Juegos de Poder
Excélsior
¿A quién le echamos la culpa los mexicanos de que no haya reformas trascendentales que aceleren el desarrollo económico nacional?

Por eso me gustan más los sistemas parlamentarios: porque ahí sí queda claro quiénes son los responsables de lo que está sucediendo. Es el partido o la coalición de partidos que tiene la mayoría en el Parlamento para elegir al Ejecutivo. Tomemos el caso de España. Tras las elecciones generales de 2008, José Luis Rodríguez Zapatero fue elegido presidente del Gobierno por la Cámara de los Diputados. A su favor votaron 169 parlamentarios de su partido, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En contra votaron 158 diputados opositores y se abstuvieron 23. Se trata de una mayoría endeble, pero que no deja dudas: si al gobierno le va bien, pues hay que premiar al PSOE en la próxima elección; si al gobierno le va mal, pues hay que castigarlo.
Es precisamente lo que ocurrió el domingo pasado en los comicios locales en aquel país. El electorado salió a castigar al partido gobernante. El principal partido opositor de España, el Partido Popular (PP), arrolló al PSOE. Ganó la mayoría de los gobiernos autonómicos y municipales. El mapa de España se pintó de azul. Una verdadera debacle para el partido de Rodríguez Zapatero que obtuvo el menor porcentaje de votos desde que regresó la democracia al país ibérico.
En diez meses habrá elecciones generales para renovar al Parlamento y el Gobierno españoles. Los resultados de los comicios del domingo, así como todas las encuestas, demuestran que el electorado va a sacar al PSOE del poder. Desde hoy se da por descontada la victoria del PP. De hecho, el líder de este partido, Mariano Rajoy, ya está pidiendo que Rodríguez Zapatero renuncie de tal suerte que se adelanten las elecciones.
Es evidente que la ciudadanía de ese país ha castigado al PSOE por la mala gestión del gobierno ante la crisis global que comenzó en 2008. Y es que España no ha logrado recuperarse del todo de la recesión mundial, como sí lo han hecho otras naciones, incluido México. La tasa de desempleo española sigue en niveles muy altos, de 21%, cuando el promedio en los países de la Unión Europea es de 9.5 por ciento.
Los españoles le cobraron la factura al gobierno socialista. No han tenido ninguna duda de quién es el responsable de lo mal que está el país. Ahí el elector tiene claro a quién hay que premiar o castigar por los buenos o los malos resultados. No así en México donde un partido controla el Ejecutivo (el PAN), otro la Cámara de Diputados (el PRI) y ninguno la Cámara de Senadores. Aquí los electores no sabemos quién es el causante de lo bueno o de lo malo. Cuando hay algo positivo, todos los políticos apuntan su dedo hacia su persona. Cuando hay algo negativo, lo apuntan hacia el de enfrente. Y nuestro sistema político permite, y hasta promueve, esta confusión donde todos son responsables de lo bueno y nadie de lo malo, lo cual es imposible en un régimen parlamentario como el español.
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