futuro por demás incierto. Nuestra gran reserva moral, la alegría y el entusiasmo, parece a punto de agotarse. La Patria camina triste, desencantada, en concentrada rabia, "como con aire de esposa que descubre que su marido ideal tiene otras ocho familias, es pederasta y se excita torturando borregos". Pero es en este mínimo jardín donde hay que dar la batalla para que México renazca y se sacuda, como perro recién bañado, de tanto parásito que le ha quitado su sustancia, su ánima y su estilo. Es tiempo de cultivar nuestro jardín.
Hoy toca, como diría Germán Dehesa, pedir la paz. No cualquiera. No queremos la paz de los sepulcros. No queremos la paz octaviana. No queremos la paz de los que se someten ante las amenazas o la abierta violencia. Tampoco queremos la perversa paz de antes, nutrida en la ignorancia, la colusión, la postración y la connivencia con las abusivas autoridades y los no menos horrendos dinosaurios priistas. Queremos una paz nuevecita, lustrosa, respetuosa, que se funde en los derechos y en la palabra, y que con ellas inaugure un horizonte, aunque sea lejano pero asequible, de equidad y justicia para todos. "Y tu helado de limón, no quieres?", preguntará el sardónico lector. Bueno, pues si no es mucha molestia, tráiganme mi helado, pero de guanábana, por favor...
Hoy toca, como diría Germán Dehesa, ofrecer el patriotismo. No del gritón, no del bravero; hablo del otro; del que nace de reconocer que se pertenece a un lugar y a una historia que desde el pasado proyectan una luz que edifica un futuro. Si alguien carece de ese patriotismo y piensa que la violencia del país no le incumbe, o que es una coyuntura propicia para sus muy personales designios, o proyectos, o berrinches, o aspiraciones presidenciales, pobre México que ha naturalizado seres así. Con o sin estos seres saldremos adelante. Agradecimientos hay muchos: la luz en el Zócalo al amanecer, los volcanes festonados de neblina, tanta buena voluntad y buena inteligencia, tantos seres tan nítidos, tan trabajadores, tan comprometidos. Con seres así, podremos equilibrar presencias tan equívocas como las de "La Barbie" y "El Azul" y "El Chapo" y el "Gel Boy" y "La Maestra" y la incertidumbre y la flojera y el miedo y la resignación.
Hoy toca, como diría Germán Dehesa, decir "México" y que estallen mil imágenes recolectando entidades perfectamente definibles, sensoriales, limitadas, emocionantes. La voz de Eugenia León cuanto entona "Yo vengo a ofrecer mi corazón". El canto de Lucha Reyes, Pedro Infante, Jorge Negrete. Un parque verdecido de infancia y un grupo de amigas que juega "avión". Decimos "México" y se aparecen rincones en Guanajuato, nubes de buganvilias, algún atardecer en Querétaro; la tía gorda de Germán llenando macetas de carcajadas y alcatraces; una tabla pletórica de alegrías y pepitorias como diademas de color; la honda noche de Palenque; un trompo que Germán compró en el estado de México y que nunca logró bailar, pero que sí lo ayudó a romper el cristal de la doméstica vitrina; el malecón de Veracruz que es un lento caminar de mujeres sonrientes.
Hoy toca, como diría Germán Dehesa, creer que México puede ser distinto. Hemos perdido la costumbre de imaginarlo, hemos perdido las ganas de concebirlo. Nos han dicho que lo nuestro es callar, obedecer, agacharnos, aceptar sumisamente el martirio y el cáliz. Adquirimos el horrendo vicio del sufrimiento y el despojo permanentes. Aprendimos la docilidad y la sumisión de un país que mansamente carga -como Sísifo- esa piedra que pesa cada vez más. Pero con fecha de hoy, México puede ser diferente. La tarea es enorme y nos incluye a todos: hoy México puede ser visible y acariciable si tú, ciudadano en ciernes, contribuyes a que sea así. Yo estoy dispuesta a trabajar con más ánimo que nunca en el único lugar que conozco: frente a las palabras y afiliada al único partido que conozco: nosotros.
Hoy toca, como diría Germán Dehesa, anunciar que la dulce Patria, tan sabia y dulcemente cortejada por López Velarde, es hoy para mí el rostro de mis hijos, la nostalgia de mis muertos y una creciente urgencia de justicia y dignidad para todos. Es un modo de hablar cantadito, ceremonioso, y diminutivo. La selva chiapaneca, el río en Tlacotalpan, la música de Horacio Franco, el desierto norteño, el santo olor de la panadería, el riesgo de quedarnos sin patria y la oportunidad de restaurarla y lograr entre todos lo que quería Rosario Castellanos "que la justicia se sienta entre nosotros". Es muy emocionante ser mexicano en este septiembre del Bicentenario. Yo agradezco esa dádiva. No creo que seamos mejores que nadie. No acepto que nos consideremos inferiores a ninguno. Somos de aquí. Venturosamente somos de México. Venturosamente nos dio a Germán Dehesa. Y por cierto: Arturo Montiel, ¿qué tal durmió?
Reforma

Hoy toca, como diría Germán Dehesa, pedir la paz. No cualquiera. No queremos la paz de los sepulcros. No queremos la paz octaviana. No queremos la paz de los que se someten ante las amenazas o la abierta violencia. Tampoco queremos la perversa paz de antes, nutrida en la ignorancia, la colusión, la postración y la connivencia con las abusivas autoridades y los no menos horrendos dinosaurios priistas. Queremos una paz nuevecita, lustrosa, respetuosa, que se funde en los derechos y en la palabra, y que con ellas inaugure un horizonte, aunque sea lejano pero asequible, de equidad y justicia para todos. "Y tu helado de limón, no quieres?", preguntará el sardónico lector. Bueno, pues si no es mucha molestia, tráiganme mi helado, pero de guanábana, por favor...
Hoy toca, como diría Germán Dehesa, ofrecer el patriotismo. No del gritón, no del bravero; hablo del otro; del que nace de reconocer que se pertenece a un lugar y a una historia que desde el pasado proyectan una luz que edifica un futuro. Si alguien carece de ese patriotismo y piensa que la violencia del país no le incumbe, o que es una coyuntura propicia para sus muy personales designios, o proyectos, o berrinches, o aspiraciones presidenciales, pobre México que ha naturalizado seres así. Con o sin estos seres saldremos adelante. Agradecimientos hay muchos: la luz en el Zócalo al amanecer, los volcanes festonados de neblina, tanta buena voluntad y buena inteligencia, tantos seres tan nítidos, tan trabajadores, tan comprometidos. Con seres así, podremos equilibrar presencias tan equívocas como las de "La Barbie" y "El Azul" y "El Chapo" y el "Gel Boy" y "La Maestra" y la incertidumbre y la flojera y el miedo y la resignación.
Hoy toca, como diría Germán Dehesa, decir "México" y que estallen mil imágenes recolectando entidades perfectamente definibles, sensoriales, limitadas, emocionantes. La voz de Eugenia León cuanto entona "Yo vengo a ofrecer mi corazón". El canto de Lucha Reyes, Pedro Infante, Jorge Negrete. Un parque verdecido de infancia y un grupo de amigas que juega "avión". Decimos "México" y se aparecen rincones en Guanajuato, nubes de buganvilias, algún atardecer en Querétaro; la tía gorda de Germán llenando macetas de carcajadas y alcatraces; una tabla pletórica de alegrías y pepitorias como diademas de color; la honda noche de Palenque; un trompo que Germán compró en el estado de México y que nunca logró bailar, pero que sí lo ayudó a romper el cristal de la doméstica vitrina; el malecón de Veracruz que es un lento caminar de mujeres sonrientes.
Hoy toca, como diría Germán Dehesa, creer que México puede ser distinto. Hemos perdido la costumbre de imaginarlo, hemos perdido las ganas de concebirlo. Nos han dicho que lo nuestro es callar, obedecer, agacharnos, aceptar sumisamente el martirio y el cáliz. Adquirimos el horrendo vicio del sufrimiento y el despojo permanentes. Aprendimos la docilidad y la sumisión de un país que mansamente carga -como Sísifo- esa piedra que pesa cada vez más. Pero con fecha de hoy, México puede ser diferente. La tarea es enorme y nos incluye a todos: hoy México puede ser visible y acariciable si tú, ciudadano en ciernes, contribuyes a que sea así. Yo estoy dispuesta a trabajar con más ánimo que nunca en el único lugar que conozco: frente a las palabras y afiliada al único partido que conozco: nosotros.
Hoy toca, como diría Germán Dehesa, anunciar que la dulce Patria, tan sabia y dulcemente cortejada por López Velarde, es hoy para mí el rostro de mis hijos, la nostalgia de mis muertos y una creciente urgencia de justicia y dignidad para todos. Es un modo de hablar cantadito, ceremonioso, y diminutivo. La selva chiapaneca, el río en Tlacotalpan, la música de Horacio Franco, el desierto norteño, el santo olor de la panadería, el riesgo de quedarnos sin patria y la oportunidad de restaurarla y lograr entre todos lo que quería Rosario Castellanos "que la justicia se sienta entre nosotros". Es muy emocionante ser mexicano en este septiembre del Bicentenario. Yo agradezco esa dádiva. No creo que seamos mejores que nadie. No acepto que nos consideremos inferiores a ninguno. Somos de aquí. Venturosamente somos de México. Venturosamente nos dio a Germán Dehesa. Y por cierto: Arturo Montiel, ¿qué tal durmió?
Comenzó la censura de noticieros
Leo Zuckermann
Juegos de Poder
Excélsior
Una barbaridad para todos aquellos que creemos que la libertad de expresión es una de las condiciones más importantes de la democracia.
Poco a poco, en casos de bajo perfil, está ocurriendo lo que en su momento alertamos los críticos de la reforma electoral de 2007: la censura en los medios de comunicación. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ya se adjudicó la facultad de evaluar y sancionar los contenidos en entrevistas que aparecen en noticieros de la radio y televisión. Por lo pronto lo ha hecho en lugares con poca resonancia nacional, pero que ya generaron los precedentes judiciales que pueden ser utilizados en el futuro en medios de mayor envergadura. Una barbaridad para todos aquellos que creemos que la libertad de expresión es una de las condiciones más importantes de la democracia.
Caso uno: cuidado con lo que digan los entrevistados
Lo que expresen los entrevistados en un programa de radio o televisión puede ser considerado como propaganda electoral, luego entonces la entrevista tiene que evitar expresiones "que denigren a las instituciones y a los propios partidos o que calumnien a las personas" como lo marca la Constitución. Y en caso de que aparezca alguna de estas expresiones, la autoridad electoral puede sancionar a los que las hayan dicho y al concesionario de la estación de radio y televisión.
No es algo teórico. Ya ocurrió. El 22 de septiembre de 2009, Laureano Naranjo, entonces candidato del PRD a regidor de Villahermosa, y Eugenio Solís, dirigente del mismo partido en Jalapa, ambos municipios en Tabasco, asistieron al programa Tabasco hoy Radio. Naranjo calificó a los priistas como "mapaches". Solís tildó de "mañoso, corrupto y mentiroso" a Víctor Manuel Domínguez, candidato del PRI a la alcaldía de Jalapa.
Las autoridades electorales de Tabasco se inconformaron. El asunto llegó hasta a la última instancia en materia electoral que es el TEPJF quien efectivamente consideró que las expresiones utilizadas en la entrevista no "resultan adecuadas para fomentar un debate político respetuoso, pacífico e informado de la situación actual o pasada del país".
El TEPJF juzgó los calificativos de los perredistas como denigrantes y calumniosos, lo cual está prohibido por la Constitución. Pero ésta claramente dice que esto aplica para la "propaganda política o electoral que difundan los partidos", de ninguna forma para las entrevistas que realizan los políticos en los medios. No obstante, el Tribunal resolvió que sí aplica para los contenidos en programas noticiosos. Una barbaridad. Por tanto, obligó al IFE a sancionar a los responsables. Jaime Sierra, concesionario del canal de televisión, fue multado con 27 mil pesos, Solís con 13 mil, el PRD con 54 mil y Naranjo con una amonestación pública.
Pésimo precedente: ahora resulta que el TEPJF puede calificar los contenidos de una entrevista y, si le disgustan, los sanciona.
Caso dos: esta entrevista es comprada
Pero el TEPJF también puede determinar que la entrevista de un político es comprada y, por tanto, debe considerarse como propaganda electoral que está prohibida y sancionarse.
Otra vez no es algo teórico. Ya ocurrió. El 26 mayo de 2009, Miguel Ángel Jiménez acudió al noticiero Nuestra Región Hoy por la Tarde de la estación Oye 99.9 para anunciar que buscaría ser el próximo alcalde de Emiliano Zapata, Tabasco. A la postre se convirtió en el candidato del PAN. Entre esa fecha y el 3 de agosto, la emisora lo entrevistó en nueve ocasiones. El candidato obviamente promovió su candidatura.
El PRI y el PVEM presentaron una denuncia en contra de Jiménez, quien efectivamente ganó la alcaldía de Zapata. Lo acusaron de actos anticipados de precampaña y campaña con la promoción en entrevistas que, según ellos, debía considerarse como "propaganda política". El caso llegó al TEPJF quien decidió que, como Jiménez manifestó su intención de ser aspirante a un cargo de elección popular en forma reiterada, efectivamente realizó "propaganda electoral". Además que, como el denunciado acudió con frecuencia a la estación de radio, trató de influir en la ciudadanía que pretendía gobernar y que las entrevistas fueron una serie de actos concatenados reiterados con la finalidad de posicionarlo. Por tanto, violó la ley. El TEPJF instruyó al IFE a sancionar a los responsables. A Jiménez le impusieron una multa de 15 mil pesos; a José Gerardo Gaudiano, concesionario de la estación de radio, otra multa por la misma cantidad y al PAN una amonestación pública.
Lo preocupante son los argumentos esgrimidos por el TEPJF. Para los magistrados, no existe impedimento para que un candidato asista a entrevistas en los medios. Muchas gracias. Sin embargo, las entrevistas, a diferencia de los spots de radio y televisión, deben concretarse a un número limitado de transmisiones y en un contexto específico que no la haga perder su calidad de labor periodística. ¿Y quién es el que evalúa y juzga si una entrevista "adquiere matices promocionales"? Efectivamente: el TEPJF, nuevo censor de lo que se puede considerar como un ejercicio de "periodismo legítimo" y no de "propaganda electoral".
No soy ingenuo. Sé que hay muchos medios que efectivamente venden entrevistas y noticias de partidos y candidatos. Esto, como lo advertimos muchos, por desgracia se ha agudizado después de la reforma de 2007. Aquí no hay sorpresas. Lo que me preocupa es que sean siete magistrados los que juzguen qué se vale y qué no. Ya quiero verlos discutiendo el caso de entrevistas de un candidato presidencial en un medio nacional. ¿Aplicarán el precedente de Tabasco? ¿Se atreverán? Pero, más importante aún, ¿este es el modelo de libertad de expresión que queremos los mexicanos?
Juegos de Poder
Excélsior
Una barbaridad para todos aquellos que creemos que la libertad de expresión es una de las condiciones más importantes de la democracia.

Caso uno: cuidado con lo que digan los entrevistados
Lo que expresen los entrevistados en un programa de radio o televisión puede ser considerado como propaganda electoral, luego entonces la entrevista tiene que evitar expresiones "que denigren a las instituciones y a los propios partidos o que calumnien a las personas" como lo marca la Constitución. Y en caso de que aparezca alguna de estas expresiones, la autoridad electoral puede sancionar a los que las hayan dicho y al concesionario de la estación de radio y televisión.
No es algo teórico. Ya ocurrió. El 22 de septiembre de 2009, Laureano Naranjo, entonces candidato del PRD a regidor de Villahermosa, y Eugenio Solís, dirigente del mismo partido en Jalapa, ambos municipios en Tabasco, asistieron al programa Tabasco hoy Radio. Naranjo calificó a los priistas como "mapaches". Solís tildó de "mañoso, corrupto y mentiroso" a Víctor Manuel Domínguez, candidato del PRI a la alcaldía de Jalapa.
Las autoridades electorales de Tabasco se inconformaron. El asunto llegó hasta a la última instancia en materia electoral que es el TEPJF quien efectivamente consideró que las expresiones utilizadas en la entrevista no "resultan adecuadas para fomentar un debate político respetuoso, pacífico e informado de la situación actual o pasada del país".
El TEPJF juzgó los calificativos de los perredistas como denigrantes y calumniosos, lo cual está prohibido por la Constitución. Pero ésta claramente dice que esto aplica para la "propaganda política o electoral que difundan los partidos", de ninguna forma para las entrevistas que realizan los políticos en los medios. No obstante, el Tribunal resolvió que sí aplica para los contenidos en programas noticiosos. Una barbaridad. Por tanto, obligó al IFE a sancionar a los responsables. Jaime Sierra, concesionario del canal de televisión, fue multado con 27 mil pesos, Solís con 13 mil, el PRD con 54 mil y Naranjo con una amonestación pública.
Pésimo precedente: ahora resulta que el TEPJF puede calificar los contenidos de una entrevista y, si le disgustan, los sanciona.
Caso dos: esta entrevista es comprada
Pero el TEPJF también puede determinar que la entrevista de un político es comprada y, por tanto, debe considerarse como propaganda electoral que está prohibida y sancionarse.
Otra vez no es algo teórico. Ya ocurrió. El 26 mayo de 2009, Miguel Ángel Jiménez acudió al noticiero Nuestra Región Hoy por la Tarde de la estación Oye 99.9 para anunciar que buscaría ser el próximo alcalde de Emiliano Zapata, Tabasco. A la postre se convirtió en el candidato del PAN. Entre esa fecha y el 3 de agosto, la emisora lo entrevistó en nueve ocasiones. El candidato obviamente promovió su candidatura.
El PRI y el PVEM presentaron una denuncia en contra de Jiménez, quien efectivamente ganó la alcaldía de Zapata. Lo acusaron de actos anticipados de precampaña y campaña con la promoción en entrevistas que, según ellos, debía considerarse como "propaganda política". El caso llegó al TEPJF quien decidió que, como Jiménez manifestó su intención de ser aspirante a un cargo de elección popular en forma reiterada, efectivamente realizó "propaganda electoral". Además que, como el denunciado acudió con frecuencia a la estación de radio, trató de influir en la ciudadanía que pretendía gobernar y que las entrevistas fueron una serie de actos concatenados reiterados con la finalidad de posicionarlo. Por tanto, violó la ley. El TEPJF instruyó al IFE a sancionar a los responsables. A Jiménez le impusieron una multa de 15 mil pesos; a José Gerardo Gaudiano, concesionario de la estación de radio, otra multa por la misma cantidad y al PAN una amonestación pública.
Lo preocupante son los argumentos esgrimidos por el TEPJF. Para los magistrados, no existe impedimento para que un candidato asista a entrevistas en los medios. Muchas gracias. Sin embargo, las entrevistas, a diferencia de los spots de radio y televisión, deben concretarse a un número limitado de transmisiones y en un contexto específico que no la haga perder su calidad de labor periodística. ¿Y quién es el que evalúa y juzga si una entrevista "adquiere matices promocionales"? Efectivamente: el TEPJF, nuevo censor de lo que se puede considerar como un ejercicio de "periodismo legítimo" y no de "propaganda electoral".
No soy ingenuo. Sé que hay muchos medios que efectivamente venden entrevistas y noticias de partidos y candidatos. Esto, como lo advertimos muchos, por desgracia se ha agudizado después de la reforma de 2007. Aquí no hay sorpresas. Lo que me preocupa es que sean siete magistrados los que juzguen qué se vale y qué no. Ya quiero verlos discutiendo el caso de entrevistas de un candidato presidencial en un medio nacional. ¿Aplicarán el precedente de Tabasco? ¿Se atreverán? Pero, más importante aún, ¿este es el modelo de libertad de expresión que queremos los mexicanos?
Peña Nieto, sesos y huevos
Ciro Gómez Leyva
gomezleyva@milenio.com
La historia en breve
Milenio
Se atribuye al ex presidente de la República Adolfo López Mateos una parábola sobre el añejo poder sexenal: “Durante el primer año la gente te trata como Dios y la rechazas con desprecio; en el segundo te trata como Dios y no le haces caso; en el tercero te trata como Dios y lo toleras con incredulidad; en el cuarto te trata como Dios y comienzas a tomarlo en serio; en el quinto te trata como Dios y no sólo lo crees: lo eres”.
Portentoso que medio siglo después el trato de Dios sea para un gobernador en quinto año que se enfila a ser el primer mexiquense, tras López Mateos, en cruzarse la banda presidencial.
Enrique Peña Nieto fue venerado ayer por los suyos, y algún ajeno, en su quinto informe de gobierno. ¿Se creerá Dios? No lo creo. Conoce a la perfección la biografía del otro mexiquense que en el quinto año de gobernador también parecía tener Los Pinos en la bolsa: Alfredo del Mazo, su tío, asesor, conciencia. Y porque como parte de la generación de la crisis entiende qué es el despeñadero: de su tío a Montiel, pasando por Colosio.
Dijo en su mensaje que la llegada del PRI a la Presidencia no debe entenderse como “regresión de la democracia”. Pero al menos lo de ayer en el Teatro Morelos fue una ringlera de autoelogios enmarcada con imágenes de ancien régime. Como un viejo PRI con teleprompter.
“Nos contagió a todos de ilusión y optimismo”, exclamó al final Del Mazo, punto cronológico medio entre Peña Nieto y López Mateos, aquel presidente adorado por el pueblo y las mujeres, dueño de frases como la que recupera Enrique Krauze en el clásico La presidencia imperial: “La política debe hacerse con muchos sesos, pero si a los sesos les ponemos huevos, son más sabrosos”.
¿Sesos? ¿Huevos? ¿Cómo se cocinan hoy en Toluca?
Mañana: ¿Quién no está con Peña Nieto?
gomezleyva@milenio.com
La historia en breve
Milenio

Portentoso que medio siglo después el trato de Dios sea para un gobernador en quinto año que se enfila a ser el primer mexiquense, tras López Mateos, en cruzarse la banda presidencial.
Enrique Peña Nieto fue venerado ayer por los suyos, y algún ajeno, en su quinto informe de gobierno. ¿Se creerá Dios? No lo creo. Conoce a la perfección la biografía del otro mexiquense que en el quinto año de gobernador también parecía tener Los Pinos en la bolsa: Alfredo del Mazo, su tío, asesor, conciencia. Y porque como parte de la generación de la crisis entiende qué es el despeñadero: de su tío a Montiel, pasando por Colosio.
Dijo en su mensaje que la llegada del PRI a la Presidencia no debe entenderse como “regresión de la democracia”. Pero al menos lo de ayer en el Teatro Morelos fue una ringlera de autoelogios enmarcada con imágenes de ancien régime. Como un viejo PRI con teleprompter.
“Nos contagió a todos de ilusión y optimismo”, exclamó al final Del Mazo, punto cronológico medio entre Peña Nieto y López Mateos, aquel presidente adorado por el pueblo y las mujeres, dueño de frases como la que recupera Enrique Krauze en el clásico La presidencia imperial: “La política debe hacerse con muchos sesos, pero si a los sesos les ponemos huevos, son más sabrosos”.
¿Sesos? ¿Huevos? ¿Cómo se cocinan hoy en Toluca?
Mañana: ¿Quién no está con Peña Nieto?
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