mayo 23, 2011

“Democracia Real Ya”

Leo Zuckermann (@leozuckermann)
Juegos de Poder
Excélsior

Los primeros que tienen que tomar nota son los partidos políticos. Sobre todo los tres grandes: PAN, PRI y PRD. El cansancio con los partidos tradicionales sí llega. La insatisfacción y la indignación sí acaban manifestándose en las calles.

Las bisoñas democracias de América Latina, incluida la mexicana, veíamos con mucha envidia y veneración al régimen político español. Una democracia supuestamente funcional que permitió un crecimiento económico impresionante durante varios lustros, lo cual regresó a España al mapa europeo como un país desarrollado. Pero hoy nos acordamos de que no hay democracia perfecta. Que llega el momento en que la gente quiere más. Que las condiciones económicas, políticas y sociales cambian y las instituciones tradicionales son rebasadas.

Han sido sobre todo los jóvenes quienes han demostrado su insatisfacción con los partidos tradicionales, sean de izquierda o de derecha. Comenzaron a organizarse por allá de diciembre a través del Internet. Empezó a nacer el Movimiento 15-M como un grupo en Facebook bajo el lema: “¡Estamos indignados!” Esta era la descripción que aparecía en su página:

“Nosotros los desempleados, los mal remunerados, los subcontratados, los precarios, los jóvenes… queremos un cambio y un futuro digno. Estamos hartos de reformas antisociales, de que nos dejen en el paro, de que los bancos que han provocado la crisis nos suban las hipotecas o se queden con nuestras viviendas, de que nos impongan leyes que limitan nuestra libertad en beneficio de los poderosos. Acusamos a los poderes políticos y económicos de nuestra precaria situación y exigimos un cambio de rumbo”.

Fabio Gándara, uno de los líderes, pensaba que la sociedad civil estaba dormida. Tenían que trabajar mucho para despertarla. Así lo hicieron utilizando el poder del Internet. En Twitter apareció el movimiento “#No les votes” en contra de la Ley de Economía Sostenible decretada por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero para enfrentar la crisis fiscal en España.

El movimiento fue prendiendo. La semana pasada, miles salieron a las calles para protestar en contra de los partidos tradicionales en vísperas de las elecciones municipales. Una manta lo describía todo: “Los jóvenes salieron a la calle y súbitamente todos los partidos envejecieron...” En las plazas se gritaba: “Que no, que no, que no nos representan”.

Tomen nota los partidos en México. Y también tomen nota nuestros estatistas a quienes les encanta regular la democracia. Ante las manifestaciones del Movimiento 15-M, las autoridades electorales españolas las declararon ilegales. Porque allá, como acá en México, existe una regulación absurda llamada “jornada de reflexión”. La ciudadanía no puede manifestarse en vísperas de una elección. En España son 24 horas sin mítines ni actos partidistas. En México son tres días completos. Ridículo. En todas las demás democracias se permiten manifestaciones, propaganda y encuestas hasta el día en que se están llevando a cabo los comicios.

Pero acá, como allá en España, nos encanta dizque regular todo lo concerniente con las elecciones. La declaración de ilegalidad de las manifestaciones sólo sirvió para fortalecerlas. Los jóvenes desafiaron la sentencia de la Junta Electoral. La policía, con gran tino, decidió no reprimirlas. De esta forma, la “jornada de reflexión” se convirtió en letra muerta.

Bien dice el académico Carlos Barrera de la Universidad de Navarra: “Desde una perspectiva tradicional, hace 20 o 25 años, con una democracia recién estrenada, quizá la jornada de reflexión estaba más cargada de contenido. Pero con el paso de los años es tan anacrónica como la prohibición de publicar sondeos electorales una semana antes de las elecciones. Son cosas rutinarias y desprovistas de sentido en la actualidad”. Totalmente de acuerdo. Y ese es el tipo de democracia que tenemos hoy en México: hiperrregulada al punto de la tontería. La reforma electoral de 2007 reguló aún más. Tomen nota, pues, aquellos que les encanta tratar de controlar todos, absolutamente todos los aspectos de una democracia electoral, como si los hombres fueran relojes suizos.

Y tomen nota los escépticos del poder de las redes sociales. Los que pensaban que sólo funcionaban para movilizar a los indignados en regímenes autoritarios. No, señor. Aquí tenemos frente a nosotros un nuevo fenómeno de comunicación política que todavía tenemos que entender a cabalidad. En España, las redes sociales hicieron lo que parecía imposible: despertar a una parte de la sociedad civil que le valía un rábano la democracia electoral. Dice José Elola, cronista de El País: “Con los más jóvenes al frente. Con los que quieren ser presente y no futuro. Con los millones de desempleados, los parados de larga duración, los hipotecados al borde del desahucio, los que temen la llegada de un nuevo recibo, los afectados por los recortes, los decepcionados por la pobreza del discurso político, los indignados por el marketing electoral. Una generación muy preparada, crecida a la sombra de San Google, ha decidido ponerse en marcha”.

¿Por qué aparece esta insatisfacciónen un país tan exitoso en lo político y en lo económico como pocos en la historia reciente? Gándara, uno de los líderes del movimiento, dice que “son dos los principales culpables: los políticos, nuestros supuestos representantes, que actúan en connivencia con los grandes poderes económicos; y los poderes económicos, que mediatizan a los grandes partidos políticos, imponen un marco de desregulación y especulan con los bonos de los países”. De ahí el lema de estas movilizaciones: “Democracia Real Ya: No somos mercancías en manos de políticos y banqueros”.

Tomemos nota en México de lo que ha pasado estos días en España.

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