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Secretaria Ejecutiva del Inmujeres
La Crónica de Hoy

La Revolución ganó los derechos sociales que todavía no benefician a la mayoría y la oposición reivindicó los derechos políticos, mismos que todavía no se logran poner en pleno ejercicio. Si se quiere avanzar en ellos en este momento de consolidación de la democracia, los mexiquenses no pueden equivocarse, no deben seguir usando los métodos priistas ni para llegar ni para mantenerse en el poder, ya que se estaría regresando al pasado que se ha querido superar, además de que no hay recursos para continuar con el diseño del “Estado benefactor”, que el PRI aplicó hasta descapitalizar y endeudar al país.
Los ciudadanos quieren un cambio real y no se les debe inducir a pensar que el camino es el retorno al pasado, a la minoría de edad donde todo se esperaba del gobierno. Tampoco debemos permitir que a los políticos los deslumbre la “eficacia” de la coptación, manipulación y amarres que mantuvo al PRI durante 70 años y a lo que quieren regresar. Hay otras formas de crear ciudadanía, que respeten la libertad de las personas y su dignidad, que ayuden a tomar conciencia y puedan reflexionar con información veraz y que no violenten la ética que debe regir la vida pública.
No sería justo buscar la eficacia política por el mismo camino que la oposición combatió, con una lucha en la que tantos mexicanos dieron sus recursos, su tiempo de descanso y su vida para que México fuera distinto. No se puede echar por la borda el esfuerzo de los abuelos y los padres que lo dieron todo sin esperar nada que no fuera el cambio del país.
El PAN, que fue la mayor fuerza de oposición y determinante en el cambio democrático, lucha por llegar al poder, pero no de cualquier manera, porque estaría tirando por la borda más de medio siglo de esfuerzos de muchos mexicanos, que le apostaron a la formación cívica y política y estaría matando la esperanza de los que desean convertir a México en una democracia plena.
Don Manuel Gómez Morín, fundador del PAN, creía en el pueblo y se propuso formar la conciencia ciudadana para que los mexicanos fueran capaces de elegir consciente y liberalmente a sus gobernantes. Ésta sería la forma de terminar con el corporativismo. También quería mover las almas, es decir, que los mexicanos además de velar por sus intereses pudieran ser generosos y solidarios con los demás y con su país. El PAN habló de temas olvidados que ahora hay que retomar como la dignidad de la persona, el Bien Común, la Solidaridad y la Subsidiaridad. En estos principios hay que reflexionar para elegir conscientemente a los gobernantes.
La democracia, por sí misma, no resuelve los problemas de México, pero sin ella no podrán resolverse. No conviene a México matar la esperanza de los mexicanos ni cerrar los surcos de la democracia con impaciencias destructoras. Tampoco es honesto apoyar ambiciones personales disfrazadas de propósitos progresistas y enajenar la inteligencia con falacias y con promesas de relumbrón.
En esta época de confusión impaciente es bueno recordar que el gobierno es para servir, no para servirse. Los medios podrían ayudar para que los mexicanos puedan discernir y dar su voto a quien abrigue auténticos propósitos de servicio y no a quien los enmascare con dádivas atractivas que en el fondo no respetan a las personas ni resuelven sus problemas.
El PAN ha contribuido a hacer realidad en los mexicanos el pleno ejercicio de sus derechos políticos, que como los derechos sociales nadie se los regaló. Los ciudadanos los tienen que exigir y tomar por sí mismos y sólo podrán hacerlo si en vez de inclinarse a dar su voto por razones distorsionadas se propician espacios de información y de reflexión para elegir a gobernantes que respondan a los requerimientos que los cargos ameritan y no den su voto con el fin de obtener sólo un beneficio personal o de grupo.
Los ciudadanos del Estado de México conocen al PAN y lo reconocen ahora en su candidato a gobernador, Luis Felipe Bravo Mena, hombre de gran experiencia política, con sólidos principios, que sabrá convertirlos en acciones eficaces que resuelvan los problemas de los mexiquenses en lo económico, en la educación, en la seguridad y en la calidad de vida que da la urbanización integral con los servicios de que todos deben disponer: agua, drenaje, transporte, espacios de recreación, etcétera.
Los mexiquenses no permitirán que los medios los enajenen; tienen que recordar la historia, reflexionar y dar su voto pensando en el futuro.
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