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Milenio

En Libia, Muamar Gadafi siguió los pasos del otrora desterrado Hosni Mubarak para ordenar el apagón generalizado de internet. Sin embargo, la medida fue tardía e ineficaz, la mecha ya estaba encendida y la revuelta civil ha sido imposible de frenar, y parece que las horas de Gadafi en el poder están contadas.
Conforme las revueltas se extienden por territorio árabe también se agiganta el papel de las redes sociales (Twitter y Facebook principalmente) y Google como armas revolucionarias.
La tenaz oposición civil no pudo ser frenada por la represión, como era característico en el pasado en todos esos países. A pesar de que no han sido “revoluciones” hechas por las redes sociales, éstas hicieron una contribución extraordinaria porque a través de las mismas no sólo se difundieron los acontecimientos, sino que permitieron unir energías y voluntades para madurar entre los jóvenes la idea de dar paso a una rebelión para acabar con los despotismos que reinan en sus países.
Y el ejemplo del papel que han tenido las redes sociales en toda esa ola de revueltas que se extienden por esa zona del planeta lo expresa el simbólico acto del egipcio Jamal Ibrahim que ha llamado a su hija recién nacida Facebook (http://goo.gl/SC5D7), como una especie de homenaje al papel jugado por dicha red social en la organización de las manifestaciones que condujeron a Hosni Mubarak a abandonar el poder en Egipto.
De paso, esas impresionantes revueltas sociales que se dan en esa región del orbe se han vuelto la mejor campaña de marketing de las redes sociales, quienes junto con Google también están interesadas en que las condiciones de lucha en la región culminen en procesos democráticos porque eso también les permitiría un mejor mercado para sus estrategias de expansión.
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